Sometiendo a Hypergirl

Hypergirl, la superheroína de Sun City, se enfrenta a unos matones en el metro. Sin embargo, lo que parecía un trabajo rutinario, pronto se convierte en el mayor desafío de su carrera. ¿Podrá nuestra heroína salir indemne de este desafío?

Este relato apareció hace muchos años bajo el título de "The breaking of Hypergirl" en las páginas de Literotica. Su autor es MouseFeatures. Espero que disfruteis de esta traducción. Como siempre, pido disculpas por adelantado por los errores que puedan aparecer.


I

¡ZAS! El puño golpea la mejilla izquierda del pandillero, enviándolo a toda velocidad contra la pared donde se estrella, cayendo desplomado al suelo. Ya van doce, queda uno.

La pelea dura ya más de veinte minutos e Hypergirl está comenzando a perder la paciencia. La banda de los “ Viernes 13 ” está constituida solo por perdedores, por “don nadies”. Dios sabe de donde han sacado la superfuerza que habían usado para atacar el metro de Sun City, pero esta nueva característica ha convertido lo que debía haber sido un rápido trabajo de limpieza en una dura batalla.

Usando su visión de rayos X, divisa al último miembro de la banda, escondido tras una pared a unos metros de distancia, portando en la mano un tubo de metal. Ha llegado el momento de poner fin a esta situación. Convertida en un borrón rojo y azul, atraviesa la pared derrumbándola sobre el matón. El villano deja escapar un gemido y, luego, quedando en silencio, deja de moverse.

Hypergirl se sacude el polvo de encima y se vuelve hacia la fila de rehenes que, todavía acobardados, se apiñan contra la pared del fondo.

— Ya están a salvo. —dijo acercándose a ellos—. Les sugiero que salgan de aquí mientras aún están inconscientes estos matones. ¡No me gustaría liarme a tortas otra vez!

La superheroína sonríe, lo que hace que mejore el estado de ánimo de los rehenes que se empiezan a poner en pie y a dirigirse hacia la salida, dándole las gracias a Hypergirl al pasar junto a ella.

Cuando todos se han marchado, Hypergirl se percata de que aún queda una solitaria joven acurrucada en un rincón, sollozando todavía en silencio. Debe rondar los diecinueve años, menuda y muy bonita. Su pelo es largo, ondulado y oscuro, llegándole un poco más abajo de sus hombros, y su piel es de una hermosa palidez lechosa. Sus ropas están sucias y desgarradas en algunos lugares. Hypergirl no puede dejar de notar como su postura en el rincón hace que su faldita a cuadros se levante lo suficiente como para mostrar la curva inferior de su trasero.

La superheroína se acerca a ella.

— Eh —dijo tocando ligeramente el hombro de la joven—. Eh, todo acabó, estás a salvo.

La chica mira a Hypergirl con ojos llenos de gratitud, con las mejillas pegajosas de lágrimas secas.

— ¡Gracias! ¡Muchas gracias! Yo… yo… pensé que iba a morir… — dice la joven desviando la mirada mientras se seca los ojos—. Me gustaría poder hacer algo para mostrarle mi agradecimiento… ¡ya sé!

El rostro de la muchacha se ilumina mientras mete la mano en su bolso. Momentos después la saca y, abriéndola, deja a la vista una cadenita de aspecto barato con un pequeño colgante plástico de color rojo que brilla intensamente cuando le da la luz.

— ¡Aquí está! ¡Tómelo, por favor! Me lo compró mi madre. Yo… yo… sé que no es mucho, lo siento.

Hypergirl observa el colgante que la joven le tiende. Es una pieza de bisutería barata, probablemente no valga más de un dólar, pero, de alguna manera, no deja de ser bonito. Además, en la mirada de la joven puede ver lo mucho que para ella significa que lo acepte.

— Gracias, es precioso —en el rostro de la joven se dibuja una amplia sonrisa—. De hecho, me gusta tanto que voy a ponérmelo ahora mismo. ¿Me ayudas?

La superheroína se recoge el pelo mientras la joven se acerca a ella y le sujeta la cadenita alrededor del cuello. La chica se inclina tanto sobre el cuello de Hypergirl que ésta puede sentir su cálido aliento sobre su piel. El rostro de la chica se detiene allí un instante que parece demasiado largo y, por un loco momento, Hypergirl piensa que la joven va a besarla. De repente la chica se aparta.

— ¡Ya! ¡Perfecto! —dice la chica.

Hypergirl mueve el colgante de manera que cuelgue hacia el frente, justo encima de la letra “H” presente en medio de su pecho.

La chica, preocupada, mira la zona donde cuelga el colgante.

— Cuídelo bien, no me gustaría que se le rompiera mientras está usted luchando —luego, su rostro se suaviza y se echa a reír—. Lo siento, estoy haciendo la tonta.

Hypergirl le devuelve la sonrisa a la joven.

— No, en absoluto. —dice en voz baja—. Mira, lo colocaré en un lugar seguro.

Entonces la heroína tira del cuello de su traje y mete el colgante entre éste y su piel. Siente el tacto del plástico caliente deslizarse hacia abajo y descansar finalmente entre sus pechos. Siente un ligero hormigueo, como el de la electricidad estática en una pantalla de televisión.

A lo lejos, alguien grita.

Hypergirl vuelve la cabeza en dirección al grito para, después, volver a mirar a la chica.

— Alguien está en peligro, tengo que irme. La policía llegará pronto. ¡Gracias por el collar! —y con un rápido movimiento, pronto está en el aire alejándose del lugar.

— VUELVE.

Hypergirl se detiene en mitad de su vuelo, se gira y regresa al lugar de partida donde la chica la espera, aun en pie. Cuando aterriza, su cara es un cuadro de confusión.

— ¿Qué ha sido eso? ¿Cómo lo has hecho? —pregunta.

El rostro de la chica ha cambiado. Su fresca inocencia se ha desvanecido. Se muestra fuerte, confiada, taimada…

— Permíteme que me presente. Mi nombre es Mylanna.

Hypergirl ha oído ya ese nombre. ¿No era una de la enemigas de Power Woman? ¿Una especie de bruja o hechicera?

— Ese colgante es mágico. —continúa diciendo la joven—. Ahora puedo controlar todo lo que haces. ¡ARRODÍLLATE!

Hypergirl cae bruscamente sobre sus rodillas.

— ¿Por qué haces esto? ¡Acabo de salvar tu vida!

— Chica estúpida —se burla la joven—. No me has salvado, todo ha sido obra mía. ¿Quién crees si no que dio a esos imbéciles superfuerza? ¡Todo lo he orquestado yo!

— ¡¿Pero por qué?!

— ¿Qué por qué? ¡Para mi propia diversión! ¿Qué mejor razón hay?

— ¡Bien, esto termina aquí! —exclama Hypergirl, apretando los dientes, tratando de arrancarse el collar.

— Ah, ah, ah… NO. NO OSES QUITÁRTELO JAMÁS.

Hypergirl se detiene, paralizada, con la tensión de la lucha contra la orden recibida haciéndose patente en su rostro. Tras unos segundos, sus manos caen a los costados.

— Buena chica. Ahora vamos a pasar un buen rato. ¡LLÉVAME!

Hypergirl toma a la joven bruja en sus brazos.

— ¿A dónde vamos? – pregunta.

— Ya verás.

II

Desde una altura de noventa metros, la chica señala hacia abajo, en dirección a un viejo almacén situado a las afueras de la ciudad.

— Aterriza allí —. ordena la hechicera.

Hypergirl obedece y deja en tierra a la joven. La puerta principal del edificio está entreabierta.

— SÍGUEME.

La heroína sigue a la muchacha y entra en el edificio. En el centro del almacén se encuentra una enorme cama rodeada de luces brillantes. La chica se vuelve hacia Hypergirl.

— Bueno, mi gloriosa salvadora. Es momento de hacerte una pregunta personal. ¿Eres virgen?

— ¡Eso no te importa, pequeña perra malvada!

— ¡CONTESTAME! ¡Y DEBERÁS DIRIGIRTE A MÍ COMO “MISTRESS”!

