Sometido al fisio II

Segunda sesión

No sabía que me había pasado con el fisio, qué había hecho aquel hombre para que me emputeciera y me entregara de aquella manera, no era un hombre fuerte pero desprendía autoridad, no era atractivo especialmente pero tenía un magnetismo innegable, no era ni siquiera mi tipo, sólo me gustaba su edad, siempre los he preferido mayores que yo, pero tenía claro que al día siguiente a las 20 allí estaría para ponerme a su merced y dejar y hacer que disfrutara con mi cuerpo como a él se le antojara, así que lo primero era satisfacer la petición que me había hecho acerca de mi ropa interior, buscar  algo que apenas tapara mis nalgas y a ello me fui, madrugué y me dirigí a una tienda que conocía en una calle de ambiente donde solía encontrar siempre algo para momentos de seducción, y ese día quería a mí fisio no seducido no, lo quería tan caliente que se descontrolara, su mirada y su actitud del día antes me daban la sensación de ser propias de alguien cargado de vicio por vaciar, y yo quería ser su recipiente.

Compré en poco tiempo, un par de modelos, uno tipo tanga y otro tipo braga brasileña que creía encajaría más con lo que a él le gustaba y me pasé la tarde nervioso esperando que diera la hora de acudir a la cita.

Llegado el momento allí estaba yo, a la puerta de su clínica, con mis bragas brasileñas negras puestas debajo del chándal, piqué al timbre y me hizo pasar a la sala de espera muy amable y con una sonrisa, apenas 5 minutos después salió de la consulta para acompañar hasta la puerta a una madre y a su hijo, que al parecer era el que estaba lesionado.

-Nada, que descanse mañana y pasado ya empiece con los ejercicios. - les dijo

Cerró la puerta con llave, puso el cartel de "cerrado" y me mandó pasar a la consulta.

-Vamos a ver cómo va esa lesión, desnúdate...como el otro día.

Yo me quité la camiseta y al agacharme para descalzarme me di cuenta de que la cintura del chándal se bajaba y dejaba a la vista parte de las bragas brasileñas y un poco de mis nalgas. Él se fijó.

-Veo que sigues bien la terapia- dijo mientras su mano bajaba lentamente mis pantalones estando aún yo agachado

-Sí, es la única forma de recuperar no?

-Obedecerme es la única forma

Su tono de voz hizo que mi polla diera un calambrazo dentro de mis bragas.

-Sí.-dije con un hilillo de voz mientras notaba el pantalón en los tobillos y sus manos apretando y amasando mis nalgas.

-Acaba de desnudarte

Así lo hice, dándole la espalda, en cuanto estuve desnudo se acercó a mi espalda y empujando suavemente en mi cabeza me hizo inclinarme hacia delante doblando sólo la cintura,una de sus manos agarró mi cuello y noté su bulto pegado a mis nalgas, tiró de mi cuello hacia arriba y con su mano libre empezó a sonar mi pecho y mi abdomen deteniéndose a apretar mis tetas, la mano de la garganta apretaba de vez en cuando algo más de la cuenta y mi polla peleaba por hacerse sitio en las apretadas bragas mientras la suya se hacia notar contra mí culo.

-Súbete a la camilla boca arriba

Lo hice y me empujó hasta que mi cabeza quedó la mitad fuera de la camilla, entonces se acercó con una goma de las de hacer ejercicios y ató mis brazos por debajo de la camilla, volvió con un bote y empezó a untarme en aceite todo el cuerpo, mis piernas, pasó sobre mis bragas y aprovechó para apretar mi paquete. Yo ya no gemía, bufaba, ese aceite daba calor, mucho y su olor me ponía más puta que nunca.

-Buena perra, mira como brillas

Se puso detrás de mí cabeza y se soltó el pantalón que cayó al suelo y lo apartó de una patada, después se deshizo de su casaca y por fin pude ver ese cuerpo de hombre, con su vello, una pequeña tripa y esas piernas fibrosas también cubiertas de pelo, sus cojones quedaron colgando sobre mis ojos y su polla ya apuntaba al techo, sus manos no paraban de aplicarme aceite y esparcerlo y de repente la camilla empezó a subir y sus pelotas a estar cada vez más cerca de mi cara.

