Sorpresa en Casa
Reencuentro entre amigos
Él se encontraba saliendo de la ducha, se disponía a preparar la cena, cuando, siente la
puerta, 3 leves golpes suenan en ella y él que se encuentra semidesnudo se dirige al cuarto a
ponerse algo. Cuando regresa dispuesto a abrir la puerta de su casa se encuentra con una
preciosa muchacha que ya había accedido al interior, rápidamente la reconoce, y se saludan
emotivamente. El aún se encontraba extrañado, ella , que se percató, le hace recordar que una
de las últimas veces que hablaron, él le comentó que se podía pasar cuando quisiera y que si
algún día necesitaba algo podía pasar por allí, como si fuera su casa le había dicho. Se rasca la
cabeza mirando al piso pensativo, lanza una sonrisa
-¿Qué te trae por aquí?, no esperaba verte.- le pregunta para romper el hielo.
-No sabía si ibas a estar en la casa, necesitaba estar sola, me acordé de tu ofrecimiento
y tenía que intentarlo,
- Jejejejeje, ahhh es verdad, y hasta te dije donde estaban las llaves, mi casa es tu casa.
Lamento mucho que no puedas estar sola. ¿si te puedo ofrecer algo? ¿Qué te ha
pasado para necesitar esa soledad?.
Ella le cuenta sus problemas mientras él abre una botella de vino, la escucha pero su estomago
tiene vida propia y comienza a llamar su atención.
-Hoy cenas aquí, no se hable más, acompañame a la cocina y me sigues contando.
Ella se niega, se ruborisa y se excusa diciendo que ya es tarde.
-Me tengo que ir, lo siento mucho, no quiero molestarte
Él la mira, y con solo esa mirada ella entiende que no recibe un No por respuesta, así que se
dirigen a la cocina, se sirven otra copa de vino y continúa la conversación, le cuenta los muchos
problemas que tiene en su trabajo, con los compañeros, con el jefe, le confieza que teme no
poder mantenerlo mucho tiempo.
La comida está preparada y se dirigen al comedor, se disponen a comer mientras ella sigue
contándole todas esas cosas que le han ido pasando para necesitar estar a solas para
desconectar y comenzar de nuevo. Él se percata de que su copa está nuevamente vacía y
prácticamente no ha probado bocado. La insta a guardar la conversación para luego y comer o
el vino le iba a sentar mal. A ella se le sonroja cara, baja la cabeza como sintiendo vergüenza y
comienza a comer
-Vale vale, come y calla ya lo entiendo- susurra
Después de la comida se dirigen hacía el salón, se sirven otra copa de vino
-Última- proclama él –ya nos hemos bebido una botella
Los dos se sientan en un gran cheslón, ella en un borde, él en la esquina del sillón, toman un
trago y siguen hablando, ya ella poco a poco se va quedando sin historias, ya no se encuentra
tan mal, hasta su cara ha cambiado, cuando entró se la veía decaída, triste, y ahora tenía la
cara que él recordaba, divertida y alegre, tal vez por el efecto del vino, tal vez por sentirse
liberada de sus pesares.
Ella , ya con más confianza, sentada cómodamente en el sofá, se interesa por la vida de él. Al
rato se percata que ya en las copas no queda vino.
-Avisa a tu casa que esta noche no vas. Ya a esta hora no vas a conseguir un taxi, y tu
coche no lo vas a coger- le dice mientras descorcha una segunda botella
- eh pero es que eee, pero no puede ser yo…
Le vuelve a llenar la copa, ella la coge, le da un sorbo y se tira para atrás, quedándose tumbada
en el sillón, continúan hablando y él le ofrece enseñarle el cuarto donde va a pasar la noche
-Perdona el desorden, pero hace tiempo que no se queda nadie aquí,
Ella se queda observando el cuarto, una gran cama de matrimonio en el centro de la estancia,
las paredes muy bien decoradas, en una pared un cuadro bastante grande donde se reflejaba
la silueta de una mujer desnuda en una puesta de sol en algúna playa paradisiaca
-Ojalá poder estar ahí- comenta ella mientras contempla el cuadro.
