SORAYA Y SU NUEVO HOGAR Capitulo 7
Soraya en su busqueda de encontrar unos Papas que la adopten como hija, se pone en contacto con un matrimonio, expertos en disciplina como spankers, en el primer dia cometio un grave error, y en este capitulo 7 acaba los dos dias de prueba. RELATO DE SPANKING "ROL FAMILIAR" DISCIPLINA REAL
SORAYA Y SU NUEVO HOGAR Capitulo 7
Soraya tal y como le había anunciado su papá, paso una buena noche pudiendo descansar. Aunque ello no le evito sentir el intenso ardor de su trasero durante la noche, se despertó sobre las siete de la mañana al sentir como su vejiga reclamaba ir al servicio, levantándose de la cama desplazándose lateralmente echada boca abajo, pues el efecto de las inyecciones había pasado, sintiendo un dolor muy intenso en el culo, había intentado darse la vuelta poniéndose boca arriba, pero unas terribles punzadas en sus nalgas le hizo desistir de su intento, bajándose de la cama como si lo estuviera haciendo de una moto, primero apoyo un pie y después el otro estando su cuerpo aun echado sobre la cama, ayudándose de sus manos impulsando su cuerpo hacia atrás, se puso en pie sintiendo un intenso dolor en el culo, entonces fue cuando sintió una fuerte presión en sus muslos, dándose cuenta que tenía las bragas bajadas a medio muslo. Sin subírselas camino hacia la puerta, pero tuvo que hacerlo a pasos muy cortos por el intenso dolor del trasero, al salir al pasillo para dirigirse al baño, los primeros pasos levantaba sus pies del suelo levemente, para poco después preferir arrastrarlos por el suelo, ya que de ese modo al no flexionar sus rodillas, el trasero le dolía menos pudiendo avanzar mejor. Al llegar al servicio intento sentarse en el inodoro, pero flexionar sus rodillas y agacharse para sentarse le dolía el trasero demasiado, por lo que prefirió abrir sus piernas manteniéndose en pie, mientras con las manos estiraba del fondillo de sus braguitas, poniéndose a orinar de pie, poco después con bastante trabajo pudo llegar de nuevo a su habitación, aun con las bragas bajadas a medio muslo. Al entrar el corazón casi se le salió del pecho aterrada, al ver a la Sra. Abba que la aguardaba sentada sobre la cama, viendo a Soraya con que dificultad caminaba por el dolor del trasero, al verla tan dolorida…
(Sra. Abba) -. Buenos días mi niña! Tu papá me informo anoche de lo ocurrido, al parecer la Sra. Rose Mery se extralimito en sus funciones, a pesar de la medicación que te puso, puedo ver que no estás en condiciones de recibir la azotaina que he venido a darte, si fueras una chica experimentada con la experiencia requerida, no te librabas de tu azotaina de mantenimiento de la mañana, pero en este estado no puedo dártela. Te voy a vestir para desayunar, te cambiare de braguitas pues las tienes mojadas, te he visto que hacías pis de pie, no has puesto demasiada atención y cuidado al hacerlo, pues te has mojado las bragas. Pero no te voy a dar una azotaina por ello, aunque sí que te la mereces. Pero que no se vuelva a repetir que duermes con las braguitas bajadas, pues mira cómo has puesto las sabanas, cochina!!! Date la vuelta que te mire el culo como lo llevas. Vaya! Lo tienes todo morado! Por lo visto las inyecciones no te han hecho el efecto esperado. Ven acércate que mamá te ponga la falda y una blusa que tengo aquí preparadas, como unas bragas limpias.
La Sra. Abba al acercársele Soraya, le acabo de bajar las bragas sacándoselas y dejarlas tiradas en el suelo. Le paso unas toallitas húmedas neutras marca X por el sexo y los muslos. Le puso unas bragas blancas de algodón con dibujos variados de frutas, subiéndoselas y ajustándoselas a la cintura manteniéndolas bien tensas, al hacerlo unas lágrimas brotaron de las pupilas de Soraya, lo que indicaba lo dolorido que tenía el culo la muchacha, le puso la blusa blanca, y la falda tableada azul celeste, unos calcetines blancos así como sus zapatos Merceditas. Saliendo poco después de la mano de su nueva mamá, haciéndola caminar al mismo paso que iba ella, con lo cual Soraya sollozaba del dolor del trasero al andar, pero no protesto por hacerla caminar aquel paso, llegando al salón donde ya aguardaba su papá para desayunar.
(Sra. Abba) -. Soraya! Ves a darle los buenos días a tu papá!
Al caminar sola hacia el lugar de la mesa donde se hallaba sentado su papá, Soraya iba sollozando por el dolor del trasero y por lo que le costaba dar un paso tras otro hasta llegar a él, abrazándose y dándole un beso casi llorando. Su papá al abrazarle Soraya le levanto la falda mirándole el trasero, viendo como las nalgas coloradas asomaban entre el ajustado elástico de las braguitas.
(Sr. John) -. Veo que mamá te ha dado una buena azotaina esta mañana…
(Sra. Abba) -. John! No he podido dársela, ya ves cómo va la niña! Tu medicación no le ha hecho efecto alguno, hoy no va a ser posible aplicarle correctivo alguno, aunque se porte mal!!! Pues no sería justo con su experiencia, es una chica que puede ser una buena hija adoptiva, viviendo bajo nuestra estricta disciplina como sus daddy´s, Rose Mery se excedió ayer teniendo en cuenta el día duro que tuvo Soraya siendo una primeriza, es cierto que se lo busco ella misma, habría soportado a la perfección la azotaina antes de acostarse de mantenimiento, pero no se encontraba en condiciones para recibir una azotaina con el cepillo, y con la severidad con la que fue castigada. Con la cura que le aplicaste al acostarla, hoy habría estado dolorida como es natural, pero en condiciones para ser castigada hoy por su grave falta. Hoy pasara el día castigada en su habitación, que no le podamos dar su merecido castigo, no significa que le levantemos el castigo. Y mañana antes de irse ya hablaremos…con ella…
Soraya la escuchaba con cierto temor, pues a pesar de los dos días tan solo que llevaba en casa, desde el primer momento sintió el cariño de quien sería su papá, y este al defenderla ante las duras palabras del spanker de su amiga Sonia, se había sentido muy querida por él sintiendo su afecto. Aunque nada más irse la pusiera sobre sus rodillas y le diera una azotaina, pero le explico en breves palabras del porque debía ser así, entendiendo Soraya que había sido muy descarada como atrevida, y que su nuevo papá debía corregirla. En su habitación hubo unos minutos que su nueva mamá fue con ella amable, pero luego al vestirla lo hizo de manera algo drástica al parecer de Soraya, pues se encontraba muy dolorida y al vestirla le hizo daño varias veces, en vez de hacerlo con cariño como ella hubiera preferido que hiciera su mamá, pues siempre había creído que una mamá sería más dulce con ella. Aunque en su interior era lo que le gustaba, que su mamá fuera lo contrario a lo que había vivido con su madre de la vida real en su infancia, que siempre había sido demasiado protectora con ella, en vez de castigarla cuando se lo merecía, algo que siempre la había intrigado de cómo sus amigas hablaban de sus madres, que las querían muchísimo dándoles mucho mimos, pero cuando se portaban mal, también las castigaban dándoles una azotaina con la zapatilla o con la mano, algo que Soraya nunca había vivido, siendo claramente lo que buscaba en sus posibles padres adoptivos. Aunque lo que no decían sus amigas era lo mucho que dolía ser castigada, y ella en día y medio estaba recibiendo lo que no había recibido en la vida, por ello la embargaban sus dudas, y aunque al atardecer del día anterior lo tenía más o menos claro el quedarse, al levantarse tan dolorida esas dudas habían vuelto a ella.