Hypergirl contesta bajando la mirada.

— No quiero… Yo… No, no… No soy virgen, Mistress.

La chica sonrie.

— Buena chica. Eso probablemente será lo mejor. Ahora, SÚBETE A LA CAMA Y PONTE CÓMODA.

— Espera, ¿qué quieres decir? —pregunta Hypergirl mientras se acerca a la cama y se sube sobre las frescas sábanas. Se tiende hacia atrás y apoya la cabeza en la suave almohada de plumas.

— ESTATE QUIETA ASÍ. —ordena Mylanna antes de marcharse a otra habitación.

Cuando regresa, unos minutos más tarde, Hypergirl puede ver algo plateado brillando en su mano. Cuando la joven se le acerca un poco más, es capaz de distinguir lo que es. Una cámara de vídeo. La horrible realidad comienza a dibujarse ante ella.

La joven bruja se coloca junto a la parte inferior de la cama y le señala la cámara a Hypergirl.

— ¡Hora del show! —dice mientras una luz roja en la parte frontal de la cámara comienza a parpadear—. PRESÉNTATE.

Los labios de Hypergirl comienzan a moverse, aunque ella trata de detenerse. Las palabras comienzan a brotar contra su voluntad.

— Me llamo Emma Porter, aunque la mayoría de la gente me conoce como Hypergirl.

— Ahora, Hypergirl, quiero que les des un buen espectáculo a los espectadores. Quiero que… JUEGA CON TUS TETAS.

— ¡¿Qué?! ¡Nunca!

A pesar de sus protestas, sus manos comienzan a serpentear sobre su torso hasta que, finalmente, cada una sujeta uno de aquellos perfectos montículos. Sus manos empiezan a sobarlos y acariciarlos, amasando y pellizcando cada uno de sus pezones a través del Spandex de su traje. Tras unos minutos, los endurecidos pezones son ya visibles a través de la fina tela.

De pronto, el manoseo se detiene e Hypergirl ve, horrorizada, como sus propias manos toman la parte inferior de su camisa y tiran de ella hacia arriba, revelando sus firmes y bien formados pechos. El colgante pende entre ellos, brillando suavemente.

— ¡Guau! —exclamó impresionada la joven —.  ¡La verdad es que tienes un hermoso par de tetas! DALES UN BESO.

La mano izquierda de Hypergrl sujeta su pecho izquierdo mientras agacha la cabeza y, con la lengua, comienza a lamer el duro pezón. “¡Oh, Dios!”, piensa, “¿Cómo puedo estar haciendo esto?”. Sus pensamientos son interrumpidos por la siguiente orden de la bruja.

— Basta, Hypergirl. FRÓTATE EL COÑO.

Hypergirl hace lo que se le ha ordenado, apartando su faldita y tocándose a través de sus bragas de Spandex rojo.

— ¡No! ¡No puedo creer que esté haciendo esto! —exclama mirando a Mylanna a través de la lente de la cámara—. Tú… tú nunca conseguirás seguir adelante con esto… ahhhh…

Sus protestas acaban en un suave gemido ahogado. En algún lugar, debajo de todo el oprobio, debajo de todo el asco, se movía otro sentimiento. Hypergirl se había sorprendido de la dureza de sus pezones y mientras estaba allí, jugando con su coño en contra de su voluntad, comenzó a sentir como la humedad de su excitación se filtraba a través de sus bragas.

— Mmmm… Oh, Dios…

Hypergirl sabe cuál será la siguiente orden incluso antes de que la bruja la de.

— Eso es, como una buena putita. QUÍTATE LAS BRAGAS.

Hypergirl se baja las bragas hasta los tobillos y luego se recuesta en la cama para continuar frotando su sexo. Incluso antes de darse cuenta de lo que hace, Hypergirl ha deslizado uno de sus dedos dentro de su coño. Su espalda se arquea cuando encuentra su punto G y descargas de placer atraviesan su cuerpo. Mira de nuevo hacia el objetivo de la cámara cuando un segundo dedo acompaña al primero y el ritmo de sus tocamientos aumenta. Pasan un par de minutos antes de que la heroína pueda hablar. Sus palabras suenan entrecortadas, apenas más que jadeantes gemidos.

— P… por… por favor, pa… para esto… Y… Yo… Oh… Oh… ¡Dios, noooo…!

Sabe que ya es demasiado tarde. Yace allí, enseñando las tetas, con los pezones duros como piedras, follándose a sí misma en vivo ante una cámara para “dios-sabe-quien”, bajo las órdenes de otra persona y se va a correr. Conoce bien esa sensación y se sabe ya en el punto de no retorno. Cierra los ojos y, con un último gemido de placer, se corre, con fuerza, sintiendo como sus músculos se contraen apretando con fuerza los dedos atrapados en su interior mientras lo hacen. Cuando las oleadas de placer se calman, se deja caer, jadeando, sobre la cama. Mira a Mylanna, en cuyo rostro hay una mezcla de rabia y de satisfacción.

— No te dije que te corrieses. DISCÚLPATE.

— Lo… lo siento, Mistress.

— ¿Y qué vas a hacer para compensarlo?

Hypergirl aprieta los dientes antes de soltarle una andanada verbal.

— ¡Nada, jodida perra loca! ¡Ya te has divertido bastante! ¡Ahora déjame marchar!

— ¿Qué me he divertido? —ríe la chica—. Mi querida niña, apenas he empezado aún.

Cerca de la bruja hay un trípode que esta recoge. Lo coloca a los pies de la cama y situa la cámara sobre él.

— ¿Alguna vez te lo has hecho con otra chica? —pregunta—. DIME LA VERDAD.

— N… N… N… besé una vez a Golden Godess… pero… —dijo Hypergirl mirando a la cámara, consciente de lo que acababa de admitir.

— ¡¿Golden Godess?! ¡¿Tu contrapartida de otra dimensión?! —los ojos de la bruja muestran un total deleite—. ¡Qué depravado, putita!

— ¡No fue culpa mía! Ella sólo…

— ¡SILENCIO! —grita la bruja. La boca de Hypergirl se cierra. Mylanna sube a la cama y se coloca a su lado—. SEPARA LAS PIERNAS Y SIGUE MIRANDO A LA CÁMARA.

La bruja se desliza hacia abajo hasta colocarse entre los hermosos y tonificados muslos de Hypergirl y luego hunde su cara en el coño de la heroína. Hypergirl nota la delicada lengua de la chica acariciando su clítoris. Quiere gritar, quiere gritar “¡FÓLLAME!”, pero su boca se niega a abrirse. Lo único que puede hacer es mirar a la cámara e imaginar cuantos miles de depravados estaran viendo como esa perra maniaca le lame el coño.

La joven se detiene un segundo y mira hacia arriba, relamiéndose los labios. Su barbilla brilla.

— Mmmmmm… ¡Tu sabor es delicioso!

Hypergirl siente de repente como un dedo invade su sexo. Otro le sigue rápidamente. La chica mira a la cara de la superheroína mientras examina y sondea el interior de su coño. Por una fracción de segundo, los ojos de la heroína se abren como platos y Mylanna supo entonces que había encontrado su punto dulce. Mylanna sonríe antes de volver a lamer el hinchado clítoris, mientras sus dedos continúan trabajando el punto G de Hypergirl, acariciando una y otra vez la sensible pared frontal de su coño.

Hypergirl se queda mirando su reflejo en la lente de la cámara, los ojos abiertos como platos, la boca bien cerrada. Sonidos bajos, guturales, animales, salen de su garganta. El placer es insoportable, siente su coño como si estuviese en llamas. Mueve de lado a lado la cabeza en señal de protesta. Justo cuando siente que otro orgasmo está a punto de abrirse camino en ella, la bruja deja de lamer y mira hacia arriba.

— DILE A LOS ESPECTADORES QUE ES LO QUE ESTÁ OCURRIENDO, HYPERGIRL.

— Estás… ¡estás lamiendo mi sexo!

— DILES COMO TE HACE SENTIR.