Sigue observando la habitación y ve una pequeña librería, se acerca a ver los títulos de la
estantería, y se encuentra a la punta afuera como sin encajar en su sitio un libro sobre
masajes, lo saca y lo ojea detenidamente
-¿Y esto? ¿sabes dar masajes?- le pregunta ella
-Jejejejeje lo intento, pero no soy muy bueno, solo sé de oídas y lo que he leído ahí
-A mí me hace falta uno urgente- dice ella mientras se toca el cuello –últimamente
tengo la espalda muy cargada
Él se acerca desde atrás pone sus manos en el cuello de ella y con los dedos pulgares hace un
ligero masaje ascendente desde su nuca hacía la cabeza. A ella se le aflojan las piernas y se
dirige hacia la cáma
-Si no me vas a dejar coger el coche, y tampoco un taxi me tendrás que dar un masaje
para compensar el tener que pasar aquí la noche- Le dice ella mientras se tumba en la cama
-eh no no- se niega él- no soy masajista yo no sé, te podría hacer daño.
-No acepto un no por respuesta- le increpa ella- practica lo que has aprendido en el
-Bueno como quieras, pero no me hago responsable- y acto seguido comienza a
masajear los hombros de ella.
Ella se da la vuelta y se queda acostada boca abajo, él vuelve al cuello de ella, posa sus manos
en los hombros y comienza a masajear. Comienza a masajear su espalda por encima de su
blusa, pero esta se enredada en sus manos
-Si lo hacemos, lo hacemos bien, voy a buscar un poco de aceite, ve tú quitándote la
blusa.- le sugiere él a ella
Ella sin rechistar, comienza a quitarse la blusa, cuando él llega se la encuentra acostada boca
abajo como la había dejado pero semidesnuda. Se echa unas gotitas de aceite en las manos las
frota fuerte y las apoya ligeramente en su zona lumbar, con las palmas bien abiertas abarca
toda la pequeña cinturita de la muchacha, sus dedos pulgares se centran en la columna
vertebral mientras el resto de las manos van ascendiendo lentamente por su espalda, hasta
toparse con su sujetador, baja sus manos lentamente por el costado hasta llegar nuevamente
a la zona lumbar, sin decir nada le desabrocha el sujetador y se encuentra con toda la espalda
al descubierto, repitiendo la misma acción de antes, se vuelve a echar unas gotas de aceite en
sus manos y otra vez desde el inicio de sus nalgas comienza a ir subiendo lentamente
ejerciendo algo de presión sobre sus palmas hasta llegar a sus hombros, introduciendo sus
dedos entre los hombros y cuello y masajeando esa zona ligeramente, a ella se le escapan
unos ligeros gemidos al masajear esta zona. Sus manos no se detienen y vuelven al punto de
partida con movimientos circulares solo rozando con la punta de las yemas la espalda de la
muchacha, al llegar al punto de partida su piel se eriza, él continua con el masaje por un rato,
apretando su espalda, recorriendo cada centímetro de su piel, subiendo sus manos por los
costados apretando fuertemente hacia arriba, bajando suavemente por su espalda, él se había
transportado a otro mundo, y por lo que se veía ella no estaba en este mundo tampoco. De
vez en cuando se centraba en sus hombros con la firme intención de escuchar sus pequeños
gemidos, sus manos recorrían cada poro de su espalda hasta ir a parar a sus hombros y su
cuello donde buscaban su premio.
Ya completamente distraído se sienta a horcajadas encima del culo de ella, vuelve a
untarse las manos con un poco de aceite y comenzando desde prácticamente el culo abriendo
las manos hacía los costados, subiendo lentamente hasta los sobacos tocando fugazmente los
pechos de la muchacha, sus ojos disfrutaban de cada centímetro que iba pasando entre sus
manos, su pecho casi tocaba la espalda de ella cada vez que sus manos recorrían el camino
hasta sus brazos que se encontraban por encima de su cabeza, vuelta hacia abajo por el mismo
camino hasta llegar a los hombros, donde se para y recrea unos instantes, sus manos se
apoderan de su cuello y los pulgares nuevamente juguetean sobre su nuca, acariciando el
cráneo detrás de las orejas, ella se quita el pelo y lo mira con un brillo en los ojos, él sonríe y
vuelve a recorrer su espalda sin separar ni un momento las manos de su cuerpo, por su cabeza
pasan mil ideas, el vino estaba apoderándose de él, y los pequeños gemidos que salían de su
boca lo traían loco, fué en ese momento cuando se percató que tenía una erección de
campeonato, y resulta que llevaba un rato restregándosela a ella. ¿se habría dado
cuenta?¿porqué no me ha dicho nada? Disimuladamente se quitó de encima colocándose al
lado de ella y masajeando su espalda de lado a lado
-¿porqué te vas?- preguntó ella
Porque ya se está acabando el masaje- tratando disimular
No, no, me niego, aun no se puede terminar, me está gustando mucho, quiero más-
le responde con un tono de niña chica mimada
Él no supo que responder pero continuó con su majase, desde esa posición su mirada
estaba fija en el culo de ella. Sin pensarlo mucho fue terminando el masaje en su espalda, cada
vez sus dedos hacían menos y menos contacto, hasta que ya por ultimo separó sus manos de
su cuerpo. Ella se incorporó un poco mirándolo con cara pícara, con un brillo en los ojos
inusual.
