Sometida como esclava

Una Dra. de una ONG es secuestrada en África, forzada y vendida, como esclava sexual

SOMETIDA COMO ESCLAVA

En mi vida, mis padres siempre me enseñaron a ser una persona altruista, a dar lo que uno tiene sin pedir nada a cambio, solamente el bienestar del prójimo. Eso me llevo a ser colaboradora de una ONG que me llevo a un país en África, que a la sazón sufría ya no solo una hambruna de varios años, sino a conflictos armados entre varias etnias del país.

Recién había terminado mi carrera de medicina y me había unido a una asociación médica para ayuda a África. Ejercía mi profesión en un campo de refugiados en compañía de otros colegas.

Por la situación del país, contábamos con la protección de las fuerzas de las UN que hacían las veces de vigilancia y escolta en los distintos desplazamientos que hacíamos a los poblados de la zona.

En aquella época tenía 26 años, había dejado a mi novio en mi país, era ingeniero y ya llevábamos 2 años viviendo juntos, teníamos pensado casarnos a mi regreso y después ejercer mi profesión en el país.

En una ocasión, en una de las visitas a distintos poblados de la zona, donde habíamos atendido a varias urgencias sanitarias y ya de regreso a nuestro campamento, fuimos atacados por un grupo de insurgentes, buscaban un medico para atender a varios de sus heridos. Nos llevaron a su campamento y nos obligaron a atender a los heridos.

Cuando terminamos, y estábamos preparando nuestro regreso, me retuvieron, indicándonos que tenía que quedarme para seguir atendiendo a los demás heridos que se produjesen en las incursiones que tuviesen.

Las fuerzas de la UN se opusieron y sin otra aclaración los asesinaron delante de mí. Me introdujeron en una cabaña y me mantuvieron en el campamento durante dos días.

Trascurrido ese tiempo, me trasladaron a otro campamento, para que atendiese a los heridos que allí se encontraban. Estaba constantemente vigilada por dos hombres negros como el carbón, armados hasta los dientes, con una AK47 y un machete cada uno, con orden de asesinarme si no colaboraba.

En el ultimo campamento al que me llevaron, era el cuarten general de la guerrilla, me presentaron al jefe de la misma, un hombre de unos 38 años, mediría aproximadamente 1,85 su rostro indicaba que era un hombre sanguinario y con el que tenias que tener mucho cuidado en tu comportamiento. Detrás de él siempre había tres personas, dos hombres de aproximadamente 40 años y una mujer, que parecía ser su amante, ya que su comportamiento hacia él era muy cariñoso y sensual.

Cierto día, en que parecía que la actividad bélica estaba más tranquila, me llamo a su cabaña, comenzó a interrogarme con respecto a mi profesión y después el interrogatorio fue cambiando hacia unas preguntas más personales, si estaba casada, si mi novio estaba satisfecho con mi venida a este país, si cuantas veces me había acostado con el etc.

Fue entonces cuando observe que la mujer que estaba con él comenzó a caminar a mi alrededor, viéndome de arriba abajo, se acerco a mi por detrás y me agarro fuertemente por mis pechos, le dijo algo en su dialecto al jefe y me soltó. Comencé a ponerme nerviosa, la seguía con la mirada hasta que se alejo y me llevaron a mi choza.

Al día siguiente tras revisar a los heridos, me volvieron a llevar ante el jefe y me dejaron sola con él y con su amante. Siguió haciéndome preguntas de orden personal, yo le respondía como según me daba a entender las intenciones que se le veían, en eso la mujer me dio un puñetazo tirándome al suelo, me dejo media aturdida, se acerco a mí y cogiéndome por las muñecas me mantuvo tirada en el suelo.

El jefe, se acerco y me dijo en un francés un poco tosco.

“Tu novio está lejos el no vendrá, ahora yo seré tu novio”

Me arranco la camisa, dejándome únicamente con el sujetador, luego me arranco el pantalón y las bragas, se puso de rodillas ante mí, y se bajo el pantalón.

Mostraba un pene en estado de flacidez de unos 15 cm. y sin decir nada me lo metió en la boca, me ordeno que se lo chupara, yo me negué y en respuesta recibí un puñetazo del que me partió el labio, me abrió la boca y volvió a meterme su pene, además de largo su grosor rondaría los 6 cm.

