Sometiendo a un marido celoso (4 y final)

ESta es la última parte donde el marido queda reducido a esclavo sexual gracias a la habilidad de Estela. (Leer las 3 anteriores)

En las siguientes semanas todo estuvo tranquilo entre Estela y Raúl.

Estela se había agregado un segundo amante así que ahora no solamente era infiel a su marido sino también a Eduardo, su amante habitual.

Éste notó que le brindaba menos atención y tiempo y como pensó que estaba cansándose de él, la invitó a ir a la playa durante 4 días de un puente feriado.

En otra época hubiese sido imposible que Raúl la dejase irse sola o con una amiga, como ella decía, pero ahora él terminaba aceptando todo lo que ella le imponía, si lo hacia cerca de su orgasmo, en la cama.

Después de haber aceptado, Raúl empezó a poner excusas tontas para que Estela no viajara pues suponía que lo hacía con un amante, pero ella hábilmente lo besuqueaba y manoseaba hasta que él cedía y le decía siempre que iba a ir sola con su amiga Laura y que ese retiro le serviría para meditar sobre como había evolucionado su relación y que haría ella para mejorarla aún mas dándole a él más placer.

-Son sólo 4 días, mi amor, verás que regreso más cariñosa y que nos llevaremos mejor, el Sol y la playa harán el cambio, te lo prometo.- Le decía.

Raúl sólo lucubraba imágenes en su mente en donde su esposa desnuda se entregaba sin limitaciones a un extraño y eso le causaba sufrimiento y placer al mismo tiempo.

Finalmente se fue y empezó el martirio de Raúl que no dormía pensando en la infidelidad de Estela y se masturbaba frenéticamente imaginándola en brazos de otro.

Finalmente cuando se aferraba a la idea que ella se había ido para "meditar sobre su relación", llamó Laura y preguntó por Estela.

-Pensé que estaba contigo- Dijo Raúl sin decir nada del viaje de Estela.

-Nnno... bueno, aún no llegué a casa, a lo mejor me está esperando allí- Dijo Laura tratando de justificarla.

-Seguramente será así- Dijo Raúl y cortó.

A partir de ese momento, Raúl decidió que esto se había acabado. No aceptaría estar un día más con Estela, lo había humillado demasiado y lo había convertido en una verguenza para si mismo y para los demás. Se separaría de ella y reconstruiría su vida con un matrimonio digno o se quedaría soltero, pero no volvería a ser humillado nunca más.

Se preparó para decirle su decisión al día siguiente cuando regresara y no se dejaría seducir por ella. Aunque una parte de él se resistía a volver a la antigua época de machista dominante con un gozo sexual 10 veces menor que el de ahora. Se consolaba pensando que era mas sano y normal ser como antes, que disfrutar de goces masoquistas y morbosos que lo avergonzaban.

Al día siguiente, cuando se suponía que el viaje terminaba, lo llamó Estela:

-Mi amor, voy a tener que quedarme 6 días más pues no conseguí pasaje de vuelta- Dijo ella en medio de voces divertidas como si fuera una fiesta.

-¡Quédate cuanto quieras y no des excusas tontas, cuando regreses hablaremos pues esto se terminó!- Dijo Raúl molestísimo.

-¡Ay, mi amor, basta de tonterías en 6 días estaré contigo y te quitaré esa amargura por falta de orgasmos! Un beso- Concluyó ella y colgó.

En esos 6 días Raúl consolidó su decisión de separarse sin dar oportunidad a que Estela lo sometiera de nuevo. Tenía un tremendo rencor y furia por haberlo humillado como lo había hecho y rumiaba todo el día como hacerle pagar por todo humillándola a ella en su juicio de divorcio y denostándola ante toda la sociedad.

Mientras tanto, en Acapulco, Estela había pasado una riquísima noche de sexo con su amante Eduardo pero al día siguiente, al ir a la playa, había cometido el error de llevar cosas de valor y entonces decidieron con Eduardo que irían a nadar por separado para que uno se quedara junto con las cosas cuidándolas.

