Solos en casa (Cap 9: Simplemente, Marta)
Quizás acaba la historia o quizás comienza una nueva... Marta y Mario. Juntos. Siempre.
- Enano, ¿vas a salir?- dijo Marta algo molesta, cuando lo primero que hizo Merchu, al salir a la piscina, fue quitarse la parte de arriba el bikini para hacer top less.
- No creo…- dijo Mario con la vista puesta en su hermana, que lo miraba con cara de enfado por si miraba de reojo.- Me quedaré un rato.
Merchu tuvo que contener la risa, porque se daba cuenta de que aunque el chico no la miraba, estaba haciendo aquello para molestar a su hermana. La sensación de saber que eran dos hermanos y, encima, amantes la excitaba de sobremanera… Era amiga de Marta y había sido una especie de institutriz sexual para Mario; pero no estaba totalmente de acuerdo con la acusación de le hacía Mario de que ella había buscado eso desde el principio… Por mucho que a ella le dieran morbo las relaciones de incesto que veía en videos –todas simuladas por actores-, no se podía imaginar que los dos hermanos llegaran tan lejos.
- ¿Te puedes llegar a la cocina y prepararnos un tinto de verano?- le pidió Marta con cara de niña buena a la que sabía que, si antes no se podía negar, ahora mucho menos.
- Ok, ¿todas queréis lo mismo?- dijo el chico levantándose del suelo donde estaba sentado a unos metros de las chicas.
- Bueno a mi me apetece algo distinto, pero tu hermana me mata…- rió Merchu que miraba el trasero del chico al marcharse.
- ¡Tía, córtate un poco!- dijo sonriendo Sara, que no sabía nada de la relación que había habido entre Merchu y Mario.- Que no has tardado ni dos segundos en enseñarle las tetas al chico…
- ¡Vamos, no pasa nada! Seguro que habrá visto las tetas de su hermana, ¿a que sí, Marta?- soltó Merchu con una sonrisa en los labios, ganándose una mirada de odio de su amiga ante la provocación.
El chico entró en la cocina y preparó una gran jarra mezclando el vino tinto con limón y el hielo; siempre había sabido que era una de las bebidas favoritas de su hermana y sus amigas cuando iban a la piscina… Estaba llenando la jarra cuando Marta entró en la cocina viniendo con cara de pocos amigos.
- ¡Esta tía es gilipollas!- decía Marta poniéndose al lado de su hermana.
- No te pongas así, hermanita… ¿No la conoces?- rió el chico cogiendo por detrás de la cintura a Marta.
- Sí, pero me da rabia… Te está provocando delante mía.- dijo inclinando el cuello para que su hermano se lo besase con ternura.
- ¡Vaya! ¿Ya estáis liados?- dijo Merchu que había entrado en la cocina, con sus tetas con los piercings al aire y una sonrisa en los labios.
- ¡Eres una hija de puta!- dijo Marta lanzándose a por su amiga como una tigresa, pero Mario la sujetó con fuerza de la cintura.
- ¡Vamos no te pongas así! Sólo estaba bromeando, nena…- se disculpó a medias Merchu pero con la risa aún presente.
- Ya está bien, ¿vale?- se metió en medio Mario.- Tú te vas a estar quietecita y calladita… Sí, tienes buenas tetas; pero si eso fuera todo lo que me importara, también estaría con Marta.
La frase de Mario dejó cortada a Merchu que no se esperaba esa defensa a ultranza del chico respecto a su hermana. Marta no sabía muy bien como reaccionar, una mezcla de orgullo y de vergüenza por la primera referencia a su relación en público que Mario hacía.
- Pero tengo que darte las gracias porque, si de verdad lo has intentado provocar desde el principio, te estaré agradecido de por vida.- espetó el chico dando un abrazo a la chica pegando su pecho a las tetas de la sorprendida Merchu y una molesta Marta.- Y sé lo que pretendes, así que te lo voy a dar…
Se separó de Merchu y se giró hacia su hermana que, viendo venir lo que pretendía, negaba con la cabeza asustada. El chico cogió de la mano a su hermana la atrajo hacia él y juntó su boca a la de ella. Marta mantuvo los ojos abiertos un instante pero, el sentir los labios de su hermano en los suyos y el decidido avance de su lengua en busca del interior de su boca, hizo que se rindiera; abrazó por la cintura a su hermano, mientras se besaban con pasión desatada sin importarle nada de lo que había alrededor.
- ¡Ejem, ejem!- tosió Merchu haciendo que la pareja se separara justo unos segundos antes de que Sara entrara en la cocina.