— Me hace sentir m… mal… oh… me hace sentir… bien… ¡Tan bien! —las manos de Hypergirl se aferran de nuevo a sus tetas cuando el orgasmo la alcanza de nuevo—. ¡Otra vez no…! ¡Aaaaaahhhh…!

Jadeante agarra sus pechos y sus muslos sujetan la cabeza de la bruja cuando por fin se corre. Una vez más, el orgasmo es muy intenso, magnificado por la vergüenza.

La joven se arrodilla, se limpia la boca y se ríe. Luego, lleva una de sus manos a la boca de Hypergirl.

— PRUEBA TU PROPIO SABOR.

Hypergirl chupa los dedos de la joven con avidez, uno a uno, limpiándolos de sus dulces jugos.

— ESPERA AQUÍ —dice la bruja abandonando la habitación.

Hypergirl yace ahora en la cama semidesnuda y una gran mancha de humedad adorna el lecho. Recordando la cámara, se baja la camiseta para tapar sus pechos y se ajusta la falda. Siente ganas de llorar y se tapa la cara con las manos para ocultar su vergüenza.

— APARTA LAS MANOS DE TU BONITA CARA.

Hypergirl obedece, enjuagándose las lágrimas mientras lo hace. Mylanna entra en la habitación dando grandes zancadas. Se ha despojado de su falda y de su blusa. Ahora la joven viste un negro sujetador de encaje con tanga, medias y liguero a juego. El pelo se lo ha recogido en un apretado moño. El contraste de su pálida piel lechosa con su sensual lencería y el pelo negro azabache oscuro resulta impresionante. Hypergirl no puede dejar de admirar su belleza a pesar de la situación en la que se encuentra. Sin embargo, lo que más sorprende a la heroína no es la lencería, sino lo que la bruja lleva puesto sobre ella.

Mylanna lleva un arnés de cuero negro sobre sus bragas al que va unido un gran consolador púrpura. Es enorme, tal vez de veinticinco centímetros de largo y ocho de espesor. El aparatoso consolador se bambolea mientras la joven se acerca.

Hypergirl traga saliva. “¡Oh, Jesús!”, susurra para sí misma.

La chica sube a la cama y empuja a la heroína a un lado, se tiende de espaldas. Hypergirl no puede apartar la mirada de aquella enorme polla de plástico.

— Esto necesita un poco de lubricación. CHÚPALO, PERRA.

Sentada frente a la bruja, Hypergirl se echa el pelo detrás de las orejas, se inclina y toma el consolador con la boca. Su cabeza se balancea arriba y abajo mientras trabaja aquella verga. Lo saca de su boca y lo lame en toda su longitud hasta que aquel falo brilla bajo las luces del estudio. Finalmente, Mylanna la agarra del pelo y empuja su cabeza hacia abajo, introduciendo hasta donde es posible aquella verga en la garganta de Hypergirl que, atragantada, lucha en vano contra aquella intromisión.

— ¡Basta! –murmura finalmente la chica retirando la mano de la cabeza de la heroína. Luego mira de arriba abajo a Hypergirl.

— ENSEÑA DE NUEVO TUS HERMOSAS TETAS.

Hypergirl hace una mueca mientras vuelve a levantarse la camiseta de su uniforme, dejando al aire sus pechos que se bambolean suavemente.

— ¡Te mataré por esto! –dice en tono desafiante Hypergirl, pero no puede mantener mucho tiempo ese tono. La chica sonrie.

— Claro que sí. SÚBETE SOBRE MI POLLA.

Hypergirl obedece. Al principio piensa que no puede meterse todo aquello en sus entrañas, pero poco a poco su coño se relaja hasta que los veinticinco centímetros están alojados en su sexo. A medida que su peso la ayuda a introducirse aquella polla, deja escapar un pequeño gemido involuntario que parece complacer a la bruja.

— AHORA CABÁLGALA.

Hypergirl comienza a mover las caderas de atrás a delante. Ida y vuelta. Ida y vuelta. El consolador es mucho mayor que cualquier polla que hubiese tomado nunca, pero poco a poco la incómoda sensación va disminuyendo y el placer se abre paso en ella.

La heroína se inclina hacia delante y la bruja toma entre sus dientes uno de aquellos duros superpezones y comienza a morder, suavemente al principio y más fuerte después, obligando a Hypergirl a jadear. Desde su posición, la chica la mira.

— QUÍTATE LA ROPA.

Sin dejar de mover sus caderas, toma la parte superior de su uniforme y su falda, los levanta por encima de su cabeza y los arroja a un lado. Todo lo que lleva ahora es el colgante y sus rojas botas. Su sedoso pelo rubio se derrama sobre sus hombros y sus pechos. Puede notar como el placer se acumula en su interior con cada embestida de aquella polla. Empieza a moverse cada vez más rápido, moviendo sus caderas arriba y abajo cada vez con más fuerza. Intenta resistirse, pero cuanto más trata de parar, más rápido se hace su ritmo.

Mylanna se percata de que Hypergirl está a punto de correrse de nuevo.

— AVÍSAME CUANDO ESTÉS A PUNTO DE CORRERTE, ¿ESTÁ CLARO?

— Sí, Mistress. –esta vez no lucha contra las palabras que salieron de su boca.

Hypergirl se recuesta sobre la polla hasta lograr que esta empuje contra su punto G. Tras dos o tres minutos de jodienda, cierra los ojos, echando la cabeza hacia atrás y comienza a gemir en voz alta.

— Ahora, Mistress… Yo… Yo… casi estoy llegando…

— ¡DETENTE!

Las caderas de Hypergirl se detienen en mitad de su movimiento. Abre los ojos y mira a su alrededor, avergonzada por haberse perdido en aquel momento, pero desesperada aun por correrse. La frustración se hace evidente en su rostro. Mylanna la empuja apartándola del consolador.

— GÍRATE HACIA LA CÁMARA Y COLÓCATE A CUATRO PATAS.

Aún jadeante, Hypergyrl se vuelve hacia la cámara y se pone a cuatro patas, con el culo en pompa. La cámara está cerca, tal vez a un metro de distancia y apunta directamente a su cara. Siente como dos manos la sujetan de la cintura y sabe que va a suceder a continuación. Un rápido movimiento y los veinticinco centímetros de consolador están de nuevo llenando su coño. Mientras el dildo es empujado profundamente en su interior, la heroína no puede evitar dejar escapar un gemido de placer. En la lente, su reflejo le devuelve la mirada, los ojos bien abiertos. La polla comienza su metesaca y sus párpados empiezan a cerrarse.

— MANTÉN LOS OJOS ABIERTOS.

Mylanna aumenta el ritmo de las embestidas. Los pechos de Hypergirl se balancean adelante y atrás con cada movimiento. El colgante pende entre ellos y se mueve al mismo ritmo. Cada vez que éste toca su reluciente piel, siente las mismas chispas de electricidad estática que la primera vez que se lo puso, haciendo que sus sensaciones se incrementen. Sus ojos permanecen abiertos.

— NO TE CORRAS SIN MI PERMISO, ¿ESTÁ CLARO?

— Sí, Mistress.

— Buena chica.

La bruja toma un mechón de pelo de la heroína en la mano y tira de ella con fuerza mientras empuja la polla más profundamente que nunca. Los ojos de Hypergirl comienzan a ponerse en blanco y realmente tiene que esforzarse para seguir mirando a la cámara. Las embestidas se convierten en un duro, rápido e implacable golpeteo. De vez en cuando, la mente de la superheroína se percata de la terrible verdad y de su vergonzosa situación, pero entonces la polla, dura como una roca, alcanza nuevos y profundos rincones de su sexo y el repentino choque de dolor y placer le hace olvidarse de todo.

Mylanna se inclina hacia delante, agarra uno de los perfectos pechos de la superheroína y lo estruja. Esto es suficiente para empujar a Hypergirl al borde del orgasmo. Sus palabras brotan confusas.

— ¿Puedo correrme?

— ¡AÚN NO!

