Sometida por las deudas 2
En esta segunda parte la pobre María descubre las verdaderas intenciones y gustos de su chantajista.
Esta es la segunda parte de las cosas a las que se tiene que someter María para poder seguir con su vida.
Y así cogí mis cosas y me fui llorando hasta mi casa y dándole mil vueltas intentando encontrar una salida, pero no había ninguna,
estaba totalmente en sus manos, ahora solo esperaba que aceptara mi propuesta de sumisión y no enseñara ese video y las fotos a nadie.
Pasaron los días y no había noticias suyas, yo intentaba seguir con normalidad una vida que se me estaba poniendo muy cuesta
arriba, cada vez que sonaba el teléfono lo miraba asustada imaginándome que sería el pero así pasaron un par de semanas sin noticias suyas.
Pero un día me llego un mensaje suyo al móvil:
ordenes sin rechistar>
Y así lo hice, me dirigí a su oficina, cogí el paquete y la carta y me fui a mi casa. Era viernes por la mañana, los niños estaban en el
colegio y mi marido trabajando, así que podía estar tranquila. Primero abrí la carta y me decidí a empezar a leer:
<Mañana por la noche tenemos una cita, en el paquete tienes la ropa que tendrás que ponerte, tienes ahí todo lo que necesitas, ni
una cosa más. Estarás a las 8 de la tarde en mi casa, quiero que estés bien arreglada porque iremos a cenar con unos clientes y quiero presentarte
como mi pareja, así que actuaras como si lo fueras. Ahora sí que empieza el pago por mantener nuestro video en secreto>
La verdad es que ya me había hecho a la idea de que se le ocurriera alguna barbaridad, así que no me parecía algo tan
descabellado realizar aquello, aunque ya estaba casi convencida que al final de la noche no me quedaría otra que entregarme en cuerpo a él. Luego
abrí el paquete y vi lo que me tenía preparado. Unos zapatos con un tacón de aguja enorme, una minifalda negra muy ajustada, y una camiseta muy
suelta a la altura del pecho y con la espalda descubierta, por la cual solo pasaban unas finas tiras. El muy cerdo no quería que me pusiera ropa
interior. Ahora sí que ya estaba segura de que tendría que acabar acostándome con él esa noche. Y en el fondo del paquete había una foto mía, una
de las que me había sacado el muy cabrón, sentada en su cama en ropa interior y con las piernas tan abiertas que en mi tanga se podía notar las
formas de los labios de mi coñito. Quería hacerme ver que estaba totalmente en sus manos. Rompiendo a llorar cogí la foto y la deshice en mil
pedazos procurando no dejar prueba alguna de ella. Continúe el día intentando llevarlo con total normalidad, y cuando llego mi marido del trabajo
me invente una disculpa para poder salir la siguiente noche sin levantar sus sospechas. Le dije que había quedado con unas amigas para ir de cena,
y después nos iríamos de fiesta a algún lugar el cual aún no lo teníamos decidido, y para mi sorpresa resulto más fácil de lo que pensaba.
-Me parece buena idea amor, llevas unos días en los que te noto un poco deprimida, sé que la situación económica no estaba muy
bien, y ahora que parece empieza a solucionarse, creo que es buena cosa que desconectes y salgas a divertirte.
Estaba hundida después de oír sus palabras, él no se podía ni imaginar cual era la verdadera razón de mi salida y yo me sentía
sucia por tener que engañarlo, pero era la única forma de salvar nuestra familia, así que me llore en silencio y saque todas las fuerzas que me
quedaban para superar toda aquella situación de la mejor manera posible.
Al día siguiente me prepare para esa cita que tanto odiaba, me depile muy bien, me di un buen baño, me pinte, me peine, y me
puse la ropa que Mario me había dado, me puse mi mejor perfume, al mirarme al espejo no me lo podía creer, realmente me encontraba muy
guapa, si es verdad que esa minifalda era un poco provocativa, pero no era la primera que me ponía, así que tampoco estaba tan incómoda, otra
cosa era la camiseta, era muy bonita, pero era tan floja que no podía parar de notar el movimiento de mis pechos, no estoy acostumbrada a ir sin
sujetador así que se me hacía extraño, pero tenía en mente cumplir las órdenes de Mario hasta el fin de las consecuencias para poder recuperar ese
video, así que no le di más vueltas y me decidí a acudir a mi cita.
-Bueno cariño, ya estoy lista, así que mejor me voy que no quiero llegar tarde a junto mis amigas que ya estarán esperándome.
-Vas muy guapa esta noche, los chicos no te van quitar los ojos de encima.
-No seas tonto, quien se iba a fijar en mi con la cantidad de chicas guapas que salen hoy en día. -quise yo salir del apuro-
-Venga, vete y pásalo bien, y no os emborrachéis no vaya ser que algún moscón se quiera aprovechar de vosotras. –bromeo el-.
Sin más le plante un beso en los labios y me marche. Me dirigí a casa de Mario mirando bien de que nadie se diera cuenta de a
donde me dirigía, no quería tener que darle a nadie más explicaciones de las necesarias. Y allí estaba yo, otra vez delante de su casa y otra vez sin
decidirme a tocar el timbre. Sopese una vez más todo lo que tendría que hacer esa noche, debería ser la novia complaciente de alguien a quien
detestaba cada día más, de alguien que me había hecho comportarme y sentirme como una puta, de alguien que me había forzado a ser el primero
que se corriera en mi boca, y ahí estaba yo otra vez, sin más remedio que aceptar sus caprichos, y dejar de lado el poco orgullo que aún me
quedaba.
-Que haces ahí fuera con el frio que hace, pasa que ya te estábamos esperando-dijo Mario mientras me colocaba un suave beso en
mis labios, se me paso por la cabeza cruzarle la cara con un tortazo, pero eso hacían los novios, así que tuve que poner buena cara y seguirle el
juego mientras me llevaba agarrada por la cintura hacia el salón donde nos esperaban sus invitados. Me los fue presentando mientras yo le daba
dos besos a cada uno. Respire algo más tranquila cuando pude ver que esa reunión con esos clientes iba a ser algo un poco informal, ya que todos
acudían con sus respectivas parejas. Eso haría que no todos estuvieran pendientes de mí, que era algo que me tenía asustada.
-Bueno pues creo que sería buena cosa que vayamos cogiendo ya camino del restaurante, tenemos mesa reservada y no podemos
llegar tarde. -dijo Mario.
Caminando todos hacia la puerta Mario les fue dando la salida a sus invitados y justo cuando ya solo quedábamos los dos por salir,
se apuró a decir:
-Ir adelantándoos vosotros que Mi novia y yo enseguida os cogemos, creo que ella se olvida el bolso dentro, ¿y hoy en día que es
una mujer sin su bolso no cariño? -Dijo mirándome mientras me hacía un guiño con su ojo.
-Tienes razón, ya me lo olvidaba. –solo supe decir yo, sabiendo que no había traído ninguno sabiendo que solo debía traer lo que
contenía el paquete que me había dejado en su oficina. Y así todos los invitados fueron subiendo a sus coches mientras nosotros entrabamos de
nuevo en la casa. Justo cuando entramos y después de cerrar otra vez la puerta, me cogió por la cintura, me giro hacia él y me beso de nuevo, pero
esta vez lo hizo abriendo su boca e intentando meter su sucia lengua en la mía, a lo que yo reaccione apartándome un poco.
-¡Que te crees que estás haciendo!, o es que no quieres recibir un caliente beso de tu novio. -dijo el con una sonrisa en su cara.
-Sí, perdona, es solo que no quiero que se me estropee el maquillaje. -le solté yo muy seria intentando retrasar lo inevitable.
-No te preocupes por eso cariño, seguro que en tu bolso tienes algo para poder arreglártelo luego.
-No es por llevarte la contraria, pero tengo que decirte que he venido sin bolso.
-Ya contaba con eso, por eso tuve el detalle de comprarte yo uno y poner en el todo lo que una mujer necesita, así que no te
preocupes más por eso y dale a tu novio un beso como se merece, que tenemos invitados esperándonos. -siguió riéndose el.
Ya me tenía donde quería, así que debía jugar mi papel sin más rodeos, él tenía algo en su poder que yo quería y tenía que
ganármelo.
-Tienes razón Mario. –y así acercándome a su boca deje que me besara, y fui yo quien con mi lengua le di permiso a la suya para
introducirse en mi boca, fue un beso corto, pero que a mí se me hizo eterno, después se quedó abrazado a mí y mirándome a los ojos fue bajando
las manos por mi cintura hasta llegar a mi culo, el cual empezó a sobar mientras yo notaba como las lágrimas se apoderaban de mis ojos, y el con
una gran sonrisa me siguió diciendo:
-Mira que novia tengo, por mucho que te toco el culo no consigo notar ni un trozo de tela debajo de esta faldita, seguro que tenías
pensado ponerme cachondo, ¿verdad?
-Como acertaste, sabía que te gustaría esto, por eso me decidí a venir sin ropa interior, a una novia siempre le gusta sentirse
deseada por su novio, y veo que lo estoy consiguiendo, ¿o no es así? -ya estaba como él quería, asumiendo mi nuevo rol.
-Bueno pues ahora no podemos entretenernos mucho que nos están esperando, pero te prometo que esta noche te atenderé
como te mereces.
-Eso espero, no me he presentado a esta cita sin ropa interior para quedarme con las ganas de ser bien atendida por mi novio y
volver a casa igual que vine. -ahora si estaba decidida a hacer que no le quedaran dudas de que me ganaría ese video que me había grabado.
