Sometida por un desconocido

De nuevo un hombre me somete...

SOMETIDA POR UN DESCONOCIDO

Después del verano, retomo la narración de mis aventuras. Mis disculpas por la tardanza, pero mis obligaciones me han impedido mantener una mínima continuidad.


El siguiente relato se desarrolla meses después de haber pasado la prueba a la que me sometió "D". El tiempo corría y mis encuentros con mis amantes se repetían, estuve con "Q", Antonio, Daniel, Tomás… todos ellos me tuvieron cuando y como quisieron, pero seguía siendo "D" el que me llevaba al límite del placer cada vez que nos veíamos, mi corazón se desbocaba en cuanto oía su voz y cuando me decía donde y cuando quería verme, mi mente comenzaba a imaginar con qué me sorprendería esta vez. No necesitaba decirme más, yo sabía como tenía que vestirme, donde tenía que dirigirme y como debía comportarme hasta ese momento, no podía hacer el amor con nadie – incluido mi esposo – ni masturbarme y tenía que evitar llegar al orgasmo… cuando estuviera con él ya me haría alcanzar todos los que quisiera.

Un sábado por la mañana sonó el teléfono y era él, me extraño porque estaba un país centroeuropeo y creía que volvía diez o doce días después, me dijo que adelantaba la vuelta y que me quería ver el siguiente lunes por la noche en un conocido hotel de nuestra ciudad situado en una zona comercial y muy cerca de los grandes almacenes en los que se inició el proceso de mi seducción. La única instrucción que me dio, fue que yo debía de ir a reservar la habitación del hotel, cuando colgó mis bragas estaban mojadas, hacía casi un mes que no había estado con él y mi cuerpo, sabiendo como iba a ser tratado, reaccionaba. Me duché y junto a mi marido y mi hija, salimos a dar un paseo, estaba excitada y un cosquilleo en mi sexo, me confirmaba lo ansiosa que estaba de estar junto a "D". Mi pareja notó que algo me pasaba y me preguntó, cuando le respondí, su cara se contrajo, él conocía "casi" todas mis relaciones y participaba en muchas de ellas, pero sabía que esta era especial, de momento "D" nunca había querido que participara en nuestros juegos y la experiencia le decía que desde ese momento no podía tocarme y que, desde el lunes, ignoraba cuando volvería a verme, mi amante me retendría con él hasta que quisiera. Un incómodo silencio se hizo entre nosotros y sentí lastima por él, le besé en la mejilla y le dije:

  • Sabes que te quiero –

  • S i -contestó – pero él te posee. ¿Podrás negarte algún día?

  • No lo sé, me gustaría hacerlo, pero por ahora me es imposible… y tú lo sabes.