No me quedaba otra opción que obedecer, a regañadientes y lentamente comencé a chuparle ese enorme pene y que según pasaban los minutos, su tamaño aumentaba, en longitud y grosor, alcanzando bien los 20 cm. y un grosor de 9 cm. no me cavia en la boca y me producía arcadas ya que me lo metía hasta la campanilla si intentaba sacármelo me abofeteaba.

Cuando vio que ya lo tenía bien duro, me levanto las caderas y lo coloco a la altura de mi vagina, la abrió con su mano y de un solo golpe me lo introdujo, en toda su totalidad. Di un grito de dolor, no había lubricado y la vagina la tenia seca, comenzó con un movimiento de mete y saca sin parar, el dolor poco a poco desaparecía motivado a que se producía una lubricación natural en mi vagina, cada envestida, llegaba hasta el cuello del cérvix golpeándolo sin piedad, sus envestidas eran dolorosas. La mujer que me sujetaba las manos se reía al parecer decía de que las blancas tenemos un coño pequeño, que no aguantamos una polla de hombre, solo de niños, al parecer las negras están acostumbradas a las pollas de los negros, que siempre han tenido fama de ser grandes y gordas, será por naturaleza, a polla grande coño grande. Con cada envestida, yo comenzaba a tener un placer que ahogaba el dolor, no sé si seria por el grosor y la longitud de su pene o por la abstinencia de varios meses sin tener nada dentro, pero me gustaba.

En un momento el se corrió llenándome la vagina de abundante esperma caliente y espeso, que al sacar su polla de mi interior, comenzó a derramarse desde mi interior, mojando mi ano, me la metió en la boca y me ordeno que se la limpiase. Obedecí si no quería llevar otro puñetazo de él y algún otro de su amante, me mando que me vistiese y que me fuese a mi choza que ya me llamaría si necesitaba otro servicio.

Al llegar a la choza, me limpie como pude y consulte mi calendario biológico, quería cerciorarme si estaba en días fértiles o estériles, no fuese que me dejase embarazada y que sería peor para mi, pues era capaz de hacerme abortar, matarme o vete a saber lo que aria. Afortunadamente eran días estériles. Durante el resto del día no me molesto, la única que me visito fue su amante, me pregunto si me había gustado, como es natural le dije que no que era un animal. Me indico que no es tan bruto, lo que paso que como ella estaba con el periodo y su religión le prohíbe tener relaciones con las mujeres esos días, por considerarlas impuras me había escogido a mi por tener la piel blanca, ya que nunca lo había hecho con blancas y quería probar si teníamos el coño pequeño, y por lo visto lo comprobó.

Que cuando ella termine con la regla no me molestaría, ya que ella era su favorita, le pregunte cuanto le faltaba para terminar el sangrado y me dijo que mañana seria el ultimo día. Suspire un poco aliviada pero ya sabía lo que me esperaba al día siguiente. Me dijo que había quedado muy satisfecho y que continuaría mañana.

Al día siguiente, tras mi ronda viendo a los heridos, me llevaron a la cabaña del jefe, allí estaba él con su amante, me vio y me ordeno que me desnudase, obedecí sin decir nada, me dijo que me pusiese de rodillas y se la chupara, le baje el pantalón y comencé a masajear los testículos y a pasarle la lengua por todo su nabo, cuando vi que ya estaba lubricado me tumbe en el suelo, el me dijo que no, que me pusiese a cuatro patas, entonces su amante se acerco y me unto el ano con una buena cantidad de vaselina, yo me puse a temblar, me iba a encular, me rompería mi culo con semejante tranca, le pedí que por favor por ese sitio no, no hizo caso, la mujer al mismo tiempo que me embadurnaba, comenzó a meterme los dedos para dilatarlo, primero uno, progresivamente fueron dos, después tres hasta que me metió la mano completa, me dolió, pero ella sabía que sin la vaselina me lo rompería y sería peor metía la mano y la giraba en el interior de mi culo, comenzaba a gustarme, el tenia la punta de su pene a la puerta de mi culo para meterlo en mi agujero en cuanto la mano saliese. Cuando la mujer saco la mano, el no perdió tiempo y de un golpe, lo metió hasta la mitad, di un grito de dolor y en mi interior lo llame de todo, comenzó a moverme adelante y atrás, ya que me tenia cogida por las caderas y no tenia posibilidad de escape, se tumbo sobre mi espalda, aprovechando para agárrame los pechos y apretarlos, metía y sacaba su pene de mi culo, el grosor del pene era descomunal me dolía en mi interior, de repente sentí un baño de esperma en mi interior un esperma caliente y espeso que me alivio un poco, descargo todo el contenido de sus testículos en mi interior cuando lo saco, un

