Sometiendo a un marido celoso (3)

Continúan las desagradables vivencias de un celoso machista que es sometido. Anteúltima parte. Favor de leer las 2 anteriores o no entenderás nada.

En los siguientes días su marido se mostró sumiso y tolerante. Estela empezó a salir con un amigo de Silvia que había conocido en la casa de ella y le gustaba desde hace mucho, pero sólo ahora se animó a aceptar su acercamiento y tuvieron sexo desde la primer salida.

A Ricardo no volvió a verlo, afortunadamente, pues él le había prometido que la próxima vez le rompería el esfínter anal, y eso, ciertamente, no le gustaba a Estela por el anormal tamaño del pene de Ricardo.

En cambio Eduardo, que era su nuevo amante era mucho más normal y Raúl no sospechaba nada aunque su vagina estuviese dilatada por haber tenido sexo horas antes. O quizás sí, pero la idea le molestaba tanto que buscaba cualquier escusa para no darse cuenta.

A veces, cuando Estela llegaba tarde a la casa, no le preguntaba o lo hacía tímidamente aceptando cualquier excusa de ella por absurda y contradictoria que fuera.

Esto agradaba mucho a Estela pero aún deseaba gozar sádicamente el verlo sufrir sus celos, entonces, a propósito, dejaba pequeñas pruebas de sus encuentros, como tarjetas de hoteles de paso, o condones en la cartera que dejaba en casa para que él se pusiese furioso y así discutir negando ella todo y diciendo que los condones se los había pedido una amiga tímida que no se animaba comprarlos y las tarjetas se las habían dado de propaganda.

Ella fingía enojarse mucho cuando él no aceptaba esas explicaciones y dejaba de hablarle hasta que Raúl, tiempo después, le pedía perdón, cosa que ocurría casi siempre y las pocas veces que él amenazó con separarse utilizó la táctica de sentarse en su cara y obligarlo a tomar su flujo, luego de lo cual, él se resignaba y fingía que nada había pasado.

Estela gozaba intensamente cuando veía todo esto pues sabía que los celos de él eran tan intensos como antes pero ahora ya no podía sino someterse a ella pues estaba vencido.

Incluso se masturbó varias veces pensando en hacerle tomar el esperma de Eduardo de su vagina, era su fantasía favorita.

Hablando una vez con Silvia, su amiga bisexual, le dijo:

  • Me encantaría hacer que Raúl tomase esperma de otro hombre de mi vagina y se diese cuenta de esa prueba irrefutable de mi infidelidad reciente, pero temo que eso desate una revolución en sus emociones y decida separarse. No quiero eso pues el principal placer de mis sexo con otros es justamente el hacerle sufrir sus celos una y otra vez sin poder evitarlo.-

-Puedes hacerlo sin peligro de que él se subleve.- Dijo Silvia.

-¿Cómo?-Preguntó Estela.

-Sencillo, cuando le hayas obligado a tragar todo ese esperma, seguramente él tendrá una erección fenomenal, pues por muy celoso que sea ya aprendió a excitarse con tu dominio, entonces tu aprovechas para sentarte sobre su pene y darle todo el placer que necesite para llegar al orgasmo, y en ese preciso momento le dices que lo traicionaste, ni antes ni después, en cualquier otro momento debes negar todo para que su vanidad de hombre no le haga decidir cosas molestas para ti.-

-¿Estás segura que eso funcionará?-

-Segurísima. Yo misma lo he hecho con hombres celosos y llenos de vanidad.-

-¡Ah!. Eso no lo sabía. Después deberás contarme, pero ahora dime:

¿Por qué debo decirle en el momento del orgasmo que se ha tragado el esperma de otro?¿No precipitaría eso un acto de furia?-

-Los hombres son incapaces de tener un a escena de furia inmediatamente después de una eyaculación gozosa. Lo que hará su cuerpo es relacionar el sufrimiento que le da saberse cornudo con el placer físico. Es una forma condicionar a alguien a través de su cuerpo, de esa manera no dejará de sufrir sus celos pero su placer físico hará que su furia se derrumbe y sea tu esclavo.- Concluyó Silvia.

-¡Eres mi Maestra de sexo!. ¿Dónde aprendiste todo eso?- Preguntó fascinada Estela.

