SONIA (Las perversiones de Sonia 10)
La sádica orgía de la noche de bodas llega a su fin, con una Señorita Blanco cada vez más perversamente cruel. Felisa y yo nos entregamos fanáticamente a Ella.
SONIA (Las perversiones de Sonia 10)
Ya cansadas de ejercitar los brazos azotando a los sumisos, las bellas Damas y el rubito Amo Richard, tomaron de nuevo asiento en sus cómodos sillones bajo la sombra, resguardándose del bochorno de aquella calida mañana de verano. Excepto la sensual Olga que seguía aun maltratando a uno de sus esclavos.
- ¡A ti quien te ha dado permiso para que te detuvieras!. ¡Perro!. ¡Gandul!. Parecía que Olga estaba fuera de sí.
El agotado esclavo se levanto del suelo con gran dificultad. Olga, fusta en mano, lo observaba burleta y risueña.
- ¡Vamos!. ¡Esclavo!. ¡A correr!.¡Para ti aun no se ha terminado el castigo!. ¡Jajajajajajajajaja!!!!. ¡Simplemente porque a mi no me da la gana!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!. Decía jovial y risueña mostrando su poderío la preciosa Olga.
Mientras los demás esclavos reposaban exhaustos en el suelo, con la piel marcada de numerosas líneas rojizas. El dócil esclavo de Olga se puso a correr con apuro, sus nalgas sangraban de los fustazos que su Ama le había propinado, los pies los tenia amoratados de haber corrido sobre las pequeñas y punzantes piedrecillas del jardín, pero con todo, el sumiso, no quiso importunar a su bella Ama.
- ¡Espera…..!. ¡Esclavo…..!. Dijo ahora Olga con una intrigante y pausada voz. ¡Ponte de rodillas y coge una piedra!. Ordeno la esbelta Dama de ojos claros y larga melena castaña y ondulada.
Los demás sumisos miraban apenados al miserable esclavo que estaba siendo cruelmente maltratado por su bella Ama, todo lo contrario que las Señoritas y el Amo gay que se mostraban complacidos ante tal muestra de perversa maldad por parte de su bella camarada.
El esclavo fue obligado ha cargar la gruesa piedra sobre sus espaldas y ha desplazarse de rodillas por encima de las piedrecillas del jardín.
- ¡Deprisa!. ¡Cerdo!. ¡Jajajajajajajajajaja!. Vociferaba enérgicamente la impresionante Olga. ¡Mas aprisa!. ¡Jajajajajajajajaja!!!. Reía alocada azotando de nuevo a su sumiso.
Finalmente y ya sin fuerzas, el maltratado siervo se desplomo. Entonces Olga se acerco a él plantando sus mules ante su cara. El sumiso saco fuerzas de donde pudo para besarle los pies.
- ¡Gracias mi Ama!. ¡Gracias!. Dijo musitando y casi sin voz, Olga sonrió ante tal muestra de sumisión y tomo asiento al lado de Sonia a la que morreo con ganas.
Las firmes y esbeltas piernas de sedosa piel de la linda mestiza, taconeaban de nuevo entre los ya extenuados esclavos en el momento en que:
- ¡Por favor!. ¡Mi Reina!. ¡Insúlteme!. ¡Castígueme!. ¡Azóteme!. ¡Mal tráteme!. Suplicaba recorriendo a cuatro patas detrás de la hermosa mestiza el negro sumiso, besando y lamiendo el suelo donde pisaban las sexy mules de Rosalí.
- ¡Será vicioso este viejo negro!. Exclamo la veinteañera cubanita en un momento en que el esclavo pudo alcanzar con la lengua uno de sus finos tacos.
- ¡Aparta!. ¡Asqueroso!. Grito la bella mestiza pataleándole en los morros.
- ¡Así!. ¡Así!. ¡Mi Reina!. ¡Pégueme!!!!!. Imploro él, aferrándose en besar el empeine donde Rosalí lucia tatuada una serpiente cobra, que partiendo de su perfecto tobillo subía retorciéndose por su grácil pantorrilla.
- ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Te gusta!. ¡Perro negro!. ¡Te gusta!. ¡Te gusta que te azote!. Rosalí, que todavía exhibía hermosa en su cabeza la temible y morbosa gorra de las SS, desplegó un corto látigo de cuero y azoto con el la negra piel del entregado sumiso.
- ¡Gracias!. ¡Mi Reina!. ¡Gracias!. Agradecía el negro a la cubanita besándole aun mas sus pies y lamiéndole las doradas uñas de sus sutiles deditos, especialmente uno donde Rosalí luce un grueso y valioso anillo, regalo de otro de sus sumisos admiradores.
- ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!. Se carcajeaba alocada la linda mestiza marcando con su látigo la piel del esclavo.
- ¡Fijaos!. ¡Este degenerado, cuanto mas lo atizo mas gruesa se le pone la polla!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!. Sonrieron ampliamente Sonia, Richard, Olga y Adriana.
- ¡Anda viejo!. ¡Mírame y mastúrbate!. ¡Te lo has ganado!. ¡Imbecil!. Ordeno divertida Rosalí, cesando los latigazos y observando con desprecio des de las alturas que le proporcionaban sus altísimos tacones y con las manos posadas en su fina cintura, al negro esclavo.
- ¡Muchas gracias!. ¡Muchas gracias!. ¡Reina mía!. Atino el negro en expresar su gratitud no dejando de besar los pies de la cubanita.
- ¡Machácatela!!!!!!!. ¡Estupido!!!!!!. Grito con ira la bella mestiza.
- ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!. Rió Sonia placenteramente. ¡Se ve que lo amedrentas!.¡Rosalí!. Añadió irónicala SeñoritaBlanco.
