Sometiendo a una marrana Parte 1

A Selene le proponen una oferta que no puede rechazar. Dominación, orgías, azotes, insultos, lluvia dorada, zoofilia, scat

SOMETIENDO A UNA MARRANA

Buenas a todos, lo primero me presento, me llamo Selene, tengo 33 años y soy de Toledo. Me considero una mujer atractiva; gordita, con el culete respingón y las tetitas pequeñas, morena con el pelo largo y lo que más me distingue es mi cara de cerda comepollas; no sé que tengo exactamente pero atraigo a mucha cantidad de desviados y guarros, imagino que, a parte de mi cara de putón, mi aroma a hembra necesitada me delata.

Dejando esto un poco de lado, me considero una chica bastante normal (con gustos algo perversos, como relataré más adelante). Soy la encargada de una tienda de electrodomésticos, y tanto mis compañeras como mis compañeros me tienen como a una mujer responsable y enérgica, que sabe organizar bien el trabajo y a la gente.

A finales del mes pasado nos llegó de repente una cantidad de pedidos enorme a la tienda, aquel fin de semana tuvimos que echar horas como condenados. Decidí organizar el equipo de tal manera que las chicas, atendieran a los clientes en las horas comerciales y luego se fueran a su casa a descansar, mientras que algunos de mis chicos y yo nos quedamos trabajando hasta tarde, descargando los camiones con neveras y lavadoras que llegaban sin parar.

Fue una jornada realmente extenuante, estaba reventada, deseando llegar a casa, ducharme, cenar algo y pillar rápido la cama, no podía más. Asique despedí a los chicos, agradeciéndoles siempre todo el esfuerzo, y me quedé sola para cerrar.

Reconozco que siempre que me quedo sola de noche en la tienda siento algo de miedo, pero ese día estaba tan sumamente cansada que no percibí, al echar el cierre, aquel coche que paraba en la acera justo enfrente mío, ni la ventanilla que se bajó dos segundos después.

-MMM…Pero que tenemos aquí… Vaya culete gordo que te gastas… ¿Necesitas ayuda con esa llave, preciosa?

Al escuchar esa voz grave, de señor, pegué un respingo, y al mirar hacia su coche le vi, un viejo, de unos 60 años, calvo y bastante gordo mirándome como si fuera un trozo de carne, se le salían los ojos…

A su lado iba un muchacho algo más joven, me atrevería a decir que de mi edad, el cual también me miraba de arriba abajo, como si me estuviera analizando.

YO: - No gracias, no necesito vuestra ayuda, les dije girándome bruscamente deseando desaparecer de allí cuanto antes.

-Espera un momentito, chula, que tenemos algo que proponerte que te podría interesar…

Empecé a asustarme, estaba realmente cansada, con toda la ropa sudada después de 10 horas trabajando sin descanso, sólo quería llegar cuanto antes a mi casa, así que empecé a andar rápido, todo lo que podía, deseando que ese par de asquerosos desaparecieran tras de mi.

Pero para mi desgracia, el jodido viejo arrancó el coche y empezó a seguirme, a mi ritmo, pegado a la acera, mientras yo andaba todo lo rápido que dan mis pies, empezando de verdad a tener miedo, porque había olvidado que al ser más de las 12, con el toque de queda, la calle estaba totalmente desierta.

Tan sólo aquel par de salidos y yo, que acabaría siendo su próxima presa, aunque aún no era consciente de ello.

  • Que tal si le ponemos un precio, eh, bombón, que te parece si empezamos hablando de 5000 euros?

El chico joven sacó el brazo por la ventanilla y me mostró varios billetes de 500, los sacudió ante mi.

  • Venga, bonita, para un poco y hablemos, es un trato interesante, te aseguro que disfrutarás tanto o más que nosotros.

Aminoré la marcha, pelín aturdida, sin duda alguna me resultaba tentador… no es una cifra que se gane así como así y, como conté antes, soy una mujer bastante guarrona, ya que en ese preciso instante noté como mi almejita empezaba a babear.

-YO: Vale, cuéntame de que se trata, a ver si me interesa, le contesté yo, temerosa a la par que un poco excitada.

-Me llamo Manuel, y este es mi hijo Diego, y resulta que aquí donde le ves, es su último día de soltero, el cabroncete se nos casa! Dijo Manuel, apretando el pescuezo del chaval, que parecía algo avergonzado ante su padre.

-Encantada de conoceros chicos, yo soy Selene, me alegro mucho por tu boda emmm… David, ¿No? Enhorabuena.

-Diego: Igualmente Selene, encantados y gracias, jejeje me respondió el chaval, con la cara colorada pero sin apartar la vista de mis piernas.