El golpeteo continúa, más duro que nunca. Las manos de Hypergirl agarran las sábanas mientras se mueve hacia atrás, al encuentro del consolador que la embiste. Aquello no se parece a nada que hubiese experimentado antes, aquello es un asalto sin fin a su coñito. Tiene que concentrarse con fuerzas para detener el orgasmo que espera a apoderarse de ella.

— P… por favor, Mistress. –ruega Hypergirl—. ¡Por favor! ¡Por favor, déjame llegar!

Sus piernas tiemblan y sus nudillos se vuelven blancos cuando aprieta más y más fuerte las sábanas. Apenas es capaz de reconocer a la confusa y rota joven que se refleja en la lente de la cámara.

La voz de la bruja le parece distante.

— ¡AÚN NO! ¡Y NO ME LO VUELVAS A PEDIR!

— ¡Oh, no…! ¡Oh, Dios…! ¡Oh, mi jodido Dios…! ¡Oh, oh, oh…!

— HYPERGIRL, DILE A LOS ESPECTADORES QUE ES LO QUE MÁS DESEAS EN EL MUNDO AHORA.

Lágrimas de frustración corren ahora por su cara.

— Yo q… qui… quiero correrme… ¡Oh, Dios, quiero correrme de una jodida vez! ¡Quiero… correrme… así que… jódeme… duro! –dice escupiendo las palabras con los dientes apretados.

Detrás de ella la bruja ríe.

— Bueno, ¿a qué esperas entonces? ¡CÓRRETE SOBRE MI POLLA!

Es como una explosión. El orgasmo atraviesa su cuerpo, con el epicentro en su coño, se extiende en oleadas hasta alcanzar la punta de los dedos de sus manos y sus pies. Hypergirl se sacude por completo y su espalda se arquea cuando las olas de placer se apoderan de ella. Siente como las paredes de su sexo aprietan aquella dura polla. Es como si, con un fuerte crujido, algo se hubiese hecho añicos en su interior. El tiempo parece detenerse. Finalmente, la tormenta comienza a amainar y los brazos de Hypergirl ceden bajo ella. Se desploma, exhausta.

— No me jodas…

— Creo que es lo que acabo de hacer –la bruja sonríe a la cámara y le guiña un ojo–. Bueno, señoras y señores, esperamos que hayan disfrutado del espectáculo. ¡Sé de alguien que sí lo ha hecho! ¡Adiós por ahora! HYPERGIRL, DESPÍDETE A TRAVÉS DE LAS ONDAS DE NUESTROS ESPECTADORES.

Con los ojos vidriosos, Hypergirl agita débilmente la mano ante la cámara.

— Adiós

La bruja se levanta de la cama y apaga la cámara. Luego se vuelve hacia la superheroína que permanece acurrucada en la cama.

— Bueno, querida, parece que sin duda te lo has pasado bien.

Hypergirl la mira con los ojos entrecerrados.

— ¡Vete a la mierda! Sólo déjame marchar, por favor.

— ¡Oh, Hypergirl, qué cosas más divertidas dices! ¿Por qué habría jamás dejarte ir…?

III

Han pasado ya cuatro horas. La bruja ha ordenado a Hypergirl que se duche, se vista y se siente en el centro de la sala. Después la deja allí.

Emma Porter se sienta y llora. Su vida como superhéroe ha acabado. Se ha masturbado, la han lamido el sexo y se la ha follado otra mujer… y todo grabado para que todo el mundo lo viese. ¿Cómo va alguien a respetarla después de eso? ¿Cómo va a respetarse a sí misma? Su sexo aún está dolorido a causa del enorme consolador y su incesante golpeteo. El recuerdo de la jodienda sufrida se arrastra de nuevo en su mente y cada vez que lo hace siente como una pequeña descarga de electricidad “allí” abajo. Sus bragas aún están húmedas y ella tira de la falda hacia abajo para ocultar su vergüenza. El colgante parece mucho más pesado ahora alrededor de su cuello.

La puerta se abre y la bruja irrumpe en la habitación con una pequeña bolsa de color rojo en la mano.

— Hola, puta.

— ¡Qué te jodan!

— Ya hemos hecho eso. Ahora probemos algo diferente. –dice la chica sacando un pequeño objeto de color rosa de la bolsa–. Se trata de un auricular. Me permitirá hablarte mientras estás en la calle.

— ¡¿En la calle?!

— TRANQUILA. COLÓCATELO EN EL OÍDO Y NO TE LO QUITES A MENOS QUE YO TE LO ORDENE.

Hypergirl toma el auricular de la mano que le extiende la bruja y lo coloca en su oído derecho. Mylanna toma un segundo objeto de la bolsa. Parece una especie de huevo de plástico con un corto cable colgando de su parte inferior.

— Esto va en tu coño. PÓNTELO.

— ¡¿Qué demonios es eso?! –pregunta Hypergirl mientras recoge el huevo con una mano y con la otra levanta su falda roja. Empuja el huevo apartando sus húmedas bragas y lo entierra en su coño, usando sus dedos para colocarlo bien apretado contra su punto G. Cuando vuelve a mirar a la bruja, ésta lleva en la mano un pequeño mando a distancia.

La chica aprieta un botón y el huevo parece cobrar vida, vibrando con una intensidad que sorprendió a Hypergirl.

— ¡Joder! –exclama la superheroína aferrando su coño, con la mirada clavada en Mylanna.

— Ese huevo tiene cinco niveles de vibración. Ese ha sido el nivel uno. Probablemente has notado que he aumentado algo la potencia de salida. NO INTENTES QUITÁRTELO. Ahora, voy a permitirte marchar.

— ¡¿Qué?!

— He dicho que te vayas. NO INTENTES NADA EN MI CONTRA O TRATES DE DECIRLE A NADIE LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO. Te estaré viendo con esto. –dijo la bruja sosteniendo una pequeña bola de cristal.

No necesita que se lo repita dos veces. Hypergirl levanta el vuelo y, atravesando directamente el techo, echa a volar lejos. Se seca las lágrimas de los ojos mientras vuela. Sabe que aquello no ha acabado aún, pero espera poder conseguir ayuda antes de que la bruja la obligue a degradarse a sí misma aún más.

El destello de esperanza se extingue cuando escucha las palabras de la bruja.

— ¿Puedes oírme, Hypergirl? RESPÓNDEME.

— Sí, Mistress.

— Ah, excelente. Ahora sí que puede empezar el juego. ENCUENTRA UNA CALLE MUY CONCURRIDA Y ATERRIZA EN ELLA.

Hypergirl identifica rápidamente el tropel de gente de la calle principal de un pueblo cercano y desciende sobre la acera. Comienza a atardecer y la calle bulle de transeúntes y compradores. Se siente más segura ahora que no está sola.

El huevo comienza a vibrar.

Los ojos de Hypergirl se abren de par en par cuando las vibraciones la golpean. Mira a su alrededor para asegurarse de que nadie la mira, olvidando por un segundo que lleva su traje. Todos los ojos se vuelven hacia ella desde todas las direcciones. El huevo se apaga cuando una mujer de mediana edad se acerca a ella.

— Disculpe, Hypergirl. –comienza a decir la mujer. Sonríe entusiasmada–. Hola, soy una gran fan suya. ¿Podría usted firmarme esto? –continúa diciendo al tiempo que le entrega un trozo de papel y un bolígrafo.

— S… sí…, por supuesto. –contesta, aliviada por lo trivial de la solicitud. La mujer no parece conocer lo que le ha sucedido a Hypergirl. Tal vez el video no haya salido aun a la luz. Tal vez aun exista una oportunidad de parar esto—. ¿A quién debo dedicárselo?

— A Mary Anne. –contestó, sin dejar de sonreír la mujer.

Hypergirl toma el bolígrafo y el papel y comienza a escribir. El huevo empieza a vibrar de nuevo. La repentina sacudida hace que el bolígrafo trace un garabato a través del papel cuando Hypergirl da un respingo. La mujer la mira preocupada.

— ¿Está bien, Hypergirl?

