Sorpresa en casa de los DeLite

Desirée DeLite espera darle una sorpresa a su marido el día anterior a su aniversario de bodas y la que recibe la sorpresa es ella.

09 de Octubre 01:00- Residencia de los DeLite

Desirée se miraba al espejo que tenía en el armario de su cuarto, estaba en ropa interior, no tardaría en llegar su marido del trabajo y quería darle una sorpresa el día antes de su primer aniversario de bodas. La joven se miró de arriba abajo y fue bajando su mano recorriendo cada centímetro de su piel. Comenzó por sus pechos que no eran demasiado grandes pero lo suficiente como para hacer gozar a su chico, siguió bajando y se detuvo en su vientre plano, continuó su camino recorriendo su firme trasero para acabar en sus delicadas piernas. No se consideraba un bombón pero tampoco pensaba que fuera una mujer más.

Abrió su armario y allí encontró su traje de motera. No dudó ni un instante en ponérselo ya que su marido era un fetichista de los disfraces, no era la primera vez que lo hacían interpretando papeles de motorista y policía o con el disfraz de MaskDeMasque de su marido. Una vez se puso el traje comenzó a hacer poses ante el espejo. Se abrió la cremallera dejando gran parte de sus pechos al descubierto, también se quitó el botón del pantalón dejando a la vista su tanga negro. Sabía que su marido Ron era bastante tímido pero no podría resistirse al ver de esa manera a su querida esposa.

De pronto escuchó como una llave se introducía en la cerradura de la puerta principal, Desirée salió corriendo de su habitación y se tumbó en el sofá esperando que llegara su marido y la poseyera allí mismo. Escuchó como la puerta se cerraba y como unos pasos se acercaban hacia el salón.

  • Cariño, tu motera te está esperando, ven aquí y dale un poco de gasolina.

Entonces una persona entró en el salón, la cara de Desirée cambió totalmente al ver que el que entraba por la puerta no era su marido sino un hombre al que jamás había visto. Era más alto que ella, delgado y con perilla. Vestía con una chaqueta naranja y pantalones negros. El hombre también se quedó un tanto sorprendido al ver a Desirée tumbada en el sofá de semejante manera, su miembro no tardó en reaccionar a la imagen que tenía frente a él.

  • Menudo recibimiento. – Dijo el joven sin quitar ojo del escote de Desirée

  • ¿Quién es usted? – Preguntaba la joven mientras se abrochaba la cremallera de la chaqueta.

  • Soy Larry Butz, un compañero de trabajo de su marido.

  • ¿Dónde está Ron? – Preguntó preocupada.

  • Tranquila Ron está bien, ha tenido que quedarse un rato más trabajando. – Larry comenzó a acercarse al sofá donde estaba Desirée.

  • ¿Y cómo es que tienes las llaves de mi casa?

  • Tranquila pequeña, disfruta del momento. – Desirée fue a levantarse pero Larry se sentó a su lado para impedírselo. – Tu marido tardará un par de horas en llegar, ¿por qué no nos divertimos tú y yo?

Desirée dudó un instante, estaba muy caliente ya que se había estado tocando antes con la idea de sorprender a su marido tumbada en el sofá, también había visto que ese hombre le era sincero ya que tenía una chapa con el logotipo de la empresa de seguridad donde trabajaba su marido pero no podía ser, ella era una mujer casada y no iba a arriesgar su matrimonio por un polvo.

Pero de pronto todo cambió, Desirée estaba tan metida en sus pensamientos que no vio como Larry se arrimaba a ella tanto como para juntar sus labios con los de la joven que se quedó impresionada al ver lo que estaba pasando. Larry comenzó a buscar la lengua de la joven, ella intentó apartarse pero al estar tumbada en el sofá le fue imposible, una sensación de ardor comenzó a apoderarse de todo su ser y finalmente vio que esa situación no tenía vuelta atrás así que comenzó un apasionado beso con aquel desconocido.