-no, no he terminado el masaje, solo en la espalda- y acto seguido vuelve a ponerse
por detrás quitándole los zapatos, ella se vuelve a relajar, las manos de él suben por sus
piernas y tira de su pantalón se encuentra con unas medias las cuales también agarra y baja
junto al pantalón, aparece ante sí sus preciosas nalgas, tiene la tentación de agarrarlas
fuertemente, pero se reprime. Se coloca al lado de sus piernas y comienza a masajearlas,
coloca sus manos en sus tobillos y comienza un movimiento ascendente hasta sus muslos,
llegando hasta el culito, acaricio el culito para pasar de una pierna a otra, continuó la acaricia
hasta llegar a los tobillos, desde donde volvió a subir repitiendo la misma operación que en la
otra pierna, ejerciendo cierta presión subiendo poco a poco hasta llegar nuevamente a sus
nalgas, una mano para cada pierna, acariciando hasta los tobillos, y apretando fuertemente
sus muslos hasta llegar a sus nalgas, aprovechando para agarrarlas fuertemente separándolas
un poco, sus manos bajan nuevamente por sus muslos, acariciando suavemente la cara interior
de estos. Sube masajeando por el interior y por el exterior de sus piernas, la mano que va por
el interior llega muy arriba, sintiendo el calor que desprende su entrepierna. Ella separa un
poco las piernas, él que se percata, y para pasar de una pierna a otra comienza a rozar
ligeramente las braguitas de ella, nota su calor y a cada cambio de pierna comienza a notar
cierta humedad.
Decíde que el masaje por la espalda debe terminar, le da la vuelta, se deshace del
sujetador, y ahí la tiene prácticamente desnuda para sí. Se vuelve a untar un poco de aceite y
comienza por las pantorrillas, ella se encuentra con los ojos cerrados, en su cara no quedaba
un poco del mal estar que traía al principio, se mojaba los labios con su lengua mientras las
manos de él subían por su pantorrilla, sus pezones erizados, su cuerpo no se estaba quieto, ella
abría sus piernas, y él llegaba cada vez más cerca de su sexo, pero sin llegar a tocarlo, solo
sintiendo el calor que desprendía, pasando de una pierna a otra rozando brevemente su ropa
interior, sintiendo su agitada respiración, él cambia de posición, coloca la cabeza de ella entre
sus piernas, y comienza masajeando la sien de ella, su cara, bajando a su cuello y de ahí a sus
pechos, rodeándolos con las palmas de las manos haciendo una espiral hasta rozar con la
palma sus pezones, su espalda se arquea ligeramente, él continua con sus caricias, bajando por
su estómago llegando hasta la frontera de sus braguitas, introduciendo la punta de sus dedos
debajo de la tela, ella estaba desesperada, su boca inquieta, sus manos ya no podían estar
quietas, buscando en la entrepierna de él, agarrándose al bulto que se encontró, su cintura se
arquea buscando que los dedos de él pasen a otro nivel.
