Sora Yagami, Emperatriz de la Hechicería 4
Sakura disfruta de su nueva vida mientras su hija está fuera. Mientras tanto, Sora tiene un acercamiento con Jenny Williams que la sorprende tanto para bien como para mal.
_ Sí, cariño… no pasa nada… puedes quedarte un día más… aprovecha el puente. _ Susurraba Sakura.
_ Gracias, mamá… _ Tiffany sonaba muy ilusionada. _ Oye… ¿Estás bien? Te oigo como ronca.
_ Sí… estoy bien. Tú tranquila… _ Sakura emitió un quejido. _ Diviértete.
_ Te quiero mamá.
_ Y yo a ti, Tiff.
Sakura colgó y dejó caer el teléfono de mala manera a su lado, lanzando un gruñido animal. Durante toda la llamada había aguantado como una campeona mientras su nuevo novio la penetraba con su gigantesca polla negra.
Las estrechas paredes de su coño se estaban ensanchando a medida que aquella monstruosa vara de carne la penetraba una y otra vez. Sakura no amaba a Oscar. Dudaba que pudiese volver a amar a alguien que no fuera Sora, Pero decididamente Oscar tenía una gran polla y era lo más cerca que iba a estar de tener una satisfacción completa.
_ Por fin se ha callado esa pequeña puta… _ Oscar le aferró las nalgas y la penetró más intensamente, haciéndola gritar. _ Pensaba que iba a estar hablando todo el día.
_ Ah… un… respeto… es mi… hija. _ Gruñó Sakura, sin dejar de cabalgar.
_ Y seguro que es tan puta como su madre.
Sakura iba a decirle que su hija no era ninguna puta, pero ante sus palabras no pudo evitar imaginársela junto a ella, comiéndole la polla a Oscar mientras ella besaba al negro en los labios, y la imagen la puso tan cachonda que se corrió por quinta vez. Sus ojos se pusieron en blanco y una espesa baba salió de entre sus labios, cayendo sobre su pecho. Su cerebro se apagó durante unos segundos, bombeado por un placer tan intenso que no fue capaz de pensar en nada que no fuera el primitivo instinto de mantener las caderas en movimiento para provocar que Oscar también se corriese.
_ Sakura… quiero comer algo. Llevo toda la noche follándote y estoy hambriento.
Las tripas de la propia Sakura sonaron. No se había dado cuenta de que tenía hambre, tan ensimismada como estaba en el placer que le proporcionaba la polla que aún estaba dentro de ella, y que acababa de regarla con otra carga de Semen. Aún estaba sintiendo los últimos estertores de aquella polla y Oscar tuvo que volver a llamarla para que reaccionara.
_ Ah sí… comer… mi marido preparará algo. _ Dijo, algo distraída.
_ ¿Está tu marido aquí y te pones a follar conmigo? _ Oscar alzó una ceja.
_ Ni te preocupes por él… sólo estamos juntos por las apariencias. _ Dijo, como una autómata. _ Lee… cerdo asqueroso… pedazo de mierda… deja de meneártela y sal aquí.
Lee, efectivamente, estaba meneándosela tras la puerta y ante una orden de la tirana de su mujer, salió por la puerta aún con la polla en la mano. Oscar sonrió, pensando en la excusa de hombre que Sakura tenía por marido. Al ver el tamaño de su polla entendió el desprecio de la mujer.
_ Sakura… no seas mala… déjalo que se corra. _ La acarició entre las nalgas. _ Deberías dejarle mirar de cerca.
Sakura se estremeció.
_ Está bien, Oscar. Lo que tú desees. _ Miró a Lee. _ Termina de una puta vez, que tenemos hambre.
Lee no contestó con palabras, pero comenzó a tocarse a una velocidad insana mientras miraba a su mujer, que era acariciada sin compasión por Oscar, que no le había sacado la polla siquiera. Mientras los dos amantes se besaban en los labios, Lee se tocaba con una fuerza descontrolada. Nunca en toda su vida había estado tan cachondo y se corrió con tanta fuerza que dejó perdido todo el suelo del salón. Sakura puso los ojos en blanco.
_ ¿Otra vez? Escucha, pedazo de mierda. Recoge eso y luego prepara algo para comer. Oscar y yo vamos a ducharnos, y más vale que esté todo limpio para cuando volvamos. _ Lee se quedó en silencio. _ ¿Te ha comido la lengua el gato? Responde.
_ Sí cariño. _ Suspiró, arrodillándose y recogiendo el esperma con la lengua.
Sakura se separó por fin de la polla de Oscar. Se escuchó un sonido de succión cuando lo hizo. Llevaba tanto tiempo con aquella polla metida dentro que no pudo evitar notar un extraño vacío y un leve frío cuando salió.
En la ducha, Sakura le ofreció a Oscar una mamada, pero él le dijo que estaba demasiado cansado. Ella asintió, aunque lo cierto es que se moría de ganas de dar una. Pero era a Sora a quién se la quería chupar. Tenía ese pensamiento metido en la cabeza todo el tiempo. Después de salir de la ducha, y sin plantearse vestirse, ambos amantes se sentaron a la mesa mientras Lee les servía en silencio.