-Tratando con hombres y con mujeres, ambos tiene ese mecanismo pero las mujeres somos más hábiles para usarlo en nuestro provecho.-

Toda esta conversación y el aprendizaje le había excitado tanto a Estela que había mojado completamente su ropa interior. ¡Ya estaba disfrutando lo que iba a hacer desde ahora!

Estela inventó excusas para no ver a Eduardo esa semana, sabiendo que de esa manera su eyaculación sería mas copiosa. Sabía que él era fiel y no saldría con otra pues ella no toleraba el menor atisbo de infidelidad. Ni en sus amantes , ni en su esposo, al que, últimamente había hecho un escándalo en público sólo por estar hablando amablemente con dos mujeres del trabajo que encontró casualmente.

Él había empezado a temer esos arranques, pues una vez que no pudo justificar adecuadamente el haber llegado tarde ella lo golpeó en su cara con la mano abierta hasta cansarse en la posición que a él lo dejaba indefenso pues se sentaba sobre su pecho y aprisionaba sus brazos con las piernas de ella. Entonces evitaba tratar a cualquier mujer, a menos que por cuestiones de trabajo no hubiese mas remedio y, en ese caso, evitaba ser amable si Estela lo escuchaba o veía.

Ella no estaba dispuesta a tolerar ni el más mínimo acercamiento de Raúl con otra mujer pues lo consideraba su revancha por los dos años que la torturó con sus celos.

Su marido debía ser un cornudo absolutamente fiel.

El día que decidió hacerlo estuvo excitada desde la mañana y debió cambiarse varias veces pues sus pantaletas se le mojaban.

Le había propuesto a Eduardo encontrarse en su casa y tener sexo en la misma cama que dormía con su marido. A Eduardo le dio morbo y gusto pero le asustaba un poco que fuera tan cerca de la hora en que el marido de Estela regresaba del trabajo.

Cuando llegó lo hizo subir a la habitación y desnudarse de inmediato.

-Quiero que me la chupes-.Dijo él.

-Después, primero quiero que me penetres-. Dijo ella, quería que la mayor parte del esperma quedara en su vagina.

Eduardo la penetró de un envión y ella tuvo enseguida un orgasmo.

-¿Que pasa que estás tan excitada?. Tu vagina esta inundada- Dijo Eduardo pensando que el morbo de estar en la propia cama y cerca de la hora en que llegaba el marido la sobreexcitaba.

-Tu sigue, sigue... –dijo mientras le agarraba fuertemente los glúteos a Eduardo para mantenerlo bien adentro hasta el momento de la eyaculación.

Así estuvo él empujando y empujando hasta que finalmente eyaculó profundamente dentro de ella mientras ella llegaba aun segundo y fuerte orgasmo con la imagen de su marido tomando esa leche.

Eduardo entonces realizó su deseo de metérsela en la boca ya casi flácida y chorreando para que ella se la levantara nuevamente con fuertes succiones y caricias con su lengua.

Estela estaba como loca y chupaba con fuerza y amasaba el pene con su lengua hasta que tuvo nuevamente una erección. Pero había hecho tan buen trabajo que él no tuvo tiempo a sacarlo y le eyaculó dentro de la boca.

Ella trató en lo posible que de no tragar el esperma enseguida sino de distribuirlo por toda su boca pensando que su marido podría sentir el olor al besarla.

Se quedaron luego conversando un rato pues él estaba agotado y quería saber porque ella estaba tan alocada.

Estela le dijo que era por el morbo de hacerlo en su cama pues Eduardo no sabía que ya lo había hecho con el peor enemigo de su marido en ese mismo lecho, aunque, claro no lo había gozado tanto pues en ese tiempo a ella le angustiaba pensar que su marido se enterase. Ahora lo disfrutaba.

Cuando Eduardo volvió a tener erección lo apretó fuertemente contra su pubis con las piernas y manos pues quería que la última eyaculacion fuese bien adentro.

Eduardo la serruchó con gusto aunque mas lentamente y esta vez, por ser la tercera se tardó mucho más en eyacular.

Ella tuvo su tercer orgasmo y de inmediato le dijo a Eduardo que se vistiera y se fuera porque el marido estaba a punto de llegar.

