¿Son cuernos o no lo son? parte 2

Se sucede el segundo encuentro, le surgen nuevas dudas y se le aclaran ciertas cosas, o eso cree

La comida del sábado fue ligera por parte de los dos. Parecía que ninguno teníamos ganas de comer. Ella me dijo que se iba a dormir un poco, que estaba cansada. Que la despertase si  se hacía  tarde y que fuese yo a buscar a los niños donde mi cuñada.

La verdad es que los niños me hicieron olvidarme de todo y casi no tuve tiempo de pensar. Solo dos cosas me rondaban: el dolor que sentía en mi culo, que todavía no se había pasado. Y el ver si ella se comportaba deforma extraña, que fue que no.

Así pasó el fin de semana. Hasta el martes, que ella se levantó con mareos y un fuerte dolor de cabeza. Se me vino el mundo a los pies. ¡Está embarazada! ¿Como se lo explico? ¿Que decir? ¿Que hacer? ¿Digo que no se nada o le cuento la verdad?

Ella decide ir al médico para saber lo que la pasa. La llamo tres veces y la escribo un watshap y no me dice nada. Y, por supuesto, yo me como la cabeza:  ¡como he dejado que pase esto! y además que quieren que se repita.

El martes, con un niño con gripe y el otro mimoso, no conseguí hablar con ella. Y, por supuesto, no conseguí dormir en toda la noche pensando que hacer para que cambie esto. Todo me sale mal.

Pero el miércoles fue mi día. Cuando fui a hablar con ella me dice que el viernes no haga planes, que su sobrina va a pasar la noche con nosotros. La pregunto por el médico y me dice que no es nada. Algún virus o cambio de hormonas. Que ahora me lo cuenta, que se está cambiando porque le ha bajado la regla.

Sale sonriente y me da un beso diciéndome:  ¡parecías preocupado!  Solo me ha dicho que con mi edad ya me tengo que cuidar un poco más.  Que controle mi  peso. Me ha puesto un régimen y me ha dado la píldora. Aunque no nos hace falta, para controlar mis hormonas.

Todo son buenas noticias, y para colmo Mario me llama y me dice que este viernes no puede y que lo aplazamos para otro día. También  me dice que Abel ya le ha dado la tarjeta con el video y que no se ha quedado con ninguna copia. Y que esta es para dármela a mi, como recuerdo de la primera vez, ya que no pude disfrutarlo bien. Lo único es que me dice que para la siguiente vez me llevara a un sitio especial.

¿Que decir? Todo ha cambiado. Ya nada es igual. Todo ha salido bien y solo ha sido mi cabeza que me ha jugado una mala pasada.

La semana pasa de una forma maravillosa. Todo me sonríe.  Ella ha empezado el régimen y parece que se lo ha tomado en serio. Incluso se ha ido a comprar ropa nueva, dos tallas menos. Para motivarse a ello un conjunto de traje y chaqueta con falda por encima de la rodilla y blusa blanca, y un vestido entallado con escote.

En toda esta felicidad por mi parte, que llevaba durando dos semanas, llego el sábado. Quince días después del famoso viernes  y con la alegría que tenía intente hacer el amor con mi mujer. Todo iba bien (hasta en esto tuve suerte, que ella estaba dispuesta).

Empezamos a besarnos en el sofá y a las primeras de cambio me dijo que nos fuésemos al dormitorio. Intenté dejar la luz encendida pero rápidamente la apagó. Se puso encima de mi y comenzamos a besarnos. Unos besos tiernos y suavecitos. Yo, a su vez, le acariciaba la espalda e intentaba besarla por el cuello. Le acaricio los pechos y voy bajando mi mano por su barriga hasta sus muslos. Les acaricio desde la cintura hasta la rodilla de forma suave, mientras voy bajando mi boca dando pequeños besecitos en busca de sus pezones. Veo que se ponen duros pero no como piedras como el viernes en cuestión. Mi mano sube por su muslo hasta su entrepierna y la acaricio buscando sus suspiros de placer y que se estremezca. Cuando llevo un par de minutos me dice que ya, que me ponga encima y lo hagamos.

Me pongo encima e introduzco mi pene en ella. No sé qué buscaba, pero le noto igual que siempre. No sé qué esperaba. Me empiezo a mover y ella quieta debajo, solo me abraza con sus manos. La miro la cara y la veo la misma cara de siempre,  no veo esa cara de placer, esos ojos en blanco y la boca que buscaba el aire que le faltaba como con Mario.  Y en cambio veía una con los ojos cerrados y la boca también como diciendo cuánto dura esto, ¿porque no terminas ya?

