SONIA (Las perversiones de Sonia 7)

La comilona de celebración de la boda se convierte en una sádica orgía en la que toman parte la mayoría de comensales invitados.

SONIA (Las perversiones de Sonia 7)

Era ya entrada la madrugada cuando las múltiples luces de las recargadas lámparas de araña del salón se apagaron y al son de la Marcha Triunfal de Verdi los criados hicieron entrada portando un gran pastel de bodas, adornado con infinidad de bengalas. Al instante, un estruendoso castillo de fuegos artificiales alumbraba la negra y calorosa noche.

Una falta de consideración hacia las gentes de la colonia, pensé, que en aquellas horas debían de estar ya durmiendo, y más cuando para ellos el siguiente día era de trabajo.

Pero esto poco importaba a la rica Señorita Blanco y a sus no menos millonarios invitados que se divertían de lo lindo con la fiesta.

Entonces, de nuevo cobre protagonismo. Sonia se levanto, empuño una larga espada, me agarró de la mano y cortó el pastel en varios pedazos.

Me morreo de nuevo efusivamente, momento en que los invitados puestos en pie aplaudieron y alzaron sus largas copas para brindar. Aquellos fueron unos instantes muy emotivos para mi.

La tarta se repartió y de nuevo quedo mi plato vació. Luego vinieron los cafés, las copas de licor y junto a Sonia repartimos cigarros puros entre los comensales.

-         ¡Un momento!!!!!!. ¡Por favor!!!. Olga llamaba la atención de los invitados.

En aquellos momentos unos esclavos entraban en la sala empujando con dificultad un inmenso paquete envuelto en papel dorado y atado con un gran lazo color rosa.

-         ¡Sonia!. ¡Este regalo es para ti!. ¡De parte de todos nosotros!.

Con la ilusión gravada en su bello rostro, Sonia deshizo con la ayuda de unas tijeras el gran lazo que envolvía el paquete y rompió rápidamente el papel de regalo.

Apareció una pequeña jaula de barrotes de hierro con una muy jovencita adolescente encogida en su interior y sin apenas poder moverse debido al reducido espacio.

Iba totalmente desnuda, con la cabeza rasurada y llevando como única prenda, un collar metálico y una mordaza que la obligaba a mantener las mandíbulas extremadamente abiertas.

-         ¡Pensamos que necesitarías a una nueva esclava!. ¡La china es ya mayor y quizás te dure poco!. De la manera que la tratas………….. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!. ¡Es muy sumisa!.¡Virgen y totalmente domesticada!. Expuso la esbelta Olga con todo detalle.

-         ¡Veamos si es verdad!. Afirmo la Señorita Blanco.

Sonia hizo salir a la esclava de la jaula. Que lo hizo dificultad debido al entumecimiento de los huesos y a las largas horas allí encerrada. La puso de rodillas frente a Ella. No se si debido al alcohol o a la excitación del momento la Señorita se ensaño cruelmente con la chica.

Con sádica expresión en su rostro, aprovechando que fumaba un cigarro puro, torturo con el los pechos a la pobre jovencita, produciéndole dolorosas quemadas en ellos.

-         ¡Aaaaaaaaaaaaa!!!!!!!. De su boca salían unos indescifrables sonidos. Quizás de suplica hacia su nueva Ama.

Sonia hacia caso omiso de ellos y seguía martirizándola con saña. Esta despiadada e inhumana actitud de la hermosa Sonia puso caliente a más de uno.

Olga se hacia lamer por un esclavo mientras se daba el pico con Javier. La Señorita Torres follaba con Jonathan. Adri masajeaba los pezones a Sonia y Cristian se masturbaba en la boca de otra criada.

El resto de invitados observaban fascinados y sonrientes como Sonia se deleitaba causando dolor a la pobre e indefensa esclava.

-         ¡Traedme el látigo!. Exigió con osadía a una criada la Señorita Blanco.

Al momento la fiel sierva ofreció a Sonia su temido flagelo.

-         ¡Atadla a una columna!!!. ¡Rápido!!!. Ordeno entusiasmada sin querer perder ni un solo instante para empezar a aplicar el nuevo tormento a la jovencita.

Como un ave rapaz, Sonia volteaba lentamente alrededor de su victima encadenada a la columna.

Sonriendo perversamente desplegó el látigo y volteándolo lo impacto en la espalda de la adolescente.

-         ¡Zas!!!!.

-         ¡AAAAAAAaaaaaaaa!!!!. Uno tras otro los latigazos impactaban en la piel de la esclava. El dolor debía de ser enorme, la chica gritaba y se contorsionaba sin poder articular palabra debido a la mordaza.

Sonia azoto a su nueva esclava hasta dejarle la espalda marcada de largos cortes rojizos.