Hablaron de cosas sin importancia. No tenían nada en común. Oscar era un obrero de la construcción sin estudios, y sin hobbys. Una persona poco interesante para Sakura. Supo que no conectarían nunca a nivel emocional… le dio igual. Por desgracia, Oscar era demasiado tonto para darse cuenta de que si, le arrancaran la polla y se la pusieran a una máquina, Sakura sentiría el mismo apego que le tenía a él. Después de la comida, se vistieron.
Por desgracia, nada de lo que Lee tenía le cabía a Oscar, y este tuvo que ponerse la misma ropa que el día anterior, pero a Sakura pareció gustarle. Le dijo que le gustaba su olor a macho, y él aceptó el cumplido. Estaban junto a la puerta de salida cuando Sakura se detuvo junto a Lee.
_ Oscar y yo vamos a salir. Vamos a tomar algo, al cine, y seguramente después volvamos a pasar por algún pub. Quizá contrate una puta. _ Dijo, con toda naturalidad, extendiendo la mano.
_ Sí, claro, cariño, un segundo.
Sakura puso los ojos en blanco, impaciente, mientras Lee volvía a su habitación, donde había dejado los pantalones. Sakura sentía asco de ver su cuerpo desnudo, tenía que haberle dicho antes que se vistiera. El hombre regresó y abrió la cartera, pasándole un puñado de billetes.
_ No es suficiente. _ Sakura bufó. _ ¿Sabes lo que cuesta pagar una puta? No contestes, sé que no. Contigo no querría acostarse nadie ni pagando.
_ Tienes razón, cariño… lo siento, cielo. _ Lee dejó a Sakura un par de billetes más, hasta que esta pareció satisfecha, se los guardó en el canalillo y cogió a Oscar de la mano para salir.
_ Vaya excusa de marido tienes. _ Susurró él cuando salieron.
_ Sí… es un cerdo y un trozo de mierda… pero debes admitir que es divertido meterse con él.
_ En eso tienes razón. _ Oscar apretó una de las nalgas de Sakura, que dio un bote, riéndose.
Sora, en cambio, ya había decidido que iba a acostarse con Jenny. Estaba embriagada de poder. Ahora cada mujer que veía por la calle le parecía un potencial objetivo. Y la pelirroja le había llamado mucho la atención.
Ella y su hermana Martha parecían estar pasándolo bien. Pero no se separaban ni a la de tres. Quería estar a solas con Jenny para poder hechizarla. Aún no lo había hecho con varias personas a la vez, y en aquel local, atestado de gente y con las luces parpadeantes y la música tecno no le parecía el mejor sitio.
_ Emily… ¿Puedes ocuparte de Martha? _ Le dio un azote en el culo que la estremeció. _ Asegúrate de ganarme un par de minutos.
_ Como desees, mi reina. _ Emily sonrió y se dirigió la barra.
Martha pareció sorprendentemente accesible y algo después ya estaba hablando con Emily en una mesa apartada. Sora se aproximó a Jenny como una depredadora en celo. La pelirroja pareció notar algo porque se estremeció cuando sus miradas se cruzaron. Sora no lo postergó, comprobó que nadie las estaba mirando y desató su poder.
_ Tú y yo vamos a follar esta noche.
Jenny parpadeó rápidamente… pero no se perdió su mirada ni tomó una expresión neutra.
_ Vaya… qué directa.
Sora nunca había tenido un gatillazo, pero aquello era lo más parecido. Intentó enfocar de nuevo su mirada en ella, pero no pareció tener ningún efecto.
_ Oye… que estás muy buena, pero ni siquiera sé tu nombre… _ Jenny sonrió.
Sora desistió de usar su poder. Por algún motivo, con Jenny no funcionaba, y eso la asustó un poco.
_ Sora, me llamo Sora. _ Sonrió. _ Tienes razón, al igual he sido muy directa…
_ Oye… soy la primera que disfruta del sexo casual… _ Le acarició el canalillo a Sora y ella se estremeció.
Jenny era muy atractiva. Martha era más explosiva que ella, pero la menor tenía algo que a Sora le llamaba mucho la atención. El brillo de sus ojos la estremeció.
_ Pero Sora… esta noche estoy con mi hermana y habíamos prometido que nada de lios…
_ No eres la primera que rompe esa promesa. _ Sora alzó una ceja y le señaló hacia una esquina del bar.
Jenny miró y sus ojos se toparon con que su hermana se estaba enrollando con Emily de forma descarada. La morena le estaba metiendo mano ya bajo el sujetador, y Martha parecía haber encontrado el momento de su vida en sobarle el culo a Emily. Sora estaba en parte celosa de que manosearan a su esclava, y en parte orgullosa de lo bien que hacía su trabajo.
_ A Morgan le va a encantar… _ Bufó Jenny.
