SONIA (Las perversiones de Sonia 4)

Felisa se cruza de nuevo en el camino de Sonia y esta no desaprovecha la ocasión para humillarla y degradarla hasta límites inhumanos bajo mi completa pasividad y complacencia.

Felisa se cruza de nuevo en el camino de Sonia y esta no desaprovecha la ocasión para humillarla y degradarla hasta límites inhumanos bajo mi completa pasividad y complacencia.

SONIA  (Las perversiones de Sonia 4)

El invierno había llegado y con él el frió. Sonia se presento en el despacho de abogados ataviada con un mullido y lujoso abrigo de pieles y calzando aquellas pomposas botas que meses atrás me hicieron perder la cabeza en el primer encuentro que tuve con Ella.

-         ¡Buenas tardes!. ¡Señorita Blanco!. Recitaban uno a uno los empleados del gabinete saliendo de sus despachos para saludarla.

Maria, la secretaria, adelantándose unos pasos a Sonia, entro en mi despacho.

-         ¡Señor Vives!. ¡La SeñoritaBlanco.......!. Anuncio.

-         ¡Gracias Maria!. Intervino Sonia dejando la secretaria con la palabra en la boca y cerrando la puerta tras Ella.

-         ¡Hooolaaa!...¡Esclavo!.

Quede sorprendido, no esperaba en aquellos momentos la visita de mi adorada Ama. Estaba completamente inmerso en un montón de documentos, informes, etc…  todos ellos relacionados con sus empresas y negocios.

Al verla ante mi, me levante de sopetón e incline la cabeza alargando la boca hacia una de sus enguantadas manos para besarla.

-         ¡Huy!. ¡Nooooo!!. ¡Veo que estas perdiendo la compostura!. ¿verdad?. Dijo Sonia señalando el suelo con un dedo.

Así queeee... Me postre y bese sus divinas botas.

He visitado el chalet para ver que tal iban los trabajos de limpieza, y..... ¿A que no sabes?...,¡Casualidades de la vida!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!. ¿Quien estaba allí fregando los suelos?.

Las obras en la mansión habían terminado, antes de instalarse definitivamente en ella, Sonia contrato a una empresa para que se hiciera cargo de la limpieza y desinfección a fondo.

-         ¡Felisa!!!!!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!. ¡Divertido!. ¿No crees?. Dijo Sonia en un tono más que de satisfacción.

Prosiguió contándome la Señorita Blanco.

-         Dirigiéndome a ella le he dicho con intención de humillarla.

-         ¡Veo que por fin te has convertido en una chacha!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!.

-         ¡Puta repugnante!. ¡Déjame en paz!. ¡Bastante tengo con tener que limpiar tu asquerosa casa!. Me contesto rabiosa tu “ex”.

-         ¡Por supuesto!. Ante ella llame al Director de la empresa.

-         ¡Soy Sonia Blanco!. Estoy visitando mi chalet y constato que una de sus empleadas es una holgazana. ¡A parte de lo poco que trabaja!. ¡Lo hace mal! Y cuando le he llamado la atención me ha faltado al respeto. Dije mirando a Felisa con una burlesca sonrisa.

Sonia se mostraba exultante, dichosa y complacida de sus maldades mientras me contaba divertida aquel suceso.

-         ¡Por favor Señorita Blanco!. Dígame quien es esta empleada. Pregunto el Director-Gerente.

-         ¡Pues vera, creo que se llama Felisa, o algo así!.

-         ¡No se preocupe!. ¡Hoy mismo remplazamos a esta asalariada y le aplicamos las sanciones oportunas!.

-         ¿Satisfecha?. Me pregunto el director.

-         ¡Estaré satisfecha cuando comprueba la sanción que le ha impuesto a esta desvergonzada!. Le conteste.

-         ¡Señorita Blanco!. ¿Le parece bien tres días de suspensión de empleo y sueldo?.

-         ¡Por supuesto que No!. ¡Me parece una burla hacia Mí que por faltarme al respeto tan solo reciba tres días de sanción!.