No respondió, paseamos por el parque y volvimos pronto a casa. No volvimos a intercambiar ninguna palabra, preparé la comida para la niña y cuando terminó la acostamos. Nosotros apenas probamos bocado, mi marido me dijo que se iba a jugar una partida con los amigos y me dejó sola. Me desnudé y me tumbé en la cama, cerré los ojos y vi la poderosa polla de "D", mi vientre comenzó a licuarse, reviví muchas de las ocasiones en las que me había penetrado por todos mis orificios, el recuerdo de la primera vez que se hundió en mí (ver El tercer maestro. Acoso y derribo) hizo que mi pubis se levantara involuntariamente buscando una imposible penetración. Me quedé dormida y me despertó el teléfono, era mi marido que quería que le preparase algo de ropa, pues habían decidido irse a una casa de campo de uno de los amigos y volver el domingo por la tarde, le dije que así lo haría y sonreí para mi, sabía que la idea habría partido de él para no tener que estar en casa con la certeza de que no habría sexo. Cuando llegó le tenía preparada una bolsa de viaje con todo lo necesario para pasar un día fuera y se marchó rápidamente, yo estaba nerviosa y ansiosa porque llegara el lunes y aunque traté de evadirme de mis pensamientos jugando con mi hija, no pude conseguirlo, a las ocho aproximadamente llamé a mi hermana y le pedí que se quedara un rato con la niña mientras yo iba a comprar un par de cosas a unos grandes almacenes, accedió y me arreglé un poco mientras ella venía, tardó poco y antes de las nueve ya estaba yo haciendo mis compras que, en realidad no eran más que algunas prendas interiores para mi cita con "D", terminé pronto y decidí ir al cercano hotel y hacer la reserva de la habitación, así lo hice. Observé como el joven que me atendió me miraba insistentemente el pecho, los miré disimuladamente y vi que los pezones se notaban perfectamente a través de la blusa que llevaba, enrojecí ligeramente mientras sentía como su mirada seguía fija en mi pecho. Al terminar decidí tomar algo en la cafetería del hotel, mientras me dirigía hacia ella noté como mis pequeñas bragas estaban húmedas, estaba caliente y hasta dentro de 48 horas no tendría remedio para esa calentura. Me senté en una mesa y pedí una cerveza y un aperitivo mientras mi mente trabajaba sin cesar y siempre alrededor de la figura de mi amante. Mientras bebía miré distraídamente y observé como dos hombres de unos cuarenta o cuarenta y pocos años me miraban descaradamente, aparté la mirada de ellos. Pasado algún tiempo, miré de nuevo y vi que uno de ellos tenía su mirada fija en mí, intente sostenerle la mirada pero tuve que desviarla. En los siguientes minutos fueron el intercambio de miradas fue continuo, yo me notaba cada vez mas nerviosa… y caliente, la llamada de "D" había revolucionado mis hormonas y los dos hombres, sobre todo el que parecía mas descarado, me parecían de los mas atractivo. Al poco rato se fue uno de ellos y se quedó el mirón que ya no apartaba su mirada de mí, me desnudaba con sus ojos, los notaba en los pechos, en los muslos… y mi fiebre aumentaba, recordé la cita del lunes y mi "deber" de no tener sexo hasta estar con mi amante, así que pedí la cuenta, quería evitar la tentación. Antes de que volviera el camarero, mi admirador se levantó y se dirigió hacia mí, al llegar a la mesa se detuvo y se presentó.

  • Hola, me llamo Raúl, ¿le importa que me siente? –

Me quedé cortada y balbuceé una torpe excusa.

  • Lo siento, espero la cuenta y me marcho

  • La cuenta está pagada, la he invitado y espero que no se moleste y mi pregunta sigue ahí, ¿puedo sentarme y nos tomamos una copa juntos?

En ese momento volvía el camarero que me confirmó que "el señor había pagado mi cuenta", le sonreí dándole las gracias y le dije que no tenía que haberlo hecho. Sin darme cuenta vi que se había sentado y estábamos hablando como si nos conociéramos, le dije mi nombre e insistí en marcharme, sin saber por qué le conté que mi hija estaba con mi hermana. Él no se dio por vencido y volvió al ataque, era simpático y divertido, al final llamé a mi hermana y le dije que si podía tardar un poco, alegué que me había encontrado con unos amigos y estábamos tomando una copa, ella por supuesto accedió y me dijo que de todas formas pensaba quedarse a dormir en mi casa. Colgué y reanudamos la conversación, me tomó de la mano y me dijo que la copa la tomaríamos abajo en la discoteca, me dejé llevar. La verdad es que no era m intención terminar en la cama con él, pero el morbo de jugar con fuego me atraía, llegamos al local y me condujo a una mesa apartada, sonreí para mí, comenzaba su maniobra de seducción. Después de preguntarme lo que quería, pidió copas para los dos y brindamos por nuestro encuentro, me contó que trabajaba en una multinacional y que venía con cierta frecuencia a mi ciudad, alojándose siempre en el mismo hotel, sus ojos continuaban fotografiando cada centímetro de mi cuerpo… y a mi me gustaba, se detenía especialmente en mis erectos pezones. Después de un rato intercambiando información – le dije que mi marido estaba en el campo y no volvía hasta el día siguiente – y ya con un par de copas encima, me invitó a salir a la pista, empezamos bailando suelto y cuando comenzaron con la salsa, me desmadré, movía voluptuosamente las caderas e, imagino, que mis pechos serían un espectáculo, observé como me comía con la mirada y yo le sonreía abiertamente. Justo a nuestro lado había una pareja en la que el varón era mulato y, la verdad, era un fenómeno bailando; en un determinado momento me encontré con él de frente y moviendo frenéticamente las caderas se acercó a mi, yo le respondí y salí a su encuentro moviéndome sinuosamente, pronto nuestros cuerpos estaban unidos de cintura para abajo, nuestros pubis se restregaban y sentí perfectamente su erección, un escalofrio me subió por la columna. En ese momento terminó la pieza y nos quedamos mirando los dos, él musitó dos palabras – Muchas gracias- y se volvió con su pareja. Me quedé como hipnotizada, de repente comenzó a sonar una canción lenta y sentí como Raúl me tomaba de la cintura y me estrechaba contra él, me retiré un poco y me dejé llevar por él, cada vez que intentaba acercarme a su cuerpo yo le mantenía apartado pero, sinceramente, yo ardía interiormente, el roce del mulato me había puesto a cien y quería sentirme abrazada y estrujada, cada segundo que pasaba me sentía con menos fuerza para rechazarlo. En un giro, me encontré con los ojos del mulato bailaba cerca de mi con su pareja, sentí su lujuria en esa mirada y mi cuerpo se estremeció, no se si Raúl lo percibió, pero en ese mismo momento volvió a atraerme hacia su cuerpo y cedí, pronto noté como mis pechos se apretaban contra el suyo y una de sus rodillas se introducía entre mis piernas, haciéndome notar el calor de su muslo en el coño, pegué mi mejilla a la suya y mis brazos se apretaron a su cuello. Cerré los ojos cuando me mordió suavemente el lóbulo de la oreja