-Manuel: Pues verás Selene, resulta que para su despedida, le hemos alquilado una casita rural sus amigos y algunos familiares, para celebrarlo como se merece, el mamoncete este! Y ahora lo que andamos buscando es alguna mujer que venga y le desfogue, que el pobrecillo se casa con la más mojigata del pueblo, y poco va a follar… jajajajja . Se reía el viejo baboso mientras no paraba de mirarme, con esa cara de ansia y perversión, me sentía desnuda a su lado.

-Yo: ¿Y no se os ha ocurrido contratar a una stripper?

-Manuel: No, verás preciosa, no es eso lo que buscamos. Mi chaval, aquí donde le ves con esa cara de inocente, es un guarro de cuidado. Digamos que tiene unos gustos un tanto… “especiales”, jejeje, dijo el viejo agarrando del hombro al chico.

  • Manuel: Pero vamos no es algo que me sorprenda, creo que es algo genético, somos bastante guarros los Martínez! Dijo Manuel sonriéndome. Yo no terminaba de entender lo que querían de mi, y debió notarlo en mi cara, porque se apresuró a decir

-Manuel: Lo que queremos, guapa, es una chica como tu, con ese culazo, esas tetitas y esa cara de cerdita que tienes, pasábamos por aquí mi hijo y yo, te hemos visto y hemos decidido intentarlo… Estamos buscando una tía que sea muy sumisa, que se deje hacer prácticamente de todo, por eso ofrecemos tanta pasta, porque no se trata de sexo convencional… se trata de sexo sucio y humillante, muy depravado. Creo que una guarra como tu no debería dejar pasar esta oportunidad…

Al escucharle decirme aquellas barbaridades, mi almeja se empapó… intenté evitarlo pero seguro que ambos, tanto Manu como David notaron como mi cara se iluminó por momentos… No sabía hasta qué límite querían llegar aquellos dos conmigo, pero la idea del sexo sucio y humillante me tentaba muchísimo… hasta ese momento era mi más oscuro fetiche, nadie, que yo supiera, conocía mi secreto… soy una mujer a la que le gusta el sexo duro, soy muy muy cerda, sumisa y obediente.

Intenté disimular un poco, pero era inevitable que se notara que estaba como una perra salida y… encima pensaban pagarme!

-Manuel: Bueno, bueno… parece que hemos dado en el clavo contigo no, ramera? JAJAJA… Si, intenta disimularlo, pero parece que te mueres de ganas de ser usada por nosotros…¿no es así, culete gordo?

-Yo: Jejeje… (reí timidamente intentando disimular que estaba salidísima) Si, puede que me interese, ya te has dado cuenta de que me pone la idea… pero nunca he hecho algo asi, tengo algunas dudas, sobre todo algunos límites que no quiero pasar…

-Manuel: No pasa nada cochinita (estaba cogiéndole soltura a insultarme, porque veía mi excitación al hacerlo). Eso es algo con lo que ya contábamos, asique pensamos que lo mejor sería que te acercaras mañana, que hoy ya es muy tarde, a nuestra casita rural, y firmemos un acuerdo con todos las perversiones y, por supuesto, los límites que tú quieras poner. Aunque viéndote esa carita de guarra q pones al hablar de esto, dudo que tengas muchos, jajjaja!

-Yo: jejejje…¿tanto se me nota? Vale, mañana me acerco y firmamos ese acuerdo…supongo que lo de usarme y las perversiones que me dices también serían mañana, ¿no?

-Manuel: Si, cerdita si, te vienes a casa, nos conocemos, tomamos algo, firmamos y luego… pum!! La que te espera va a ser chica, putilla!! Dijo riéndose el cerdo, apuntó su número de telefono en un papel y me lo tiró al suelo, humillándome.

-Manuel: Ahí tienes mi numero putita, quiero que me demuestres que eres una auténtica cerda sumisa asi que, date la vuelta, bájate el pantalón y la braguita y agáchate a coger el papel del suelo.

Y eso es exactamente lo que hice, despacio, me bajé el pantalón dejando mi enorme culo a la vista, ya que llevaba tanga, y luego, lo fuí bajando poco a poco, enseñándoles a aquel par de salidos mi culo y mi raja, totalmente empapada, me agaché y cogí el papel del suelo, sintiémdome muy humillada, como él quería.

-Yo: Ok, chicos, ya lo tengo, mañana nos vemos!

Es mi primer relato, nunca me atreví ni a escribir ni mucho menos a publicar, así que espero que os guste mucho y comentarios, estoy abierta a cualquier sugerencia u opinión. Si a alguien le interesa comentemelo y seguire escribiendo la segunda parte, tengo mucho material caliente, caliente como la cerda marrana caliente que soy yo. Gracias