SONIA (Las perversiones de Sonia 9)

Ni en mis más depravados pervertidos sueños había concebido jamás, un ambiente tan salvajemente perverso como el que ahora estaba viviendo

SONIA  (Las perversiones de Sonia 9)

El arete dorado que adornaba el lóbulo izquierdo del morenazo latino lanzaba pequeños destellos luminiscentes al compás de los eróticos movimientos de sus bellas cabezas al reflejarse en él la luz de las lujosas lámparas cristalinas.

Un flujo de saliva resbaló por la suave y tórrida piel del cuello de Sonia mojando el negro cuero de su corsé por encima de sus firmes y erectos pezoncitos. Vázquez resiguió con su larga lengua su rastro hasta lamerle las tetillas.

-         ¡Uffff!. ¡Uuuuuffff!. ¡Uuuuuffff!. ¡Uuuuuuufffff!. Gimoteaba mi bella esposa abriendo y cerrando como un abanico sus maquillados parparos coronados de largas pestañas adornadas de tonos dorados y aferrando con su mano la cabeza del mejicano para que siguiera lamiéndole los pechos.

-         ¡Cornudo!!!!. Grito Sonia. ¡Estimula con tu boca y lengua los órganos sexuales de mi apuesto amante!.

Saqué fuera de la boca, como un perro sediento, toda mi lengua y con ella lamí la fina piel de los rasurados cojones del joven mejicano, recorrí luego su grueso y erecto falo besándole el glande con enorme devoción.

Mi boca forzaba para embutir toda en ella los grandes genitales del bello latino, chupándoselos con toda mi energía, dedicándome en especial al lamido de la parte que une el pene con los testículos.

Un diminuto caño de agua procedente del desecho del hielo situado debajo de los pies de la atormentada condenada salpicaba el suelo de la sala formándose un pequeño charquito de agua bajo la pequeña mesilla.

Sonia se abrió de piernas, se sentó de espaldas a Vázquez e hizo que le encajase por la zaga su empinada tranca en el interior de su apetecible coñito.

-          ¡Cornudo!. ¡Queridoooo…!. ¡Adora con tu asquerosa lengua mi coño y la polla de mi amante mientras follamos a gusto!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!!. Sonrieron cruelmente la pareja de preciosos Ama y Amo junto a otros invitados allí presentes.

La Señorita Blanco se regocijaba viciosamente excitada mientras contemplaba cachonda el cruel suplicio de la condenada esclava sacrificada en su honor.

-         ¡Iiiiiiiiiiihhhh!. ¡Iiiiiiiiiiihhhhhh!!!!. Unos débiles lamentos, silenciados por la tenaz mordaza, salían de la garganta de la rea. Los guiños de su cara reflejaban tormento y desconsuelo, todo lo contrario que los de la guapa cara de Sonia que irradiaba placer y satisfacción sin limites.

-         ¡Querida!. ¿Me prestas a tu cornudo para encularlo?. Pregunto a mi esposa la bella mulata transexual.

-         ¡Como No!. Contesto Sonia acercándose a Adri morreandola obscenamente.

-         ¡Uaaaaaaaauuuuu!!!!!!!!!!!. La tiesa y gruesa polla de la mulata atravesó por segunda vez mi dolorido ano mientras mi lengua seguía batallando para rozar con la punta el sagrado punto de unión del coño de mi Ama y el tórrido pene del mejicano.

Sonia marcaba unos muy, pero que muy suaves y lentos movimientos de caderas. Las manos de Vázquez masajeaban los firmes pechos de la Señorita Blanco.

En los rostros de las elegantes comensales se plasmaban bellas y sádicas sonrisas mientras contemplaban animadas/os y sentadas/os cómodamente en sus divanes el cruel suplicio a que era sometida la joven condenada.

-         ¡Uauf!. ¡Uauf!. ¡Uauf!!!!!!!!. La brillante calavera de plata que junto al águila imperial Sonia exhibía en el frontal de su gorra de plato, daba a la bella Dama un aspecto entre sensual y tenebroso y medio escondía a la vez las excitantes muecas de placer de su lindo rostro.

La Señorita Blanco se agitaba hábilmente y aspiraba vigorosamente aire intentando aguantar al máximo la llegada del fabuloso orgasmo que se avecinaba.