  • Nooo – dije sin ninguna convicción.

Sin contestarme sentí como una de sus manos bajaba por mi falda y con un dedo comenzaba a delinear el contorno de mis bragas que, hacía rato, ya estaban mojadas

  • No sigas por favor – le supliqué.

De nuevo no hubo respuesta, pero ahora su otra mano, había abierto dos botones de mi blusa y acariciaba mis pechos por encima del sujetador. Noté como mis pezones se endurecían aun más, si ello era posible, y me mordí los labios para no gritar. Terminó la pieza e intenté separarme pero el me mantuvo, abrazada a él hasta que comenzó una nueva canción, recuerdo que era "My sweet Lord" de George Harrison, mi canción favorita, me apreté más a él que, hábilmente, había sacado uno de mis pechos de copa y masajeaba con dos dedos el pezón, ahora no pude reprimir mi gemido, Raúl me levantó la cara e intentó besarme pero yo me aparté, aún me resistía a entregarme. Al notar como me apartaba un poco, miré hacia abajo y vi como tenía las tetas prácticamente a la vista, su mano bajó y, por encima de la falda, comenzó a pasearse por el monte de Venus y el coño. Me notaba consumida por un calor insoportable que nacía en mi vientre y me recorría todo el cuerpo, estaba enfebrecida, apreté mis labios contra su cuello para que mis gemidos no se oyeran por toda la sala. Uno de los dedos de la mano que pasaba por las costuras de mis bragas, se hundió en ellas y recorrió mi hendidura trasera, abrí los ojos mientras jadeaba y me volví a encontrar la mirada del mulato que se lamió los labios mientras sus brillantes pupilas se metían dentro de mi… Volví a apretar mi boca contra el cuello de mi pareja, mientras notaba como una violenta oleada de flujos salía de mi vientre y bañaba mis muslos y piernas, Raúl me sujetó para evitar que cayera al suelo. Me llevó como pudo hasta la mesa y me sentó, me dio un trago y me preguntó que como me encontraba, no pude responderle, mi corazón bombeaba a toda velocidad y me sentía mareada, se levantó y volvió con una botella de agua que acercó a mi boca, poco a poco, fui recuperándome, le di las gracias y le pedí perdón

  • ¿Perdón? – Nunca había vivido una situación como esta ni había conocido a nadie como tú – repuso.

  • Raúl- le dije – ahora debo irme, esto debe quedar aquí.