El negro empezó a darle la mano arriba y abajo de su empinado pene.
- ¡Mas aprisa!. ¡Perro!. Exigió risueña Rosalí.
El sumiso aceleró el ritmo de su masturbación, siempre con la mirada puesta en el estilizado y maravilloso cuerpo de la guapa cubanita.
- ¡Alto!!!. ¡No tan aprisa!!!!. Mando la mestiza al viejo negro.
El sumiso aminoro algo el ritmo.
- ¡Bobo!. ¡Te he dicho no tan deprisa!. Ahora el esclavo casi paro en seco sus movimientos.
- ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!. ¿Deseas soltar tu repugnante semen?. ¡Vamos!. ¡A ver como me lo suplicas!. ¡Viejo asqueroso!.
- ¡Por favor!. ¡Mi Reina!. ¡Déjeme correr!. Suplico el negro esclavo lanzándose de nuevo a besar los pies de Rosalí.
- ¡Pero quien te ha dado permiso para lamerme los pies!. ¡Cerdo!. Fue la respuesta de la joven mestiza acompañada de un taconazo en los labios.
El negro esclavo estaba confuso, no sabía como reaccionar y por unos momentos quedo algo aturdido.
- ¿Que ocurre?. ¡Imbecil!. ¿Te han pasado ya las ganas de masturbarte?.
- ¡Nooo!. ¡Por favor!. ¡Déjeme terminar!. Imploro de nuevo el negro a la bella mestiza.
- ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!!. ¡Entonces sigue machacándotela!. ¡Idiota!.
De nuevo el negro acelero la marcha, esta vez jadeando ya de placer.
- ¡Alto!!!!. Le ordeno tajantemente la hermosa Rosalí. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Que te parece Sonia!. ¿Dejamos que esta basura negra vacié sus pelotas?. Pregunto la cubanita a su Divina amiga.
- ¡Que mala eres!. ¡Rosalí!. Dijo graciosamente la Señorita Blanco acercándose a ella y susurrando algo en la oreja de la morenaza mestiza adornada con unos brillantes y gruesos pendientes de aro.
- ¡Jajajajajajajajajaja!!!!. Soltaron las dos unas grandes risotadas.
- ¡Vamos!. ¡Esclavo!. ¡Sigue con tu tarea!. ¡Jajajajajajajaja!!!!. Volvió a ordenar la cubanita.
El negro prosiguió manipulándose los genitales y cuando parecía que estaba ya en la gloria, una fuerte patada impacto en sus testículos seguida de una segunda y una tercera.
Rosalí estaba ensañándose sádicamente con el pobre e infeliz sumiso que quedo desconcertado ante tal reacción de la bella cubanita.
- ¿No querías que te atizara?. ¿No me suplicabas que te castigara?. ¡Retrasado!. Pataleaba Rosalí con furia los cojones del negro esclavo.
- ¡Abre la boca!. ¡Tonto de mierda!. El viejo, mostrando aun mas excitación, cumplió los designios de la depravada veinteañera momento en que la mestiza lanzo un salivazo en su interior.
- Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!. ¡Zas!. De nuevo resonaba el excitante sonido del cuero del flagelo impactando en la negra piel del sumiso. Rosalí descargo sin contemplaciones una nueva tanda de fuertes latigazos sobre las espaldas del viejo que arrancaron las felicitaciones de sus camaradas.
- ¡Aaaaaaaaaaaa!!!!!. ¡Uauauauauauauaua!. ¡Aaaaaaaaaaaaa!!!!. Aullaba de dolor el esclavo.
- ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Excelente!. ¡Esplendido!. Exclamo Sonia acercándose a la mestiza para darle un fuerte morreo con mucha lengua.
Sin poder contenerse, el negro, eyaculo una gran cantidad de semen.
- ¡Será cerdo este hijo de puta!. ¡Como te atreves a correrte sin mi permiso!. ¡Viejo degenerado!. Vociferaba enojada la hermosa cubanita clavando sus finos tacos aguja en los testículos del dócil esclavo.
- ¡UAuuuuuu!!!!!!!!. ¡Basta!!!!. ¡Se lo suplico!!!!. ¡Por favor!. ¡Basta!!!!. Impetraba el negro esclavo clemencia a la cruel Rosalí.
- ¿Basta?. ¿Ahora que te has corrido, ahora quieres que pare?. ¡Vicioso asqueroso!!!!. Regañaba visiblemente enfurecida la cubanita.
- ¡Limpia con tu asquerosa lengua esta porquería!. ¡Negro!. Grito empleándose con el látigo.
El sumiso, temeroso del castigo que le pudieran aplicar aquellas salvajes bellezas, cumplió al instante las órdenes de Rosalí, limpiando hasta la última gota de su espeso líquido seminal.
- ¡Rosalí!. Apunto la mulata trans. ¿No crees que este perro se merece algún castigo mas contundente?.
- ¡Sí!. ¡Claro!. ¡Adri!. ¡Que tortura le aplicamos!. Añadió la mestiza.
- ¡Que te parece si le reventamos el culo con un palo!. Dijo la exótica trans.
- ¡Perfecto!. Añadió al instante la mestiza. ¡Pero quiero ser yo misma la que lo penetre!.
- ¡Evidente!. Expuso Sonia. ¡Tuyo es el placer de hacer sufrir a este cabronazo!. ¡Jajajajajajajajajajajajajaja!!!!!.
- ¡Gracias mi bella amiga!. Exclamo Rosalí decididamente animada.
- ¡Buenos días!!!!. Dijo en tono alegre Luisa Mari camuflando sus ojeras bajo unas oscuras gafas de sol al llegar a la parte de jardín en donde se encontraba Sonia y sus íntimos.