- ¿Qué pasa, gente? ¡Qué me tenéis abandonada y sedienta ahí fuera!- dijo la chica con los brazos en jarras.- ¡Coño, Marta! ¿Qué te pasa? Estás roja como un tomate.
- Creo que Mario se ha pasado con el vino tinto.- defendió Merchu para evitar suspicacias, mientras le guiñaba un ojo a Marta, que estaba sorprendentemente excitada con la sensación de morbo.
- A ver, déjame probar eso que te ha afectado tanto- dijo Sara, alargando la mano para coger la jarra y echarse un vaso de tinto de verano.
- Dame a mí uno, también.- dijo Merchu.
Sara sirvió otro vaso a la otra amiga y haciendo un brindis tomaron un trago para probar la bebida preparada por el hermano pequeño de Marta.
- Esto está buenísimo, nena…- dijo Sara tras el sorbo.- Cada día estás más floja; ¡lo que te hace falta es un buen tío que te quite las tonterías a polvos!
Merchu escupió todo el contenido de vino que tenía en la boca, ante un ataque de risa y puso perdido el suelo de la cocina… Mario también tuvo que contener la risa y la pobre Marta seguía con su cara de circunstancias.
- ¡Ya ves! Eso lo hace genial, Mario.- espetó Merchu
- ¿El qué?- dijo con los ojos desorbitados Sara.
- El tinto de verano, guarra, que siempre estáis pensando en lo mismo.
- El juego hoy es “pongamos cachondo a Mario” ¿verdad?- dijo Mario riendo.
- Si tu quisieras…- bromeó Sara, entrando al trapo.
- No quiere nada, porque tiene novia.- cortó por lo sano Marta, poniéndose en medio.
- ¿Tienes novia? ¿Desde cuando?- preguntó sorprendida Sara, mientras Merchu se sentaba en la mesa de la cocina para ver como salían de ese embrollo.
- Se llama Alice y no es de la ciudad…- dijo Marta adelantándose a su hermano, que seguía las evoluciones de la conversación en silencio.
- ¡No me jodas que es una novia por Internet de esas!- gritó Sara, riendo.- Bueno, más fácil para ponerle los cuernos sin que se entere.
- Bueno, ya está bien… ¡Venga todas a la piscina si no queréis que os tire yo!- protestó Mario riendo.- Voy a fregar todo lo que ha liado Merchu.
Las chicas salieron riendo corriendo, mientras Marta miraba a su hermano coger la fregona y ponerse a recoger. Sus miradas se encontraron y Mario le guiñó un ojo antes de que saliera. Marta no sabía como lo hacía pero ese enano la tenía totalmente conquistada… Sería cuestión de ir acostumbrándose a estar delante de gente y disimular, porque si querían intentar una relación tendrían que contar con el rechazo de la gente a una relación entre hermanos de sangre.
- Bueno, ¿no me vas a contar quien es el chico?- dijo Sara, llegando a la tumbona y poniendo la jarra de tinto sobre la mesa de la piscina.
- ¿Qué chico?- preguntó Marta, sonrojada.
- ¡Vamos! Ayer me dijiste que habías quedado a comer con un chico y encima llevamos todo el día de ayer sin saber nada de ti.- dijo Sara sonriendo y acostumbrada a que Marta le contara todo.
- ¡No me digas que ya estás liada con un tío!- dijo sarcásticamente Merchu mientras Marta la miraba con cara de asesina.
- No es nada grave… Llevaba ya casi un año sin nada.- defendió Sara a su amiga sin saber por donde iban las insinuaciones de Merchu.
- Deja a la chica, quizás quiera encontrar a alguien especial…
- Marta siempre ha sido una romántica… Aunque le gustara más una polla que a un tonto, un lápiz..- dijo Sara riendo con Merchu.
- ¡Oye, que estoy aquí delante! ¡No habléis de mí!
Las dos amigas rieron y Marta no tuvo más remedio que sonreír contagiada por las carcajadas de las chicas. Tomaron la jarra entera de tinto de verano y se estuvieron bañando y tomando el sol un rato. Las chicas se divirtieron haciendo bromas sobre sus múltiples conquistas en los últimos meses.
- Oye y tú, ¿que tal con Brau?- preguntó Marta muy interesada.
- Pues no lo sé, tía… Es raro, tan pronto es muy cariñoso como quiere mantener la distancia.- dijo Sara un poco apesadumbrada.
- El síndrome del machote…- inquirió Merchu.