Al notar que la joven accedía, Larry se puso manos a la obra. Comenzó por desabrochar esa cremallera que hace poco Desirée había subido hasta lo más alto. Cuando la chaqueta se abrió Larry miró fijamente a las dos tetas de Desirée, no eran excesivamente grandes pero si que le daban a uno las ganas de hincarles el diente. Así que no tardó en bajar su cabeza hacia los pechos de la joven, con una mano soltó el sujetador con gran habilidad, cosa que dejó bastante sorprendida a la joven ya que su marido tardaba más de medio minuto en desabrochárselo. Una vez sus tetas quedaron al descubierto, Larry se lanzó a ellas lamiendo con pasión uno de los pezones. Desirée lanzó un gemido al notar la lengua de Larry moverse con velocidad por su pezón. Estaba empapada, no paraba de cruzar las piernas con la intención de apagar el calor que sentía en su sexo. Larry no tardó en darse cuenta de ese detalle y deslizó con velocidad una de sus manos al interior del pantalón de Desirée que aún estaba desabrochado. Nada más meter la mano Larry notó como aquella zona estaba empapada y no tardó en ponerse manos a la obra. Comenzó metiéndole dos dedos viendo el grado de excitación que tenía la mujer de su compañero, no tardó en meterle dos dedos más ya que se deslizaban con una facilidad pasmosa. Mientras con la otra mano pellizcaba con violencia uno de los pezones de la joven mientras que con su boca mordisqueaba el otro. Poco tardó Desirée en llegar al orgasmo ya que Larry movía sus dedos con gran habilidad. Tras un placentero grito de la señora DeLite, Larry supo que había conseguido su objetivo y que era momento de pasar a la siguiente fase.

Larry se levantó del sofá poniéndose de pie frente a Desirée, esta supo al instante que es lo que tenía que hacer así que llevó sus manos al pantalón de Larry y con varios movimientos consiguió bajarle los pantalones hasta los tobillos, delante suyo se encontraba el calzoncillo de Larry con un sobresaliente bulto que apuntaba hacia ella. La joven miró a Larry a los ojos y este sonrió. Ella volvió a mirar al enorme bulto y sin pensárselo dos veces bajó los gayumbos hasta las rodillas. Salió despedido el miembro de Larry que por poco impacta en la cara de Desirée. Esta se quedó varios segundos observándolo para nada se parecía al de su marido, éste era mucho más largo y parecía más erecto. Lo agarró con una de sus manos y comenzó a masturbarlo con delicadeza, al mismo tiempo sacó su lengua y comenzó a lamer la base del cipote como si de un helado se tratara, tras varios lengüetazas se centró en el capullo. Al principio le daba tímidos besos y lengüetazos pero poco a poco fue perdiendo la vergüenza y se introdujo el capullo entero en la boca y comenzó a saborearlo, Larry lanzó su primer gemido ya que le cogió por sorpresa el movimiento de la joven. Empezó a masturbarlo lentamente y a seguir el ritmo de la mano con la boca. Poco a poco fue incrementando la velocidad de la paja al igual que fue tragando más y más la polla de su amante. Los gemidos de Larry eran cada vez más continuados. Desirée pensó si sería capaz de introducirse todo el miembro en la boca, cosa que se le hacía un tanto difícil viendo el tamaño del mismo, con su marido no había problema ya que no era demasiado grande. Desirée comenzó a introducirse centímetro a centímetro el miembro de Larry.

  • Vamos pequeña, demuéstrame lo zorra que eres.

Al oír esas palabras el cuerpo de Desirée se puso a mil y tragó hasta el último centímetro de la polla de Larry. Con el miembro aún en la boca Desirée miró a su acompañante, este le guiñó un ojo y en su rostro apareció una sonrisa. La joven se sacó el miembro de la boca y se lo introdujo un par de veces más notando como este le golpeaba la campanilla para finalmente sacárselo por completo. Larry levantó a la joven y le plantó un beso en la boca, ambas lenguas comenzaron a jugar entre ellas mientras que los dos jóvenes comenzaban a desnudarse mutuamente.

  • Vamos a la cama, en este sofá no hay quien eche un buen polvo. – dijo Desirée caminando hacia el dormitorio.

