Sometida por las deudas 3

Mario sube aun mas el nivel de chantaje sobre María, que no encuentra otra solución que seguir los pasos que le marca su chantajista.

Esta es la continuación de lo que me veo obligada a hacer para mantener mi

negocio y el bienestar de mi familia.

Después de esa maldita noche en que había sido violada bajo mi forzado consentimiento, intentaba continuar con mi vida normal. Ya había destruido ese video y

las fotos que demostraban lo que había tenido que hacer bajo el chantaje de Mario. Parecía que recuperaba mi vida, ahora sabía que acercándose ya el día 5

tendría que hacerle una visita a ese cerdo que me había chantajeado, tenía que ir a buscar el dinero de la siguiente letra del banco, y aunque no tendría que

chupársela en los seis siguientes meses después de haber llegado a ese trato con él, me indignaba tener que volver a ponerme delante suya. No soportaba la

idea de mirarlo después de sus vejaciones. Pero no había otra salida. Dos días antes de la llegada de la letra lo llamé por teléfono. Debía saber a dónde ir a

recoger mi dinero, ese que tanto esfuerzo y dolor me había costado conseguir.

-¿Si?, ¿quién es?

-Soy yo, María. Era para saber dónde me entregaras el dinero. Acuérdate que mañana es día 4 y después de dejarte satisfecho el otro día ahora te toca a ti

cumplir con nuestro acuerdo.

-Claro que me acuerdo, ya pensé que no me ibas a llamar, llevo tantos días sin saber de ti…

-Lo siento, pero llevo unos días muy liada. –Intentaba mantener una postura complaciente, después de todo aun necesitaba de su dinero-.

-Me había hecho ilusiones de que hubieras disfrutado tanto de nuestro encuentro que quisieras repetir.

-Ya sabes que estoy casada, eso fue una bonita experiencia, pero quiero serle fiel a mi esposo, así que debemos dejarlo todo como un bonito recuerdo y seguir

los dos con nuestras vidas. Y entonces, ¿dónde podemos quedar para que me entregues el dinero? –Quería terminar cuanto antes esa conversación que me

estaba empezando a molestar-.

-Mañana tengo que asistir a la inauguración de un local que acabo de adquirir y no voy a tener mucho tiempo para poder quedar contigo, a no ser que te pases

por allí y yo te doy el dinero.

-¿Y si quedamos hoy? Así mañana no tendrás que preocuparte por dármelo.

-Es que no me encuentro en la ciudad y va a ser imposible. No se me ocurre otra idea que no sea que te pases por allí.

-Está bien. Y donde esta ese local.

Después me dio la dirección del sitio a donde debía ir a buscar el dinero.

-La inauguración es a las cinco de la tarde, así que si puedes venir un poco antes mejor, después va a ser más complicado porque tendré que atender a los

invitados. ¿Te parece bien?

-Está bien, pues hasta mañana entonces.

Al día siguiente comí temprano ya que tenía unos cuarenta minutos de coche hasta ese lugar. Me vestí un poco informal para ir a verlo, no quería tener que

notar sus miradas en mi cuerpo. Opté por unos pantalones vaqueros y una camiseta que no marcara mucho mis curvas, y una chaqueta larga que tapara un poco

la forma que le daban esos pantalones a mi trasero. Acto seguido cogí el coche y marche en busca de mi dinero. Llegué a la dirección indicada pasadas las tres y

media de la tarde, me había adelantado un poco, pero deseaba terminar cuanto antes. El local tenía una enorme fachada con un gran cartel que ocupaba toda la

pared: << SWDIVERSION>>. Tenía una gran puerta de entrada, con dos cristales negros enormes. Toque el timbre. Me abrió la puerta una mujer.

-Perdone señorita, pero la inauguración no es hasta las cinco. De momento el local se encuentra cerrado.

-No, perdone, pero no vengo a la inauguración, he quedado aquí con el propietario, se llama Mario.

-A si, el Señor Mario dijo que vendría una mujer preguntando por él. En estos momentos está reunido con unos clientes, pero me dijo que si llegaba pronto la

entretuviera enseñándole las instalaciones. Si quiere pase y se las muestro, no creo que se retrase mucho más la reunión.

No me gustaba la idea de quedarme allí delante esperando a que terminara su reunión, así que me decidí por echar un vistazo para cotillear un rato.

-Está bien, tengo curiosidad así que si no le importa…

La vista nada más entrar fue estupenda. Se trataba de una especie de bar, tenía una gran barra a lo largo, y un montón de mesas rodeadas con unos sillones

rojos que parecían comodísimos, había una pequeña pista de baile a un lado y una especie de tarima enfrente, por lo que supuse que harían actuaciones en vivo.