- ¿Qué?- preguntó Sara.
- Hazme caso, cariño… Por entre mis piernas han pasado más tíos que pajaros en el cielo.- rió Merchu agarrando sus tetas como si fueran dos armas.- Hay tíos como Brau a los que les cuesta cambiar el chip.
- Y otros que tienen el chip estropeado.- añadió entre risas Marta.
- Digo que hay chicos, como Brau, que están acostumbrados a estar con distintas chicas sin más implicación que la atracción física y quizás una buena conversación,- dijo Merchu.- y, de repente, encuentran a una tía que los descoloca; les hace sentir celos, necesidad de estar con ella y una armonía que no han sentido nunca… Entonces es cuando se hacen un lío.
Marta y Sara se miraban entre sí sorprendidas por la aseveración existencial que había soltado la macarra de su amiga; nunca habían conocido una pareja estable de su amiga, pero si era verdad que había estado con más chicos que ella… Eso la hacía, y Marta lo sabía muy bien, una experta en sexualidad pero no una erudita sentimental.
- ¿Y cómo sabes tú todo eso?- dijo Marta sonriendo.
- Porque creo que soy un tío con tetas.- dijo la chica riendo a carcajadas y haciendo que sus amigas se unieran a ella.
- Oye, ¿vosotras creéis que hay una persona destinada para cada uno?- dijo Sara con la mirada perdida.
Marta pensó en su hermano, y en la pregunta de Sara; hace menos de dos días hubiera contestado de forma negativa, pero ahora estaba colgada del hombre que menos esperaba… Ese chico al que vio nacer, crecer y hacerse un adolescente guapo y atractivo. No sabía si era cosa del destino pero, como decía Merchu, era un chico que la descolocaba.
- Sí, pero a veces los miedos los impiden dar ese paso.- dijo Merchu.- ¿No crees, Marta?
- ¿Eh? Sí, sí…- decía Marta que estaba despistada mirando hacia la ventana de su hermano.- Supongo que hay un momento en el que el chip se activa y no tienes ojos nada más que para esa persona. Te das cuenta que hay cosas más importante que un buen culo o una carita bonita.
- ¿Tan feo es ese hombre misterioso?- rió Sara con lo que dijo Marta.
- No, para mi es la persona más guapa del mundo y el mejor amante.
- ¿Mejor amante? ¿ya te lo has tirado?- preguntó sorprendida Sara.
- Sí, en esa tumbona donde estás tú…- rió Marta mientras Sara se levantaba de un salto.
- ¡Serás cabrona!- rió la chica haciendo gestos de quitarse unos restos inexistentes de fluidos corporales.
Mientras las miradas de Marta y Merchu se encontraban, mientras ésta última se mordía el labio por la excitación; Marta soltó aquella frase sabiendo que haría sufrir a Merchu cuyo punto débil era una total ausencia de compostura ante alguna referencia morbosa.
- ¡Pues parece que para ser cosa del cambio de chip, no te ha importado tirártelo en la primera cita!- dijo Sara riendo y sentándose en el suelo.
- No era la primera cita…- protestó Marta.
- ¿Ah no? ¿Ya habías quedado antes con él y no nos habías contado nada?- dijo Sara indignada.
- Bueno, digamos que es un chico al que conocí hace tiempo y he empezado a ver con otros ojos.- dijo Marta tratando de salir del atolladero.
- ¡Mira, pues algún día podíamos quedar los cuatro! Brau, tú, yo y el chico misterioso.- dijo Sara ilusionada.
- ¡Joder, eso será digno de ver!- se carcajeó Merchu que se imaginaba la escena de los cuatro juntos.
Las chicas volvieron a reir y a brindar con lo que les quedaba de tinto de verano en sus vasos; se dieron otro chapuzón y jugaron en el agua con una pelota que había.
- Oye, ¿dónde se ha metido tu hermano?- preguntó Sara.
- Estará follando con Alice , su rollete de Internet.- dijo Merchu, mientras Marta sonreía. Se estaba dando cuenta de que, poco a poco, las insinuaciones de su amiga no le molestaban.
- No me esperaba que tu hermano necesitara esas cosas para ligar…- dijo Sara.- No te molestes, pero el nene está para dejarlo seco a polvos.
- Sí, no está mal el enano.- dijo Marta riendo dentro del agua.
- ¡Será guarra la tía! ¡Qué es tu hermano!- le replicó Sara mientras trataba de ahogarla y Merchu reía sabiendo la verdad.