Al internarse en el mar vio que un apuesto muchacho de apenas 23 o 25 años se le acercaba. Le sonrió, pues le gustó que quisiera abordarla aunque su amante desde la costa podía ver todo.

-¿Quieres que te enseñe a nadar "de muertito"? Soy un buen instructor de natación, y nadando de esa forma te relajarás y sentirás una gran paz- Le dijo el muchacho.

-Bien. a ver que tal lo haces- Le dijo ella, ya excitada y con doble intención sabiendo que los muchachitos son todo hormonas y no la decepcionaría.

El la tomó del cuello y la cintura y la hizo acostar sobre el mar sosteniéndola y llevándola mientras la mano de él bajaba por su espalda y se introducía debajo de la pieza inferior de su bikini y acariciaba la rayita entre sus glúteos.

De a poco sus dedos se aproximaban al agujerito anal de Estela y ella, lejos de enojarse, enormemente excitada pensando que Eduardo la veía desde la playa exclamó:

-¡Que rico! Hummm....-

El muchacho, suavemente, aprovechando que no había nadie alrededor e ignorando que su amante la miraba, introdujo su dedo mayor en el ano de Estela que emitió un débil gemido.

Estuvo un rato sacando y metiendo su dedo hasta que decidió cambiar e introducir el pulgar en el ano y el mayor pasó a metérselo en la vagina que estaba muy mojada de jugos y se notaba a pesar de estar debajo del agua.

Aprovechando la falta de resistencia, el muchacho se decidió a darle un largo beso de lengua mientras sacaba y metía ambos dedos en los orificios de ella.

Estela se dio cuenta que si hasta ahora, Eduardo no podía ver desde la playa lo que hacía el muchachito con sus manos, si se daría cuenta del beso, pero a esa altura estaba tan caliente que no le importó.

Luego de un rato de estar así el muchacho se decidió y le sacó la parte inferior de su bikini a Estela y la anudó en el suspensor de su short de baño.

-Ahora no podrás irte hasta que te haya gozado en plenitud- le dijo el joven.

-No pienso irme hasta haber tenido al menos 2 orgasmos contigo- Le dijo ella, sensual.

Ella le bajó el short, y poniéndose frente a él, ya vertical de nuevo, tomó su pene con su manito y comprobando su ya total erección lo apuntó hacia su vagina, luego se abrazó de su cuello y con un profundo y erótico beso, pasó sus piernas cruzándolas sobre la cintura del muchacho haciendo que él la penetre profundamente y de una estocada.

El agua le llegaba hasta los hombros a ella, entonces nadie podia ver otra cosa que un abrazo.

Luego de unos minutos en que ella aprovechaba el vaivén de las olas para ascender y descender metiendo y sacando el pene de su vagina, interrumpió su beso y miró hacia donde estaba Eduardo que la observaba fijamente pero que no podía acercarse sin descuidar las cosas que había traído del hotel.

Le pareció ver una cara de furia en él y eso le excitó al punto empezar a moverse frenéticamente llegando al primer orgasmo.

Reanudó su beso de lengua y esperó que el muchacho eyaculara dentro para mirar otra vez en dirección a Eduardo, pero él ya no estaba. Se había ido y la condenaba a regresar al hotel sólo con su bikini mojada.

Continuó un rato más abrazada y finalizada la penetración, él le dijo:

-Me llamo Mario, estoy con 2 amigos alquilando una cabaña frente al mar y me gustaría volver a verte-

-Yo soy Estela, pero no estoy sola y debo resolver un asunto ahora en el Hotel, dame tu teléfono y te llamaré-.

Él le entregó la pieza de su bikini y ella retornó al hotel, esperando encontrar a Eduardo furioso de celos y ver si podía calmarlo con sus artes recién aprendidas, pero en cambio de eso, al entrar a su habitación vió una nota de él, bastante insultante donde le decía que se regresaba y que no volviera a llamarle.

