Sometida en su casa
Historia morbosa de un encuentro en casa de mi amante. Mucha dominación y sexo duro.
Ella nunca creyó que sería capaz de hacerlo, pero a continuación os cuento una de nuestras experiencias más morbosas.
Me llamo Guillermo, tengo 37 años, y desde hace algún tiempo vengo contando en esta maravillosa página, algunas de mis experiencias más excitantes. Me encanta el sexo, y sobre todo el morbo y la dominación.
Marta es la mujer que me quita el sueño. Tiene 40 años, rubia con el pelo liso, un cuerpo tremendamente sexy, con muchas curvas. Tiene unos pechos grandes, me encanta tirar de sus pezones hacia arriba y soltarlos, se excita sobre manera. Tiene un coñito completamente depilado desde que me conoce, antes siempre se dejaba una tirita finita de vello para complacer al cornudo de su marido, pero desde que yo se lo pedí, se lo depila por completo.
Desde que dimos el paso de conocernos, hemos compartido muchas experiencias placenteras y morbosas. Pero lo que más me gusta de ella es que además de ser una excelente amante es una maravillosa amiga y confidente. Los dos estamos casados, y compartimos esta aventura desde hace algunos meses.
Solemos encontrarnos una vez por semana, pero estamos continuamente en contacto por el móvil, Messenger o mail.
Jugamos por el teléfono a las damas, y solemos apostar. Nuestras apuestas siempre están relacionadas con el sexo, y una de nuestras últimas a puestas era que si ella perdía, me dejaría follarla en su casa cuando pudiera estar sola.
Afortunadamente gané, y ella accedió gustosa a pagar su deuda, pero siempre desconfío de que me atrevería a hacerlo.
Unos días antes de aparecer por su casa, le pregunté que día estaría sola. Ella organizó su agenda y me dijo que el jueves podría ser, así que empecé a montar la escapadita. Durante los días anteriores no pare de calentarla, diciéndole todo lo que le haría, ella mojaba sus bragas continuamente al escuchar mis retorcidas ideas.
Ella vive en una urbanización residencial de Tarragona, en una zona muy acomodada acorde a su posición social. Disponen de una mujer que les ayuda en las tareas domésticas a diario, por lo que tendría darle la mañana libre.
Por fin llegó el día. Sobre las diez de la mañana estaba aparcando delante de su casa y la llame por teléfono:
- Buenos días zorra, estoy delante de tu casa.
- Y a que esperas para entrar?.... cabrón
Salí del coche y me encaminé por la calle dirección a su casa, llame al timbre, entreabrió la puerta asomándose levemente y me dejó pasar.
Llevaba puesto tan solo una camisa de su marido, tal y como yo le había mandado, la abracé besándola con mucha fuerza transmitiéndole mi excitación, empecé a acariciarle sus duros pezones bajando mi mano hasta su mojado coñito. Estaba completamente empapada.
Sin decir nada, la cogí de la mano y me dirigí hacia su cocina. Allí tenía preparado mi cortado y un trozo de tarta de chocolate que la noche anterior había preparado pensando en mi. Me senté en la cocina, desabrochándome los pantalones y sacando mi dura polla.
-Venga zorra, toma tu desayuno mientras yo me tomo el mío, puta…
- Bufff, sabes que eres un cabrón retorcido y me encanta….
Sin decir nada más, poniéndose de rodillas, cogió mi polla fuertemente por la base y empezó a chuparla con deleite, pajeándome despacio al mismo tiempo con la otra mano me apretaba los huevos.
Yo di buena cuenta de la tarta y del café. Estaba hambriento. Nada más terminar, le quite la polla de su boca y poniéndola de pie le dije:
- Venga zorra, enséñame tu casa…
Caminábamos abrazados sin dejar de tocarnos ni de besarnos, entramos en el salón, una estancia muy amplia con varios sofás, muchos cuadros y fotos de toda su familia, una mesa muy grande con varias sillas alrededor.
Lo primero que hice fue sentarla sobre la mesa, abrir sus piernas y empecé a comerle el coñito, desde el agujero de su culito hasta su clítoris, metiéndole poco a poco dos deditos en su coñito. Saqué los deditos y pasé a sujetarle fuertemente las piernas por los tobillos, mientras mi lengua hacia diabluras en su rajita.