— No… no… yo… los siento… —responde, devolviendo el bolígrafo y el papel a la mujer, y echa a andar rápidamente por la acera alejándose de ella. Sus piernas se doblan cuando el huevo comienza a vibrar en el nivel dos y tiene que apoyarse en una pared para no caerse. El auricular crepita como si estuviese vivo.

— Bueno, Hypergirl, eso que has hecho ha sido de muy mala educación. ¡Esa pobre mujer! VUELVE Y DISCÚLPATE.

La heroína se vuelve hacia donde la mujer sigue en pie, con la pluma en la mano, y desanda sus pasos.

— Yo… ejem… yo… lo siento mucho Mary Anne. –dice mientras el huevo sigue danzando en su coño–. Yo… yo… sólo estoy algo can… cansada –sigue diciendo lo mejor que puede. La mujer la mira aliviada.

— Oh, no pasa nada, cielo. Debe ser muy difícil ser una superheroína. ¿Ha tenido un día duro?

— ¡Cuéntaselo! – ríe la bruja. – ¡CUÉNTALE LA NIÑA TRAVIESA QUE HAS SIDO HOY!

Hypergirl baja avergonzada la cabeza. Mira a su alrededor para asegurarse de que no hay nadie más cerca, luego se inclina hacia adelante y susurra al oído de la mujer.

— Esta ma… mañana… una mujer… ah… una mujer me grabó to… tocándome el coño. Luego… luego se colocó un arnés con una… una polla… y me dio… la follada más dura de mi vida.

El rostro de la mujer se torna pálido.

— B… bueno… yo nunca… —balbucea–. ¡Pensé que eras una buena chica, pero no eres más que otra puta corriente!

La mujer le lanza a Hypergirl una mirada de asco, luego da media vuelta y se aleja.

La voz en su oído continúa riendo.

— ¡Excelente! ¡Excelente! ¡Hora de tu recompensa!

La vibración del huevo pasa a nivel tres. Hypergirl lanza un grito y cae al suelo mientras sus piernas, finalmente, ceden. Queda sentada en el suelo, despatarrada y con la cabeza gacha. El pelo cubre su cara y gime suavemente para sí misma. Aquello está en nivel tres y apenas puede soportarlo. La intensidad de las vibraciones sobre su punto G hace que sus dedos se doblen, sintiendo la presión de un orgasmo en construcción.

Una pequeña multitud comienza a reunirse en torno a Hypergirl, curiosa ante lo que está ocurriendo. Algunos sostienen sus teléfonos equipados con cámaras. “¡Oh, no!”, piensa la heroína mientras su respiración se vuelve irregular, cierra los ojos y los gemidos se convierten en pequeños gritos de placer mientras trata de mantenerlos a raya. “Por favor, no”, piensa, “por favor, no. ¡Aquí no, delante de toda esta gente no!”.

— CUÉNTALE A TODA ESTA GENTE LO QUE TE ESTÁ PASANDO, HYPERGIRL.

— Me voy a correr. –susurra. Luego, empieza a gritar más fuerte—. ¡Me corro! ¡Me estoy corriendo! ¡Oh, Dios, no!

Hypergirl lucha hasta el último segundo, pero eso solo contribuye a hacer su inevitable orgasmo más potente. Se acurruca en el suelo y el mundo se desvanece ante ella mientras se corre.

Unos instantes más tarde comienza a recobrar la consciencia. El vibrador de su coño se ha detenido momentáneamente. Levanta la cabeza. Más y más gente se arremolina a su alrededor mirándola. Tiene que salir de allí. Hay un oscuro portal a unos diez metros de distancia. Se obliga a ponerse en pie y, con pasos cortos y vacilantes, Hypergirl se dirige a él, abre la puerta y entra tambaleándose en el interior.

IV

La habitación está a oscuras y llena de humo. Suena una música estridente y ruidosa. Al principio, Hypergirl piensa que debe haber entrado en un club nocturno hasta que ve la pasarela, en el centro del local, donde una chica semidesnuda se contonea jaleada por los vítores de la multitud. ¡Mierda! Rápidamente se gira para marcharse, pero es detenida por la voz de la bruja.

— ¡ESPERA! ¡Ja, dime que esto no es perfecto! Creo que deberíamos quedarnos un rato por aquí.

Pasados unos tres minutos, la música cesa. La joven de la pasarela coge la poca ropa con la que ha comenzado su show y se aleja del escenario. Es entonces cuando el público se fija en Hypergirl.

— ¡Mierda, es Hypergirl! –grita alguien y todos los ojos se vuelven hacia la superheroína que permanece en pie en una esquina del local.

— ¡Hey, Hypergirl, haznos un numerito! –grita otra voz. El comentario cuenta con la aprobación general de la multitud que aplaude la idea.

— ¡Sí!

— ¡Vamos, Hypergirl!

— ¡Venga, déjanos ver esas hypertetitas!

— Ya los has oído. –dice a su oído la bruja –. DALES LO QUE QUIEREN.

“Oh, no”, piensa Hypergirl mientras cruza el oscuro y maloliente local en dirección a las escaleras que llevan al escenario. Agarra la barra con ambas manos y comienza a balancear sus caderas al ritmo de la música. Se echa a un lado su largo y rubio pelo y arquea la espalda mientras empuja su pecho arriba y abajo contra el frío poste de metal. Los movimientos se hacen más y más eróticos a medida que Hypergirl balancea sus caderas con más rapidez. Espera que el huevo vibrador se encienda de un momento a otro y, esa expectación es suficiente para mantener su coñito palpitante. Un hombre, de aspecto desagradable, se pone en pie y grita las palabras que ella temía oír.

— ¡Quítate de una jodida vez el top, Hypergirl!

Sin romper el ritmo de sus movimientos, Hypergirl se agacha y se quita el top azul de Spandex junto con la capa. La multitud silba y aplaude al ver sus hermosas tetas bamboleándose bajo las luces del escenario. El colgante baila alrededor de su pecho. Hypergirl trata de no mirar, pero de vez en cuando centra su atención sobre alguno de aquellos pajilleros que se sientan entre la multitud y ve el hambre lujuriosa que hay en su oscuro interior. Le ponen enferma.

— ¡Fuera esa falda!

Hypergirl desliza lentamente hacia abajo la falda roja sobre su trasero respingón y la lanza lejos de una patada con una de sus rojas botas. Ha practicado algunas veces a bailar en casa frente al espejo y su caliente cuerpo esta lentamente volviendo loca a la audiencia. Baila acercándose a un lado del escenario, donde un gordo pequeño y calvo agita un billete de cinco dólares en su dirección. Ella se agacha y el hombre lo mete entre sus bragas rojas, su mano sudorosa permanece allí durante varios segundos que, a Hypergirl, le parecen demasiado largos. Luego, el hombre se queda mirando sus pechos.

— ¡Juega con tus tetas para mí! –pide.

Hypergirl agarra una teta con cada mano y comienza a masajearlas y acariciarlas al ritmo de la música. Luego se pone en pie, camina hacia la barra y empieza a frotar su coño contra ella con dureza. Para toda la audiencia, Hypergirl parecía estar follando de verdad. Con fingido éxtasis, echa la cabeza hacia atrás.

La música cesa y el club queda en silencio. La multitud sigue sin poder creer el extraordinario espectáculo que ha contemplado. Finalmente, un hombre, en la parte posterior del local, se pone en pie.

— ¡Hey, Hypergirl! ¿Qué me dices de chuparme la polla?

El público se echa a reír. Hypergirl no. Lo mira a los ojos y comienza a caminar hacia él. El hombre ronda los cuarenta años, medirá tal vez un metro setenta, es flaco y viste un traje barato. Huele a cerveza rancia y cigarrillos. Empujando a un lado las mesas, Hypergirl se deja caer de rodillas frente a él y le suelta el cinturón y los pantalones. Haciendo caso omiso de las voces de incredulidad proveniente de otros clientes detrás de ella, mete la mano en los calzoncillos del hombre y saca su polla.

La polla no es particularmente larga o gruesa, pero apesta. Durante unos segundos, Hypergirl permanece allí, arrodillada, sintiendo náuseas.