_ ¿Quién es Morgan?
_ Mi novia… bueno, nuestra novia.
_ ¿La compartís? _ Sora hizo que Jenny se sonrojara.
_ Somos un grupo… es complejo. _ Jenny se sonrojó hasta las orejas.
_ No te preocupes… lo único que me interesa saber es… ¿Dónde entro yo en ese grupo? ¿Tengo que preocuparme de esa tal Morgan?
_ No, en absoluto… tenemos una relación muy abierta… podemos follar con quién queramos.
_ Me gusta como pronuncias esa palabra.
_ ¿Cuál? ¿Follar? _ Jenny dejó escapar una risotada.
Sora se dio cuenta de que no necesitaba su poder en absoluto. La aterraba que no funcionara, pero estaba claro que Jenny estaba impresionada con que se le acercara una chica mayor y la atacara tan directamente. Que al parecer fuera libertina como era, ayudaba bastante.
_ Sí, follar. _ Sora sonrió. _ ¿Quieres hacerlo?
_ Verás… me encantaría… pero, antes de nada, Sora… hay una cosa sobre mí que me gustaría que supieras. Suele espantar a la gente, así que es mejor que lo sepas cuanto antes.
_ ¿De qué se trata? _ Sora la miró con dudas.
_ Dame la mano. _ Le susurró.
Sora le entregó la mano. Jenny parecía algo compungida cuando le pidió que la tapara del resto de la gente. Sora así lo hizo, y la muchacha llevó la mano de Sora a su entrepierna. Sobra abrió mucho los ojos al notar el evidente bulto que se escondía allí. Jenny tenía polla. Una que, por cómo se endurecía por los tocamientos de Sora, no estaba nada mal. Jenny se estremeció.
_ ¿Es un problema para ti?
_ Dame la mano, Jenny. _ Le pidió.
La pelirroja obedeció y Sora imitó el gesto anterior. Si Sora había mostrado sorpresa, la cara de Jenny cuando pudo sentir la polla de Sora fue todo un poema.
_ Eres como yo… _ Murmuró, emocionada. _ Nunca había conocido a nadie como yo.
_ Bueno, quizá sí y no te dieses cuenta. _ Sora sonrió. _ Yo nunca me he acostado con otra persona Trans… pero la verdad… me gustaría probarlo.
_ Lástima que Martha esté tan ocupada con su nueva chica… podríamos haber salido las tres juntas.
_ ¿Te da morbo que esté tu hermana? _ Sora alzó una ceja.
_ ¿Con dos pollas para ella sola? Se volvería loquísima… me encanta cuando se pone así.
_ Vuestra familia no tiene desperdicio.
Sora empezó a atar cabos rápidamente. Una relación múltiple y libertina. Una chica trans tan joven y con un cuerpo que parecía tan natural… la facilidad con la que aceptaban el incesto. Estaba claro que había magia de por medio… la misma que había en su libro.
Decidió no aproximarse demasiado. No quería acercarse a una poderosa bruja, que es lo que parecía ser la tal Morgan.
_ Verás… la chica con la que se está magreando Martha… es mi novia… también tenemos una relación bastante abierta… _ Le acarició el rostro a Jenny. _ ¿Te gustaría que hiciéramos algo las cuatro?
_ Joder, claro… _ Jenny sonrió.
Sora no le había quitado la mano de la entrepierna y estaba claro que la tenía dura como una roca. Martha fue incluso más receptiva que Jenny. Eran las dos unas auténticas zorras. Apenas un rato más tarde, Estaban las tres en el asiento trasero del coche, mientras Emily conducía. Sora y Jenny tenían los pantalones bajados, y Martha se las chupaba por turno.
Sora se estremecía con cada envite de la boquita de la ex animadora. Emily le daba mucho placer, y Sakura tenía algo de experiencia… pero estaba claro que Martha sí que sabía mamar.
_ ¿Quién te enseñó a hacer eso? _ Gruñó Sora.
_ Jovanka. _ Respondió Jenny, estremeciéndose con los quehacerse de su hermana, besando a Sora en el cuello. _ Nuestra profesora de educación sexual.
_ Me habría gustado estar en esas clases… _ Acarició el pelo de Martha mientras ella cabeceaba, haciendo un agradable ruido al hacerlo. _ Madre mía, cómo la chupa.
_ Cuando me corra… _ Le susurró Jenny al oído. _ ¿Quieres que te la chupe yo también?
_ Joder, claro… _ Susurró Sora.
Aquello tenía que ser obra del control mental… si le quedaba alguna duda, se disipó en aquel momento. Sora no iba a entrometerse en los asuntos de Morgan… pero sí que quería asegurarse de que su control no volviera a fallar. No quería dejar nada al azar. Se estremeció… acababa de correrse en la boca de Martha.
La pelirroja, generosa, se incorporó para llegar hasta su hermana y compartir el premio. Sora miró cómo latía la polla de Jenny. Nunca se había planteado chupar una, pero aquella empezaba a apetecerle…