Sometidas y Humilladas. La Viuda Masoca I.

De cómo conocí por internet a una viuda rica a la que esclavicé y sometí a todo tipo de castigos y humillaciones.

Eran finales de los 90.

Si algunos dicen que Internet todavía está en la fase del salvaje oeste, entonces aquel era el desembarco de los pioneros. Tengo, sin embargo muy buenos recuerdos de entonces. Hackers de los de verdad, frikis de los de antes y porno de mala calidad proveniente de capturas de películas y revistas filtrados en las antiguas news que algunas compañías de conexión a velocidad de tortuga regalaban como incentivo.

Algún que otro foro erótico de corto recorrido iba apareciendo y a él llegaban los viejos chateadores de los canales IRC, que empezaban a oler su ocaso, en su mayoría soñadores con mas imaginación que experiencia, pero una verborrea de vendedor de enciclopedia.

En cuanto al sado-maso, era la época de los gurús de pacotilla. Yo, que llegaba de la libertad total de mis viejas lecturas de de Sade, Von Masoch, Historia de O, etc, me encontré con la frustración de que ‘el ambiente’ en español estaba dominado, nunca mejor dicho, por lo que después di en llamar  una comunidad de ‘Amos pedantes y sumisas rebeldes’.

Los dominantes olían a kilómetros a naftalina y a funcionario con mucho tiempo libre para pajearse online, y las sumisas conocidas eran en general repelentes porque ‘ellas solo eran putas de sus amos’ - Que ya lo se, mujer, pero no tienes por que ser una completa gilipollas con los demás…-

Me cortaron bastante el rollo, leer algunas conversaciones y bajárseme la líbido era todo uno, así que huí de aquellos grupos cerrados como el que escapa de la lepra.

A la viuda masoca la encontré en una web que desapareció para siempre, supongo, hace muchos años. Aquello no llegaba ni a foro , era un listado de anuncios por palabras que algún voluntario mantenía con su cuota de internet sin ambiciones monetarias de ningún tipo.

Creo recordar que no decía nada demasiado específico, su edad, creo que unos 35, mayor que yo por entonces, y que buscaba Amo en la zona de Madrid capital. Había un par de fotos borrosas de las de la época en que apenas se adivinaba su silueta.

No me lo tomé demasiado en serio, sino con el escepticismo del que nunca había quedado para follar, en realidad ni para nada, usando internet, lógico de aquella época. De modo que rompí todas las reglas que los gurús bdsm de entonces marcaban como protocolo y me convertí en uno de esos indeseables contra los que aquellos pedantes ególatras prevenían a las inocentes criaturas femeninas (como si estas fueran gilipollas), convenciéndoles de que sólo ellos eran de fiar y ‘buenos Amos’.

Ya desde el primer email el tono fué algo así, sin mucha mas introducción:

“Zorra, te vas a poner a mis pies desde el primer momento. Tu trato conmigo no va a ser jamás de igual a igual y nuestros encuentros se van a limitar a citas en un recinto cerrado donde vas a ser sometida a todas mis perversiones. Nuestro mundo en común va a ser exclusivamente ese. No seré tu amigo, ni tu novio, ni tu amante, seré tu puto Amo. Y siempre será así.”

La viuda parecía estar feliz con el tratamiento o al menos me seguía el juego, y pronto , no mas de dos o tres emails después, empezamos a hablar del primer encuentro.

Por aquel entonces yo salía formalmente con una chica que ni imaginaba mi mundo oculto de internet, ni a mi me apetecía descubrírselo, y las cosas iban francamente bien.

Esto era.. ¿sólo un juego? .. Me mentía a mi mismo diciendo que así era, como si fuese posible ignorar las intensas horas de lecturas de los clásicos del sado-maso en mi juventud, mis largas sesiones masturbatorias imaginando todo tipo de escenarios de dominación y humillación, conteniendo el orgasmo durante horas para no interrumpir el desenlace de aquellas historias, para hacerlo cada vez mas complejo, retorcido y amoral.

Por aquel entonces, en mi época universitaria, todavía post-adolescente, mi sexualidad ya se iba separando de la típica de un hombre de mi edad.. esa necesidad primaria de vaciar los huevos sin importar cómo, cada vez parecía mas vulgar, en el mal sentido, estúpido, inútil…

Aquello sin duda afectó mi discreto interés posterior en el llamado ‘sexo vainilla’. Me estoy saltando muchas etapas, pero no son ahora el tema.

