Sonia -2-

Sonia llevó a su padre a la habitación de matrimonio. Li y Amina fueron con ellos. De pie, junto a la cama, le preguntó Basilio a su hija: ¿Y ahora qué?

Sonó el timbre de la puerta. Basilio se apresuró a guardar su polla. Sonia se puso los jeans, y después, descalza, fue a abrir la puerta del piso. En la puerta estaban dos amigas suyas, Li, una chinita, que llevaba un vestido blanco que le daba por las rodillas, baja de estatura, de cabello castaño y  corto, con pequeñas tetas y pequeño culo, y Amina, una marroquí algo más baja que Sonia, que llevaba un velo negro en la cabeza y un vestido naranja, holgado, que le llegaba a los pies, por lo que no se intuía como tenía el cuerpo. Las dos calzaban zapatillas de deporte.

-¡Me había olvidado de vosotras! Pasad.

La chinita, entrando en el piso, le dijo:

-¿No hiciste el curry?

-Hice, pero nos lo comimos mi papi y yo.

-¿Y qué vamos a cenar?

Al llegar a la sala, le dijo Sonia a su padre:

-¿Pides un par de pizzas, papi? Me olvidé de decirte que Li y Amina venían a dormir conmigo esta noche.

Basilio miró para las dos jovencitas y le parecieron preciosas, especialmente la marroquí. Aquellas si que tenían un polvazo, no las chavalas de su empresa, que solo querían follar con él para que las ascendiera.

-Pídelas tú.

Sonia le dijo a las amigas

-Sentaos.

Las dos jovencitas se sentaron en dos sillones, enfrente de Basilio. Sonia, levantó el teléfono que había en un aparador.

-¿Una con pollo y otra con anchoas, chicas?

Las dos asintieron.

Hizo el pedido, y  se fue a sentar junto a su pade, que le dijo:

-Así que estas son las dos amigas con las que dormiste los dos últimos fines de semana.

-Sí. ¿A qué son guapas?

-Lo son, son muy guapas.

Amina, la marroquí, sonriendo, le dijo a Basilio.

-Gracias.

Li, la chinita, cambió de tema, y le preguntó a Sonia.

-Antes de... ya sabes. ¿A que vamos a jugar esta noche?

-Se me acaba de ocurrir un juego.

Amina, sintió curiosidad.

-¿Qué juego es ese?

-Frío y caliente. Yo os digo unas palabras y vosotras tenéis que completar la frase.

Basilio le preguntó a su hija:

-¿Puedo jugar?

-No. Veamos, chicas, las palabras son... Mi padre me acaba de hacer...

Li, se apresuró a decir:

-Una pregunta.

-Frío. Me lo hizo antes de venir vosotras.

Basilo estaba callado como una tumba. Si les peguntaba lo que él pensaba... ¿Qué complicidad habría entre su hija y aquellas dos bellezas para jugar a un juego tan peligroso?

-Un café.

-Templado.

-Un té.

-No, tu turno, Amina.

-Pista.

Sonia se chupó un dedo y sonrió

-¡Pistón! La primera palabra es... Un...  y la segunta empieza por... D... y tiene cuatro letras.

-¡No puede ser! ¿Un de...?

-Caliente.

-¿Un ded...?

-Te quemas.

Las dos jovencitas miraron para Basilio, y Amina, le preguntó?

-¡¿Le hizo un dedo a su hija?!

Basilio, en vez de avergonzarse, se vino arriba.

-¡¿Y si se lo hice, qué?¡

-¡Que cabrón! Eso no se le hace a una hija. Se le hacen otras cosas.

-¿Ves, papí? Si me la hubieras comido...

Li estaba de acuerdo con sus amigas.

-Eso ya sería otra cosa. O si la hubiese desvirgado. Un dedo.... ¡Qué degenerado!

Basiliio, no se podía creer que se viera en aquella situación. Era perro viejo y sabía que esa noche se iba a cansar de follar.

-¿Qué haréis vosotra cuando estáis las tres a solas en la habitación?

Sonia, puso la cabeza en el hombre de su padre, y le dijo:

-Me da a mí que esta noche lo  vas a averiguar.

Sonia cogio a su padre de la mano. Se levantaron:

-Segidme, chicas.

Sonia llevó a su padre a la habitación de matrimonio. Li y Amina fueron con ellos. De pie, al lado de la cama, le preguntó Basilio a su hija:

-¿Y ahora qué?

-Ayudadme a desnudarlo, chicas.