Eduardo obedeció al instante pues no le agradaba la idea de confrontar con Raúl.

Estela se puso un almohadón bajo su trasero par levantar el pubis y evitar que se le salga el esperma. Si no hubiese tomado anticonceptivos seguramente quedaría embarazada, pero ahora era importante mantener el esperma de Eduardo dentro para realizar su fantasía sádica.

Al rato, escuchó llegar a su marido y casi tiene otro orgasmo. Lo llamó varias veces como si pasara algo urgente.

Su marido al entrar la vio desnuda en una cama revuelta y con las piernas cruzadas y su pubis levantado.

-¿Que pasa mi amor?- Preguntó sorprendido al verla así.

-¡Sácate la ropa rápido que estoy muy excitada!- le urgió ella.

-Pero ¿por qué?¿Que pasó?- Preguntó desorientado.

-¡Ya obedece de una vez!¡Quiero sentir tu lengua en mi vulva!-Le dijo con su cara enrojecida.

Aún sin entender, su marido obedeció y al llegar a la cama desnudo ella de inmediato se le subió encima aprisionando sus brazos y se sentó en su cara.

-¡Quiero que ya metas tu lengua en mi vagina lo mas profundamente que puedas!-

Él lo hizo y de inmediato sintió que lo que descendía a su boca no era flujo de ella sino unos mocos de distinto sabor.

Empezó a resistirse y patalear pero ella lo tenía bien sujeto y ese extraño fluido seguía llenando su boca sin que pudiese evitarlo.

Al ver su resistencia, que no acontecía las veces anteriores cuando ella se sentaba en su cara. Estela se dio cuenta que Raúl había notado la diferencia y ya se daba percataba de lo que estaba tragando. Esa realización de su fantasía hizo que Estela tuviera un tremendo orgasmo mientras Raúl tragaba y tragaba el esperma de Eduardo y trataba desesperadamente de librarse.

En ese momento, mientras Raúl tragaba y tragaba, ahora también el flujo del cuarto orgasmo de Estela, ella miró hacia atrás y vió una erección inmensa, la cabeza de su pene parecía a punto de estallar. De inmediato, recordando las palabras de Silvia salió de la cara de Raúl y se sentó sobre su pubis ensartándose el pene casi hasta la matriz porque estaba duro como un fierro y penetró un poco dentro de su cuello de útero.

En medio de contracciones de gozo, Raúl, con su boca ya libre, le dijo:

-¡Que me hiciste Estela!¡Eso que tragué no era tu flujo!-

Estela, disfrutando el haber demostrado a Raúl que era un cornudo le dijo:

-¡Hay amorcito!, no empieces con tus celos de nuevo!¡¿Que piensas que tragaste?!.

Raúl, no respondió, le parecía que si decía lo que pensaba era tan horrible que no soportaría que ella se lo confirmara.

-¿Ves mi amor? Estás gozando más que nunca, nunca te vi una erección así, deja de pensar tonterías , mi flujo se pone mas espeso cuando estoy tan excitada- Concluyó Estela.

Raúl quiso creerle pero ¿por qué la había encontrado desnuda con un almohadón bajo su cola y con la piernas cruzadas como para retener esperma.

Al tener ese pensamiento su cuerpo se contrajo espasmódicamente y gritando de placer eyaculó.

Estela aprovechó para decir en el oído:

-¿Ves que hermoso es que Estelita te haga cornudo consentidor? El esperma que tragaste te hizo mucho bien, mi amor.-

Raúl se contrajo aún más de placer y siguió eyaculando hasta quedar agotado.

Luego de un rato, Estela se bajó y se puso al lado de él, acariciándolo dulcemente.

-¿Es cierto? ¿Estuviste con otro hombre antes de que llegara?- Preguntó con un profundo y cansado enojo.

-¡Mi vida! ¿Cómo se te ocurre? Te dije eso porque vi que te excitaba. De hecho, no te vi tan excitado nunca. ¿O acaso has tenido un mejor orgasmo que éste?-

Raúl no respondió. Sentía que el saber que Estela era infiel e imaginarla con otro hombre momentos antes que su llegada era tan doloroso que no podía soportarlo, prefería cualquier explicación.