-         ¡Sonia!. Dijo Vázquez con la voz entrecortada por espasmos de placer. ¡En tus manos esta la vida de esta infeliz!.

-         ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!. ¿En mis manos?. ¡Nooooo!. Contesto Ella gimiendo también de satisfacción. ¡En mi coño!!!!!!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!!!!. Soltó impúdicamente alargando su lengua para rozarla viciosamente con la del apuesto latino.

Las cejas levantadas y contraídas, arrugas en la frente, parparos abiertos y lagrimas resbalando por las mejillas exteriorizaban el espeluznante miedo que aquella infeliz muchacha sufriendo.

Sonia exhibía toda su plenitud e incontrolados y lujuriosos gestos de placer, en contraste con la cara de terror de la sufrida esclava.

-         Me excita enormemente el pánico y el sufrimiento que para Mi supremo gozo esta padeciendo a tu perrita. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!. Sonreía seductora, orgullosa y satisfecha  la inmoral Señorita Blanco.

Este miedo atroz, junto a la húmeda y fría sensación que producía en la condenada el bloque de hielo donde descansaban sus pies, hicieron surgir de su vagina un chorrito de orina que se deslizo por sus piernas. Aumentando así, de forma aun mucho más rápida, la licuación del soporte helado donde la esclava empezaba a efectuar verdaderos malabarismos para no quedar colgada en el vació.

-         ¡Uf!. ¡Uf!. ¡Uf!. ¡Aaaaaaaaaa!!!!!!.  La guapa mulata se corrió en mi ano, saco su polla y la metió en mi boca.

-         ¡Chupa!. ¡Cabron!. ¡Chupa!!.

-         ¡Sonia!. ¡Que te parece si me meo en el bloque de hielo!. Dijo Adri en un tono mitad  pregunta mitad deseo una vez hubo calmado su ardor en mi culo.

-         ¡Adelante!. ¡Adri!. ¡Hazlo!!!!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!. Contesto Sonia alegre y divertida.


La guapa i escultural transexual vació encima del rectángulo de hielo una gran meada. El caliente líquido dorado acrecentó todavía más rápidamente el irremediable deshielo.

La condenada aguantaba a duras penas su peso sobre las puntas de sus desnudos y frágiles dedos pugnando para alargar, aun que fueran escasos minutos, su preciada vida.

-         ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Divino!. ¡Adri!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!!!. Se carcajeaba Sonia desenfrenadamente acompañada de la mayoría de sus camaradas.

Los pies de la esclava terminaron resbalando definitivamente, su cuerpo colgó del ajustadísimo collar que aprisionaba fuertemente su garganta.

-         ¡Ua!. ¡Ua!. ¡Ua!. ¡Uf!. ¡Ua!. ¡Ua!. ¡Uf!. ¡Uf!. Gozosamente jadeando Sonia aceleró impetuosamente sus movimientos encima de la tiesa polla del apuesto latino.

-         ¡Así!. ¡Así!. ¡Sigue!. ¡Sigue!.   ¡No pares!. ¡No pares!. Suplicaba Vázquez mientras sus finas manos masajeaban y apretujaban los maravillosos pechos de la Señorita Blanco.

La esbelta Dama realizaba certeros ejercicios de acrobacia, flexionando sus piernas sostenidas encima de los afilados tacones de sus zapatos, para subir y bajar su coño aprisionando vigorosamente el bronceado miembro del guapo latino.

-         ¡Aun……..!. ¡Aun……!. ¡Aig!. Aig!. ¡Uaf!. ¡Estas a tiempo de indultar…….. a la condenada!.  Apunto el mejicano en medio de grandes contracciones de placer, quizás con la esperanza de hacer reflexionar a la cruel Señorita Blanco.

-         ¿Tu crees?. Dijo Ella frunciendo la nariz con la boca semiabierta en una clara expresión de vicio reflejada en su preciosa cara.

Deliberadamente Sonia había hecho colocar un ceñido collar y no una soga en el pescuezo de la rea con el fin de alargar la espeluznante agonía de la sacrificada.

La condenada, colgada en el vació, intentaba aspirar aire con extrema dificultad. Su cara se amorataba rápidamente debido a la falta de oxigeno y sus encadenadas piernas daban los últimos espasmos de vida.