Para Soraya sus dudas no disminuían ni un ápice, pues se sentía en esos momentos muy protegida al estar abrazada a su papá, que le acariciaba el trasero sobre las bragas mientras se aferraba a él con fuerza escondiendo su rostro en su pecho. Mientras escuchaba como su mamá hablaba de ella y el estado que la había encontrado esa mañana, sin obviar como la había visto hacer pis y mojar sus bragas al hacerlo. Así como sonreír al escuchar que ese día no iba a ser castigada de nuevo, pero quedándose helada al oír que a la mañana siguiente hablarían antes de poder irse de la casa a su piso, aquellas palabras la intranquilizaron de nuevo. Pero sus dudas seguían en su mente, pues a pesar de lo dolorido que tenía su trasero, sentía que el fondillo de sus braguitas volvían a estar completamente mojadas de humedad, pasándosele por su cabeza el hacer alguna pequeña travesura para que su papá la pusiera otra vez sobre sus rodillas, pues cuando estaba sobre ellas se sentía más protegida que nunca, sintiendo que la querían de verdad al castigarla por haber cometido una falta, algo que con sus padres reales nunca tuvo, hiciera lo que hiciera por grave que ello pudiera ser, mientras sus amigas por la misma travesura que la habían cometido estando juntas, ellas eran castigadas por sus padres calentándoles el culo, incluso una de las veces fue delante de ella y sus papas que miraban absortos, como el padre de su amiga le daba una azotaina en casa de Soraya. Ella se acariciaba el trasero pensando que con aquella escena su papá o su mamá, harían lo mismo con ella poniéndole el culo tan colorado, como lo tenía su amiga recibiendo la azotaina sobre las rodillas de su papá, pero Soraya se equivocó ya que ellos no hicieron nada. Viendo como el padre de su amiga se iba indignado de su casa, por ese mismo motivo, porque el educaba a su hija como creía que era conveniente tras cometer semejante falta. Había sido llamado por teléfono para que fuera a por su hija e informarle de la travesura, no dudando ni un instante el ponerla sobre sus rodillas, levantarle la falda y bajarle las bragas para darle una azotaina. Mientras a Soraya ni tan solo la regañaban o la castigaban enviándola a su habitación. Con la consecuente causa que su amiga estuviera días después sin poderle hablar, pues su padre indignado se lo habían prohibido, al ver la pasividad de los papás de Soraya tenían con ella. Sintiendo en esos momentos en su interior, que si en ese instante los padres de sus amigas la pudieran ver lo dolorida que estaba, no les prohibirían a sus hijas estar con ella o el no hablarle, sintiendo de nuevo la sensación de protección de sus nuevos papás, y esa sensación le gustaba, pues ella veía como sus amigas eran muy estimadas por sus padres, y ellas también mostraban ese gran afecto, a pesar que las castigaran cuando se lo merecían. Soraya quería a sus padres, pero ella no sentía el amor que sus amigas sentían por sus padres, simplemente se sentía arropada por ellos, al darle una educación así como estudios y todos sus caprichos. Cuando en la universidad sus amigas veían a sus padres, que iban a visitarlas ellas corrían abrazarse a ellos. En cambio los padres de Soraya se limitaban a darle un beso de bienvenida y otro beso al despedirse de ella. Y en cambio en las horas que llevaba en la casa, había sido abrazada varias veces por su nuevo papá sintiendo ese afecto de cariño, siendo algo menos el afecto de su nueva mamá, aunque quizás el haberle destrozado la habitación llena de sus recuerdos de la infancia, debía influir seguramente que está se mostrara más fría con ella.
En ese instante entro la doncella Carmen al salón, Soraya no podía verla que estaba en la estancia al hallarse a su espalda, pero si escucho a la Sra. Abba referirse a ella al verla entrar al salón.
(Sra. Abba) -. Buenos días Carmen! Ahora iba a ir a buscarte para hablar contigo, pero ya que estas aquí ven inmediatamente!!!
Soraya pudo observar como su mamá se sentaba sobre el diván, para poco después aparecer ante su mirada Carmen que se dirigía hacia su mamá, viendo como al estar a su costado le pasaba las manos bajo su corta falda de doncella, bajándole las bragas blancas de algodón con flores rojas que resaltaban, así como ver que la colocaba sobre sus rodillas levantándole la falda, dejando a la vista su coloradísimo trasero, con unas aureolas más oscuras en el centro de sus nalgas claramente más oscura, tenía el culo morado según pudo ver Soraya. Viendo como comenzaba a darle una azotaina, solo duro unos breves minutos, pero a pesar de ello Carmen lloraba a “moco tendido” pues estaba claramente dolorida. Al terminar le subió las bragas dejándola incorporarse a la doncella, que se sobo el culo nada más quedar libre sus manos llorando.
Abrazada a su papá Soraya quedo pensativa, al haber presenciado la azotaina de mantenimiento a Carmen. Separándose de su papá, Soraya se dirigió hacia su mamá temblando de miedo, caminando con cierta dificultad se paró ante el costado derecho de ella, sorprendida de sí misma.
(Soraya) -. Mamá! Yo también me la merezco…
Pensaba que estaba loca de atar, pues le acababa de decir a su mamá que la castigara como a Carmen. Y pensó que iba a recibir una azotaina cuando su mamá la agarro de la cintura y la izo del suelo levantándola con sus manos. Pero lo que hizo fue a pesar de lo dolorido que tenía el trasero, fue sentarla sobre su muslo derecho abrazándola con sus brazos, Soraya sorprendida ante ese afecto apoyo la cabeza en su pecho sollozando. Pues era el primer abrazo que recibía de su nueva mamá, sintiéndose muy protegida entre sus brazos que la abrazaban acariciándole la espalda, así como la mano derecha bajaba a su dolorido trasero, acariciándoselo con mucha suavidad sobre sus braguitas, igual que hacía unos momentos sentía esas caricias de su papá.
(Sra. Abba) -. Si mi niña! Desde luego que te la mereces que te de una azotaina. Pero no teniendo el culo en ese estado. Tu papá y yo misma, tenemos un defecto grave para nosotros. Nos encariñamos enseguida de nuestras niñas, por lo que nos duele cuando se van de esta casa, somos muy estrictos en cuestión de disciplina, pero es por vuestro bien. Carmen será la doncella de esta casa, pero a pesar de todo la queremos tal y como es. Ayer al acostarse recibió su correspondiente azotaina de mantenimiento, al igual que a ti, mi marido se ocupó de ella de aplicarle la cura correspondiente, en ella si han hecho efecto los cuidados, pero ella aunque tiene el trasero morado, no lo tiene tan dolorido como tú, aunque le duele bastante desde luego, pero como puedes verla camina con cierta dificultad, pero lo hace derecha a pesar del dolor del trasero, y ese dolor en su culo lo va a tener varios días, es normal tener esas secuelas después de un castigo. Tu mi pequeña apenas puedes dar un paso acompañado de otro seguido, sin tener que detenerte por el dolor. Porque los cuidados en ti no hicieron su efecto, en unas horas volverás a ser atendida de nuevo, lo cual hará que mañana estés mucho mejor y antes de irte te daré una azotaina, pero entonces será seguro el dártela. Además debemos decirte que la prueba la has pasado con un aprobado con sobresaliente, estamos muy orgullosos de ti, por lo que esperamos que te quedes con nosotros, no te preocupes por el destrozo que hiciste en tu habitación, son cosas que suceden con las niñas, son traviesas y alocadas sin pensar bien que luego habrán consecuencias. Al quedarte a solas con Carmen en la habitación, salió de ti tu fuero interno de chica arrogante, antipatía, consentida, rebelde, como también desagradable, todo ello debido a una educación en tu infancia en la cual no fuiste corregida convenientemente, con lo cual hacías lo que te daba la gana, sin tener a nadie que te detuviera o te dijera lo que estaba bien y lo que estaba mal. Al quedarte a solas con Carmen, siendo ella una muchacha como tú de tu mismo nivel, tuviste esa reacción violenta con ella. Pero en cambio unas horas han bastado para hacerte amiga de ella como si fuerais hermanas. Después de la jornada de ayer que fuiste castigada, has cambiado por completo tu comportamiento. En unos días cuando estés recuperada totalmente, esa rabia interior tuya volverá a salir, un simple correctivo no basta para corregir una conducta de años, pero cuando suceda serás castigada en consonancia de tu falta, y si, corregiremos esa conducta tuya, pero nos llevara nuestro tiempo el hacerlo. Pero ahora vamos a desayunar…
Soraya sorprendida al ser cogida en brazos por la mano derecha de su nueva mamá, que pasándole la mano bajo el trasero la llevaba en brazos como si fuera una bebe o una niña de cuatro años, poniéndose ella en pie llevándola hacia la mesa, sentándose en la silla y acomodando a Soraya sobre sus piernas sentada, poniéndose a desayunar juntas en la mesa, con la sorpresa para ella, que su papá se levantara de su silla, para sentarse a su lado desayunando los tres juntos, ni cuando tenía cinco años recordaba que sus verdaderos padres hicieran algo así con ella, mostrándole su afecto. Al acabar de desayunar su mamá la dejo en el suelo para llevarla a su habitación, Soraya estaba tan feliz que caminaba como si no le doliera el culo, aunque no podía evitar el llevarse la mano izquierda para sobarse el culo sobre sus braguitas, pues claramente sentía unos terribles pinchazos en el interior de sus braguitas, así como las molestias de llevarlas puestas, pero nunca se había sentido tan a gusto como con sus nuevos papás. Ese afecto mostrado en el desayuno había hecho desaparecer en esos instantes todas sus dudas, deseando seguir sintiendo esas sensaciones nuevas para ella. Pero al quedarse a solas en su habitación encerrada y castigada, las dudas surgieron de nuevo aunque eran pocos “los pros y los contras”. Pero el hecho de estar aburrida echada en la cama boca abajo, la hacía pensar…
A las dos horas de estar en la habitación castigada, entro su mamá en ella acercándose a Soraya bajándole las bragas de algodón con dibujos variados de frutas. Con delicadeza le separo las nalgas a Soraya la cual aulló de dolor, sintiendo como le ponía su mamá algo en el culito, poco después unas molestias la hicieron aullar de nuevo al colocarle algo e introducirle en su culito algo muy frio, sacándoselo poco después.