-         ¡Por favor Señorita!. ¡No se altere!. Proponga Usted misma la sanción.

-         ¡Quince días y aun me quedo corta!.

-         ¡Esta bien!. ¡No se hable mas!. Es Usted la clienta y tiene razón, se hará lo que diga. Claudico el Gerente-Director.

Eufórica me ordeno luego…..

-         ¡Abogado!. ¡Quiero que compre esta empresa de limpieza!. ¡Jajajajajajajaja!.

A pesar de la crisis la empresa en cuestión era y es bastante rentable económicamente. Ubicada en una nave de un polígono industrial tiene su principal labor en la limpieza de oficinas y casas particulares.

Cuenta con casi doscientos trabajadores, en su mayoría mujeres y algunos hombres especializados en limpiar cristales a grandes alturas.

Negocie duramente con sus propietarios y gerentes, en un principio bastante reacios a vender la empresa.

Finalmente, por órdenes de Sonia, hice una oferta muy tentadora, difícil de desaprovechar y sus dueños optaron por no rehusarla.

La transacción sirvió para blanquear una gran cantidad de dinero provinente de unos oscuros negocios ejecutados por la misma Sonia Blanco.

Pero no era este el motivo principal por el que la Señorita Blanco quería adquirirla, sino el de adueñarse de la empresa en la que trabajaba Felisa, mi “ex”.

Al cabo de unos días de convertirse en propietaria absoluta de “Servilimp”, que es el nombre de la empresa en cuestión. Sonia quiso visitar sus instalaciones y darse a conocer a sus trabajadores.

Así que, me puse el uniforme de chofer y la lleve con el lujoso Jaguar hasta el polígono industrial donde esta ubicado el pabellón de la empresa.

A pie de calle esperaba Don Gonzalo, Gerente-Director, con quien tuve los primeros contactos, además de tener que negociar algunos requisitos del traspaso.

Al verme uniformado, Don Gonzalo, algo confuso, exclamo.

-         ¡Pero......!. ¡Usted!.... ¿No es el abogado........?

Sonia sonrió, yo permanecí firme y callado.

-         Abogado, chofer, mayordomo y sirviente. ¡Todo en Uno!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!. Añadió Ella. Menos mal que no dijo esclavo también, pensé en aquellos momentos.


En el interior de la nave permanecían reunidos/as la casi totalidad de la plantilla en espera de la señalada visita.

Sonia, dándose un alarde de riqueza, cubría su estupendo cuerpo con su blanco y largo abrigo de pieles. La silueta de su linda cara quedaba enmarcada por el alto cuello de su ostentoso abrigo, debajo del cual llevaba puesta una camisa blanca y se  adornaba con un largo y triple collar de perlas.

Asomaban por la parte inferior del mullido abrigo sus leggins de cuero negro combinados con unos cortos botines de impresionantes tacos aguja.

Antes de entrar en la nave, Don Gonzalo beso sus enguantadas manos en un gesto de llano respeto.

El murmullo de los trabajadores ceso al instante en que Sonia piso el interior del pabellón.

Impecablemente maquillada y engalanada con unos gruesos pendientes de aro repartía, sin dirigir palabra, sonrisas a doquier.

Casi con total naturalidad las obreras/os se situaron en dos hileras, en medio de la cual, Sonia, escoltada siempre por Don Gonzalo, taconeaba  transitando majestuosamente camino de las oficinas.

Yo marchaba tras ellos guardando siempre las distancias.

Al pasar frente a Felisa, esta, quedo blanca como la cera. La mire y casi no la conocí, parecía haber envejecido quince años de golpe. Llevaba el pelo muy corto, había dejado de teñirse y tenía la cabeza repleta de canas blancas y grisáceas.

La mire fijamente a los ojos pero no le dije nada, ni siquiera pregunte por el niño.

¡Ya se!. ¡Soy un carbón!. ¡Pero me da lo mismo!. Mi actitud es del agrado de Sonia y en estos momentos no hay nada más importante en mi vida que complacerla.

