Sorpresa de fin de vacaciones (2)

Segunda parte de una historia real. Daniel iba a dar placer a seis hombres y un perro.

UNA SORPRESA DE FIN DE VACACIONES (2)

Cuando el taxi se puso en marcha de nuevo yo iba totalmente en cueros y con el cuerpo todo sucio de semen y de la meada del tío. Sentía mi culo dolorido pero todavía muy excitado, y las tetas doloridas de los apretones que me había dado y sobre todo la polla y los huevos de cuando me los apretó y retorció. El taxi salió del descampado por una carretera local y al poco rato estábamos en una zona de naves industriales viejas y la mayoría abandonadas, creo que cerca de Vallecas. Paró junto a una que tenía el cierre levantado y me dijo:

  • Venga putona, bájate y mueve el culo, que ahora es cuando vas a saber lo que es que te follen tres machos a lo bestia, como no te han follado en tu vida.

En la puerta de la nave apareció un tipo musculoso, de pelo negro rizado, vestido con un mono azul. Tenía la boca grande y los labios carnosos y se sonrió mientras me miraba todo el cuerpo desnudo. "Hola, Nico, le dijo al taxista. ¿Esta es la maricona con buen culo y que se deja hacer de todo?". Me di cuenta de que tenía un acento raro, aunque hablaba bien en español. Luego me enteré de que es tunecino, pero que lleva veinte años en España.

  • Fíjate si tiene buen culo que se la he metido entera, hasta los huevos. Grita y llora como una cochina pero es más puta que las gallinas.

Los dos se echaron a reir y Nico preguntó por Rafa. "Ahora viene, estaba echando un mus con Grodi, el Mustafá y el ruso, y se han apuntado a la fiesta. Ya puede ser puta la maricona esta porque nos tiene que satisfacer a seis... y al niño de Grodi, que se lo traen también." Nuevas risas de los dos y el Nico me dijo: "Grodi es un polaco muy bestia, es vigilante nocturno y llamamos el niño de Grodi a un pastor alemán gigantesco que lleva a todas partes. No te va a faltar de nada putona. Anda, ven, te voy a dar un buen manguerazo para limpiarte la lecha y la meada". Andrés, el tunecino, se echó a reir: "Joder, cabrón ¿le has meado encima?" "En la boca y la putona ésta ha tragado un buen chorro".

Mientras se reían me llevaron al fondo de la nave. En el suelo había una manguera y Nico abrió el grifo y me dio un jabón: "Venga, yo te riego y tu enjabónate bien, guarra". Como hacía calor me gustó el agua fría y la sensación de lavarme bajo el chorro de la manguera mientras los dos tíos miraban divertidos como me pasaba bien el jabón por todo el cuerpo y sobre todo por los huevos, la polla y el culo. Cuando terminé, Nico me dijo que saliera un poco al sol para secarme. El tunecino comentó: "La verdad es que está bueno el maricón, con ese cuerpo sin pelos, ya tengo ganas de comenzar la fiesta".

La verdad es que no pasaban muchos coches por allí. Pasaron un par de furgonetas y a los que iban dentro no pareció sorprenderles que estuviera allí en cueros vivos al sol. Al poco rato, sonó una bocina y una furgoneta y un todo terreno vinieron directos hacia la nave y se pararon delante. Nico y Andrés saludaron a los recién llegados, que me recorrían el cuerpo con la miradas con evidentes ganas de revolcarme. "Eh, maricona, muévete y sóbate para que te vean bien y vean lo putona que eres", me gritó Nico.

El grupo era acojonante. Grodi, el polaco, es un tío flaco, mayor, no muy alto, con gesto avinagrado y llevaba una fusta en la mano. El Mustafá, como le había llamado Andrés, es un marroquí de más de dos metros, muy oscuro, casi negro, un gigantón de unos treinta años y con una musculatura impresionante. El que llamaban el ruso es un tipo alto, gordísimo, debe pesar más de 130 kilos, de pelo rubio y de algo más de cuarenta años. Rafa era el mas normal, un tipo más o menos de la edad de Nico, pero mejor conservado, delgado. Y lo más acojonante era "el niño de Grodi", el pastor alemán más grande que he visto, puesto de pie sobre las patas traseras me saca un palmo. Yo obedeciendo al taxista me movía delante de ellos acariciándome los muslos, el vientre, las nalgas, el pecho. Estaba al mismo tiempo excitado y asustado, porque hasta para mí seis tipos salidos y el enorme perrazo era demasiado y no sabía hasta donde querrían llegar.

  • Venga, mi niño y yo empezamos aquí mismo, cuando le haya pasado por la piedra esta maricona ya tendrá el coño bien preparado para todos.

No me dio tiempo a pensar a qué se refería, porque de pronto Grodi me dio un fustazo en las nalgas que me ardieron de dolor y me gritó: "¡Muéve más el culo puta!" Nico se echó a reir y me dijo: "Ahora sí que vas a saber lo que es la polla de un macho. La mía te va a parecer una dulzura". Allí estaban todos rodeándome y yo desnudo y excitado a tope, Grodi me dijo que me diera la vuelta y que me apoyara contra la pared de la nave y sacara el culo en pompa. Cuando lo hice me volvió a dar un fustazo en las nalgas. "¡Saca más el culo golfa! Y no te vuelvas para nada". Yo hice lo que me mandaba y oí como se bajaba la cremallera del pantalón, mientras el Mustafá se acercó con un tarro de vaselina y empezó a untarme el culo, metiéndome los dedos. Luego se apartó y se quedó con los demás mirando mientras Grodi, me agarraba las caderas con las dos manos.

