Sonia en su cuarto
Sonia estaba navegando y acaba bajos el dominio de una amiga de su madre.
SONIA EN SU CUARTO
Sonia era una universitaria que acudía todos los días a clase, una chica responsable como había tantas en la gran ciudad, había descubierto las potencialidades de Internet y esa tarde iba a descubrir hasta que punto era cierto eso de que la red era un mundo paralelo.
Estaba haciendo esa tarde un trabajo para clase en el ordenador conectada a Internet, estaba viendo una página que la habían recomendado, había leído algún relato de dominación en una muy conocida página y se había excitado sobre manera, entonces buscó fotos de dicho tema y encontró alguna en que una chica era dominada por una mujer, la tenía que lamer las botas, en otras estaba atada mientras la mujer usaba todos sus agujeros.
Eso hizo que Sonia se excitase y se comenzara a acariciar por encima del pijama. Por ello no oyó la puerta de la casa y como su madre la indicaba que había llegado que venía con su amiga Laura. Laura subió para ir al baño y para ello tuvo que pasar por delante de la habitación de la chica y vió la foto en la pantalla y a Sonia masturbarse, no se atrevió a interrumpirla y sin hacer ruido se fue al baño, orinó, se lavó las manos y volvía para ir a la cocina donde la madre de nuestra protagonista.
Pero había algo que la decía por dentro que la sometiese, al fin y al cabo, tenía experiencia como Ama, entró en el cuarto de manera silenciosa hasta situarse detrás de Sonia y con una mano la tapó la boca y la dijo al oido:
Zorrita, veo que te gusta que otra mujer te utilice y te use como su putita particular.
Sonia se puso colorada como la grana pero en lugar de decir que no solo balbuceó:
Si Señora.
Laura notó dentro de ella una gran alegría, desde la mayoría de edad de Sonia no solo la veía como su vecina o la hija de su mejor amiga sino como otra mujer, ella era bisexual, sabía que Sonia había tenido algún novio pero la vista de esa imagen en la pantalla fue como un clic en su cerebro y en su coño. Entonces la ordenó que se vistiera con un pantalón de chándal gris que era como una malla de gimnasia y una camiseta blanca y a las seis de la tarde la quería en la planta de lencería de unos grandes almacenes donde Laura trabajaba.
La mandó también ir sin bragas ni sujetador. Sonia se quedó muda pero sus pezones hablaban por ella y cuando Laura la rozó con la mano sintió como estaban absolutamente duros. Laura se despidió besándola en la frente y fue donde la madre de la chica. Comieron las tres juntas, Laura la comía a la muchacha con la mirada y con el pie desnudo le subía por la pierna de la chica hasta situarlo sobre la tela del pijama a la altura de su coño.
La chica se había mojado como pocas veces. Acabaron de comer y Laura se fue. Sonia a las seis de la tarde estaba en el lugar que le había ordenado la mujer, no había mucha gente. Laura se acercó por detrás a ella y con voz susurrante la ordenó que la acompañara a los probadores. Se metieron en uno de ellos y la dijo que la desnudara. Sonia nunca había desnudado a una mujer. Con manos temblorosas fue quitándola la blusa botón a botón, luego la falda y por último la ropa intima. Entonces llamaron al probador y Laura abrió. Era otra de las empleadas que al entrar se arrodilló y besó los pies de la mujer. Sonia entendió que era una sumisa de Laura. Su Ama la ordenó que se quedara como observadora y que luego las trajera ropa intima para Sonia que había que vestirla "adecuadamente", o sea, como una putita.
Sonia se desvistió hasta quedarse completamente desnuda, era una chica de estatura normal, morena de mechas rubias, de ojos marrones verdosos, dentadura perfecta, labios corrientes tendiendo a carnosos, pechos medianos de pezones color café oscuro, culo redondo y duro pero sin llegar a ser respingón y el pubis rasurado salvo un pequeño mechón castaño claro.
Laura la atrajo hacia si y la besó en la boca mientras con la mano dibujaba su cuerpo hasta llegar a su coño el cual comprobó estaba completamente mojado. Dirigiéndose a la otra sumisa la dijo:
Es toda una putita, sera una buena perra la muy zorra.
Dicho por otra persona Sonia la hubiera dado un sopapo pero se estaba entregando a esta mujer con una docilidad que ni ella misma creía tener. La otra sumisa trajo entonces una serie de conjuntos de ropa intima, unos de algodón, otros de raso y de seda, con encajes, sin encajes, con liguero, sin él, de muy diversos tipos hasta que escogieron unos cuantos conjuntos.
Laura la ordenó a Sonia que se tumbara boca arriba en el suelo y ella se colocó a horcajadas sobre su boca para que la chica la comiera el coño. La hizo asimismo levantar las piernas un poco para que la otra chica la colocara un pequeño cojín y la acariciara el ano, entonces notó en su ano, mientras ella la comía el coño al Ama, una sustancia muy fría que ayudó a la otra sumisa a penetrarla con los dedos hasta que sintió tener tres dedos dentro.
Cuando los tuvo dentro notó como la introducía algo para después dejarlo allí, ella se concentraba en darla placer a la Ama, la abría con los dedos el conejito y la lamía desde el ano hasta el clítoris muy suavemente primero elevando el ritmo cada vez para cuando lo hacía de una manera muy veloz soplar el clítoris y succionarlo para atrapándolos con los labios darle con la lengua pequeños puntazos que hacía que la Ama jadease y se moviera sobre su boca.
La Ama explotó en un gran orgasmo vertiendo todos sus fluidos sobre la boca de nuestra protagonista mientras la pellizcaba los pezones sobandola los pechos. Se quitó de encima de la chica y se fue a colocar detrás de la otra perrita que había inflado parte del artilugio que había introducido en el ano de Sonia y luego la follaba el coño con dos dedos mientras se centraba en lamer el clítoris de una forma vertiginosa.
La Ama entonces se colocó un arnés y situándose detrás de la penetró en el coño a la otra chica comenzando a follarla mientras la sujetaba de los pechos y la atraía hacia ella. Estaba muy cachonda. Hizo que las dos chicas se tumbaran una encima de la otra y se besaran masturbándose mutuamente mientras ella de esa forma las penetraba alternativamente a las dos, el arnés llevaba un pequeño artilugio en el clítoris que la estimulaba y hacía que se masturbase ella misma mientras follaba a sus dos perras. Siguió follandolas hasta que las dos chicas tuvieron un grandísimo orgasmo quedando tumbadas una encima de la otra y cayendo sus fluidos en el suelo. Las hizo que lamieran el suelo allí donde lo habían mojado. Luego las vistió ella misma como premio por haber sido usadas y las obligó a que la vistieran a ella.
A partir de ese momento Sonia sería su perra pudiéndola usar muy a menudo ya que eran vecinas y muchas veces la chica dormía en casa de amigas con lo que tenía excusa para pasar noches fuera de casa.
Este relato es imaginario pero va dedicado a Susana una chica que la gustaría iniciarse en este tema, si queréis podéis escribirme a: