Sometido a mi mujer (3)
Sometido, humillado y cornudo.
SUMISO A MI MUJER (4)
La primera vez que vi a Matt fue la noche que Leonor lo invitó a cenar a casa. Ella me había dicho que esa noche sería el criado de la casa y que les serviría en todo lo que necesitasen. Al parecer Matt estaba al corriente de mi condición de sumiso y además de alegrarle estaba con muchas ganas de disfrutar de mi desventaja.
Mi jornada laboral es de 6 horas por la mañana, así que por la tarde aproveché para hacer los preparativos de la cena. Leonor llega del trabajo a las 7.30 de la tarde (suele almorzar cerca del trabajo). Cuando ella llega a casa tengo todo preparado a falta solamente de cocinar la cena. Así que desde que ella entra lo primero que hago es recibirla en la entrada para recoger su bolso, abrigo y cualquier otra cosa que traiga consigo. Mientras llevo todo a nuestra habitación ella se recuesta en el sofá del salón. Yo regreso inmediatamente con sus zapatillas de estar por casa muy elegantes por cierto, y me arrodillo a sus pies. Mientras le pregunto que tal día ha tenido, le quito los zapatos de tacón y le masajeo suavemente los pies enfundados en las medias de nilon. Ella me cuenta que hoy ha cerrado una operación que le reportará importantes beneficios. Esto unido a que esta noche va a cenar con su amante en nuestra casa y que yo voy a servirles la cena la hace sentirse muy poderosa y perversa.
- "Puedo notar la humedad en mis bragas. Hoy me siento muy perversa y tengo muchas ganas de dominarte. Te encuentras con fuerza para afrontar la noche? Si no, puedo ir fuera a cenar. No quiero hacerte más daño psicológico del que puedas soportar."
Yo que estoy masajeando sus pies, cuyo olor invade mi nariz, de rodilla ante ella, mirando hacia abajo le respondo que si quiero seguir adelante. Yo soy feliz si ella es feliz, y ciertamente estaba asustado ante el nuevo giro de tuerca en mi sumisión a Leonor, pero cuando la excitación nos invade no miramos atrás ni pensamos en consecuencias. Y a mi me excitaba terriblemente someterme a Leonor, a sus caprichos, a sus deseos.
Una vez Leonor estaba satisfecha con el masaje levanto su pie derecho, lo puso frente a mi boca y me dijo.
- "Si aceptas someterte besa mi pie y prepárate para acatar todas mis órdenes."
Yo cerré los ojos y besé la planta de su pie muy lentamente, como joven enamorado que besa a su amada. Ella subió su otro pie y repetí el beso.
- "Sube y prepara la ropa que me voy a poner para la cena. Prepara también un baño con las sales tropicales."
Yo hice como me indicó y cuando ella entro en el baño me ordenó preparar la cena.
A las 8.45 estaba la cena lista y 10 minutos más tarde llegó Matt. Ella me ordenó arrodillarme ante la puerta y entonces le abrió. Yo, en actitud sumisa tenía la cabeza agachada y solo podía ver los zapatos de Matt y parte de sus pantalones que se dejaban ver muy elegantes.
"Buenas noches cielo."- Le dijo Leonor mientras se acercaba a Matt y se daban un largo beso de varios segundos. Ahora en mi campo de visión estaban también las sandalias de tacón de mi esposa. Unos Manolos sencillos pero elegantes que le había regalado no hacia mucho.
"Matt, este es Fredi"- le dijo mientras me daba unas palmaditas en la cabeza.- "Fredi saluda a Matt como tu sabes "
Me incliné hacia delante y besé los zapatos de Matt.
"Aunque te referirás a él como señor Dietrich, o mejor dirigete a él llamandolo solamente Señor."- Rieron los dos.
"Así lo hare Señora." Respondí .
"Muy bien, veo que aprendes rápido. Esta noche seremos para ti el señor y la señora Dietrich." Continuaron riendo mientras se dirigieron al salón.
Yo no sabía que hacer, así que me quedé parado de rodillas en el recibidor hasta que oí la voz de mi mujer que me pedía dos copas de vino. Les lleve las copas y cuando me retiraba mi mujer me dijo que fuera disponiendo la cena en la mesa del jardín trasero.
Cuando estaba todo me acerque al salón, pidiendo permiso les informe que la cena estaba puesta y me retiré de nuevo al jardín trasero. Ellos salieron a cenar sin dejar de hablar animadamente de sus cosas, como si yo no existiera. Yo me limitaba a esperar de pie a unos metros para cualquier cosa que necesitaran. Retiraba los platos de los entrantes, servia el primero, segundo, postre, rellenaba el vino.
Después de la cena retire la mesa y ellos siguieron charlando pero cada vez más apasionados, hasta que pasaron a besarse y meterse mano. Subieron al dormitorio y Leonor me hizo subir tras ellos a cuatro patas como si fuese el perrito de la casa. Al llegar al dormitorio le preguntó a Matt:
"No te importa si mi marido nos escucha?. Es una fantasía que tengo y que me da mucho morbo."
"Por mí ningún problema."- Respondió él.
Entonces ella abrio una parte del armario y me obligó a meterme en el recinto más bajo, donde ella guarda sus zapatos. Allí, en posición fetal y casi sin poder moverme, con el olor de sus zapatos alrededor, cerro la puerta del armario y le paso la llave. Oí las risas de los dos y luego los ruidos producidos por las ansias de la pasión. Someteos, besos, zapatos que caen, ropa que se quita, entonces de repente se volvió a abrir la puerta del armario y vi a mi mujer ante mí. Una sonrisa perversa, acentuada por la embriaguez del vino recorría su cara. En su mano derecha tenía sus bragas y en la izquierda los zapatos de Matt con los calcetines dentro. Lanzó los zapatos dentro del cubículo donde yo estaba.
"No querrás que los zapatos de Matt dejen su olor en nuestro dormitorio ¿verdad?, por eso mejor los dejamos ahí, en su sitio, estoy segura que a ti no te molestarán ¿verdad?"
"No señora. Respondí yo mientras ella aguantaba reirse a carcajadas."
"Y para evitar que nos vayas a despertar con tus ronquidos durante la noche, abre la boca que voy a dejar mis bragas en tu boca. Mojadas, para que puedas saborear mi sexo mientras te quedas dormido y cuando te despiertes. Buenas noches." y cerrando la puerta del armario con llave, volvió a la cama.
Y desde el armario los oí hacer el amor, o mas bien, follar como animales por dos veces hasta que quedaron dormidos. A mi me costó un poco más pero al final me pude quedar dormido con las bragas de Leonor en mi boca y el olor de sus zapatos y los de Matt en mi nariz.