Sometiendo a mi suegra
Ni imaginaba que al abrir la puerta aparecería mi suegra. Y es que después de la discusión con mi mujer y su posterior huida de casa después de una terrible discusión, tenía la cabeza en otras cosas.
Ni imaginaba que al abrir la puerta aparecería mi suegra. Y es que después de la discusión con mi mujer y su posterior huida de casa después de una terrible discusión, tenía la cabeza en otras cosas.
- Hola maite - le dije sorprendido.
- Vengo a que me cuentes que ha pasado - dijo entrando sin más protocolo.
Maite, la madre de mi mujer, era una mujer de 48 años de muy buen ver, siempre arreglada y lista para inspección. La de pajas que me había pegado de novio rememorando las visiones escasas pero muy excitantes de su cuerpo.
Aquel día no era menos y vestía una camisa oscura que abotonada casi completamente y holgada, disimulaba su generoso pecho, y una falda por las rodillas que cumplía el mismo cometido para sus nalgas. Claro que yo la había visto alguna vez en bañador y sabía de las delicias que ocultaba tan discreta vestimenta.
Yo en cambio, andaba desaliñado. Había sido despedido poco antes de empezar el confinamiento, y estaba en un mal momento para cambiar esa situación. Así que, aunque duchado, vestía una camiseta y un pantalón de deporte.
Así que allí me encontraba en el salón de mi casa con mi suegra sentada en una silla del salón mientras yo me acomodaba en el sillón.
- Tu hija no te ha contado nada - le dije sin más.
- No suelta prenda, no sale de su cuarto y quiero saber qué ha pasado.
- Cosas de pareja.
- Mira carlos, llegó hecha un mar de lágrimas y no ha salido para nada de su cuarto, así que hasta que no me expliques que paso, no me voy a mover de aquí.
- A ver maite, que son cosas muy personales.
- Tu veras - dijo desafiante.
- Bueno, como quieras, pero luego no me digas que no te avise - le dije - me prometió algo y no lo cumplio, y encima se enfado y se fue.
- No me aclaras nada .
- Bien, como quieras, el sábado tu hija se corrió como una cerda sin parar, y después del éxtasis me dijo que le pidiera lo que quisiera, que lo haría. Y después no lo cumplio, se rajo y encima se enfadó.
Note como los colores le venían a la cara y me sorprendió atisbar sus pezones cuando llenaba sus pulmones y estos se pegaban a la camisa. Aquello me puso mucho y sabiendo que aquella oportunidad era la única decidí en un momento que tenía que intentarlo.
- No entiendo - dijo con una voz menos firme.
- Le pedi algo especial .
- ¿que?.
- No querrás saberlo.
- Quiero.
- Pues la delicada de tu hija es capaz de correrse en mi cara como una cerda, pero le da asco mi leche en su cara o en su boca, y decidí ponerla en una situación en la que no se pudiera negar.
- Y qué hiciste - dijo algo azorada.
- Espera.
Me levante, y la deje sola, y cuando volví me dispuse a poner mi plan en marcha .
- Lo primero que le pedí era taparle los ojos de esta forma - y sin casi darle tiempo un antifaz tapó sus ojos. Su reacción fue llevarse las manos a la cara pero mis manos firmes no la dejaron que se desprendiera de él, y no tardó en poner sus manos
- Después le sujete las manos a la espalda con unas esposas - y sin más una de sus muñecas quedó atrapada y con un movimiento lento atrape la otra dejándola esposada.
Notaba su respiración agitada pero no decia nada, asi que segui con total tranquilidad.
- Después separe sus piernas - y observe como no hablaba asi que pose mas manos en sus rodillas firmemente cerradas, y las fui abriendo - me gusta tenerla abierta para que el coño de la puta está disponible, así que ate firmemente a las patas de la silla para que no se puedan cerrar.
Llevo años practicando bondage, así que no me costó nada dejar sus piernas abiertas y sus tobillos hacia atrás sin descansar en el suelo.
- Y por último le abrí la boca - y con mis dedos hice que la abriera, cosa que hice sin mucho esfuerzo y sin darse cuenta tenía puesta una mordaza que la hacía mantener la mandíbula abierta.
Fue entonces cuando quiso decir algo pero ya no había vuelta atras. Mi polla ya reventaba mi pantalón, así que me desnude, quite una especie de tapón que cerraba la mordaza y daba acceso a su boca y mi polla entró en ella hasta el fondo sin hacer mucho caso a sus incomprensibles palabras.