Sonia se paro delante de ella y le dirigió una perversa y picara sonrisa. Luego susurro algo al oído del Gerente-Director y continuo camino del despacho.

Don Gonzalo se adelanto para abrir la puerta de la oficina a la Señorita Blanco, dos secretarias se levantaron al instante y saludaron reverenciando a su nueva dueña.

Un gran cristal separa la oficina en dos compartimentos, uno para el trabajo de las secretarias y otro bastante más amplio, para el Gerente Director.

Sonia desabrocho su lujoso abrigo y se acomodo en el sillón de Don Gonzalo. Yo permanecí firme tras Ella, uniformado y con las manos enguantadas de blanco puestas frente a los testículos.

Al instante, una de las secretarias le servia un café, al tiempo que Ella sacaba de su dorada pitillera una rubia cigarrita.

Don Gonzalo se apresuro a brindarle lumbre y Sonia aspiro fuerte del pitillo lanzando al aire una espesa humareda.

Por la puerta de la oficina apareció Felisa, dócil y cabizbaja. Sonia seguía consumiendo la cigarrita y la observaba sonriente y silenciosa prolongando adrede su angustia.

Una secretaria entro y entrego una carpeta a Don Gonzalo, este la miro y la puso sobre la mesa frente a Sonia.

Lentamente Sonia agarro la mencionada carpeta con sus cuidadas manos de perfecta manicura y excelente esmaltado de uñas y repasó con atención el expediente que la secretaria le había facilitado, la cara de Felisa reflejaba el mal trago que estaba padeciendo.

Yo permanecía inmutable y vigilante tras el sillón de mi bella Ama por si esta necesitaba de mis servicios como letrado.

Al cabo de unos minutos, que se hicieron eternos, sobre todo para Felisa. La Señorita Blanco expuso….

-         ¡Bien!. ¡No podemos seguir manteniéndote el sueldo de 855€ que estas cobrando ahora!. Dijo Sonia con una leve sonrisa alzando la vista hacia Felisa.

-         ¡Así que tendrás de conformarte con los 650€ del salario mínimo!. ¡Lo siento!. ¡Ya sabes!. ¡La crisis….!. ¡Quizás mas adelante…..!.

-         ¡Pero… yo….!. Felisa hizo un silencio. ¡Necesito este dinero!. Exclamo con preocupación y mirándome fijamente apenada, como queriendo conmoverme por el niño  y forzar así mi intervención en su favor. Pero me mantuve firme, silencioso y fiel a mi Diosa.

-         ¡No hay derecho!. ¡Y los demás!. ¡Como es que a ellos no se les rebaja el sueldo!.

-         ¡Sí no te interesa podemos prescindir de tus servicios!. Continuóla SeñoritaBlancoobservándola sarcásticamente.

-         ¡Con la crisis centenares de obreras se conformarían con este sueldo!. ¡Y tú!… ¡A tu edad!. ¡No vas a encontrar trabajo en ninguna parte!. Manifestó luego Sonia lanzándole un ultimátum.

La legislación laboral vigente permite el despido libre sin apenas indemnización alguna. Disposición esta, que es aprovechada por muchos patronos/as para rebajar sueldos o deshacerse de muchos de sus trabajadores algo conflictivos.

Lloriqueando, Felisa, agarro el contrato que Sonia le ofrecía y lo firmo sin rechistar.

Sonia alargo entonces hacia ella un papel en blanco.

-         ¡Copia cien veces!. ¡Soy una asquerosa chacha!. ¡Jajajajajajajajajajajajajajajajaja!!

-         ¡No!, ¡No!, ¡No!, ¡No!. ¡Esto ya es demasiado!. ¡No pienso hacerlo!.

-         ¡Prepare el finiquito!. Ordenola SeñoritaBlancoa una de sus secretarias ante los atónitos ojos de estas y de Don Gonzalo allí presentes.

Sin decir palabra, Felisa, temblando de rabia se puso de inmediato a escribir la oración que Sonia le había dictado.