Por otra parte no podía explicar por qué había gozado tanto ni por qué le había excitado tanto el tragar algo que suponía esperma de otro hombre, de hecho le avergonzaba eso.

Estela dejo que él fuera primero al baño y luego fue ella a masturbarse con las imágenes de su fantasía realizada. Todavía tuvo que masturbarse 2 veces mas en la cama mientras Raúl dormía. Su excitación no cesaba.

Estela decidió que siempre que pudiera le haría tragar a su esposo el esperma de su último amante, era demasiado placentero para poderlo dejar.

Raúl cada vez fue aceptando más su destino y ya no se quejaba ni enfrentaba a Estela después de cada episodio donde ella le mostraba su infidelidad tan sádicamente. Para él era ridículo volver a discutir el tema si siempre que sucedía tenía orgasmos intensísimos, De hecho su vida sexual ahora era mucho mas gozosa e intensa para él que antes que comenzara todo esto. Disfrutaba su humillación y eso le avergonzaba, pero lo peor era que seguía sintiendo tremendos celos, eran como un hierro al rojo con que Estela lo picaneaba cada vez que podía, y cuando él quería reaccionar ella transformaba su furia en un orgasmo intenso que lo dejaba sin energía. También notó que Estela era cada vez mas diestra en la cama, sabía como tocarlo y había buscado sus debilidades para someterlo a través del placer. Era evidente que sus amantes le estaban enseñando mucho pero Raúl no quería pensar en eso.

Todavía se aferraba a la permanente negación de Estela, como un náufrago a una tabla. Las explicaciones del comportamiento de ella eran ya imposibles, pero él las aceptaba y prometía a ella luchar contra sus celos como si todo fuera un problema de él.

Ella lo miraba con una sonrisa sarcástica cada vez que él le pedía perdón por sus celos y prometía confiar y se notaba que gozaba mucho esos momentos.

Llegó el día de campo de la empresa y él tuvo que soportar ya antes de salir, la ropa provocativa que Estela se había puesto: un vestidito liviano muy corto y muy escotado.

Todo transcurrió bien hasta la hora del almuerzo, en ese momento Raúl notó que de entre todos los hombres que miraban el andar y vestimenta provocativa de Estela había uno, Mario, un muchachito de contaduría 10 años mas joven, con el que ella coqueteaba descaradamente.

-¡¿Que pretendes hacer?!¡Es sólo un muchachito!¡¿Vas a avergonzarme delante de toda la empresa?!..-Le dijo Raúl en un momento en que pudo estar a solas con ella.

-Hay, Raúl... No empieces de nuevo con tus celos. Prometiste cambiar. sabes que hago esto para excitarte, hoy tendremos un lindo encuentro en casa...- Le dijo ella con una sonrisa llena de sarcasmo. Y se retiró contoneándose provocativamente y acercándose al joven.

Al rato ambos habían desaparecido los estuvieron buscando para la foto y Raúl ruborizado dijo que Estela se sentía mareada y se había ido a caminar para tomar aire. Inventó eso para que su vergüenza fuera menor.

No sirvió, pues cuando Estela apareció de nuevo su vestido arrugado, su pelo revuelto y con motas de pasto, su rostro encendido y sus pezones marcados y erectos por haberse sacado el sostén, hicieron que todos entendieran que tipo de "mareo" tenía.

-¡Vámonos!- Le dijo Raúl con una cara y un tono terribles.

-Sí, mi amor, por supuesto, estoy muy cansada- Le respondió Estela sonriendo como si no pasara nada.

En el auto, él se descargó a los gritos diciéndole que era una puta y que no sólo había arruinado su vida en el hogar sino que ahora también había arruinado su vida en el trabajo, que todos se burlarían de él, que no podría mirarlos a las caras sin sentir que lo compadecen, etc.

Ella continuó mirándolo sonriente y gozosa durante todo el trayecto sin responder.

Al entrar a al casa él estaba tan furioso que tropezó con una pequeña mesita de las sala y trastabilló, Estela hábilmente lo empujó hacia el gran sillón y se sentó rápidamente sobre su pecho aprisionando los brazos de él con sus piernas y sosteniendo la cabeza con sus manos se sentó en su cara. Raúl sintió de inmediato el olor a esperma en las pantaletas pero no podía hacer nada.