(Sra. Abba) -. Bueno mi pequeña, al menos no te ha dado fiebre. Ahora prepárate porque te voy a poner dos inyecciones que te van a doler un poco, pero te aliviaran el dolor. Y también te cambiare las braguitas, tienes suerte que no te pueda dar una azotaina, eres una cochina!!! Has vuelto a mojar las sabanas…
Soraya para no ver como preparaba las inyecciones, hundió la cabeza en la almohada cerrando los ojos, poco después sentía como le pasaba el algodón en una nalga, tensándolas con temor a la aguja, con lo que recibió una palmada en esa nalga para aflojarla, sintiendo la aguja como entraba, lo que realmente notaba era el líquido al inyectarle. Poco después sentía lo mismo en la izquierda, con la consiguiente palmada y sentir la segunda inyección. Dejándola reposar un poco tras quitarle las braguitas, dejándola desnuda de cintura para abajo, sintiendo la brisa fresca sobre sus nalgas. Luego sintió como de nuevo hurgaban los dedos de su mamá en su culito separándole las nalgas de nuevo, e introduciendo algo puntiagudo en el culo, al igual que sintió que empujaba hacia adentro, así como sentir que el dedo índice de mamá le entraba en él.
(Sra. Abba) -. Bueno pequeña! Como no he visto que hayas ido al baño, te he puesto un supositorio, en una hora vendré a llevarte al baño, si hace efecto antes y tienes que ir, me llamas pulsando ese interruptor y vendré a llevarte al baño.
Quedándose sola en la habitación, pensaba como la estaban cuidando y los mimos que estaba teniendo por parte de la Sra. Abba, de la cual había cambiado su forma de verla desde el desayuno, pues estaba sintiendo sensaciones que nunca antes había vivido, aunque había pasado mucha vergüenza al colocarle el termómetro rectal, como al aplicarle las inyecciones, pero el momento que peor lo había pasado era al colocarle e introducirle el supositorio, así como muy avergonzada solo de pensar que en breve vendría para llevarla al servicio, para hacer aguas mayores solo pensarlo se ruborizaba de la vergüenza. en pocos minutos sentía como sus intestinos hacia ruiditos, algo que presagiaba que el supositorio estaba actuando teniendo sus efectos, avergonzándose de nuevo si llegaba el momento de tener que llamar a mamá para llevarla al baño. Por fortuna ella apareció antes entrando de nuevo a la habitación, ayudándola a levantarse de la cama cogiéndola en brazos como en el salón, con su brazo derecho pasándolo bajo su desnudo trasero, y así mostrando el culo desnudo como morado la llevo hacia el baño, mientras Soraya rezaba que no se encontrara con Carmen o con la Sra. Stuart mientras la llevaba por el pasillo. Pero sus rezos no sirvieron de nada, pues en el pasillo se cruzaron con la doncella y con la Sra. Stuart que pasaban en ese instante, avergonzada apoyo su cabeza sobre el hombro de su mamá cerrando los ojos de la vergüenza. Al entrar al baño la sentó en el inodoro, saliendo poco después del baño cerrando la puerta, Soraya agradeció que la dejara a solas para sus necesidades, pues temía que se pudiera quedar con ella.
Al escuchar desde el pasillo que sonaba la cisterna al pulsar el botón, su mamá entro al baño volviéndola a coger en brazos saliendo del baño. Soraya deseo que se la tragara la tierra al salir al pasillo, pues su papá aguardaba afuera que saliera, acompañándolas a la habitación entrando los tres. Fue su papá adoptivo quien se dirigió a la cómoda extrayendo unas bragas limpias, y aun en los brazos de mamá le puso él las braguitas hasta subírselas a las rodillas, luego su mamá la depósito de pie sobre la cama, y su papá le acabo de subirle las bragas hasta la cintura, poniéndoselas bien ajustadas, las bragas cuando abrió los ojos que había mantenido cerrados por la vergüenza, vio que le había puesto unas bragas blancas de algodón con unos ositos marrones muy juguetones. Echándola de nuevo sobre la cama boca abajo, y bajándole las braguitas de nuevo su mamá.
(Sr. John) -. Porque le bajas las braguitas otra vez?
(Sra. Abba) -. He dejado el ponerle la crema ahora, después de llevarla al baño.
Del bolsillo se sacó una pomada de Thrombocid Forte, poniéndole una cantidad similar en cada nalga, luego fueron dos manos las que repartían la crema por las nalgas con suavidad y cariño, estando su papa al lado izquierdo de la cama, y su mama en el derecho, levantando la cabeza un poco Soraya vio que eran sus daddy´s juntos los que le estaban esparciendo la crema en sus nalgas, hasta que tras varios minutos la piel acabo por absolver la crema, pasándole los dedos al esparcir bien por las nalgas marcadas varias veces rozando su intimidad, algo que inevitablemente tuvo sus inconvenientes para ella y entre los dos le subieron las braguitas ajustándoselas a su cintura. Algo que agradeció enormemente pues en ese preciso instante inundo el fondillo de sus braguitas limpias, pues temía el haber mojado las sabanas de nuevo… pero al subirle las braguitas ellos se pusieron en pie, no fijándose en ella como se estremecía al tener un clímax, por las caricias íntimas. Poniéndola en pie entre los dos, movieron la cabeza negativamente ambos, con lo que le indicaban a su pequeña que la habían visto, su papá le dio una buena palmada en el culo sobre las bragas, y su mamá le imito dándole un par de buenos azotes. Soraya se llevó sus manos al trasero acariciándoselo y haciendo todo tipo de muecas así como guiños de dolor, pero al ver las sonrisas de sus daddy´s juntos, la tranquilizo pues solamente habían sido unos azotes cariñosos, pero que le habían dolido de lo lindo a Soraya.