- ¡Felices y placenteros!. Contesto de inmediato la jovencísima Rosali acercándose a la voluptuosa Dama de cabellos rojizos para morrearla.
- ¿Que estáis tramando?. Pregunto la glamorosa Dama que además posee el titulo nobiliario de Baronesa.
- ¡Jajajajajajajajajaja!!!. ¡Voy a romper el culo a este asqueroso negro!. Enuncio cachonda y burlona la preciosa mestiza.
- ¡Genial!. Dijo en tono desinhibido la estupenda Baronesa.
- ¡Agarrar a este cerdo!. Ordeno Rosalí tajantemente a dos de los forzudos hombres de la Señorita Blanco.
Al instante, el viejo negro fue tumbado por los dos musculosos matones, encima de una mesa con el pompis hacia arriba.
La mestiza mostraba una inmensa sonrisa en sus sugerentes labios carmesí, encima de los cuales brillaba una pequeña piedrecilla y contrastando con el natural morenazo de su suave piel asomaba en el interior de su boca unos perfectos y blancos dientes.
Rosalí estaba enormemente excitada, blandiendo ya en sus manos un largo palo en el extremo del cual sobresalía una enorme y dura polla de látex.
- ¡Aguantarlo fuerte!. Vocifero la cubana en el momento que apunto en el estrecho agujero del culo del negro sumiso la punta del temido falo.
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhh!. Aulló de dolor el sometido esclavo cuando Rosalí penetro salvajemente en su ano la gruesa polla.
- ¡Jajajajajajajajajaja!!!!!!!. ¡Ladra!. ¡Perro!. ¡Ladra!. Exigió la cruel mestiza.
- ¡Guau!. ¡Guau!. Grito con la voz ronca de congoja el viejo negro. Mientras Rosalí, lejos de apiadarse de él, continuaba hurgando con el tremendo pollon el culo de su sumiso admirador.
- ¡Estoy ardiente!. Comento dichosa la guapa cubanita.
- ¡Haz que te coma el coño este cerdo infeliz!. ¡Jajajajajajajajaja!!!. Dijo divertida la bella mulata.
- ¡No!. ¡Adri!. ¡Que me coma el culito mientras follamos las dos!. Propuso lascivamente la lujuriosa mestiza acariciándose los pezones y relamiéndose los labios.
- ¡Antes deja que este perro me la ponga dura!. Contesto Adri también excitada acercando su pene a la boca del sometido negro.
- ¡Chupamela!. ¡Cabrón!. Le comino la libertina y sexy mulata trans.
La nueva esclava, a la que Sonia bautizo con el nombre de Chuchita y Felisa, las dos vistiendo uniforme de doncella, eran las encargadas de servir el desayuno a los Caballeros y Damas que mayoritariamente y mostrando síntomas de resaca, poco a poco, iban apareciendo por el jardín.
- ¡Uau!. ¡Chocolate con churros!. Expreso Javier acercándose a Olga, su amante.
Sara, desnuda totalmente, se lanzo de cabeza a la piscina para darse un refresco. A la salida, su uniformado mayordomo, la esperaba arrodillado con el albornoz y sus altísimas mules a punto de calzar.
Taconeando, la hermosa lesbiana, se acerco a saludar a Sonia.
- ¡Muau!. Sara propino un beso en los calidos labios de la viciosa Señorita Blanco.
- ¡Que les ha pasado a estos perros!. Exclamo preguntando entusiasmada la guapa rubia al ver a los esclavos sangrando por sus nalgas y espaldas.
- ¡Rosalí!. ¡Se ha ensañado con ellos!. ¡Jajajajajajajajaja!!!. Contesto Olga recostada al lado del apuesto Javier con quien se estaba manoseando.
Mientras, las dos gatitas morenazas, Rosalí y Adri, follaban a gusto dándose lengua a tope. La expresiva cara de la mestiza rebosaba placer y lujuria.
- ¡Esta chica destila morbo y vicio por todos sus poros!. Comento dando muestras de deseo carnal la obscena Señorita Blanco acercándose a la mestiza para darle lengua.
- ¡Jajajajajajajajaja!!!. Reía enormemente satisfecha la bella cubanita.
Después de un feliz y placentero orgasmo, Adri retiro su polla del delicioso y rasurado coño de la cubanita, para vaciar su pene en la cara del negro humillado.
- ¡Saborea la leche de mi amante!. ¡Cerdo!. ¡Jajajajajajajajaja!!!. Grito Rosalí al esclavo escupiendo y refregando por su cara el viscoso liquido blanco.
El bello y fornido Richard acusaba el cansancio de aquella salvaje noche de vicio y placer sin limites, estaba tan agotado el Amo gay que era incapaz de levantarse del sillón para ir a mear, pero para esto estaba su castrado esclavo.
- ¡Ven!. ¡Acércate!. ¡Eunuco!. Llamo autoritariamente Richard a su fiel criado.
El servil y disciplinado sumiso se arrastro de rodillas hasta donde reposaba su adorado Amo.
- ¡Habré la boca!. ¡Escoria!. El capado, cumpliendo los designios de su dueño, abrió tanto como pudo su cavidad bucal, momento en que el rubito gay orino en su boca mostrando en los gestos de su seductora cara la satisfacción que supone el vaciado de la vejiga.
- ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!. Carcajeo Richard. ¡Anda!. ¡Hazme una mamadita!. ¡Esclavo!. ¡Que me he puesto caliente!.
Roberto que esta locamente enamorado de Richard se acerco a él para morrearlo.
- ¡Roberto!. Dijo el rubito Richard. ¡Follame el culo!. ¡Sinvergüenza!. Los dos chulazos follaban frenéticamente mientras el eunuco mamaba la tiesa polla del Amo gay.