-Bueno ahí encima tienes el bolso que te he comprado, cógelo y vámonos que ya nos estamos retrasando más de lo debido.
Y así nos metimos en el coche y cogimos rumbo al restaurante, me sentí aliviada viendo que nos dirigíamos a otra localidad, así no
habría nadie que me pudiera reconocer. Intente mantener una conversación con el mientras nos dirigíamos al restaurante, y mantuve mi cara
siempre con una buena sonrisa en ella intentando cumplir con mi papel, y el aprovechando la ocasión no dudaba en poner su mano en mi rodilla y a
veces me acariciaba también el muslo llegando hasta donde la minifalda empezaba a cubrir mis piernas, como si me tratara de verdad de su novia.
Y así llegamos al restaurante, sus clientes ya debían estar dentro, ya que sus coches estaban ya en el parking, así que aparcamos y
nos fuimos a la entrada, aprovechando el a coger mi mano y así dirigirnos hasta la mesa donde ya nos esperaban sus clientes y sus respectivas
parejas.
-Perdonad el retraso, ahora ya podemos empezar la cena, y para después tengo una sorpresa para todos ustedes, hoy inauguran
un club aquí al lado y tengo unas entradas VIP para poder tomar unas copas con calma y así poder apartar un poco el trabajo, que llevamos unos
días muy ajetreados,-dijo Mario mientras cogía la carta para proceder a pedir la cena-.
Tengo que reconocer que la velada no estaba siendo un suplicio como podía haberme imaginado, los clientes de Mario eran unas
personas muy agradables, y sus mujeres me ayudaron también a coger un poco de confianza con ellos y poder soltarme un poco más, y si no fuera
por los abrazos, besos y sobeteos que me dedicaba Mario de vez en cuando para hacerme pasar como su verdadera novia, todo habría sido
perfecto.
Y así después de la cena, los postres y una corta sobremesa, nos fuimos andando hasta ese club, ya que quedaba a un par de
calles. Ahora sí que todo me parecía una película, íbamos en parejas y como si fuésemos novios de verdad me hecho el brazo por encima haciendo
que yo también lo cogiera a él, nadie podía sospechar que no lo fuera, y yo estaba cumpliendo mi trato.
Estuvimos el resto de la noche tomando copas y bailando, yo ya asumía con normalidad sus abrazos, su lengua cuando me besaba,
sus manos acariciándome la espalda, el culo, ya me había tenido que sentar en su colo, notando como un bulto bajo su pantalón se rozaba contra
mis nalgas, pero aun así yo estaba soportando la noche mejor de lo esperado. Y pasando las horas sus clientes se iban despidiendo hasta que los dos
nos quedamos solos en medio de la barra en un local aun abarrotado de gente. Eran las 3:40 de la madrugada:
-Mario, siento aguarte la fiesta, pero estoy muy cansada. Podríamos irnos y ya si tal seguimos otro día si quieres.
-Tengo una idea mejor, allí en la zona vip hay unos sofás, podemos sentarnos allí mientras nos acabamos las copas y después nos
vamos a mi casa y si quieres nos relajamos en el yacusi.
-Está bien, pues sentémonos allí un rato y así te tomas la copa tranquilo. -me pareció esto mejor idea que lo del yacusi para ser
sincera. Y así llegamos y nos pusimos cómodos, tuvimos suerte, ya que estaban casi todos ocupados por parejitas que no paraban de meterse
mano.
-Venga no seas tímida y acércate un poco, hasta que yo de por terminada la noche sigues siendo mi novia, y ahora ya sin gente
conocida puedes empezar a sacar la gatita que llevas dentro.
-La verdad es que esta noche no tuve mucho tiempo de demostrarte mi agradecimiento por dejarme ser tu novia, y regalarme
este conjunto tan mono. - le susurre yo al oído complaciéndolo, y me recosté sobre el mientras le daba mordisquitos en el cuello.
-Seguro que ya estás toda mojada pensando en la gran follada que te voy a dar cuando te lleve a mi casa.
Aí ya estaba todo claro, esa noche me haría el amor, ahora ya no me interesaba estar allí sentada más rato, prefería ir a su casa,
acostarme con el cuanto antes para dar la noche por concluida y poder volver a casa con mi querido esposo.
-Siiiii, vámonos ya, llévame a tu casa y hazme tuya, quiero sentirte dentro, quiero sentir tu sudor mientras me follas, no te hagas
de rogar y vámonos.
-Me muero de ganas de follarte, pero con lo caliente que estoy acabaría pronto y te dejaría insatisfecha, así que porque no me
sacas la picha y me haces aquí una paja para llegar a casa en plena forma.
-Estás loco, aquí cualquiera nos puede ver.
-Ahora no te me pongas tímida, siéntate encima mía como si me cabalgaras y pajeame guarra que estas deseando cogerme la
polla.
Ya empezaba con ese vocabulario, con lo bien parada que estaba saliendo de esa noche y ya me tenía que empezar a comportar
como una verdadera golfa y ya no como una respetable novia. Así que me senté sobre sus piernas, intentando que no se me viera el culo desde
atrás debido a mi pequeña minifalda y me agarre a su cuello.
-¿Estoy bien así?
-Así me gusta zorrita obediente, ahora haz que me corra, que ya me tarda ver cómo te comportas en una cama.
Pues eso hice, le saque la polla del pantalón y empecé a hacerle una paja mientras él me puso las manos en el culo sobándolo todo
cuanto pudo. Si alguien nos estaba viendo desde atrás debía estar flipando, ya que el tratamiento que le estaba dando a mis nalgas era digno de un
pulpo.
-Acércate un poco más y frótate mi polla con tu rajita, que quiero notar como te mojas. –me sugirió el, y yo me apreté contra él y
al estar sin bragas su miembro al pajearlo me recorría mi rajita de arriba hasta abajo. Y el aprovechaba que yo estaba tan cerca para darme
pequeños mordiscos en mis pechos.
-Frota tus tetas en mi cara que también quiero notar como se te endurecen esos pezoncitos. –yo viendo que aquello se alargaba
más de la cuenta me baje un poco el escote dejando mis tetas delante de su boca, supuse que eso lo excitaría más y terminaría antes con la paja
que le estaba regalando.
-Si quieres ver como se endurecen mis pezones será mejor que me los chupes un poco no, devórame las tetitas y córrete en mi
rajita de una vez que me tarda recibir tu lechita calentita... -dicho y hecho, al momento note como su polla se ponía más dura, y se disponía a soltar
toda su leche mientras su boca no dejaba restos de mis pechos sin probar. Note entonces como su semen resbalaba por mi coñito, cogí una
servilleta y me lo limpie lo mejor que pude, me volví a sentar a su lado y él se abrocho su pantalón satisfecho de lo que había conseguido.
-No sé cómo con todos los años que hace que nos conocemos nunca me diste una oportunidad, siempre dándome largas y ahora
de un día para otro estas dispuesta a ser mi putita solo por un simple video, ¿no será que con la excusa del video, aprovechas para ser follada por
un hombre de verdad? -se limitó a decir queriendo hacerme humillar más.
-Mi marido me da todo lo que necesito, pero me gusta la idea de joderte tu dinero haciéndote lo que a él le hago gratis... -quise
que el también recibiera de su misma medicina.
-Pues ahora mejor nos vamos a mi casa y así compruebo lo puta que puedes llegar a ser, y que sepas lo que es que te follen de
verdad.
Creo que mis palabras no habían sido las acertadas, ahora notaba en sus ojos una rabia que seguro estaba deseando soltar
conmigo. Nos fuimos al coche y emprendimos el camino hasta su casa. El camino de vuelta esta vez se me hizo muy corto, sabiendo que ahora sí
que tendría que dejar que el tomara mi cuerpo a su antojo, un cuerpo que hasta ese día solo había sido de mi marido. Intentaba en mi cabeza
buscar disculpas que contarle para no sucumbir a su juego, pero de nada valdrían, él ya había ganado, así que me propuse participar entregada a su
juego para que así este durara lo mínimo posible y dejarlo pronto satisfecho para que no le quedara más remedio que devolverme ese video.
Aparco el coche en su garaje, lo apago y se giró hasta quedar mirándome con cara de superioridad, imaginándose que ahora yo sucumbiría y le
suplicaría para que no siguiera adelante con todo aquello, pero yo no estaba ya dispuesta a darle ese gusto.
-No me mires con esos ojitos y llévame a tu habitación, desnuda con tus manos el cuerpo de tu novia de alquiler y disfrútame todo
lo que quieras, estoy aquí para tú disfrute y quiero que lo que te voy a dar no se te olvide en la vida. Deja de mirarme así y fóllame como sé que
llevas tiempo deseando hacerlo.
-Anda vamos dentro y deja que te de lo que te mereces. –me cogió por una muñeca y me fue guiando hasta el salón de su casa,
allí me soltó y se sentó en un sofá quedándose por unos instantes observando mi cuerpo, yo quise tomar la iniciativa e inconscientemente me
acerque a él insinuándome hasta sentarme encima de él, le agarre una mano y la puse encima de uno de mis pechos dándole a entender que ya
podía usarme para su disfrute mientras le daba un beso en sus labios tímidamente. El con la mano que le quedaba libre agarro la coleta que llevaba
en mi cabeza y me guio de nuevo hasta su boca para ahora si jugar con su lengua entre mis labios mientras con la otra mano estrujaba mi teta y me
daba pellizcos en mi pezón hasta hacerme dar un pequeño grito de dolor. Él se reía mientras me lo volvía a apretar entre sus dedos viendo mis
muecas de dolor. Yo me dejaba hacer intentando seguir los movimientos de su lengua con la mía, y procurando no mostrar síntomas de dolor
mientras el tiraba y retorcía mis pezones, ya que era lo que el buscaba, hacer que yo le suplicara delicadeza.