Pero él continúa con sus caricias, vuelve a subir por su estómago hasta sus pechos,
dibujando circulitos, recorriendo cada centímetro de sus pechos, rozando fugazmente los
pezones, subiendo hasta su cuello, pasando por su cara, cuando la boca de ella se apodera de
uno de sus dedos, sus labios succionan mientras su lengua lo mima, él se estremece su mente
se vuelve loca, saliendo de aquella posición ella intenta levantarse, pero él se lo impide, aún no
se ha terminado su masaje, él se levanta, se arrodilla entre sus piernas, y tira hacia él de su
tanga, ahora se encuentra ella completamente desnuda, mientras que él aún no se ha quitado
ninguna prenda, se encuentra con un precioso coño, muy mojado, la primera reacción es
lanzarse a comerlo, pero se contiene y prefiera seguir jugando, sus manos se encargaban de
acariciar sus muslos, llegando hasta el pliege de sus labios, sintiendo la humedad en sus dedos,
la cintura de ella no para quieta, intentando que los dedos se dediquen a darle placer, sus
pechos están duros, con los pezones muy erizados, él no se puede resistir, y termina por
cumplir los deseos de ella, su mano completa va a parar al sexo de ella, moviendo lentamente,
dos deditos en el inicio de su cueva y el resto de la mano buscando hacer presión sobre su
clítoris, ella ya no controlaba su cuerpo, sus manos buscaban el cuerpo de él, su cintura se iba
a desencajar. Él disfrutaba el momento, la estaba volviendo loca. De repente su cuerpo
comienza a convulsionar sus piernas se cierran apretando fuerte, su mano queda atrapada
entre sus piernas. A los pocos segundos es liberada, el cuerpo de ella se relaja. Lo mira
fijamente, el brillo en sus ojos aún no se ha apagado.
-¿Quién te dijo que no se te da bien hacer masajes?- le dice ella aún recuperando la
respiración
Él comienza a quitarse la camisa, sin quitarle la mirada a sus ojos, comienza a bajar
hacía su entrepierna lentamente, la coge por las rodillas le abre las piernas y acerca su boca
hacia su coñito, su lengua se apresura a recoger todos sus jugos, su coño se encuentra caliente
y húmedo, y él se esmera en recorrer con su lengua cada rincón, jugueteando con su clítoris,
introduciendo su lengua, ella está disfrutando con el momento, él no deja de mirarla a los ojos,
la mente de ella está en algún otro lugar, solo se deja hacer, él sigue entretenido entre sus
piernas, las manos de él se apoderan de sus pechos, apretándolos fuertemente, ella se
apodera de una mano, y comienza a mamar sus dedos como si le hubiese cogido la poya a él,
consigue llevarla a un nuevo orgasmo. Ella desesperada se lanza a por él, necesita sentir su
poya le quita la ropa y se lanza a saborear su magnífico pene, juguetea con su lengua, a la vez
que con sus labios lo hace llegar a la gloria. Ella lo mira a los ojos, suelta su manjar y sube
besando todo su cuerpo, al llegar a su cara le da un apasionado beso, y seguidamente se da la
vuelta y poniéndose a cuatro patas se le ofrece, él alucina con esa imagen, y no puede más que
acercar su boca y saborear ese culito, ella da un respingo, no se lo esperaba, pero le gusta y se
deja hacer, sus manos no se pueden estar quieta y buscan el pene de su compañero, lo que le
está haciendo le gusta pero está desesperada por sentirla dentro
-Fóllame, fóllame de una vez, por favor- le suplica
Acto seguido este se incorpora, presentándole el glande en su coñito, rozando su clítoris y
dándole unos golpitos. Ella se mueve hacia atrás buscando ser penetrada, su conejito está
empapado y nada más meter un poquito la puntita, ella da un golpe hacía atrás, a la vez que
suelta un gemido, se queda inmóvil por un segundo, sus manos pierden fuerza y su cabeza cae
hasta la cama, lo vuelve a mirar con cara de satisfacción y se vuelve a levantar, él no se lo creía,
se acaba de correr solo con metérsela, así de caliente estaba ella, así que se agarra de sus
caderas comienza a sacarla hasta que casi estaba fuera y comienza a meterla despacio,
recreándose en la cara de su compañera de cama, al llegar casi al fondo, termina con un golpe,
ella grita, repite esa operación una y otra vez, siempre con el mismo resultado y con la
colaboración de ella pues ella también empuja hacia atrás para sentirla más adentro. Él la
agarra por el pecho, sujetando firmemente de sus pechos y levantándola para estar pecho y
espalda, le susurra al oído, que quiere que se vuelva a correr para él y la besa en el cuello
debajo de la oreja, ella gira lo que puede su cabeza para darle un beso, ella termina con su
espalda en la cama y él encima de ella, por fin puede hacer lo que lleva mucho rato esperando,
se lanza a saborear sus pechos, a la vez el glande de él roza constantemente con el clítoris de
ella lo que hace que no se pueda estar tranquila, él se incorpora, la coge por los tobillos y se
los lleva a sus hombros, así se le queda una vista espectacular vuelve a follarsela, esta vez sin
compasión, las manos de ella le agarran los muslos de él, intentando controlar sus
movimientos, ayudando apretando cada vez más fuerte, para recibirla más profunda, sus
gemidos retumban en la estancia, él le da con toda su fuerza y ella lo recibe con gusto. Ella lo
separa, y lo tira en la cama, se encarama encima de él besándolo, besando su cuello, bajando
por su pecho hasta volver a llegar a su poya que se la traga con gusto, la succiona y lame hasta
dejarla limpita, se incorpora sin soltarla se la apunta en su coñito, y lentamente va bajando, él
enseguida siente ese ardor en su poya, como se va mojando como se va creando un charquito
salido del coño de esa diosa, él se aferra a sus pechos mientras ella lo cabalga, se incorpora un
poco, y mientras ella lo va cabalgando él se encarga de comerle las tetitas, hasta que los dos
en un acto sincronizado, consiguen llegar al climax, callendo rendidos, comiéndose a besos, y
acurrucándose uno al lado del otro y quedándose dormidos plácidamente.