(Sr. John) -. Bien ya basta de mimos a la niña! Subamos al salón a comer, es pronto aun pero ahora me toca a mí encargarme de Carmen y de la Sra. Stuart antes de servir la mesa.
Soraya les acompañaba hacia el salón caminando entre los dos, de vez en cuando se sobaba el culo con la mano derecha y alternando con la mano izquierda, caminando de manera muy graciosa al tiempo que en su bello rostro se le dibujaban muecas de dolor, haciéndoles sonreír a sus Daddy´s por lo graciosa que estaba. A ella le gustaba pensar así de ellos, pues había leído historias de roles de chicas que les gustaba ser niñas de nuevo, llamando a su papá daddy. A Soraya le encantaba sentirse como una chiquilla de once años, ya que desde pequeña la habían hecho portarse sus padres como una señorita haciéndola vestir como tal, solo se sentía niña cuando llevaba el uniforme del colegio, ya que era obligado llevarlo para poder entrar, por lo que apenas había tenido una infancia de niña. Al entrar en el salón ya se encontraban la Sra. Stuart y la doncella Carmen esperándoles a la entrada, el Sr. John no tardo en ir al fondo de la estancia colocándose detrás del diván, quedándose en pie y agarrando la vara que estaba sobre el respaldo, y tras agitarla con fuerza haciéndola silbar cortando el aire varias veces llamo a la “Ama de Llaves” que acudiera ante él.
(Sr. John) -. Rose Mery!!! Puede acercarse para aplicarle su correctivo de mantenimiento correspondiente del medio día… El de la mañana se ha visto privado de él, por el estado de su trasero después del correctivo de ayer noche, por un comportamiento poco profesional y el cual nos ha privado de encargarnos de nuestra joven spankee en prácticas, que debía recibir su castigo de mantenimiento, al igual que el que debería recibir ahora o el de antes de acostarse en la noche de hoy. Además aprovecho para recordarle que tiene totalmente prohibido aplicar correctivos en esta casa hasta nuevo aviso… Vosotras niñas!! Daos la vuelta mirando hacia la puerta… Abba querida haces los honores de levantarle la falda y bajarle las bragas a Rose Mery!
Su esposa se acercó a Rose Mery agarrándola del brazo derecho llevándola hacia el diván, donde su marido la esperaba que se colocara para recibir el castigo, al llegar al diván sujeta del brazo por la Sra. Abba la hizo inclinar sobre el respaldo del diván quedando su trasero expuesto mostrando la parte baja de sus bragas, con los muslos rectos perpendiculares con el respaldo del diván, manteniendo sus rodillas flexionadas dada su altura, mientras su estómago reposaba sobre parte alta del respaldo de forma circular cayendo el resto del cuerpo hacia adelante apoyando su cabeza sobre el asiento y los brazos suspendidos por la incómoda postura. En breve la Sra. Abba agarro el dobladillo de su corta falda tableada levantándosela y dejándola caer sobre su espalda formando una corona con los pliegues de la falda circular, quedando su robusto trasero cubierto por unas bragas de algodón blancas, de talle alto con dibujos de capullos de rosas rojas, resultando muy chillonas ante la atenta mirada de la Sra. Abba, la cual levantándole el faldón de su blusa blanca, rebusco la cinturilla elástica de sus bragas bajándoselas hasta las rodillas flexionadas. Quedando su trasero claramente con sus marcas de la azotaina que recibió la noche del día anterior, como represalia por su falta de responsabilidad al castigar de forma desmesurada a la joven Soraya.
La Sra. Abba de procedencia escandinava del cual procedía su nombre, observo el trasero de Rose Mery el cual mostraba marcas claramente de la azotaina recibida, pero algo le llamo su atención, su trasero robusto no estaba tan magullado como había fingido tenerlo, estaba completamente segura que había desobedecido a su marido de acostarse inmediatamente, con lo cual ella misma se había aplicado inyecciones para mitigar su dolor, pues ese tipo de inyectables dejaban una pequeña aureola como la de una vacuna, desapareciendo a las pocas horas, a no ser que se aplicase otra dosis al pasar ocho horas, lo cual indicaba claramente que ella se había vuelto aplicar los inyectables esa misma mañana, con el dedo índice indicándole a su marido que pusiera atención a esa aureola, él adivino en el acto lo que había hecho la Sra. Stuart, ya que ella tenía acceso a los fármacos de la casa.
Indignado el marido dejo caer la vara al suelo, encaminándose hacia el armario de instrumentos de corrección, abriéndolo y extrayendo un paddle de considerables dimensiones, con tres hileras paralelas de agujeros, con él en la mano derecha y manteniéndolo plano sobre la palma de su mano izquierda, paso por delante de la Sra. Stuart a la vuelta para que ella pudiera ver el instrumento con el cual iba a recibir el correctivo, viéndola como aterrada abría sus ojos como platos. Intentando levantarse del diván sobre el que se hallaba recostada, con su trasero bien expuesto para ser castigada.
(Sr. John) -. Veo que se quiere usted incorporar! Si no desea que le aplique su correctivo, es libre de marcharse. Pero le advierto que después de haber comprobado que nos ha robado medicación esta noche, pues ayer le expuse claramente que dada su experiencia, y dadas las circunstancias no se le aplicaría más cura, que ponerse thrombocid en su trasero, ya que la joven estaría muy dolorida incluso con una buena cura, que solo usamos ese tratamiento en casos determinados, siendo estos muy costosos económicamente y que su sueldo no alcanza a ellos. Si desea marcharse puede hacerlo, pero en su carta de referencias dudo que encuentre otro trabajo digno de su experiencia.
Resignada a su suerte permaneció echada sobre el diván, aunque sus robustas nalgas temblaban al ver de reojo como el Sr. John se colocaba detrás de ella a su izquierda al ser diestro, apoyando el paddle sobre sus nalgas. El primer azote restallo su sonido por toda la estancia, así como un gemido fuerte de dolor y rabia contenida en el culo de Rose Mery en el cual apareció una franja roja de veinte centímetros que era la base que tenía el Paddle, siendo muy pesado dados sus dos centímetros de grosor, y los agujeros hacían su función de apenas ofrecer resistencia al aire, aplicando un tremendo azote que hizo que ambas nalgas se aplanaran por su peso y fuerza empleada. Tras unos segundos para dejarle sentir nítidamente todo el dolor que producía el instrumento, cayo un segundo azote que hizo que Rose Mery lanzara un gemido o gruñido aún más fuerte que en el primero, moviendo sus piernas así como abriéndolas todo lo que la traba de sus bragas en su rodillas le permitió abrir e incluso al pasar varios segundos aun agitaba sus piernas de lado a lado, moviendo sus nalgas muy doloridas en todas direcciones que la forzada posición le permitía. Una vez que volvió a relajar sus piernas como el inflamado trasero, dejo de agitarse quedando relajado. Cayo el tercer azote empleando la misma fuerza e intensidad, aullando de dolor la Ama de Llaves, así como retorciendo sus caderas al tiempo que abría sus piernas y cerraba, agitándose sobre el respaldo del diván ya en ese momento llorando de dolor tan intenso en su trasero. Tardando varios segundos en volver a mantener su posición como la compostura, viéndosele el trasero como aparecía una marca de color granate en el centro de sus nalgas. Al volver a mantener la compostura relajada, aunque sus nalgas temblaban temblorosas, cayó un cuarto azote y un quinto muy seguido, los cuales hizo que la Sra. Stuart se levantara por misma del respaldo sobándose a la desesperada su trasero subiendo y bajando con rapidez sus manos, a pesar de lo forzada de la postura se había levantado como un resorte del diván llorando y aullando de dolor. Incluso daba pequeños saltos sobre el mismo lugar tratando de mitigar aquel intenso fuego de su trasero. Mirando a la Sra. Abba que se mostraba impasible a su derecha observándola muy seria, esperando que adoptara de nuevo su posición sobre el respaldo, pues nadie la había autorizado a levantarse. Tardando un par de minutos en volver a relajarse e volver a inclinarse sobre el diván de nuevo dejando su trasero bien expuesto para continuar su correctivo.