-Lamelas

Saque la lengua a medida que me acercaba a ellas y las lamí, él suspiró y empezó a moverlas sobre mi boca, yo las buscaba desesperado con mi lengua cada vez que se me escapaban, mis babas colgaban de ellas cuando se separó y subió aún más la camilla, se giró y apuntó su polla  y con sus manos abrió mi boca lo que pudo empezó a follarme metiéndola hasta el fondo hasta apoyar sus huevos en mi cara para luego sacarla de nuevo haciéndola resbalar todo el tiempo sobre mi lengua, sabía a sexo contenido, a ganas de dominar, sabía que me estaba usando y que podía seguir haciéndolo cuánto quisiera.

Cuando cansó sacó su polla y me desató.

-Date la vuelta.

Me giré en la camilla y él tiró de mi hasta dejar mis piernas colgando a los lados, repitió el aceitarme pero ahora fue peor porque lo empezó a aplicar por mi culo, y ese calor, ese ardor me hizo gemir como una zorra, esa zorra que él sabía sacar a la superficie.

Metió dos dedos llenos de aceite en mi culo sólo apartando mis bragas

-Me gustan tus bragas, bien hecho

-Graaaaciaaasssssss -acerté a decir al notar el tercero abrirse paso

El aceite estba dentro de mí y yo ya no me controlaba, me frotaba contra la camilla

-Fóllame, soy tuyo

-Mía - me rectificó

-Tuya, tuya!!!, Soy tuya pero fóllame!!!

Sus dedos se aceleraron, me violaba con ellos, el ritmo era altísimo. Yo gritaba y él empujaba cada vez con más fuerza, de pronto empezó a hacer una especie de gancho con los dedos cuando entraban al fondo de mi amor y a tirar de ellos hacia arriba con fuerza, joder, dolía pero mi polla se hinchaba cada vez que lo hacía.

-Aaaah, sí, ahhh

-Te gusta estar enganchada eh perrita?

-Siiii..

Así estuvo un rato, no se cuánto, mi culo ardía y sin previo aviso me soltó y me giró de un golpe en la camilla, ahí le vi en su esplendor, sudado, con los ojos inyectados en vicio, sediento, y yo con mis piernas abiertas, brillando en aceite, mi polla llenando las bragas también aceitadas, agarró la cintura de éstas y de un tirón seco me las arrancó, la tela me dio un latigazo al romperse y mi polla salió disparada rebosando precum contra mi abdomen

-Aaaah,- gemí.

Separó mis piernas y entró en medio de ellas, puso una especie de cuña debajo de mi cintura y mi culo quedó abierto para él, untó su polla en aceite,no lo dudó y me embistió con su miembro duro que resbaló hasta el fondo de un solo golpe

-Zorraaaaa, me arde la polla

-Fóllame, saciate, hazme lo que quieras - gemía yo agarrado a la camilla

Y lo hizo. Empezó a follarme como un loco, desenfrenado, su polla se hinchaba dentro de mi culo como si fuera a explotar, notaba su calor y el calor de mi ano, sudaba sobre mi, se agarraba a mis caderas mientras yo me agarraba a la camilla para no caer.

-Dame, ooh, dame más, me arde el culo

-Eres mi perra y voy a explotar dentro, te voy a preñar.

  • Siiii, por favor, pronto…  me quemaba

Agarró mi polla y empezó a pajearla al mismo ritmo violento que me follaba y cuando vio que me iba a correr la apuntó hacia él y mis trallazos de semen fueron a estrellarse en su vientre justo sobre su pene que parecía iba a reventarme por dentro de lo hinchadísimo que lo notaba, al correrme y ver mi semen sobre su vello sudado apreté mi culo y sentí el alivio de los chorros de su semilla dentro de mi culo. Su cara se desencajó y yo grité corriéndome aún un poco más en su mano.

Se dejó caer sobre mi y noté mi semen entre mi polla y su vientre y el suyo arrollar de mi ano a litros entre mis piernas hasta el suelo.

-A qué sabe hoy mi zorra?

Metí una mano entre mis piernas y palpé sus huevos aún pegados a mi culo mientras su polla se salía poco a poco y tomando algo de su corrida me la llevé a la boca, la puse sobre la lengua y le enseñé como la tragaba, entonces metió su lengua en mi boca, y me dio un beso sucio que yo correspondí encantado, cuando nos desconectamos dijo

-Sí, así me gusta

-Gracias.