- Tu hija es una perra remilgada que no le gusta que me corra en su boca, así que decidí correrme en su garganta - le dije mientras bombeaba su garganta sin compasión - pero a falta de una esposa responsable, me ha salido una suegra cerda y puta que se está tragando mi polla sin pestañear. Joder que boca tienes, la jodida maite, tan estirada y decente y las traga como una profesional.- Ella mientras con los ojos cerrados acompañaba con un debil gemido gutural mis embestidas.
Si algo me gustaba era follarme una buena boca con total libertad, y mi suegra me estaba poniendo muy burro, allí la tenía cogida del pelo, una melena rubia de peluqueria recogida en una tentadora coleta que era un asidero ideal para mantener su cabeza bien sujeta para mis fines.
- No sabia que fueras tan puta, el pobre julian (su marido) debe tener cuernos para regalar, aunque igual eras una señora recatada y solo necesitabas un buen aliciente porque te gusta que den caña, que cabrona. Sabes, a tu hija le llene la garganta de leche, pero tu eres mas zorra, así que contigo voy a disfrutar más.
Tenía unas ganas enormes de vaciar mis huevos pero no quería perder la oportunidad de disfrutar del momento así que pare de usar su boca y me separe de ella. Allí estaba a mi disposición con el pecho desbocado por una respiración agitada y mirándome con cara de no saber cómo había llegado a aquello. Cogí una silla y me senté a su lado, posé la mano en su rodilla y empecé a subirla por su muslo.
- O or aor - consiguió mascullar pudiendo adivinar el por favor de su súplica .
- O o o - siguió intentando negar mientras mi mano se acercaba a sus bragas.
- Mira que tenemos aquí - le dije al contactar con su ropa interior - pero si la señora está empapada - y vi como cerraba los ojos mientras mis dedos apartaban la tela y se hundían en su raja con firmeza.
- Pero que guarrilla, estás empapada y gimiendo como una cerda mientras te meto la mano en ese coñito que no tardaré en follarme, pero sabes que, antes voy a ver esas tetas que te gastas y que voy a disfrutar como un loco.
Mientras seguía con una mano martirizando su húmedo e hinchado clítoris, con la otra comencé a desabotonar la blusa muy lentamente, acariciando con suavidad cada trozo de piel que quedaba al descubierto. Con el cuarto botón ya acariciaba parte de los pechos que andaban enclaustrados en un bonito sujetador blanco.
No deje de desabrochar hasta llegar al último que sobresalía fuera de su falda dejando su ombligo a la vista. En ese instante maite ya gemía sonoramente y su entrepierna rezumaba flujos que empapaban mis dedos. Pero no me importaba, solo deseaba seguir disfrutando de ella así que tiré de la camisa y deshice el último botón separando la camisa dejando su pecho a la vista.
Las tijeras que previsoramente había traído hicieron su trabajo y la prenda quedó lista para que, con un ligero estirón, acabará en el suelo y sus tetas totalmente a la vista, deje su coño en paz un momento y mis manos no tardaron en amasar aquellas ubres duras y firmes que estaban coronados por unos hermosos pezones totalmente erectos.
- Joder que tetas, sabes, tu hija las tiene grandes pero las tuyas son impresionantes, menudas cubanas saldran se esas ubres. Y con lo puta que eres no tardaré en disfrutarlas. Pero vamos a ir por partes, ahora voy a desatarte las piernas.
- Carlo or aor, o iga - suplico mientras yo, sin atender sus palabras deshice las ataduras y la hice ponerse de pie.
No me costó encontrar el cierre de su falda, una cremallera en la parte trasera que cedió con facilidad haciendo que la prenda no tardara en descansar en sus pies. Unas bragas clásicas aparecieron pero las tijeras no tardaron en quitarle su función con dos cortes en sus laterales que las dejaron colgando en su entrepierna y dejaron a la vista desde mi posición su culo.
Demasiada tentación a mi alcance, así que antes que pudiera reaccionar, me había sentado yo en la silla y la había tumbado sobre mis rodillas, comencé a nalguear con fuerza. Le caían azotes en ambas nalgas, que no tardaron en enrojecer claramente, mientras de su abierta boca salían claros quejidos que me incitaban todavía más.
- Menudo culo cabrona, seguro que cuando te lo parta vas a gritar igual, pero me va a dar igual porque hoy no te vas de aquí hasta que te meta mi tranca hasta el fondo - le dije sin dejar de martirizar su trasero.
