Sorpresa Adolescente (2)
Mis amiguitos regresaron a complacerme y complacerse.
Continuación sorpresa adolescente:
Mis amiguitos de la clínica regresaron a escasamente una semana de haberme visitado. Me encontraba planchando mis uniformes que por la mañana había lavado y dejado en el patio sobre el tendedero para que cuando regresara por la noche ya estuviesen secos.
Pues resulta que cuando escuche el timbre de la puerta y fui a abrir, me llevé una gratísima sorpresa al verlos ante mi con tres chicos más. Sólo de verlos sentí que mi cosita se me mojaba, porque imagínense, ocho chicos para mí solita.
Buenas noches señora Nanynn - me dijeron -, y con la confianza que ya tenían, pasaron a la sala invitando a los otros muchachos a que se pusieran cómodos donde más les agradara.
Bien, sean todos bienvenidos a esta su casa y ¿Qué andan haciendo por acá? les dije en plan de broma- , a lo que los cinco primeros rieron con muchas ganas, mientras los otros tres sólo sonreían. Señora Nanynn, venimos a visitarla y a presentarle a estos tres amigos nuestros, que dicen querer conocerla, porque les platicamos lo bien que nos trató usted el viernes pasado con respecto a nuestra tarea, y aquí están a ver si es posible les ayude a ellos también.
Entonces uno de ellos hablo por los otros dos.
Para ser exactos y sin rodeos señora Nanynn, sabemos el tipo de ayuda que usted les dio a estos, y queremos también que de ser posible nos lo pueda facilitar.
Tomé una bocanada de aire, y les dije: bueno pero, ahora son ocho, ¿todos quieren les ayude en sus tareas? Y uno de los cinco anteriores contestó. No, solo queremos que ayude a Juanito . Juanito era un chico de aproximadamente unos diecinueve años, alto, de cabello negro como la noche, al igual que sus ojos, y de una complexión robusta, situación que comprobé más tarde, ya que el chico, acostumbraba a levantar pesas. La situación de Juanito era, que nunca había estado en manos de una mujer, incluso según me comentó uno de ellos, se decía por la escuela que era medio brusco en el trato con las mujeres, y con los hombres era muy atento.
Bueno, ayudaremos a Juanito entonces les contesté-, ¿Y ustedes qué van a hacer mientras ayudo a Juanito?... Nosotros vamos a comprobar que Juanito, haga bien su tarea.
Entonces déjenme ponerme como se merece la ocasión. Y poniendo manos a la palabra, me levanté de mi sillón, me levante sobre mi cabeza la camiseta larga que traía puesta, y lógicamente, no llevaba nada puesto debajo, como es mi costumbre estando en casa.
Juanito abría desmesuradamente los ojos al verme completamente desnuda, bailando mis tetas al aire. Y yo también abrí los ojos de igual manera al ver el bultote que se le estaba formando en la entrepierna. Golosa y mimosa me acerque a él, y me arrodille en el piso frente a Juanito, y empecé a bajarle el cierre de su pantalón. Guauuuuuuuuuuuuu, exclamé al ver la cosotota que surgió, y sin poderme contener por la curiosidad, me levanté inmediatamente del suelo y fui a por una cinta métrica para medir aquello que tenía en mis manos; veintiocho centímetros de súper verga y súper gruesa.
Mhnn, riquísima y además, empezaba a destilar su juguito transparente. Con la punta de mi lengüita toqué la gota que asomaba en la cabezota de aquella vergotona, y me encantó cuando vi cómo se formaba un hilo de lechita incipiente entre la verga de Juanito, y mi lengua. Para ese momento mi cuquita ya estaba súper empapada y queriendo ser penetrada, invadida, sometida, destrozada.
Dame Juanito, dame por favor. Y dándome media vuelta así, arrodillada, quedé en cuatro patitas, ofreciéndole todo mi cuerpo a aquel adolescente VIRGEN, quien sin más preámbulo, se aventó sobre mis caderas y afianzándose de mis nalgas, me empezó a frotar la cabezota de su verga entre mis nalgas mhnnnnn, está muy rico eso que me haces papyto, pero yo quiero sentirla fuerte, muy fuerte. Métemela de un solo golpe por favor. Métela hasta los huevos papyto, quiero sentirla todaaaaaaa.
Juanito obediente a la petición, me ensarto toda su vergotona haciéndome dar un grito, porque no pensé que fuera a sentir tan rico, la verdad fue esa, no grite de dolor, sino del gusto que me estaba dando ese muchachito. Pero, en ese momento en que me la estaba metiendo y empezando a bombear dentro de mí, los otros siete ya estaban alrededor mío, encuerados y pajeandose todos con premura. Al ver esto, les pedí que me fueran bañando la cara uno a uno mientras Juanito terminaba de darme verga. Y así uno a uno, fueron quedando frente a mí, para que se las mamara y fueran terminando tanto en mi boca, como en mi cara.