-         ¡Pon un numero al lado de cada frase!. ¡Así sabré si están todas las copias!. Dijola SeñoritaBlancosonriendo malévolamente.

Don Gonzalo, se apresuro en aquellos momentos, a encender una nueva cigarrita que la Señorita aguantaba en sus sugerentes y  brillantes labios rojos.

Sonia fumaba placenteramente y esparcía por la sala el agradable aroma de la cigarrita rubia, mientras contemplaba orgullosa como Felisa copiaba una y otra vez aquella maldita frase.

Una vez finalizadas las cien copias, Felisa tiro despectivamente el papel haciala SeñoritaBlanco.

-         ¡Ahora!. ¡Cómetelo!!!!. Ordeno Sonia seca e imperativamente a Felisa.

-         ¿Estas loca?. Contesto ella.

Don Gonzalo y las dos secretarias no daban crédito a lo que estaban viendo y oyendo.

-         ¡El despido!. ¡Rápido!!!.

Arrancando a llorar de rabia por la humillación a que estaba siendo sometida, Felisa alzo la vista hacia mi mirándome con ira, como culpándome de su situación.

-         ¡Monigote!. ¡Hijo de puta!!. ¡Sois todos unos hijos de puta!!!.

Sonia se disponía a firmar el despido, cuando Felisa agarro el papel y poniendo cara de asco se lo metió entero en la boca empezando a masticarlo.

La hermosa Sonia la observaba y sonreía de nuevo jocosamente divertida.

-         ¿Puedo marchar ya?. Pregunto afligida y dócilmente Felisa una vez hubo tragado el folio.

Sonia, sin dejar de sonreír, le contesto afirmativamente con la cabeza a la vez que tiraba del sillón hacia atrás y reposaba sus bonitos y onerosos botines de piel negra encima de la mesa del despacho.

-         ¡Felisa!!!!. Grito nuevamente Sonia antes de que mi “ex” saliera de la oficina.

Esta se giro hacia Ella.

-         ¡Mis botines!. ¡Están sucios!. ¿No te parece?.  ¡Límpialos!!!.

El Director- Gerente y las dos muchachas permanecían inmóviles, desconcertados, casi ni respiraban.

Felisa se quedo unos instantes parada, sin reaccionar, sin saber que hacer.La SeñoritaBlanco, burlona, señalaba con sus impresionantes largas uñas color carmín hacia su pie.

Hundida y ya sin voluntad propia, Felisa se acerco a la mesa y sacando un paño del bolsillo de su bata se dispuso a limpiar los onerosos botines.

-         ¡Con la lengua!!!. Exigió despiadadamente Sonia con una sádica expresión en su divina cara.

Sumisamente, sin resistencia, Felisa saco su lengua empezando a pasarla por el fino cuero de los botines de la bella Señorita Blanco, estallando definitivamente en un mar de lágrimas.

Conmovidos, Don Gonzalo y sus dos secretarias, no se atrevían a mediar palabra pero sus caras expresaban dolor ajeno.

-         ¡Espera!!!!. Sonia, para degradarla aun mas, bajo sus pies al suelo de manera que Felisa se vio obligada a ponerse de rodillas para seguir limpiando sus botines.

¡Que morbazo!. Pensé yo, sonriendo también complacidamente. ¡Mi ex!, ¡Humillada y degradada a los pies de mi cruel y hermosa Diosa!. De la mujer que le ha destrozado la vida.

-         ¡La suela!. ¡Pasa tu asquerosa lengua por la suela!!!. ¡Chacha!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!!!. Voceaba Sonia mientras le pisaba la cara con sus botas.

Felisa se limitaba a lamer con toda la extensión de su lengua las suelas de los imperativos botines de la Señorita Blanco.

-         ¡Así!. ¡Así!. ¡Gusano!. ¡Saca brillo a mis botas!. ¡Jajajajajajajajaja!!!!!.

La vejación duro hasta que la Señorita se canso de ello.

-         ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!!. ¡Basta!!!. ¡Puedes retirarte!. ¡Perra!!!. ¡Jajajajajajajaja!!!!.