Estela lamentó el no haber podido hacerle tragar el esperma de Mario, pues eso que hacía con su marido lo disfrutaba mucho, pero no se entristeció que la dejara con el hotel pagado y con la libertad de gozar a Mario que, como jovencito, tenía mucho para darle.

Arregló entonces con Mario una cita para esa noche.

Se puso un vestido negro muy corto y escotado sin ropa interior, como sus senos no eran muy grandes, todavía se sostenían bien y el vestido dejaba ver la marca del bikini, el comienzo blanco sin broncear de sus senos. Esto le molestaba pues hubiera querido tomar sol desnuda en algún solarium particular para broncearse parejo, pero sabía que estos contrastes blancos sobre asoleado excitaban a algunos hombres.

Mario fue muy amable durante la cena, se lo veía inexperto pero entusiasmado de poder tener sexo con una "madurita".

Él y sus amigos eran compañeros de Universidad en la misma ciudad que vivía Estela lo que alegró a ambos pues imaginaban mas encuentros después de los escasos 2 días que aún le quedaban a ella.

Estela, feliz por su libertad para hacer lo que quería tomó demasiado vino y al llegar a la cabaña donde Mario estaba con sus amigos se puso "comunicativa" con todos y les confesó que siempre había fantaseado con tener tres penes al mismo tiempo dentro de su cuerpo. Esto entusiasmó a los otros dos muchachos que empezaron a quitarse la ropa. Mario se decepcionó un poco de su conquista pues no la imaginaba tan promiscua. Sin embargo, no resistió la presión del grupo y se desnudó también para darle a Estela la "iniciación" que necesitaba.

Estela empezó chupando todos los penes uno por uno hasta que fueran adquiriendo dureza y, a medida que pasaban por su boca se iba acomodando sobre los muchachos para que el primero penetrara en su mojada vagina, el segundo sobre ella por su ano, luego de dilatarlo con sus dedos, y finalmente, Mario se quedó en su boca.

Sentía como se tocaban y frotaban los penes de su recto y vagina y gozaba esa nueva sensación intensamente pensando: "¿por qué no lo hice antes?. Esto es maravilloso". Hasta que apareció la imagen de la mañana cuando vió a Eduardo observando como besaba y cogía con Mario y tuvo un fuerte y diferente orgasmo.

Uno de los muchachos llegó al clímax con ella y eyaculó en su vagina, pero la juventud le permitió seguir pues su erección, aunque más débil, continuaba. Habría sido una pena terminar esa triple penetración tan rápido.

Estela estaba en las nubes y siguió así un rato más hasta que la imagen de su mente se transformó y el que la estaba viendo ahora era Raúl. Tuvo entonces un estallido de placer y, con su boca totalmente llena por el pene de Mario, emitió fuertes gemidos por no poder gritar de gozo. Esto enloqueció a los muchachos que uno tras otro, no resistiendo más, eyacularon en todos sus orificios.

Exhaustos, se colocaron sobre y a los costados de ellos y suavemente la acariciaban, besaban sus pezones y lamían su vulva.

Mientras tanto ella decidía que a partir de ahora su nueva fantasía a concretar sería que su marido la viese haciendo el amor con otro pues eso le había provocado un orgasmo intensísimo.

Después de las lamidas, mordiscos y besos, volvieron al ataque cambiando de ubicación, y los muchachos sólo la dejaron ir después de llenarla tres veces y provocarle 6 orgasmos.

Los 2 días siguientes fueron de orgías, tomar Sol en el solarium de la cabaña totalmente desnuda, ir a comer y volver a la cabaña por más sexo triple.

-¡Que lástima que me voy mañana, chicos. Me gustaría que la siguiésemos hasta volver todos juntos- Dijo la última noche.

-¿Y por qué no?- Dijeron casi a coro- Tráete tus cosas y te quedas aquí hasta fin de mes, mañana te vamos a buscar al hotel-. Dijeron entusiasmados. Evidentemente no tenían esperanza de ligar algo tan bueno como Estela en 6 días y estaban felices aunque la tuvieran que compartir.