Juanito por su inexperiencia, terminó mucho, pero mucho antes de lo que yo hubiera querido. Dejándome con unas ganas inmensas de seguir cogiendo con veintiocho centímetros de súper verga y súper gruesa. Eso sí, Juanito me dejó súper inundada, completamente llena mi cuquis de cremita juanesca.
Satisfechos de la venida, todos me dieron las gracias por ser tan buena y comprensiva con ellos, y se despidieron no sin antes pedirme permiso para volver la siguiente semana, a lo que gustosa, les dije SIIIII, POR FAVOR VUELVAN.
Ya en la puerta, Juanito fue el último en salir, y al despedirse con un beso en la mejilla, me dijo, ¿Puedo volver después, pero sin ellos? C-L-A-R-O - le dije-, y se marchó con sus amigos.
Mi cuquita seguía pidiendo verga. Y sin más ni más, empuje la puerta y fui al patio a buscar a MI GALÁN, a mi niño hermoso, a mi BBcito consentido, mi novio, mi marido, mi enculador predilecto, el verdadero dueño de mi cuerpo, el auténtico macho de mi casa, Mi Blacky.
AmoooOOooOOoor, ¿dónde estáaAAaas?... Y ahí apareció mi Bbcito lindo, moviendo su rabito, feliz de que su ama-esclava, le estuviera llamando. Mhnnn, ven cariño, ven con mamyta, venga mi niño hermoso que su perrita quiere verga. Y dejándole la puerta abierta entro jocoso y saludándome a su manera, girando y girando alrededor mío, y sobre todo, buscando con su narizita mi cuquis y sin más ni más, que me avienta el primer lengüetazo a mi rajadita, no me quedó más qué hacer, que irme de espaldas hasta topar con la pared y llegando ahí, abrir mis piernas para que me diera lengua a como él quisiera.
Debió haber pasado cerca de quinde minutos, cuando escuché una voz que me decía, que qué hermosa era yo. Sorprendida casi llegué a pensar que mi Blacky, había hablado, que tal vez por lo caliente que me encontraba, empezaba a tener alucinaciones auditivas. Pero no, quien había hablado era Juanito, que estaba parado en la entrada de la puerta de la cocina observándome.
Perdón si la asusté señora Nanynn, pero como usted me dijo que podía regresar, así lo hice y también como encontré la puerta abierta, creí que ya me estaba esperando Hooo, qué olvido de mi parte, sólo había empujado la puerta cuando se fueron sin ponerle seguro, pero ya estaba ahí, y además me estaba mirando desnuda con Blacky entre mis piernas dándome lengüita.
Le dije- Pero yo creí que decías que regresarías otro día, nunca pensé que te referías más tarde de hoy mismo Juanito, pero ya que estás aquí, termina de pasar, pero antes ve a cerrar completamente la puerta con seguro, no queremos más sorpresas ¿verdad ?
Fue y regresó, pero cuando estaba junto a mí me pidió algo que jamás imaginé haría. Señora Nanynn, ¿me dejaría probar con su perro lo que estaban haciendo?
La verdad es que siempre he querido saber qué se siente que le pasen a uno la lengua entre las pompis. Le contesté- pero es que si te dejo hacer eso, mi niño hermoso ¡también te va a querer montar! Y eso, sólo a mí y a nadie más que a mí.
Pero vamos a hacer una cosa -le dije-. Vamos a hacer un numerito bien bonito. Tú regresaste por mí ¿verdad? Si- me contestó. Bien, entonces mira, déjame hacer algo que creo nos va a gustar a los tres. Y acostándome boca arriba en el piso de la cocina, lo llamé para que hiciéramos el siempre recurrente y clásico sesenta y nueve, porque la verdad esa verga inmensa de Juanito, me había dejado sorprendida y tenía ganas de disfrutarla nuevamente con mi boquita, y con mi cuquita, y también ¿por qué no? Con mi culito. Juanito se dejó caer sobre mí poniendo su cara entre mis piernas y dejando su vergota sobre mi cara, golosa comencé a saborear aquella exquisitez de verga gigante, golosa lamía todo el cuerpo de la verga de Juanito sin olvidar los huevotes que le colgaban y mientras Juanito me dejaba que le mamara la verga, y él a mí la cuca, Blacky le lamía entre las nalgas a Juanito. Arrancándole suspiros al muy puto, pero ¿ya qué podía yo hacer? Dejarlo que gozara. Porque con las lamidas de Blacky, Juanito se esmeraba más y más en su mamada de cuca que me estaba prodigando haciendo con eso que también la verga le creciera y engrosara más aún.
Con la experiencia de apenas una hora atrás, que se había venido casi enseguida, creí que iva por el mismo camino y yo quería que me la metiera, me levanté y me puse en cuatro patitas pidiéndole que me ensartara la verga igual que hace rato, de un solo empujón, él así lo hizo y pequé un brinco al sentir aquel monstruo de verga, aquélla cabezota penetrándome, taladrándome los pliegues de mi vagina. Y mientras todo esto sucedía, Blacky intentaba montar a Juanito. Y este cabrón putito más se calentaba, empujando con más fuerza su verga hacia mi haciéndome casi caer de bruces sobre el piso de la cocina.