La agonía de aquella cruel ejecución se prolongo aun durante algunos largos quince minutos, al final, su frágil cuerpo se balanceo ligeramente colgado del techo a escasos centímetros de la superficie de la mesa y su rasurada cabeza quedo inclinada hacia un costado.

Una hermosa expresión de placer y complacencia se plasmo en las caras de los dos amantes, sus respiraciones eran rápidas e intensas.

Mientras follaba, los labios de Sonia, diseñados para morrearse se comían literalmente a los del bello latino.

-         ¡Aaaaaa!. ¡Aaaaaa!. Uaf!. ¡Uaf!. En medio de fuertes jadeos, delirios y alaridos, entremezclados con los de Vázquez,  Sonia se estremeció de supremo gozo alcanzando un múltiple orgasmo.

-         ¡Jajajajajajajajajajajajajaja!!!!!!!. ¡Ahora sí soy una Diosa!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!. Exclamo la Señorita Blanco tronchándose diabólicamente satisfecha con la boca totalmente abierta enseñando sus perfectos dientes blancos.

Sonia se levanto dejando libre el todavía tieso miembro del chulazo latino.

-         ¿Complacido?. ¡Vázquez!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!!!. Sonia se reía morbosamente alocada regocijándose en sus perversas maldades.

-         ¡Maravilloso!!!.¡Extraordinario!!!. ¡Sonia!. ¡Es Usted Bárbara!!!!. ¡Tremenda!!!. ¡Maravillosa!!!!.  Dijo Vázquez todavía exhausto de la actividad sexual a la que Sonia le había sometido.


Una parte del espeso líquido seminal que impregnaba el coño de la Señorita Blanco resbalo al suelo, mientras otros restos pringaban aun su sagrado clítoris y también la polla de Vázquez.

-         ¡Cornudo!!!!. ¡Limpia mi coño!. ¡Rápido!. ¡Imbecil!. ¡Escoria humana!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!!!.

Colocando una de sus piernas encima del sofá y la otra en dirección contraria, Sonia dejo todo su Divino clítoris a mi alcance. Me apresure a limpiar con mi lengua los restos de semen que todavía quedaban en los genitales de mi esposa. Tomando una fusta que alcanzo con la mano me propinaba de vez en cuando un fuerte azote en mis nalgas.

-         ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Jajajajajajajajaja!!!!. ¡Limpia!. ¡Cornudo!. ¡Limpia!. ¡Tu lengua no sirve para otra cosa!. ¡Jajajajajajajajaja!!!!!. Gritaba mi escultural y perversa “esposa” degradándome como un desperdicio que es lo que soy.

Observaba sobradamente complacida, sobradamente satisfecha, como sumisamente me humillaba lamiendo y tragando la lefa de su fibroso hombretón.

-         ¡Ahora la polla de mi amante!. ¡Perro!. Pegué con toda mi lengua una gran mamada al pene de Vázquez metiéndolo todo en mi boca.

Ha estas alturas mi pene intentaba infructuosamente enderezarse de nuevo, y de nuevo sufría la espantosa tortura de las púas clavándose en mi polla.

-         ¡Limpia el parqué con tu repugnante e inmunda lengua!. ¡Perro!. ¡Jajajajajajajajajajajajajaja!!!!!!!. Reposando su zapato sobre mi casco de vikingo, Sonia empujo con fuerza mi cabeza hacia el suelo. Humildemente y sin rechistar absorbí los restos del espeso liquido que manchaba el parquet.

-         ¡Como te he prometido!. Hablo Sonia dulce y pausadamente. ¡Voy a permitir que me adores!. ¡Cornudo!. ¡Pero………!. Dudo unos instantes……. ¡Sin pajearte!. Añadió con un tono de crueldad. ¡Jajajajajajajajaja!. ¡No me has satisfecho lo suficiente!!!!!. Dijo entonces Sonia con boca de risa.

Empecé lamiendo las afiladas agujas de sus stilettos. Sonia se aposento cómodamente en el sofá cruzando una pierna encima de la otra y estirando sus brazos hacia atrás encendió un pitillo.

Después de lengüetar todo su sagrado zapato lo retire con mi boca de su maravilloso pie, pasando a lamer sus preciosos deditos.