— No. –dice en voz baja–. No, no, no, no quiero…

Entonces las palabras de la bruja resuenan como un eco en su mente: DALES LO QUE QUIEREN. Cierra entonces los ojos mientras toma aquella cosa en su boca. Sabe peor de lo que huele y casi vomita. De alguna manera se las arregla para recobrar la compostura y comienza a mover los labios y la lengua arriba y abajo sobre aquella verga. Mientras el hombre gime, aquella cosa comienza a crecer en su boca. Usando una mano para masajear sus peludas bolas. Hypergirl usa la otra para masajear la polla del hombre, trabajándola en toda su longitud mientras su boca envuelve su glande. Sus movimientos se hacen más y más rápidos y el repugnante líquido seminal comienza a escaparse a su lengua. La multitud aplaude.

Click.

El huevo en su coño cobra vida de nuevo, más potente que nunca, e Hypergirl cae hacia delante sobre la apestosa polla, enviándola profundamente hacia su garganta, ahogándose. El hombre deja escapar un profundo gemido y agarra con sus manos la cabeza de la heroína. Ella echa la cabeza hacia atrás, alejándose de la polla.

— ¡Oh, mi jodido Dios! – grita ella.

Sin realmente darse cuenta de lo que hace, se agacha y mete una mano por debajo de sus bragas. Su coño está ya empapado y puede sentir, incluso desde el exterior, el huevo vibrador. Sus dedos se abren paso hacia su interior y gime en voz alta.

Tras tres o cuatro minutos, Hypergirl siente como las bolas del hombre se contraen y sabe lo que vendrá después. Cierra los ojos con fuerza y, un momento más tarde, la palpitante polla bombea su repugnante semen sobre la cara y la boca de la heroína. El choque la hace perder la concentración el tiempo suficiente como para que su propio orgasmo se libere. Éste la golpea como si de un tren de vapor se tratase, haciéndola caer al suelo donde queda tendida los cinco minutos siguientes, retorciéndose y gimiendo mientras las réplicas recorren su cuerpo de arriba abajo.

De pronto las luces se encienden. Hypergirl abre los ojos y ve a alguien nuevo de pie sobre ella. El hombre comienza a ordenar a la gente que salga del club e Hypergirl se da cuenta de que debe ser el gerente del club. El hombre tira su uniforme sobre ella.

— ¡Póntelo y lárgate! –grita— ¿Qué te crees que es esto, un jodido burdel de mierda? ¡Vas a hacer que me cierren el local, perra loca!

Hypergirl se viste a toda prisa y sale corriendo hacia la puerta rumbo a la calle. Casi se ha olvidado ya de la bruja.

— ¿Disfrutaste? –pregunta la voz.

— No –lloriqueó Hypergirl–. No, no lo hice.

— ¡Eso no es lo que me ha dicho tu coño! –dice la bruja con una risita–. Es hora ya de la última parte de tu entrenamiento como puta. VUELVE AQUÍ.

V

Han regresado de nuevo al viejo almacén. Hypergirl se sienta en un taburete de madera. Mylanna, de pie ante ella, elige de un riel con perchas con diferentes prendas.

— Hmmm… —dice la bruja—. ¿Qué le quedaría mejor a una puta de primera clase como tú…? ¡Ah, ja!

Toma un conjunto de sujetador con efecto push-up negro y braguitas a juego.

— Y esto… y estos… y unos bonitos zapatos… así, perfecto… SUPERPUTA, PONTE TODO ESTO.

En un segundo Hypergirl se despoja de su, ahora, sucísimo uniforme y se pone la ropa que la bruja ha escogido para ella. Sobre la ropa interior lleva una simple y ajustada camisa blanca, medias negras altas y una falda negra de tubo que le llega justo sobre las rodillas. Sus zapatos, también negros, son de tacón alto, pero no excesivo. Hypergirl llama la atención por la poca carne que muestra. En realidad, con esas ropas se siente muy elegante.

La bruja se acerca a ella y desabrocha unos pocos botones de la parte superior de la camisa para que el generoso escote de la heroína sea bien visible. Recoge el pelo de Hypergirl con un pequeño y enjoyado clip y, finalmente, le ajusta un grueso par de gafas negras enmarcando su cara.

— ¡El look es total! ¡Dios, pareces sacada de una fotografía!

— Dijiste que esta sería la última parte de mi entrenamiento. –habla Hypergirl—. ¿Qué quisiste decir con eso?

En el rostro de la bruja se dibuja una maliciosa sonrisa.

— ¡Eso! ¡Una última lección!

Hypergirl ve acercarse el final. “Lo que haya planeado”, piensa, “sea lo que sea que esté a punto de hacerme hacer, ¡será el final!”. Con este pensamiento, su corazón se siente levemente aliviado.

— Por favor, terminemos con esto. – dice.

— Muy bien, y para ayudarte a levantar el ánimo… —el huevo vibrador cobra vida de nuevo en las profundidades del coño de Hypergirl y, aun en su nivel más bajo, logra que se estremezca–. SÍGUEME.

Hypergirl sigue a la bruja y salen del almacén en dirección a la calle. Pasan junto a numerosos peatones a los cuales Mylanna sonríe dulcemente y saluda uno por uno. Hypergirl se concentra en no correrse. Después de media hora, llegan a un lúgubre bar y la bruja se detiene.

— Imagino que te sentirás agradablemente húmeda “ahí” abajo. —Hypergirl puede sentir los jugos chorreando por sus muslos–. QUÍTATE EL HUEVO Y DESHAZTE DE ÉL.

En un segundo el huevo esta fuera e Hypergirl lo aplasta entre sus manos, dejando que los restos caigan al suelo. Se siente bien librándose de él. La bruja abre la puerta e Hypergirl la sigue al interior del bar.

El bar es ruidoso a causa de la charla y las risas de los bebedores. Es como si se sumergiesen en el bullicio. En una esquina del local hay una mesa de billar y en una vieja gramola suena “ Born to Run” . Nadie hace mucho caso de las dos chicas mientras éstas se dirigen hacia un grupo de estudiantes que ocupan una mesa cerca de la puerta.

La bruja se vuelve hacia Hypergirl.

— Tengo dos reglas para esta noche. NO HABLES A NO SER QUE SEA PARA RESPONDER A UNA PREGUNTA Y RESPONDERAS A CUALQUIER PREGUNTA CON TOTAL SINCERIDAD. ¿Has entendido?

— Sí, Mistress.

— Bien. –dijo la bruja volviéndose hacia los estudiantes–. Hola, chicos, ¿os importa que nos unamos a vosotros?

La bruja viste un traje de una sola pieza de color púrpura que se pega a su cuerpo, mostrando al máximo sus hermosas curvas. Su sedoso pelo negro cae suelto sobre sus hombros y su lápiz de labios rojo brillante y su tez pálida la hacen parecer una estrella de cine de los cincuenta.

Los chicos miran a la pareja con la boca abierta. Finalmente, el aparente líder del grupo logra balbucear algo.

— Claro, por favor… Soy Stuart. –dice haciéndose a un lado y dejando que Hypergirl se siente, seguida por la bruja–. Así que… eh… ¿cuáles son vuestros nombres, señoritas?

La bruja sonríe dulcemente.

— Bueno, yo soy Sindy y esta es mi amiga Emma. –Hypergirl levanta la vista de la pequeña mesa. Stuart presenta al resto del grupo y se vuelve hacia Mylanna.

— Bueno, ¿y que hacéis para ganaros la vida?

— Emma es secretaria. De hecho, es mi secretaria. Soy su jefa. –dice la bruja riendo para sus adentros.

Uno de los chicos mira a Mylanna, luego a Emma.

— Entonces, ¿qué tal es como jefa? Apuesto a que es una verdadera mandona, ¿verdad?

— Ciertamente disfruta diciéndome lo que tengo que hacer… —contesta Hypergirl. Sus ojos se vuelven un instante hacia donde se encuentra sentada Mylanna, luego vuelve a bajar la mirada.