Y yo intento cambiar el ritmo, que la penetración sea más profunda. Y ella sigue igual. Incluso intento girarla y me dice que no, que ella si está arriba no disfruta. ¡Como si lo estuviese haciendo ahora!  Intento aumentar el ritmo. Incluso intento estimularla a la vez con los dedos en su clítoris, pero ella igual, al cabo de un tiempo me pide que me corra.  La pregunto dónde lo quiere y me dice que dentro, que ¿donde sino?, y termino corriéndome.

Y como siempre, dentro de su rutina, se levanta corriendo a lavarse en el baño y a los 3 minutos vuelve a la cama con el pijama y a dormir.

En esas yo me como la cabeza. ¿Que hago mal? ¿Porque el otro día disfrutó tanto? Incluso que alguna vez lo habíamos hecho con alguna copa de más, que ella estaba más relajada y era exactamente igual. En mis pocas aventuras que había tenido mis amantes si conseguía que disfrutasen, ¿porque ella no?

Al día siguiente decidí salir a hacer un poco de ejercicio para poner la cabeza en sus sitio y centrarme. Pero como cuando todo no sale bien, cuando empiezan las cosas a torcerse todo va a peor (por lo menos en mi cabeza).  Cuando estaba llegando a casa me parece ver a Mario montar en su coche e irse. (sé que en casa no podía estar ¿o si?). Mi mujer esta con los niños…

Entro en casa y mi mujer está preparando el desayuno.  Los niños están dormimos. Me da dos besos y me pregunta si me prepara el desayuno. Le digo que sí y mientras me ducho me pregunto hace cuanto que no me prepara el desayuno. Además se la ve feliz.

Al medio día los niños nos preguntan que si pueden ir el viernes a dormir a casa de unos amigos. Y mi mujer, que siempre dice que vengan aquí o que no directamente,  esta vez les dice que sí. Hasta los niños la miran extrañados y la preguntan si tiene que ver con el régimen. Ella dice que no, pero la verdad es que se la ve feliz. Ya ha perdido algún kilo y se la empieza a notar.

Yo, todo extrañado, empiezo a recoger la mesa y suena el teléfono. Mi mujer me dice cógelo. Lo cojo y es Mario. Me dice que este viernes nos invita a cenar y que le diga a mi mujer que es por el favor del otro día y que me dará el video. A eso yo no sé qué decir, me quedo en silencio (así me paso dos minutos y salgo del trance cuando mi mujer me dice que quien es). Le digo que Mario, el compañero de trabajo del otro día. Que por el favor que le hicimos el viernes nos quiere invitar a cenar. Entonces ella dice que sí, que le pareció majo y no es como los típicos amigos míos que solo hablan de deportes.

Le digo que sí y él me dice que me va a llevar a un sitio muy especial, que nos va a gustar.

¿Como paso los días hasta el viernes? Pues con un doble pensamiento: Uno deseando que llegue el viernes y otro que jamás llegue.

El primero porque voy a tener el video en mi poder y voy a poder terminar con esto. Y eso que no me han dicho nada que no pueda terminar con ello ya. Además ahora sé que mi mujer no se va a dar cuenta, con lo que voy a poder disfrutar sin el miedo de la otra vez de que no sabía si está drogada. Ya sé cómo funciona la droga y por supuesto mi mujer ha empezado a tomar la píldora, con que ya no puede quedarse embarazada.

Y por el otro lado voy a volver a ver a mi mujer disfrutar como yo no soy capaz de hacerlo. Que voy a tener que volver a estar con un tío y en el fondo, porque algo me dice que esto ya no está bajo mi control.

¿Cómo la paso mi mujer? Pues feliz. Su régimen va bien, lleva más de 5 kilos y se la nota. Ha estado un día de compras con su amiga y llega tardísimo, y como no me dice nada miro la cuenta para ver alguna pista y me sorprende lo que veo. Se ha gastado más de 100 euros en un centro de estética y la verdad no veo en que. Además de otras compras, incluso un ticket de Victoria Secret

En esto que llega el viernes. Yo me visto normal pero mi mujer sale con el traje chaqueta. ¡Que bien le queda! Además no se si se pone sujetador. Se la ve estupenda. Mario nos espera abajo en su coche. No está solo, está con el chico del otro día, el que me follo a mi. Nos lo presenta (se llama Ángel). Me parece más alto y delgado que la primera vez que le vi. Y me doy cuenta que es un chico muy atento y educado.