Momento que la Sra. Abba se colocó tras de ella, y con parsimoniosa lentitud le fue subiendo las bragas, al tiempo que levantaba la falda que se le había bajado al levantarse, así le ajusto sus bragas a su cintura bien tensas asegurándose que sintiera la presión de las perneras en la dolorida parte baja de sus nalgas, que asomaban muy coloradas con marcas granates oscuras.
El sr. John desplazándose por el salón con el paddle colgado de su mano derecha, lo volvió a guardar en el armario sin que las muchachas pudieran llegar a verlo, las cuales continuaban de pie de cara a la puerta, aunque no habían visto nada, si lo habían escuchado todo sobre todo el terrible sonido como los aullidos de dolor de la Ama de Llaves, mientras el marido dejaba el fatídico instrumento, su esposa fue en busca de las chicas colocándose entre ellas en medio pasándoles sus brazos sobre sus hombros, mirando de reojo que su marido ya hubiera guardado el paddle, en ese momento las hizo girar llevándolas hacia el diván donde aún estaba la Sra. Stuart sobándose el trasero habiendo introducido sus manos bajo su falda, no le importaba que le pudieran ver las muchachas las bragas o lo magullado que tenía el trasero, lo que más le importaba era mitigar el intenso fuego que sentía en sus nalgas.
(Sra. Abba) -. Rose Mery! Ocupe su lugar para servir la mesa! Mientras mi marido se encarga de Carmen, nuestra pequeña Soraya también debería ser castigada ahora! Pero usted nos ha privado de poder castigarla como sin duda se merece, dada la grave falta que cometió antes de ayer, pero gracias a usted ella se va a librar de un castigo, que debería recibir sin duda alguna…
El marido se aproximó a ellas sentándose en el diván, al tiempo que agarraba a Carmen de la mano atrayéndola hacia él, colocándola boca abajo sobre sus rodillas levantándole su corta falda, acariciándole el trasero por encima de sus braguitas de algodón blancas con dibujitos de florecillas rojas con la mano derecha, sin bajárselas le dio una azotaina sobre el trasero con las bragas puestas, sus lágrimas no se hicieron esperar pues el trasero lo tenía claramente dolorido, la azotaina no fue muy severa pero al tener sus nalgas inflamadas y doloridas, bastaron unos minutos sobre las rodillas pataleando por el intenso fuego de su trasero, el Sr. John de detuvo introduciendo los dedos entre la cinturilla de sus braguitas, estirándolas para poder verle sus coloradas nalgas el efecto de la azotaina, soltando el elástico le bajo la corta faldita, ayudándola a incorporarse viéndola como se acariciaba el trasero con sus dos manos sollozando. La muchacha lloraba desconsolada, por lo que el Sr. John la atrajo hacia el abrazándola para ayudar a la joven a consolarse, algo que la joven agradeció apoyando su cabeza en su pecho, pues necesitaba cariño después de dos días de castigos. En ese momento Soraya se acercó desde atrás a ellos uniéndose al abrazo, dándole un beso en la mejilla a su amiga Carmen, tan solo hacia unas horas se golpeaban entre ellas, y en esos instantes eran buenas amigas. El Sr. John las sentó en sus piernas, a Soraya en el muslo derecho y Carmen sobre el izquierdo las dos abrazadas a él, mirándose la una a la otra sonrientes. La esposa de pie les observaba haciendo mohines de disgusto, pero no pudiendo resistir la escena, se sentó al lado del marido, agarrando a Soraya sentándola en su piernas, permaneciendo los cuatro sobre el diván mirándose con miradas de complicidad. Rompiendo ella aquel silencio…
(Sra. Abba) -. Vaya…vaya! Fierecillas ya veo que sois buenas amigas! Independientemente de vuestro rol, en esta casa vosotras dos vais a ser como hermanas, por lo cual si tu Soraya decides quedarte con nosotros, pasaras a dormir con Carmen en la misma habitación como buenas hermanas. Otras chicas han pasado por la casa, pero ninguna se hizo amiga de Carmen por tener aires de superioridad, al creerse la hija predilecta despreciando a Carmen, pero vosotras dos se os puede ver que en unas horas habéis congeniado, y como hermanas en esta casa podréis jugar juntas siendo cómplices de vuestras travesuras, en vuestras horas libres claro. Y ahora… vamos a la mesa a comer los cuatro, nos apetece a nosotros Carmen que hoy comamos en familia, después ya volverás a tu rol de doncella, y hoy ya no tendrás mas castigos, a no ser que te los provoques… Soraya no podemos castigarla por el estado de su trasero, no es justo que tu si recibas.
Durante el resto de la jornada no hubo sucesos dignos de ser descritos, Soraya paso la tarde castigada en su habitación. Carmen volvió a sus tareas de la casa, mientras la Sra. Stuart deambulaba por la casa como una autómata encorvada hacia adelante, el paddle dejo buena mella en su trasero, caminando muy dolorida sobándose el trasero cuando nadie la observaba.
Hasta la hora de irse todos acostarse a sus habitaciones, siendo la Sra. Stuart la última en retirarse. Al entrar a su habitación se relajó después de una dura jornada, desnudándose poniéndose un corto camisón blanco y en bragas, colocándose a los pies de la cama esperando a que entrara la Sra. Abba, pues el matrimonio se iba relevando cuando debían castigar a la doncella o a ella misma, incluso con la invitada Soraya. Al medio día había sido castigada por el señor, por lo cual ahora sería ella castigada por la señora. Y desde que entro al servicio de la casa, se ha fijado en ella gustándole su esbelto cuerpo para la edad que tenía, pues no debía de rondar muchos más de los cuarenta y ocho o los cuarenta y nueve años, siendo una mujer muy bella con su cabello rubio y la blanca tez de sus piel por su procedencia norte europea, el solo imaginarse sobre las rodillas de la señora, para darle la azotaina de mantenimiento prometida, eso ya la excitaba humedeciéndose el fondillo de sus bragas. Sin pensarlo se acariciaba el trasero inflamado con su mano izquierda, sintiendo al pasarla el dolor de sus nalgas, algo que la excitaba aún más si es que era posible, con lo que como una autómata bajo su mano derecha a su entrepierna acariciándose por encima de las bragas, notando en la yemas de sus dedos lo mojadas que tenía las bragas, acabando por arriesgarse a ser sorprendida introduciéndose la mano por la cinturilla de sus bragas, bajándola a su mojado sexo masturbándose, al tiempo que la mano izquierda se masajeaba las nalgas o se daba una palmada en el culo de la excitación que sentía. Deseaba que entrara ya! Y la sorprendiera masturbándose, pues sentía unos irrefrenables deseos de ser castigada por aquella rubia mujer. En esos momentos sintió el característico sonido de sus tacones andando por el pasillo, en esos instantes habría dado lo que fuera por ser una chiquilla, y hacer una travesura para ser regañada severamente por aquella mujer rubia, con la cual soñaba cada noche tenerla en su cama para ella, en ese momento dejo de escuchar los zapatos de tacón de aguja de quince centímetros que solía llevar y que a Rose Mery la volvían loca, pues con ellos puestos su estatura alcanzaba los dos metros largos. El escucharla caminar por el pasillo, su temor a ser sorprendida tocándose le corto el orgasmo que estaba a punto de tener, con lo que se le acrecentó sus deseos de ser castigada, tramando como podría lograr que la regañara y le diera una buena azotaina, en esos momentos no razonaba con el estado de su trasero dolorido, solo su pensamiento en su cerebro la hacía desear el ser castigada, por ello ideo un plan, el cual no lo hubiera llevado a cabo de pensárselo dos veces.