El mejicano se había puesto en pie y como si se dispusiera a marchar se estaba colocando la ropa.

Sonia aparto el pie de mi boca y acercándolo a la entrepierna de Vázquez rozo con él su enorme pollon.

-         ¿Crees que ha valido la pena sacrificar a tu esclava en mi honor?. Interrogo Sonia a su apuesto amante.

Vázquez inclino la cabeza y agarrando en su mano el excelente pie de la Señorita Blanco pego un fuerte beso en el empeine.

-         ¡Si tuviera diez esclavas, diez esclavas sacrificaría por Usted Maravillosa Señorita Blanco!. ¡Es Usted una Soberbia Diosa!.

-         ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!. Sonia arranco de nuevo en grandes risotadas.

-         ¡Vázquez!. ¿Abrimos una botella para terminar de sellar nuestro pacto?.

-         ¡Como No!. Contesto él.


Las primeras luces del alba empezaban a penetrar por los grandes ventanales del caserón todavía iluminado por las cientos de bombillas de las pomposas lámparas de araña repletas de frágiles cristales que colgaban de los altos techos de la mansión.

A través de las ventanas se apreciaba la tenue resplandor de las humildes viviendas de los obreros de la colonia que se incorporaban de nuevo a una dura jornada de trabajo en la fábrica, mientras la Señorita Blanco, su dueña, continuaba inmersa en aquella sádica y lujuriosa fiesta de “bodas”.

Sonia calzo de nuevo su delicado pie en el stiletto levantándose de su aposento, a la par Vázquez hizo lo mismo.

-         ¡Sigue adorándome!. ¡Estupido!. Vociferó Sonia en un momento en que mi lengua dejo de lamer su pie.

Mi ojos, que hasta entonces estaban fijados observando sus bellos rostros, se inclinaron hacia al suelo. Ante mi aparecía la sensual imagen de unas maravillosas y bronceadas piernas erguidas sobre los finos tacos de sus puntiagudos stilettos, resaltando su sugerente empeine tatuado con el escorpión y de unos no menos lindos tobillos adornados con la fina cadenita dorada de donde colgaba la diminuta llave del candado de mi cinturón de castigo.

Los dos tomaron en sus manos una larga copa de Moët Chandon, el enguantado brazo de Sonia se entrecruzo con la tórrida extremidad del galante latino.

Los lindos ojos de la bella Dama, semí-hombreados por la visera de su temible gorra, se devoraban apasionadamente con los de Vázquez. Si no fuera por el conocimiento que tenia de mi Diosa, hubiera jurado que estaba perdidamente enamorada del joven mejicano.

Sus manos aproximaron las copas a sus lindos labios.

-         ¡Por el negocio que acabamos de sellar!. Brindo la escultural Sonia.

-         ¡Por el colosal placer que ha sido conocerla!. ¡Distinguida Señorita!. Dedico Vázquez su brindis.

-         ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!. El brindis de Vázquez arranco una placentera sonrisa de los labios de la Señorita Blanco.

El burbujeante dorado liquido penetro en sus bocas, entonces se acercaron y juntándose se dieron un calido y largo morreo.

-         ¡Vázquez!.  Me encantan los hombres duros y viriles como Usted, sin escrúpulos, sin moral, sin piedad. Capaz de satisfacer los morbosos deseos de una caprichosa y malvada Dama como yo. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!. ¡Su cruel comportamiento ha sido fascinante!. Mientras Sonia hablaba con su dulce y sensual voz, acariciaba con el fino cuero de sus enguantadas manos los suaves y robustos músculos del joven latino. ¡ Sacrificando a su perra en honor a Mi augusta persona me ha trasformado Usted en una autentica Diosa!. ¡Jajajajajajajajaja!!!.  Sonrió cruel y divertida la glamorosa Señorita Blanco.

-          ¡Sonia!. ¡Debo partir!. ¡El vuelo me espera!. Tengo que llegar cuanto antes a mi destino para emprender el negocio antes de que alguien se nos adelante en ello.

-         ¡Saluda a tu Amo!. ¡Perro!. Grito Sonia dándome una patada en mi hocico.