-         ¡Desatadla!!!!. Ordeno duramente.

Pese a la tortura recibida la chica se arrodillo y lamió los pies a Sonia. Esta se la miro sonriente y satisfecha comprobando la veracidad de las palabras de su amiga Olga.

-         ¿Hay algún Caballero que quiera eyacular en su boca?. Dijo Sonia ofreciéndola a la concurrencia.

Cristian, que todavía no había terminado su paja, se acerco y se corrió en la boca de la joven.

-         ¡Trágatelo todo!. ¡Putita!!. Ordeno a su esclava la hermosa y malvada Sonia. ¡Jajajajajajajajaja!!!.

La Señorita Blanco estaba alborozada y eufórica.  Se ausento de nuevo de la sala sin decirme nada, ni tan solo dedicarme una insignificante mirada. Fue Adriana, quien en ausencia de Sonia, me miro y sonrió burlona y sarcásticamente moviendo su lengua de una manera obscena e impúdica que me hizo ruborizar.

No se cuanto tardo Sonia en volver. Cuando lo hizo llevaba puesta una sexy, provocativa y temible combinación de cuero negro, consistente en largos guantes hasta los codos. Medio corsé, dejando su maravilloso y rasurado clítoris al descubierto, salones de altísimo tacón metálico y pronunciada puntera, gorra de plato de estética y simbología de las  SS  y blandiendo  en sus manos un corto látigo de cuero negro.

A su lado, amarrada con una cadena, avanzaba dificultosamente sobre sus rodillas la que creo que era, sin poder asegurarlo, la pobre asiática.

Sus manos sostenían una dorada bandeja cubierta con tapa del mismo metal.

Al llegar al lugar donde yo me encontraba. Sonia, llamo la atención de todos los comensales.

-         ¡Un momento!!!. ¡Aquí traigo una sabrosa comida que he cocinado expresamente para mi marido!.

La esclava permanecía de rodillas frente mío aguantando la bandeja.

-         ¡Atención!!!. Grito la Señorita en el momento en que destapaba la bandeja. ¡Cual fue mi sorpresa!. En su interior había un plato con excrementos y dos rebanadas de pan.

-         ¡Anda querido!!!. Dijo Sonia con la voz entrecortada por grandes risotadas. ¡Te he hecho esperar!. ¡Pero ahora ya puedes comer a gusto estas delicias que te he preparado!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!!!!.

Mi cara debía de ser un poema de muecas de repugnancia producidas por el asco que me causo aquella inmundicia. Las risas de Sonia fueron ampliamente compartidas por el resto de las perversas/os invitadas.

-         ¡Son míooos!!. ¡Cariño!!!!!!. ¡No digas que vas a desperdiciar los excelentes requisitos que tan amorosamente he cocinado!!!. ¿Verdad?. Pregunto aun entre risas, burlona y autoritaria la Señorita Blanco.

Así que, con más muestras de desagrado que de deleite, agarre un pedazo de pan y lo mezcle con los excrementos llevándolo a mi boca.

Fue gracias al hecho que aquellos excrementos provenían de mi querida Diosa y por lo cual eran sagrados para mí, que aguante sin vomitar, a pesar de que a cada bocado me acometían terribles contracciones producidas por las nauseas.

-         ¡Ni se te ocurra vomitar!. Severamente amenazo la Señorita Blanco.

-         ¡Porque si lo haces!. ¡Haré que te los comas también!, ¡Jajajajajajajajajaja!!. Más risas y burlas por parte de todos los comensales.

Termine a duras penas el rico manjar preparado por mi querida esposa pasando un trozo de pan por la bandeja para dejarla limpia e impecable.

Sonia se mostraba satisfecha. Adri se acerco a Ella y le dio un fuerte y largo beso en los labios.

Un criado vino entonces trayendo un recipiente que lo coloco a los pies de Sonia, sentada de nuevo en su sillón.

Casi sin darme cuenta las Damas y Caballeros invitados se habían ido cambiando de indumentaria. Ahora, la mayoría, iban ataviados con prendas más acordes con la estética sado.

Olga iba embutida en un ajustadísimo mono de cuero negro provisto de una larga cremallera frontal, la cual llevaba abierta, dejando a la vista la raja de sus preciosos pechos.

Javier, su acompañante, vestía también pantalones de cuero, botas militares y gorra de plato al igual que  Sonia, de estética nazi. Dejando a la vista su musculoso y depilado torso.

Adri se había despojado de su vestido y andaba tan solo con un diminuto tanga de cuero negro. Resaltaban sus hermosos y firmes pechos que Adri lucia desnudos con los pezones erectos y rodeados de largos collares de perlas. Exhibía como Sonia, un pircing de pendiente en el ombligo y resaltando sobre su negra piel, rodeando su estrecha cintura, una fina cadenita dorada.