Algunos años mas tarde, parecía que había ‘sentado la cabeza’. Esa chica me gustaba, en muchos sentidos, y la idea de follarme a una sumisa de internet a sus espaldas me torturaba bastante. Llegué a la conclusión de que no la iba a cornear sólo por meterla en caliente. Ya por entonces no perdía el culo sólo por echar un polvo, y años después me di cuenta de que eso me daba una ventaja importante en el control de algunas mujeres. Si me la jugaba tenía que ser un salto importante en mi experiencia. Debía tratarse de Sado-Maso, humillación, degradación, no un simple mete-saca.

Además, podría comprobar si en la realidad me sabía comportar como el sádico de mi mente. De modo que mi estrategia consistió en ser tan directo y cabronazo como pudiera con la viuda hasta llegar a un punto en que, o bien se rajara y me mandara a tomar por culo, con lo cual me ahorraba problemas de conciencia, o bien tragara y, entonces, el peso de lo vivido iba a ser superior a mi remordimiento. Eso que ahora los cursis llaman una situación win-win, ganas o ganas.

Empecé citándola para una sesión de cam, que por entonces creo que hacíamos con el yahoo o msn messenger.

“Prepara una palangana, jabón y una cuchilla. Te vas a afeitar el coño para mi en directo. No quiero un puto pelo ni encima del coño, ni entre tus piernas, ni alrededor del ojo del culo. Cuando quedemos va a ser lo primero que inspeccione y mas te vale no defraudarme, o te voy a poner el culo que no te vas a poder sentar en una semana.”

La puta viuda se afeitó lo mejor que pudo y después la hice despatarrarse para mostrar resultados. No obstante la definición de las cámaras de entonces no daba para mucho.

Llegaban los crios del colegio, y la hice correrse bajo presión antes de desaparecer. Se escribió mi nick encima del coño, que debía reescribir cada vez que se duchara y quedaron prohibidas las bragas hasta nueva orden.

Seguía obedeciendo el putón viudo, y llegó el momento de concertar la cita, día y lugar. No me corté diciendo que no vivía solo y que en mi casa no podía ser, otro obstáculo mas. La viuda estaba desesperada, cachonda perdida, y mas tras nuestro intercambio de conversaciones, y ofreció poner el lugar:  La casa de sus padres.

Seguí apostando fuerte. Le iba a decir, paso a paso, qué es lo que le iba a ocurrir. Eliminaba el factor sorpresa, pero en este caso, era necesario.

“Por descontado, te voy a follar todos tus orificios en el primer encuentro, eso no es un objetivo, es un punto de partida básico. Te voy a azotar, simplemente porque me apetece, me vas a chupar los pies hasta que me aburra y desde ahí vas a lamerme hasta el último centímetro de mi cuerpo, de pies a sobacos. Me vas a comer bien el culo durante largo rato, te voy a follar la boca y abrirte bien el ano hasta lograr un bonito gap”.

La viuda me comentó que le daban arcadas cuando le tocaba tragar corrida, lo cual me resultó divertido. También que era multiorgásmica y algún que otro detalle que no recuerdo.

Había tenido otro Amo tiempo atrás, según me dijo, no sé si su marido o después de enviudar, y tenía todo tipo de dildos, pinzas de pezones y coño, esposas, etc, de forma que me ahorraba cargar el material o comprar nuevo. Ya lo sé, así se las ponían a Felipe II, diréis. Bueno, pero había que estar ahí.

Más por humillarla que por necesidad, le dije que si quería ser follada con condón, debía comprarlos ella.

Ni siquiera llevaría mi propio coche, no quería que hubiera nada que me pudiera identificar si después decidía desaparecer para siempre.

La viuda ansiosa de ser sometida, follada y humillada iba a poner casa, coche, y hasta los condones. Se lo puse fácil para rajarse, pero eso no ocurría. Esto me enseñó la lección de que una sumisa que necesita bajar al infierno es capaz de todo y es solo la inseguridad de algunos hombres lo que hace que no lleguen mas lejos.

Cuanto mas bruto me ponía en mis exigencias, mas cachonda parecía, lejos de acojonarse o dar el mas mínimo síntoma de echarse atrás.