Mientras tanto, Mario estaba en su habitación; se había recluido allí tras fregar la cocina; recordaba la escena de Merchu escupiendo ante la frase de Sara y la cara de su hermana… En cierto modo se tendrían que acostumbrar a este tipo de situaciones tan casquivanas, porque alguna vez coincidirían juntos en la calle con todos sus amigos. Estaba frente al ordenador, conectado al msn mientras leía correos de ofertas de trabajo, anuncios estúpidos de alargadores de pene y correos cadena que amenazaban con una terrible muerte en caso de interrumpirlos.
- ¡Hey, estás conectado!- escribió Inma que despertó de su duermevela a Mario.
- Sí, sí, estaba mirando los correos…
- ¿Cómo ha ido todo?- dijo la chica interesada en saber.- Ya sabes, la cena y todo lo demás…
- ¿Todo lo demás? No sabía que eras tan curiosa.
- No te hagas el importante, no es por ti… Pero me gusta saber como folla tu hermana.- escribió la chica bromeando aludiendo a su tendencia sexual.
- Umm, eso me daría morbo.
- Eso no me lo creo, Mario… No dejarías que nadie le pusiera una mano encima a Marta, ni siquiera yo.
- Bueno, supongo… Ella no es tan abierta como yo en esos temas, pero aparte no sé si me apetece compartirla.
- ¿Lo hicisteis?
El chico tardó en contestar para darle emoción a la respuesta; se daba cuenta que ya eran dos personas las que sabían de su relación con su hermana. Confiaba plenamente en ellas y sabía que nunca dirían nada que pudiera perjudicarlos…
- Sí, lo hicimos… Dos veces.
- Ufff, perdona, sabes que no soy muy dada a expresar mi excitación, pero comprende que lo vuestro es especial.
- Bueno, supongo que sí.
- ¿Dónde está ella ahora?
- Está abajo en la piscina con unas amigas.
- ¿Y qué pensáis hacer?
- No lo sé… Ellas se tiraran todo el día de charla y tomando el sol en tetas; yo me quedaré arriba, nunca me ha gustado la piscina cuando están ellas.
- No, idiota. Me refiero a tu hermana y a ti… Porque supongo que el paso que habéis dado no es un simple polvo.
- No, no… Vamos, no lo sé. Trato de hacer caso a tu consejo de que siga lo que siento, pero entiende que es más difícil de lo que parece.
- Lo importante es que estéis bien, lo demás lo hará hasta morboso.
- ¿Morboso?
- Sí, sí… A ver como os las apañáis cuando estén vuestros padres en casa.- escribió Inma.
- ¿Sabes? Cada vez me recuerdas más a una amiga mía.- dijo Mario refiriéndose a Merchu por sus alusiones sexuales.
- ¿Y es buena persona como yo esa amiga tuya?
- Más bien es un poquito guarra…
- ¡Oye! Yo no soy una guarra, capullo.- escribió ofendida.
- Jajaja, no te enfades, era broma… Lo digo porque ella siempre se preocupa de los temas más escabrosos.
- Hablando de escabrosos… ¿Preparado para la primera prueba de fuego?
- ¿Qué dices?
- ¿No te ha llamado David?
- Bueno, ayer y hoy he tenido el móvil apagado.
- ¡Ah, claro! Estabas ocupado en otras cosas…- dijo la chica para continuar.- ¡Os habéis clasificado para la final del concurso!
- ¿Quéeeeee?- escribió sorprendido el chico.
- Sí y la final es este sábado…
- ¿Y vosotros no?
- No, parece que al final sois más buenos que nosotros.
- Más bien tenemos amigos más borrachos; era un punto por cada consumición.- aclaró el chico.
- Bueno lo importante es que uno de los dos ha llegado y que yo estaré allí contigo…
- Muchas gracias, Inma.
- No lo hago por ti, sigo pensando que tu hermana, o tu novia o lo que sea está buenísima… Tendré que cuidar de ella mientras tocas, ¿no?
- Oye, sabes que te quiero, ¿no?
- Sí, lo sé… Pero no flipes, no tienes nada que hacer conmigo, recuerda.
- Idiota.- dijo el chico que seguía con el subidón por la noticia.
- Bueno te dejo que he quedado en el parque con estos; llama a David, estará desesperado.
- Vale, un beso pero nos veremos antes del concierto, ¿no?
- Claro, si no estás muy ocupado… Jajaja.- escribió Inma, sin dar oportunidad a Mario de contestar antes de desconectarse.