Al día siguiente fue cuando lo llamó a Raúl para avisarle que se quedaría unos días más.

Le encantó que él estuviese furioso. Ella, a propósito, le había pedido a su amiga Laura que llamase para que él se enterase que el haber venido con ella era mentira y de esa forma torturarlo con las imágenes que sus celos crearían durante el tiempo de su "vacación".

Se imaginaba la escena terrible al volver y como lo sometería como otras veces, y gozaba.

Los días siguientes fueron para Estela como estar en el Paraíso, recordaba sus primeros 2 años de casada cuando le parecía imposible que ella pudiese vivir una vida con sexo tan intenso, frecuente y gozado.

Cada vez que eyaculaban dentro de ella imaginaba que ponía un asta más a la inmensa cornamenta de su marido.

Finalmente regresaron y los muchachos le dieron sus teléfonos y fueron a sus casas, ella no les dio el suyo y les explicó que tenía marido y era muy "celoso", lo que los hizo reír con ganas.

Raúl la esperaba sentado, con su maleta al lado para irse después de hablar con ella y con un gesto que no auguraba nada bueno cuando ella entró a la casa.

Raúl abrió su boca involuntariamente de la sorpresa. Estela estaba hermosa, parecía de 10 años menos con esa minifalda de jean y ese top, además el bronceado completo de su piel y la sensualísima forma de andar, muy distinta a la que tenía al irse, lo dejaron sorprendido y atontado.

Ella sonriente le dijo:

-Hola amor, te extrañé, tengo mucho para contarte pero sólo lo haré cuando estés por llegar al orgasmo- Se acercó provocativa y le dio un beso húmedo y profundo que lo confundió todavía más.

Él intentó hablar pero otro beso y una suave caricia sobre su pene a través de la ropa lo derrumbó.

-Vamos arriba , mi amor, no sé que haces vestido, estoy muy excitada y pienso hacerte gozar hasta el infarto.-Le dijo mientras lo tomaba de la mano y lo llevaba a la habitación.

-Nnno... espera... he tomado una decisión- Balbuceó él.

-Mi amor, las decisiones las tomo yo. Y he decidido estar junto a ti toda la vida, haciéndote un cornudo fiel que me consiente todo y lo disfruta.- Le dijo mientras le sacaba la ropa y le daba besos uno tras otro impidiendo su débil resistencia.

-Hasta el final sufrirás tus celos y te haré disfrutar tu sufrimiento, pues eso me da mucho placer.-Continuó.

Al bajarle su ropa interior vió que tenía una enorme erección y pensó: "qué fácil fue vencerlo". Y lo montó y mientras él gemía de placer ella le contó con lujo de detalles lo vivido en la playa día por día. Y Raúl tuvo orgasmos violentos uno tras otro hasta quedar exhausto y pedirle por favor que se detuviera que ya no le contase más.

-Está bien, por hoy está bien pero continuaré cada vez que hagamos el amor, mi vida, piensa que sólo te hablé de los dos primeros días, faltan ocho- Le dijo dulce y sensualmente.

-Cuando estés repuesto trae tu valija arriba y pon toda la ropa en su lugar. A partir de ahora cada vez que me estés esperando en casa o que llegues después que yo te desnudarás y permanecerás así hasta que tengas que ir a tu trabajo. La ropa te pone solemne y tonto y además me hace perder tiempo cuando quiero cojerte.- Agregó.

Raúl aceptó la condición porque aunque el estar desnudo frente a su esposa vestida mientras cenaban, hablaban, simplemente estaban solos en la casa lo hacía sentir mas débil y vulnerable psicológicamente, (la ropa sirve como defensa y protección psicológica frente a alguien), le excitaba estar así; disponible y a merced de su mujer.

Raúl sintió que su deseo de rebelarse a esa situación había sido destruido y que su planteo de separarse resultaba ridículo si lo planteaba de nuevo después de su "derrota" en la cama.

Unos días después, mientras Estela ordenaba el closet, (uno muy grande con puertas corredizas de espejo), notó que la pintura negra que el espejo tenía por detrás se estaba cayendo y que el espejo, visto desde dentro del closet era traslúcido como un cristal.