Los dos guapetones se morreaban a tope mientras vaciaban su delicioso semen. Richard lo hacia en la boca de su sumiso, que soportaba celoso ver como su querido Amo follaba con un fornido galán de grueso pene y Roberto en el precioso culito de su amante.
Una vez hubieron almorzado todos los convidados, Sonia quiso dar un último toque sádico a la fiesta, demostrando una vez más que en crueldad nadie la supera.
- ¡Sujetar a mi nueva perrita!. Ordeno Sonia a dos de sus sicarios, exhibiendo en su entrepierna el temible pollon de goma repleto de tachuelas con el que antes había torturado mi culo.
Temerosa, la muchacha intento resistir la brutal fuerza de los musculosos esbirros. Con la mirada expresando enorme pánico, gesticulaba la cabeza de un lado a otro en una clara señal de negación ya que su boca continuaba forzada por una mordaza a permanecer extremadamente abierta e impedida para exteriorizar cualquier sentimiento.
Los matones tumbaron a la adolescente encima de la mesa donde poco antes, Rosalí, había sodomizado al dúctil negro.
Sonia se acerco apuntando el arnés en el coño de la jovencita.
- ¡A llegado el momento de desvirgarte!. ¡Perrita!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!!. Dijo orgullosa y envanecida la depravada Señorita Blanco.
- ¡Aggggggggggggg!!!!!!!!!. Chirrió la jovencita mientras la sádica y sonriente Sonia le empalaba la vulva con aquel bárbaro pollon.
Sonia bombeaba sin piedad el aparato de tortura en el interior del coño de la jovencita, a su alrededor se amontonaban la totalidad de perversas Damas y Caballeros ávidos de sádico espectáculo.
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!. Aggggggggggggggg!!!!!!!. Seguía gritando con angustia y desconsuelo la pobre adolescente.
- ¿No te gusta?. ¿No te gusta como te folla tu Ama?. ¡Esclava!. Decía Sonia con su melosa y burleta voz. ¡Jajajajajajajajaja!!!!.
El pequeño piercing que luce Sonia en el costado derecho de su bella nariz, brillaba y centelleaba al compás de sensuales guiños y grandes risotadas de crueldad de la guapa Señorita Blanco, imitada por los demás perversos convidados.
Del agujero de la adolescente esclava empezó a brotar un hilo de sangre que no fue motivo suficiente para que Sonia cesara el tormento.
- ¡Métesela por el culo!!!!!. Grito apasionada la bella y pérfida mestiza.
- ¡Sí!. ¡Sí!. ¡Por el culo!. ¡Desvírgale el culo!. Exclamaron desenfrenadamente Roberto y Luisa Mari.
Sonia retiro el arnés del dolorido y ensangrentado coño de la jovencita y haciendo caso de los deseos de sus camaradas penetro cruelmente el estrecho ano de la muchacha.
- ¡AAAAAAAAAhhhhhhhh!!!!!!!. Un nuevo y desgarrador grito de extremo dolor salio de las cuerdas vocales de la adolescente esclava.
- ¡Jajajajajajajajajaja!!!!!. Sonia seguía disfrutando satisfecha de sus maldades.
Olga masturbaba el miembro de Javier, apuntando al interior de la boca de la joven sumisa torturada.
Por detrás de la tórrida espalda de Sonia. Sara, la preciosa rubia de melena lacia, desnuda totalmente, refregaba sus pezoncitos en la sedosa y brillante piel de la esbelta Señorita Blanco, sus manos le acariciaban y estimulaban los bellos y encantadores pechos, a la vez que sus lenguas se juntaban libidinosas.
- ¡AAArrrrrrrrrrrrrrr!. Otro aterrador bramido salio de la garganta de Chuchita una vez Sonia retiro el arnés teñido de sangre de su culito.
- ¡Que gusto!. ¡Que placer!. Decía Javier. Olga consiguió que su apuesto amante eyaculara en medio de gemidos y suspiros en la boca de la humillada adolescente que trago todo el esperma vaciado en ella.
Los deditos de la rubita lesbiana resbalaron hacia el encantador y mojadito clítoris de Sonia, una vez hubo esta retirado el aterrador consolador de él, moviéndolos agitadamente a la vez que las dos encantadoras Damas se besuqueaban con pasión y locura.
- ¡Aig!. ¡Aig!. ¡Aig!. Gemía Sonia pausadamente con delirio, mientras Sara la acariciaba y morreaba.
Las dos guapetonas lanzaron frívolamente escandalosos chillidos de gozo a la vez que sus sexos chorreaban placer a tope.
- ¡Cornudo!. ¡Servirnos champagne!. Me ordeno la Señorita Blanco una vez hubo aplacado su fogosidad con la bella lesbiana y completado el doble desvirgue de la pobre muchacha.
Desnudo totalmente, con el bochornoso y engorroso casco de cuernos aprisionando angustiosamente mi cabeza, la metálica y dolorosa funda en mi pene y el ardor en mi torturado ano, serví humildemente desplazándome sobre mis rodillas las largas copas de Dom Perignon a los invitados.
El dorado y burbujeante líquido volvía a llenar las finas copas de cristal, acompañado de unos suculentos canapés de caviar y de alguna que otra ralla de polvo blanco.
Aguante rigurosamente las risas y humillantes burlas de las espectaculares Damas y gallardos Caballeros.
- ¡Cornudo!. ¡Ven!. ¡Chupamela!. Vocifero jovial y risueño uno de los atractivos varones que conversaba animadamente con mi flamante “esposa”.
Me postre ante la polla del invitado y tomándola en la boca se la mame hasta que su tieso miembro vació su contenido en ella bajo la atenta y placentera mirada de mi Ama que saboreaba lentamente su fría copa de champagne.