-Veo que te estas poniendo cachonda, ya tienes los pezones durísimos pidiendo guerra, seguro que en el fondo te encanta que te
traten así, como una putita ¿verdad?
-Veo que ya has descubierto mi secreto, me vuelve loca sentir unas manos como las tuyas dándole a mis tetas la atención que se
merecen.-le dije sacando un poco más de pecho hacia él, notando como su pene crecía debajo de mi culo, lo estaba excitando y ya podía notar
como se moría por cogerme.
-Pero no tengas tanta prisa, esta oportunidad de tenerte así de caliente puede que no se repita, así que es mejor ir con calma y así
podré darte toda la atención que te mereces.
No entendía nada, yo estaba ya dispuesta a entregarme y el me proponía alargar más mi agonía, ya no sabía cómo continuar con
aquello, así que deje que el pusiera las reglas.
-Yo no tengo prisa, solo quiero hacer que me disfrutes, pensé que era eso lo que querías.
-Si de verdad quieres hacer que disfrute, porque no enciendes la tele y pones el video que grabamos para poder disfrutar de el
mientras nos divertimos.
Se comportaba como un verdadero hijo de puta, intentaba seguir humillándome.
-Me parece buena idea, así podrás ver mis posados en la televisión mientras yo te dedico las atenciones que quieras.-le dije
levantándome y dirigiéndome hacia el mueble del televisor. Tenía la minifalda muy subida, pero la deje así para que mientras me alejaba de el
pudiera deleitarse con la vista de parte de mi trasero. Encendí la tele y le dedique una mirada picarona mientras me agachaba para encender el DVD
y así regalarle la vista de mi rajita totalmente depilada. Cogí el mando y me fui hacia el contoneándome mientras me sentaba a su lado y lo rodeaba
con mis brazos haciéndole ver que estaba dispuesta a ver el video mientras me podía poseer.
-Ya perdí la cuenta de las pajas que me has robado en este video, porque no te subes en esa mesita y me regalas un striptease
mientras disfruto de la visión de tu cuerpo.
No aflojaba el en sus pretensiones de tenerme totalmente dispuesta a humillarme para satisfacerlo, así que me levante de nuevo,
me descalce y me subí a la dichosa mesa. No estaba yo acostumbrada a estos juegos, y nunca había tenido que hacer ningún striptease, ni siquiera a
mi marido, pero recordando escenas de varias películas me dispuse a hacerlo lo mejor posible. Empecé un sensual baile, recorría mi cuerpo con las
manos, me volvía y hacia ligeros movimientos con mis caderas. El parecía más atento al video que al baile que yo le proponía, así que me propuse
subir un poco el nivel. Me saque las mangas de mi camiseta sensualmente mientras cómo podía evitaba que pudiera ver mis pechos, después y sin
apartar la vista de él, le hice una seña adelantándole lo que estaba a punto de hacer, ahora el sí puso atención en mí, así que muy despacio me fui
bajando la camiseta hasta la cintura mientras mis tetas quedaban ya totalmente expuestas a su vista. En ese momento ya tenía yo toda su atención,
así que deje caer la camiseta hasta mis pies y con un ligero movimiento la lance hasta donde él se encontraba. Él se acariciaba el pene por encima
del pantalón y sonreía, dando muestras de que lo estaba complaciendo, así que me di la vuelta otra vez y sin doblar las rodillas empecé a bajar la
minifalda dejando ahora una visión de mi culo y mi rajita bien a la vista. Podía ver entre mis piernas como su mano ya no daba hecho con su pene, y
como parecía que su cara se tensaba con la visión que ahora tenía de mí. Yo ya queriendo dar por finalizada la función tire la faldita al suelo y sin
dejar de mostrarme así de espaldas, me arrodille en la mesa y separe un poco las piernas, haciendo que mis labios se separaran y así mostrar la
abertura de mi coñito. Metí una mano entre mis piernas y empecé a acariciarme el coñito.
-Ahora que yo te he logrado calentar un poquito, porque no vienes, me clavas esa polla hasta el fondo y dejas que mi coñito haga
el resto.
Él se levantó, se acercó a mí y estiro su mano hasta mi cabeza, yo notaba como el bulto que tenía dentro de sus pantalones se
rozaba contra mi culo, contra mi coñito, yo seguía acariciándomelo y de vez en cuando le tocaba sus pelotas con la punta de los dedos, él fue
recorriendo con su mano mi nuca, mi espalda, se detuvo en mis nalgas y las manoseo con fuerza un ratito, creo que hasta me debió dejar los dedos
marcados de la fuerza en que me agarraba, después siguió bajando hasta llegar a mi rajita. Puso toda su mano encima de ella y así se detuvo. Yo no
quería que su excitación decayese, así que puse mi mano encima de la suya y empecé a guiarla por mi coño, por mucho que me doliera hacer eso, le
estaba ayudando en su toqueteo, pare sus dedos sobre mi botoncito e hice que me lo acariciara. Él quiso seguir explorando y sus dedos se fueron
buscando la entrada. Yo sabía que ahora ya no había vuelta atrás, su dedo se proponía violar mi coñito, y él sabía que tenía mi consentimiento, que
otra cosa podía hacer yo, estaba contra la espada y la pared. Metió la puntita y empezó a empujarlo queriendo llegar hasta el final. Yo notaba todo
su asqueroso dedo dentro de mí, lo movía queriendo tocar todos mis huecos, mis ojos se cerraron queriendo evitar la salida de las lágrimas que en
ellos aparecían, no podía darle ese gusto, así que estire de nuevo mi brazo por debajo de mis piernas y la agarre el paquete. Lo sobe un rato, tenía
su polla en su mayor tamaño, era el momento, ahora yo se la sacaría de su escondite y la dirigiría a mi conejito, pero…
-Esto va por buen camino, veo que ya estas totalmente decidida a ganarte tu recompensa, me gusta ver como una señorita como
tú se convierte en toda una zorrita para conseguir algo que ansía, te estas ganando a pulso que te destroce este coñito a pollazos, pero noto en mi
dedito que aún no estas mojada, creo que ahora eres tú la que tendrías que calentarte un poquito.
-Es que me cuesta un poco concentrarme sabiendo que también estas atento al video ese. Ahora ya no tienes por qué contentarte
solo con ver ahí como te la chupo, ahora puedes metérmela a tu gusto mientras me tocas. Ensártame tu cosita y veras como me mojo recibiendo
tus embestidas.
-Se me acaba de ocurrir otra cosa. Yo quiero follarte cuando tu estés tan mojada que tu coñito palpite esperando ser penetrado,
así que porque no te tocas un poco mientras yo miro como te masturbas para recibirme en tu interior. -Y así se volvió a sentar en su sillón dándome
antes un azote en mi culito animándome a que yo misma me masturbase.
Y ahí estaba yo, suplicándole a una persona que ya odiaba que me follara como él quisiera, y el como si no fuera suficiente seguía
haciéndome cumplir sus órdenes solo para conseguir que yo le siguiera suplicando que me follara mientras me arrastraba ante él. Yo aún seguía
encima de la mesa, a cuatro patas de espaldas a él, y mientras el reía su última ocurrencia. Volví a llevar mi mano hasta mi rajita, y así empecé a
caer en su nuevo juego. Frotaba mi rajita mientras abría y cerraba mis labios superiores, jugaba con dos deditos sobre mi clítoris intentando sentir
algo de placer, pero me resultaba imposible sabiendo que tras de mi estaba el mirando con atención como sucumbía a sus peticiones. Opte por
darme la vuelta, me senté en la esquinita de la mesa, baje mis pies hasta el suelo y comencé a jugar con mis pechos, los manoseaba, los estiraba,
cogía mis pezones entre los dedos y los pellizcaba suavemente, los estiraba, los retorcía un poquito intentando ponerlos bien duritos mientras
intentaba no apartar mi vista de la suya para que supiera que estaba dispuesta a masturbarme para él.
-Eres una putita viciosa, veo que no es la primera vez que te tocas, tus manos saben muy bien lo que hacer en cada momento.
-A todas las mujeres nos gusta disfrutar con nuestro cuerpo, y más aún si es para el deleite de un hombre dispuesto a
satisfacernos. Estate atento que ahora viene lo mejor.
Cogí mis piernas y las fui abriendo lentamente, regalándole nuevamente la vista entera de mi conejito. Subí mis pies hasta la mesa,
tocando con mis talones en mi culito. Ahora mis rodillas apuntaban al techo y él tenía una visión perfecta de mi coñito y el agujerito virgen de mi
culito mientras era imposible tener las piernas más abiertas. Apoye una mano en la mesa tras de mí, y así recostándome un poco comencé a
masturbarme otra vez con mi otra mano. Intentaba introducirme dos deditos en mi coñito, pero él tenía razón, seguía sin mojarme y me hacía daño
a mí misma, así que opte por llevar los dedos a mi boca, como si estuviera chupando una polla los lamí hasta dejarlos empapados con mi saliva y
empecé así a acariciarme de nuevo mi rajita. Cuando la tenía ya mojadita repetí la operación y me folle la boca de nuevo con mis dedos
empapándolos otra vez, y de nuevo los lleve a mi coño ahora si empezando a meterlos en mi interior. Los metía y los sacaba intentando simular que
alguien me estaba follando, así que se me ocurrió fingir unos pequeños gemidos. Cuando me fije de nuevo en el parecía que estaba totalmente
distraído con el video, donde yo le realizaba una mamada. Se ve que no estaba logrando centrar su atención en mí.