Adriana calzaba unas altísimas sandalias doradas, como dorados eran los gruesos pendientes de aro que colgaban de sus orejas, embellecía su perfecto cuerpo con unas esplendidas y lujosas joyas.

La bella mulata y Jonathan, un chulazo rubio, destaparon unas botellas de carísimo champagne y lo vaciaron en el interior del bol.

-         ¡Bebe! y ¡Límpiate tu asquerosa boca!. ¡Cerdo!. Me grito la Señorita Blanco violentamente señalando el dorado líquido.

Llene mi boca de aquel carísimo champagne, la enjuague y vacié el contenido en el bol.

-         ¡Es que no lo entiendes!!!!. Grito Olga.

-         ¡Bebetelooooo!!!!!. Dijo apretando mi cabeza con su zapato hacia el interior del recipiente.

-         ¡Traed un embudo!. Ordeno Sonia.

Entre Jonathan y Cristián, otro cachas, me agarraron de los brazos. Sonia me introdujo el embudo en la boca y Adri vertió el champagne en ella.

-         ¡Enjuaga bien la boca!!!!!. ¡Imbecil!!!. Chillaba ahora Adri.

Todos reían divertidos y alocados, hasta que se dieron cuenta de que si continuaban iba a reventar.

Ya algo más sosegados dejaron que reposará medio tumbado en mi sillón, hasta que de nuevo apareció Sonia taconeando con sus stilettos de tacón metálico y portando un paquete de regalo.

-         ¡Con mucho cariño para mi querido esposo!!!!. Y Sonia largo el paquete hacia mí.

Después de la suculenta cena que me ofreció mi esposa, la expectación entre los invitados era máxime. El alcohol ofuscaba mi mente y me costo una barbaridad abrirlo, mientras lo intentaba pude apreciar como Sonia y Adriana se besuqueaban, se lamían los pezones y se masajeaban sus encantadores culitos.

-         ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!. ¡Jajajajajajajaja!!!!!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!. Las risotadas fueron enormes.

El paquete contenía un reluciente caso de vikingo. Con dos grandes cuernos en los laterales.

-         ¡Anda amor!. ¡Pontéelo!. Dijo Sonia con su encantadora boquita de piñón.

Con la ayuda de la Señorita Torres, una bonita rubia de pelo cortito estilo punk y ojos marrones, empotraron o más bien clavaron de malas maneras el casco en mi cabeza sujetándolo fuertemente en mi barbilla con unas correas de hebillas.

-         ¡Desnúdate!!!. Voceo imperativamente mi Diosa.

Sin darme cuenta Adri se había colocado frente a mí.  Sonia me agarro de los cuernos y alzo mi cabeza empujándola contra el bajo vientre de la preciosa mulata.

-         ¡Despoja el tanga a mi amante con tu asquerosa boca y sin tocarlo con los dientes!. ¡Cornudo!!!!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!. Otra vez las risas de Sonia fueron ampliamente compartidas por el resto de comensales.

Como pude me las ingenie para deshacer unos broches a ambos costados, de manera que, la diminuta pieza de cuero cayo al suelo dejando a la vista una enorme polla totalmente depilada.

¡Adriana es un travestí!!!!!. Exclame sorprendido en aquellos instantes, pero sin darme tiempo para el asombro, la guapa mulata introdujo su hinchado miembro en mi boca.

-         ¡Chupa!. ¡Chupa!. ¡Chupa!!!!. ¡Mi polla!!!. Me exigió Adri con acento Brasileño.

Sonia empujaba mi cabeza contra ella obligándome a realizar los movimientos de meter y sacar aquella dura y gruesa polla de mi boca.

-         ¡Adora la polla que te va a convertir en cornudo!!!!. Me dijo burlonamente mi esposa. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!!.

Sonia estaba sublime, exuberante. Se la veía gozar con las humillaciones a que me estaba sometiendo y a mi me parecía perfecto, al y fin y al cabo, el goce de mi Diosa es mi principal razón de existir.

Sonia y Adri se daban el pico por encima de mi cabeza, sus erectos pezones se rozaban los unos con los otros.

-         ¡Lubrica!. ¡Perro!. ¡Lubrica mi polla!!!. Decía perversamente Adriana.

-         ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!. Reían a gusto las dos Damas.

-         ¡Adri me llevas loca!. Confeso Divina Sonia a su transvertido amante.

-         ¡Te deseo con pasión!. ¡Sonia!. Contesto la mulata. Las dos se fundieron en un largo morreo.