- ¡Límpiame los zapatos!. ¡Cornudo!. Me exigió Sara, la rubita lesbiana que poco antes se habían pegado el lote con Sonia.
Así que me arrastre a sus pies y lamí con la puntita de mi lengua las finas tiritas negras que sujetan sus deliciosos piececitos a sus sensuales sandalias.
Sara blandía fanfarroneando y desafiante una temible fusta, empezó a fustigar ferocidad mis nalgas.
- ¡Sonia!. ¿Me permites destrozar las nalgas a tu marido?. ¡Jajajajajajajajaja!!!. Pregunto la hermosa rubita a la Señorita Blanco, mientras yo seguía besando sus hermosos deditos esmaltados de negro.
- ¡Sí!. ¡Claro!. ¡Sara!. Se expreso despiadadamente mi esposa.
Sara me azoto con saña hasta que mis posaderas quedaron del todo inservibles para poder sentarme durante días.
Las risas y toqueteos entre las bellas Señoritas y galantes Caballeros zambullidos en las calidas aguas de la piscina terminaron con aquella singular fiesta de bodas.
Después del refrescante chapuzón las selectas Señoras y Señores se trasladaron a las habitaciones, aun que algunos de ellos ni siquiera las habían ojeado, para maquillarse, arreglarse y vestirse de nuevo con sus habituales ropajes.
Las criadas/os recogían los utensilios de sus Amas/os y cargaban pesados equipajes en los maleteros de sus suntuosos autos.
Una sedosa y bronceada pierna sobresalía por el largo tajo que se alargaba hasta la cadera del sexy vestido semitransparente de tul negro que embutía el esbelto cuerpo de la Señorita Blanco.
Sonia andaba orgullosa, soberbia, altanera sobre sus impresionantes sandalias doradas de altísimo tacón aguja que adornaban sus perfectos pies y que tiempos atrás costaron el trabajo a la pobre dependienta que la atendía en aquella lujosa zapatería.
Sus deditos, al descubierto, mostraban unas perfectas uñas esmaltadas de color púrpura con un bonito decorado en algunas de ellas, ornamentaba su dedo anular el pequeño pero carísimo anillo de oro con un diminuto diamante incrustado en él.
Rodeaba su grácil tobillo la fina cadenita donde colgaba la diminuta llave dorada que cerraba mi torturado pene.
A su lado y sobre sus rodillas, avanzaba totalmente desnuda y amarrada con un collar a una reluciente cadena la nueva perrita de la Señorita Blanco.
Bajo las grandes sombras de los altos robles del jardín se guarecían del tremendo sol de aquel caluroso medio día, el resto de Damas y Caballeros que habían participado en aquella pantomima de boda.
Sonriente y alegre, Sonia avanzo hacia ellos en medio de una hilera de esclavos postrados de rodillas con la frente pegada al suelo.
A su firme y altivo paso, los sumisos se arrastraban a besar y lamer el suelo donde pisaban sus prominentes zapatos en un respetuoso y humillante homenaje a la poderosa y distinguida Dama.
Adri lucia un ajustadísimo modelo dorado que resaltaba su estilizada figura y su atractiva piel negra, resaltando en su bella cara unos carnosos labios maquillados de brillante granate.
- ¡Muau!. Beso el travestido en los labios a la despampanante Dama.
- ¡Bellísima!.¡Estas bellísima!. ¡Sonia!. Exclamo Rosalí que vestía un ajustado mono de seda blanco que traslucía sus sensuales atributos.
- ¡A sido una maravillosa orgía!. Expresaron sonrientes y divertidos Javier y Olga también elegantemente ataviados.
La Baronesa, finamente emperifollada con un diminuto top negro, se despidió también de Sonia con un calido morreo.
Misstres Torres quiso degradar de nuevo a la china, a la cual había cortado la lengua durante la sádica orgía con el beneplácito de la Señorita Blanco.
- ¡Besa mis tacones!. ¡Minusválida!!!!!. ¡Jajajajajajajajajaja!. Grito a la china con arrogancia y desprecio la rubia punki penetrando el fino tacón de sus salones en la boca de la esclava hurgando en la herida.
La asiática, que aun no estaba en absoluto recuperada del trauma que supuso aquella brutal salvajada por parte de las dos hermosas Damas, se puso a temblar y a sudar de congoja.
- ¡Me complace tu crueldad!. ¡Jajajaajajajajajaajajaja!. Le expreso complacida y besándola también en la boca la Señorita Blanco, correspondida por Misstres Torres que lengüeteo libidinosamente los costados de los pechos y la rajita que los separa.
Richard y Roberto, su homosexual compañero, lamieron cada uno un pezón que sobresalía del apretujado traje de tul que lucia espectacularmente la Señorita Blanco.
En un extremo del patio, la lujosa limousine con dos de sus guardaespaldas, la esperaban para trasladarla a su residencia de veraneo.
Antes de partir y después de despedirse con apasionados morreos del resto de incondicionales camaradas. Felisa, la asiática que todo y haberle amputado la lengua Sonia no se apiado de ella y un servidor, formados estoicamente al lado de la puerta del pomposo auto, nos arrodillamos y con devoción besamos y lamimos uno a uno los deditos de los magníficos pies y uñas de nuestra adorada Diosa.
Los tres tuvimos que esmerarnos en limpiar al detalle todos los restos de la cruel fiesta que se celebro en mi “boda”.
Los lujosos autos desfilaron de nuevo por el interior de la colonia observados con curiosidad por sus humildes habitantes.
Inmediatamente después de revisar que la mansión de la colonia quedará en perfecto estado de orden y limpieza, me incorpore de nuevo al trabajo diario en el gabinete de abogados.