-Es un local muy bonito, veo que Mario ha hecho una gran compra.

-Sí que es bonito, pero sígame que ahora veremos las otras salas del local.

-¡Aun hay más! Pero si esto ya es una pasada.

2

-El local consta de varias salas en la parte de abajo y otras para fiestas privadas en la planta de arriba, junto con los camerinos y oficinas.

Nos dirigimos hacia otra barra pequeñita que se encontraba en una esquina, al lado de la cual había una puerta con un montón de espejos. Al abrirla se veía un

largo pasillo, el cual tenía a los lados pequeñas celdas como si se tratara de una cárcel, y más adelante una pared con unos agujeros redondos de pequeño

tamaño a la altura de la cintura. El pasillo terminaba en otra puerta y justo detrás había otra pequeña sala con un gran sofá redondo en el medio que más bien

parecía una cama. Estaba todo rodeado de puertas. Por cada una de ellas accedías a unas habitaciones decoradas de distinta manera y con camas de diferentes

formas y tamaños. En otras había pequeñas piscinas. Todo eso hacía que ya me fuera yo imaginando de qué clase de local se trataba. La joven me empezó

entonces a explicar cómo funcionaba todo y en qué consistía cada cosa, yo atendía a sus explicaciones sin perder detalle, no entendía como había personas que

hacían esas cosas. Continuamos el recorrido subiendo por unas escaleras hacia el piso superior. Estábamos a punto de seguir con la visita cuando nos cruzamos

con los clientes de Mario, los cuales nos comentaron que ya habían terminado la reunión. La amable chica me acompaño entonces a la oficina, saltándonos ya

todas las otras estancias que nos faltaban por ver. Llamó a la puerta y me invito a entrar una vez dio el visto bueno su jefe.

-Hola María, veo que has llegado temprano, siento haberte hecho esperar, pero se trataba de una reunión importante.

-No te preocupes, la chica que me abrió la puerta me estuvo enseñando todo durante la espera.

-Que te ha parecido el local, espero que haya sido de tu agrado.

-Es todo muy bonito, y es enorme, pero no me esperaba que te dedicaras a montar un puticlub en medio de la ciudad.

-No se trata de eso. Esto es un club de intercambios, por si no sabes lo que eso significa, quiere decir que vienen aquí desde parejas hasta hombres o mujeres

solas para poder disfrutar de relaciones sexuales con gente que no conocen, o hacer tríos y cosas de esas.

-La verdad es que he oído que esta clase de locales están muy de moda, pero a mí no me parece normal que cuando hay amor en una pareja y tienen unas

relaciones sexuales buenas tengan que acudir a estos sitios buscando alguien distinto. Yo no sería capaz.

-Pues eso es una pena, porque quería aprovechar la ocasión para regalarte unas entradas VIP para que vinieras con tu marido y disfrutarais los dos de una

buena experiencia. Con una entrada VIP se puede entrar en cualquiera de las salas.

-Creo que voy a tener que rechazar tu oferta, pero si a mí estos sitios ya no me gustan, seguro que a mi marido aún menos. Pero no quiero entretenerte

mucho, que seguro que estarás muy ocupado con lo de la inauguración.

-La verdad es que ando un poco liado. Tengo a todo el personal en los vestuarios preparándose para dar la bienvenida a los clientes, entre camareros,

bailarinas, y las azafatas que se encargaran de que se encuentre a gusto la gente en las diferentes salas, llevo todo el día agobiado. Y aun encima dos de las

chicas no han podido venir y aun no sé cómo voy hacer. Pero ya que estas aquí creo que me merezco diez minutos de descanso y me tomare una copa contigo

mientras cojo el dinero. ¿Te parece?

-Está bien, pero no quiero que por mi culpa desatiendas tus ocupaciones.

-Tranquila, si el jefe no dispone de diez minutos para una amiga mal vamos ¿no crees? Bueno y que te pongo de beber.

-Pues creo que me tomaré una coco-cola si tienes.

-Eso está hecho.

Mario se levantó de su gran mesa y abrió las puertas de un gran armario. En él había una especie de estantería con un montón de televisores, y justo debajo un

pequeño mueble-bar. Cogió mi bebida y se puso otra para él.

-Veo que te tiene intrigada para que son tantos televisores. Como comprenderás tengo que saber lo que ocurre en mi local en todo momento, así que

dispongo de cámaras en todas las salas. Y la tele central la uso para mi entretenimiento, y pongo algún que otro video casero.

-Noto que lo tienes todo bien estudiado. Debes haberte gastado un montón de dinero en montar todo esto.