Felisa se retiro rápidamente, abatida y cabizbaja, llena de vergüenza por el degradante trato recibido.

Altiva y orgullosa, graciosamente sonriendo, Sonia se levanto de su sillón y dirigiéndose a Don Gonzalo.

-         ¡Ya ve!. ¡Director!. ¡Un poco de caña y se hace con los obreros lo que uno le viene en gana!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!!!!:

Me apresure para abrir la puerta de la oficina. Las dos secretarias, todavía no repuestas del fuerte impacto que les había producido la perversa actitud de su nueva dueña, optaron por inclinar la cabeza en señal de respeto hacia la Señorita Blanco.

Sonia traspasaba airosa la sala central de la nave industrial, ahora totalmente vacía de obreros incorporados ya a sus trabajos.

A su lado la seguía Don Gonzalo queriéndole dar explicaciones del funcionamiento de la empresa, cosa que en aquellos momentos poco interesaba a la Divina Señorita Blanco.

Me adelante a ellos para llegar primero al auto y esperar a Sonia con la puerta abierta, como es deber de un buen chofer y mayordomo.

No me importo en absoluto la presencia de Don Gonzalo para hacer una nueva genuflexión ante Sonia mostrándole mi absoluta adicción, como es ya costumbre cuando Su Divina Majestad entra o sale de su lujoso vehículo.

Como despedida, el Director-Gerente hizo un leve gesto para besar la mano de la Señorita Blanco, gesto que Sonia percibió y estirando una de sus enguantadas y anilladas manos dejo que Don Gonzalo la besara con admiración y pasión a la vez.

-         ¡Director!. ¡Puteela!!!, ¡Si quiere gozar de mi confianza!. Asevero Sonia a Don Gonzalo refiriéndose a Felisa.

-         ¡Así se hará!. ¡Señorita Blanco!. Contesto el Director intentando complacer a su atractiva dueña.


Sonia se había instalado definitivamente en mi antiguo chalet acondicionado a sus refinadas y millonarias extravagancias.

Por fin yo podía gozar de nuevo de algo, auque limitada, intimidad; ya que en la nueva casa tenia una habitación para mi solo sin tener que compartirla con la asiática como hasta ahora.

Mi cuarto, extremadamente sobrio contrastando con los lujos del resto del chalet, se encuentra situado en los sótanos y al lado mismo de otros exactamente iguales y ocupado uno por la criada. Tienen una pequeña ventana a ras de techo que da al suelo del jardín.

Esta pequeña abertura es la única ventilación y entrada de luz natural que tienen estas habitaciones que por otro lado no cuentan con calefacción alguna.

Las paredes están sin pintar y sin ningún adorno, amuebladas tan solo con una sencilla cama, un armario y una meseta de noche.

El aseo del servicio está situado al lado de las habitaciones. Por supuesto nos esta absolutamente prohibido, tanto a la sirvienta como a mi, utilizar bajo ningún concepto los baños reservados exclusivamente ala Señoritay en su caso a los invitados.

La primera noche, una vez nuestra Ama se hubo bañado y cenado, nos llamo ante su presencia.

Los dos nos personamos inmediatamente en la estancia, un pequeño pero coquetón comedor donde Sonia, sentada todavía en la mesa, saboreaba deliciosamente unos suculentos postres.

-         ¡De rodillas!!!!!. ¡Esclavos!!!!. Nos grito rotundamente.

Al momento estuvimos postrados a sus pies.

-         ¡A partir de hoy, os exijo un grado más de sumisión!. Sois libres de marcharos si queréis, pero si os quedáis en mi casa.  ¡Debéis someteros a mis exigencias!.

-         ¡Excepto cuando haya invitados, o cuando me sirváis las comidas, que vestiréis de uniforme como hasta ahora, el resto de las horas permaneceréis totalmente desnudos!.

-         ¡Ante mi!. ¡Pegareis la frente al suelo!. ¡Os desplaceréis de rodillas o a cuatro patas como perros!. ¡Peleando entre vosotros para besar mis zapatos!.