-¿No te gustaría cambiar ya estos dos deditos por tu polla? Para una mujer siempre es mejor un buen rabo que no un par de
deditos.
-En eso estoy de acuerdo. Parece que solo estás jugando con los deditos y yo quiero que te sientas follada como una puta, no
como una colegiala que empieza a descubrir su cuerpo. Pero tengo un remedio para eso. Sigue con tus juegos mientras voy a buscar una cosa que
te ayudara a realizarme un buen espectáculo para adultos. -Y así se levantó y se fue a buscar sabe dios que a otro apartado de la casa. Yo ya no
podía ni imaginarme cuál sería su siguiente proposición, pero seguro que se trataría de algo que no sería de mi agrado. El sabia como conseguir en
cada momento ir subiendo el nivel del juego que me proponía y de mi humillación. Tardo un poco más de dos minutos en aparecer con una maleta
que dejo a mi lado, estiro su mano y me agarro un pecho. Yo lo miraba a los ojos y él lo apretó con fuerza haciéndome dar un ligero gemido de
dolor, de seguido me cogió el pezón con su boca y me lo succiono con una fuerza que parecía querer arrancármelo, lo mordisqueo un poco y tiro de
el con sus dientes queriéndome arrancar otro quejido.
-No seas malo conmigo, eso me duele. Estoy intentando seguir tu juego sin negarme a nada.
-Yo te dije que te masturbaras como la puta que quiero que seas, y tú te comportas como si quisieras provocar a tu marido. Yo
quiero que te folles con rabia, que te azotes, que te arañes, que fuerces a tus pechos a ponerse duros, que te hagas sufrir para mi gusto. Esta noche
eres mi esclava y te comportaras como tal. En esa maleta tienes todo lo necesario para usar tu cuerpo como yo quiero. La compre especialmente
para esta noche. Esperaba ser yo el que te utilizara, pero creo que prefiero que seas tú misma quien lo haga. Ahora descubre tu regalo y disfruta
con él.
Yo, imaginándome ya lo que contendría la maleta, suspire resignada sabiendo que esto aún tardaría en llegar a su fin y procedí a
abrirla. Mis ojos se abrieron como creo que nunca habían hecho cuando vi su contenido. Yo ya me imaginaba que allí habría unos consoladores o
algo por el estilo, pero aquello parecía una sex-shop entera. Había cosas que ni sabía para que se usaban, además había cosas que si conocía pero
que no eran de mi agrado, consoladores de varias formas y tamaños, esposas, cuerdas, antifaces, bolas chinas, y eso no era lo peor, una especie de
látigo con varias colas, un arnés para la boca con una bola negra enorme, pinzas y succionadores para los pezones, consoladores con dos penes y a
saber cuántas otras cosas que se me escapaban a la vista. No se creería ese cerdo que iba yo a usar todas esas cosas para su disfrute.
-Y que te supones que voy yo hacer con todas estas cosas. Esto ya es más de lo que habíamos acordado. Tú querías una novia para
este día, y así me estoy comportando. Estoy dispuesta a follar contigo, pero esto ya es demasiado. Por esto sí que no paso.
-Pues entonces creo que no vas a conseguir que te devuelva el DVD.A mí no me gusta el sexo convencional, me gusta ir a locales
donde se practican esta clase de juegos, donde las mujeres son sumisas a sus parejas. Donde también se consiguen los mejores orgasmos
produciendo un poco de dolor. Yo quiero una novia sumisa que acepte servirme en la cama a mi manera, y se comporte en ella como una maldita
zorra.
-Pues vas a tener que buscarte otra que te cumpla esas fantasías, porque yo no estoy dispuesta a ser sometida a tus crueldades.
Te permito que me mandes comerte la polla, o follarme en cuantas posturas se te ocurran, y correrte en mi boca otra vez si es lo que deseas, pero
no voy a ser esclava de tus locuras. Tú decides.
-Pues creo que no hay más que decir. Recoge tu ropa y vete a casa con tu marido. Y aprovecha a hacer el amor con el esta noche
porque en cuanto yo mañana le muestre las fotos que me dedicaste y el video en el que disfrutas comiéndote mi polla se te acabo el matrimonio.
Dudo hasta que te dejen quedarte con tus hijos después de todo esto. Y te quedaras sin negocio. Mañana empezara una vida cruel para ti.
-No me puedes hacer esto. No me lo merezco. -lloraba yo desconsolada-
-Pues piénsatelo bien antes de decidir. Mejor someterte a mis deseos esta noche, que destrozar una vida que tanto te costó
conseguir ¿no?-propuso el no pudiendo evitar reírse de mi situación-. Tienes mi palabra de que si lo haces, saldrás de esta casa con el video y las
fotos en tus manos.
-Está bien, y si acepto quedarme, hasta donde llegaras con todo esto. Cuál es el límite de tus caprichos. No quiero encontrarme
con más sorpresas. Además son casi las 6 de la mañana y mi marido se empezara a preocupar.
-Ya no hay más sorpresas. Y tampoco hay límite. Tú seguirás ofreciéndome un bonito espectáculo, pero esta vez más acorde a mis
preferencias. Ahí tienes todo lo necesario para conseguir complacerme. Me ha salido muy caro comprar todas esas cosas, así que como
comprenderás quiero usarlas todas.
-Pero ahí hay un montón de trastos y yo no sé si seré capaz de…
-No quiero peros, ni suplicas ni tonterías, si aceptas quedarte ya sabes cuales son mis órdenes, y si no eres capaz de usar todos y cada uno de esos
juguetes pues seré yo quien lo haga.
-Yo estoy dispuesta a intentarlo, pero hay una cosa que no va poder ser.
-Ya te dije que no había límites, así que si decides quedarte deberás cumplir con todo.
No sabía qué hacer ni que decir. No tenía otra salida que no fuera aceptar ese castigo que me esperaba. No conseguía quitarme de la cabeza ese
vibrador con dos penes, yo sabía que uno de ellos tenía como función entrar en mi virgen culito. No se lo había entregado ni a mi marido, ya que
una vez lo intentamos y no fui capaz de aguantar el dolor. Y seguro que teniendo ese juguete ahí él también tendría pensado cogerme por atrás y
esa idea me martirizaba. Como había llegado a esta situación. Estaba en un callejón sin salida.
-Haber,date prisa en decidir que ya me estoy empezando a aburrir de tus quejas. Si hasta se me ha bajado la polla de tus disculpas.
Si te quieres ir te vas de una vez, y si decides quedarte te comportaras como la más puta de las putas y aunque no te guste lo que hagas tendrás que
convencerme de que lo estas disfrutando.
-Está bien, acepto tus condiciones, pero cuando hayamos terminado me llevare el video y las fotos, y quedaran saldadas las
siguientes seis cuotas, por lo cual en los próximos seis meses no sabré nada de ti.
-Eso no era lo que tenía pensado, pero como te tengo un poco de respeto pues yo también acepto tu parte del acuerdo.
Como le gustaba seguir humillándome. Que me tenía un poco de respeto, decía. A cada momento era mayor el odio que me
provocaba ese cerdo.
-Pues entonces como quieres que empiece tu juego, dile a tu esclava lo que deseas. -comencé yo a meterme en el papel que me
propuso-
-Hace un rato decías que querías las atenciones de una buena polla, así que puedes coger algún vibrador de la maleta y mostrarme
lo que harías con ella. Así igual consigues mojarte un poco para disfrute de tu amo.
-Tus palabras son ordenes, vamos a ver por donde empezamos, aquí creo que veo algo interesante..
Cogí de la maleta un pequeño vibrador, tenía la forma de un pene, era de color rojo y tenía el tamaño justo para empezar con ese
calvario.
-¿Te parece bien este? Tiene la pinta de un rico pene, así que creo que voy probar su sabor.
-Ese me parece bien. Así puedes ir calentando un poco antes de pasar a cosas mayores. -reía el mientras me hacía un pequeño
guiño con su ojo.
Me situé otra vez en la mesa, me arrodille en ella ante él y procedí a metérmelo en la boca para simular una mamada. Lo hacía
entrar y salir de la boca con mucha sutileza, pero vi en los ojos de Mario que no era eso lo que quería, así que no queriendo que se cabrease otra
vez, empecé a metérmelo con más ansia, cada poco rato lo metía hasta el fondo, haciendo tocar mis dedos contra mis labios, siendo esa la señal de
que lo tenía enterito dentro, lo dejaba ahí unos segundos y lo sacaba otra vez, mientras seguía mamando ese juguetito me sobaba las tetas y tiraba
de ellas hacia mi boca dándoles pequeños lametones mientras aprovechaba para coger aire antes de introducir de nuevo esa cosa en mi boca.
-Es así de fábrica zorra. No se va poner más duro, así que porque no te follas un poquito con el a ver si tiene el tamaño perfecto
para mojar tu seco coñito.