Dos esclavos trajeron una especie de mesilla de forma cóncava y las dos hermosas Damas pararon sus juegos sexuales.

-         ¡Ven aquí querido!!!. Me indico mi esposa.

Me arrastré a cuatro patas hasta sus pies.

-         ¡Atadlo a la mesa!!!. Ordeno entonces a dos de sus esbirros.

Casi obligándome violentamente, los matones amarraron mis pies y mis manos, con la barriga pegada a la mesa a unas argollas que estaban incrustadas en las patas de la mesa de tortura quedando mi trasero y mi espalda al aire.

Sonia desplegó lentamente el látigo y empezó a azotarme con furia, era la primera vez que aplicaba el látigo en mi lomo.

-         ¡Uauuuu!!!. ¡Uauuuu!!!. ¡Uauuuu!!!. ¡Uauuuu!!!. El dolor era agudo.

-         ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Cornudo!!!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!. Yo aullaba y me contorsionaba de dolor, Ella reía aun más fuerte a carcajadas.

-         ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!. Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!. Uno tras otro, Sonia aplico veinte tremendos latigazos en la piel de la espalda y de mis nalgas.

Mientras era azotado por Sonia, Adriana se acerco hacia mí, levanto mi cabeza tirándome fuerte de uno de los cuernos del casco e introdujo de nuevo su exquisita polla en mi boca.

-         ¡Chupa polla!!!!. ¡Cabron!. ¡Chupa polla!.

-         ¡Adri!. ¡Querida!. ¿Quieres continuar con él?. Dijo Sonia bribona y sonriente.

-         ¡Síííí!!!!. Contesto rápidamente la bella mulata.

Adriana siguió castigando mi espalda con gran dureza. Sonia se puso frente mío contemplando mis gestos y muecas de dolor.

Encendió una cigarrita y llamo a su nueva perra para que le comiera el coño. La jovencita cumplía a la perfección los designios de su Ama cuando apareció en escena la agresiva Señorita Torres.

Aproximándose a Sonia la morreo ardientemente.

-         ¿Que tal lame tu nueva perrita querida?.

-         ¡Delicioso!. Contesto Ella dándose la lengua con la Torres.

La punki es una Mistress vocacional de sobras conocida en los ambientes Sadomaso por su refinada crueldad con sus sumisos.

-         ¿Me la prestas?. Pregunto con malicia la rubia punki.

-         ¡Como No!. ¡Haz con ella lo que te plazca!. ¡Querida!.  ¡Menos desvirgarla!. ¡Jajajajajajajajajaja!.

-         ¡Ah!.  ¡Sí no te satisface!. ¡La torturas!.  Sonrieron las dos bellezas.

-         ¡Por supuesto que lo voy hacer!. Contesto divertida la punki.

Sonia sabía perfectamente que la Señorita Torres encontraría cualquier pretexto para castigar sádicamente a su perrita, pero lo único que en aquellos momentos le importaba era follar con Adri.

La Señorita Torres tiro violentamente hacia ella de la cadena del collar y apartando la diminuta falda de cuero inserto su coñito en la forzada boca de la esclava.

La jovencita empezó a lamer y besar el sexo de Mistress Torres. La punki jadeaba y se contorsionaba de placer.


Adriana cedió el látigo a Roberto, un musculoso chico con una buena polla y un cuerpazo tremendo, que siguió flagelándome con más saña aun.

-         ¡Basta!!!!!. ¡Por favor!. ¡Se lo suplico!!!!!. ¡Basta!!!!. Imploraba yo.

No hubo compasión alguna, el sonido del cuero estrellándose contra mi piel era la inequívoca señal del suplicio a que estaba siendo sometido y del que yo, a pesar de mis suplicas,  gozaba enormemente.

-         ¡Besa mi polla!. ¡Cornudo!. ¡Jajajajajajajajajajajajajaja!!!. Se carcajeaba de mí la bella y  cruel Adriana.

-         ¡Ufffffffff!. ¡Uffffffffff!!!!!. Chupe y bese deleitosamente los rasurados testículos y la enorme polla negra de la esbelta travestido. Debo de confesar que me gusto,  me excito y aun que mi pene estaba forzosamente impedido para toda erección note como una agradable sensación de placer recorría mi espina dorsal.

Adri saco la polla de mi boca y la penetro, allí mismo, de pie, frente a mí, en el rosado y delicioso coño de Sonia.

Un esclavo a cuatro patas, como un perro, servia de escabel para que Divina Sonia apoyara encima de su desnuda espalda el fino taco de su puntiagudo stiletto, facilitando a Adri, erguida sobre los tacones de sus lujosas sandalias, la penetración de su prominente falo.