Primero pensó en contratar a alguien para que lo repintara pero después pensó : "¿Quién se va a meter dentro del closet para espiar desde allí la habitación?" Y entonces se le ocurrió como realizar su fantasía.

Eligió un día que Raúl llegaba temprano para hacer una cita en su casa con Mario.

Al llegar Raúl como siempre se desvistió y quedó completamente desnudo entonces ella le dijo:

-Hoy tengo algo nuevo para ti, mi amor. Ven- Lo condujo a la habitación y le pidió que se acostara en el espacio inferior del closet.

A sus preguntas temerosas no contestaba y sólo sonreía diciendo: "espera y lo verás".

Con los dos pares de esposas sujetó las muñecas y los tobillos de Raúl al barral inferior y luego le preguntó si su espalda estaba bien apoyada y estaba cómodo.

-¡No puedo estar cómodo amarrado a un fierro como si fuera un animal.! ¿Qué es todo esto, Estela?-

-Espera, no seas impaciente, mi amor- Le dijo ella sonriente y ya excitada colocando un pañuelo en su boca que sostuvo con cinta adhesiva.

Cerró la puerta del closet y se fue abajo a recibir a Mario que estaba por llegar.

Raúl al ver que el espejo era traslúcido y permitía observar lo que ocurriese en la habitación comprendió todo, pero ya era tarde.

Estela estaba tan excitada como la primera vez que le hizo tomar el esperma de un amante a su marido. Tenía las pantaletas empapadas en jugos y se las quitó. Al escuchar el timbre y ver a Mario se excito aún más.

-Tenemos poco tiempo, mi esposo vendrá antes de lo esperado, subamos a mi habitación- Le dijo mientras lo llevaba arriba.

Al llegar se sacó la blusa y la falda y, como no tenía ropa interior ya estaba desnuda, bajó el pantalón y calzoncillo de Mario y comprobó que no le había dado tiempo a tener su erección.

Tomó entonces el pene y, poniéndose de perfil frente al espejo para que Raúl lo viera lo introdujo totalmente en su boca y empezó a succionar.

Estela nunca había tenido el pene de Raúl en su boca pues él lo consideraba asqueroso y "no digno de una esposa", aunque ahora él se veía obligado a tomar semen de los amantes de ella de su vulva.

Mientras el pene de Mario tomaba volumen y dureza en la boca de Estela, ella disfrutaba el que por primera vez su marido podía verla. La apuesta era muy grande porque sabía que él estaba sufriendo muchísimo con esta afrenta, pero si lograba someterlo una vez más, estaría hecho. Él quedaría sometido de por vida y toleraría todo lo que ella le hiciese sin quejarse por grande que fuera la humillación.

Cuando el pene de Mario estuvo firme y grande se apresuró a echarse dirigiendo su vulva al espejo y haciendo con sus piernas que Mario abriese las suyas para que no entorpeciera la imagen de la penetración. Su vagina estaba tan húmeda que se la metió de una vez hasta el fondo y ella en ese preciso instante tuvo su primer orgasmo gritando de placer.

Mario sorprendido, continuó empujando con fuerza y conmoviendo el cuerpo de Estela a cada embestida. Siguió así un buen rato entre gemidos y gritos de Estela que finalmente tuvo su segundo orgasmo junto con el primero de él.

-Parece que estás muy excitada hoy, Estelita-Dijo Mario, entusiasmado.

-Muchísimo, pero si continúa tu erección, quiero que me lo metas por detrás, otra vez quiero sentirte en mi recto.-dijo ella entre jadeos.

Mario la giró, y con una mano es sus senos y la otra en el pubis acariciando su clítoris, la penetró analmente. Entró con facilidad pues su pene estaba empapado de los jugos de Estela y su semen.

Ella gritó fuerte con esa penetración pero luego cambió sus gritos por gemidos de placer.