Sin querer contestarle lo cogí y lo lleve hasta mi rajita, lo frote un poquito contra ella y me decidí a metérmelo antes de que se
secara la saliva que llevaba, así sería más fácil la penetración. Abrí un poco mis piernas y me lo fui enfundando poco a poco hasta tenerlo
totalmente dentro. Sentía un dolor intenso, el vibrador era pequeño, pero yo estaba muy seca y notaba como me rascaba dentro. Lo saque de
nuevo y ahora si decidida a comportarme como él quería escupí sobre él y así lo volví a intentar. Ahora si entraba con más suavidad. Comencé una
penetración más rápida y continuada. Me acariciaba el cuerpo mientras lo hacía, y aun así no parecía convencer a mi observador.
-Creo que este cacharro no está hecho para mí, va a ser mejor que pruebe otra cosa. -Lo tire a un lado de la mesa y busque en la
maleta algo que fuera más del agrado de mi ahora dueño. Vi allí una cosa que seguro le gustaría más. Era un consolador del mismo largo que el
anterior más o menos, pero este era un poco más grueso, era una polla negra con una ventosa en su base. Lo pegue en la mesa y me puse de
rodillas sobre él. Coloqué mi rajita encima y empecé a bajar sobre él. Llegué hasta la mitad y parecía que me estaba abriendo en canal. Nunca me
había metido algo tan ancho en mi conchita, pero estaba logrando mi cometido. Miré a Mario a los ojos y cogiendo aire termine de metérmelo de
un solo golpe. Parecía que se me salían los ojos de las orbitas.
-Así me gusta zorrita, veo que vas aprendiendo, eso es justo lo que yo busco, ver en tu cara muecas de dolor mientras sin protestar
cumples con tu cometido.
Ahora sí que empecé a cabalgar sobre esa polla negra. Subía sobre ella y dejando la solo puntita dentro de mí me dejaba caer
sobre el con todo el peso de mi cuerpo.
-Parece que empiezas a disfrutar, encárgate también de tus tetas que las tienes muy abandonadas, quiero ver como se ponen
rojas de apretarlas, y quiero ver tus pezones apuntando al frente.
-Ahora que mi coñito se está follando una rica polla negra, creo que tienes razón y debo prestarle la atención que se merecen mis
tetas.
No me podía creer como me estaba comportando, parecía una autentica puta. Comencé a estrujarme las tetas, quise hacer lo que
me pedía, y aunque si estaba consiguiendo que mis pechos cogieran un ligero color rojo de tanto manosearlos, no conseguía que mis pezones se
endurecieran, eso que los estiraba un poco y los pellizcaba para conseguirlo, pero el dolor que sentía no me dejaba llegar más allá.
-Tus tetas te agradecen el trato, pero tus pezones sienten celos, yo creo que al verme te sientes cortada y no consigues lo que te
propones. Deja que tengo yo una idea para solucionar ese detalle.
Entonces se levantó de su sillón y se fue directamente a la maleta. Saco un antifaz negro y me lo puso en los ojos, quedando yo así
sin visión. Luego note como me agarraba las tetas y tiraba fuertemente de ellas. Yo me deje hacer sin oponer resistencia. Luego note como sus
dedos se apoderaban de mis pezones y comenzaba a retorcerlos y estirarlos. Yo soltaba grititos de dolor, y me movía queriendo amortiguar los
movimientos de sus dedos en mis pezones pero era en vano, cuándo ya notaba yo que no aguantaría eso mucho más me los soltó, y note como
empezaba a pasar su lengua por ellos. Jugó con ellos suavemente, y notaba como se humedecían bajo su lengua. En ese momento note algo frio
alrededor de ellos y note que algo empezaba a succionarlos. Yo asustada quise levantarme, y de pronto note un fuerte golpe en mi cara que me
hizo caer otra vez sobre ese consolador negro que tenía debajo.
-Que te crees que estás haciendo puta. No te mande que te levantaras.
-Perdón, fue solo un acto reflejo. -le suplique yo-
-Déjate hacer y no hagas que te tenga que soltar otra bofetada.
Intente no moverme mientras notaba como el mediante ese succionador estiraba mis pezones. Se hinchaban y alargaban de una
manera que pensé que me los iba arrancar. Las lágrimas caían por mis mejillas sin poder evitarlo. Yo me mordía el labio intentando aguantar aquel
castigo. De pronto note como paraba y se daba por satisfecho.
-Ahora quédate quieta un rato mientras voy por algo de beber que me está entrando la sed.
Note sus pasos alejándose y procure no moverme como me había ordenado. Notaba mi coño lleno con aquel juguete dentro de
mí, pero el dolor de mis pezones iba desapareciendo. Oí entonces como abría una lata de alguna bebida y se acercaba otra vez a mí.
-Creo que ya están bien así. -dijo- Voy a quitarte esto y contemplar el resultado.
Note como me quitaba esas cosas de mis pezones y los note pesados, sentía el corazón en ellos. Era una sensación rara. Él
permanecía en silencio, supongo que contemplando el resultado. Noté como volvía a llevárselos a su boca. Ahora debían de tener un tamaño más
grande, ya que notaba como su lengua tardaba más tiempo en recorrerlos.
-Te voy a quitar la venda de los ojos para que tú misma puedas ver que he conseguido que se excitaran tus pezoncitos. Así podrás
agradecerme haberte ayudado, ya que tú no lo dabas conseguido con tus manos.
Lentamente me fue quitando ese antifaz, aprovechando yo para secar con mis manos las lágrimas que aun mojaban mis ojos. Bajé
la mirada intentando ver el resultado de su castigo. Tenía los pezones enormes, rojos por toda la presión que esa cosa me había hecho en ellos.
Estaban doloridos, pero él había conseguido lo que se proponía, ponerlos duros como piedras. Lo mire con rabia, aún sentía el calor en mi mejilla
fruto de su bofetada, nunca ningún hombre se había atrevido a hacerlo antes, pero él sabía que yo debería aguantarme y ponerle buena cara por
sus atenciones. Dé eso se trataba todo. Debía servirle y someterme a sus crueldades, y lo que es aún peor, aún encima debía estarle agradecida.
Debía ser fuerte, sabía lo que me esperaría si no le seguía su macabro juego. NO había ya remedio. Debía complacerlo.
-¡Ese aparato es maravilloso! Me encanta el resultado, con este tamaño te será más fácil acariciármelos y chupármelos. Él dolor
que siento ahora en ellos no es comparable a la sensación de contentarte. Ahora ya tengo el coño bien lleno y los pechos como querías. Como
deseas que siga complaciéndote.
-Aun te quedan muchas cosas que probar. Puedes mirar si hay por ahí dentro otro juguetito que te guste. Ahora ya estas lista para
subir otro nivel.
-Está bien, echaré un vistazo a ver cómo podemos seguir. Hay tantas cosas que no sé porque decidirme.
-Yo puedo ayudarte a decidir, o si prefieres puedo echarte una mano a probar alguna cosita nueva.
Ahora estaba en un dilema. Si decidía seguir yo sola probando cosas podía ser que no lo hiciera como el esperaba, y si por el
contrario aceptaba su ayuda seguro que el haría cosas que no serían de mi agrado. Él gozaba con mi sufrimiento, y se esmeraba en causarme dolor,
pero si quería acabar su locura debía someterme a sus perversiones.
-Yo soy nueva en estas tareas, así que me gustaría que fueras tu quien me ayudaras a encontrar la forma de satisfacerte. Así
podrías ser tu quien me inicie en mi sumisión hacia ti.
-Pues entonces voy a comprobar si estas dispuesta de verdad a entregarte totalmente a tu amo. Sácate eso del coño y arrodíllate
frente a mí.
Ya casi no me acordaba que tenía todo ese trozo de plástico negro en mi interior. Lo aparte y me puse en la posición que él me
había ordenado.
-Muy bien, vamos a empezar la clase, pon tus manos a la espalda demostrando tu sumisión.
Yo accedí a su petición y coloque mis manos en mi espalda, mientras el me colocaba unas esposas para tenerme a su disposición.
Después se sacó la polla del pantalón y la dirigió a mi boca. Yo acepté su propuesta y la abrí dando mi consentimiento a su entrada. Me agarro la
cabeza con fuerza y comenzó el mete-saca con furia, haciendo que sus pelotas batieran con mi barbilla en cada embestida. Yo conseguía aguantar
las arcadas a duras penas.
-Me gusta sentir como rebotan mis huevos en ti, dime lo te gusta sentir tu boca llena de carne.
-Sí. Me encanta como penetras mi boca. -dije yo a duras penas mientras el no cesaba en sus envites.-
-Creo que tus pezones están empezando a volver a su posición original, y eso no es lo que deseamos ¿verdad?
-No, me gusta sentirlos así de erguidos como a ti te gustan.
-¿Te parece entonces que les demostremos entonces otra poca de atención a ellos?
-Lo que a ti más te guste. Ahora te pertenecen para ponerlos a tu antojo. Trátalos como se merecen por favor. -dije yo asumiendo
que me pondría otra vez esos succionadores haciéndome retorcer de dolor otra vez. Pero estaba equivocada. Fueron una especie de pinzas las que
cogió. Yo cerré mis ojos sabiendo lo que se proponía. Tiró de ellos hacia él y una vez bien estirados les coloco las pinzas. Sentí un dolor horrible,
pero conseguí aguantar mis lamentos y mantenerme quieta en esa posición.
-Creo que están bien así. Esto evitara que vuelvan a su forma natural. -dijo mientras comenzaban a coger un poco de color rojo a
causa de la presión.- Si sientes algo de dolor no te preocupes, seguro que terminas acostumbrándote jajaja.
-Mi dolor no es importante si eres tu quien deseas verme así.
