Sometida

En aquel cuarto, fui sometida violentamente por aquel hombre que antes, me había amenazado...

SOMETIDA.

Mis nalgas paradas, fueron intensamente zarandeadas por las fuertes manos del enorme hombre.

La minifalda, no alcanzaba a cubrir mis bragas; mientras yo luchaba por bajarla para cubrir mis expuestas nalgas.

Todo fue demasiado rápido; de fuertes manotazos arrancaba como un oso mis prendas: primero la falda; luego, hizo girones las pantaletas, siguiendo con la blusa y el sostén trasparente. Acto seguido, entre feroz resistencia de mi parte, lengüeteo mi ano; a la vez que yo pataleaba intentando zafarme.

Introdujo entre mis clamores, uno, luego otro dedo dentro de mi trasero, y los movía de manera salvaje, a la vez que atrapaba mi clítoris con su babeante boca. Con la otra mano, hizo algo que jamás nadie antes había hecho: me introdujo la mano en la vagina, provocándome un gran dolor. Lo golpeaba sobre la cabeza, pero él seguía prendido como un pulpo.

Me abofeteo dejándome aturdida, cuando yo, le di varios puntapiés en el abdomen; buscando destrozarle los huevos de una patada. Me jalaba del cabello, y arrastraba por todo el cuarto.

Fue un error el haber ido a buscarlo a su casa, yo ignoraba que seria presa de este salvaje. Entre gritos, abrazos, jaladas de pelo, golpes en mis nalgas, el hombre fue buscando Introducir su larga y gorda verga en mi ano, mediante fuertes estocadas, hasta que, al fin, le atinó; clavándola como un perro, hasta el fondo entre mis lloridos.

-       Eres mi puta…eres mi perra…jadeaba el hombre cerca de mi oído.

Chupaba mi cuello, dejando moretones, incluyendo los pechos. Yo chorreaba babas por todo el cuerpo.

Sujetaba mi pelo, introduciéndola hasta adentro de mi culo, sacándome fuertes pedos por ambos orificios. Atizaba fuertes palmadas en mis nalgas, y con un cinturón, me propino tremenda azotaina sobre ellas, sin importarle mis suplicas ante el dolor; atándome previamente con unas cuerdas como a una potranca.

Me cogió hasta que se hartó; inundando de leche todo mi intestino…quedé exhausta y adolorida de todo mi cuerpo; pero muy a mi pesar, tuve varios orgasmos intensos.

El tipo, había cumplido su amenaza de someterme y cogerme a fuerza, tratándome como a una vil puta. Luego se fue y me dejo desnuda y llorando dentro del aquel cuarto; y cuando más tarde, lo vi entrando a mi casa, le dije: jamás volverás a tocarme; toma tus cosas y no regreses.

En las noches, me revuelco masturbándome, recordando la intensa y feroz cogida; mi vida sexual, nunca ha sido igual desde entonces con nadie.