A la llegada al despacho revise minuciosamente las tareas llevadas a cabo por mis subordinados, relacionadas todas ellas con los múltiples negocios de mi adorada Diosa, como inversiones, transacciones y demás gestiones empresariales.
Siguiendo escrupulosamente las instrucciones de mi Ama, la principal ocupación a la que consagre mas tiempo fue a gestionar los tramites para la adopción de Pedrin.
Tramites que me ocuparon algunos días, pero que al final solucione satisfactoriamente encontrando una respetuosa familia para mi repudiado hijo.
- ¡Divina Majestad!. Comunique por teléfono la resolución del asunto a la Señorita Blanco instalada en el chalet de la playa.
- ¡Habla!. ¡Esclavo!. Contesto la melosa voz de mi Ama al otro lado del aparato.
- ¡Ya he encontrado una familia de acogida para Pedrin!.
- ¡Bieeen!. ¡Ya empezaba a creer que eras un inútil también como abogado!. Dijo Sonia medio sonriendo. ¡Mañana te quiero aquí con toda la documentación!. ¡Pipipipipi!. La línea se corto al otro lado del aparato.
Puntualmente como un reloj, me persone en el chalet donde pasaba unas jornadas de descanso mi Adorada y Sagrada Diosa.
Sonia no se encontraba en la casa, habiendo salido acompañada de su joven doncella para hacer unas compras en el centro comercial de la turística localidad de veraniego.
Fue Felisa, que junto a la china se habían incorporado ya al servicio de Su Divina Majestad en la torre de veraneo, quien con su uniforme de chacha me dio entrada al chalet por la puerta de servicio que da a la cocina.
Aguarde silencioso y sin hacer comentario alguno respecto al verdadero motivo por el cual acudía a la cita conla SeñoritaBlanco.
No tardo su lujoso deportivo en hacer entrada por la verja del jardín que conduce a la puerta principal dela Torre.
Cuando la vi, corrí como un poseso hacia Ella, me arrodille y abrí la puerta de su descapotable. Sonia descendió elegante y glamorosa como siempre.
- ¡Oh!. ¡Si esta aquí mi cornudo mayordomo!. Expreso cari alegre mi bella Ama posando sus blancas y altas sandalias en el suelo, momento en que yo pegue mis labios a ellas y bese las púrpuras uñas que sobresalían por la parte delantera de sus bonitas mules.
Tuve la maravillosa oportunidad de contemplar des del suelo sus divinas piernas, erguidas sobre sus finos y altos tacones, prolongando hacia el cielo aquel hermoso y escultural cuerpo de Diosa.
La SeñoritaBlancome observaba des de las alturas con sus bellos ojos cubiertos por unas oscuras gafas de sol, resaltando el púrpura brillante maquillaje de sus insinuantes labios.
Haciendo juego con las sandalias, cubría una pequeña parte de la hermosura de su sedosa y bronceada piel, un fino y semitransparente pareo blanco debajo del cual se vislumbraba unas diminutas braguitas de encaje negras.
- ¡Sígueme perrito!. Aquellas palabras eran una invitación a seguir a mi Ama desplazándome sobre mis rodillas como así lo hice.
La nueva criada, vestida debidamente de uniforme, había viajado sentada al lado dela SeñoritaBlanco, ya que el deportivo tan solo cuenta con dos asientos. Pero, con la particularidad que lo hizo con su trasero desnudo y aposentado sobre un incomodo y duro cojín de púas, para que quedara claro quien es la dueña y quien la esclava.
La doncella se apeo del coche cargando en sus manos los numerosos y grandes paquetes con los múltiples objetos adquiridos por la Señorita Blanco.
Sin despojarse de sus oscuras gafas, Sonia tomo asiento bajo la sombra de una gran palmera del jardín, encendió una cigarrita y examino los documentos que le proporcione.
Al momento, Felisa que no sospechaba en lo mas mínimo de que papeles se trataban, servio un refrigerio quela SeñoritaBlanco, que tomo pausada y apaciblemente acomodada en su sillón.
Sus sensuales labios brillantes aspiraban con fuerza el humo de la cigarrita encajada en medio de dos finos deditos adornados de gruesos anillos y terminados en vertiginosas uñas carmesí.
Mientras que con su otra delicada mano saboreaba, sorbito a sorbito, el refrescante cóctel con hielo que mi “ex” dócilmente le había servido.
La Señorita Blanco levanto su linda cabecita de los papeles y luciendo una cruel sonrisita de satisfacción dijo dirigiéndose a Felisa.
- ¡Mañana al medio día, Don Gonzalo traerá a tu mocoso para que puedas despedirte de él!. ¡Finalmente hemos encontrado un hogar para tu niñato!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!. Sonrió Sonia placidamente orgullosa.
- ¡Oh!. ¡Nooo!...... ¡Gracias!.... ¡Divina Majestad!. ¡Se lo agradezco profundamente pero no es ningún menester tal formalidad!. Contesto Felisa inmediatamente con una dócil entonación de agradecimiento, pero queriéndose ahorrar el mal trago que le suponía despedirse de Pedrin en aquellas duras circunstancias.
- ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!. ¿Acaso me crees una monja piadosaaaaa…………?. Dijo Sonia con burlona y malévola sonrisa. ¡Pero que estupida e ingenua eres!. ¡Felisa!. ¡Jajajajajajajajaja!!!!.¡Jajajajajajajajajaja!!!!. ¡Imbecil!. ¡Mi deseo es regocijarme en tu ignominia, divertirme con tu sufrimiento, complacerme viendo como te despides de tu hijito al cual no volverás a ver jamás!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!. ¡Y todo…. porque estas perdidamente enamorada de Mi!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!. Añadió sarcásticamente cruel. ¡Y no soportarías vivir alejada de Mi presencia!. ¿Ciertoooo?. ¡Putitaaaaa!.