A la mañana siguiente él se despierta y se encuentra solo en la cama se pregunta que si
todo habrá sido un sueño, pero le extraña haberse dormido en el cuarto de los invitados, se
incorpora en la cama y se encuentra con la ropa interior de ella, pero no está. Sale de la
habitación se dirige al salón y la ve asomada en el jardín contemplando el amanecer,
solamente ataviada con la blusa que él tenía puesta la noche anterior que solo le cubre hasta
mitad de sus nalgas dejándolas entrever muy apetitosas, se acerca por detrás sorprendiéndola
con su abrazo, ella lo recibe apoyando su cabeza sobre el hombro de este, viendo como
amanecía mientras él no podía apartar sus ojos de su cuello, sus labios se posan sobre este
erizando todo su cuerpo, sus pezones se abrían camino en la blusa, alongando aún más el
cuello dejando el camino libre, sus cuerpos se vuelven uno, ella se pone de puntillas con el fin
de sentir mejor los labios de su amante, pero por el camino sus nalgas se tropiezan con el
miembro erecto de su compañero, el calor que desprende la invade y como si de un velcro se
tratase sus nalgas se quedan pegadas a él, frotando suavemente con sus caderas.
-Anoche desaparecieron todos mis males- le dice entre jadeos –Ahora me toca
devolverte el favor.
Se da la vuelta, lo besa y agarrando su mano lo lleva hacia la habitación, él se recuesta boca
arriba, pero ella no está de acuerdo, lo tumba boca abajo busca el bote de aceite, se echa un
poco en las manos y comienza a extenderlo por su espalda, él no estaba para masajes,
prefería entrar en acción pero ella lo sujetaba contra la cama, se sienta sobre él y sigue
extendiendo el aceite que queda en sus manos, se sienta sobre su culo, abriendo las piernas
para ello, y apoyando su conejito sobre el culo de él, continua el masaje, él siente como ella va
ejerciendo presión por su espalda, llegando hasta los hombros y subiendo por sus brazos, se
estira sobre él para poder llegar hasta sus muñecas, sus pechos rozan con la espalda y
rápidamente sus pezones vuelven a erizarse y su conejito desprende más calor, continúa con
el masaje, recorriendo todos los recovecos de la espalda, sus manos por un momento pierden
el contacto con la espalda, él se encontraba embelesado gira un poco la cabeza para saber que
estaba sucediendo pero las manos de ella regresan a su lugar, ¿Qué habrá pasado se pregunta
para sí? Y vuelve a desconectar en el momento que ella comienza a tocarlo, sus manos se
centran en la zona del cuello, sus brazos y su cabeza, poco a poco va acercándose cuerpo a
cuerpo, hasta que él siente en su espalda los pechos desnudos de ella, se le escapa un largo
suspiro, y ella se aprieta fuerte aplastando sus pechos, luego levantando ligeramente su
cuerpo comienza a acariciarlo con sus pezones erectos, él suspira, ella gime, recorre de esta
forma desde los omóplatos hasta las nalgas de él, regresando hacia su espalda, despacio,
haciendo formas con su cuerpo, a veces separados por una fina película de aceite, otras
fundidos como si fueran uno, sus labios aterrizan sobre el cuello, su lengua recorre
tranquilamente cada centímetro, él busca girarse, necesita besarla, pero ella se escurre, va
bajando por su cuerpo, besando su espalda, rozando sus pechos contra sus nalgas, bajando por
sus muslos, sus pezones se van rozando con estos, su boca besa su espalda y sus manos siguen
la estela de besos, como borrando toda hueya de su paso por ahí. Se incorpora fugazmente y
sus manos voltean el cuerpo derretido de su pareja. Sus ojos se abren como platos, su boca se
le hace agua, su entrepierna se humedece, tiene ante sus ojos, un precioso falo, bien parado,
duro como una piedra, rápidamente comienza a besar su cuerpo, comenzando desde las