Antes de que respondiera vimos como se acercó el mulato que, educadamente, se dirigió a mi acompañante y le pidió permiso para bailar conmigo. Este le respondió que me lo pidiera a mí y así lo hizo. Traté de excusarme diciéndole que ya me iba, pero fueron los dos los que insistieron para que bailara unas piezas mas… cedí de nuevo, el mulato, que se presentó como Iván, me tomó de la mano y me llevó a la pista. Después de canciones movidas de nuevo, comenzó una lenta, quise volverme a la mesa, pero Iván no me dejó, sujetándome fuerte me llevó a un extremo de la pista y me tomó en sus brazos, bailaba como un profesional y me dejé llevar, me sentía flotar y repentinamente noté como mi espalda tropezaba con una pared, era una columna e Iván me había llevado hasta allí, la luz era prácticamente nula… el mulato estaba pegado a mi y movía sus caderas circularmente, haciéndome sentir su miembro en mi vientre. No nos movíamos, era como si me follara pero sin introducirme la polla, nuevamente la sensación de mareo y calor volvía mí. Bajó su mano y metiéndola bajo la falda me tomó del coño con fuerza, me solté de él y traté de apartarla de mi sexo, no me lo permitió, tomó de las manos y subiéndolas por encima de mi cabeza las sostuvo contra la columna, estaba casi de puntillas, inmovilizada y con una gran mano sobándome la entrepierna

  • Déjame marchar por favor – le pedí –

  • No creo que desees eso – contestó mientras sus dedos encontraban entraban en contacto con mi chorreante coño.

  • Si… quiero que me sueltes…- insistí.

No creo que me creyera mucho, sobre todo cuando al bajarme de un tirón las bragas e introducirme un grueso dedo en la vagina, me vine en su mano, de nuevo mis jugos bañaron mis muslos y piernas. Abrí las piernas lo que me dejaban las bragas que tenía a medio muslo y esperé que me hiciera lo que quisiera. Me soltó las manos y me abracé a él que, antes de continuar el asalto de mi cuerpo, me despojó de las bragas y se las guardó en u bolsillo. No sabía cuantas piezas habían pasado, miré a mí alrededor y no vi a nadie, pensé que Iván debía conocer muy bien aquello, el sitio era de lo más discreto. Observé como se arrodillaba delante de mí y comenzó a lamer la cara interna de mis muslos y mordisquear mis labios vaginales, mi sexo respondió de inmediato y comenzó a verter copiosamente mis jugos internos. Yo quería más y apretaba el coño contra su boca, me hizo gemir, gritar, llorar, suplicar … me llevaba al borde del orgasmo y paraba, así una y otra vez hasta que se compadeció de mi y mordiendo levemente mi clítoris al tiempo que uno de sus gordos dedos violaba mi ano, me hizo explotar en un orgasmo espectacular, me mordí una mano para no soltar un alarido y me vacié con una fuerza incontrolable, cuando se levantó y me miró, vi brillar su rostro en la oscuridad. Agradecida, lamí mis propios jugos de su rostro.

  • Arréglate un poco – me dijo –

Me recompuse como pude y le seguí, estaba extrañada de que no me hubiera follado o pedido que se la mamara, pero su siguiente frase me hizo entenderlo

  • La noche está empezando… antes de que vayas tendré tu coño y tu culo

No respondí, pero sabía que o me iba ya o cumpliría lo que había dicho. Se separó de mí y me dirigí a la mesa en la que estaba Raúl, me sorprendí al no verlo, y aún más cuando un camarero se me acercó, me dijo que "el señor se había marchado" y me entregó un sobre, lo abrí y vi que lo que había dejado era una llave de habitación del hotel y unos billetes, los guardé precipitadamente en el bolso al ver que el camarero permanecía allí, le di unas monedas distraídamente y me fui, mi busto subía y bajaba descontroladamente… ¡ese hombre me había tomado por una prostituta!, notaba como mi cara ardía, pero también una sensación extraña en mi entrepierna. Mientras caminaba hacia la salida del hotel, miré lo que me dejó, era en efecto una llave y billetes de cien euros, en uno de ellos había un numero… supuse que era el de la habitación, el pecho me iba a estallar, quería salir corriendo de allí pero las piernas no me respondían, estaba como paralizada. Me senté en un sillón del "hall" del hotel, mi mente era un caos

Me levanté y, sin saber como, me encontré delante de los ascensores, entre en uno de ellos y miré el numero del billete, era la sexta planta, pulsé el seis mecánicamente sintiendo como mi corazón latía descompasadamente, de pronto me vi en la puerta de la habitación con la llave y el dinero en la mano, fui a abrir pero me detuve y llamé con los nudillos en pocos segundos se abrió la puerta, Raúl, en mangas de camisa, me sonreía

  • Hola, pasa –

  • Perdona – le dije – creo que te has confundido y vengo a devolverte tu dinero.