Sonia lucia maravillosa su sexy y atrevida indumentaria de comandante de las SS. La gorra de plato con su temible y brillante calavera, ligeramente inclinada hacia un lado, resaltaba unos ojos divinamente sombreados de morado brillante y largas pestañas.

Los siliconados labios de Adriana devoraban literalmente los de color púrpura de Sonia, sus lenguas  se enzarzaban la una con la otra, ensalivándose y metiéndoselas a fondo en el interior de sus bocas.

Las dos empezaron a gimotear apasionadamente. Sonia y Adriana follaban como unas autenticas guarras viciosas, sus caras reflejaban muecas de extremo placer.

Sus lenguas se rozaban con las puntas y miraban libidinosas como Roberto me castigaba sin piedad.

Adri bombeaba con frenética pasión su gruesa y rasurada polla en el coño de la guapísima Sonia y Sonia rodeaba con sus finos y largos guantes de cuero negro adornados con un brillante brazalete y dos gruesos anillos de diamantes el suave cuello de la esbelta mulata.

Con sus labios, Adri, deslizo un poco el corsé de Sonia dejando al descubierto los erectos botoncitos de los pezones de la bella Señorita Blanco.

En aquel instante Sara, otra viciosa lesbiana de pelo rubio y ojos verdosos, se unió  a la fiesta lamiendo los pezones a Sonia.

Sara que llevaba como única indumentaria un conjunto compuesto por un brillante collar del cual se desprendían varias cadenitas doradas que se alargaban hasta cubrir con ellas sus bellos senos, unos cortos guantes de cuero combinados con un slip y unas altas botas del mismo material y cubriendo su linda cabeza una gorra de plato idéntica a la de Sonia.

Sobre la piel de su ingle derecha lucia tatuada una bonita rosa y una clavera en el tobillo.

Sonia y Adri alcanzaron juntas un fabuloso orgasmo. Antes de vaciar el contenido de sus hinchadas bolas, Adri retiro su polla del coño de Sonia.

-         ¡Abre la boca!. ¡Cornudo asqueroso!. Dijo la hermosa travestido entre divertidas risas de las otras despampanantes Damas.

-         ¡Traga toda mi lefa!. Adri introdujo su todavía empinado pene en mi boca y se corrió en ella, mientras Roberto seguía aun aplicando el látigo en mi más que castigada espalda.

-         ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!!!!. ¡Adri!. ¡Levántale la cabeza a mi cornudo esposo!.   Pidió Sonia a su singular amante.

Agarrándome por la barbilla, la mulata forzó mi cabeza hacia arriba, Sonia me obligo a abrir la boca todavía repleta de espeso líquido blanco y escupió en ella una porción de su dulce y calida saliva que ingerí con mucho gusto.

-         ¡Chupa!!!!!. ¡Lubrica este pollon que te voy a meter en tu asqueroso culo de perro cornudo!. Gritaba ahora excitadísima mi hermosa Ama metiendo en ella un tremendo consolador fijado con unas correas en su sutil cintura.

Sonia me follaba la boca con cierta agresividad con un arnés de silicona negra que tenia incrustadas unas pequeñas tachuelas metálicas ligeramente puntiagudas. Imagine el dolor que me iba a producir aquel artilugio si Sonia cumplía sus propósitos y me lo introducía en el ano.

-         ¡Ahora prepara tu culo!. ¡Imbecil!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!

-         ¡Noooo!. ¡Por favor!…. ¡Sonia!. ¡Esto NOOOOOO!. Suplique con todas mis fuerzas.

-         ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!. ¿Sonia?. ¿Gilipollas?. ¡Como te atreves a llamarme por mi nombre sin permiso!.

-         ¡Perdón!. ¡Perdón!!!!. ¡Divina Majestad!. ¡Tenga clemencia!. ¡Por favor!. Estaba yo horrorizado.

-         ¡Me encanta que supliques!. ¡Esclavo!. Dijo de forma divertida y cachonda la cruel Señorita Blanco.

Lentamente taconeando y con las manos apoyadas en su cintura, Sonia se desplazo hacia mi espalda.

Sentí el tacto del temido arnés apuntando el agujero de mi pompis. Observe entonces que en la sala se estaba realizando una autentica orgía de sexo y violencia sádica.

Olga y Luisa Mari, otra preciosa mujer con un corte de pelo asimétrico y rojizo, ojos oscuros achinados y algo mayor que las demás chicas, tenían a un esclavo colgado cabeza abajo. En el culo le habían introducido una vela de forma falica que se derretía velozmente vertiendo la cera hacia el interior del agujero.

Las dos malvadas Damas blandían sendos látigos, con los que azotaban ininterrumpidamente al sufrido esclavo impedido de gritar por la cruel capucha mordaza que taponaba su cabeza pero emitiendo unos mitigados sonidos de dolor.