-Pues tienes mucha razón, pero he conseguido financiación de algún que otro cargo importante de la ciudad a cambio de tener entrada libre cualquier día a las

instalaciones. Así los dos podemos sacar beneficio del negocio, yo en dinero y ellos pues ya tú sabrás como. Veo que estas interesada en mi negocio.

-Es que me gusta saber cómo hace la gente para hacer que un negocio funcione, al fin y al cabo yo también tengo uno, aunque nada que ver con esto claro.

-Ya que estas tan interesada igual podrías echarme una mano con lo de las azafatas que me faltan. Ya no sé cómo solucionarlo.

-Yo no creo que te pueda ser de mucha ayuda, no conozco a nadie que le pueda interesar.

-Yo no me refería a eso, quería decir que igual tú podrías ser una de esas azafatas. Sé que aun estas un poco mal de dinero, y yo les pago 800 € a cada una por

atender a los clientes en la inauguración. Son 7 horas de trabajo y te sacarías un buen dinero, y yo quedaría en deuda contigo.

-Creo que voy a tener que decirte que no, como ya te dije antes estos locales no son de mi estilo y no podría. –no sé qué se creía haciéndome esa proposición

sabiendo que yo no accedería-.

-Es buena cosa que te lo pienses otra vez, cuando dije que podrías echarme una mano en esto, quería darte a entender que tenías que aceptar.

3

-No entiendo yo porque tendría que hacerlo. Después de todo yo ya he cumplido mi parte del trato contigo así que no sé de qué vas ahora. Pretendía dejar

atrás todo lo que me has hecho e intentar comportarme como si fuésemos amigos, pero veo que tú no piensas lo mismo. Así que conmigo no cuentes.

-Igual esto te suena, pero tengo algo que igual te hace cambiar de opinión. Mira la tele y observa a ver si esto te hace pensártelo bien.

Esto ya era mucho hasta para él. Era el video de la noche en la que me había violado con un montón de consoladores. Como podía tener ese video, era imposible

que no me hubiera dado cuenta de cómo me grababa. Salían imágenes desde varios puntos de vista, parecía que me hubiese grabado desde varios sitios. Esto

era incluso peor que lo del primer video. No era capaz de articular palabra.

-Veo que no sales de tu asombro. Tiene fácil explicación, yo no podía quedarme sin un buen recuerdo de ti, así que antes de tu llegada prepare unas cuantas

cámaras, sabía que esa noche no te quedaba otra salida que satisfacerme mis fantasías, así que aproveché el momento en que te puse la venda en los ojos para

comenzar a grabar sin que te dieras cuenta.

-Eres un maldito hijo de puta. No puedes hacerme esto. Ya te saliste con la tuya una vez. Que intentas ahora, ¿chantajearme otra vez? No puedo creer que

después de intentar comportarme contigo como si nada hubiera pasado quieras aprovecharte de mi situación.

-Yo aún no dije nada de chantajear a nadie. Solo solicite tu ayuda de buenas formas, así que decide bien tu respuesta y afronta si tiene las consecuencias.

Como podía ser que mi vida se estuviera complicando de esta manera, como podía haberme metido en esta espiral de chantajes, y lo que es peor, cuál era la

forma de poder acabar con todo aquello. No encontraba ninguna salida que no fuera matar al cabron que se aprovechaba de mí, pero esa no era la solución, yo

no era de esa clase de personas aunque por momentos quisiera serlo. Ya me tenía otra vez. De nada valían las suplicas y los lloros delante de él. Siempre iba un

paso por delante de mí, siempre sabía lo que hacer y lo que decir en cada momento. Que estuviera yo allí no era casualidad, estaba ya todo preparado por él.

-Bueno, estas tardando más de la cuenta en decidirte. Yo ahora tengo cosas que hacer, así que te pido que abandones mi oficina. Si decides quedarte y ser la

azafata que me hace falta vete hasta la entrada y díselo a la chica que te recibió cuando llegaste, ella te acompañara a los vestuarios, te dará tu uniforme y te

explicara cual será tu trabajo. Y si por el contrario te quieres ir a tu casa, pues no te pongas más en contacto conmigo, nuestro trato se habrá acabado y tú te

buscaras la vida en otra parte, e igual tienes suerte y yo también me olvido de ti, pero acuérdate que la suerte no te acompaña mucho últimamente…

Ya estaba todo dicho, no me chantajeaba directamente, pero me lo había hecho entender a la perfección. Me fui de esa oficina intentando ser fuerte, limpiaba

mis lágrimas sin encontrar la respuesta que necesitaba. Como no había sido valiente y decirle a mi marido cual había sido la primera propuesta de Mario, como

había permitido que me llevara a aquella situación. Llegue casi sin darme cuenta hasta la entrada, quede paralizada delante de la puerta, la joven que me había

recibido me miraba sin saber bien que pasaba.