-Viendo que pareces aguantar bien creo que te mereces un premio.
-Gracia señor, sí de verdad lo crees lo aceptare de buen gusto. -Yo en ese momento pensé que me las quitaría, pero el muy cabron
cogió unas pelotitas pequeñas de acero y mediante una cadenita que tenían las colgó de las pinzas. Ahora sí que el dolor era inaguantable, el peso
de esas bolas tiraba de mis pezones hacia el suelo y parecían querer rompérmelos. Yo cerré mis ojos e intentaba apretar los dientes aguantando el
dolor, lo que el aprovechó para dar golpecitos con las palmas de sus manos en mis tetas provocando que esas bolas no pararan de moverse
llevándose con ellas mis pezones. Yo en ese momento no aguante más y me retire un poco hacia atrás.
-Ya es suficiente por favor, ahora ya sí que me duele mucho. Ya no más, te lo ruego.
-¡Serás puta! -dijo el soltando ahora su mano contra mi cara otra vez y haciéndome caer de lado sobre la mesa- Yo no te he dicho
que te apartes. Quise ser bueno contigo y darte esas bolas como premio. Ya veo que aún no entiendes tu papel.
-Si…si lo entiendo…es…es que me dolía tanto que no aguante la posición. Perdona, no volverá a ocurrir te lo prometo. -solté yo
rápidamente temiendo recibir otra bofetada.
-Ahora me siento decepcionado con tu actitud, creo que voy a tener que castigarte. -me cogió por los pelos y me puso otra vez de
rodillas delante de el.-
-Si castígame por favor, me lo merezco por desobediente pero por favor no me pegues más.
El me volvió a coger por la coleta de mi pelo y me puso la cara contra la mesa. Luego bordeo la mesa y ya detrás de mí me puso su
mano en mi rajita. Comenzó a masturbarme con ella mientras hacía fuerza contra mi coñito haciéndome ir subiendo mi culo hacia arriba, y después
se separó. Ahí estaba yo, de rodillas, recostada hacia delante con mi cara apoyada en la mesa, y mi culo apuntando al techo, cuando note algo frio
jugando con mi clítoris. Me imagine que se trataría de un vibrador. No me parecía tan malo el castigo. Esa noche yo misma me había metido ya unos
cuantos.
-Ahora vas a ser penetrada como te mereces. Tu coño va sufrir el castigo por haber sido mala.
-Sí, castígame por favor, hazme saber que tengo que ser totalmente sumisa.
Sabía que me follaria con ese trasto de todos modos así que acepté que lo hiciera. Note como lo colocaba en la entradita de mi
coño y empezaba a ejercer presión sobre él. Notaba como se me agrandaba la entrada y aun con el haciendo fuerza no lograba que entrara. En ese
momento me asuste, ese cacharro debía ser enorme, yo aún tenía mi coño abierto por los anteriores y aun así no entraba. El dolor iba en aumento
y el parecía impacientarse, ya que notaba como presionaba aun con más fuerza.
-Que pasa zorra, deja que entre de una vez o tendré que abofetearte otra vez. Voy tener que untarlo para conseguir agrandarte el
coño como el de una verdadera puta.
Cogió un bote de lubricante que debía tener en la maleta y soltó un chorro sobre mi rajita, volvió a jugar un momento con el
vibrador sobre ella y cuando debió pensar que ya estaba todo bien embadurnado se dispuso a intentar metérmelo otra vez. Yo sabiendo que iba ser
tarea difícil separe un poco mis piernas e intente relajar mis músculos. Ahora si note como comenzaba a entrar. El empezó a darme suaves cachetes
en mis nalgas mientras seguía ensartándome con esa cosa. Yo sentí por un momento que me habría en dos, pero quise terminara cuanto antes ese
castigo, así que empecé yo a mover mi culo buscando el final de ese aparato. Cuando lo conseguí pensé que me iba desmallar. Parecía que estuviera
pariendo un hijo otra vez. Oí como se reía al conseguir su propósito. Ahora solo esperaba el momento en que me lo sacara.
-Veo que tienes un coño que se adapta a las circunstancias. Nunca pensé que te entraría todo esto por ahí, además note como
empujabas queriendo recibirlo dentro. Ahora como premio dejare que lo disfrutes un rato en tu interior. -En ese momento note como lo tocaba en
su base como buscando algo, y no me equivocaba, esa cosa empezó a vibrar haciendo que hasta las piernas me temblaran, notaba en mi interior
como pequeñas descargas eléctricas. Mi culo empezó a moverse como tratando de que esa cosa se saliera de mis adentros, pero no lo conseguía.
Yo me retorcía como podía pero intentando no dejar aquella postura que él me había ordenado. No me acostumbrara aun al tamaño y ahora aún
encima esa cosa se retorcía dentro de mí. De repente levante mi cabeza mirando a Mario al oír un ruido y al momento un fuerte dolor en una de
mis cachas.
-Aaaaaaaaiiiiiii…..-grite como loca.
-Ahora viene la segunda parte de tu castigo. -se reía el mientras soltaba otro golpe en mi nalga con esa especie de látigo del que
salían una especies de tiras de cuero finitas. Yo estaba aterrada, sentía arder mi culo con cada uno de los azotes que me daba con ese coso.
-Voy a azotar a mi putita hasta que se me canse el brazo. -reía mientras no cesaba de hacerlo.
-Ya no más por favor, ya he aprendido la lección. -repetía yo mientras movía mi culo intentando apartarlo de sus golpes. Entre ese
vibrador enorme soltando pequeñas descargas y sus continuos azotes yo no paraba de gritar que parase ya ese castigo.
-¡Haré lo que me pidas pero por favor no sigas golpeándome! Te prometo complacerte en todo lo que me pidas pero ya no más
por favor. ¡Haz lo que quieras conmigo pero sin más golpes te lo suplico!
-Solo faltaba tu culo por tener mi atención, y ahora teniéndolo así no puedo resistir la tentación. Llevaba años deseando este
momento y no pienso desaprovecharlo.
-Puedes coger de mi lo que quieras, pero no aguanto ya este dolor. Acepto ser penetrada por cualquiera de tus juguetes pero por
favor no me maltrates así.
-No sé si ceder a tus suplicas o seguir castigándote. Tienes el culito muy rojo pero seguro que aun aguanta un poco más. - cesó el
por un momento mientras me lo acariciaba. Lo tenía tan dolorido que me molestaban hasta sus caricias sobre el.
-Quizás tengas razón y me decida a seguir metiéndote cositas, después de todo aún quedan unas cuantas en esa maleta.
-Sí, hazlo por favor, déjame probar todos tus juguetes.
En ese momento note como apagaba el vibrador y lo retiraba lentamente. Fue tan dura la salida como había sido la entrada, pero
al fin tenía mi conejito libre otra vez. Deje caer mi cara otra vez hasta la mesa y mientras intentaba relajarme un poco después de todo ese
sufrimiento. Después alcé un poco mi culo dejándole mi coñito otra vez dispuesto a ser violado por otro de sus artilugios.
-Te voy conceder tu suplica y seguiré estrenando todo lo que compré para ti. Si de verdad te entregas a mis deseos quizá no te
azote más ese culo que tanto me gusta.
-Diviértete con tus cosas lo que quieras y usa mi cuerpo como más te guste, estoy dispuesta a entregártelo, y no tendrás que
volver a azotarme. Te lo prometo.
De reojo vi cómo se agachaba otra vez delante de su dichosa maleta. Estuvo rebuscando un poco hasta que encontró algo que
debía de ser de su agrado. Se levantó y tiro de mi cabeza hacia atrás mandándome abrir la boca. Yo cumplí su orden y el me introdujo una bola de
cuero negra y enorme. De sus lados salían una especie de tiras de cuero que me ató por detrás de la cabeza, y así me la bajo otra vez hasta la mesa.
Así se aseguraba que no podría gritar ni suplicar que dejara de hacerme cosas. Aquel calvario ya no podía durar mucho más, así que deje que se
divirtiera conmigo un poco más. Vi como cogía el bote de lubricante y se ponía otra vez a mi espalda. Note como buscaba otra cosa en la maleta y oi
como esparcía ese líquido sobre algo. Después supe que se trataba de sus dedos, ya que los acerco a mi rajita y empezó a frotármela. Los tenía
totalmente embadurnados, ya que notaba como resbalaban sobre mí. He de decir que esa sensación fría en mi coñito me estaba gustando, ya que
lo tenía ardiendo después de tener aquella cosa enorme dentro y ahora me estaba relajando, hasta creo que se me escaparon un par de gemidos de
placer con esa sensación, hasta que note como subía por mi raja y se acercaba a la entradita de mi culo. Con los dedos empezó a hacer círculos
contemplando como palpitaba la entrada de mi agujerito. Yo intenté pensar en otra cosa y dejarme llevar, pero no pude evitar dar un pequeño
saltito en forma de desaprobación cuando note que hacia presión sobre el intentando introducir un dedo. El sabiendo cual sería mi reacción
respondió dándome otro golpe en mis nalgas con esa especie de látigo. Yo me gire mirándolo y diciéndole con mis ojos que no me violara mi culito,
pero vi en su cara que no había nada que yo pudiera hacer ya por evitarlo.