Llegó un momento en que dejó de pelear, y solo sus quejidos acompañaban mis azotes, así que, entonces acaricie sus nalgas y mi mano bajó por ellas hasta pasar por su ano. Ella noto la presencia de mis dedos en su puerta trasera y note como se tensaba, pero mi objetivo era otro, asi que segui bajando hasta encontrar la encharcada entrada de su sexo y sin ninguna delicadeza la penetre con dos dedos y comencé a follarla con ellos.
Si su actitud hasta ese momento había sido contenida, aquella intromisión terminó de desmontarla. Comenzó a gemir desesperadamente.
- Muy bien putilla, no voy a parar hasta que te corras como una cerda.
Y no tardó mucho en comenzar a estremecerse y a llenar mis dedos con flujos calientes y abundantes, mientras su cuerpo se agitaba sin parar acabando con un tremendo aullido que la dejó completamente desmadejada sobre mis piernas.
Yo estaba a reventar y no podía esperar más así que la hice levantarse y la apoye sobre la mesa. Sabía lo que se le venía encima he intentó sin mucho empeño resistirse y en nada la tenía como quería. Maite tiene un cuerpazo y en aquella postura, aún las piernas juntos tu raja quedaba bien visible y reluciente por la humedad así que pese a su retahíla de sonidos que ni me preocupe por entender acomode mi polla y de una embestida se la clavé hasta el fondo dejandola alli dentro y disfrutando del tremendo gemido que había emitido.
No quería perderme nada de sus reacciones asi que antes que nada le quite la mordaza y le asi bien del pelo antes de empezar a embestirla.
- Dios carlos, no, esto no está bien, dios - dijo nada más comenzar a embestirla.
- Calla puta, eres una guarra y te voy a follar cuando me apetezca, además por lo estrechita que estás seguro que estas necesitada de una buena polla que te quite las telarañas, y viendo como estas de húmeda, creo que lo necesitas.
Mientras percutía sin compasión su coño, mis dedos comenzaron a explorar su culo, y con sorpresa vi que no oponía mucha resistencia así que no tardé en cambiar de agujero y comenzar a encularla.
- Dios que culo mas tragon - dije viendo como mi polla se introducía en su culo
- No, no, por ahí no - se quejo.
- Te follare lo que quiera zorra - dándole un golpe de cadena que la empalo por completo.
Al principio los quejidos acompañaban mis embestidas pero poco a poco los fue cambiando por claros gemidos que acabaron en gritos desaforados.
- Pero qué puta eres, ves como necesitabas que te encularan, dame las gracias.
No dijo nada pero empecé a nalguear con dureza mientras que le repitió la pregunta
, hasta que al final estallo.
- Si , gracias, si si - dijo en extasis.
La muy zorra se estaba corriendo mientras la enculaba sin parar, y no dejé de azotar duramente. No podía aguantar mucho más así que la martilleé con saña hasta que mi polla comenzó a vaciarse en su culo mientras gritaba como un gorrino de placer.
- Joder suegra, que culo tienes. Que gustazo follartelo.
Maite se quedó totalmente exhausta sobre la mesa. Le solté las esposas que hasta ese momento seguían en sus muñecas y retenían su blusa arrugada, y me senté en el sillón.
Desde allí la veía respirar pesadamente mientras por su entrepierna se mezclaban su flujo y mi semen.
- Vete a ducharte y arreglarte un poco, que así pareces aún más zorra - le dije, y ella cogió la falda y desapareció hacia el cuarto de baño avergonzada.
Cuando oí la puerta cerrarse, me acerque a la puerta y escuche.
- Joder maite, estas loca, como has podido dejar que te trataran asi, joder, joder - despues silencio y al poco suspiros y gemidos cortos. La muy zorra se estaba dando placer, aguante todo el sordo proceso hasta que un ahogado gemido dio por terminado el sonido.
No tardé en oír cómo entraba en la ducha abriendo la puerta de la mampara y como el agua empezaba a caer. Aquel momento me había puesto aún más burro aún si cabe, así que no espere mucho en abrir la puerta del baño y entrar.
La silueta de maite se veía tras la mampara translúcida. Ahora andaba solo bajo el chorro de agua intentando relajarse. Pero yo estaba demasiado excitado como para no mantener esa visión mucho tiempo. Así que entre en la ducha sin más. Ella salió de su ensimismamiento tapandose y dándome la espalda.
- Por favor carlos, sal de aquí, que vergüenza - dijo con voz débil.
- ¿Vergüenza? ¿Como hace un rato, que te corrias como una cerda mientras te taladraba el culo? ¿O vergüenza como hace nada, que te hacías una paja aquí dentro? Y no te tapes tanto que ya te lo he tocado todo - le dije poniéndome detrás suyo. Ahora su cuerpo se pegaba a la pared y yo sin ningún tipo de recato apretaba mi pene en sus nalgas.