-¿Ya se va señorita? ¿Puedo ayudarla en algo más?

-Sí, creo… acabo de aceptar el trabajo de azafata y me han dicho que tú me explicarías donde están los vestuarios y mi uniforme. –el miedo a perder todo lo

que me era querido había respondido por mí-.

-Desde luego, sígame, yo le acompañare para que se prepare. No la veo muy convencida. Yo cuando me dijeron el sueldo ya no tuve dudas. Era mucho dinero

por unas horas de trabajo, y como están las cosas hoy en día hay que aprovechar estas oportunidades. ¿No cree?

-Supongo que sí. ¿Tú también eres azafata?

-Sí, bueno, aun no sé porque lo llaman azafata, es verdad que estamos aquí para ayudar a los clientes en lo que nos soliciten, pero tratándose de un sitio de

estos la ayuda que necesitaran no creo que sea la misma que por ejemplo en un avión jajaja. ¿No te parece?

Ahora todo empezaba a tener sentido. No se trataba de servir copas o cosas así. Tenía que hacerme a la idea que esa noche tampoco estaría entre mis mejores

recuerdos. Una vez llegamos al vestuario vi que allí había muchas chicas. Estaban separadas según el trabajo para el que habían sido contratadas. En un lado

estaban las que debían ser camareras, vestían con una camisa blanca muy entallada, solo cerrada con tres botones en la parte inferior, así que sus pechos se

veían sujetados solo por un minúsculo sujetador, y la parte de abajo era un minúsculo pantaloncito corto que dejaba a la vista la mitad de las nalgas de esas

chicas. Después se encontraban las bailarinas, tenían trajes distintos, de policía, de criada, de enfermera, estaba visto que se trataba de strippers. Y ya por

ultimo las azafatas. Lucían unos uniformes que casi no dejaban nada a la imaginación, un top ajustadísimo con una cremallera en la parte delantera para poder

quitarlo, solo cubría la zona de los pechos, y se notaba que iban sin sujetador, después una especie de braguita que ya casi parecía más bien un tanga, y por

encima de esta, una especie de cinturón de tela de encaje negro que tenía unas pinzas que se sujetaban a las medias, las cuales eran también negras y de tipo

red, con una liga en una de las piernas. Y tapando todo esto una pequeña minifalda, pero solo tapaba la mitad de las braguitas. Todas aquellas chicas eran

guapísimas, más bien parecían modelos, y se les veía muy contentas, a diferencia que yo, ellas estaban allí por su voluntad, y parecían disfrutarlo. Tardé en

ponerme el dichoso trajecito. Me sentía una buscona vestida así. Ya se acercaba la hora de la inauguración, así que una vez vestidas y maquilladas para la

ocasión nos dirigimos a la sala principal. Allí nos recibió Mario con dos de sus ayudantes, nos revisaron una a una comprobando que estuviéramos a su gusto.

Cuando llego a mí me pegó un vistazo y sonrió.

-Ya veo que has decidido quedarte para echarme una mano. Me alegra ver que el traje te queda tan bien, la verdad es que te ves guapísima. Cada una de

vosotras haréis de anfitrionas para mis mejores clientes. Tú eres mi preferida, y como sé que deseas ayudarme para que este primer día salga todo bien, pues te

pondré a cargo del que será mi mejor cliente. Ya te comente que una persona muy influyente me financiaba, y como estoy intentando cerrar otro gran negocio

con él, necesito que esta noche se lo pase de puta madre. Y quien mejor que tú para conseguirlo, ¿no crees?

-Lo que tú digas.

4

-No seas tan sosa, seguro que al final te lo pasaras bien, él es una persona muy educada, así que creo que os entenderéis bien. Si todo sale como espero y

consigo que sea satisfactoria su visita, firmaré un contrato que me hará ganar mucho dinero, y te prometo que no tendrás que hacer para mi ninguna cosa más.

Te daré el dinero de la hipoteca de tu negocio y todos nuestros tratos se darán por liquidados. ¿Qué te parece la propuesta?

-Y como se yo que cumplirás con tu palabra. Siempre terminas amenazándome con algo para que tenga que seguir tus sucios juegos.

Mario me entrego un sobre. Yo lo abrí de inmediato, y pude ver un cheque con mi nombre. La cantidad era la que yo le debía al banco para cancelar los

préstamos. Yo aún no salía de mi asombro.

-Como ves ahí tienes lo necesario para que no tengas que precisar más de mí. Si consigo cerrar el acuerdo con esta persona tú ya habrás hecho para mi más de

lo que pretendía al principio, así que dejare que vuelvas a tu vida normal, y no me entrometeré más en ella. Pero recuerda que para eso tengo que conseguir

cerrar el trato. Que me dices ahora.