-         Cuando me vistáis o me desnudáis, es absolutamente obligado besar y lamer cada prenda que haya estado en contacto con mi envanecido cuerpo.

-         Cada noche, antes de acostarme, me adorareis como una Diosa besando y lamiendo mis intimidades.

Para tal fin y con el objeto de aumentar su placer, Sonia nos hizo poner un gran pircing en la punta de la lengua.

Igual que la correa que llevamos ajustada a nuestra garganta, yo podía sacármelo los días en que debía acudir al trabajo. Pero no la asiática que estaba obligada a llevarlo permanentemente puesto debiendo soportar la incomodidad que tal artilugio provoca para comer, hablar o tragar.

-            ¡Cualquier incumplimiento de la normas será duramente castigado!. Nos    advirtió antes de ordenar que nos retiráramos.

Gracias al buen criterio empresarial de Sonia y porque no decirlo, a mis acertados consejos, sus negocios e inversiones, pese a la crisis, van viento en popa.

Teniendo como uno de sus principales activos unas recientes inversiones en perfumería y alta costura  y la compra de una de las salas de fiestas y juegos mas selectas y frecuentadas por las gentes vip de la capital, algunos de ellos amigos/as habituales de la Señorita Blanco.

-         ¡Abogado!.

Abogado, Mayordomo, Esclavo..o Perro. Sonia me llama indistintamente según su caprichoso antojo en cada momento.

-         ¡Sí!. ¡Divina Majestad!.

-         ¡Redacte ahora mismo una hoja de divorcio en la que renuncia usted a recibir cualquier compensación por Mi parte, ya sea material o económica!.

Una hoja de divorció donde yo renunció a……... ¡Pero si no estamos casados!.Me dije a mi mismo.

-         ¡Pero……!.

-         ¡Redáctela!. ¡Imbecil!. ¡Y no pregunte!.

Así que escribí con rapidez la hoja que se me había ordenado. Al cabo de una hora Sonia la tenía ya en sus manos.

Después de examinarla la guardo en su particular caja fuerte.


Hacia días quela Señoritaandaba revuelta, llamadas, salidas, comidas con sus amigas etc…

Además había dispuesto que se acondicionara la mansión señorial que tenia en la colonia textil fundada por mis abuelos a principios del siglo pasado. Ahora llena de polvo y deteriorada por el paso de los años y de no residir en ella.

La casa consta de un cuerpo central de dos pisos más golfas y sótanos, flanqueada por dos torreones que la sobrepasan en dos plantas con algunos detalles modernistas.

Una gran puerta da entrada a una sala recibidor ornamentado con dos relucientes armaduras medievales.

Dos escalinatas de mármol blanco dan acceso a las plantas superiores donde se encuentran las habitaciones con sus respectivos baños completos.

Al lado un inmenso comedor enlosado con piezas de parqué preparado para varios comensales con una gran chimenea adornada con la cabeza de un jabalí y de un ciervo.  Todo amueblado al estilo señorial y modernista.

Monumentales candelabros repletos con de infinidad de cristales cuelgan de los altos techos de la mansión.

Paredes decoradas con alegorías medievales y cuadros de mis antepasados que Sonia ha hecho sustituir por unos de propios donde aparece Ella, bella y radiante como una princesa.

Una alta verja de piedra coronada de barrotes de hierro punzantes rodea los amplios jardines que circundan la casa, repletos de árboles centenarios, estanques, fuentes ornamentales y flores, muchas flores encima de parterres de césped.

Sonia, al igual que en el chalet donde reside, se ha hecho construir recientemente una piscina de formas irregulares que más bien parece un lago.

La Señorita Blanco inspeccionaba escrupulosamente junto a Don Gonzalo las labores de limpieza y acondicionamiento de la mansión. Yo, como es normal en un mayordomo, les seguía sigilosamente a cierta distancia, atento a cualquier gesto o indicación de Ella por si mi Ama requería mis servicios.