— ¡Eso es verdad! –sonríe la bruja–. En realidad, Emma tiene que hacer todo aquello que le pido. ¿No es cierto, cielo?

— Sí, Mistress.

Stuart se echa a reír.

— ¡Chicas, estáis locas!

— ¡En serio! –protestó Mylanna—. ¿Qué te gustaría que hiciese?

El chico queda unos instantes pensativo.

— Ah, ¡joder, no se me ocurre nada…! ¡Qué se beba de un trago la cerveza!

En los ojos de la bruja aparece una mirada de decepción.

— ¿De verdad que eso es lo mejor que se te ocurre? En fin, Emma, BÉBETE DE UN TRAGO LA CERVEZA.

Emma agarra la jarra que estaba frente a ella, la acerca a sus labios y la bebe de un solo trago. Cuando ha vaciado completamente el contenido de la jarra, se limpia la boca con el dorso de la mano y deposita, con un golpe, de nuevo la jarra en la mesa. Los estudiantes sonríen estúpidamente. Mylanna no está impresionada.

— Vamos chicos, seguro que podéis hacerlo mejor que eso. Fijaros, ella es una chica muy guapa…

Emma mira a los muchachos, dispuesta a calmarlos. Uno de ellos toma la palabra. Es un friki de unos dieciocho años, con camisa verde y pantalones vaqueros.

— Esto… ¿Crees… crees que pueda enseñarnos su sujetador…?

Mylanna asiente con la cabeza.

— ¡Faltaría más! VAMOS, Emma.

Muy lentamente, Hypergirl desabrocha, uno a uno, los botones de su camisa y la abre para mostrar el sedoso sujetador negro que levanta sus gloriosas tetas. Se inclina un poco hacia delante y se mueve de izquierda a derecha para que todos puedan admirar sus senos. El colgante pende en la hendidura que los separa. El friki la mira con los ojos desorbitados.

— ¡Guau…!

— ¡Vamos, chicos! –exclamó Mylanna—. ¡Usen su imaginación! Pregúntenle que ha hecho durante el día de hoy.

El friki levanta la vista de las tetas de la superheroína, visiblemente nervioso.

— Um… ¿Qué has hecho hoy?

Hypergirl lo mira directamente a los ojos mientras habla.

— En primer lugar, me masturbé mientras Sindy me grababa. Después ella me comió el coño hasta que me corrí por segunda vez. Luego me folló, con un dildo sujeto a un arnés colocado en su cintura, y me corrí con tanta fuerza que casi se me rompe el coño. –Puede sentir como sus mejillas arden de vergüenza, pero su coño se está calentando y palpita suavemente a causa del recuerdo–. Después de eso colocó un huevo vibrador en mi coño e hizo que fuese a la ciudad. Tuve un orgasmo en medio de una calle muy transitada mientras una multitud me miraba. Finalmente… finalmente fui a un club de striptease. Me desnudé y le chupé la polla a un hombre delante de todo el mundo. Me corrí de nuevo mientras el tío eyaculaba en mi boca.

Hypergirl desvia de nuevo la mirada hacia la mesa. Los estudiantes siguen sentados, en silencio, con la boca abierta.

— Me aburro, Emma. LLÉVATE AL FRIKI AL BAÑO Y FÓLLATELO. VUELVE CUANDO HAYAS TERMINADO. –dice la bruja poniéndose en pie para permitir que Hypergirl pueda salir de su asiento.

La heroína se levanta, toma al chico de la mano y lo arrastra fuera de su sitio en dirección a los aseos. Una vez en los baños, empuja al muchacho dentro de uno de los cubículos vacíos y lo sienta sobre la tapa del inodoro, cerrando la puerta detrás de ella. Sin decir una palabra, le baja la cremallera del pantalón y le saca la polla. Ya esta dura como una piedra, aunque eso no durará mucho tiempo.

Hypergirl sube su falda hasta su cintura, se quita las bragas y se sienta a horcajadas sobre él. Esta lo suficientemente húmeda como para que la polla del chico se deslice directamente en su interior. Él deja escapar un gemido de placer cuando ella comienza a mecerse de adelante hacia atrás, aumentando progresivamente su velocidad.

— ¿Puedo chuparte las tetas?

— No.

Poco tiempo después, los ojos del muchacho comienzan a cerrarse, sus gemidos se hacen más fuertes e Hypergirl siente como bombea débilmente su caliente carga en su coño. Luego se pone en pie, se pone de nuevo las bragas y se ajusta la falda, alisándola con las manos.

— ¿Te gustó? – pregunta el friki levantando la mirada.

— No, no me gustó.

Hypergirl sale corriendo de los aseos y regresa a la mesa con los demás. Mylanna se aparta para que la heroína tome asiento.

— Fue rápido. ¿Qué pasó? – pregunta la bruja.

— No pudo seguir mi ritmo.

Los otros estudiantes se echan a reír cuando el friki regresa lentamente y se sienta. La bruja los mira a todos ellos.

— ¿Es posible que alguno de vosotros, panda de perdedores, pueda hacerle pasar a esta chica un buen momento o no? Es realmente fácil. Mirad. Emma, QUÍTATE LA FALDA Y SEPARA LAS PIERNAS.

Hypergirl baja la cremallera de su falda y mueve sus caderas haciendo que esta se deslice desde su trasero al suelo. Luego coloca ambos pies sobre la mesa y separa con amplitud sus piernas. Mylanna se acerca a ella, desliza una mano bajo la parte delantera de las bragas de la heroína y, suavemente, comienza a frotar su clítoris hinchado. Los ojos de Hypergirl pestañean. El roce se acelera al mismo tiempo que su respiración hasta que esta se transforma en un ronco gemido. Siente como los dedos empujan los labios de su coño, separándolos, y alcanzan su interior.

— ¡Oh, mierda! – murmura.

Uno de los estudiantes reune el valor para hablar.

— ¿Te sientes bien, Emma?

Entre gemidos, Hypergirl se las arregla para forzar una respuesta.

— Sí… sí… sí…

El orgasmo se acerca a cada furioso movimiento de Mylanna. Hypergirl cierra los ojos y su pecho se mueve, haciendo que sus tetas parezcan más grandes que nunca, tensas contra la tela del sujetador. Sus caderas comienzan a empujar contra la mano que la ataca, empujando aquellos mágicos dedos en lo más profundo de su humedad. Mylanna se inclina y la besa descuidadamente en los labios mientras se corre, luego saca sus chorreantes dedos fuera del espasmódico coño y los mete en la hambrienta boca de la heroína. Hypergirl los chupa hasta que estan limpios.

— ¿Fue un buen orgasmo, nena? –Mylanna sonrió.

— Sí…

Los chicos permanecen mudos. Instantes después, la voz de Stuart rompe el silencio.

— Um… ¿puedo…?

La bruja ríe.

— ¡Por supuesto, Stuart! Emma, SUBE SOBRE ÉL Y HAZLE UN “TRABAJITO”.

Hypergirl se sube a cuatro patas sobre la mesa y gatea hacia Stuart. Mientras lo hace, Mylanna estira la mano y tira de sus húmedas bragas, bajándoselas hasta quitárselas. Cuando llega a su destino, Hypergirl se agacha, desabrocha los vaqueros del muchacho y los baja lo suficiente como para revelar su endurecida polla.

— ¿Qué? ¿Aquí? –protesta Stuart, mirando a su alrededor.

— Sí, aquí. –jadea la heroína.

Emma se da la vuelta y se sienta lentamente en su regazo. La polla se desliza en su interior sin resistencia. Ella empuja hacia atrás contra su longitud y comienza a mover sus caderas con un movimiento circular, aferrándose al bode de la mesa con las manos. La sensación es placentera y sabe, por la respiración pesada y caliente en la parte posterior de su cuello, que el muchacho está disfrutando también. Las manos del chico agarran sus pechos por encima del sedoso sujetador y comienza a masajearlos suavemente.