Así que la decisión estaba tomada. Recuerdo la noche anterior a la cita, durante un concierto al que me había invitado mi chica, sentirme como un chulo y sonreír ante la ironía. Nadie que me conociera me hubiera asignado ni remotamente ese papel.

Quedamos en una cafetería, la consigna era simple, un café y después, a la pregunta ¿Vamos? Ella asentía o no. No os he dicho que no me conocía físicamente, y yo de ella lo justo. Era una mujer de aspecto normal, algo antiguo, de mamá-oficinista, a años luz del de un putón que se viste para cazar. Eso, confieso, me gustó. No me gusta lo muy obvio. Yo tampoco fui nunca un tipo de los que ligaba en discotecas. En realidad las odiaba. Sin embargo aquel día tenía la seguridad absoluta de que no me diría que no.

Entramos en su coche, donde inspeccioné y pellizqué sus pezones libres de sujetador bajo la blusa y su pubis y labios vaginales desnudos de vello e hinchados bajo la falda. Noté su estremecimiento y paré por seguridad. Prácticamente no hablamos.

Llegamos al barrio de sus padres y observé cómo me guió hacia el parking para acceder desde allí evitando las miradas de vecinos. Al bajar una rampa, nos cruzamos con alguien y quedó por unos segundos paralizada. Uno de los detalles que no olvido después de tantos años. Saludó y seguimos.

Llegamos hasta la puerta del piso. Me acerqué por detrás mientras ella sacaba la llave, encajé mi erección entre sus muslos desnudos bajo la delgada falda mientras le echaba el aliento en la nuca. Todo sin mediar palabra. Es difícil explicar el placer, la sensación de poder, de dominio, que se siente cuando una sumisa pierde todo su control, toda su dignidad femenina, ante la combinación de anticipación,  deseo y miedo  por lo que va a llegar, y se convierte en un juguete tembloroso y esclavo de sus instintos.

Disfruté los interminables segundos durante los que la futura esclava viuda fue incapaz de acertar con la cerradura, patética,  torpe, dominada por temblores y suspiros.. Tuve que separarme para que pudiese acertar. En ese momento supe que sí, que en la realidad podía ser el dominante de mis historias.. A partir de ahí, las órdenes fluyeron de mi boca sin tener que ser pensadas, sin dudas, sin interrupciones, igual que las acciones se sucedían sin prisa y sin pausa.

“En pelotas, perra”

La mamá informática se desnudaba en el salón, mientras yo tomaba asiento en el sofá. Miré a mi alrededor. Era una casa rica, colgaban cuadros que parecían valiosos de las paredes, objetos de valor sobre mobiliario antiguo pero de calidad. Después esto me hizo reflexionar sobre la necesidad imperiosa de ser sometidas de las sumisas que ya habían bajado al infierno o lo habían deseado durante largo tiempo. Y sobre el poder brutal de la dominación sobre cualquier forma de sexo tradicional o vainilla.

Después he conocido a mujeres que me lo han reconocido, como una joven con cuerpo glorioso que solo necesitaba visitar ciertos antros de moda con una amiga y decenas de maromos, carne de gimnasio y discoteca, habitantes de la noche,  se arremolinaban como buitres perdiendo la dignidad, la individualidad, convirtiéndose en manada, por un coño en que vaciar las pelotas esa noche. Creyéndose cazadores cuando no eran mas que pollas andantes, dildos de una noche para chicas de fiesta, a ser seleccionados entre otros dildos perfectamente intercambiables. De eso andaba sobrada, y, sin embargo, no había forma de que encontrara un buen cabronazo que supiera tratarla como una perra sin mas, porque lo necesitaba tanto como ella, sin que pareciera impostado, como siguiendo el guion de una mala peli porno. Zafios, me decía. No hay mas que tipos zafios.. Pero me estoy desviando de tema y de puta.

Cuando una sumisa ha conocido el vértigo de los placeres extremos, queda enganchada, normalmente de por vida. Fuera quien fuera el antiguo Amo de esta zorra, había hecho un buen trabajo. Había creado una adicta.

Yo podía haber sido un loco, o un chorizo, y en ese momento la mamá viuda hubiera estado totalmente vendida. Pero decidió correr el riesgo.