Como pude, me le zafé a Juanito y le imploré: Méteme la verga por el culo papyto, quiero sentir ese pedazote de verga en mi culito, y poniendo manos a la obra, escupí mis dedos y los pasé por el ojito de mi culito, ofreciéndoselo a Juanito. Puso la cabezota de la verga en mi culito y comenzó empujar suave y firme.
Ahhhhhhh, eso es, así, dale papyto, dale a ese culo hambriento de verga, dame mi rey, dale a esta perra bramuda lo que está pidiendo. Y mientras Juanito me enculaba tan rico, Blacky no cejaba en su empeño de querer meterle la verga también al macho que se estaba cogiendo a su hembra. Creo lo estaba haciendo en plan de venganza. Y así, entre intento e intento, lo logró, ensartándole la verga a Juanito, cosa que él agradeció infinito, porque sentí cuando dijo que ya se la había metido, que a él le terminaba de crecer su verga en toda su plenitud para mi beneplácito también. Sólo que por tener tan estrecho su culito Juanito, no le pudo abotonar, cosa que en verdad como que me satisfizo, porque no me hubiera gustado que le dejara su lechita mi Blacky a este cabrón chamaco puto.
Y se bajo de él con la verga chorreante de leche y balanceándola por todos lados y salpicando todo lo que encontraba a su paso. Y en ese momento en que mi niño hermoso Blacky le sacaba la verga a Juanito, este también se vino en mi culito, y sentí cómo explotaba la verga del chico inundando mi culito.
Pero eso fue todo, creo se asustó o no sé qué paso, pero se fue rápido al baño, lo oí que se lavaba y salió apresuradamente diciéndome que por favor lo disculpara pero que ya tenía que irse. Ok ok, pero tranquilo niño, no pasa nada. Pero ya no me oyó, porque ya había salido. Blacky me miraba como de una forma retadora, y así lo entendí, le dije- Tranquilo mi amorcito hermoso, tú eres el único que me saca la calentura, ven, anda ven, que vamos a terminar lo que empezamos, y ofreciéndole mi colita, se me montó, dándome una súper cogida, cogida que creo fue como castigo, porque nunca lo había sentido así, porque me lo hizo con brusquedad, y gruñía y me jalaba con sus patitas más fuerte de lo acostumbrado pero, ¿saben? Eso me calentó más mi cuquita, me hizo sentir más suya, más su esclava, más su perra, y abandonándome a él, lo dejé que me cogiera como él quisiera, pero no acabaría ahí todo, cuando empecé a sentir que se aproximaba su venida, me le zafé y me agaché un poquito, para que en los picotazos me la ensartara en el culo. Ahí era donde yo la quería, ahí era donde la necesitaba, ahí en el culo, quería que me abotonara por el culo mi BBcito hermoso, quería que me arrastrara como la perra que soy, como su esclava, como su hembra. Blacky me cojio tan fuerte y rico, que me sentía flotar entre nubes de pasión salvaje, obligándome a alcanzar tres orgasmos continuos, y sin tener que darme dedito en mi clítoris, la sola cogida de mi macho bastó para que me viniera de esa manera, y cuando empujó más fuerte para meter su bolota, fue el colmo de la pasión animal, simple y sencillamente, reventé en el paroxismo de la excitación. Me metió la bola y reventé de brama y él, mi niño hermoso, reventó en mi culito, dejándome la bolota adentro y que por ser más estrecho mi culito que mi cuquita, estuvimos así, pegados, como cerca de veinticinco minutos, que me supieron a gloria.
Pasado el momento de la calentura de mi BBcito lindo, me la sacó y procedí a darle una mamada que bien ganada se la tenía, y además, se la debía a mi macho él gustosamente se dejo querer, ofreciéndomela al acostarse con su pancita hacia arribay yo acostada al lado de él, le mamaba su vergón mientras él me lamía las axilas que es mi punto más debil, y tan sólo de lamerme las axilas, basto para que me hiciera alcanzar un último orgasmo antes de irme y llevarlo al baño, porque esa noche, después del baño, lo dejaría dormir conmigo en la cama, porque tal vez, durante la madrugada, tendríamos un encuentro más entre mi Blacky hermoso y yo. Cosa que sucedió, pero solo para darnos una mamadita mutuamente y tomándome toda la lechita de mi único y verdadero macho caliente.
Bye amigos, después les enviaré un relato más, pero a la sección de sexo con maduras , donde esta madurita mujer de 47 años, les relatará un tercer encuentro con los chicos adolescentes, donde ya no hubo participación de mi Blacky, por eso será canalizado a esa sección, mientras tanto, les dejo saludos a todos mis amigos que me han dejado saludos y felicitaciones inmerecidas, cosa que agradezco.
Su amiga, Nanynn.