Pero Mario rápidamente se lanza hacia ella y la planta dos besos muy cerca de los labios. Incluso uno parece un pico y su mano la rodea por la cintura cerca del culo.

Montamos mi mujer y yo atrás en el coche y en 15 minutos llegamos a una zona de bodegas.  El restaurante consta de muchas salas pequeñas que en su día se dedicaron a guardar vino. Muchas de esas salas están medio cerradas por unos biombos dando intimidad. Observo que en muchas hay parejas donde ellas son muy jóvenes y ellos no tanto.

Me dice Mario que allí van mucho empresarios con sus amigas porque las mesas son discretas y luego tiene unos reservados tipo chillout donde tomar una copa o algo más. Así que me imagino que vamos a terminar ahí.

La verdad que lo mejor de la cena fue la comida. El resto ya no tanto.Para empezar mi mujer se sentó al lado de Mario y yo de Ángel, y más que una cena de 4 fue un cena de dos y otros dos mirando, ya que Mario y mi mujer solo hacían que hablar y  reír.

Entre tantas risas y conversación yo veía la mano de Mario agarrar a mi mujer. Incluso hubo un momento que le dijo algo al oído donde me pareció ver que la besaba el cuello y le ponía la mano en el pecho.

Justo antes de los postres mi mujer dijo que se iba a refrescar, ya que tenía calor. En eso Mario me dice ¡ahora viene lo bueno! y sacó un pequeño frasco, vaciando su contenido en la copa de champan.  Él, a su vez, se toma una pastilla.

Lo que me dejó absorto, ya que yo pensaba que el comportamiento de mi mujer era por efecto de la droga.

Salgo yo también hacia el servicio para ver a mi mujer y saber si esta borracha o que la pasa y la espero en la puerta para hacerme el encontradizo. Sale y en el camino hacia la sala hablando me dice que agradable es Mario y que le extraña que siendo como es y con su atractivo no tenga pareja.

Yo en ese momento lo único que pienso es en salir y coger  un taxi y dejar a Mario y Ángel solos, pero mi mujer me hace una pregunta que no esperaba. ¿Si Mario es gay y Ángel su pareja? Ya que si nos había dicho Ángel en la cena que él era gay.

No supe que contestarle pero cuando lo iba hacer estábamos en la mesa y Mario y Ángel nos estaban esperando con las copas en la mano para brindar. Yo no bebí nada por dos razones: una por miedo que me hubiese puesto algo a mí y otra porque solo miraba a mi mujer como se lo bebía.

En eso viene el camarero y nos dice que si los postres les vamos a tomar en la mesa o en el reservado y rápidamente dicen que en el reservado, y hacia allí que nos fuimos.

¿Que es lo que me encontré? Pues unos sofás muy grandes y bajos, llenos de cojines con una pequeña mesa en el centro, con una música suave.  Lo que me sorprendió es que la luz no fuese tenue sino normal, incluso con mucha claridad.

Los postres no nos lo sirvió el camarero de siempre, sino uno de los socios. Un tío grande de más de 1,90 y 130 kilos, calvo y con barba, que andaría sobre los 55 o más años. Nos preguntó ¿que copa queríamos?  y que en un rato la traía cuando terminásemos los postres.

Nos sentamos igual, Ángel y yo a un lado de la mesa y mujer con Mario al otro. Y les miro como se dan de probar los postres, incluso con la misma cuchara, hasta que se los terminaron.

En eso Ángel se me acerca y me dice que la droga ya tiene que estar empezando a hacer su efecto  y le digo que si, porque entonces me doy cuenta Mario ha sentado a mi mujer entre su piernas y la está besando desde atrás.

¡Que rápido ha hecho efecto! Solo han pasado 10 minutos y ya está. En eso estaba cuando Ángel me dice relájate, mira y disfruta, que hoy te toca a ti. Además esto hoy va para largo, que Mario se ha tomado una viagra

Me empieza a besar el cuello y con sus manos me desabrocha los pantalones y me empieza a masturbar muy despacio. Pienso que va pasar hoy,  si es verdad lo que me ha dicho Ángel, pero la verdad es que me estoy relajando con sus besos

Y yo viendo como le agarran los pechos desde atrás deseo ver que ropa interior lleva, ya que me imagino que es nueva. En esto entra el camarero con las copas y las deja y  nos mira a todos. En especial a mi mujer y a mí como diciendo pobre de mí, y nos dice que dentro de un rato vuelve a traer otra ronda y a ver si nos hace falta algo. Yo pienso que debe estar acostumbrado a ver estas cosas.