Olga hizo traer un cubo de agua que coloco debajo de la cabeza del siervo, Luisa Mari bajo la cadena hasta meter la cabeza del sumiso en el interior del cubo dejándole allí unos largos segundos produciéndole una desagradable sensación de ahogo.


-         ¡Uuuuuuuuuuuuaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!. Sonia arranco de mi garganta un atroz grito de dolor cuando de un solo golpe penetro el arnés en mi culo.

-         ¡Jajajajajajajajajajajajajajaja!!!!!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!!!. Reían graciosamente a carcajadas  Sonia, Adri, Roberto y Sara.

Pese a los gritos y aullidos de suplicio que continué emitiendo, Sonia prosiguió torturando salvajemente mi culo con aquel  terrible pollon de goma y tachuelas.

-         ¡Así!. ¡Así!. ¡Grita mas!. ¡Cabrón de mierda!. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!!. Oí que me decía mi sádica Diosa.

Mi cuerpo emanaba sudor por todos los poros de mi piel producido por la angustia del dolor extremo que Sonia me estaba inflingiendo.

-         ¡Sufre!. ¡Mamon!. ¡Cornudo de mierda!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!!. Chillaba sonriendo excitadísimala SeñoritaBlancometiendo y sacando brutalmente el arnés de mi culo.

-         ¡Sonia!. ¡Estas buenísima!. Oí que decía Sara con delirio y pasión, al tiempo que sin poder yo verlo, debido a mi posición contraria a Ellas, se besaban con lujuria.

-         ¡Uuuuuauauauauauauauauauauaua!!!!!!!. Un nuevo arrebato de Sonia hizo penetrar el temible consolador aun mas adentro de mi ano.

-         ¡Sonia!. ¡Déjame romperle el culo a mi también a esta mujercita de mierda!. Apunto el cachas de Roberto.

-         ¡De acuerdo!. ¡Pero toma precauciones!. ¡Este cabrón esta sangrando en cantidad por su repugnante agujero!.

Por unos instantes paso por mi mente renunciar a mi esclavitud, pero fueron eso, tan solo unos instantes, ya que de nuevo mi pene, preso todavía en la funda metálica que Sonia me obligo a llevar, dio señales de ardor al ver como Sara y Sonia se pegaban el lote tumbadas encima de la gran mesa del comedor, tirando al suelo platos y copas con restos de comida y de bebida.

-         ¡Sonia cuanto te deseo!!!. Expreso Sara con delirio.

Sonia respondió pasando su lengua por el clítoris de la exuberante rubia arrancando de esta, libidinosos jadeos de placer.

A Ellas se les unió el fibroso Jonathan con su morena piel untada de un lustroso aceite. Jonathan se inclino y lamió el ano de la escultural Sara.

-  ¡Ah!.¡Ah!.¡Ah!.¡Ah!. Los gemidos de Sara eran cada vez más intensos.

Su rubia melena se movía suelta por la desnuda espalda de la bella joven. Las viseras de las dos escalofriantes gorras de las SS de Sonia y Sara se rozaban mientras se daban lengua obscenamente.

A pesar del conocido lesbianismo de Sara, esta se dio la vuelta y mientras Sonia le estimulaba el clítoris con un lujoso dildo de titanio y diamantes, no dudo en morrear al apuesto y musculoso Jonathan que a la vez le magreaba sus firmes pechos.

Los flujos veginales de Sara no tardaron en aparecer en medio de unos sonoros y placenteros gimoteos.

La polla de Roberto sustituyo al bárbaro arnés de Sonia. Fue como un leve respiro, todo y el dolor provocado por los embistes del duro pene de Roberto, principalmente por las hondas heridas producidas por las tachuelas,  nada era comparado con el suplicio a que me había sometido mi adorada Diosa.


Arrodillada y encadenada a unas columnas con los brazos en cruz, Mistress Torres torturaba con sigilo los pezones de la joven adolescente que Diosa Sonia le había prestado.

La SeñoritaTorrescogio un pedazo de hielo y excito las tetillas de la adolescente, luego cuando estimo que ya las tenía duras, con refinada crueldad se encarnizo perforando con largas agujas los pezones de la joven.

Uno de sus sumisos esclavos, erguido sobre las rodillas, aguantaba con las manos un dorado estuche repleto de finas agujas hipodérmicas.

La punki, excitada, clavaba con sus dedos terminados en largas uñas rojas en las pequeñitas tetillas de la esclava unas afiladas agujas, mientras su hermosa cara expresaba sádico placer.

-         ¡Aiiiiiiih!. ¡Aiiiiiih!. ¡Aiiiiiih!. ¡Aiiiiih!. La mordaza impedía que la chica articulara palabras suplicantes, dejándole tan solo la opción de desgañitarse.