La Sra. Stuart ya metida en la cama fue sorprendida acostada por la Sra. Abba al abrir la puerta viendo las bragas tiradas en el suelo, algo que por sí solo ya era motivo de castigo…
(Sra. Abba) -. Se puede saber qué haces acostada, en vez de aguardar a los pies junto a tu cama? Alguien te ha dado permiso para acostarte? A que estás esperando a levantarte. .- En ese instante retiro las sabanas destapando a Rose Mery, encontrándola acostada sin bragas… -. Como puedes explicarme que significa este comportamiento! Se puede saber qué haces acostada sin bragas y estás tiradas en el suelo así como toda tu ropa? Esas son las formas y modales que la enseñaron en su formación!! Esto es indignante e intolerable, a tus cuarenta y cinco años te comportas como una chiquilla!! Voy a retirarme unos instantes, cuando vuelva lo quiero ver todo recogido y en orden al igual que te pongas las bragas. En cinco minutos habré vuelto, quiero encontrarte como debería haberte encontrado, junto a la cama de pie y con tus bragas puestas que llevabas… Y ya te puedes ir preparando para una buena azotaina en el culo…!!!
A los cinco minutos exactos entraba de nuevo en la habitación, encontrando a Rose Mery de pie junto a su cama, viéndola que se había vuelto a poner las bragas. Sin mediar palabra alguna fue hacia el rincón donde había una silla, colocándola en el centro de la habitación, sentándose en ella palmeando su muslo derecho. Rose Mery ante la indicación fue hacia ella nerviosa y temblorosa pues había logrado su objetivo de hacer enfadar a la señora. Tendiéndose sobre sus rodillas, quedando tumbada boca abajo sobre sus rodillas, con las manos agarrándose a las patas de la silla y con las piernas flexionadas para así sentirse como una niña que va a recibir una azotaina, sin que sus manos y piernas rozaran el suelo, siendo sujetada por la señora de la casa. Pudiendo notar como sus dedos, se introducían sobre la cinturilla elástica de sus bragas de algodón, blancas con dibujos de capullos de rosas rojas notando como sus fríos dedos se las bajaba hasta las rodillas, sin decirle palabra alguna comenzó a darle la azotaina con la mano, resonando los azotes en la habitación, ya que la Sra. Abba se estaba empleando a fondo con la azotaina, por sentirse indignada por ser desobedecida, ya que Rose Mery debía esperarla preparada a los pies de la cama, teniendo la habitación ordenada y no como se la encontró con la ropa tirada por el suelo.
Mientras Rose Mery aguantaba el aluvión de azotes que estaba recibiendo, resultándole la azotaina muy dolorosa dado el estado del trasero, pero sobre todo por la fuerza que tenía aquella mujer rubia. Pero la aguantaba con estoicismo la azotaina que le estaba dando, sin moverse apenas, solo meneando sus caderas de un lado a otro, con el efecto de que su sexo se frotaba en la pierna de la señora, teniendo un orgasmo el cual trato de disimular con sus gemidos de dolor. Lo que favorecía a la Sra. Abba a darle los azotes más certeros poniéndole el trasero rápidamente muy colorado, a pesar de las marcas moradas de sus nalgas. Durante veinticinco minutos largos estuvo recibiendo la azotaina Rose Mery, aunque al iniciar los azotes disfrutaba de la azotaina que estaba recibiendo, ahora ya deseaba que acabara pues el culo le dolía bastante, estando cerca de ponerse a llorar si duraba mucho más. Hasta que sintió que la Sra. Abba le palmeaba en sus piernas por debajo de los muslo y por arriba de las rodillas, señal inequívoca que podía levantarse de sus rodillas, así que apoyando sus manos en el suelo haciendo fuerza con ellas, apoyo sus rodillas en el suelo reincorporándose quedando arrodillada en el suelo, para posteriormente ponerse en pie ayudándose de sus manos apoyándose en el respaldo de la silla, en la cual la Sra. Abba continuaba sentada, la cual levanto la cabeza mirando a los ojos a Rose Mery, la cual ante esa mirada penetrante entendió el mensaje que le estaba dando, así levanto sus brazos por encima de su cabeza, para luego poner las manos sobre sus cabellos uniendo las manos.
La Sra. Abba levanto la mano derecha y con el dedo índice estirado girándolo trazando un par de círculos en el aire, le indicaba que se diera la vuelta y así lo hizo, sintió como las manos se posaban sobre su espalda, indicándole que se inclinara hacia adelante, encorvando su cuerpo se inclinó exponiendo el culo dejándolo expuesto y a la vista. Rose Mery sintió como le palmeaba en el interior de sus piernas, tanto la derecha como la izquierda, procediendo a obedecer y separar sus piernas abriéndolas hasta no poder más, por la traba de sus bragas que se le habían bajado a los tobillos, permaneciendo en esa posición nada cómoda manteniendo las manos sobre su cabeza cayendo sus cabello negro hasta cubrir su cara. En ese momento la Sra. Abba extrajo del bolsillo de la chaquetilla que llevaba puesta, una bolsa de plástico transparente, con sumo cuidado abrió la bolsa y fue extrayendo su contenido sin tocarla con sus dedos, desprendiendo un aroma delicioso a limón, el cual al llegar a sentido olfativo de Rose Mery, todo su cuerpo se estremeció, pues solo por el olfato adivino en el acto lo que se proponía la Sra. Abba, su cuerpo la traiciono como reacción espontánea en su entrepierna, dada su excitación al imaginar lo que iba a sucederle, sintiendo una más que notable excitación en su interior, goteando fluido de los labios de su sexo. Manteniendo sus dedos por fuera de la bolsa utilizándola como un guante, lo que tenía en su mano era una raíz de jengibre de buen tamaño, de unos diez centímetros de largo por tres de diámetro, dentro de una especie de redecilla con un cordel, se la paso por los labios del sexo varias veces embadurnándolo bien de la humedad del sexo, del cual goteaba fluidos dada la clara excitación de Rose Mery , la cual sintió como escocia en sus labios y como estos comenzaban arderle por instantes, una vez lubricado de sus propios fluidos, se lo coloco en el culo empujándolo con delicadeza, y entre girándolo entre sí, para lubricar el agujerito oscuro del cuerpo de todo ser humano, introduciéndolo poco a poco hasta que lo tuvo todo en su interior, quedando fuera un cordel de color rojo colgando entre sus piernas, con el cual poder extraerlo. La especie de redecilla fina, evitaría que al extraerlo pudiera quedar algo en el interior, pero no evitaría causar los efectos esperados.
Por norma general la señora cuando se lo aplicaba a las chicas, no utilizaba la redecilla con el cordel, simplemente pelaba la raíz de jengibre dejando la parte más gruesa en el exterior, subiéndole las braguitas para que no se le saliera, o manteniéndola sobre sus rodillas con la raíz introducida, pero con Rose Mery deseaba darle una estricta lección, y que lo sintiera bien profundamente.
La Sra. Abba se levantó poniéndose en pie, quedándose al lado de ella, mientras con sus manos la hacía enderezarse quedando de pie recta, con una buena palmada en cada nalga seguidas de otras de nuevas, la condujo guiándola con la mano izquierda al rincón en el cual la dejo de cara a la pared, sin dejar de darle buenos azotes en el dolorido culo, todo ello manteniendo el silencio, volvió sobre sus pasos sentándose en la cama poniéndose a leer un libro al azar que tenía Rose Mery sobre su mesita de noche.