-Está bien, yo haré todo lo que pueda para que se quede encantado con la visita, y luego desaparecerás de mi vida. –esta podía ser la oportunidad de olvidar ya

todas las cosas que había tenido que hacer para contentarlo, y poder recuperar mi rutina, así que me dispuse a cumplir con el trabajo que me encomendaba.

Llegada la hora de la apertura empezó a entrar la gente, había desde grupos de gente hasta parejas que venían dispuestas a pasar un rato agradable. Las

personas cogían asiento dispuestos a disfrutar del espectáculo que iba empezar. La música sonaba y una joven chica se subió al escenario, bailaba sensualmente

mientras se quitaba la ropa. Era el primer striptease de la tarde. Mario se encargaba de recibir a sus clientes, de vez en cuando solicitaba la colaboración de

alguna azafata para que se encargara de sus mejores clientes. Yo aún aguardaba mi turno. Estaba nerviosa, no sabía que tendría que hacer llegado el momento

en que solicitara mi presencia, no sabía cómo comportarme. Yo miraba a mí alrededor, y veía como las azafatas se adentraban hacia las otras salas

acompañando a distintas personas, su función era como la mía, mostrar las instalaciones y hacer que esa gente quisiera volver otro día. De pronto noté un gesto

de Mario, estaba solicitando que me acercara, mi invitado había llegado.

-Bueno María, te presento al señor Suarez, como ya te habrás dado cuenta es el gobernador.

-Encantada de conocerlo señor Suarez, es un honor ser su azafata esta tarde.

-Lo mismo digo señorita. Quisiera presentarle a mis acompañantes. El señor Montesinos y el señor Ruiz.

-Encantada señores, yo seré la encargada de que pasen una agradable velada.

-Bueno señores, -saltó Mario- , los dejo en buenas manos, espero que se diviertan en su visita a mi local.

Mario se fue hasta la entrada a seguir dando la bienvenida a sus clientes, dejando ya que fuera yo quien me encargara de estas personas.

-Y como quieren los señores que comience su visita. Puedo iniciarles una visita guiada por las instalaciones o prefieren que les sirvan algo de beber mientras

disfrutan del espectáculo en vivo.

-Creo que disfrutaremos del striptease primero, y tomaremos una copa antes de ver el resto.

-Lo que deseen. Déjenme que les acompañe a sus asientos, tienen reservada una mesa en primera fila.

Los acompañé a sus asientos y llamé por una camarera para que los atendiera. No pude evitar fijarme que nos seguían dos hombres más. Eran unos negros

enormes, vestidos con trajes también negros y con cara de pocos amigos. Me di cuenta en seguida que serían los guardaespaldas del gobernador.

-Tu siéntate aquí a mi lado María, quiero aprovechar la ocasión para poder disfrutar de un striptease acompañado por una bella mujer.

-Gracias por su cumplido señor Suarez, será un placer acompañarlo.

Parecía que mi compañía les estaba resultando agradable, él era un tipo de unos 65 años, alto y con una enorme barriga, y sus dos acompañantes eran quizá un

poco más jóvenes pero no mucho más, así que teniendo a una mujer joven acompañándolos esa tarde, era normal que les agradara. Yo estaba sentada entre el

Gobernador y uno de sus ayudantes. Él sostenía una gran copa en su mano mientras la otra comenzaba a acariciar tímidamente mi rodilla. Observó de reojo cual

era la reacción de mi cara al sentir su mano en mi rodilla. Yo no pude hacer otra cosa que regalarle una sonrisa haciéndole ver que disponía de mi aprobación.

Después de todo sabía que ese viejo estaba allí para disfrutar de mis atenciones, y más sabiendo yo lo que ganaría si quedaba satisfecho.

-Espero que la tarde esté siendo de su agrado señor gobernador. –le dije sonriéndole –

-La verdad es que es una maravilla disfrutar de un espectáculo como este acompañado por una mujer tan complaciente, no cree señor Ruiz. –dijo mirando a su

ayudante.

-Pues la verdad es que aún no me encuentro yo muy cómodo en este sitio, pero igual al final cambio de idea…-le contesto poniendo éste también una mano

sobre mi otra rodilla-.

-No se preocupen señores, yo haré todo lo que pueda para procurar que se sientan cómodos y disfruten de la tarde.

