Sorprendente pesquería

Un día de playa con la familia puede devenir en una experiencia inolvidable.

Llegó a la arena cargando todos los implementos que la familia iba a necesitar para pasar una tarde de playa, fue dejando todo sobre la arena y a continuación armó la sombrilla, extendió las lonetas, les puso protector solar a su mujer y a los hijos, y recién después de todo eso miró a su alrededor.

La mayoría eran familias como la de él, con muchos chicos, pero a menos de cinco metros un cuerpo sensacional, piel absolutamente bronceada, un cabello castaño claro que probablemente el sol había decolorado un poco, unos ojos verdes impresionantes que no se apartaban de su propio cuerpo. Sentía como esos ojos lo recorrían desde los pies hasta la cabeza y se detenían más de lo esperado en su zona íntima, que gracias a la malla ajustada que solía usar, lucía un respetable bulto.

Se sintió bien, pues gracias a la gimnasia se mantenía en excelente estado físico y en lo más íntimo gustaba de ser observado, sobre todo con esa expresión de deseo que no dejaba dudas que con muy poco esfuerzo podrían pasar cosas muy calientes.

Pero tuvo que dejar esos deseos para más adelante pues su mujer y los niños reclamaban su atención, aunque cada tanto espiaba por sobre el hombro para ver si aun seguía siendo observado con tanta insistencia, y cada vez sintió esos hermosos ojos verdes recorriendo su cuerpo. Su intriga crecía, y también su deseo de haber venido solo.

Pasado algún tiempo su mujer se encontró con unas amigas y decidieron salir a caminar con los niños por la orilla de la playa.

Aun se veía su familia alejándose cuando una sombra ocultó el sol y al mirar hacia arriba vio el monumental cuerpo a su lado y sintió como los verdes ojos se metían en los suyos transmitiéndole sin emitir ningún sonido, todo su deseo.

Hola, dijo, perdoná el atrevimiento pero estás re fuerte y se me prendió fuego el cuerpo solo de verte, ¿existe la más remota posibilidad de estar juntos un par de horas?

Mi asombro fue tremendo, lo mismo que la erección que verga, se me aceleró el pulso y no podía dar crédito a lo que oía.

Pero… estoy con mi familia, nnno creo que pueda, aunque me encantaría, vos también estás re fuerte y me gustaría lamerte todo el cuerpo, para empezar.

Entonces los dos estamos en las mismas condiciones, nos vimos y nos deseamos de tal forma que podemos ser capaces de conseguir el tiempo para cumplir todas las fantasías que tenemos en mente.

Sí y no me importa nada más que eso hoy, a la noche voy a pescar al río, y siempre voy solo, así que el tiempo está, ¿tenés el lugar?

También eso está solucionado, estoy ocupando una cabaña sobre el río y no ha venido nadie de mi familia.

Sensacional, a las nueve de la noche bajo a la escollera junto a los botes de alquiler, ¿me pasás a buscar?

Sin falta.

En ese momento veo a mi gente que regresa y nuestra conversación termina abruptamente.

Al llegar mi mujer me mira con desconfianza ya que notó la tremenda erección que no pude esconder totalmente.

El calor del sol, le digo.

Sí, y alguna cola que habrás estado mirando, esta noche te arreglo.

Espero que no, pensé yo, necesito toda mi fuerza para otra cosa.

La tarde fue pasando y los niños estaban muy cansados por lo que tuvimos que levantar campamento y regresar a la casa, no sin antes tener una confirmación muda de los ojos verdes, esta noche vas a pescar lo que nunca pensaste.

En la casa la rutina de todos los días, baño, cena, hacer dormir a los chicos y escapar de mi mujer que estaba con la idea fija de ayudarme para que al día siguiente no tuviera problemas con el calor del sol.

Me tuve que hacer el enojado por una pavada y me fui con las cañas de pescar al río, en busca de una pesca diferente.

Ni bien llegué y comenzaba a preparar los anzuelos, llegó, con ropa blanca y una sonrisa como la ropa, blanca y radiante.

¿Pronto para la noche de tu vida?

Super pronto, y no era mentira, la verga se me había puesto como una tranca de hierro solo con su presencia.

Nos abrazamos, comenzamos a tocarnos y a besarnos, sus labios sabían a fruta fresca y su piel a yodo y algas, en un instante estábamos con tal calentura que debimos separarnos y prácticamente correr hacia su cabaña, tocándonos y besándonos todo el tiempo.

No bien entramos y cerramos la puerta, nos abrazamos nuevamente y nuestras manos comenzaron a recorrer nuestros cuerpos mientras nos íbamos desnudando desesperadamente.

¿Te gusta lo qué ves, lo qué tocás?

Sí, me enloquece, te quiero comer todo el cuerpo, lamerte cada centímetro de esa piel bronceada por el sol.

Yo también quiero besarte cada espacio disponible del cuerpo y no me voy a quedar con las ganas.

Y dicho esto fue bajando por mi pecho besando y mordiendo mientras sus manos me recorrían la pija, los huevos, las nalgas, me lamía, me chupaba, me volvía loco, y casi me acabo cuando metió la lengua en mi culo.

  • Si seguís con la lengua y ese dedo en mi culo no voy a durar mucho,

dejame corresponder tus atenciones.

  • Hacé de mi lo que quieras, para eso estamos aquí.

Y se entregó completamente, fui tocando, lamiendo, chupando cada centímetro de su piel, metí mi lengua en todos los orificios que fui encontrando y solo escuchaba sus gemidos.

  • Sí papito, así chupáme, lameme, meteme los dedos, dame placer, me

encanta lo que me hacés, no pares.

Y yo seguí lamiendo y chupando, metiendo la lengua y los dedos hasta que sus gritos me dijeron que si seguía así se iba a un gigantesco orgasmo, me retiré en el momento justo.

  • Por la gran pija de mi padre, casi me matás de placer, si no parabas me

acabo.

Por eso me detuve, quiero que te acabes cuando tengas toda mi pija adentro.

¿Y qué estás esperando?, quiero sentir todo ese pedazo de carne bien adentro.

Dicho esto me empujó sobre la cama y empezó a chuparme la pija para ponerla más dura, como si eso fuera posible, mientras me metía un dedo atrás de otro en el culo.

Cuando consideró que estaba lo suficiente dura se subió a caballo en mi pija y se fue metiendo mi tremendo pedazo lentamente, subiendo y bajando hasta que estuvo toda adentro, ahí comenzó un sube y baja tan espectacular que no aguanté mucho y sentí como llegaba un gigantesco orgasmo, mientras la pija me latía como el corazón, y el semen comenzaba su recorrida hacia su interior. Mis gritos y sus gemidos eran brutales y los movimientos de mi pija en su interior hicieron que llegara su orgasmo, y acabamos juntos con una explosión de luz en el cerebro y otra de placer en nuestras ingles.

Esto es lo más fabuloso que me ha pasado en la cama con alguien en

toda mi vida, le dije.

Sos el hombre de mi vida, me dijo.

Y vos también, le dije.