Lo que siguió después fue espantoso y seguro que no había nadie por los alrededores porque mis gritos, más que gritos eran aullidos de dolor. Noté que algo se apoyaba en mi agujero, ya abierto y encremado y me preparé a sentir la penetración de la polla de Grodi. Grodi agarró con más fuerza mis caderas y sentí que mi culo reventaba bajo la fuerza de algo exageradamente enorme. Grité, las lágrimas caían de mis ojos, pedí a Grodi que me soltara, pensé que me estaban metiendo una estaca de madera o una barra de hierro y vi en el suelo que de mi culo destrozado goteaba sangre. Grodi me mantenía inmovilizado y aquella monstruosidad seguía entrando dentro de mi. Me sentía mareado y oía las risas de todos los demás.

De pronto, dejó de dolerme, era como si mi culo estuviera anestesiado. Aquella estaca o lo que fuera empezó a moverse rítmicamente hacia dentro y hacia fuera. Empecé a oir jadear a Grodi detrás de mí y los movimientos se aceleraron y noté los huevos de Grodi golpeando mis nalgas. Me di cuenta de que lo que tenía dentro era la polla del polaco... pero no podía ser, nunca una polla me había hecho tanto daño. Se corrió, note los chorros de leche entrando dentro de mí, y después de unos segundos quieto, empezó a sacar la polla de mi culo. Cuando me sentí liberado me dejé caer exhausto al suelo y me volví... lo que estaba viendo no podía creerse. Mirando la enorme polla que empezaba a ablandarse, colgando del flaco cuerpo de Grodi, comprendí su gesto avinagrado. En toda su vida nunca podría follar a nadie, tendrían que ser violaciones brutales como la que acababa de hacerme. La polla era larga, más o menos como la de Nico, pero lo terrible era el grosor... luego supe que casi nueve centímetros de diámetro.

Todos estaban con las pollas fuera, tiesas como palos, excitados por la violación brutal que acababan de ver. Rafa se echó boca arriba en el suelo con la polla tiesa y me dijo que me sentara encima, clavándome en su polla mientras él me estrujaba los pechos. Tiró de los pechos para echarme sobre él y entonces Andrés se puso detrás de mí y aprovechando la brutal dilatación del ano que me había hecho Grodi, insertó su polla en mi culo junto a la de Rafa. El Mustafá se puso arrodillado delante de mí, con la cabeza de Rafa entre sus piernas y me metió la polla en la boca, hasta la garganta. Me cogió la cabeza y empezó a meter y sacar la polla follándome en la boca. El gordo ruso y Nico se meneaban las pollas mirando la escena. Fue una orgía de semen. Noté como Rafa y Andrés se corrían al mismo tiempo dentro de mi culo ya lleno por el semen de Grodi, y casi al instante las oleadas de leche del gigante moro inundaron mi boca sin que pudiera evitar tragar todo lo que no rebosaba y me caía por la barbilla, y la corrida de Nico fue a parar a mis tetas, resbalando los chorretones hacia el vientre. Sólo el ruso no se corrió, pero era porque ahora tocaba su parte.

Cuando todos se fueron desenganchando de mí, el ruso, que tenía la polla tiesa llamó a Grodi: "Venga, ya, trae a tu niño y móntaselo a esta puta". Me hicieron apoyarme sobre un banco desvencijado y quedar con el culo en pompa y las piernas abiertas. Grodi acercó al enorme perro y puso su hocico en mi ano, que estaba chorreando semen. El pastor olfateó y sin que tuvieran que decirle nada más levantó su enorme cuerpo, apoyo las patas delanteras en mi espalda (aún tengo algunos arañazos) y buscó mi culo con su polla, abriéndose paso sin dificultad en mi ano ya tan dilatado. El gordo ruso estaba delante de mi y la erección de su polla demostraba que se excitaba viendo como el perro me follaba. Me metió la polla en la boca y durante un buen rato me estuvo follando la boca mientras el perro me follaba el culo. Se corrieron casi a la vez y el ruso me obligó a tragarme todo su semen mientras el perrazo volvía a llenarme de leche el culo. Luego el ruso me hizo lamerle la polla hasta dejarla completamente limpia.

Noté un chorro ardiente en mis entrañas. El pastor alemán estaba meando dentro de mi culo. "No te quejarás putona, eso sí que es una buena lavativa", dijo Nico entre las carcajadas de todos. "Ahora ven aquí y ponte de rodillas". Lo hice y los seis tíos me rodearon en círculo. "Abre bien la boca y no se te ocurra cerrarla", dijo el Mustafá, y enfiló su polla hacia mi boca. Todos empezaron a mear sobre mí. El chorro del Mustafá entraba directo a mi boca y todos los demás chorros buscaban mi cara, mi pecho, mi espalda, mi vientre... En mis nalgas, la orina ardía en las señales dejadas por la fusta de Grodi. Ni que decir tiene que necesité de nuevo la ayuda de Nico para lavarme con el jabón y la manguera. Al menos por fuera, porque por dentro estaba lleno de semen y orina. Me puse los shorts y el top (no conseguí encontrar el tanga) y por fin Nico me llevó a casa en el taxi, sin dejar de sobarme y llamarme maricona, putona, golfa, guarra y todo eso. Era más de medianoche, y todavía en la puerta de casa, dentro del taxi, tuve que hacerle otra mamada de despedida. Subí a mi piso con la boca llena de semen, el culo destrozado y todo el cuerpo dolorido.