La chica del estriptís ya se había despojado de toda la ropa y ahora hacia diversas piruetas sobre una barra de acero que había en el escenario. No podía dejar de

fijarme como las tres personas que tenía a mi cargo miraban el espectáculo con atención, viendo como esa pobre chica abría sus piernas mostrando a todo el

público todo lo que allí guardaba. Mientras notaba como sus manos recorrían ya con más ímpetu mis piernas e intentando acariciar ya la parte interna de mis

muslos, cosa que les era algo complicado dado que yo mantenía mis piernas juntas. De repente vi a Mario en una esquina de la sala, no nos quitaba ojo, y me

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hizo una seña para que me diera cuenta que debía ser más atenta con ellos, después de todo era mucha la recompensa que yo ganaría, así que le hice una seña

de aprobación. Giré mi cabeza buscando saber lo que estaba haciendo el tercero de ellos y note que no me quitaba ojo de encima, miraba mi cuerpo de arriba

abajo, y dado que la ropa que llevaba no cubría mucho mi cuerpo, creo que estaba disfrutando con lo que veía. Yo mordí sensualmente mi labio inferior para

provocarlo, e inmediatamente después le guiñe un ojo mientras abría lentamente mis piernas, cosa que gusto a sus dos amigos que sin pausa comenzaron a

explorar más con sus manos. Yo me recosté más en el sofá, dejándoles ya total libertad de movimientos. Notaba sus manos arrugadas ya por la edad recorrer

mis piernas sin complejos, e incluso alguna que otra vez llegaban a rozar levemente mi coñito. No pude evitar fijarme en las personas que nos rodeaban, había

parejas medias desnudas intercambiándose con desconocidos, en algunas mesas incluso había chicas chupando uno o varios penes, eso ya casi parecía una gran

orgia, a nadie parecía importarle realizar todas esas cosas con desconocidos, o rodeados de ellos. El espectáculo estaba a punto de terminar y había gente que

ya se atrevía a adentrarse por la puerta que conducía a las salas que allí había.

-María, creo que nuestro amigo el señor Montesinos está un poco aburrido, el señor Ruiz y yo estamos disfrutando de su compañía, pero no nos gusta dejar de

lado a nadie, ¿no crees?

-Estoy totalmente de acuerdo señor Gobernador, tendremos que buscar la forma de atender también como se merece al señor Montesinos.

-Me parece que sería una buena idea que nos levantáramos y nos hiciera una visita guiada por el resto de estancias del local y así puede explicarnos usted

misma en que consiste cada una de ellas y hacernos una pequeña demostración, si a ti te parece bien.

-Creo que ha tenido usted una idea estupenda. Que mejor manera de llevarse una buena imagen del club que conociendo todas sus características ¿no?

Se le notaba a lo lejos que era un viejo pervertido, al igual que sus amigos, pero yo no me iba echar atrás, tenía decidido satisfacerlos sexualmente en todos sus

caprichos, ellos eran mayores y aunque fueran tres, sabía que no me durarían mucho. Me levante e hice que me acompañaran hasta la puerta donde

empezaban las otras salas, procuraba ir un poco delante de ellos, para que no perdieran la oportunidad de recrearse con el movimiento de mi culo. Les abrí la

puerta y los invite a entrar.

-Bien señores, aquí empieza la zona de encuentros, a este lado del pasillo pueden ver unas pequeñas celdas con mujeres desnudas. Están ahí para ser tocadas

por todo el que quiera, así que si lo desean no pierdan oportunidad de hacerlo, ellas no pondrán objeción alguna a sus caricias.

-Pues sí que es un buen recibimiento a los clientes masculinos, aunque creo que para la clientela femenina no le satisfará tanto. –dijo el señor Montesinos-.

-Tiene usted toda la razón, por eso a continuación pueden ver la parte dedicada a las mujeres. –Ahora llegábamos a la parte de los agujeros en la pared, por los

cuales asomaban ya un montón de penes-.

-Y cual se supone que es su finalidad. –Me respondió el gobernador-

-Pues desde dejar que te penetren –le dije yo mientras apoyaba mi trasero un uno de esos penes simulando que follaba con el-, hasta realizarle una sesión de

sexo oral –volví a contestar acariciando ahora aquella verga con mi lengua. No me creía lo que acababa de hacer, pero me gusto la sensación que había

conseguido ver en sus caras.

-Noto que el señor Mario ha estudiado muy bien cada detalle.

-Esto es solo el principio, la cosa se pone más interesante cuanto más se va avanzando en las salas. Continuemos y ustedes me van diciendo lo que le van

pareciendo. Y no duden en preguntar cualquier cosa que no entiendan, yo se lo explicaré encantada.

Entramos en la siguiente parte del local. Era un pequeño salón con una cama redonda en medio, la que ya estaba totalmente llena de personas tocándose y

besándose sin importar con quien lo hicieran.