Mistress Torres agarraba de nuevo un pezón, tiraba de él y agujereaba lentamente, ante la horrorizada cara de la joven, las finas puntas de sus diminutos pechos de donde brotaban unos pequeños hilillos de sangre.

Unos gruesos y largos pendientes, colgados en ambas orejas de la guapa cara de la rubia punki, reflejaban destellos de luz brillante al moverse agitadamente al ritmo de los brutales golpes de fusta que Mistress Torres aplicaba en el frágil cuerpo de la adolescente esclava.

-         ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!!!!!!. Azote tras azote unos rojos trazos de sangre se iban dibujando en sus tiernas carnes.

-         ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!. La bella domina se movía de un lado a otro arqueando la temible fusta y pareciendo enloquecer de placer mientras aplicaba el sádico correctivo.

Tras una primera tanda de latigazos, Torres encendió una cigarrita y caminando lentamente a su alrededor observaba complacida a su victima

Calaba fuerte y echaba humo a la abierta boca de la esclava, al finalizar el pitillo apago la colilla en la lengua de la joven.

-         ¡Aaaaaaaaaaaaaah!!!!.

-         ¡No temas!. ¡Ahora voy a calmar tu ardor!. Colocando su coño en la boca de la adolescente empezó a vaciar su orina en ella.

-         ¡Cómeme el coño!. ¡Perra!. ¡A ver si ahora lo haces mas bien!. ¡Jajajajajajajajaja!!!.


Otras invitadas e invitados practicaban sendos juegos sexuales entre ellos o sometiendo a los esclavos a sus depravados deseos.

-         ¡Sonia!. ¡Querida!. Hablo Olga dirigiéndose a la Señorita Blanco. ¿Te parece que dejemos comer ya, a estos cerdos?.

-         ¡Pueeesssss!. Dudó unos instantes la Divina Señorita Blanco. ¡Sí!!!!. ¡Pero solo la mitad!. ¡Escogeremos a dedo a los afortunados y dejaremos al resto sin comer!. ¡Jajajajajajajajajajajajajajaja!!!!!. ¿Es mas cruel?. ¿NO?. ¡Jajajajajajajajajajajajajajajaja!!!!!. Apunto Sonia divertida y carialegre.

-         ¡Que depravada eres!. ¡Sonia!. Dijo la escultural Olga, dichosa con la idea.

Sara aspiro con un canuto hecho con un billete de quinientos euros una ralla de coca de una bandeja que una esclava, desplazándose de rodillas, portaba en sus encadenadas manos ofreciéndola a los convidados.

También Sonia aspiro una de las líneas del blanco polvo y siguiendo su ejemplo fueron casi todas la Damas y Caballeros que imitaron su acción.

La exuberante Olga, extendía oblicuamente hacia un costado, una de sus largas piernas enfundadas en su ceñidísimo mono de cuero negro que se reflejaba brillante iluminado por la luz de las grandes lámparas del salón, mientras la otra pierna se aguantaba firme sobre los finos tacos de sus preciosos botines.

Su rizada larga melena se extendía hasta media espalda.

-         ¡Jajajajajajajajajajaja!!!. ¡Venga!. ¡Esclavos!. Grito. ¡Alinearos de rodillas frente a nosotras!. ¡Jajajajajajajajajajajajajaja!!!!.

-         ¡Desnudaros!!!!. ¡Rápido!. ¡Que no tenemos toda la noche!!!. Ordeno tajantemente la misma Olga.

Sonia volteaba lentamente taconeando, fusta en mano, alrededor de los esclavos ahora por fin libres de la desagradable mordaza que aprisionaba sus bocas.

-         ¡Diez de vosotros tendrán el honor y el placer de catar nuestras sobras!. ¡Los otros diez!!!!. ¡Se quedaran sin comer hasta que a mi me plazca!. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!. Dijo jovial y alegre la majestuosa Sonia.

-         ¡Peroooo!!!!!. ¡Os lo tendréis que ganar!. Continúo hablando mientras los criados y criadas se desnudaban dificultosamente debido a las cadenas que amarraban sus muñecas y tobillos.

-         ¡Para saber cuales de vosotros son dignos de comer nuestros desechos!. ¡He preparado unos juegos!. ¡OH!. ¡Mas bien una competición!. ¡Jajajajajajajajaja!. Sonrieron malvadas de nuevo las hermosas Damas.

En aquellos momentos los cuatro gorilas de Sonia traían unos bloques de cemento de 12Kg. De un extremo del rectángulo de cemento salía una larga cadena de acero, más o menos de metro y medio de larga.