- ¡Eres una viciosa de mis pies!. ¡Una repugnante perra a la que le pone que la insulte y castigue!. ¿Verdad, escoria?. ¡Hasta el extremo de abandonar a tu niñato por ello!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!.
A Felisa le resbalaron unas las lágrimas por las mejillas, pero de sobras sabia que todo lo que Sonia estaba diciendo era verdad, su grado de degradación y enviciamiento hacia Sonia había llegado hasta tal punto de sumisión que ahora difícilmente podría vivir sin los maltratos de su bella Ama.
- ¡Con todo!. ¡Me he puesto canchondisima!. ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!. ¡Mayordomo!. Tráeme a la china para que calme el ardor de mi coñito. Dijo Sonia con dulce voz de boquita de piñón.
Al momento arrastre a la esclava ante mi adorada Diosa. La asiática, des de que le amputaron la lengua y como castigo por no tenerla, es obligada por Sonia a llevar permanentemente en la boca, a excepción de una sola vez al día en que se le permite comer y beber agua, un consolador aferrado a la cabeza por unas apretadísimas correas y a andar siempre desnuda a cuatro patas, si es que a la Señorita Blanco no la requiere como doncella para algún servicio especial.
- ¡Ven aquí!. ¡Perra!. Sonia tiro de la cadena que lleva la esclava amarrada a su collar e introdujo el pene de silicona en su mojado clítoris, obligando a la china a mover su cabeza para proporcionarle gusto.
- ¡Felisa!. ¡Arrodillate a mi izquierda y abre bien tu asquerosa boca!. ¡Me servirás de cenicero mientras follo!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!!.
Sonia jadeaba y gemía, con la mano situada en el cocorote de la asiática movía violentamente su cabeza para aumentar su gozo.
- ¡Vamos!. ¡Paralítica!. ¡Mueve tu cabeza con mas ímpetu!. ¡Dame placer!. ¡Perra!. Gritaba extremadamente excitada la Señorita Blanco, mientras Felisa le ofrecía su lengua para que Sonia depositara en ella la ceniza de su cigarrita.
- ¡UaUaUaUaaaaaaaaaaaa………….!. Sonia alcanzo un feliz orgasmo, precedido de constantes chillidos y guiños de placer de su morbosa, refinada y atractiva cara.
Des de mi humilde alcoba oí a mi “ex” como lloraba amargamente durante toda la noche, pero no hice ningún gesto de consuelo hacia ella, todo lo contrario. Me deleite con ello pensando que su sufrimiento era para mayor gloria de mi Diosa y sonreí gustosamente complacido.
La mañana siguiente, Sonia se levantó muy tarde, pues la noche anterior había salido de fiesta a una lujosa discoteca hasta altas horas de la madrugada, donde según parece, su impresionante físico y su provocativo look ocasiono un fuerte altercado entre dos presumidos chulazos que se disputaban su atención.
Altercado que termino con uno de ellos masacrado y gravemente herido y con el invicto vencedor en la cama de la preciosa y esbelta Sonia.
Puntual a la cita se presento Don Gonzalo acompañado de Pedrin. Me persone a las habitaciones de la Señorita Blanco para anunciarle tal la llegada.
- ¡Divina Majestad!. Hable con el debido respeto postrándome de rodillas después de que su joven doncella me abriera la puerta de las habitaciones.
- ¡Que ocurre cornudo!. La Señorita Blanco me hablo con desprecio absoluto, cuando pude comprobar que en aquellos momentos estaba en brazos del musculoso chuleta que había conocido en la discoteca.
- ¡Ha llegado Don Gonzalo!. Anuncie humilde y respetuosamente.
- ¡Pues tendrá que esperar!. ¡Ahora tengo cosas mas importantes a que dedicar mi preciado tiempo!. ¡Jajajajajajajajajajajaja!!!. Se carcajearon los dos bellos amantes.
La espera de Don Gonzalo y Pedrin fue larga, dos horas como mínimo.
Si una cosa es segura, es que Sonia jamás sale de sus aposentos sin antes haberse maquillado, enjoyado y cuidando a la perfección cada detalle de su indumentaria, para eso tiene a su entera disposición a su esclava personal.
Normalmente es la nueva doncella la encargada de tales retoques a la Señorita Blanco. Pero aquel día, Sonia, dispuso que fuera Felisa la que se cuidara del embellecimiento de su Divino Cuerpo, quizás con la cruel intención de humillarla y denigrarla haciéndole, frívolamente, pasar un mal rato en aquel señalado y doloroso día para ella.
- ¡Querido!. ¡Esperadme en la cama!. ¡Muaaa!. Dijo Sonia lanzando un beso con sus cuidadas manos a su musculoso fardon que seguía desnudo postrado en el lecho y con su polla visiblemente tiesa. ¡Enseguida vuelvo!!!. ¡Amoooooor!. Agrego entonces.
Entro en el salón, seguida a cierta distancia por Felisa, donde le aguardaban Don Gonzalo y Pedrin. Llevaba puesto un lujoso batín de satén negro sin abrochar, de tal manera que se percibían todos los encantos que se escondían en su interior.
Calzaba unas negras zapatillas de altísimo tacón aguja, con adornos hechos de piedras preciosas.
- ¡Señorita!. ¡Acepte mis respetos!. Don Gonzalo, nada mas verla entrar, se apresuro a besarle la mano.
Sonia se sentó en un confortable y mullido sillón de cuero negro de alto respaldo. Cruzo sus sensuales y desnudas piernas dejando a la vista sus soberbias nalgas, así como el piercing de pendiente que luce en el ombligo.