-Como pueden ver aquí las parejas llegan y se entretienen con el resto de parejas. Este es un local de intercambio, así que a nadie importa a quien toca ni

quien te toca a ti. Se trata de disfrutar de los cuerpos del resto sin preocuparte de ninguna otra cosa. Este es el primer paso antes de decidirse a entrar en alguna

de las habitaciones que la rodean.

-Nos gustaría echar un vistazo a alguna de ellas y comprobar lo que sucede dentro, si es que no están ya todas ocupadas claro.

-No se preocupen por eso, se puede entrar en ellas aunque allá gente, de eso se trata todo, de que gente desconocida se una a ti para disfrutar de relaciones

sexuales con personas totalmente desconocidas. Cada una de estas salas está decorada de distinta forma y con distintos artículos preparados para el disfrute de

los usuarios. Al entrar en una sala no es obligatorio unirse al resto de ocupantes, también hay butacas para los que solo quieren mirar, o por si uno de la pareja

prefiere ver como el otro mantiene relaciones con el resto de gente. A veces sentirte observado también resulta excitante. En alguna sala también hay

disponibles yacusis para poder mantener relaciones en el agua.

-Por tu forma de explicarlo parece una situación muy morbosa, -me interrumpió el señor gobernador- ¿a ti te gustan esta clase de lugares? Creo recordar que

el señor Mario nos dijo que eras una mujer casada. Sueles frecuentar locales de este tipo con tu marido entonces.

No me creía lo que había oído, el mamón de Mario les había dicho que estaba casada, y yo me había dejado meter mano por ellos y aun encima les había dado

mi total aprobación. Y lo que es peor es que seguro que alguno de ellos intentaría tener relaciones conmigo y yo tenía pensado hacerlos disfrutar como había

quedado con Mario. Sabiendo que estaba casada debían verme como una puta.

-A mi marido no le gusta venir a sitios de estos, pero solo por vergüenza. Él sabe que a mí me gusta experimentar cosas nuevas, así que me da su permiso

cuando decido hacerlo. Después de todo se trata solo de sexo. Él sabe que lo quiero y yo sé que él me quiere a mí, pero eso no impide que podamos realizar

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alguna fantasía sexual con desconocidos. Como se suele decir somos una pareja liberal, como las que se encuentran en este local ahora mismo por ejemplo.

Pero dejemos ya de hablar de mi vida, estamos aquí para su disfrute, así que si les apetece díganme por donde quieren continuar con la visita.

-Pues creo hablar en nombre de todos, seguro que nos gustaría entrar en alguna para poder ver con nuestros ojos lo que sucede en el interior. Así que si no

hay problema nos gustaría que nos acompañara.

-Como ustedes deseen. Probaremos con esta misma.

Abrí la puerta que se encontraba más cerca de nosotros y los invite a entrar. Era una habitación adornada toda de un color rojo, en cada esquina había una

televisión en la que se veían escenas de películas pornográficas, y en todas ellas las mujeres parecían ser esclavas de los hombres. No había ninguna cama, en

lugar de eso estaba llena de cojines, y sobre ellos se agolpaban un montón de cuerpos medio desnudos. Los hombres estaban todos tumbados, y las mujeres los

masturbaban con sus manos y con sus bocas, alguna se atrevía a montarse sobre ellos consiguiendo que la penetraran. Era como las escenas de las películas,

eran las mujeres las que satisfacían a los hombres. Nos acercamos a unos asientos que se encontraban en una de las esquinas y ellos quisieron quedarse un rato

mirando. Los guardaespaldas se colocaron justo detrás de nosotros para tener todo bien controlado.

-Señorita María, nos gustaría ver como actuaria usted si viniera por su cuenta a esta sala. Cuál sería su forma de actuar, así que no se preocupe por nosotros y

diviértase, eso sería de nuestro agrado.

-No me parecería correcto abandonar su compañía, mi labor es atenderlos a ustedes, estoy trabajando.

-Entiendo lo que nos quiere decir, pero nosotros estamos aquí para ver cómo funcionan estos sitios, así que nos gustaría que nos diera una explicación

práctica-

-Si eso es lo que desean pues miren bien y vean como se actuaría. Les haré una breve demostración.