Entonces Sonia prosiguió describiendo en que consistían los “juegos”.

-         ¡Primero serán los machos!. ¡Arrastraran estas piezas de cemento con sus cojones hasta la otra punta de la sala. Donde deberán dar placer oral a las Amas o Amos que lo deseen!. ¡Por supuesto!. ¡Durante el trayecto nos divertiremos azotándoos!.

-         ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!!. ¡Sonia!!!!!. Grito Luisa Mari carcajeándose sin parar. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Pues este no tiene bolas!!!!!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!.

Acudieron todas y todos los invitados para ver al esclavo sin bolas y burlarse cruelmente de él.

-         ¿Qué te ha ocurrido?. ¡Inútil!. Le espeto Sonia mofándose.

El esclavo permanecía de rodillas y con la cabeza agachada sin decir palabra.

-         ¡Eres sordo!!!. Chillo Sonia ahora fuertemente.

-         ¡No!. ¡Lo que ocurre es que tiene prohibido hablar de ello!. Dijo Richard interviniendo en la conversación.

Sonia y todos los demás miraron al bello Amo gay esperando alguna explicación del hecho.

-         ¡En un arrebato de amor y fidelidad me ofreció sus bolas!. Y.. yo. ¡Se las corte!!!. Dijo frívolamente el chulo bizarro de Richard.

-         ¡Jajajajajajajajajajajajajajaja!!!!!!!. Rieron maliciosamente excitadas todas las preciosas Damas.

-         ¡Cuéntanos!. ¡Richard!. ¡Como lo hiciste!. Pregunto deseosa de morbo la perversa punki.

-         ¡Le ate a los barrotes de la cama y………!.

-         ¿Se los cortaste en vivo?. Pregunto Sonia emocionada.

-         ¡SÍ!!!!!. Contesto concluyente el apuesto rubito. ¡Una vez inmovilizado, agarre un finísimo hilo de acero, voltee la base de sus pelotas y sin reparo alguno seccione de un tirón sus cojones!.

-         ¡Que sensación tuviste!. Pregunto de nuevo impaciente la hermosa Señorita Blanco.

Los demás atractivos Caballeros y distinguidas Damas seguían con cara de asombro y excitación las explicaciones del hermoso y rubio Richard.

-         ¡Placer!. ¡Placer y poder!.¡Un enorme placer al sentirme dueño absoluto de mi esclavo!.

-         ¿Perdió el conocimiento?. Fue la pregunta de Olga.

-         ¡En un principio pego unos chillidos de muerte!. ¡Parecía un cerdo!. ¡Luego se desvaneció!.¡La sangre salía copiosamente, así que yo mismo sature la herida con una aguja e hilo!.

-         ¡Si no fueras gay!. ¡Ahora mismo te follaria!. Dijo Sonia en un tono libertino juntando sus sensuales labios púrpuras y poniendo erótica boquita de piñón dio un morreo al musculoso y morboso Amo Richard, a la vez que le daba un pellizco en su culito tragón.

-         ¡Te das cuenta!!!. ¡Cornudo!!!!. ¡Te das cuenta!!!!. ¡Lo que es ser un verdadero esclavo!. ¡Haber si aprendes!. ¡Estupido!. ¡Y me entregas tus asquerosas pelotas!. Grito Sonia con boca de risa dirigiéndose a mí.

Se las hubiera entregado en aquellos mismos momentos, para evidenciar allí, ante todos, mi grado de entrega y adoración hacia mi hermosa y Divina Diosa. El pánico al dolor me impidió hacer tal acto de suma sumisión.

-         ¡Pues este se queda sin comer!. Manifestó Sonia refiriéndose al esclavo sin bolas.

-         ¿Porque no hacemos que compita con las mujeres?. Apunto Olga. ¡Ya que no tiene cojones para hacerlo con los hombres!!!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!.

-         ¡Genial!. ¡Querida!. Opino Sonia divertida y exaltada. ¡Me encanta tu idea!. ¡Olga!.

Soberbia y majestuosa, la Señorita Blanco erguida sobre las altísimas atalayas de sus finos tacones y arqueando su fusta con las dos manos, contemplaba dichosa como sus matones, contratados exclusivamente para llevar a cabo las sucias tareas que les eran ordenadas, unían la cadena de la pieza de cemento a una ajustada anilla que aprisionaba los testículos de los sufridos sumisos.

-         ¡Serán ganadores los cinco primeros que consigan, con la boca, hacer llegar al orgasmo a las Amas o Amos que lo deseen, apostados al otro lado de la sala!. Expuso Sonia jovialmente contenta.

Un sonoro trallazo en la espalda de un sumiso fue el señal que dio Sonia para empezar la competición.

-         ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!!!!!!.

(Continuará)