Li, le desató los cordones y le quito los zapatos. Amina le quitó el cinto, los pantalones y los boxers y Sonia, la camisa. Basilio tenía un cuerpo atlético. Su polla estaba erecta. Amina, la cogio con la mano y la metió en la boca. Li,  le dijo:

-Deja algo para las demás.

Sonia le dijo a Li y a Amina:

Quítaos los cordones de las zapatillas.

Li, le preguntó:

-¿Lo vas a atar?

-Sí, lo voy a atar de pies y manos a los barrotes de la cama.

-¡Me encanta la idea!

Amina dejo de chuparle la polla a Basilio. Las dos jovencitas se quitaron los cordones de las zapatillas.

-Échate en la cama, papi.

Basilio se echó en la cama. Sonia le ató las manos. Li, le ató los pies y Amina volvió a chuparle la polla. Sonia, al acabar de atarle las manos a su padre le quitó el velo a  Amina y con él vendó los ojos de Basilio, después le dijo a sus amigas:

-¿A que esperáis para desnudaros?

Se desnudaron las tres.  Eran tres bellezas espectaculares, Amina y Sonia con grandes tetas, areolas negras, grandes pezones y tremendos culos. Li, con tetas pequeñas y puntiagudas como sus erectos pezones, areolas rosadas y culo pequeño y redondo. La tres tenían finas cinturas. Amina se puso detrás de Sonia, la besaba en el cuello y en la boca y  le acariciaba las tetas, Li, arrodillada, le pasaba la lengua por su humedo chochito. Basilio sentía el ruido de los besos y de la lengua chapoteando en el flujo de Sonia, pero no sabía quienes se besaban ni quien se la estaba comiedo a quien. Sus 20 centímetros, erectos, se levantaban y bajaban, como si tuvieran un tic nervioso. Sonía, viendo sufrir a su padre, decidió hacerlo sufrir aún más, y le dijo al oido a Amina.

-Vamos a ponerle los pezones en los labios a ver que hace.

Se pusieron a ambos lados de Basilio. Amina cogio con la mano una teta y le  puso un pezón en los labios. Basilio lo chupó, lo lamió y después chupó la teta. Amina le dio la otra teta y Basilio hizo lo mismo. Al quitársela, le dijo Basilio.

-Saliste con la tuya, hija, ya te comí las tetas.

Sonia hizo lo mismo que Amina, y al quitárselas, dijo Basilio:

-Si no fue antes fue ahora, Sonia. La chinita  tiene las tetas pequeñas.

Sonia y Amina bajaron de la cama, y muy bajito, le dijo Sonia a sus amigas.

-Primero lo voy a folla yo. Vosotras te dais a chupar las tetas.

Amina les dijo.

-Me pido segunda.

Amina y Li le pusieron los pezones en los labios. Basilio, mientra los chupaba, sintió como una de ellas subía encima de él, cogia su polla, la ponía en la entrada del chochito y con el peso de su cuerpo la iba metiendo. Entraba tan, tan, tan apretada  que sentía como la que lo estaba follando apretaba los dientes... Entraría la mitad cuando s¡ntió una gran descarga de flujo sobre su polla. La que lo follaba se empezaba a correr. Lo siguiente fue sentir como temblaba, lo que no vio fue que se estaba tapando la boca con una mano para no delatar quien era.

Amina, estaba tan cachonda de ver como se corrierasu amiga, que casi la echa de encima de su padre.... La polla de Basilio le entraba a Amina con holgura. Lo quiso follar como si no hubiera mañana, pero estaba tan cachonda que se corrió en menos de un minuto. Esta vez, Basilio, sintió como lo besaba con pasión y como la corrida de la joven lo empapaba.

Li, al acabar la amiga, subió encima de Basilio, que dijo:

-Quitarme la venda que esta es la chinita.

Sonia le quitó la venda, y al ver tanta belleza, sonrío. Estaba en el Paraíso.

-¿Te gusta lo que ves, papí?

Basilio, no le contestó, como Li había puesto la polla en la entrada del chochito, comenzó a follarla. Le entraba tan apretada como a Sonia. Sonia, besó a Li. Amina, al otro lado, le acariciaba las tetas. Sin previo aviso, Li, se comenzó a correr. Gemía y se convulsionaba. Al acabar de gozar de aquella tremenda corrida, Basilio, que se aguantara, les dijo:

-¿No merezco un premio?

Amina se fue a por su polla y comenzó a sacudirla, a lamerla y a chuparla.

-¿No participáis, chicas? Está muy rica.

Le hicieron una mamada a tres, y las tres probaron su leche.

Al poco llamaba a la puerta del piso  el chico de la pizza... La noche continuó, pero no se si debería hacer una tercera parte.

Se agradecen los comentarios buenos y malos.

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