Me encantó comérselo despacio, notando como se excitaba y como le subía lentamente el orgasmo, hasta que se corrió sin dejar de gemir llenándome la cara con sus flujos. Sin dejarla apenas tiempo para recuperarse la levanté y poniéndola delante de mí empecé a acariciarle los pezones de nuevo diciéndole al oído:
- Dime donde ve la tele el cornudo de tu marido.
Ella mordiéndose el labio inferior fruto de la excitación, señaló diciendo:
- Ahí en ese lado del sofá o algunas veces en ese sillón.
- Muy bien zorra, pues ahí será donde te folle hoy por primera vez. Quiero que esta semana recuerdes bien todos y cada uno de los sitios donde voy a follarte perra…
Desnudándome completamente, me senté justo donde el cornudo de su marido lee o ve la televisión y cogiéndome fuertemente la polla me la senté encima, al mismo tiempo que le pellizcaba y le chupaba los pezones.
Su coño respondía muy bien a todos mis retorcidos planes, mojándose constantemente. Subía y bajaba saltando sobre mi polla sin dejar de gemir.
El morbo que sentía por estar viviendo esta situación era indescriptible. Notaba que no tardaría en correrme, así que la aparté indicándole que se pusiera a cuatro patas encima del otro sillón.
Ella obedeciéndome, se levantó y lentamente se arrodillo en el asiento, colocando sus manos en el respaldo, giró levemente la cabeza para admirar mi dura polla a punto de penetrarla de nuevo.
Me escupí en la mano y le pasé mi saliva por todo su culito, introduciendo un dedito en él, acerque mi polla y la penetré muy poco a poco, dejando que notara toda su dureza. Se la metía despacito hasta el fondo y se la sacaba de golpe, dejando pasar unos segundos entre cada penetración, que a ella se le hacían eternos. Volvía a metérsela con fuerza y repetía la operación una y otra vez estremeciéndola de placer. Mientras, mi dedito, no paraba de entrar y salir de su culito.
Ahí empecé a darle más fuerte y de vez en cuando le pegaba una palmadita en el culo:
- Eso es zorra, disfruta de mi polla cerda….Plaf!!!!!
- Soy tu zorra y me encanta que me folles, decía ella muy obediente …
- Muy bien perra….Plaf!!!!!
- Soy tu perraaaa…y me encanta que me folles….
A cada palmada que le daba en el culo, ella se excitaba más y más al decirme esas palabras que sabe que tiene que pronunciar cada vez que la azoto.
No quería correrme todavía, así que pare de follarla y nos encaminamos por las escaleras hacia la planta superior. Ella iba delante cogiéndome por mi polla, me arrastraba lentamente hacia su dormitorio.
La escalera estaba llena de más fotos, lo cual aumentaba mi morbo y ella se sentía más sucia y malvada.
Llegamos a la parte de arriba, había dos dormitorios y una sala de estudio, donde su marido tenía el despacho. Entramos directamente en el dormitorio de matrimonio. Era una habitación amplia con un baño y un vestidor.
Tenía una cama grande con unos barrotes de forja en el cabecero. Esa habitación la había visto innumerables veces cuando conectaba su cam y se pajeaba muy excitada frente al ordenador.
Le había dicho muchas veces que algún día la ataría de las manos a su cabecero y le follaría el culito, y hoy porfin sería el día.
Entramos los dos dentro del baño, y allí la puse delante de mi y empecé a acariciarla de nuevo mientras nos mirábamos al espejo. Entonces ella me dijo:
- Sabes que en este baño he follado miles de veces, en todas las posturas que te puedas imaginar?
- Pues hoy vas a follar por primera vez con alguien que no es el cornudo, zorra…. Ábrete de piernas sobre el lavabo.
Muy obediente se sentó sobre la piedra de mármol y abriendo las piernas empezó a masturbarse, mirándome a los ojos, con una cara de zorra increíble.
Yo le escupí en su coño encharcado y cogiéndome la polla se la restregué varias veces antes de empezar a follarla.
- Eso es zorra, disfruta de lo mala que eres…follando conmigo aquí en tu habitación. Alguna vez te has follado a alguien que no sea tu marido aquí, zorra?
Ella se excita mucho cuando le digo cosas muy subidas de tono, cuando le pido que me cuente alguna de sus experiencias o cuando yo le cuento alguna de las mías, todo ello mientras follamos.