Don Gonzalo, por expreso deseo dela SeñoritaBlanco, puteaba constantemente a Felisa obligándola a fregar y abrillantar los suelos postrada de rodillas y vigilada minuciosamente por un severo encargado que le regañaba en cada momento haciéndole repetir una y otra vez los trabajos que consideraba mal efectuados.

La pobre se esmeraba sacando brillo al parqué para ver si así se libraba de las constantes broncas del encargado, cuando de pronto, las pronunciadas punteras de los sensuales stilettos de Sonia se pararon frente a su cara.

Felisa alzo la vista y se encontró la risueña cara dela SeñoritaBlancoque la observaba complacida.

-         ¡Muy bien!. ¡Felisa!. ¡Te vas acostumbrando a tu nueva vida de chacha!. ¿Verdad?. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!.

Felisa, sin abrir la boca ni hacer caso de la provocación, continúo con su tarea. Mientras Sonia sacaba de su pitillera una larga cigarrita girando su seductora mirada hacia Don Gonzalo, que busco desesperadamente un encendedor en sus bolsillos.

Los finos dedos de Sonia, cubiertos por la fina piel de sus guantes de napa, sustentaban la cigarrita en sus fascinantes labios maquillados de rojo granate.

La mano de Don Gonzalo aguantaba ligeramente temblorosa su dorado mechero en el momento en que la llama prendía fuego al pitillo.

Calando con fuerza la cigarrita, Sonia sonrió irónicamente y dirigiéndose a Felisa.

-         ¿Quieres ganarte unos dineros extras?. ¡Tal vez te vaya bien para tu migrada economía!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!!!.

Mi “ex” seguía fregando sin parar.

La Señorita Blanco dejo caer la ceniza de su cigarrita en el suelo.

-         ¡Anda!. ¡Chacha!. ¡Límpialo!.

Al instante y sin rechistar Felisa se dispuso a fregar la ceniza del suelo.

Momento en que Sonia le piso la mano con su zapato.

-         ¡Así No!!!!. ¡Tu ya sabes como!!!!!. Espeto imperativamentela SeñoritaBlanco.

-         ¡No pienso hacerlo!. Contesto Felisa airadamente revelándose.

Sonia saco entonces de su bolso un billete de cincuenta euros.

-         ¿Te basta con esto?. Le pregunto burlonamente mientras le enseñaba el billete.

-         ¡OH esto!. Mostrando esta vez uno de cien.

Felisa termino por sacar su lengua y fregar con ella la ceniza que Sonia había tirado adrede en el suelo.

Don Gonzalo y algún que otro trabajador que se encontraba en la misma sala seguían desconcertados las crueles humillaciones a que la Señorita Blanco sometía a Felisa.

-         ¡Jajajajajajajajajajajajajaja!!!!!.  ¡Jajajajajajajajajajajajajaja!!!!!. Se reía a fuertes carcajadas al ver cumplidos sus deseos.

-         ¡Bien Felisa!. Sonia dejo caer al suelo el billete. ¿Que te parece ahora uno de quinientos para que te arrastres tras de Mí ofreciéndome tu boca como cenicero?.

Desesperada, supongo, por la escasez económica a que se veía supeditada desde que me divorcie de ella, acepto llorosa y abatida la despiadada propuesta de la Señorita Blanco.

Felisa me ignoraba totalmente, ni tan solo me había dirigido una sola mirada. Imagino que en su interior me odiaba profundamente pero su grado de bajeza y pérdida de autoestima la dejaron incapaz de articular insultos o expresar su ira.

La hermosa Sonia se movía soberbia y vanidosa verificando detalladamente la limpieza de la mansión, Don Gonzalo apuntaba en una larga lista todo aquello que la Señorita le iba señalando.

¡Soberbio!. Me dije a mi mismo, Felisa arrastrándose de rodillas tras la hermosísima y glamorosa Dama. A cada señal de la Señorita abría su boca tragando la ceniza que despiadadamente Sonia depositaba en ella.