A los pocos minutos la raíz de jengibre, debía de estar causando estragos en el interior del culo de Rose Mery, por la forma en que meneaba sus nalgas de un lado a otro, lógicamente el ardor del interior debería de ser intenso, sobre todo porque la raíz de jengibre había sido dejada madurar para que tuviera más efecto, pues cualquiera que conozca bien sus propiedades, al adquirirla en el mercado estas suelen ser de poca maduración, para que puedan exponerla más días en el caso de no venderla. Y solo había que ver como el cuerpo de Rose Mery, se movía estando cara a la pared, siendo incapaz de mantenerse inmóvil de pie. Después de llevar una hora con la raíz en su interior, pudiendo escuchar como sollozaba. La Sra. Abba se levantó de la cama encaminándose hacia ella, agachándose apoyando la rodilla derecha en el suelo, le separo las nalgas viendo cierta rojez en el esfínter claramente irritado. Rose Mery llorando claramente, la Sra. Abba cogiendo el cordel rojo, tirando de él lentamente y con suavidad, le fue extrayendo la raíz de jengibre poco a poco hasta sacarla, metiendo la raíz de nuevo en la bolsa de plástico, se puso en pie y agarro a Rose Mery de la oreja tirando de ella, llevándola hasta la silla donde le había dado la azotaina, volviéndola a colocar sobre sus rodillas boca abajo, empezando de nuevo una azotaina aunque fue breve de solo una veintena de buenos azotes, extrayendo del bolsillo la pomada de thrombocid le puso en las nalgas, esparciéndola bien por ellas como rozando varias veces el sexo de Rose Mery que se le apreciaba claramente que había tenido más de un orgasmo al acariciarle el culo hasta que la piel colorada absorbió bien toda la pomada, la ayudo a incorporarse subiéndole las bragas, ajustándoselas bien a su cintura manteniéndolas bien tensas.
(Sra. Abba) -. Ahora si puedes acostarte, y la próxima vez más te vale esperar junto a tu cama de pie, o probaras de nuevo lo de esta noche… Hasta mañana que vendrá mi marido a darte el castigo.
Rose Mery al salir la señora de su habitación, tras escuchar cómo se cerraba la puerta, se aproximó hacia su cama con las piernas separadas y arqueadas por el escozor que la abrasaba interiormente, con cuidado se estiro sobre la cama tapándose con las sabanas y manta dándose la vuelta poniéndose boca abajo con las piernas abiertas, claramente dolorida como muy sensible tras el castigo aplicado. Aunque el escozor no se le pasaría hasta al cabo de dos horas que empezó a menguar, pudiendo por fin conciliar el sueño con una sonrisa en sus labios, pues aunque lo había pasado muy mal, lo había disfrutado como nunca antes, ya que no era la primera vez que sintiera ese escozor del jengibre y esperaba que no fuera la última.
A la mañana siguiente Soraya fue despertada por la Sra. Stuart a las siete treinta minutos de la mañana, aunque al entrar en su habitación Soraya ya estaba despierta, aunque aún estaba entre las sabanas, cobijada y bien calentita tras escuchar los sonido característicos. Justamente se había despertado al escuchar como su futuro papá se encontraba en la habitación contigua donde dormía la Ama de Llaves, despertándola el sonido de los azotes que estaba recibiendo Rose Mery. Se levantó pudiendo sentarse en el borde de la cama, pero apoyando sus manos sobre las sabanas para no dejar caer el peso de su cuerpo, porque aún tenía el trasero bastante dolorido, pero bastante mejor que el día anterior. Pues con cuidado podía estar sentada sobre la cama, viendo que durante la noche le habían dejado su maleta con su ropa frente al armario. Esa noche aunque le molestaron muchísimo las braguitas, no se atrevió a bajárselas para dormir, no deseaba que descubrieran las sabanas mojadas como el día anterior, aunque una mancha delataba los sueños dulces que había tenido esa noche. Pasándose la mano derecha por su entrepierna sobre el fondillo de sus braguitas blancas de algodón, comprobó que las tenía muy mojaditas, por lo que inmediatamente se las quito bajándoselas, levantando el culo lo justo y necesario haciéndolas descender por sus piernas, hasta salir de sus pies quedando en el suelo tiradas. Se puso de pie acariciándose el culo con las dos manos, decidiendo coger su maleta para ponerla sobre la cama, abrirla para buscar unas de sus braguitas que serían mucho menos molestas, al ser sin costuras así como más ligeras y las bandas elásticas de las perneras no presionaban nada.
Ya se las iba a poner unas braguitas rosas muy bonitas, cuando recordó que su mamá hablaría con ella esa mañana antes de irse, recordando que su tono al decírselo parecía una amenaza, así que pensándoselo mejor fue hacia la cómoda abriendo el cajón, sacando unas bragas que le llamaron la atención, al tener unos dibujitos de florecillas de color lilas que reconoció como la flor de lavanda o conocida también como espliego, que le gustaron nada más verlas poniéndoselas, no sin leves molestias al pasarlas por su trasero hasta ajustárselas a la cintura, sintiendo la presión en las elásticas perneras que presionaban la parte baja de sus nalgas. Saco de la maleta unos pantalones tejanos lavados, con un azul claro muy desgastado que se había comprado especialmente para llevarlos el día de su marcha. Costándole bastante el ajustárselos a su cintura, en especial al ir abrocharse el botón, dada la inflamación del trasero, se subió la cremallera costándole un poco el hacerlo, para dirigirse hacia el espejo a mirarse. Le encanto verse en el espejo por cómo le marcaba el culo redondo, aunque hizo unos mohines de desagrado al ver como se le marcaban las bragas, pero más valía llevarlas que arriesgarse a no habérselas puesto. Se acabó de vestir poniéndose una camiseta azul marino a juego sin ponerse sujetador, marcándosele los pezones puntiagudos en la camiseta, se cepillo el cabello soltándose las coletas que le había hecho la Sra. Stuart a su llegada, se miraba en el espejo el cambio que había dado, de parecer una niña de once o doce años con las coletas y aquellas bragas, había pasado a ser una preciosa adolescente de veintidós años.
Una vez vestida cerro su maleta bajándola de la cama, agarrando del asa extrajo hacia arriba el soporte, y llevándola tirando de ella haciendo rodar sus ruedecitas, que iban haciendo su sonido característico al tirar de ella, saliendo de la habitación dirigiéndose al salón donde debían aguardarla para desayunar y despedirse.
Al entrar en el salón vio como el matrimonio la esperaba para desayunar, al verles Soraya dejo su maleta caminando hacia ellos dándoles un beso, así como los buenos días a ambos, luego se dirigió hacia Carmen dándose un abrazo entre ellas y un beso en cada mejilla sonriendo las dos. Al darse la vuelta vio como la Sra. Abba se había levantado de su silla, situándose junto a la silla que debería de ocupar Soraya, al acercarse a ella vio aterrada como su mamá giraba su silla sentándose en ella, quedándose parada Soraya a escasos dos metros, pues no presagiaba nada bueno lo que estaba viendo, estaba totalmente en silencio el salón, Soraya al darse la vuelta lo hacía para ir a saludar a Rose Mery, pero las palabras de su mamá la obligaron a prestarle atención. con la mano le hizo gestos de que se le acercara, al estar junto a ella la sentó sobre su muslo derecho colocándola entre sus piernas sentada, y le hablo muy claro.
(Sra. Abba) -. Vemos mi pequeña que ya puedes caminar con relativa soltura, el día de ayer de reposo, así como los cuidados que te prestamos han sido cruciales en tu recuperación. Espero que no hayas creído que te ibas a marchar de rositas, vedad? Nosotros como ya te hemos mencionado, esperamos y deseamos que te quedes con nosotros como nuestra hija, esperamos de corazón que aceptes ser nuestra niña. Vemos y encontramos completamente normal, que una muchacha pueda cometer errores, y hacer travesuras sobre todo teniendo en cuenta tu estatus como spankee que tú eres, por lo cual es obvio que una falta debe de ser corregida mediante disciplina, con una azotaina la cual será más severa o menos, según se considere que la falta lo requiera. No creo que tuvieras planeado portarte tan mal, apenas al llegar a esta casa. Comprendemos perfectamente que tú has vivido una vida, en la cual nunca te han negado nada según tus propias palabras, cuando nos entrevistamos la primera vez, ello nos hizo comprender inmediatamente, que a pesar de ser una muchacha intelectual, inteligente, con un coeficiente de ciento veinte, pero bajo ese carácter que ocultabas iba aparecer tarde o temprano, pues siempre has sido una chica muy consentida por tus progenitores, con los cuales siempre te salías con la tuya, haciendo lo que te daba la real gana como tú misma nos indicabas. Lo cual nos lleva a la conclusión, que en realidad tu coeficiente apenas supera el sesenta y cinco, ya que eres una chica de veintidós años en una mente de una niña de doce años a nivel de tu comportamiento, así como tu propio ego que te supera día a día. Tu principal interés era hallar unos papas que te corrigieran esa conducta, siendo muy estrictos contigo, no perdonándote ninguna travesura o falta por leve que pudiera ser, para así cambiarte ese temperamento irascible que tienes, aunque en el trabajo eres una mujer responsable, teniendo un buen trato de persona a persona excelente, pero fuera del trabajo tu desconfianza hacia los demás, te hace dudar de ti misma. En las horas que has pasado con nosotros, has visto cómo has podido cambiar siendo una chica muy cariñosa, el día de la entrevista te mantenías a cierta distancia por desconfianza, pero las últimas horas a pesar de tus dudas, has podido comprobar que si te dejas querer, nosotros te podemos ofrecer ese cariño que tanto necesitas, pero para nada seremos permisivos contigo, ayer no te pudimos aplicar las azotainas de mantenimiento que te merecías, pero ahora no hay razón para librarte de ella.