- Ves como me tienes zorra - le dije mientras cogía sus manos que ahora intentaban tapar sus pechos sin apenas conseguirlo y las ponía sobre la pared.
- Ahora no te las voy a atar putita, pero no las muevas de ahí o voy a por las cuerdas y te amarro como una puerca - le ordene mientras cerraba el chorro de la ducha.
Ella no protestó, dejó las manos sobre los azulejos por encima de la cabeza, así que, cuando mis manos se deslizaron desde su cintura a sus tetas no encontraron ninguna resistencia, todo lo contrario, separó algo su cuerpo para dejar que atraparan sus pechos con más facilidad.
- Ves zorrita - le dije amasando sus pechos y agarrando de paso sus duros pezones con fuerza - esas tetas tienen ganas de que les dieran un buen tratamiento, y yo no voy a dejarte en paz.
- Pero esto no esta … - comenzó a decir.
- Shhh, calla, habla cuando te pregunte perra o te voy a azotar ese culo hasta que no te puedas sentar en dos semanas - la corte, dándole además un buen azote en su nalga.
- Ahora vas a ser una niña obediente, y te vas arrodillar y me vas a comer la polla, como si fuera lo último que fueras a hacer.
Me separe un poco dándole espacio, y vi como me encaraba, se arrodillaba ante mi y sin mucho preámbulo se introducía mi polla en la boca.
- Mirame puta - le grité - quiero que me mires mientras la chupas - y me miró con cara de vicio mientras lo hacía - vas a tragar tanta polla, que no vas a desear otra cosa. Te voy a hacer adicta a la leche, perra de mierda. Venga mas adentro, que antes te la tragas te entera.
Y disfruté como nunca viendo a mi suegra engullendo completamente mi polla, con total naturalidad, emitiendo gemidos guturales que indicaba que aquel tratamiento la ponía mucho. Y más aún cuando abofeteé su cara mientras la insultaba.
- Ven aquí, que te voy a dar lo que estás pidiendo a gritos - exclame mientras la levantaba y la giraba contra la pared, separe sus piernas de forma brusca y de un golpe la penetre hasta el fondo arrancando un nuevo gemido desgarrador
- Ahora comienza a moverse, quiero que te folles tu misma.
Maite comenzó a moverse al principio de forma torpe pero pronto logró un buen ritmo, que acompañaba con claros gemidos de placer.
- Muy bien putita - le dije mientras acompañaba sus embestidas con sonoras nalgadas que la hacían estremecer, y no tardó en comenzar a temblar toda ella evidenciando que se corría. Sus movimientos se hicieron erráticos, y con un golpe fuerte y encajando hasta el fondo mis huevos recibieron sus flujos mientras ella bramaba fuera de sí.
- Sigue puta, que te voy a exprimir .
- No puedo más.
- Una yegua como tu no esta para dos polvos, venga.
Comencé a azotarla con fuerza y emprendió el ritmo, pero ahora cada movimiento la hacía gemir desesperada.
- No dejo de correrme, dios, me matas - grito.
- Para eso estas puta, que te has creído. Ya te dije que voy a exprimirte, con el cuerpazo que tienes voy a disfrutar como un cerdo, ya lo veras.
- Dios - exclamó.
- Venga, que ya te queda poco para sacarme la leche.
- No te corras dentro - suplico.
Cada vez le era más difícil moverse, y yo estaba a punto, así que la agarre de las caderas y acelere el ritmo. Llegué a esa sensación en la que notas que no hay retorno y sientes como tu polla se prepara para vaciar. Y aquel frenesi parecio despertar a maite.
- No - exclamó.
- Si puta, te preño - grite como un poseso mientras volvía a vaciarme dentro de ella, esta vez.
Despues de estar un buen rato con mi polla encajada en lo mas profundo de su coño, sintiendo como su sexo amasaba mi polla de forma deliciosa, esta fue perdiendo su dureza y la retire, dejando de sostener a maite que quedo totalmente exhausta tumbada en el suelo.
Volví entonces a abrir el agua y me di una ducha rápida mientras ella aún se recuperaba.
- Venga zorra, límpiate, te espero en mi habitación.
La deje sola, eso sí, recupere su ropa y espere pacientemente en mi habitación. Casi una hora después, apareció en mi habitación recompuesta embutida en una toalla de baño que apenas la cubría.
- Por favor carlos dame la ropa.