Pero rápidamente me olvido de él, ya que oigo a mi mujer gemir. Está girada la cabeza hacia Mario besándole, mezclando sus lenguas y  con una mano de él entre sus piernas, con la que la está haciendo gemir. Y la otra mano no está quieta, la desabrocha la falda y la pone de pie para deshacerse de ella y de las braguitas. Todo de frente a mí, para que no me pierda detalle.

Ahí es cuando veo donde se ha gastado mi mujer el dinero. Se ha depilado entera. La gira y así él sentado y ella de pie empieza a comerla su coñito a la vez que juega con los dedos dentro de él y alternándolos con su culito, provocándola pequeños gritos de placer

En esto Ángel me ha quitado los pantalones y me la está chupando a la vez que me está dando mucho lubrícante por todo mi ano metiendo un dedo y diciendo que hoy lo tengo que disfrutar.

La verdad es que si lo estoy disfrutando. Igual que mi mujer si no estuviese drogada, ya que lo que oigo jamás pensé que saldría de su boca. Le pide que se la follen duro y ya. ¡Que real parece todo!

Y Mario es obediente. Se quita los pantalones y como si hubiese nacido preparado la sienta sobre su polla y ella chilla de placer. Empieza un baile que consta de dos movimientos: uno de subir y otro de bajar sobre él. La agarra desde atrás su blusa y la arranca los botones. Entonces lo veo. Lleva un sujetador de encaje trasparente y con unos pequeños agujeros por donde salen los pezones que parecen pitones. Se los agarra y tira de ellos, lo que le provoca dolor pero a la vez de un fuerte orgasmo.

Ella cae rendida en el sofá pero él no la da tregua y la empieza a follar como un animal. Y ella sin moverse esta encadenando un orgasmo con otro hasta que se corre dentro de ella.

Ahí esta ella, inmóvil. Le cuesta respirar. En eso Mario se acerca a mí, que estoy a cuatro patas y Ángel me la acaba de meter,  y me dice ¡veo que te gusta! Y me pregunta ¿pero qué te gusta más? ¿Ver como se follan a tu mujer de verdad o que te follen a ti? Y justo antes de contestar me dice que si me  porto bien dejara que me folle a mi mujer.

En eso que entra el gigante que nos atendió y Mario le dice: “Pedro ahí la tienes para ti”. Cuando iba a moverme Ángel me agarra la polla y me dice: “ni te muevas”.

Lo que vi me sorprendió. Para lo grande que era, si tenía unos huevos en consonancia incluso más grandes, pero su pene era más o menos como el mío. Eso si, ya dispuesto para mi mujer.

Se pusp encima de mi mujer, que casi no se la veía con todo ese cuerpo. Pero lo que más me sorprendió, que incluso con esa mole encima, ella estaba intentándose mover y marcar los ritmos. La verdad es que a los cinco minutos Pedro, que ya estaba a punto de correrse, se sale de ella y se acerca a la cara y le pide que abra la boca. Y empieza a correrse, pero de una forma alucinante, le hecha como tres chorros enormes por la cara y otros dos caen en su boca. Los cuales acepta, incluso con tanto gusto que recoge la leche que tiene por su cara y se lo lleva a su boca.

En ese mismo momento Ángel se corre dentro de mí y al masturbarme más rápido  yo me corro también, pero lo mío no parece ni corrida ni nada al lado de la de Pedro.

En eso se levanta mi mujer, se acerca a mí y yo asustado veo que me toca la polla que ya había perdido fuerza y me besa. Pero me besa con toda la corrida de Pedro en la boca y me la pasa para que la saboree.

En esto pienso, ¿de verdad está drogada? Pero Mario, como si leyese mis pensamientos me los quita y la dice vamos puta ábrete de patas que te voy a volver a follar. Y pienso ¡mi mujer jamás permitiría eso si estuviese consciente!