La Sra. Abba la hizo levantarse de entre sus piernas ayudándola a ponerse en pie, colocándola a su derecha mirándola a sus ojos llorosos, pues Soraya no tenía dudas que la iba a dar una azotaina en ese preciso momento, por ello se llevó sus manos al trasero acariciándoselo por encima del ajustado pantalón, sintiendo temblarle el culo en las yemas de sus dedos, así como sus nalgas el dolor tena la impresión de dolerle ya, sin mediar palabras la coloco sobre sus piernas de nuevo, pero en esta ocasión boca abajo tumbada sobre sus rodillas, sus manos apenas rozaban el suelo, sus piernas dada su escasa estatura, comparada con el metro noventa de su mamá, con las piernas más largas que nunca había visto en una mujer, no tocaban el suelo quedando suspendidas a treinta centímetros de él, comenzando a darle una azotaina sobre el pantalón. Los azotes que recibía Soraya en su trasero, le parecían a ella que tenían eco en el salón, pero en realidad no era el eco, si no, el Sr. John tenía habia llamado a Carmen aproximarse a él, colocándola sobre sus rodillas al mismo tiempo que Soraya era colocada sobre las de su mamá. Carmen sobre sus rodillas recibía otra azotaina sobre las bragas blancas de algodón con unos lunares multicolores, verdes, rojos, amarillos, azules, negros, naranjas, rosas…, tras haberle levantado la falda previamente, al escucharla llorar se dio cuenta que su futura hermana, estaba también recibiendo al igual que ella misma una azotaina, aunque ella recibiéndola sobre el pantalón tejano, pataleando con sus piernas de dolor ya lloraba también como ella, ambas llorando a dúo como buenas hermanas, por haber destrozado su habitación.
La Sra. Abba estiro su brazo derecho hacia adelante, acercándose a ella la Ama de Llaves que le hacía entrega ante su demanda, el cepillo de madera de baño continuando la azotaina con el cepillo sobre el pantalón, Soraya aullaba de dolor al sentir en su trasero el temible cepillo, aunque fuera por encima del pantalón dolía horrores. Carmen no fue para menos la azotaina que estaba recibiendo, aullando como Soraya de dolor, pues a Carmen le acababa de bajar las bragas a las rodillas, dándole la azotaina con otro cepillo gemelo al que usaba su esposa, poco después cesaban ambas azotainas dejando incorporarse a las dos muchachas, que se sobaban el culo con ambas manos mirándose la una a la otra llorando. Durante varios minutos permanecieron de pie sobándose el culo dolorido, alternando con una de sus manos llevándoselas a los ojos, para secarse las lágrimas que descendían por sus mejillas frotándose los ojos dejaron de llorar.
(Sr. John) -. Esto os servirá de lección en adelante, Carmen a ti se te perdono ayer el castigo antes de acostarte, pero Soraya tenía que ser castigada y tú no podías ser menos que ella, pues las dos sois igual de culpables de lo sucedido. Carmen puedes estar tranquila que no tendrás castigo de mantenimiento el resto de la semana, si Soraya estuviera en la casa conviviendo con nosotros, el castigo continuaría el resto de la semana dada su gravedad. Pero como ella se marcha después del desayuno, el asunto queda zanjado con vuestro castigo recibido ahora, no siendo acumulable si Soraya decide volver con nosotros y vivir en esta casa. Ahora sentaos a desayunar con nosotros, usted también Rose Mery, luego Soraya debe marcharse o llegara tarde a su trabajo.
Poco después se despedían de Soraya, siendo acompañada por la Sra. Stuart bajando en ascensor al parking, donde aguardaba el chofer para llevarla al trabajo. En el ascensor la Sra. Stuart la cogió por la cintura levantándola del suelo, dándole un beso en cada mejilla y un abrazo a la pequeña Soraya. Instruyéndola que debía ser prudente al subir al vehículo, pues el chofer desconocía lo que sucedía en la casa, como el resto del servicio.
Pocos minutos después Soraya subía en el ascensor a su puesto de trabajo, al ir sola en el ascensor se sobaba el trasero dolorido por encima del pantalón, sin saber si el pantalón iba aguantar sin reventarse las costuras, pues notaba como el culo lo tenía muy inflamado, molestándole enormemente el llevar el pantalón tan ajustado, deseando ya poder llegar al servicio para quitarse el pantalón y cambiarse las bragas, pues se arrepentía de habérselas puesto, pues temía que se las revisaran, pero no lo hicieron llevando varios minutos, nada más bajar del vehículo y tener que caminar una manzana hasta su trabajo, durante el trayecto se pasaba la mano derecha por su trasero, sin disimulo por lo mucho que le dolía el culo, lamentando haberse puesto las bragas que tanto la molestaban, siendo horrible el simple roce al caminar.
Nada más fichar en el aparato de la entrada con su tarjeta laboral, se fue directa al servicio a cambiarse de ropa como de braguitas, pues deseaba ponerse algo mas cómodo, en la maleta llevaba un vestido azul turquesa de tirantes con la falda de vuelo circular, que le sería mucho más cómoda para pasar la mañana hasta poder llegar a casa. Al entrar al servicio abrió la maleta, con la sorpresa para ella que estaba vacía, solo tenía en ella unas bragas similares a las que llevaba puestas, con un sobre grande en el interior que abrió furiosa.
En el interior estaba su teléfono móvil y una nota…
“…Hija! Como has podido ver tu maleta esta vacía, tal y como hablamos en la entrevista que mantuvimos en el restaurante, sabes que después del castigo en nuestra casa, deberás ponerte las bragas que adjuntamos entre tus cosas en la maleta, que te la entregara nuestro chofer al pasar a recogerte al salir del trabajo, en el mismo lugar donde te ha dejado esta mañana. En esta nota te adjuntamos un castigo que deberás realizar nada más llegar a casa, copiando quinientas veces, y enviarnos por E: mail escaneadas, ya que debes hacerlas a bolígrafo numeradas como hiciste en casa. Las esperamos recibirlas antes, de las veinte horas de hoy, con esto habrá finalizado tu castigo. Carmen tiene tú mismo castigo, debiendo copiarlas también después de comer, disponiendo del mismo tiempo para hacerlas. Esperamos tu respuesta el martes antes de las veinte horas de la tarde, pasada esa hora ya no mantendremos contacto alguno, en tu teléfono veras un numero de WhatsApp para preguntar si tienes dudas, a cualquier hora te responderemos dentro de un horario, desde las nueve de la mañana a las veinte horas de la tarde, fuera de ese horario no recibirás respuesta alguna. Nos despedimos de ti…
Papá y Mamá. John y Abba.
Cerrando la maleta le dio una patada de la rabia, al no poderse cambiar de ropa hasta llegar a casa después del trabajo, lo cual significaba pasar una mañana horrible para ella, por lo mucho que le ardía y dolía el trasero, así como molestarle aquellas endiabladas bragas…
(Continuará…)