Me tomó de la mano y me arrastró dentro, sin que yo fuese capaz de resistirme, cerró la puerta y me pasó un brazo por encima de los hombros, yo estaba paralizada, no comprendía que hacía allí con un perfecto desconocido, me fue acercando a la gran cama lentamente - ¡Dios mío¡- pensé, va a follarme y quiero que lo haga.

Ya junto al lecho me puso frente a él y me levantó la barbilla con un dedo, le miré a los ojos y vi su deseo reflejado en ellos, notaba mis pezones erectos y como mis jugos íntimos bajaban por mis piernas… cerré los ojos. Sentí sus manos en mis pechos y no pude evitar un gemido, me apresó los pezones con sus dedos y me mordí los labios para no gritar. Quería luchar pero no podía, recordé mi cita con "D" y reaccioné, le empujé y me dirigí a la puerta

  • Lo siento- dije – ha sido un error.

Me alcanzó y bloqueó la salida con su cuerpo,

  • No creo que ninguno nos hallamos equivocado – musitó

Su voz era grave, le pedí que se apartara y su respuesta fue abrazarme, me hizo daño y le golpeé el pecho con mis puños, me tomó de las manos y me las puso detrás inmovilizándome, acercó lentamente sus labios y traté de apartar la cara sin conseguirlo… besó suavemente mis labios. Sacudí la cabeza violentamente, estaba excitada pero me quería ir… tenía que reservarme para "D". El desconocido me mordía levemente la barbilla y los labios mientras se restregaba contra mi pubis, noté como se erección era ya considerable.

  • Déjame… - le pedí-

Sin hacerme caso continuó con sus caricias, yo continuaba luchando quería irme a pesar de mi calentura. Me paré durante unos instantes y cuando el pensaba que había ganado la batalla le golpeé con la rodilla en la entrepierna, dio un grito y se dobló por la cintura

  • Puuutaaa… - farfulló mientras me soltaba y caía de rodillas – ¿por qué no te resistías con el mulato?

El cabrón me había visto con Iván…, aproveché ese momento para salir, pero cuando ya tenía el pomo en la mano, me cogió el tobillo desde el suelo, traté de pisarlo pero perdí el equilibrio y caí junto a él, la lucha en el suelo fue breve pero violenta, yo trataba de golpearle y él de inmovilizarme, nos revolcamos sobre la moqueta hasta que me vi boca arriba con el encima de mi sujetando mis brazos a los lados de la cabeza, intenté golpearle con las rodillas en la espalda pero me tenía bien agarrada, me relajé, vi como mi pecho subía y bajaba con violencia, le miré con rabia y vi que él también respiraba entrecortadamente y sudaba copiosamente. Pausadamente unió mis manos y las sujetó con una de las suyas, bajó la otra y comenzó a desabrochar mi blusa, mi cuerpo se tensó intentando liberarse pero era imposible, cerré los ojos y esperé… pronto noté como su mano jugaba con mi sujetador, abrí los ojos en el momento que bajó las copas de aquel y mis senos surgieron obscenamente desnudos me acordé de la discoteca y me estremecí, los pezones sobresalían erectos y duros, me pasé la lengua por los labios y moví la cabeza de derecha a izquierda cuando vi como acercaba su boca a mi pecho, comenzó a lamer uno de mis pechos y de repente mordió el pezón, una descarga eléctrica me recorrió desde el coño hasta el cerebro

  • Aaaaaaahhhhhh… - un gemido escapó de mi boca.

Cerré de nuevo los ojos mientras él pasaba de uno a otro pezón "castigándolos"

con sus dientes. Soltó mis manos y percibí como esperaba mi reacción, no hice nada, continué con los brazos por encima de mi cabeza y los ojos cerrados, el entendió perfectamente que mi lucha había acabado y comenzó a recorrer "el territorio conquistado", levantó mi torso, me quitó la blusa y el sujetador y volvió a tenderme, subió mi falda hasta la cintura y se arrodilló a mi lado. Yo, aun con los ojos cerrados, imaginaba que estaba examinando mi cuerpo de arriba abajo, enrojecí, que habría pensado cuando me vio que no llevaba bragas y que mi coño chorreaba. De nuevo sentí el calor de su boca en mis pechos, me acarició y lamió todo el cuerpo de cintura para arriba, cara, labios, cuello, tetas, axilas…Mi vientre se retorcía esperando su atención, pero por allí no me tocaba

Recordé los billetes y la llave, un ataque de furia me sacudió e intenté quítamelo de encima mientras gritaba:

  • ¡¡¡ Eres un cabrón, yo no soy una puta a la que pagas con unos euros!!! ¡¡¡Suéltame!!!