Luego de un rato de penetrarla con fuerza tomándola de sus cabellos con la mano que antes pellizcaba sus pezones, eyaculó por segunda vez en el fondo de su recto, y luego, cansado, se recostó al lado de ella.

-Perdóname, pero ya debes irte, mi marido vendrá en cualquier momento- le dijo Estela con urgencia en su voz.

Mario se vistió rápidamente y se fue.

Ella entonces tomó la llave de las esposas y, con cierto miedo, abrió el closet.

Raúl estaba enchastrado de esperma, había eyaculado durante el "espectáculo" sin poder tocarse el pene. Eso tranquilizó a Estela pues era más improbable que pudiera descargar enojo con ella si había pruebas fehacientes que él también gozó.

Lo liberó de las esposas y le sacó el pañuelo y la cinta adhesiva. Él no la miraba, parecía avergonzado, así que ella tomo la cabeza de él y la puso sobre su pubis pidiéndole:

-Límpiame, mi amor- lo dijo dulcemente y apretó su cabeza hasta que sintió la lengua de Raúl acariciando su vulva y metiéndose para buscar jugos y esperma.

Ella lanzó un grito de placer y se sintió feliz de haberlo doblegado una vez más y ahora, definitivamente, sólo faltaba un pequeño detalle para completar su gozo y satisfacción pero eso se lo pediría a Raúl hasta dentro de un tiempo.

Llevó a su marido a la cama y él sin que ella lo montase o se lo pidiese, enterró la cabeza entre sus piernas y limpió todo lo que su reciente relación le había dejado. Sólo cuando estuvo limpio, él se subió sobre ella y la penetró teniendo un tremendo orgasmo al poco rato.

Se quedaron en silencio todo el tiempo hasta que él se repuso y quiso recomenzar. Entonces ella lo montó y mostró lo aprendido moviéndose y apretando su pene con los músculos de la vagina provocándole intensas sensaciones.

Al terminar, siempre en silencio se quedaron dormidos abrazados hasta el otro día.

Al amanecer, Raúl volvió al modo de negación fingiendo que nada había pasado.

Estela lo contemplaba sonriente y triunfadora. Lo trataba amable y dulcemente pues le pareció que había que recompensar esa sumisión y que el maltrato, mas allá de los cuernos que él sufría y gozaba, alimentaría rebeliones.

Un mes después fueron a una reunión de amigos y Estela se comportó como una esposa recatada. No flirteó con nadie. No se encerró en el baño con algún invitado a tener sexo y, al igual que Raúl tomó bastante y estaba alegre.

Al salir de la reunión, Raúl, achispado por el vino, se animó a preguntarle:

-Hoy no hiciste de las tuyas, ¿qué te pasó?-

-Estoy esperando que me lo pidas. De ahora en más he decidido que debes pedirme el que haga cornudo en tu presencia. Y no como una decisión de tu parte sino que yo quiero sentir el placer que tengo sexo en tu presencia por pedido tuyo. Es lo que falta para perfeccionar nuestra relación- Le dijo sensualmente.

-¿Estás loca?¿Perfeccionar nuestra relación? ¡Nuestra relación es enferma y está basada en mi debilidad para defender mi dignidad!-Gritó Raúl exaltado.

-¡Eres un monstruo!¡Y ahora me pides que llegue al extremo de la humillación pidiendo ver como me corneas!- Continuó.

-Exactamente, quiero que llegues a ese extremo de humillación para destruir tu machismo y tu vanidad hasta la última raíz- Respondió Estela plácidamente y con voz sensual sin inquietarse.

-Sabrás que mas temprano que tarde lo harás, deseas mucho volver a verme en la cama con otro hombre y a partir de mañana voy a preguntarte todos los días a la mañana si quieres que ese día sea hoy- Agregó.

-¡Estás enferma, Estela. Estás enferma y yo también por soportar todo esto!-

-Esta enfermedad es sólo una forma de erotismo, mi vida, tan "anormal" o "normal" como cualquier otra.- Y se acercó a darle un beso húmedo.