chorro baño mis mulos deslizándose hasta mis rodillas, mi ano en ese momento presentaba un diámetro en el que sin esfuerzo alguno entraba una lata de refresco, cuando me levante, el resto del esperma que tenía en mi culo, cayó al suelo como si de un grifo abierto se tratase, me mando vestirme y que me retirase.

Cuando me retire a mi choza, y después de lavarme, me tumbe en mi camastro y me puse a llorar, mi desesperación, de no poder recibir ayuda me volvía loca, al rato llego su amante y me dijo, que no me preocupase, que ella ya había terminado el periodo y que mañana seria ella la que lo complaciese, que si no había ninguna novedad no la molestaría durante 28 días. Rogué a Dios que así fuese. Eche mis cálculos y me coincidía que en esos 28 días me tocaba la regla y los días estériles los que coincidían con los días de la regla de la amante. De todas maneras yo tenía mis controles de fertilidad, ya que aunque quería a mi novio, el cuerpo es débil y muchos días sin cariño y si tenías algún colega que estuviese macizo había que aprovecharlos.

Con ese sistema sobreviví durante tres meses que me parecieron eternos, un día levantamos el campamento y nos dirigimos hacia el norte. Allí contactamos con una tribu de nómadas árabes, después me di cuenta de que eran traficantes de armas, los insurgentes necesitaban armas y municiones y los árabes se las suministraban. Acampamos durante tres días, durante los cuales las negociaciones no parecían llegar a un acuerdo, hasta que un día al parecer el trato quedo cerrado, los árabes empezaron a levantar su campamento cuando dos me vinieron a buscar, me pusieron un collar al cuello y me llevaron con ellos, no sabía lo que había pasado cuando al volver la vista hacia la amante del jefe de los insurgentes me dio a entender de qué me había vendido como pago de las armas, me subieron a un camello y comenzó mi peregrinaje por las arenas del desierto.

¿A dónde me llevaría mi suerte? ¿Si me estaban buscando como me encontrarían?

Al llegar al campamento base de los árabes, me metieron en una jaima, donde estaban reunidas una serie de mujeres tapadas hasta los ojos, todas ellas con túnicas oscuras, solamente una con túnica color granate, me quitaron la ropa, me lavaron y perfumaron y después me llevaron ante la presencia del jeque del campamento.

Le indicaron, que las armas las habían pagado con la mujer, que era medico y que ya había sido probada por el jefe de los insurgentes y que al parecer servía para satisfacer a quien la necesitase. La mujer que me acompañaba, recibió una orden y a continuación comenzó a desnudarme, una vez desnuda, me mando caminar delante del jeque, me puso a cuatro patas delante de él, que en esa postura metió los dedos en mi coño, acariciándome el clítoris, produciéndome una agradable sensación de placer, después cogió mis pechos y los apretó, y sobo, me dio la vuelta y me dio una palmada en el culo, obligándome a abrir las piernas aprovechando para meter los dedos en mi culo.

Se puso de pie, me levanto, me abrió la boca, como si fuese ganado para ver mi dentadura, dio el visto bueno y mando que me vistiese y me retirase.

Me llevaron a la Jaima de las mujeres, me dieron de comer y me indicaron donde era mi sitio para dormir, entre aquellas mujeres vi que una de ellas tenía los ojos azules, cosa extraña entre los árabes al mismo tiempo que comprobé cuando se levanto, que estaba embarazada. Ella me hizo una señal con los ojos, como diciendo que quería hablar.