Es cierto que me había preguntado si yo era cierto Dominante con un nick parecido al que entonces tenía, del que se hablaba mal en el mundillo. Le dije que no, y no le mentí, pero también que no tenía forma de demostrarlo y que debía vivir con ello. Creo que incluso le ponía mas cachonda la idea de que yo fuese aquel hijodeputa.

“De espaldas en el suelo, levanta las rodillas hasta la cara y sujétate las piernas bien abiertas. Te voy a inspeccionar. “

La muy puta tenía el coño rebosante de una especie de pasta de fluídos, parecido a eso que los anglos llaman creampie, pastel de crema, pero ya en estado condensado, de haber estado chorreando durante horas antes de la cita. Me encantan las putas bien mojadas, pero aquello era otra cosa.

“A cuatro patas y ábrete bien el culo.

Te dije que no quería ni un puto resto de pelo, zorra. “

“No es tan fácil, señor”

“No te dije que fuera fácil, ni me importa una mierda, guarra, vas a pagar por esto. Y por el estado lamentable de tu coño. Vete caminando a cuatro patas hacia la habitación. Luego te haré lavarte bien esa mierda del coño, animal.”

Esa humillación hubiera cortado el rollo de cualquier zorra vainilla, pero esta era una puta sumisa ansiosa de ser degradada. Recibió una patada en el culo mientras se arrastraba torpemente a través del frío piso hacia el dormitorio.

Había que ser degenerada para querer ser follada y sometida allí, en el tálamo de sus padres. Encima de la cama estaba la bolsa con los dildos, plug, esposas, lubricante, etc, y al lado una fusta de cuero que todavía conservaba de su viejo Amo.

“Límpiame los zapatos, perra. “

La viuda dudó buscando algo, y ahí le calló el primer fustazo.

“Con la lengua, puta esclava. “

La viuda saboreó el cuero durante un buen rato, mientras yo me divertía recorriendo con la fusta su culo blanco y su espalda. Había algo monjil en su cuerpo desnudo que me ponía cachondo. Estaba lejos de ser un putón al uso tipo lo que sería una niñata de Tinder de ahora, parecía una mamá joven cualquiera que seguramente llevaba largo tiempo sin follar.

“Ahora las suelas. Bésalas.” Otra duda, que un nuevo fustazo y un escupitajo en la cara ayudaron a despejar, y la esclava comió suela hasta que quedé conforme.

“Quítame la ropa. “

Las manos impacientes de la esclava bajaron el pantalón hasta los pies y el calzoncillo, y sin esperar siquiera a quitarme los zapatos, entendió la visión de mi polla erecta como una orden de tragar rabo, y allí se dirigió  como una perra hambrienta. En aquel momento le cayó la primera hostia, en modo de bofetón.

“¿Te he dado permiso para tocarme la polla, putón? “

“No, señor, creía que le gustaría..”

“Pedazo de puta egoísta. Tu lo estas deseando. Es a ti a la que te gustaría. Debes aprender que comerle la polla de tu Amo es un privilegio, un regalo que te debes ganar. No meto mi polla en cualquier sitio, y menos en la boca de una guarra que acaba de lamer el polvo de unos zapatos como si fuese mermelada. Para empezar, te vas a ir a lavar la boca, que escuche bien el cepillo.”

“Y de paso te lavas ese coño… Además… Espera, date la vuelta, y sepárate bien las cachas del culo..”

Un esputo certero e introduje mi dedo anular, no sin trabajo, en el agujero del culo de mi puta.

Lo olisqueé ante su mirada, después de hacer unos movimientos de penetración y giro en su interior…

“Huélelo, zorra. “

Le pasé el dedo a la viuda por la nariz.

“¿Te parece que está limpio?”

“No señor.. Me duché esta mañana, pero.. “

“Límpiame bien el dedo, putón. “

La viuda chupó esta vez sin pensárselo dos veces..

“Límpialo bien, quítale todo el sabor y olor de tu culo, guarra.

A partir de ahora debes saber que vas a acabar limpiando con la boca todo lo que entre en el agujero de tu culo. Tu sabrás si te lo quieres lavar bien o mal.”

Lávate ahora el culo en el baño zorra, voy a tener mi polla ahí dentro dentro de poco. Y por supuesto, la boca y el coño como te dije antes.

Me dirigí al mueble-bar del salón a servirme un whisky y volví a esperar a mi zorra sentado en la cama. Protestaron los muelles de un colchón que debía haber sido cambiado una década antes. ..

Continuará