Sopresa Muy Erotica
Confesion de lo que me sucedio hace algun tiempo en una reunion de trabajo.
Uno de los aspectos mas fascinantes de este relato es precisamente lo inesperado de los hechos que a continuación voy a relatar.
La historia se sitúa en el verano de 2009, en Santander, a donde unas compañeras de trabajo y yo habíamos acudido a un curso de reciclaje de nuestra empresa, como la firma para la que trabajábamos no podía cerrar dos días seguidos, todo se había organizado para ir en grupos de tres cada fin de semana y este fin de semana, el primero del mes de julio me toco a mi con dos de mis compañeras.
Hacia las 10 de la mañana llegamos a nuestro hotel, cada uno fue a su habitación y quedamos a la una de la tarde para comer, pues la primera de las reuniones no seria hasta las cuatro y media.
Yo subí a mi habitación, deshice el equipaje y me puso cómodo, una camiseta y un pantalón corto y me tumbe en la cama a ver la tele, la verdad es que no había nada entretenido y como habíamos madrugado al final me quede dormido.
No se cuanto tiempo estuve durmiendo, pero me despertaron los golpes en la puerta, casi medio dormido mire el reloj, había pasado una hora, estaba todavía somnoliento así que abrí sin preguntar quien era. Sin decir palabra mis dos compañeras entraron en la habitación y se sentaron en la cama, las dos iban con un pantalón muy cortito y una camiseta de tirantes muy holgada que permitía verles un poco los pechos, traían un pequeño tentempié, café y donuts. Nos pusimos a comer encima de la cama hablando de cosas sin importancia cuando de repente mi cuerpo me traiciono, una enorme erección, provocada sin lugar a dudas por la poca vestimenta que llevaban mis compañeras de trabajo y el calor que hacia en la habitación, se hizo notar a través de mi pequeño pantalón corto que llevaba puesto, trate de ponerme una almohada encima disimuladamente, pero ya era demasiado tarde, las dos se habían dado cuenta y entre sonrisas una de ellas puso la mano encima de toda mi erección.
Mi primera reacción fue apartarme hacia atrás, pero Nieves que así se llamaba una de ellas insistió y al momento estaba haciéndome una paja mientras Rosa, que así se llamaba la otra compañera, se quitaba la camiseta y el pantalón y se tumbaba encima de la cama. Yo estaba perplejo, no sabía que hacer, si parar aquello o entrar al trapo y disfrutar de la ocasión tan increíble e inesperada que el destino había puesto delante de mis narices. Comenzó a chuparme la polla, primero lentamente de arriba abajo, llenándomela de saliva, humedeciéndola con su suave y sugerente lengua. Aquello no se podía parar, así que decidí seguir y disfrutar, Después de chupármela un buen rato se incorporo y metió su lengua en mi boca, fue un beso calido y húmedo, un beso de esos largos y profundo, recorrimos con las lenguas nuestras bocas, disfrutando intensamente del momento, tras eso me miro a los ojos y me dijo:
Follate a Rosa. Metesela bien adentro, pero no te corras que después quiero que me la claves a mí en el culo.
Rosa estaba ya tremendamente excitada, mientras Nieves me había estado preparando con su boca, ella se había masturbado y ahora se me ofrecía con las piernas abiertas, enseñándome todo su conejo peludo y humedecido por la excitación. Me coloque encima de ella y mientras la besaba se la metí hasta el fondo, Rosa dio un grito medio de dolor y medio de excitación, comencé a moverme suavemente, no quería correrme enseguida y mientras tanto Nieves me daba azotes en el culo, Así estuvimos unos diez minutos en un mete saca continuo. Entonces me incorpore y me puse de pie junto a la cama ordenándole a Rosa que se pusiera a cuatro patas. Le pregunte a Nieves si tenia algo de crema para untarme la poya e inmediatamente Rosa me pregunto que iba a hacer.
- Tu cállate y mantente a cuatro patas.
Nieves le dijo que seguramente me iba a dar por el culo a lo que Rosa se mostró un tanto reacia. Ahora esta de pies y Nieves que había cogido un poco de gel de la ducha me estaba untando de arriba abajo el pene. Estaba excitadísimo así que le dije a Rosa:
- Ofréceme tu culo, puta que voy a reventártelo.
Rosa me miro entre asustada y perpleja y confeso que nunca su marido le había dado por detrás.
Mejor, le dijo yo, así gritaras mas cuando te la meta hasta el fondo.
Ahora tenia el pene ya humedecido por el gel con el cual Nieves me había untado hasta los huevos, así que sin mediar palabra me subí al colchón, puse el culo de Rosa en pompa y flexionando un poco las rodillas comencé a metérsela, al principio me costo bastante, Rosa tenia el agujero completamente cerrado, pero seguí empujando y al final entro del todo. Comencé a moverme primero lentamente y después con cierta rapidez. Los gritos iniciales de dolor de Rosa se habían convertido ahora en gemidos y suplicas de que no parase y le siguiera perforando el culo. Nieves estaba allí al lado, sentada en la cama contemplando la escena y esperando su turno. Estuve dándole por el culo a Rosa durante cinco minutos, después me aparte y mire a Nieves. Me tendí junto a Rosa boca arriba y Nieves sin mediar palabra se sentó encima de mi polla, metiéndosela hasta los huevos dentro de su húmedo chichi. En esa posición comenzó a moverse con cierta rapidez yo estaba muy excitado y sabia que me iba a correr de un momento a otro, así que cogi a las dos y les ordene que se pusiera de rodillas junto a la cama, yo me puse de pies y comencé a meneármela, les obligue a mantener la boca abierta con la lengua fuera. No tarde en correrme, una gran cantidad de semen salio disparada hacia sus bocas, trate de repartir el premio por las dos bocas y parte de sus caras. Ahora el semen caía por la comisura de sus labios. Las dos como imagen final se dieron un beso y se limpiaron con sus lenguas los restos de semen de sus caras. A continuación nos fuimos para la ducha los tres juntos para limpiarnos el sudor y prepararnos para irnos a la reunión. Desde entonces solemos quedar con frecuencia losa tres en hoteles para montarnos numeritos similares a este. Nuestras parejas no sospechan nada, pero estamos pensando en decírselo para montarnos todos juntos una gran orgía. Quien sabe lo que nos espera en el futuro.