Bese y lamí los elegantes zapatos del varonil mejicano. Sonia tiro de mis cuernos obligándome a besar también el paquete que sobresalía de sus ajustados pantalones.

-         ¡Besa el pollon que me ha dado un placer insuperable!. Exigió mi adorada Diosa.

Vázquez resiguió con sus labios el negro cuero del elegante guante de la Señorita Blanco hasta besarle la parte superior de su mano derecha y finalmente, antes de marcharse definitivamente, le chupo los deditos encajados en lujoso y gruesos anillos de diamantes.

Sonia, con una agradable sonrisa junto sus morritos y lanzo un entusiasta beso al guapo latino.

El cadáver de la condenada esclava seguía suspendido de la cadena que prendía del techo. Sonia se dejo caer en el mullido sofá, mientras algunos de los invitados se masturbaban con la morbosa imagen de la rea y otros dormían exhaustos su borrachera.

Por mi parte seguía sacando brillo al fino cuero de sus zapatos. Sonia asió la fusta y empezó a azotarme con furia.

-         ¡Aparta!. ¡Cornudo!. ¡Imbecil!.

-         ¡Perdón Divina Majestad!. ¡Perdón!. Atine a contestar.

Sonia parecía malhumorada. Quizás por la partida del joven y presumido latino, quizás su cuerpo se estaba resintiendo de las largas horas de marcha, vicio, alcohol y drogas.

Me miro orgullosa, altanera, despectivamente y con la aguda punta de su stiletto me dio un puntapié en los labios que me dolió muchísimo.

-         ¡Aaaaaaaaaaaaah!!!!!!.

-         ¿Duele?. ¿Cabron de mierda?. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!!. ¡Pues te aguantas!. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!!.


Las recargadas lámparas seguían consumiendo energía sin parar a pesar de que la luz solar iluminaba ya  completamente todas las estancias de la mansión.

La mayoría de los comensales yacían agotados en los cómodos divanes de piel de la sala discoteca adjunta al comedor.

Tan solo unos pocos se habían retirado a los aposentos que la Señorita Blanco había dispuesto para el descanso de sus amigos.

Sonia, junto a Adri, Richard, Rosalí y Olga, aun que mostrando síntomas de un fuerte cansancio permanecían despiertos.

Bajo la sarcástica y arrogante mirada de la Señorita Blanco los cuatro matones procedieron a retirar el cadáver de la esclava ejecutada.

-         ¡Pobrecita!. Manifestó Sonia de forma superficial y con boca de risa a sus esculturales acompañantes. ¡Su muerte no ha sido en balde!. ¡Jajajajajajajaja!!!!!. ¡A servido para dar placer a mi coñito y para  experimentar un intenso y morboso gozo sin igual!. ¡Jajajajajajajajajajajajajaja!!!!!!. Continuó expresándose frívolamente la malvada y bellísima Diosa Sonia.

-         ¡Tengo hambre!. Añadió entonces.

-          ¡A mi también se me ha abierto el apetito!. La esbelta mulata se reafirmo en ello, solidarizadse con la preciosa Señorita Blanco.

Los criados, excepto algunos que habían sido requeridos por sus Dueñas/os en sus estancias, permanecíamos postrados de rodillas ante nuestras Amas y Amo Richard a la espera de sus caprichosas decisiones.

-         ¿Que os parece?. ¡Chocolate, nata y churros!.

-         ¡Perfecto!. Se expresaron casi al unísono Rosalí y Richard.

-         ¡Sonia!. ¡Que nos lo sirvan en el jardín al lado de la piscina!. Manifestó Olga que andaba desnuda luciendo su impresionante y estilizada figura.

-         ¡Cornudo!. Yo permanecía de rodillas y con los cuernos todavía en mi cabeza medio amodorrada. Aquel grito me dio un vuelco en el corazón despertándome de sopetón.  ¡Ya has oído!. ¡Encárgate de ello!. Me mando mi “esposa”.

Escogí para realizar la tarea a Felisa y a la nueva criada quienes se uniformaron de nuevo con sus ropajes de doncella francesa. Pechos al aire, pezones anillados y pesas colgando de ellos.

-         ¡Formar a todos estos perros en el patio!. Ordeno imperativamente Sonia a sus matones, refiriéndose al resto de esclavos presentes en la sala, una vez se habían desecho del cadáver de la joven ejecutada.