-Parece que este agujerito aun esta sin estrenar. No sé cómo no te lo estreno ya tu maridito. Este pedazo de culo lo está pidiendo
a gritos. Me gusta saber que voy a ser yo quien lo pruebe por primera vez. Lo puedo hacer por las buenas o por las malas, pero estoy seguro que tú
me lo vas a ofrecer por las buenas, después de todo aun estás interesada en recuperar el video ese que tenemos a medias ¿no? -se burlaba el-
Ya estaban las cartas echadas, después de todo lo que llevaba aguantando esa noche ya no podía resistirme ni siquiera a
entregarle la virginidad de mi culo. Él estaba dispuesto a hacerlo y yo con el cansancio que acumulaba encima y estando aun con mis manos
esposadas en mi espalda no podría evitarlo. Ya totalmente desarmada cerré los ojos, llevé mi cara de nuevo hasta la mesa y arqueé mi espalda
levantando mis caderas dándole aprobación a desvirgar el agujerito de mi culo.
-Noto que estamos de acuerdo en que ese agujerito tiene que probar cosas nuevas. Creo que has tomado la mejor elección, pero
para evitar que tu cuerpo te traicione te voy dar otro regalo. -Yo ya no quise saber de qué se trataba, pero pronto note como me pasaba varias
cuerdas por la espalda, atándolas luego en las patas de la mesa. Me sujeto tan fuerte que yo no era capaz de moverme. Fue entonces cuando siguió
donde lo había dejado antes, no sin antes echar otro chorro de esa cosa en mi culo. Noté como empezaba otra vez a presionar con la punta de su
dedo. Yo presionaba inconscientemente la entrada a mi culito queriendo evitar que el lograra su propósito, hasta que ya arto de intentar y no poder
empujo con todas sus fuerzas consiguiendo ahora si meterme su dedo hasta el fondo. El tremendo dolor que me provoco hizo en vano que quisiera
levantarme, ya que esas cuerdas me tenían bien sujeta.
-Ha costado un poco más trabajo del esperado, pero ahora ya tienes todo mi dedito dentro de ti. Voy a tener que abrirlo un poco,
después tengo pensado follártelo con mi polla y así de cerrado no sé si sería capaz. -me dijo el al oído-.
Comenzó a moverlo dentro de mí, girándolo y moviéndolo hasta que empezó a meterlo y sacarlo muy lentamente. Mi culo se fue
acostumbrando a su invasor y poco a poco fue desapareciendo el dolor. Cuándo el noto que estaba menos apretado lo saco y ahora empezaba a
empujar de nuevo, pero esta vez con dos dedos, y comenzaba mi dolor otra vez. Repitió la misma operación de antes y cuando creyó oportuno se
salió de mi otra vez y coloco tres dedos en la entrada. Yo notaba como mi agujero crecía por momentos, y note como otra vez iba desapareciendo el
dolor aun teniendo tres dedos dentro de mi culo.
-Que sepas que tu culo está aprobando con matrícula de honor. Creo que ya es el momento de proporcionarle una buena follada.
Quito sus tres dedos y note como soltaba sobre mi trasero mas lubricante, así que me prepare para que me penetrara. Para mi
sorpresa no lo hizo con su polla, sino que me empezó a penetrar con otro consolador. Debía tener el tamaño de una polla de verdad, y la verdad es
que entro con mas facilidad de la que yo esperaba. Él había hecho bien su trabajo y me había dilatado el culo a conciencia. La sensación no era de
mi agrado, pero lo estaba soportando. Entonces comprendí a que se refería cuando había dicho “proporcionarle una buena follada”. Comenzó a
violarme de una manera salvaje, lo metía y lo sacaba con gran rapidez, sus dedos tocaban mi culo cada vez que me lo clavada, quería meterme ese
consolador bien hasta el fondo. Así debió estar cerca de diez minutos mientras me insultaba y me decía lo guarra que era yendo a su casa para ser
follada por él. Con tanto roce ya me empezaba a doler otra vez, pero no tenía fuerzas ya para luchar contra esas cuerdas, solo deseaba que se
cansara ya su brazo y me dejara reposar un rato. Y como si oyera mis suplicas se detuvo por un momento y lo saco de mi culo. Yo notaba como lo
tenía muy abierto y como palpitaba debido a las embestidas que acababa de recibir. Parecía que tenía vida propia.
-Creo que ya te lo he dejado como se merecía, tengo la polla a punto de explotar y necesita de tu atención, así que ahora dejare
que seas tú quien me satisfaga a mí.
Esas palabras resonaron en mí como música celestial. Por fin se acababan los abusos de sus juguetes. Ahora sabía que aun querría
follarme el igual que lo había hecho con eses aparatos, pero yo sabía que ya pronto acabaría mi tormento y podría volver a mi casa. Si me esmeraba
en follármelo conseguiría ya ese video que tantos problemas me había causado.
-A llegado el momento de soltarte, ya casi te has ganado ese video. Ahora te follare el coñito y después mi polla se despedirá en tu
culito recién estrenado. Pero tengo miedo que tu culo vuelva a su sitio y después tengamos que volver a dilatarlo. Se me acaba de ocurrir una idea
para evitarlo. Seguro que te va gustar.
En pocos segundos sentí que algo se asomaba otra vez a la entrada de mi culo. Lo paseo por la entrada como queriendo recoger
los restos de lubricante que aún quedaban. Por como yo lo notaba me parecía que tenía como la forma de un diamante, estrecho en la punta y
grueso en la cabeza. Yo ya había visto algo parecido en alguna película porno, se introducían en el culo y por fuera quedaba una especie de asa para
luego poder sacarlo. Y no estaba muy equivocada, puesto que él ahora lo empujaba hacia mí queriendo metérmelo. Aún con lo dilatado que me
había dejado el culo esa cosa no entraba y el cada vez empleaba más fuerza en conseguir metérmelo. Mis gritos se hubieran escuchado por toda la
casa si no fuera por ese bozal que tenía en mi boca. Lloraba como nunca antes lo había hecho notando como poco a poco se estiraba mi culo
haciendo sitio a lo que quería entrar. Tras un último empujón de Mario note como entraba de todo y mi culo se cerraba tras de sí. Ya lo tenía todo
dentro y la sensación era horrible.
-Sigo convencido que este culo que tienes no es de este mundo, ¿has notado como daba la bienvenida a mi mejor compra? Jajaja.
Lo hubiera matado en ese momento si hubiera tenido oportunidad.
-Ya solo me queda una cosa en esa maleta. Té preguntaría si te gustaría probarla también, pero como veo que tienes la boca llena,
no creo que me pudieras contestar. Seguro que después de haber probado el resto no te importará un último juguete.
Yo intentaba recordar todo lo que había visto en la maleta, y al final me acorde de algo que yo había visto y el muy cerdo aún no
había usado. Las bolas chinas. Y no tarde en notar como me introducía una en mi coñito, era pequeñita y estaba muy fría.
-Ya tienes la primera, ahora te daré las otras cinco. Van aumentando de tamaño, ya verás cómo te gusta la sensación. Jajaja.
Sus ocurrencias parecía que no tenían fin. Seguro que había planeado durante unos días todo lo que me iría haciendo. Sentía
como iba metiéndome una bola tras otra, ya llevaba cuatro así que solo quedaban dos. Esas costaron un poquito más, dado que la cosa que tenía en
el culo no dejaba mucho sitio. Ahora me sentía llena. Con todas esas cosas dentro de mí tenía una sensación muy extraña. El dolor de mi culito iba
desapareciendo, parecía que también se estaba acostumbrando a tener esa cosa dentro, aunque lo tenía dolorido de toda la atención que le habían
dado. Mario ahora si desato las cuerdas, y me saco también el bozal y las esposas. Yo no era capaz de moverme, llevaba en esa postura mucho
tiempo y mi cuerpo no respondía. Levanté la cabeza buscando al hijo de puta que me había hecho todo eso, cuándo pude ver que lo que llevaba
puesto en mi culo era el mango de ese látigo con el que me había golpeado. Él se reía, ahora yo parecía una zorrita de verdad, ¡hasta tenia cola! Él
contento con su trabajo se fue hasta su sillón, se quitó sus pantalones y calzoncillos y se sentó.
-Venga zorrita ahora ven y termina el trabajo. Chúpame la polla hasta que se me ponga dura.
Yo me baje de la mesa a duras penas, con todo eso dentro y el cansancio en mis piernas no logre ni ponerme de pie, así que me fui
hasta el de rodillas, arrastrándome como podía. Le agarre la polla y la metí en mi boca. No era capaz de chupársela con lo que me dolía de haber
tenido ese bozal puesto. Se la acariciaba con la lengua y procuraba hacerlo lo mejor que podía. Ya notaba como iba creciendo en mi boca.
-Creo que ya es suficiente, ahora date la vuelta y acércame tu culo que te voy a quitar eso.
Yo hice lo que pude por adoptar la mejor posición para dejarle realizar esa tarea. Agarró el látigo con fuerza y comenzó a tirar de el
mientras yo notaba como volvía a abrirse mi culito para dejar salir esa tortura. Ahora si mis gritos resonaron por toda la casa, y caí en sus rodillas
cuando de un último tirón consiguió sacármelo. Tiró de mí hacia él y vi como su poya asomaba entre mis piernas.
-Ahora quiero que te quites despacito todas las bolas de tu coño y que las cambies por mi polla. Quiero que seas tú quien te la
ensartes, sabiendo que le estas poniendo unos pedazo de cuernos a tu marido.
Yo no era capaz ya de responder a sus provocaciones, sólo quería terminar, así que despacito fui retirando una a una todas esas
bolas. Me levante ligeramente y cogí su pene dirigiéndolo a mi coñito, empezando después a metérmelo lentamente hasta quedar otra vez sentada
en su colo. El movía su culo ligeramente como queriendo empezar una penetración, pero yo no tenía fuerzas para ello, así que me limitaba a hacer
movimientos con mis caderas.
