Sometido a mi mujer (4)

Las vacaciones (1)

SUMISO A MI MUJER (Vacaciones 1)

Hace dos años decidimos ir de vacaciones a Mallorca, Menorca e Ibiza. Planeamos las vacaciones con antelación como siempre, pero este año había una gran diferencia respecto a los anteriores, nos acompañaría Matt. Yo acepte la propuesta con excitación. Sabía que iban a ser veinte días de alto voltaje. Ya hacia más de un año que sabía que era el amante de mi mujer y me excitaba que ella me humillara así.

Teníamos previsto estar poco más o menos unos veinte días, más o menos era una semana en cada isla. La estancia la buscamos por internet, pequeñas villas particulares que se alquilaban directamente al propietario o agencia. Leonor fue la que se encargó de ello y ciertamente se lucio, ya que consiguió, alojamientos retirados de aglomeraciones turísticas, lo cual es difícil en esas pequeñas islas. Ella iba buscando intimidad y además de ello las casitas eran de ensueño y siempre había una calita cerca.

Una vez allí, el primer día, Leonor me dio a conocer como deseaba que transcurrieran las vacaciones. Cuando saliéramos a cenar, a la playa, discoteca, etc nos comportaríamos como tres amigos, y no como si yo fuese su marido. De este modo si estamos en la playa y a ella le apetecía darle un arrumaco a Matt, parecería que era Matt su compañero y yo un amigo de ellos. Aunque a los pocos días de estar allí nos dimos cuenta que nadie se fija en nadie y lo que en otros sitios pueda ser raro, allí es normal.

Los desayunos, almuerzos y cenas que realizáramos en la villa, me encargaría yo de hacerlos. Y estaría atento en todo momento a cualquier necesidad o capricho de ella o Matt.

Ella sabía que me excitaba estar a su disposición, y ella eso, la ponía las bragas mojadas, verme babeando a su entera disposición. Y que decir de Matt, de vacaciones en las islas Baleares, con una hembra espectacular y un "sirviente" a su disposición… era un sueño.

Una vez acomodados el primer día, lo primero que hicieron fue tumbarse en la terracita que daba al mar, y una vez les preparé algo fresquito para tomar mi esposa me pidió un masaje en los pies. La terraza tenía la primera mitad cubierta con un avance de finas varas de madera que hacían una sombra agradable pero dejando pasar finísimas líneas de sol. Ellos habían colocado allí sus hamacas pues eran como las 4 de la tarde, el sol estaba fuerte y como estábamos recién llegados más que broncearse querían relajarse. No se si mi esposa lo hizo aposta o no, pero para darle un masaje en los pies, tenía que ponerme en la parte de la terraza donde daba el sol, ya que los pies de su hamaca estaba justo donde acababa la sombra. Doble sometimiento para mí, ellos a la sombra degustando una bebida refrescante y yo al sol arrodillado, ellos descansando y yo masajeando los pies de mi esposa.

El pensar todo ello mientras me disponía a mi tarea hizo que tuviera una erección. Me arrodille a los pies de la hamaca y cuando me disponía a darle el aceite de masajes ella me detuvo.

  • "Freddy, el verte ahí postrado sabes que me excita de sobremanera. Estoy pensando que deberías quitarte ese bañador que llevas y mientras estemos en la villa estés totalmente desnudo. Hoy y el resto de las vacaciones." me dijo.

Yo me apresuré a quitarme el bañador, las zapatillas y hasta el reloj.

  • "Además, estoy pensando que me gustaría que antes del masaje me refresques los pies con tu lengua y que en vez de rodillas te coloques a cuatro patas. Así tu culito irá tomando algo de sol.".

Era mediodía y la verdad que el viaje había sido un poco cansado, entendía que quisiera refrescarse un poco más que poniéndose un bañador. Ya otras veces lo había hecho, cuando ella quería que le "refrescase los pies con la lengua", yo tenía que tomar una piedra de hielo en mi boca y manteniéndola allí usar mi lengua en sus pies. Ella no quería que le pasara el hielo directamente por sus pies, solo mi lengua. Por lo que cada dos o tres lametones yo metía mi lengua en la boca, la enfriaba rápidamente con el hielo y volvía a dar otros lametones. Y así sucesivamente.

Y ahí estaba yo, a cuatro patas lamiendo las plantas de los pies a mi esposa, con el sol del verano mediterráneo azotando mi trasero y mi espalda. Lamía con fruición cada uno de sus dedos y el espacio entre ellos. La cara de gusto de mi mujer bajo el amplio sombrero de juncos y sus ojos cerrados tras las gafas de sol eran el indicativo que estaba haciendo bien mi trabajo.

-"Cuando no te quede hielo en la boca, te arrodillas para que estés "cómodo" y procedes con el masaje", me dijo Leonor. "Quiero que me des un buen masaje en los pies"

Entonces le dijo a Matt.

  • "¿Tu no quieres un masaje?"

  • "Mujer, la verdad es que no puedo negarme, me vendría tan bien como intuyo que te esta viniendo a ti." Respondió él sin abrir los ojos. "Siempre y cuando a Freddy no le importe, claro"

  • "Matt, a Freddy no solo no le importa, le hace feliz hacerte feliz. Disfruta haciéndonos disfrutar, y no es justo que por vergüenza no le des la oportunidad de sentirse bien. ¿Verdad Fredy?"

  • "Si cariño". Respondí yo.

  • "Pues lo dicho, le darás un masaje a Matt, y luego prepara lo que necesitemos para bajar a esa calita que esta abajo a tomar el sol de al tarde y ver atardecer. A propósito, refréscale también los pies a Matt. Quisiera que disfrutara de esa sensación como yo."

Realmente la situación no era exactamente como la había descrito Leonor. A pesar de que haya tenido contactos con otros hombres, siempre lo he hecho por someterme a los caprichos de Leonor. No me gustan los hombres, lo que me excita mucho es que mi mujer me domine, y el hecho de tener algún contacto sexual con Matt o tener que lamer el sexo de mi mujer después de que ella halla follado con el, es someterme a ella hasta extremos inimaginables, lo cual me pone muy cachondo, que ella ordene y yo obedecer aunque no me guste su capricho. Por ello no me considero homosexual, ni siquiera bisexual, nunca buscaría por cuenta propia sexo con otro hombre, simplemente lo hago cuando me someto a mi esposa.