Los sumisos fueron conducidos desnudos, encadenados y en hilera hasta un patio trasero de la casona próximo a la piscina donde las Señoras y Richard se disponían a tomar su almuerzo.

Sonia, junto a sus camaradas se persono en el lugar. La Señorita Blanco igual que el esbelto y atlético Amo Richard todavía iban ataviados con su impresionante vestimenta sado.

Olga totalmente desnuda, calzaba unas altísimas sandalias destalonadas y cubriendo sus majestuosos ojos unas grandes gafas oscuras que resaltaban sus sugerentes labios granas.

Adri cubría su grueso miembro con un diminuto tanga de lame dorado, dejando al aire sus firmes pechos y resaltando sobre su negra piel unos largos collares de perlas combinados con unas pulseras doradas, gruesos anillos y pendientes de aro.

La joven mestiza de melena azabache y ojos oscuros penetrantes, exhibía desnudo su delgadito y moreno cuerpo, cubriendo tan solo su sexo con un pequeño tanga de cuero negro y calzando a juego unas mules de alto tacón aguja que resaltaban las esmaltadas uñas doradas de sus perfectos pies.

Las cuatro Damas y el Caballero llegaron al lugar blandiendo sus temibles fustas y látigos, tomaron asiento en una redonda mesa preparada para tomar el apetitoso desayuno. En sus flancos las dos uniformadas criadas y un servidor.

Los restantes sumisos y sumisas permanecían inmóviles, firmes, como en una formación militar.

-         ¡Okey!. ¡Que bien me sienta este chocolate con unos buenos churros!. Comento Adri entusiasmada.

-         ¡Jijijijijijijijijiji!!!!. Sonrió la bella cubananita jactándose de sus esclavos que tan solo se habían alimentado con sus mugrientas sobras.

-         ¡Ummmmm!!!. ¡Que apetitosos están!. Exclamo también la escultural Olga.

-         ¡Deliciosos!.  Apunto también Amo Richard.

-         ¡Cornudo!. ¡Ven a comer churro con nata y chocolate!. Me llamo Adriana, la bella transexual habiéndose untado su negra polla con abundante nata.

-         ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!. Se carcajearon todos los demás esperando ver mi humillación.

Mire a mi “esposa”, o mas bien a mi Diosa, Ella sonreía burlonamente.

-         ¡A que esperas!. ¡Esclavo!. Fue la respuesta que obtuve de la Señorita Blanco.

Así que me arrodille entre las piernas de Adriana e introduje nuevamente la gruesa polla de la Divina mulata en mi boca para chupar y limpiar toda la nata del empinado falo.

-         ¡Así!. ¡Cornudo!. ¡Así!.... ¡Así!......¡Sigue!....... ¡Sigue!...... ¡Sigue!.... ¡Así!. Su pene iba in creciendo, ahora apretujaba con sus manos mi  incomodo casco de cornudo contra su pollon, obligándome a seguir comiéndolo.

Sonia daba largos lametones en los erectos pezones de Adriana cubiertos de cálido chocolate.

Sus sedosas manos, despojadas de los largos guantes de cuero, mostraban unos finos dedos acabados en largas uñas esmaltadas de rojo púrpura con salpicaduras doradas y adornados de gruesos anillos.

Agarro un churro y untándolo con chocolate lo acerco a los labios de la preciosa mulata. Adri abrió la boca dejando que gotera en su interior el dulce y espeso liquido marrón.

Mi hermosa “esposa” acerco su lengua a la boca de la esbelta transexual y dejo que goteara también en ella el calido chocolate.

La veinteañera cubana tomo prestada la temible gorra de las SS que durante la noche había lucido Sonia en su linda cabecita.

-          ¡Sonia!. ¡Con ella me siento mas poderosa e infundo mas terror a estos perros!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!. Se carcajeo con ganas la guapetona mestiza mientras paseaba látigo en mano lentamente taconeando entre las filas de los resignados y disciplinados esclavos, formados bajo el sofocante sol, aturandose aleatoria y provocativamente sonriendo malévolamente ante uno de los sufridos mansos.