Me sujeto con más fuerza y continuó su tratamiento de caricias y suaves mordiscos, olas de calor me recorrían de arriba abajo mientras me retorcía de furia y de placer, me estaba abatiendo poco a poco y yo notaba como mis defensas iban cayendo una a una, el muy cabrón sabía como tratarme y en muy poco tiempo sería enteramente suya

Mi sexo continuaba esperando su "castigo" y mis caderas se retorcían buscando un contacto que apagara el fuego que ardía en mi vientre, levanté varias veces el pubis, pero Raúl evitaba con hábiles movimientos cualquier contacto

  • No me hagas sufrir más por favor – le pedí

  • No voy a hacer nada que no me pidas – repuso

  • Suéltame – le rogué

Raúl me observaba fijamente, sentí alivio cuando me quitó su peso de encima. Me levanté, me dirigí a la cama y me coloqué en el centro abierta de manos y piernas

  • Aquí me tienes…soy tuya… - estaba muy caliente y lo deseaba.

  • ¿Hasta donde? –

  • No hay límites… tú me has sometido y puedes hacer de mí lo que quieras - respondí sin apartar la vista de él.

Se me acercó y me manoseó las tetas a su antojo, mi cuerpo se retorció bajo sus caricias, por primera vez desde que "D" me sedujo, no respetaría sus normas y otro hombre me iba a poseer, me estremecí. De pronto se separó de mí….

  • Desnúdame- lo oí decir.

No me lo hice repetir, me acerqué a él y le quité la camisa, tenía poco vello en el pecho y restregué mis tetas contra el mientras bajaba las manos y le desabrochaba el cinturón, bajé sus pantalones y me arrodillé ante él y metiendo la mano en su slip, le saqué la polla, no era de las mas grandes que había visto pero era bonita, no estaba circuncidado. Me la metí en la boca inmediatamente, estaba caliente y la chupé con ansia, mientras con mis manos sopesaba sus gordos testículos, la ensalivé de arriba y abajo y comencé a jugar con mis dedos en su ano, noté como su miembro crecía increíblemente. Terminé de desnudarlo y le empujé a la cama, me puse encima de él para hacer un 69, nos comimos con avidez, estábamos deseando llegar al final pero nos conteníamos, sin ponernos de acuerdo ambos queríamos retardar lo más posible el momento de la penetración. Nuestro sudor y flujos se mezclaban y los olores y gemidos se expandían por la habitación, era lujuria en estado puro. En un determinado momento Raúl me dio la vuelta y se colocó encima de y puso su polla a la entrada de mi anhelante coño, le miré con los ojos velados por el deseo y puse las piernas encima de sus hombros… quería la máxima penetración

  • ¿Y ahora? – preguntó Raúl.

  • Tómame… atraviésame con tu polla

Mi último pensamiento antes sentir la caliente barra que invadía mi coño, fue para "D", recordé la primera vez que me folló atada en su cama…ahora le desobedecía por primera vez…De pronto la polla de Raúl se hundió en mi arrancándome un grito, pronto se inició la batalla entre los dos, follábamos como si fuera la última vez, sus gruñidos se confundían con mis gemidos y mis gritos pidiéndole más y más. Sus ataques eran cada vez más potentes y, como siempre, mis respuestas más débiles, su polla iba sometiéndome hasta que mi cuerpo rendido, solo esperaba que su conquistador le inundara con su semilla. No sé cuantas veces me corrí, pero fueron varias antes de sentir que el semen de mi nuevo amante invadía mi vientre y me hacía alcanzar el último orgasmo.

Esta noche tuvo una segunda parte que espero narraros pronto.

P.D. Este relato está dedicado especialmente a Lorena, espero que te sirva para que disfrutes de nuevos momentos de placer. Con todo mi cariño.