Sus pezones, rodeados de un largo collar de brillantes, asomaban tímidamente entre la reluciente tela negra de su soberbio batín. A pesar de la presencia de un menor, Sonia, no tuvo el más mínimo pudor en tapar sus excelentes atributos mostrando así toda su impudicia.
De su delicado y bronceado pie colgaba graciosamente una de sus recargadas zapatillas sosteniendose tan solo por la puntita de sus cuidados dedos esmaltados con uñas francesas.
- ¡Mama!. ¡Mama!. Grito con alegría Pedrin al ver a Felisa.
Felisa sonrió, pero por el momento se mostró inmutable, sin expresar sentimiento alguno hacia su hijo.
La atractiva y bella Señorita Blanco tomo en sus manos una cigarrita, que yo apresure en encender. Aspiro y soltó la blanca y perfumada humareda de tabaco rubio.
Una insinuante mirada con sus hermosos ojos, indico a Felisa que se despidiera de Pedrin.
Felisa, cabizbaja y apenada se acerco a su hijo, a nuestro hijo. A pesar de que yo ya había repudiado de él.
- ¡Pedrin!. ¡Don Gonzalo te llevará a una nueva familia que tendrán sumo cuidado de ti!. ¡No te va a faltar de nada!. Dijo Felisa con la voz entrecortada por la angustiosa emoción.
- ¡Pero mama!!!. ¡Yo quiero estar contigo y con papa!!!. Dijo lloroso el niño, quizás pensando que Felisa y yo volvíamos a estar juntos.
- ¡No Pedrin!. ¡No puede ser!. Contesto Felisa con lágrimas en sus mejillas.
Sonia, recostada sobre el alto respaldo del butacón, aguantaba su encendida cigarrita con una mano doblada por el codo hacia arriba y apoyada en el reposabrazos del sillón de cuero observando con perversa sonrisa aquella melancólica escena.
- ¡Pero mama!. ¡Porque!. ¡Yo quiero estar contigo!!!!.
- ¡Hijo!. ¡Debo de trabajar, y no puedo cuidar de ti como es debido!. Hablaba Felisa confusa por el desosiego de aquellos duros instantes.
- ¡Por favor mama no me dejes!. Se abrazo Pedrin llorando en los brazos de su madre.
Sonia asistía impasible ante aquella conmovedora escena de amor filial con una sarcástica boca de risa en sus lujuriosos labios púrpuras.
Desplazo sus finos dedos de largas uñas esmaltadas de rojo carmesí y repletos de gruesos anillos hacia su esplendido clítoris masajeándolo lenta y pausadamente.
- ¡Mama!. ¡Mama!. ¡No me dejes!. ¡No me dejes!!!!!. Seguía implorando Pedrin abrazado a su madre para que no lo abandonará.
- ¡Pedrin!. ¡Tu familia de acogida cuidara de ti!. ¡Tendrás estudios, ropa, comida……Un sinfín de cosas que yo jamás podré darte!. ¡Hijo mío!. Felisa arranco en un estruendoso llanto.
- ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!!!. ¡Emocionante!. Manifestó Sonia irónicamente pintorreándose. ¡Vamos Felisa!. ¡Ves terminando que tienes trabajo!. Añadió aun con más burla la cruel Señorita Blanco.
- ¡Mama!. ¡Esta mujer es mala!. Dijo Pedrin entre llantos.
- ¡No!!!!!. ¡Hijo!!!!!..... ¡Es maravillosa!!!!!. Contesto Felisa radicalmente apasionada, arrojándose fanáticamente a los pies de la exquisita y linda Señorita Blanco.
- ¡Jajajajajajajajajajajajajajajaja!!!!!!!!!. Ante tal demostración de obediencia y entrega sin límites, unas grandes y placenteras risotadas llenaron la linda cara de Divina Sonia.
Para no ser menos que mi “ex” me abalance sobre su otro maravilloso pie besándolo también con devoción.
- ¡Mama!. ¡Mama!. ¡No… quiero…. irme sin ti….!. ¡Uauauauauauauaua!!!!!!. Lloraba y berreaba Pedrin afligido y sin comprender porque su mama lo abandonaba y se humillaba a los pies de aquella diabólica mujer.
La bella Señorita Blanco estimulaba cada vez con más ansia su maravilloso sexo. Don Gonzalo tiraba fuerte del brazo del niño para conseguir llevárselo.
Felisa y yo continuábamos perros a los pies de nuestra adorada y poderosa Diosa. Ella fruncía la nariz en una clara muestra de placer.
Don Gonzalo pego dos cachetadas a Pedrin que seguía obstinado en no querer marchar, para que este le siguiera ya de una vez, cosa que finalmente hizo con mucho dolor y la eterna imagen de sus padres arrastrados y rendidos a los pies de la endiosada Dama.
- ¡Jajajajajajajajajajajajaja!!!!!. Reía exultante y enormemente complacida la hedonista Señorita Blanco. ¡Me retiro a mis habitaciones donde me espera un buen pollon para calmar mi calentura!. ¡Jajajajajajajajajajaja!!!!!!!. Sonia dichosa y risueña se levanto de su butaca y taconeando lentamente se dirigió a la puerta. Felisa y yo reptamos por los suelos compitiendo entre nosotros tras sus finos tacones.
- ¡Por cierto!. ¡Felisa!. ¡Súbenos a la habitación unas ostras con champagne!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!. Ordeno la fascinante Sonia en un tono superficial.
- ¡Cornudo!. ¡Le quiero a usted también en mis aposentos!. ¡Jajajajajajajajajaja!!!!.
(Continuará)