Sopresa matutina

Lidia una mujer muy segura de si misma es sometida por su secretaria.

SORPRESA MATUTINA

Lidia se dirigió al despacho como todas las mañanas en tren, enfrascada en la lectura del periódico del día y todavía recordando o intentando recordar el sueño erótico de la noche anterior. A las ocho menos cuarto llegó a su despacho como era su costumbre, tres cuartos de hora antes para revisar el correo y poner todo en orden pero su sorpresa iba a ser mayúscula al abrir la puerta.

En la entrada, al lado de la mesa de la secretaria estaba uno de sus compañeros de bufete y Ana, Ana era o había sido su primera y única incursión en el amor lésbico y la verdad había durado bastante desde los dieciocho años hasta los veintitrés en que las dos acabaron la Universidad y Ana se fue a Londres a perfeccionar su idioma. Ana estaba espectacular con su traje de chaqueta y la falda ligeramente ceñida. Antonio se acercó y las presentó pero ellas le dijeron que ya se conocían.

Ana estaba más que puesta de muchas cosas de Lidia que ésta desconocía. Una vez en cierta fiesta privada a la que había asistido vió como una mujer era atada a la pared con la espalda al aire y azotada con cinco azotes mientras la concurrencia observaba completamente desnuda el espectáculo, entre ese público estaba Ana que podía mirar a su amiga sin ser vista ya que Lidia en todo momento tuvo los ojos tapados.

Lidia siempre había tenido una gran seguridad en si misma, Ana por su parte había sido más insegura y emocionalmente frágil pero al de poco de estar en el extranjero una compañera de piso la introdujo en el excitante mundo del Bdsm y la D/s. Había adoptado el rol de Ama como una forma no de venganza pero si de inversión de su siempre posición de dominada en sus relaciones sociales, en cambio, Lidia descubrió el mismo mundo hacía menos tiempo y de un modo parecido por un ex-novio que la sometió y logró que ella se entregara como sumisa.

Antonio tenía prisa y dejó a las dos amigas frente a frente. A Ana como en un rápido flash se le pasó por la cabeza la idea de someter a su amiga pero debía de ir con cuidado, al fin y al cabo, era su jefa. Para ella también éste hecho le daba más morbo al asunto y la hacía sentirse más tentada a lograrlo. Empezó la jornada laboral, Lidia pensando si la llama que cinco años atrás estuviera en pleno apogeo seguía viva y como lograr volver a llenar de lujuria su vida con Ana y Ana rumiando como lograr dominarla a su jefa y la oportunidad se le presentó muy rápidamente.

A la hora de comer Lidia se fue a comer a casa y Ana lo hizo en el bar de la esquina, esa tarde de viernes iban a estar solas por circunstancias del despacho. Ana se metió en el ordenador de Lidia y descubrió que su amiga de verdad era sumisa y vió el tipo de paginas que visitaba en internet. Lidia además sin querer le había facilitado el plan, se había dejado el móvil encima de la mesa y Ana comprobó que tenía bluetooth así que cuando la otra mujer llegó al despacho y se puso a trabajar la mandó un sms por el bluetooth instándola a que entrase en cierta página picante y que encargase un consolador de color negro que había y se quitase de inmediato las bragas.

Lidia respondió con otro:

¿Quién eres? ¿Por qué crees que cumpliré tus ordenes?

Sms de Ana: Calla zorra y aparte de hacer eso te quiero ver en el baño en 5 minutos masturbandote con la puerta abierta.

Sms de Lidia: De acuerdo, Señora sus deseos serán ordenes para mi.

Lidia se bajó las bragas inmediatamente y las guardó en un cajón, encargó el consolador y salió al baño, se sentó en la taza del w.c. y se puso a masturbarse con la puerta abierta. Estaba de lo más concentrada cuando llegó Ana, entró sin que ella se diera cuenta ya que tenía los ojos cerrados, la cogió del pelo y la dijo:

Ya sabía yo que eras una puta pero no creía que me fuera a ser tan fácil dominarte.

Lidia abrió los ojos como platos mientras se masturbaba y vió como su amiga comenzaba a desnudarse en un baile sensual hasta quedarse completamente desnuda. Ana era una mujer morena de pelo corto pero abundante, sedoso. Ojos negros grandes de mirada profunda, labios rectos, sonrisa amplia, pechos pequeños rematados por pezones color café oscuro que contrastaban con su piel de tonos claros, culo redondo como un melocotón y pubis con un pequeño mechón de vello ensortijado y muy negro.

Mientras Lidia se masturbaba Ana después de desnudarse hacía lo mismo no dejando que su amiga y sumisa la tocase. Cuando Ana terminó de darse placer hizo fuerzas y orinó sobre el cuerpo de Lidia mojando su blusa y falda. Lo había hecho intencionadamente. Lidia la miró con rabia pero vió cruzado su rostro por un fuerte sopapo dejándola claro quien mandaba allí.

Ana la llevó del pelo y de rodillas hasta el despacho y allí la hizo desnudarse completamente. A pesar de que no era la primera vez que se habían visto desnudas la abogada sintió vergüenza e intentó taparse con los dos brazos pero su Ama no la dejó y la hizo sentarse en el suelo y esperar a que la trajeran la ropa.

Te la traerá un hombre y le tendrás que dar propina y que se vaya satisfecho del premio que le des, quiero que no tenga queja de ti---- ordenó Ana casi despóticamente.

Lidia sabía lo que la esperaba pero su clítoris estaba henchido de calentura y deseaba recibir la orden que fuera porque para ella sería un premio. Ana salió, se vistió y fue a casa donde recogió un vestido y un tanga que su amiga recordaba muy bien y se los entregó a Fernando que por cierto era su Amo. Fernando cogió la ropa y volvió al despacho y le tiró la ropa encima a Lidia que aguardaba en el suelo pero con un antifaz puesto por orden expresa de Ana que se la había dado antes de despedirse y marcharse.

Lidia se puso el tanga y el vestido, Fernando la condujo al espejo y allí frente al cristal delator le liberó del antifaz y ella pudo ver que la ropa tanto el vestido negro como el tanga rojo que se había puesto debajo era la ropa que ella misma llevaba en la noche de nochevieja el primer día que Ana y ella habían unido sus cuerpos, frotado sus coños y tenido su primer orgasmo juntas.

Fernando la bajó los tirantes del vestido de golpe pero sin romperlos atrapando los brazos de la chica con ellos y la hizo sostener con las manos la falda del vestido mientras acercaba una mesa que colocaba delante de ella. Ella tenía que estar todo el rato con la vista puesta en el espejo y en todas las acciones de él. La apartó el tanga y no se preocupó de nada más, penetrándola de un solo golpe y follandola tan salvajemente que la hizo casi saltar las lagrimas y eyaculando antes de que ella pudiera quejarse. La hizo que le mamara la polla hasta ponerla dura de nuevo y la penetró analmente, esta vez la trató con más cuidado como si se tratase de una porcelana, a su vez masturbaba su coño retardando su orgasmo y haciendo que ella estallase en un orgasmo tan fuerte que tuvo que morder la mano del Amo para no chillar de placer.

Cuando hubieron terminado ella le tuvo que lavar y limpiar y prepararse con el vestido y el tanga para una noche de múltiples sensaciones pero eso ya es otra historia.

Continuara............

Este relato es imaginario pero si queréis escribirme sobre todo mujeres hacerlo a:

Picante100@hotmail.com