rodillas, bajando al interior de los muslos, su lengua recorre el falo desde la base hasta la
punta, de un lengüetazo, lento, saboreando cada momento, vuelve a bajar al otro muslo, y
repite la acción, pero esta vez al llegar al capullo vuelve a bajar hasta la base dándole
pequeños besitos con los labios, pasando a su estómago por donde va subiendo hasta los
pectorales, lentamente, rozando sus pechos a medida que sube, él mira hacia la pared, busca
el espejo, se adivina un magnifico culo en pompa, con su conejito chorreante, pero no quiere
adivinarlo, quiere verlo, ella sigue avanzando paso a paso hasta encontrarse sus bocas, que se
unen en un ardiente beso, las manos de él aterrizan en su trasero estrujando cada nalga, casi
como queriendo separarlas, las suyas se aferran a la cabeza de él, poco a poco, con cada
apretón en sus nalgas, a ella se le escapa un gemido, él busca con sus dedos llegar a tocar su
coñito, mientras más cerca se encuentra más calentito se siente, hasta que 4 dedos se juntan
en la entrada de su conejito, este se encontraba empapado, solo con rozarlo levemente la cara
se le desencaja, su cabeza se arquea hacia atrás, cierra sus ojos y acto seguido busca
nuevamente la boca de quien la estaba haciendo gozar, dos deditos se encargan de jugar en la
entrada de su tesoro, mientras otros dos buscabas ese punto mágico, ese lugar donde le gusta
pasar largas jornadas, ella comienza a mover sus caderas más rápido, tanto que las manos de
él no conseguían mantener el ritmo. Vuelve a agarrarla de las nalgas, parándola en seco, le
propina una nalgada contundente, ella lo mira, y abre sus piernas bajando lentamente hasta
llegar hasta el Falo, al sentirlo tan caliente cierra los ojos y se levanta, está sentada encima, sin
introducirlo, solo sintiendo esa superficie dura y ardiente entre sus labios vaginales, comienza
un movimiento rítmico de vaivén , siente como sus pechos son agarrados firmemente, ella
pone sus manos encima y regula la intensidad con la que quiere ser estrujada. Una de sus
manos se separa apoyándose en el pecho de su compañero, suelta la otra mano, levantándose
ligeramente agarra el miembro de su amigo y introduce solo la puntita, los dos se funden en
un gran suspiro, ella mantiene esa posición varios segundos, luego comienza a introducirse
selo lentamente, disfrutando cada segundo, hasta que llega a tenerlo toda dentro, no se
mueve, solo disfruta del momento, sus ojos se mantienen cerrados, su boca semiabierta sus
manos se aferran a los pectorales de su compañero, que ahora vuelve a ser dueño de sus
nalgas, ella comienza a hacer pequeños movimientos circulares, él tira de su cuerpo hacia
abajo, como intentando llegarle más adentro, con este fin empuja desus caderas hacía arriba,
a ella se le escapa unn gemido, pero continúa extasiada, su vaivén cambia de adelante hacia
atrás, más rápido, más rápido, pero sin despegar su cuerpo del otro, sintiéndose llena, se
agacha para besarlo, y su cintura comienza a moverse de arriba hacia abajo, las manos de él
acompañan el movimiento, pero haciendo especial hincapié a la hora de encontrarse los dos
cuerpos, en ese momento ejercen más presión y eso a ella le gusta, sus bocas se enredan en
un beso caoito, de repente, su boca va a parar al cuello, ahogando una serie de gemidos él
cierra los ojos, sus cuerpos se detienen como por arte de magia, sus movimientos se
relentilizan, como si fueran a cámara lenta. Poco a poco los dos van quedando inmóviles, se
miran se sonríen y vuelven a unirse mediante un beso. Ella se incorpora y coge aire, su cara
contiene una sonrisa preciosa.
Sale de la ducha- ¿has visto mis braguitas?- pregunta ella.
-No- Responde él mientras las guarda en un cajón. –No sé dónde podrán estar
¿desayunamos?-