Soltera en la Fiesta de Halloween

Anécdota ocurrida hace unos años en una fiesta de Halloween

Recuerdo que mi primera vez fue a principios del segundo año de preparatoria, con mi novio de aquel entonces, relación que duró casi tres años. Durante ese tiempo, la relación se veía interrumpida por nuestra rupturas que duraban unos días o hasta un par de semanas. Esta anécdota ocurre durante uno de esos lapsos.

Era octubre, había discutido con mi novio por una niñera, la cual nos llevó a, tal vez, nuestra tercera ruptura. Fera de estar triste, yo me encontraba enojada, dado que el motivo de la discusión y distanciamiento fue por las sospechas de una infidelidad de su parte.

Habían pasado unos cinco días desde la última que la hablamos, era viernes y ese día se haría el famoso convivio de Día de Muertos en mi escuela, no estaba de humor para ello y mucho menos de verlo, así que decidí no ir y tomarme un 'fin de semana largo' y así lo hice. Estaba en casa cuando me llegaron unos mensajes de quien en ese entonces era mi mejor amigo, me estaba invitando a una pequeña fiesta de Halloween que tendría en su casa. No era para celebrar dicha festividad, sino para beber sin supervisión, ya su madre no estaría en casa ese día ni el siguiente. La verdad que no tenía ganas de ir, pero tampoco quería quedarme en mi cuarto a marchitarme, había comprado ropa nueva los días anterior y quería usarla.

Me dijo que irían no más de quince personas y sería en punto de las 8:00pm, pero me pidió que llegara antes para ayudarlo a preparar todo junto con su novia, y así lo hice. Llegué a lugar cerca de dos horas antes y empezamos a alistar todo, no les voy a mentir, todo era muy precario, como toda fiesta de adolescente, pero los ánimos no faltaban.

Pasada de la hora fijada, los asistentes empezaron a llegar a la casa de mi amigo, por los vecinos la fiesta sería en el interior de la misma. Cerca de las 9:00pm es cuando, junto con dos compañeros de salón, llegó Daniel.

Daniel era un compañero de aula, no había hablado mucho con él en los pocos meses de estar juntos, pero era bastante atractivo a mi parecer, podríamos decir que era de los 'populares', no tanto por su físico sino por su magnética personalidad.

Yo estaba sentada en el sofá de la sala junto con mi amigo y su novia, Daniel se acercó, con sus dos amigos, a nosotros a saludar y a enseñar la botella de vodka que había traído, su mirada se clavó directamente en el escote de la blusa que yo traía ese día. Mi escote no era tan pronunciado y tenía mi cabello rizado sobre mi pecho, pero aún así, fue suficiente para atraer su mirada unas cuantas veces durante su breve plática.

Para la medianoche, en la casa habían cerca de veinte personas, distribuidas entre la sala y el patio de atrás, la música estaba a full y yo estaba entre bailando y bebiendo, cuando Daniel se acerca a mí y me empieza a hacer plática, la verdad que no recuerdo bien como sucedieron las cosas, pero para las 4:00am, solo nos habíamos quedado en el lugar menos diez personas, de las cuales, la mitad ya se encontraban dormidas por la ebriedad en sus sillas.

Yo seguía platicando con Daniel, de cosas de la escuela y de mi relación, le conté que estaba soltera en ese momento. Él me miraba en veces de manera poco discreta, tal vez porque ya estaba un poco ebrio, no me incomodaban sus miradas porque había sido siempre respetuoso, aún así, yo podía ver la clara erección que tenía marcada den sus jeans negros deslavados. De un momento a otro empezó a coquetearme y dejar en claro que estaba interesado en mí, no le dí mucha importancia a sus halagos dado que yo aún quería a mi ex, pero avanzado el coqueteo, él me pidió un beso, me negué en repeditas ocasiones, ya no estábamos solos y no quería que las personas ahí presentes le contaran a mí. Al final, tal vez por lo considerablemente ebria que estaba, accedí a que me besara, pero le pedí que fueras un beso rápido y discreto, no fue así. Se abalanzó sobre mí y me besó mientras acariciaba mi cabello.

Ese beso me sacó de sí, fue suave, ya no me importó que nos pudieran o no estar bien los demás, igual las luces estaban apagadas y había reggaeton sonando medianamente fuerte.

No estuvimos besando, tal vez, quince minutos, cuando mi mejor amigo se acerca al sofá donde estábamos, recuerdo haberme asustado tanto que casi sentía mi corazón detenerse. Mi amigo nos comentó que podíamos pasar a usar su cuarto así lo queríamos, de inmediato me negué con nerviosismo y tratando de forzar una risa. Pero, recién se dió la vuelta mi amigo, Daniel me pidió entrar al cuarto a besarnos a solas mientras me miraba a los ojos y me sonreía, no me pude negar, quería seguirlo besando.