- No cabrón, tu eres el primero. Aunque una vez estuve a punto de follarme a un chico que vino a ponerme la mampara, no sabes con que cara de vicio me miraba. Me lo tenía que haber follado…ufff.. sigue follándome cabrón, no pares…me corro otra vez…siiiiiiii
- Eso es zorra, córrete puta…me corro yo también…
Y sacando la polla de su coño pajeándome fuertemente empecé a escupir semen sobre todo su cuerpo. Me corría abundantemente sobre su cara, sus pechos y su cuello por toda la excitación acumulada.
Ella bajando del mármol se arrodillo y empezó a recoger los restos de leche que salían de mi polla.
Yo no dejaba de mirarla a través del espejo, y vi sobre el mármol el cepillo de dientes de su marido. Era el mismo con el que algunas veces le había mandado que se masturbara, metiéndoselo en el coño, en el culito hasta correrse y volver a dejarlo en el sitio sin limpiarlo.
Lo cogí y lo pase por todo su cuerpo, llenándolo con mi leche.
- Esta noche el cornudo se lavará los dientes con mi semen, zorra…y tu te mojaras como una perra cuando lo haga.
Ella simplemente esbozó una sonrisa maliciosa sacándose levemente mi polla de su boca.
- Venga zorra, de pie. Sigamos con la visita a tu casa. Enséñame donde guardas tu ropa interior.
Me guió hasta su vestidor. Una pequeña estancia en su misma habitación al lado justo del baño. Allí abrió un cajón y apareció toda su lencería. La obligué a arrodillarse de nuevo y empecé a follarle la boca muy fuerte, hasta el fondo de su garganta. Ella sabe que no tiene que tragarse la saliva, tiene que derramarla sobre sus pechos o sobre mi polla.
Es una buena perra y va aprendiendo mucho día a día.
Yo le solté la cabeza y empecé a sacar sus tangas, sus culottes y sus braguitas, a continuación las cogía una a una y las iba pasando por toda mi polla:
- Como me gustan tus braguitas cerda, así que estas son todas las que empapas cuando me obedeces, verdad? Esta semana vas a usar estas braguitas impregnadas con el aroma a mi polla.
- Siiiiii, lo haré con mucho gusto amo!!!!!!
Una vez terminé de impregnarle bien su lencería con mis flujos continuamos con la visita. La siguiente habitación fue el estudio de su marido.
Era una habitación pequeñita, alargada, con un pequeño escritorio con el ordenador y una silla. También había un sillón de piel. La senté allí con las piernas bien abiertas sobre los reposabrazos. Apoyándome sobre sus hombros empecé a follarla con mucha fuerza. Era una posición algo complicada, así que tras unas pocas embestidas paré.
Manteniéndola en la misma posición, le introducí mis dedos corazón y anular hasta el fondo de su coño, empezándola a masturbar con mucha fuerza.
La follé con mis dedos muy intensamente, palpando todo el interior de su coño hasta que conseguí arrancarle un tremendo orgasmo acompañado de un espectacular chorro de flujo. Mojó por completo el suelo de parquet de la habitación.
Desde que aprendí a masturbarla de esa manera, disfruto mucho viéndola retorcerse como una perra cuando se corre. Es realmente espectacular. Ella realmente también disfruta de todos sus orgasmos, unos mas fuertes otros mas suaves, pero como realmente se corre mejor es cuando la follo a cuatro patas.
La dejé descansar unos minutos, y a continuación subimos a la última planta. La hice subir gateando por las escaleras, admirando su precioso culo. En el tercer escalón no pude aguantarme más y abriéndole el culo se la metí de golpe por su agujerito trasero. Ella se quejó amargamente:
- Brutoooooo!!!!! me haces daño. Sácala…..
- Aguanta perra , le dije yo mientras se la saqué de golpe, le escupí en su culo para volver a follarla.
- Ahora si, cabrón. Fóllame el culo…
Y así lo hice, le follé el culo durante unos minutos, y después la hice continuar subiendo hasta arriba, siempre a gatas.
En la última planta se encuentran las habitaciones de sus hijos pequeños y otro baño.
La follé un poco más por el coño testimonialmente en la cama de su hijo y después la obligué a gatear hasta la habitación de su hija.