Larry empujó a la joven contra la cama y no tardó en tumbarse encima de ella, le fascinaba la idea de follarse a esa mujer en la cama de matrimonio. Desirée abrió las piernas y este le introdujo su miembro hasta lo más hondo de su ser. La joven no pudo callar el grito de placer que le salió al sentir el miembro de Larry entrando de esa manera. El joven empezó a bombear a toda velocidad, Desirée no paraba de gemir, nunca había sentido nada así. Cuando lo hacía con su marido ella era la que tenía que tomar el mando de la situación sino sería imposible tener sexo con él, sin embargo, con Larry se sentía como una autentica perra siendo follada sin ningún pudor, y la idea de estar haciéndolo con un desconocido en su cama de matrimonio la excitaba aún más.

Larry parecía un ser incansable que percutía una y otra vez a Desirée que gemía como una posesa viendo que iba a alcanzar el segundo orgasmo. Larry aumento la velocidad de las sacudidas y Desirée estalló en un grito mezcla del placer y el morbo que estaba sintiendo esa noche.

  • Ha sido genial. – dijo Desirée totalmente agotada.

  • Buen chiste nena. Esto acaba de empezar.

Y tras decir eso agarró a la joven por las caderas colocándola en 4 patas y sin esperar ni un segundo le introdujo el cipote en el coño que empezó a chapotear por los fluidos que llevaba echando toda la noche. Las envestidas iban a un ritmo bastante tranquilo aunque Desirée se encontraba en el séptimo cielo ya que jamás había pasado de un orgasmo, ya que su marido no es que fuera un superman en la cama. De pronto notó como Larry exploraba otras cavidades de su cuerpo. Un dedo se introducía con dificultad por el culo de la muchacha que no cabía en si de gozo.

  • Parece que tu marido no te ha catado demasiado. – decía Larry mientras se lubricaba dos dedos. – Madre mía, con el culo que tienes te la metía yo a plazo fijo.

Tras terminar la frase le introdujo el segundo dedo que poco a poco se habría paso por las estrechas paredes del culo de la joven. Desirée sentía una mezcla entre placer y dolor que la estaba volviendo loca, tenía una gran curiosidad en sentir el miembro de Larry partiéndole en dos el culo pero al mismo tiempo tenía miedo del daño que le podía causar ya que ella misma había comprobado que el miembro de su acompañante no era precisamente pequeño. En ese momento salió de sus pensamientos al notar como el tercer dedo de Larry se introducía y como poco a poco iba aumentando la velocidad de las embestidas. Comenzó un lento mete-saca con los dedos a la vez que aumentaba el ritmo de las embestidas. El dolor que antes sentía en el culo se convirtió en una pequeña molestia, según iba aumentando su grado de excitación, mayor era la aceptación que tenía su culo a los dedos que le iba introduciendo su amante. Larry comenzó a embestir el coño de la joven a un ritmo frenético, ella no podía parar de gritar, también notaba moverse a gran velocidad los dedos en su culo. Tras varios minutos de duras envestidas, una familiar sensación comenzó a recorrer el sexo de Desirée, era su tercer orgasmo. La joven comenzó a mover las caderas con la intención de que el miembro de su acompañante llegara más hondo y lo consiguió. Tras varios golpes de cadera Desirée volvió a correrse de forma frenética. La joven casi no podía mantener el equilibrio, estaba temblando, jamás había sentido esas sensaciones por el cuerpo y por fin llegaba la parte que tanto esperaba, el momento en el que Larry introduciría su polla en su culo y la partiría en dos. Ya se habían esfumado todos sus miedos ya que llevaba varios minutos sintiendo los expertos dedos de Larry en su interior y eran realmente placenteros así que no se podía imaginar como sería cuando le introdujera su enorme polla. Larry no tardó demasiado en prepararse para la faena, untó una de sus manos en los jugos vaginales de la joven e impregno la entrada del culo con ellos, hizo lo mismo con su miembro ya que sabía que a las primerizas costaba un poco abrirlas. Colocó la punta en la entrada y se dispuso a penetrarla.

  • ¿La quieres dentro? – decía moviendo levemente la cadera.

  • Sii – Suplico la joven.

  • Pídemelo por favor.

  • Por favor Larry, métemela. – La voz de la joven era de total desesperación.

  • Tus deseos son órdenes para mí.