Ella finalmente corrió a un lado su bikini y apoyó su vulva en la boca de él dejando su nariz profundamente sumergida en el vello púbico del monte de Venus.

-Ahora chupa, mi amor, chupa y traga. Ya dijiste todo que tenías que decir. Ahora me toca disfrutarte- Dijo ella.

Se empezó a mover suavemente hacia adelante y atrás, forzando a la boca de Raúl a abrirse y empezar a llenarse con el semen del muchachito que todavía quedaba en la vagina de su mujer.

Estela echó la cabeza hacia atrás y empezó a gemir de placer a medida que su marido tragaba. Llego finalmente a un fuerte orgasmo que sería el curto o quinto de ese día.

Entonces miró hacia atrás y vió una gran erección que pugnaba por romper el pantalón de su marido. Se levantó, bajo de un tirón el pantalón y calzoncillo de Raúl y sacándose la empapada pantaleta se sentó sobre ese pene que entró totalmente en su lubricada y dilatada vagina.

Su marido empezó a hablar pero ella le puso la pantaleta llena de semen y jugos en la boca y la introdujo suavemente, su marido intentó quitársela pues tenía ahora sus manos libres pero ella se las sujetó sin fuerza y las alejo sin resistencia de él que estaba en éxtasis de placer a punto de eyacular. Aprovechó ese momento para decirle:

-¿Sabes? Ya me había olvidado que los muchachitos eyaculan una enorme cantidad de esperma y que , además, pueden tener tres orgasmos seguidos sin sacar y sin perder la erección.- Mientras sonreía sensualmente.

Raúl en ese momento tuvo un tremendo orgasmo con convulsiones que parecían de un ataque de epilepsia, lo dicho por su esposa le había puesto de tal modo que creyó morir de placer al eyacular.

Luego de más de un minuto de gemidos y varios para reponerse miró a su esposa suplicante y ella le sacó su prenda de la boca y le dijo:

-¡Mi amor! Todavía no está limpia-

Y dulcemente tomó las partes de su pantaleta que aún mostraban semen y las introdujo en la boca de su esposo una por una para que las limpiase. Esto lo hacía lentamente y, se diría, con mucha calidez y sensualidad.

Su esposo recibía el esperma con su peor cara de asco pero no dejó de limpiar ni una parte de la prenda.

Luego ella lo tomó de la mano y le dijo:

-Ven, vamos arriba que en nuestra cama estaremos más cómodos.-

Él se dejó llevar. Tuvieron ese día 3 orgasmos él y cinco ella, al terminar ella le dijo:

-¿No te ha gustado todo esto?¿ Te importa realmente más lo que piensen todos esos idiotas de la empresa que este increíble placer?...-

Raúl no respondió. Había sido el día mas gozoso sexualmente de su existencia, pero ya no podía refugiarse más en las explicaciones de Estela para creer que no le había sido infiel, y eso era un puñal clavado.

Al día siguiente Raúl volvió a la negación y se comportó como si nada hubiese pasado y eludía cualquier comentario sobre el día anterior.

Estela gozaba al verlo y recordar como su antiguo opresor era ahora su esclavo tenía una mezcla de placer y sufrimiento que la hacía disfrutar cada humillación que le infringía.

Unos días después, reunida con sus amigas Silvia y Laura, bebieron hasta "alegrarse" y entonces Estela les contó todo lo ocurrido y ellas, fascinadas, pedían detalles del relato que obviamente les excitaba.

-Debo confesarte algo- Le dijo Laura a Estela evidentemente motivada por los vapores alcohólicos.

-¿Qué? Dímelo con confianza- Respondió Estela también en brazos de la bebida.

-Desde la vez que tu marido se tomó todos los jugos de mi vagina, pienso en eso todo el tiempo y es argumento de todas mis masturbaciones. Sucede que cuando estoy con la regla ni mi marido ni mi amante quieren tocarme y es un período en que mi sensibilidad está muy "a flor de piel" y sería maravilloso para mí que alguien, por lo menos, me penetrara, aunque lo que más deseo es lo que le obligamos a hacer a tu esposo el día de su "castigo".-

-¡Ay, Laurita! Sucede que ahora ya no discutimos con Raúl como antes y no hay motivo para castigarlo pues me consiente todo lo que le hago aunque sufre y no puede evitarlo.- Contestó Estela.