-Parece que no te diviertes. Igual prefieres que te sigan penetrando los juguetitos que te compre en vez de mi polla.
-No por favor. -le dije yo intentando ahora si poner un mayor ritmo a la cabalgada que le estaba realizando-. Me gusta sentir tu
polla dentro de mí, es solo que intento proporcionarte el placer que te mereces. -volví a decirle intentando convencerlo-.
-Pues creo que me gustaría más metértela por el culo. Me gustaría llenártelo de mi leche calentita. Quiero oírte gemir de placer
deseando que te encule.
-Sí, cógeme el culito. Se el primero en probarlo, quiero que me lo llenes con tu polla, quiero que tengas la mejor corrida de tu vida
dentro de él.
- Venga zorrita llorona, voy a permitir que sientes tu culito en mi polla. Levántate y date la vuelta, quiero ver tu cara de
satisfacción mientras me cabalgas con tu culo.
Me puse en pie y me coloque delante de él. Esta era la peor noche de mi vida. Había sido violada por mis tres agujeritos por un
montón de aparatos horrorosos, había tenido que hacerme pasar por la novia de una persona que me chantajeaba, aguantando sus besos, sus
caricias, sus toqueteos, había tenido que aguantar sus insultos y sus golpes, teniendo en todo momento que comportarme como una puta, como su
puta. Y por si no hubiera sido todo eso lo suficientemente humillante, ahora tenía que meterme su asquerosa polla en mi hasta ese día virgen culito,
y lo que es peor, debería hacerlo mirándolo a los ojos, y actuar como si me gustara hacerlo. Esa era la última prueba de la noche, la peor, pero me
convencí a mí misma de que debía actuar como la mayor de las putas, dejarlo tan asquerosamente satisfecho que dejara dar nuestro trato por
terminado. Cogí aire y le dedique mi mejor sonrisa.
-Ahora vas a comprobar lo que un culo como el mío es capaz de hacer con una polla como la tuya. Voy a despedir la noche
haciéndote gozar como nunca ha hecho otra mujer. Vas a ser el primero al que le deje hacérmelo por mi colita, así que me esmerare como nunca lo
he hecho para que tanto tú como yo lo disfrutemos hasta corrernos. –le solté de sopetón mientras me colocaba de pie encima del sillón donde él
se encontraba.
Él tenía mi coñito delante de su boca y miraba hacia arriba intentando cruzar su mirada con la mía. Tenía mis piernas abiertas al lado
de las suyas, y así empecé a doblar mis rodillas, bajando lentamente mi culo fui buscando que mi cara quedara frente a frente con la suya. Le pase
un brazo por su cuello para lograr mantener el equilibrio, y acerque mis labios buscando los suyos. Ahora por primera vez en la noche era yo la que
buscaba besarlo, estaba totalmente decidida a satisfacerlo hasta el final de las consecuencias, y ese debía ser el primer paso para hacerle ver que
me entregaba totalmente a sus caprichos. Lo bese y busqué su lengua, acaricié con mi otra mano su cara, la fui bajando lentamente por su pecho, y
continué mis caricias buscando su pene. Pude notar como se estremecía cuando lo agarre entre mi mano y lo puse en posición buscando la entrada
de mi colita. Note como agarraba fuertemente mis nalgas al sentir la presión de su polla intentando abrirse paso en mi culo. En ese momento deje
de besarlo, abrí mis ojos y cuando tuve la visión de los suyos deje caer el peso de mi cuerpo haciendo que todo ese pedazo de carne entrara en mí.
Cogí aire cerrando suavemente mis ojos intentando aguantar la sensación de dolor que entonces recorrió mi cuerpo. Luego abriéndolos poco a
poco vi en su cara un gesto de satisfacción. Había logrado su propósito, ahora me tenía dispuesta para su disfrute, y no lo hice esperar, abrazándolo
nuevamente le dedique otro beso haciendo subir mis caderas hasta dejar solo la punta de su polla en mi culito, volviéndolo a dejar caer para que
me penetrase con fuerza otra vez.
-Así me gusta putita, métetela bien adentro, quiero sentir tu culo chocando contra mis huevos maldita zorra.
Comencé a subir y bajar sobre su polla cogiendo más ritmo en cada penetración, bajaba con fuerza intentando hacerle daño en sus
pelotas con cada golpe de mi culo, aun teniendo que soportar el que yo sufría en mí ya dolorido ano. Los minutos pasaban y no lograba conseguir
que se corriera, mis piernas comenzaban a flaquear, el ritmo de mis movimientos se iba volviendo más lento, el reía viendo como me desesperaba
por conseguir mi propósito, y como mis fuerzas ya no me acompañaban.
-Mi cuerpo ya no tiene las fuerzas necesarias para seguir, deja que me tumbe y se tú el que termines de follarme a tu gusto,
déjame que sienta las fuerza de tus embestidas, ahora soy yo quien te suplica que me folles. -debía conseguir que se corriera y si lo hacía a su ritmo
puede que acabara antes...-
No tardo en corresponder a mis suplicas. Con sus manos alzó un poco mis nalgas hasta que su pene abandono mi dolorido
agujerito, lo agarro y lo froto varias veces por mi rajita llegando incluso a meter su puntita en mi coñito en varias ocasiones.
-Ponte de rodillas en el suelo y apoya tu cara en la mesa. ¡Ahora seré yo quien te cabalgue puta! Y ni se te ocurra abrir las piernas,
quiero sentir tu culito bien apretado mientras me lo follo.
Obedecí sus órdenes y adopte la postura ordenada, y mientras él se colocaba en posición yo deje apoyar mi cara en la fría mesa. Él
jugó con su pene sobre mis nalgas, lo paseo varias veces desde mi culito hasta mi rajita, haciendo varias paradas para jugar con mi clítoris. Estaba
consiguiendo que me relajara. Y cuando ya se había divertido bastante logro sacar de mí un fuerte grito de dolor, me la había clavado en mi culito
de un solo golpe, me había cogido por sorpresa, no estaba preparada para esa penetración y no había podido controlar mi dolor. No me dejo
recuperarme de esa dura entrada y sin pausa comenzó a penetrarme con fuerza, notaba todo su cuerpo chocar contra mí en cada penetración y mis
gritos de dolor ya no cesaban. Había momentos que me la sacaba de todo y volvía a meterla de un solo golpe. Quería que me doliera, quería oírme
gritar, yo notaba como sus manos agarraban mi culo tirando hacia él en el momento de metérmela, intentando llegar cada vez más adentro de mi
ano. El tiempo pasaba y el no bajaba su ritmo, yo ya notaba como mi agujerito sangraba de tanto roce, hasta que me agarro por el pelo tirando de
mi hacia su cuerpo, yo sabía que estaba a punto de correrse, así que ayude con mis caderas a sus últimas embestidas, agarro mis pechos con rabia,
estrujándolos, se apodero de mis pezones y tiro de ellos consiguiendo soltar toda su leche mientras yo daba ya mi último grito de dolor. Esto estaba
terminando, fue bajando su ritmo intentando depositar en mi maltratado agujerito todos los últimos restos de semen, sus manos ahora recorrían ya
mis pechos con suavidad, mas bien parecía acariciarlos, giro mi cara buscando mi boca, a lo que yo accedí haciéndole ver que aún me poseía, él se
sabía ganador y deseaba veme entregada a su juego, así que termine éste a su manera.
-Ha sido una follada espectacular. –le susurre-. Me has reventado mi colita, me has hecho cosas que no me imaginaba que
pudiera resistirlas, y aun así me he quedado satisfecha con el resultado. Espero haberte complacido en todo, ahora ya sé que me he ganado el
video, pero antes de irme voy a darte un último regalo sin que tengas que ordenármelo. –intentaba quitar de él cualquier duda a la hora de
entregarme el video, y para eso merecía la pena un último esfuerzo-.
Moví mi cuerpo haciendo que su pene se saliera de mi culito, y me puse de frente a él. Le di un ligero beso en sus labios y mientras
notaba resbalar entre mis piernas los restos de semen que salían de mi culo fui recorriendo su cuerpo con mi lengua, buscaba su polla, quería
dejarlo totalmente complacido, eche a un lado todos los pensamientos de dolor que recorrían mi cuerpo, la humillación que me había hecho sentir,
besé su pene, dibuje su forma con mi lengua, abrí mi boca y limpie de el todos los restos de semen que quedaban, limpie su polla mientras veía en
él una mirada de aprobación, de sentirse satisfecho con su puta, cogía rumbo al mueble del televisor y me dio el video, la prueba que podría
destruir mi vida, me lo había ganado y el pagaba mi sumisión con lo acordado. Me di un baño, intente quitar de mi cuerpo todos los restos de
aquella noche, dejé que me viera hacerlo, mientras mis manos frotaban hasta el último rincón de piel que había sido usada para su satisfacción, cogí
mi ropa, esa que él me había obligado a vestir y desaparecí.
De eso hace ya tres días, y ahora intento recuperar la normalidad de mi vida, aunque sé que esto no ha acabado. Pronto acabara el
mes, pronto será el día 5 y me tocará ofrecerle de nuevo los servicios de mi boca…
Pero esa ya es otra historia.
PD:Espero que os halla gustado esta segunda parte.La historia aun continua,y la iré subiendo en breve.Y gracias por las valoraciones positivas a la primera parte.