Así trascurrió el resto de la noche. Mario follandosela como un animal tanto por su coño como por su culo, hasta que se dio por terminada la noche y nos montamos en el coche. En el camino de vuelta nadie hablo, mi mujer si parecía en esos momentos drogada.

Cuando llegamos a casa me bajo y conmigo se baja Ángel para despedirse, con un beso y un abrazo, esperando que Mario saque a mi mujer y lo que veo me sorprende.  Se dan un pico y salen.

Ya en casa la meto en la cama no sé si por el efecto de la droga o por lo que ha hecho, pero se tumba en la cama totalmente dormida. Lo que veo no lo reconozco, es una mujer  con la falda subida que se le ven las medias y que no lleva ropa interior. Ya que expone toda su entrepierna totalmente depilada como jamás la había visto, no lleva blusa y de la chaqueta solo esta abrochado un botón, por lo que se le ve su sujetador y sus grandes pechos.

En eso que pienso en cumplir unas de mis fantasías y es en hacerla el amor después de que se la hayan follado. Y ahí si sentí lo que tantas veces había leído, que era lo contrario, no sentía nada. Solo humedad, pero ningún tipo de roce como si estuviese dado de sí y después de un rato tuve salirme, que masturbarme. Eso si, me corrí encima de ella.

Al día siguiente fui yo quien me levanté primero,  ya que ciertas cosas no me dejaban dormir. Ya no pensaba que la podían haber preñado, sabia lo de las píldoras, sabia de la otra vez que no se iba acordar de nada. Pero lo que realmente me rondaba la cabeza es que sabía que yo no la podía hacer disfrutar como otros la hacían disfrutar.  Además de que lo que me hizo Ángel ya no fue desagradable sino que lo disfrute ¿sería Gay?

Y la otra cuestión era enviar un mensaje a Mario preguntándole por el video, el cual me contesta que se tiene que ir de viaje durante unos días y sino le da tiempo de llevármelo a la vuelta me lo hace llegar.

No era lo que yo esperaba pero ya había cumplido una de mis fantasías. Ahora solo faltaba cerrar algunos pequeños detalles y olvidar todo. O eso creía yo.

Nada más levantarse mi mujer me dice que Mario es un encanto y que tenemos que repetir alguna cena en ese sitio, que se lo va decir a sus amigas para ir allí, lo cual me asusta.

Ese día no pasó nada más relevante salvo que por la noche ella no quiso hacer nada conmigo.

Durante toda la semana fue igual. Hasta la semana siguiente que el miércoles que llegué de hacer deporte un poco más pronto y me pareció ver el coche de Mario salir de la puerta de mi casa. SerÍan imaginaciones mías, o no ¿de verdad estaba de viaje? Rápidamente lo olvidé, ya que al  entrar en casa me dice mi mujer que este viernes tiene cena con las amigas y que van a ir al restaurante que fuimos con Mario.

No sabía cómo decirla para que no fuese. La dije que había restaurantes mejores y donde iban a estar mejor.  Tanto fue mi insistencia que ella me dijo que si podían buscaban otro.

El viernes llegando a casa me encuentro con una amiga de mi mujer y la pregunto que donde iban a cenar y ella me dice que no ha quedado con nadie. Entonces la digo que entendí mal a mi mujer y salgo corriendo a casa para hablar con mi mujer.

Al entrar en casa mi mujer está en el baño y la pregunto que donde van a cenar y con quien, que me he encontrado con una amiga suya y no sabía nada. Ella me dice que va cenar con Eva, la amiga del mensaje, y otras amigas de ella. Y donde me dice que al final no lo habían podido cambiar y van a la bodega del otro día.

Cuando sale del baño me quedo sorprendido. Va con unas botas con un tacón de 15 cm, una falda larga peo con una abertura en un lado que se le ve medio muslo y arriba va con un top que parece que va a reventar y una pequeña cazadora corta. Y sobre todo lo que va es muy maquillada.

Me da un beso y me dice cuida de los niños y ¡no me esperes despierto!

Durante la noche pienso en la llamada de Ángel que me ha dicho que me tiene que ver para algo de Mario, que ya me contara. Y no sé si es para decirme algo sobre él y mi mujer, simplemente  verme que también me apetece a mi o para darme el video que Mario se lo ha dado a él. Lo único que me ha dicho claro que es verdad que Mario se ha tenido que ir de viaje

Son las cinco de la mañana y yo sigo despierto pensando. Y mi mujer todavía no ha llegado…