En todo el trayecto le iba diciendo cuando tenía que parar de gatear. Cuando paraba, apoyaba sus pechos totalmente contra el suelo, levantando su culo al máximo, exponiéndose como la buena perra que es.
Yo iba alternando, le escupía en su coño y en su culo, le metía los dedos, la azotaba. De vez en cuando también le metía un par de estocadas con mi polla, parando y dejándola con las ganas de más.
Estábamos los dos realmente excitados, yo por dominarla y ella por sentirse tan sucia, perra y puta, siendo follada por toda su casa.
Después de tenerla de rodillas casi media hora, haciéndola sentir tan sometida, llegamos a la habitación de su hija.
Era un cuarto ligeramente abuhardillado, con mucha luz, pintado con colores muy claritos, estaba llena de peluches y de juguetes. En el fondo estaba la litera donde duerme su hija.
- Muy bien cariño, vas a ponerte de rodillas aquí en la parte baja de la litera. Eso es, saca el culito hasta el borde, muy bien. Abre un poco más las piernas. Voy a follarte como no te han follado nunca en tu vida.
Ella muy obediente, se colocó en la posición indicada. Yo tenía la polla completamente empalmada. La coloqué en la entrada de su coño, y muy lentamente la fui penetrando. Cuando la tenía metida el todo, me apretaba todo lo que podía a ella, intentando moverme un poco lateralmente para que la notara retorcerse en su interior. Después la sacaba igual de despacio que se la había metido. Repetí esta operación varias veces.
Ella no paraba de morder las sábanas y de jadear constantemente, estaba encendida.
Tras varias metidas y sacadas a cámara lenta, en voz alta conté:
- Uno, dos y tres…
Después empecé a follarla a toda velocidad, penetrándola con mucha fuerza. Le dí como unos diez pollazos a máxima potencia y se la saqué de golpe.
Me encanta martirizarla de esta manera, se queda jadeando y con muchas ganas de que siga.
Repetí esta operación cuatro veces, cuando estaba follándola a tope y notaba que se iba a correr paraba y la dejaba con las ganas, hasta que finalmente no paré y continué follándola hasta que se corrió mojando las sábanas de su hija.
Fue un orgasmo brutal, espectacular, se quedó totalmente rendida y mareada recostada sobre la cama totalmente impregnada con sus flujos.
Yo necesitaba correrme, pero quería hacerlo como tantas veces le había dicho que lo haría. Así que después de que se recuperara, volvimos a bajar a su cama de matrimonio.
Allí le tape los ojos. Cogí una cuerda y le até las tetas como tanto me gusta hacérselo. Se le ponen superduras y con los pezones totalmente hinchados.
Saqué unas pinzas de madera, de tender la ropa y le puse una sobre cada pezón. Finalmente la puse a cuatro patas cogida del cabecero de forja, y le ate las muñecas a el.
Le abría su culito con mis manos y apunté mi polla de nuevo hacia su agujerito trasero. Entró con total facilidad.
- Pero mira que eres puta, atada y follada en la misma cama donde tantas veces te has pajeado y donde tantas veces te ha follado el cornudo. Esta misma noche quiero que te dejes follar otra vez por el, sin dejar de recordar cada una de las cosas que te he hecho. Zorra!!!!!!
- Mira que eres cabrón y retorcido, me encanta….sigue, párteme el culo, es todo tuyo!!!!!!
Seguimos follando sin dejar de hablarnos, yo notaba que no aguantaría mucho más, así que la desaté, la tumbé sobre la cama y pajeándome fuertemente de nuevo me corrí por todo su cuerpo.
Si la corrida de antes había sido intensa, esta fue literalmente una inundación. Los primeros disparos de leche dieron en toda su cara, y los posteriores por todo su cuerpo, la llene completamente con mi lefa.
Ella la iba recogiendo con sus dedos para degustarla una vez más, pero yo la detuve:
- No cariño, no te la vas a tragar, quiero que abras la cama y que te restriegues bien. Límpiate toda sobre las sábanas. Esta semana vas a dormir con tu maridito sobre toda mi leche.
A continuación nos quedamos un rato descansando. Nos duchamos y nos fuimos a comer.
Esta semana tendré a Mara con sus braguitas llenas de mi leche, y haciéndola masturbarse por toda su casa con nuestros recuerdos.
Espero que os haya gustado. Me gustaría recibir vuestros votos y comentarios.
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