Nos pusimos de pie, rápida y discretamente, y nos dirigimos al cuarto de mi amigo al final del pasillo, abrimos la puerta y encendimos las luces, me invitó a pasar antes que él y cerró la puerta con seguro tras suyo, solo para tomarme de la cintura seguirme besando.

Los besos eran brusco, parecían intercambios de saliva, pero lo estaba disfrutando al cien, me sentía feliz de besar a un chico de tan buen ver. Las cosas escalaron, de un momento a otros el ya estaba tocando y lamiendo mis senos, me mordía los pezones de tal forma que me causaba un poco de dolor, era el segundo chico que me tocaba de esa forma, tal vez de no estar ebria no lo hubiera permitido, pero dejé las cosas seguir.

Me tenía contra la pared con los pechos de fuera y su lengua en mi boca, mientras me besaba, frotaba su pene, aún en sus pantalones, contra mi abdomen. Yo tenía las manos al rededor de su cuello, estaba muy excitada, al punto de sentir como mis jeans se habían humedecido, pero no le había acariciado el cuerpo en ningún momento, hasta ese entonces, cuando decido bajar una mano y apretar su miembro. Lo apreté para luego soltarlo con una caricia, era, tal vez, el tercer pene de un hombre que tocaba.

Le pedí que me la enseñara, en un parpadeo, Daniela ya tenía la verga curvada de fuera, me prendí al verla, y la tomé con mi mano derecha mientras lo besaba, nos seguimos comiendo las bocas mientras yo le hacía una puñeta.

Obviamente, él me pidió que se la chupara, es aquí donde les confieso que solo le había hecho sexo oral a mi ex-novio de ese entonces, y yo habían sido tantas veces, aún así, yo me puse de rodillas y aún con los senos de fuera, le empecé a jalar la verga con ambas manos, ahí me dí cuenta que la tenía grande, ya que podía tomarla con las dos manos sin problemas.

Yo estaban con concentrada en mi éxtasis que no recuerdo haberlo escuchado pronunciar sonido mientras me tenía de rodillas, no me animé a chupársela completa, solo me limité a metermela unas cuantas veces a la boca y lamerle el glande.

Sin aviso, él se vino en mi cara directamente, manchandome no solo la cara, sino hasta el cabello, es ahí donde me describí que era dificilísimo quitarse el semen de las pestañas y el cabello, recuerdo que sentí mucha pena y no supe como reaccionar y, a manera de regaño, le pedí que saliera por papel higiénico para limpiarme.

Al final, yo salí de la habitación para entrar al baño y tratar arreglarme un poco.

Tarde unos minutos dentro del baño en lo que me lavaba la cara y pensaba en lo que recién había pasado. Ya no estaba tan excitada, al contrario, me sentía culpable por lo que había pasado, pero no arrepentida, había disfrutado cada minuto que duró el faje y, en definitiva, me había encantado chupársela a ese amigo. Pensé un poco más lo que había pasado y un chispazo me recorrió la columna al imaginar cómo sería ser cogida de perrito por Daniel, quería eso, quería que me cogiera o, cuando menos, que me metiera los dedos en la vagina.

Abrí la puerta del baño nerviosa y con ganas de terminar lo que habíamos empezado, pero al otro lado estaba Daniel, esperándome. Él fue el primero en hablar, se disculpó por no haberme avisado de que estaba por venirse y por ser tan brusco, no respondí a ello, en mi inexperiencia, no supe que decirle, nos limitamos a dirigirnos al mismo sofá viejo donde estábamos bebiendo y terminamos la noche sentado y platicando que lo que podría haber más adelante entre nosotros, como los adolecentes que éramos.

Lamentablemente, no ocurrió nada más, ambos nos fuimos, por separado, de casa de mi mejor amigo cuando amaneció, cada uno con el número del otro y una promesa de estrechar nuestra amistad, dígase, coger.

Llegué a casa cerca de las 8am, saludé a mis papás, quienes me regañaron por haber bebido y llegar a esas horas. No había dormido, así que, lo primero que hice fue quitarme la ropa y echarme a dormir imaginado que Daniela me cogía, eso mientras cruzaba las piernas y me metía la mano en mis calzones. Me desperté en la tarde del mismo día con una cruda terrible, teniendo un mensaje de Daniel en el WhatsApp.

Esa misma semana, tal vez por el remordimiento de haberle chupado la verga a un conocido de mi ex-novio, le escribí a este último. Nos reconciliamos y terminamos volviendo esa misma semana, pero no perdí el contacto con Daniel, quería seguirme divirtiendo con él, lo cual hicimos, pero esa anécdota se las contaré en otra ocasión.

De nuevo, espero la lectura breve haya sido de su agrada, solecitos. Les mando un beso.