Sonetos eróticos

Serie de sonetos del Aretino publicados en el siglo XVI. Obra maestra del Renacimiento. Recomiendo la lectura de Los Ragionamenti, obra erótica maestra de la literatura universal.

Sonetos lujuriosos de Pedro Aretino

Hombre): - Follemos, vida mía, follemos ya pues todos nacimos para follar, y si tú el pene adoras, yo el coño amo, y el mundo una mierda sin esto sería Y si post mortem follar se pudiera diría: así follemos hasta morir, pues tanto follaron Adán y Eva que la muerte les pareció harto injusta. (Mujer): - Y es verdad, que si los muy tunantes no hubiesen comido aquel fruto engañoso, bien se hubieran saciado los amantes. Mas dejémonos de historias, y hasta el corazón híncame el pene, y ahí reviente el alma que vive y muere por él. (Hombre): - Y, si es posible, fuera del coño no me dejes los testículos, de todo placer gozado, testigos. SONETO I

-Amémonos sin tasa ni medida puesto que para amar hemos nacido adora mi gorrión cual yo tu nido pues sin ellos ¿valdría algo la vida? Y si aún luego de ésta extinguida fuese posible amar, bien querido, a gritos pediría el bien perdido para seguir gozándote todavía. Gocemos cual lo hizo regiamente la primera pareja de mortales bien aconsejados por la serpiente. Que nos perdieron por amar, se dice blasfemia son dichos tales que sólo a quién no ama satisface. -Pues calla y ama y también, ¡castigo! Calla y méteme hasta los pendones jueces de amor y del amor testigo.

Soneto II

Méteme, rey, un dedo en el trasero;

cuélame ahora la pieza despacito;

húndela también, que no me quito,

Y gózame, pues que goces quiero.

¡Ay, qué placer! Me matas y me muero;

si esto es pecar, ¡peque hasta el infinito!

¿quieres meter tu gloria en mi culito

y en el chisme el dedillo traicionero?

Bien está ahora ensartada en el chumino;

La próxima detrás irán los tiros,

Si es que no me equivoco en el camino.

¡Esto es vivir! Y no los insensatos

que lejos de la cama y de la mesa

pierden el tiempo como mentecatos.

¿Qué gozar es morir? Bah!, estupideces;

para vosotros la virtud, pazguatos;

por una vez amar...¡morir cien veces!

Soneto III

--Déjame la acaricie...¡Oh, qué tesoro!

¡Cómo sin esta joya ser feliz!

Cuando me llena soy...¡emperatriz!

¡Verga divina, más rica que el oro!

Húndete en mi sin miedo, te lo imploro;

llégame de un invite a la matriz,

que no hay pieza que valga una lombriz

si en la ocasión observa ruin decoro.

--Libro abierto es tu boca, amada mía.

Negarle a buena almena buen invite

es negarle a un enfermo una sangría.

Culos cate quien tenga leve falo;

Mas quien goce, cual yo, de un buen retoño,

Busque siempre en las rajas su regalo.

--Dices verdad, que la ilusión del coño

son las piezas cual ésta que me llena

el conducto que va del papo al moño

Soneto IV

Levanta bien la pierna, vida mía

quítame ya la mano del carajo,

y si quieres que te haga un buen trabajo

el culo has de mover, reina, a porfía.

Y si mi verga ves que desvaría

Y se te va por el postrero atajo,

Calma, que no tiene ojos el badajo,

Calma y disculpa su trapacería.

--¡Por el cielo! Gran locura en mí fuera

soltar ahora este ariete, y no apuntarle

donde tenerle siempre bien quisiera.

Que de dejarte por detrás colarle

Tan sólo tu persona gozaría,

Y sin goce yo habría de aguantarle.

Cumple, pues, bien, o vete de mi lado.

--¿Irme sin ver y hacerte ver el cielo?

No haré, aunque pecador, tan gran pecado.

SONETO XI

-Separa bien los muslos, alma mía que quiero bien de cerca ver tu rosa ¡Oh, suavísimo vello! ¡Oh, rica cosa! ¡puerta de mi ilusión! ¡Miel! ¡Ambrosía! Un capricho me llena de alegría; voy a comerme fruta tan golosa; me volveré y seré treta graciosa pues a tu boca irá mi mercancía. -¡Que me aplasta! ¡Aguarda! ¡Ay, mi pecho! Jamás tan cerca vi verga tan tiesa Mas juro que he de dejarte satisfecho. -¡Hola al cabrón! ¡Miren la permuta! El lame en el panal como en barbecho y ella cree que la verga es una fruta -¿Vieja, quieres aquí poner tu morro? -Hijo no me pongáis los dientes largos que tan sólo de veros ya me corro.

SONETO XVI

-No llores, nene mío, tenla quieta, tu métemela toda sin cuidado, dame también la lengua, bien amado, y avívame el hornillo con tu teta. -Puesto que así lo quieres loca, sea, anda, vuélvete del otro lado. -Cuando me digas qué hacer de grado pero, duérmete niño. Que más sea. Mecer, cantar, coger, que maravilla son tres cosas que a un tiempo ejecuto cual si fuese la cosa más sencilla. Esto es aprovechar las ocasiones una mano en mi pipa, el pie en la cuna, la otra acariciando los cojones. ¡Pero no te retires que me viene! -Es que te haré otra tripa de seguro. -Aunque me hagas cuarenta, ¡reviene!