-          ¡Se ve que estos hijos de puta todavía les quedan ganas de excitarse!. Los machos, sumisos vocacionales, exhibían sin poder ocultar unas impresionantes pollas tiesas estimulados sin lugar a dudas por la fuerte carga erótica y sensual que desprendían en aquellas bellas Damas y el apuesto Amo Richard.

-           ¡Tu!. ¡Esclavo!. Grito con desprecio Rosalí a un rico sumiso de color de pelo canoso y ya entrado en edad. que había pagado una importante suma de dinero para poder participar como esclavo en aquella sádica orgía. ¡Ven!. ¡Quiero que calmes mi fogosidad!. ¡Perro!.

A duras penas el negro se acerco hasta la guapa cubana.

-          ¡Que haces de pie frente a mi!. ¡Imbecil!. ¿No sabes como debes comportarte ante una Reina?. El criado, que reaccionaba con movimientos lentos debido a su edad y al cansancio de la larga noche, recibió de la bella mestiza tres fuertes azotes antes de poder postrase de rodillas a sus pies.

-          ¡A ver como me suplicas!. Replico Rosalí.

-          ¡Señorita!. ¡Por favor!. ¡Se lo suplico!. ¡No me castigue!. Rogó con un miedoso tartamudeo el muy asustado sumiso mostrando una potente erección en su pene, besando y lamiendo las impresionantes mules de la cruel mestiza que lo observaba satisfecha con una perversa sonrisa en sus labios.

-          ¡Tendrás que esforzarte mas para convencerme!. ¡Estupido negro!. ¡Jajajajajajajajaja!!!!!. Rosalí empezó a propinar a al esclavo unos tremendos fustazos en sus ya marcadas nalgas.

-          ¡Por favor!. ¡Señorita!. ¡Se lo imploro!. ¡No me castigué mas!. Pedía llorando y trabándose las palabras el temeroso criado, cosa que aun excitaba más a la cubana.

-          ¡Cerdo asqueroso!. ¡Viejo verde!. ¡Negro pervertido!. ¡Fijaos!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Cuanto mas lo humillo y lo insulto, mas gruesa se le pone la podrida polla este perro sarnoso!. ¡Se ve que le gusta que lo maltraten!. Gritaba exaltada y cachonda la cubanita azotando y pataleando al negro esclavo.


Olga empezó a estimularse el clítoris con sus hermosas manos igualmente repletas de lujosos anillos.

El hinchado pene de Adri salía y entraba vigorosamente de mi boca. Sus dedos excitaban el rosado coño de la guapa Sonia.

-          ¡UaUaUaUaUa!!!!. Gemía placenteramente la transexual. Sonia tragaba mordisco a mordisco el churro con chocolate de los eróticos labios de la mulata hasta que se fusionaron en un largo morreo.

El escultural y modelado Richard buscaba un agujero donde ensartar su tiesa polla y este fue como No. Mi dolorido y destrozado ano.

Tuve de incorporarme para ofrecer mi trasero a Amo Richard. Mis piernas firmes en el suelo y mi espalda agachada en ángulo recto para seguir lamiendo la polla de la mulata.

-         ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!!!!!!!. Grite de dolor en el momento que el rubito Amo gay emprendía con fuerza su polla en mi culo.

-         ¡Eso!. ¡Grita!. ¡Grita!. ¡Grita fuerte!.  ¡Me gusta ver como gritas de dolor!. ¡Cornudo!.¡Cabron de mierda!. ¡Jajajajajajajaja!. ¡Jajajajajajajaja!.

Pero Adriana no soltaba mi dolorida cabeza encajada en aquel insoportable casco de vikingo.

-         ¡Chupa!. Chupa!. ¡Perro!. ¡Ni se te ocurra dejar de chupar!. ¡Si no quieres que te destroce la espalda a latigazos!. Amenazo la bella mulata.

-         ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!.  ¡Oooooh pobrecito maridito mío!. ¡Adri!. ¡No seas tan mala con él!. Expreso Sonia con su sensual voz a la vez que se carcajeaba con ganas burlándose de mí.

Olga y Rosalí se daban el pico mientras se masturbaban mutuamente.

-         ¡Anda!. ¡Escoria negra!. ¡Cómenos el culo!. Ordeno Rosalí al esclavo que estaba humillando dándole un fustazo en sus pezones anillados y con pesas colgantes.