Hypergil está de nuevo dejándose llevar. Su cuerpo se hace con el control y los círculos de sus caderas se hacen más amplios y rápidos. Se echa hacia atrás y agarra con una mano el pelo del chico, mientras que con la otra Guía las del muchacho sobre sus tetas, empujándolas debajo del sujetador. Su coño aprisiona la polla del estudiante. De pronto, la habitación parece oscurecerse a su alrededor y el sonido se desvanece. En voz baja, se corre de nuevo. Las contracciones del orgasmo exprimen aquella dura polla que no tarda en responder, derramando su caliente líquido dentro de ella. Hypergirl se deja caer sobre el regazo del joven, sintiendo todavía palpitar el ya flácido pene en su interior.

La bruja aplaude regocijada.

— ¡Oh, bien hecho! –dice mirando al resto de los presentes en la mesa–. Vale, ¿quién sigue? ¡Tú! –dijo señalando al estudiante más próximo–. Es tu turno, ven aquí.

— S… sí, señora.

El muchacho parece joven para su edad. Esta temblando a causa de los nervios, pero hace lo que le ha ordenado la bruja, tomando su lugar a los pies de la mesa, mirando incómodo.

— Emma, SÚBETE A LA MESA Y AYÚDALO A RELAJARSE UN POCO.

Tan obediente como siempre, Hypergirl se levanta, sacándose la flácida polla, y vuelve a subirse a la mesa. Gatea hasta el nervioso joven y comienza a sobarle la verga por sobre la tela del pantalón, mirándolo a los ojos. Luego le baja la cremallera de la bragueta, se la saca y la toma en su caliente boca. Rápidamente aquella polla se pone dura.

La heroína se detiene y cambia de posición. Se recuesta sobre su espalda y separa las piernas ofreciendo su sexo. El muchacho vacila un segundo y luego empuja suavemente su polla, la penetra, y empieza a bombear, aumentando poco a poco la velocidad. Hypergirl nota como se entierra más y más profundamente en su agradecido sexo, con el glande empujando contra la pared frontal, su punto G, haciéndola gemir.

Mylanna se acerca y tira hacia abajo de su sujetador, dejando las bamboleantes tetas de la heroína al aire.

Hypergirl, apoyándose sobre los codos, levanta el cuerpo y mira ferozmente a la cara al chico que se la está tirando. Él parece leer su expresión y aumenta el ritmo. Hypergirl se deja caer hacia abajo con un gruñido, luego se inclina hacia adelante, se agarra las rodillas y tira de sus piernas hacia su cabeza, dejando los pies apuntando al techo. Esa postura permite que la polla del chico penetre más profundamente en su sexo.

La heroína empieza a gritar. Mylanna, que aún sostiene en sus manos las bragas húmedas de Hypergirl, le mete la prenda interior en la boca para amortiguar los gritos. Seguidamente la bruja pasa un dedo por el sudado cuerpo de la heroína, comenzando entre sus suaves senos y trazando una línea a través de su vientre plano y sobre su bien recortado vello púbico rubio.  Finalmente, el dedo descansa sobre el hinchado clítoris de la heroína y comienza a acariciarlo con fuerza. Los gritos ahogados de Hypergirl se transforman en chillidos. La presión sobre su coño crece y crece al tiempo que se golpea contra la dura mesa de madera. Mylanna empieza a frotar más fuerte y más rápido. Hypergirl siente una nueva sensación brotando de su sexo y por un segundo piensa que se va a orinar, pero logra controlarse.

Finalmente, su coño cede. Los fluidos brotan de él cuando el orgasmo alcanza su punto álgido, empapando al chico y dejando un charco en la mesa debajo de ella. Mylanna agarra la palpitante polla y tira de ella hasta que finalmente explota enviando un chorro de caliente esperma al expuesto vientre de Hypergirl, que yace semiinconsciente tras la relajación postorgásmica. Tiene las gafas torcidas y mechones de su pelo se han soltado del clip y caen sobre su enrojecido rostro. De fondo, la heroína cree escuchar el distante sonido de vítores.

— ¿Es una fiesta privada o puede unirse alguien más?

Hypergirl medio abre los ojos para comprobar que una multitud se ha reunido alrededor de ellos. Al frente de ella se halla un cerdo gordo y barbudo con camisa a cuadros rojos. Mylanna se vuelve hacia la multitud.

— ¡Hola, chicos! Claro, adelante. Emma, estos chicos quieren jugar. DALES LO QUE DESEEN —dice agitando la mano en su dirección.

Hypergirl se levanta, se sienta en el borde de la mesa y se inclina hacia la entrepierna del cerdo que se ha acercado a ella. Él ya se sujeta su gorda polla con la mano y ella la agarra por la base y comienza a masturbarla. Cuando parece que esta lista, ella se echa hacia atrás y espera a que él la penetre. El patán observa su coño.

— No. Me gustan los agujeros estrechos y apretados. Date la vuelta.

Hypergirl traga saliva. Se desliza fuera de la mesa, se levanta y se da la vuelta. Espera unos segundos mientras el bruto le quita el sujetador y lo tira a un lado. Luego la agarra del pelo y obliga a la heroína a apoyarse sobre el filo de la mesa. Ella se apoya sobre los codos. El hombre le separa las piernas. Los tacones altos que la heroína lleva ayudan a elevar más su trasero.

A Hypergir nunca antes le han dado por culo. La sola idea de que eso vaya a suceder la hace sentirse mareada. Su único consuelo en ese instante es que sabe que su superfuerza evitará que sienta ningún dolor.

Podía notar la punta del pene del hombre presionando contra la entrada de su ano. Esta parece ofrecer cierta resistencia durante un momento, pero pronto la cabeza de la polla entra lentamente. Hypergirl la nota enorme. Una vez que logra penetrarla hasta el fondo, el patán agarra a Hypergirl de los hombros y comienza a follársela. Esta vez no hay penetraciones lentas, solo embestidas duras y rápidas. Hypergirl extiende los dedos sobre la mesa y aprieta los dientes mientras toma aquella verga.

Tras unos minutos, la heroína se da cuenta de que la sensación empieza a agradarle. Las sensaciones se apoderan de ella y el placer comienza a crecer en su interior. Mientras la embiste sin piedad, el patán gruñe ruidosamente detrás de ella. Hypergirl se derrumba sobre la mesa, mete una mano entre sus piernas y, con dos dedos metidos dentro de su coño, comienza a follarse a sí misma. Su otra mano agarra con fuerza el borde de la mesa.

De pronto, el hombre retira su polla del culo de la superheroína y, con un fuerte gemido, lanza una espesa corrida sobre el culo y la espalda de Hypergirl. Esta se deja caer hasta el suelo, pero un nuevo par de manos la levantan de nuevo. Hypergirl siente otra polla dura avanzar más allá de sus dedos introduciéndose en su coño. Ni siquiera se molesta en mirar hacia atrás.

Algunas horas después, Hypergirl yace inmóvil en medio del vacío bar. Sus medias están llenas de carreras y su cara y sus gafas brillan con restos de semana. Su cabello está pegajoso y desordenado. Su coño y su culo gotean, formando un pequeño charco en el lugar donde yace.

Mylanna la mira con atención.

— ¡Felicidades, Hypergirl!

— ¿Qué…? —la heroína apenas puede pensar, y mucho menos hablar.

— Tu entrenamiento ha finalizado. Ahora estás completamente entrenada en el arte de la humillación.

Hypergirl sonríe débilmente para sí misma. Se terminó. ¡Todo ha terminado! Es libre.

— Yo… ¿lo superé?

— ¡Por supuesto que sí! Ahora estás completamente entrenada y vendrás a trabajar para mí como mi primera superputa. ¿No es emocionante?

— ¡¿Qué?! —exclama Hypergirl con un sobresalto mientras se sienta— ¡Dijiste que después de esto sería libre!

— No seas idiota —dice la bruja—, ¿para qué me voy a tomar la molestia de entrenarte solo para liberarte después? ¡Venga, vamos! Queda un largo camino hasta casa y no vas vestida de manera adecuada.

— Sí, Mistress —contesta la vencida y desaliñada Hypergirl tras ponerse en pie y seguir a Mylanna a la fría y oscura calle.