Esos degenerados querían que me apuntara a esa especie de orgia que estaba montada encima de los cojines, así que no me quedaba más remedio que hacerles

la demostración práctica. Me levanté del asiento y cogí rumbo al centro de la sala, caminaba despacio, sin saber aún muy bien lo que tenía que hacer, pero

también para que pudieran contemplar el movimiento de mi cintura. Me puse de rodillas y me acerque a un hombre que estaba tumbado masturbándose

mientras veía como su mujer cabalgaba encima de un desconocido, sin pensarlo cambie sus manos por las mías, siguiendo yo con la paja que se estaba

haciendo, volteé mi cabeza para comprobar que mis invitados estuvieran atentos a mi actuación, cuando note como ese hombre al que estaba masturbando

agarraba mi cabeza y la acercaba a su pene erecto. Quería que se la chupara, y así lo hice. Sabía que ese era el propósito del gobernador y sus amigos. Intenté

esmerarme en la mamada, cuando noté que alguien empezaba a acariciar mi conejito por encima de la minúscula braguita, quise mirar de quien se trataba, pero

esa mano en mi cabeza no me lo permitió. De pronto sentí como apartaban hacia un lado la braguita. Una polla se apoyaba ahora en mi coñito, y despacito se

abría paso en ella. Sentía como se deslizaba dentro de mí, hasta que sentí su vientre apoyándose en mi culo. Me la había metido entera, y sus manos se

apoyaban en mi cintura para iniciar unas suaves penetraciones. Era la primera vez en mi vida que tenía dos pollas en mi interior. El que me estaba follando fue

cogiendo un mayor ritmo en sus penetraciones, lo que hacía que la polla que tenía en mi boca entrara más y más, llegando a tocar mi campanilla en varias

ocasiones, hasta que noté como soltaba su leche en mi garganta casi al mismo tiempo que mi coñito recibía también su ración de semen. Aun con la boca llena

de esa cosa espesa gire mi cabeza buscando saber quién me había follado. Se trataba del señor Montesinos, que sudaba mientras con suaves golpecitos

intentaba depositar en mi coñito los últimos restos de su semen. Yo le puse carita de niña mala y recorrí mis labios con la lengua recogiendo los restos de la

mamada que acababa de realizar, y tragué hasta la última gota. Terminada esa clase práctica acomode mi ropita y me fui buscando al resto de los señores que

tenía a mi cargo.

-Espero que hayan disfrutado del espectáculo, y que hayan aprendido como se actúa en estos lugares. La primera regla es dejarse llevar, y parece que el señor

Montesinos lo ha entendido muy bien. –el muy cabron me había follado, y yo seguía poniendo buena cara, que remedio tenia ¿no?- Ahora si lo desean podemos

continuar con la visita.

-Pues la seguimos María, acuérdeme de cuando hable con el señor Mario le felicite por haberla contratado. Es un placer tenerla como anfitriona.

Y eso no se hizo esperar. Justo cuando abandonamos esa habitación nos encontramos con Mario, que estaba comprobando que las instalaciones estuvieran

agradando a todos sus clientes.

-Bueno señores, y como les está resultando la visita a mi Club.

-Pues la verdad es que as montado esto por todo lo grande, se ve que no se te ha escapado ningún detalle. –se apresuró a contestar el señor Gobernador.

-La verdad es que he procurado diseñar todo teniendo en cuenta cuales son los gustos de mis mejores clientes. Espero haber acertado también en la elección

de la azafata que les e asignado para la visita.

-Creo que no podías haber elegido mejor, la señorita María está siendo una gran anfitriona, claro que quien mejor puede decírtelo es el señor Montesinos, que

ya ha probado de primera mano sus atenciones.

-Me alegra oír eso, ahora seguro que preferirían subir a la zona de arriba, esta solo reservada para mis mejores clientes, y seguro que María les continuara

agradando con las explicaciones de cada rincón de mí negocio, ¿verdad María?

-Por supuesto, si los señores son tan amables de seguirme seguro que encontraran la zona VIP mucho más interesante. –arriba seguro que habría menos gente

y así podría dedicarme a hacer las delicias de estos viejos verdes, pretendía hacerlos disfrutar tanto que no tuvieran elección de firmar ese contrato con Mario.

Así yo también tendría mi recompensa, y se acabaría lo de tener que poner más mi cuerpo a los servicios de ese cabron-.

7

Subimos las escaleras y volví a regalarles una visión perfecta de los movimientos de mi culo. Decidí que entráramos en la primera habitación, no quería perder el

tiempo en conversaciones absurdas, así que les invite a sentarse y me dispuse a entretenerlos un ratito.

-Como pueden ver esta es una sala mucho más privada. Está pensada para que una mujer pueda excitar a sus conquistas, así que eso será lo que yo intente con

ustedes, si les parece bien.

-Estamos deseando ver de qué se trata.-me respondió el señor Ruíz-.

-Pueden comprobar que enfrente de ustedes hay un pequeño escenario todo rodeado de espejos. Se trata de que la mujer obsequie a sus observadores de un

sensual baile, y los espejos tienen como función que estos no se pierdan detalle. Así que les voy hacer otra demostración práctica si no les importa.

Bueno,llegaba la hora donde Maria deberia subir el nivel de sus actos para lograr su obligado proposito.