A partir de ese día todas las mañanas Estela preguntaba Raúl:

-¿Quieres que sea hoy?- Y Raúl no contestaba y cambiaba de tema.

Finalmente una noche que Raúl había bebido de más y estaba más libre de inhibiciones le dijo a Estela:

-Querría pedirte lo que tu sabes pero me da mucha verguenza y siento que me degrada-

-Pero puedes vencer la verguenza y esa sensación cuando tienes un orgasmo viéndome penetrada por otro hombre- Le retrucó Estela.

-Te lo haré mas fácil. Si pones una "s" en el espejo del baño sabré que ése es el día- le dijo finalmente.

A la mañana siguiente, Estela encontró una pequeña "s" escrita con jabón en el espejo del baño y suspiró de placer.

"Le daré una sorpresa", pensó. De inmediato llamó a Mario:

-Mario, ¿puedes venir hoy a mi casa a las 6 de la tarde, me gustaría que trajeras a tus amigos, tengo ganas de tener 3 dentro otra vez. ¿Puede ser?. Perfecto, sabes que no tengo mucho tiempo libre pues mi marido viene temprano pero cuando se vaya de viaje de negocios prometo recompensártelo. Un beso-. Cortó. Ya todo estaba dispuesto, su marido estaría triplemente sorprendido.

Al llegar su marido lo tomó de la mano y lo llevó a la habitación, lo desnudó y, sin decir palabra pero sintiendo la respiración agitada de él, abrió la puerta del closet para que se acostara. Esta vez sin esposas ni mordaza. Cerró la puerta, se desnudó y se puso un Salto de cama.

Fue abajo a esperar a sus invitados ya mojándose.

Cuando llegaron Mario y sus amigos la llevaron cargando hasta su habitación entre risas y bajándose los zíper de sus pantalones.

Ella se desnudó y, siempre poniendo se en la mejor posición frente al espejo comenzó a introducirse los penes en su boca y succionar. Cuando el primero estuvo bien erecto y ensalivado, el muchacho se sentó en la cama y tomándola de la cintura la sentó encima de él penetrándola por vía anal. Estela gritó ahogadamente pues ya tenía otro pene en su boca.

Al terminar de succionar al segundo el primero se acostó en la cama, quedando ella sobre él ensartada de atrás y ofreciendo su vagina que fue rápidamente ocupada haciéndole un "sandwich" de doble penetración mientras el que estaba sobre ella le apretaba los pezones y pellizcaba sus senos dejándole pequeñas marcas.

Comenzó a gemir y gritar de placer pero en seguida el tercero ocupó su boca y eyaculó casi de inmediato llenándola de semen que ella fue tragando de a poco.

Estela sabía que su marido ignoraba el hecho que fueran a venir tres y se lo imaginaba masturbándose frenéticamente dentro del closet y eso la llevó al primer orgasmo.

Al rato los muchachos cambiaron lugares y eso dio lugar a que ella pusiera frente al closet sus orificios enormente dilatados e inundados de esperma para que Raúl tuviese una buena visión.

Siguieron así más de media hora hasta que ella, cansada y adolorida les dijo que ya era hora de irse.

Fue casi sin poder caminar hasta el closet y vió que, ahora con sus manos libres, Raúl se había masturbado 2 o 3 o quién sabe cuantas veces. El closet estaba lleno de esperma y él, sin erección, se negaba a mirarla, avergonzado.

-Si te quedaste sin erección y libido por masturbarte, allá tú, mi amor, pero yo tendré mi limpieza de todas maneras- Le dijo tratando de sacarlo pero él no se levantaba.

Entonces ella lo arrastró hasta afuera y se sentó en su cara derramando en ella sus jugos y el esperma. De inmediato sintió la lengua de Raúl que se metía en su vulva y su ano para buscar y limpiar todo y sonrió con placer y alegría. Aún con el placer apagado por sus masturbaciones de las cuales todavía no se reponía, Raúl seguía sometido a darle todo el placer que ella quisiera.

En ese momento pensó: "Tengo un marido para toda la vida"

F I N