Toda esta erótica escena trascurría ante los boquiabiertos ojos de los inmóviles sumisos formados firmes en pelotón y vigilados por los cuatro matones a las ordenes de la Señorita Blanco.

-         ¡Me corro!. ¡Chupa!. ¡Cornudo!. ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!. Adri vació su lefa en mi boca.

-         ¡Aaaaaaaaaaaa!!!!!!. Y la polla del Divino Richard en mi culo ¡UaUaUaUuaaaaaaaaa!!!!!.

Sonia, se corrió estimulada por los dedos de la bella mulata chupándose con mucha lengua y en medio de sensuales guiños de placer de su preciosa y radiante cara.

El negro intercalaba lengua en el agujero del culo de Olga y en el de Rosalí, mientras las dos bellezones se masajeaban los pechos y se lamían los labios la una a la otra.

-         ¡Aiaiaiaiaiaiaiaiaiaiaiaiiiiiii!!!!!!. Gesticulaba la joven cubana con sonidos de pura gozada.

Olga le acompañaba en la búsqueda del supremo clímax. Las dos tuvieron un orgasmo simultáneo.

-         ¡Abre tu cerda boca!. ¡negro asqueroso!. ¡Jajajajajajajajajaja!. Insultaba Rosalí aun cachonda despiadadamente al sumiso.

El esclavo abrió la boca para recibir en ella los orines de la bellísima mestiza de melena azabache y atractivos labios carmesí.

-         ¡Graci….grac….gracias Seño…señorita!. Miedoso y titubeando el esclavo agradeció a la cubana haberse meado en su boca.

-         ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Sonia!. ¡Este perro negro esta muy bien educado!. ¡Jajajajajajajaja!!!. Dijo Rosalí pisándole el erecto pene con sus altivas mules arrancando de él un fuerte aullido de dolor.

-         ¡Sí!. ¡Es una lastima que este tan viejo y deteriorado!. ¡Me hubiera gustado quedármelo! ¡Siempre hermosea mas poder exhibir a un esclavo negro!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!.  ¡En fin!. Comento Sonia con natural ligereza.

La cubana se levanto de su asiento y se acerco fusta en mano hasta los sumisos que formaban bajo el abrasador sol de aquella bochornosa mañana de verano.

-         ¡Nos podríamos divertir un rato con estos hijos de perra!. ¿Verdad?. ¡Sonia!. Apunto Rosalí con su preciosa cara de viciosilla.

-         ¡Que propones!. Contesto Sonia dispuesta siempre a someter a perversos y crueles juegos a sus inferiores.

-         ¡Podríamos hacerles practicar algo de ejercicio!. ¿No?. Replico la bella mestiza.

-         ¡Eso!. Intervino Adri. ¡Que corran dando vueltas al patio mientras les propinamos unos buenos azotes!.

-         ¡Sí!. ¡Y cargando una piedra en la espalda!. Añadió Sonia con crueldad en sus palabras.

-         ¡Jajajajajajajajajajajaja!. Sonrió Rosalí. ¡Excelente idea!. ¡Sonia!.

-         ¡No se hablé mas!. ¡Vamos!. ¡Vamos!. ¡A correr!. Ordeno la Señorita Blanco.

Todo y el intenso calor los esclavos fueron obligados, con la ayuda de los chulazos matones, a correr sin parar dando vueltas y mas vueltas al patio, cargando sobre sus  espaldas unas pesadas piedras que se encontraban amontonadas en un rincón del jardín.

-         ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!. Rosalí se partía de risa mientras asestaba tremendos fustazos en las nalgas de los sufridos esclavos.

-         ¡Vamos!. ¡Cabrones!. ¡Correr mas aprisa!. Chillaba Diosa Sonia. Las cadenas que les sujetaban las manos y los pies impedían a los esclavos correr con más soltura.

Aquel terrible ejercicio duro hasta que los sumisos y sumisas caían exhaustos al suelo y aun así, las malvadas Amas alocadas de poder no cesaban en su divertimiento.

-         ¡Levanta!. ¡Perro holgazán!. Grito Olga a uno de sus particulares, azotándole la espalda y pataleando en los costados y en los cojones.

(Continuará)