-Pero ya inventaré algo, no te preocupes que volverás a tener su boca bajo tu vulva- Dijo, finalmente impulsada por la generosidad que da el alcohol.-

-¿Ahora te está bajando?- Preguntó Estela , finalmente.

-Sí, hace tres días que nadie me toca- Contestó Laura.

Al poco rato llegó Raúl y al verlas en el comedor comentó:

-Parece que tomaron demás, ¿no chicas?-

-Sí, y hemos decidido que tu serás nuestro mesero y sirviente, así que prepara algo para que comamos y ve a buscar más bebida- Dijo Estela imperiosamente.

-Además debes ponerte tu uniforme de piel- Dijo Silvia achispada.

-¿Que uniforme de piel?-Dijo Raúl, ya molestándose.

-Debes estar desnudo,¡tonto!, por si necesitamos algún "servicio especial"- Contestó Silvia.

-¡Sí! Eso es perfecto, para presentarte ante nosotras, de ahora en mas debes estar siempre desnudo.-Afirmó Estela.

-Están borrachas y son muy tontas-Dijo ofendido y dando media vuelta se dirigió arriba a su habitación.

Estela lo siguió tambaleando por la bebida y les dijo a sus amigas que esperen a que las llamase.

Al rato gritó desde arriba que subieran y al entrar ala habitación Laura y Silvia encontraron un panorama muy alentador: Raúl estaba en la cama, sujeto con las esposas que había traído Silvia anteriormente, desnudo y con el pene en erección.

De inmediato Laura se sacó su bikini y se montó sobre la cara de Raúl sin esperar o tirar la toalla higiénica que quedó con su prenda íntima. Cuando Raúl vió cual iba a ser su "castigo", movió la cabeza hacia un lado y necesitaron de los brazos de Silvia y Laura para, finalmente apoyar la vulva embarrada de menstruación de Laura sobre la boca de él.

Laura tuvo un orgasmo inmediato y luego comenzó el cadencioso y lento moverse de adelante hacia atrás que ya conocía de la vez anterior.

A los pocos minutos tuvo un segundo orgasmo más fuerte que el anterior y Estela le dijo que el pene de Raúl ya estaba en su máxima erección y podía montarlo, pero Laura quería quedarse a que Raúl le limpiara su vagina bien profundamente, entonces Estela montó a su esposo el que al sentir el placer de estar dentro de una vagina empezó a estirar su lengua dentro de la vagina de Laura y limpiar obsesivamente hasta que se le hizo una llaga en el frenillo de su lengua y tuvo que parar. Mientras al sentir Laura ese aumento de "colaboración" por parte de Raúl se puso a gritar que era hermoso y tuvo un orgasmo tras otro provocando por momentos la asfixia de Raúl por la fuerza con la que se apoyaba contra su cara.

Finalmente, cuando todos estuvieron saciados, pues también Silvia montó a Raúl varias veces, lo desataron y echándole porras se despidieron de él, se vistieron y se fuero a descansar una fatiga tan bien ganada a sus casas.

Raúl fue al baño y ya solo con Estela le dijo:

-No voy a ser su mesero ni me voy a desnudar cuando ellas vengan y no permitiré que me obligues a esto tan repugnante una vez más.- Dijo falsamente ofendido.

-Tan repugnante pero pareciste gozar mucho tus orgasmos, además tu dificultad para hablar muestra que forzaste mucho el frenillo de tu lengua- Respondió ella rápidamente.

-Además, ¡es sólo un juego!¿por qué lo tomas tan a pecho?,¡juega con nosotras! ¿O acaso no te agrada que 3 mujeres te pidan sexo y alaben tus atributos masculinos?- Continuó.

-Bueno... viéndolo así es distinto...- Respondió él aferrándose a esa idea para no sentirse humillado.

Estela sonrió pensando que fácil era imponerle cosas a Raúl, con la condición de darle placer al final. Esta nueva forma de relación la satisfacía mucho, también satisfacía, borrachera por medio, a sus amigas y hasta su marido estaba teniendo el mejor sexo de su vida.