Las lágrimas de cristal que colgaban de los recargados candelabros brillaban tan deslumbrantes que parecían diamantes.

El parqué del suelo relucía como los múltiples espejos que adornan los salones de la mansión.

¡Jamás!. Mientras el palacio fue de mi propiedad o de mi familia, había visto yo una pulcritud de tales dimensiones.

Sonia consumió la cigarrita. Su mano izquierda, enfundada en un guante de cuero negro, agarro a Felisa de la barbilla forzándola a alzar la vista hacia Ella. Sus dedos le apretaban lateralmente las mejillas de tal forma que Felisa abrió plenamente la boca.

Una sádica expresión se reflejo en el bello rostro de la Señorita Blanco mientras apagaba la colilla de su cigarrita en la lengua de Felisa.

El espontáneo movimiento reflejo, producido sin lugar a dudas por el quemazón en la lengua de la desdichada Felisa, hizo que se cayera al suelo la punta de la cigarrita.

Sonia cambió bruscamente la cruel sonrisa de su cara por una expresión llena de ira. Sin soltarle la barbilla, dio impulso a su mano derecha e impacto un tremendo y sonoro cachetazo en la cara de mi “ex”, con tan mala fortuna para esta que un grueso anillo que Sonia luce en su dedo meñique le partió el labio superior.

Una sarcástica sonrisa apareció de nuevo en la hermosa cara de la Señorita Blanco. La espantada mirada de Felisa denotaba un temor atroz, sollozando y mostrando un sometimiento sin precedentes beso la mano con que Sonia la había abofeteado.

Seguidamente Felisa absorbió con su boca la punta de la cigarrita que estaba en el suelo, momento en que Sonia le piso la cabeza con su zapato clavándole el fino stiletto en la mejilla.

-         ¡Eres mía!. ¡Felisa!. ¡Completamente mía!. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!!!!!.

Sonia reía a carcajadas y se divertía hundiendo sus altísimos y finos tacos de 15 centímetros en la boca de Felisa hasta tocarle la campanilla provocándole una desagradable sensación de ahogo.

-         ¡Humillate!. Arrastra tu cuerpo como una puta basura y lame bien esos taconazos.

Felisa succionaba y ensalivaba como una zorra corrompida los altos tacos de los stilettos de la lujuriosa Sonia.

-         ¡Así se hace!. ¡Escoria!. ¡El tacón aguja debe de quedar bien resplandeciente!. ¡Chupalo como una polla!. ¡Jajajajajajajajajajaja!.

-

Sonia se carcajeaba despiadadamente satisfecha mientras dejaba caer al suelo el morado billete de 500€.

Felisa se apresuro a pillarlo con la mano pero fue más rápida la suela del zapato de Sonia que se deposito encima.

-         ¡Así NO!. ¡Ya sabes como debes hacerlo!. ¿Verdad?. ¿Perra?.

Degradándose una vez más, Felisa aprisiono el billete con la boca.

-         ¿Acaso no te han enseñado educación?. Pregunto Sonia con ironía.

Felisa dudo unos instantes antes de comprender a que se refería la Señorita Blanco y sin soltar el billete de su boca se abalanzo a sus pies para besarlos.

-         ¡Gracias!. ¡Señorita!. Agradezco humildemente su amabilidad.

-         ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!!. Rió Sonia jovial y placentera.

-         ¡Anda!. ¡Estupida!. ¡Vete inmediatamente a tu trabajo!. ¡Puta!!!!. Le grito dándole un pequeño puntapié en la boca.

Entonces dirigiéndose muy risueña al Director- Gerente.

-         ¡Don Gonzalo!. ¡Haga que sigan puteándola!. ¡Jajajajajajajajajaja!.

-         ¡Rápido!. ¡Mayordomo!. ¡Se ha hecho tarde y debo llegar cuanto antes a la ciudad!.

Aquella misma noche lleve con el Jaguar a la Señorita Blanco a cenar a un lujoso restaurante junto a unas elegantes y  refinadas amigas suyas.

(Continuará).