Le hice señas para que viniera a la cama sin hablar, solo golpeando el espacio libre sobre el colchón.
- Esto a ido demasiado lejos, yo creo que ya está bien.
No deje de hacer el movimiento, y ella se acercó y se sentó pero sin entrar en la cama.
- Mira zorra, yo diré cuando se acaba, ahora te vas a tumbar a mi lado y harás todo lo que yo te pida - y puse en marcha la televisión donde se veía como en una grabación le follaba el culo en el salon - ademas, como ves disfrutas mucho cuando te doy caña.
No le vi la cara, pero lentamente se metió en la cama y se tendió junto a mi, pero sin quitarse la toalla.
- Eres una zorra reprimida, pero no te preocupes que cuando acabe contigo vas a ser un zorrón con todas las letras. Ahora te vas a deshacer de la puta toalla, quiero verte en bolas ya.
Maite se deshizo de la toalla lentamente, y volvio a tenderse con una mano sobre sus pechos y otra ocultando su sexo. Me hizo gracia el pudor de mi suegra, pero solo llevaba unas horas de tratamiento.
- Que vergonzosa, ahora morreame , mientras con una mano me sobas la polla.
- Carlos, por favor.
No dije nada mas, espere espectante mientras en el cuarto resonaban los gemidos de maite en la television. Entonces note como se ponía de lado y mientras sus tetas se pegaban a mi pecho y su mano se posaba en mi pene morcillón su labios se juntaron con los míos.
No tardó en sacar su lengua y su presión sobre mi polla era evidencia de deseo, lo cual no tardo en ponerme otra vez como una moto. Además también notaba como presionaba sus tetas sobre mi pecho y hacía descansar una pierna sobre la mía, lo que aproveché para subir la mia y encajar la en su entrepierna.
- Venga zorra, restriega tu coño en celo sobre mi pierna.
No había hecho falta mucho para tenerla otra vez descontrolada, sus beso ahora era profundo y humedo mientras sentia como su humedo sexo se paseaba por mi muslo y su mano machacaba mi polla sin disimulo.
- Y ahora como buena puta te vas a sentar en mi polla y se vas a follar tu solita.
Ver a aquella hembra subierse encima mia, y sentir como ella sola se encajaba mi polla en su sexo, y despues bajaba lentamente mientras jadeaba era algo que me hizo olvidar quien era.
Asi puta de mierda, joder que buena estas, mueve esas caderas que quiero notar como ese coño de cerda me exprime.
Maite se movia en extasis, botaba sobre mi haciendo que sus tetas fueran un espectaculo, que no tarde en acompañar, agarrando con fuerza sus pezones y haciendo que su movimiento provocara su tortura, que en nada rechazaba. Los jadeos eran gritos descontrolados que denotaban como disfrutaba con aquello.
- Follas igual que la puta de tu hija, joder, sois igual de cerdas, bueno, tu mas que no le haces ascos a nada, sigue, sigue.
No tardé en sentir las contracciones en su interior señalando que su placer se desbordaba, cosa que noté por sus gritos y su corrida en mis huevos.
- Pero que cerda eres, corriendote en la cama de tu hija con tu yerno.
Aquel orgasmo la destrozó y quedó sobre mí temblando, así que la puse de lado y poniéndome detrás de ella la abrace, pero con mis manos sobre sus tetas, y encajando mi polla en su coño desde atrás.
- Dios carlos, otra vez no.
- Si maite, te voy a follar hasta que me canse - le dije moviendo lentamente mi polla dentro de su inundaño sexo.
- Y te voy a follar donde me plazca, el primer sitio en tu casa, en tu cama, donde haces el amor con el cornudo de tu marido, pero con la diferencia que el folla a su mujer, y yo me follare a una puta cerda.
Maite ya no decía nada, gemía con cada suave envite deshaciéndose sobre mi polla.
- Voy a llenarte de leche perra, voy a preñarte y aun asi no dejare de darte polla, y sabes lo mejor, que la zorra de tu hija si que se traga mi leche, se traga todo lo que le pido, es mi puta y me ha entregado a otra.
No deje de moverme hasta que no pude mas y mi polla volvió a descargar mi leche en el interior de mi suegra que sintiendo como me vaciaba en su interior terminó de derrumbarse en mis brazos gritando de placer.
- Si, dios, si, me matas con tu polla, haz lo que quieras, follame, preñame - exclamó temblando de placer.
- Claro perra en ello estoy.
Aquel día, terminé con mi mujer volviendo a casa, feliz por el deber cumplido y con nuevas tareas. Pero eso será otra historia.