Y tras esas palabras agarró de las caderas y comenzó a introducirle la polla lentamente. Desirée sentía una mezcla entre dolor y placer. Sentía como le ardía el ano pero a su vez una nueva sensación explotaba en su interior. Larry comenzó con un lento mete-saca ya que temía hacerle daño y no poder correrse esa noche. Desirée no tardo en ponerse a gemir, era un espectáculo total escuchar los gemidos de esa mujer ya que gritaba como una loca. Poco a poco iba aumentando el ritmo de las arremetidas y de vez en cuando le golpeaba en las nalgas.

  • Esto tu marido no te lo hace, ¿Eh? – Decía mientras aumentaba la profundidad de las penetraciones. – Si yo te tuviera te iba a meter más rabo que cuello tiene un pavo.

Ese tipo de comentarios ponían a Desirée aún más cachonda si es que se puede. Jamás pensó que el sexo podría ser algo semejante a lo que estaba sintiendo. Con su marido los polvos no duraban más de 10 minutos y con pocas eran las veces que llegaba al orgasmo, sin embargo ahora estaba tocando el cielo ya que acababa de estrenarle el culo un desconocido.

El ritmo de las embestidas era cada vez mayor, Desirée sintió como Larry masajeaba su clítoris a la vez que atacaba fieramente contra su culo. La polla entraba y salía con gran facilidad y su coño no paraba de segregar flujo empapando así la mano de Larry que se deslizaba con velocidad por todo su coño. Tras varios minutos de asedio anal el joven sacó su polla de golpe.

  • Vamos zorrita, devuélveme el favor. – dijo sujetándose la polla con una mano.

Desirée no tardó en girarse y llevarse el cipote de su compañero a la boca. Empezó a mamarlo con velocidad, quería sentir el calor del semen recorriendo su cara, sus labios, su lengua. Se introducía rítmicamente el miembro de Larry en la boca, ritmo que también seguía con su mano ya que también masturbaba el miembro mientras se lo mamaba. Larry a la vista del trabajo que le estaba realizando Desirée en sus partes no tardó en pronunciarse.

  • Toma zorrita, te lo has ganado.

Tras decir eso varios chorros de esperma caliente fluyeron de su polla dirigidos a la cara de la joven que esperaba el semen con la boca abierta. Fueron unos siete disparos los que dejaron la cara de la joven empapada en líquido blanco. Desirée se relamió notando su cara totalmente empapada del zumo que acababa de exprimir.

  • Venga bonita, déjamela limpita. – dijo acercándole la polla a la boca.

Desirée se lanzó a la polla como si fuera una muerta de hambre. Comenzó a lamer cada centímetro de miembro, se lo metió entero varias veces dejando el cipote sin una gota de semen.

  • Buena chica. – dijo mientras acariciaba una de las mejillas de Desirée con su polla. – Bueno despide de ella. – dijo colocándole la polla frente a su cara por última vez. – La joven se introdujo el capullo en la boca y deslizó en forma de círculos su lengua por el aparato para finalmente sacársela.

Se sentía como una autentica zorra dominada por aquel hombre que le había enseñado que es follar de verdad. Larry no tardó en vestirse y tras dejar la cartera del marido de Desirée encima de la cama se fue.

  • Bueno princesa, nos vemos. – dijo cuando salía finalmente del domicilio.

Desirée no tuvo tiempo de despedirse, se miró en el espejo de su dormitorio y vio como tenía la cara con varios chorros de semen. Ella con la ayuda de un dedo se fue llevando todo el semen a la boca para finalmente acabar tragándoselo. Fue al baño y se pasó una toalla por todo su cuerpo, estaba totalmente sudada pensó en darse una ducha pero en ese momento sonó el timbre, su marido había llegado.

  • Un momento. – Gritó mientras se ponía un camisón.

Fue a la puerta de entrada y tras ella se encontraba su marido con cara de pocos amigos.

  • ¿Qué te pasa cariño? – preguntó fingiendo estar preocupada.

  • Hoy he tenido una noche de perros. Primero Larry me dice que se tiene que ir y a ver si puedo terminar su turno y después me roban las llaves de casa.

  • Si es que hay cada cabrón suelto. –Decía mientras escondía las llaves debajo de la cama. – Anda cielo acuéstate, mañana si eso ya cambiaremos de cerradura.