Mario se levantó de la silla del ordenador con una sonrisa de oreja a oreja y no paraba de andar por la habitación, mientras encendía el teléfono móvil. En un momento se amontonaron los avisos de llamadas perdidas, mensajes de whatsaaps y mensajes del buzón de voz… Buscó el número de David y lo marcó esperando respuesta.
- ¡Hombre, ya era hora! ¿Dónde coño te metes?- contestó David.
- Lo siento, me quedé en casa y no me di cuenta que tenía el móvil apagado.
- ¡Vas a flipar!
- Ya lo sé, ¡nos hemos clasificado para la final!
- ¿Cómo lo sabes?
- Me lo dijo Inma…
- ¡Vaya! Con ella si hablas, ¿no? Voy a tener que ponerte tetas.
Justo en ese instante se abrió la puerta del dormitorio y Mario vio a su hermana entrar mientras le decía que guardara silencio; se sentaba en la cama, cruzando las piernas mientras los ojos de su hermano se perdían en la voluptuosidad de su cuerpo.
- Habrá que quedar para ensayar todos los días, ¿no?- dijo David al otro lado del teléfono.
- No hace falta tanto ensayo, con uno para recordar nos vale… Estamos preparados para la final.- dijo Mario, haciendo que su hermana lo mirara con una alegría desbordante.
- ¿Tú dices que no hace falta ensayar? ¿Quién eres tú? ¿Qué has hecho con Mario?- bromeó David porque siempre era Mario el que insistía en agotadoras sesiones de ensayos.
- Bueno, supongo que hay cosas más importantes que la perfección…- dijo Mario, mientras Marta lo agarraba de la goma del pantalón y lo atraía hacia ella.
Mientras David comentándole toda la noticia y alegrándose del cambio de actitud de su amigo, Marta ya había bajado lo suficiente el pantalón para que la polla dura de Mario saltara como un resorte, comenzando a pajearla.
- Quedamos mañana y hacemos un ensayo rápido con cervezas y eso…- dijo David.
- Vale, lo que quieras…- contestó el chico tratando de mantener la seriedad en su voz mientras la lengua de su hermana lamía su glande como un helado, haciendo círculos sobre la punta.
- Joder, ¿hasta nos dejas beber cerveza en el ensayo? ¡Tú has follado!- dijo bromeando el chico.
- La verdad que sí…- decía Mario mordiéndose el labio, cuando sintió la calida boca de su hermana mayor abarcando todo el grosor de su polla; su cabeza subía y bajaba a un ritmo infernal mientras el chico trataba que no se le notara por el teléfono su tremenda excitación.
- ¿Y se puede saber cuando y con quien?
- Ahora no puedo hablar… Está aquí mi hermana…- se disculpó el chico, sin faltar a la verdad, mientras Marta sacaba el miembro de su hermano menor de la boca para sonreír sin dejar de masturbarlo.
- Vale, vale… Yo aviso a estos para el ensayo mañana y ya te lo digo.
- Me… Me parece bien.- dijo el chico que ya notaba llegar el orgasmo y no podía hacer nada por evitarlo.
- Te dejo, tío. Que estás muy raro…- dijo el amigo de Mario.- Hasta luego.
- Has… Hasta luego.- seguía el chico tartamudeando.
Cuando colgó el teléfono miró de forma inquisitiva a su hermana que con mirada traviesa lo miraba a los ojos, ya de rodillas en el suelo, sin dejar de engullir su polla; el chico echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos, al notar como su hermana daba círculos con la lengua teniendo la polla dentro de la boca.
- ¿Estás loca? ¡Están tus amigas abajo!- dijo Mario que no hacia nada por evitar el sexo oral.
- No están… Han ido a por unas pizzas; idea de tu amiga Merchu para darnos un rato a solas.- decía la chica pajeando a su hermano mientras besaba los musculosos muslos del chico.
- Casi me matas de la impresión, ¿cómo se te ocurre chupármela cuando estoy hablando por teléfono?
- Bueno, tenía que darte la enhorabuena por lo del concurso…- rió la chica.
- ¿Y de cuanto tiempo disponemos exactamente?
- ¿Tanto vas a tardar en correrte?
- Yo no…- dijo el chico cogiendo a su hermana por las axilas para incorporarla y echarla sobre la cama.
Marta reía sobreexcitada mientras su hermana la sujetaba por las muñecas besándola en el cuello; sus miradas se cruzaban quedando enganchados como y un hilo invisible los uniera.
- Creo que se ha activado el chip…- susurró Marta.
- ¿Qué chip? ¿De qué hablas?
- Nada, nada, cosas mías…- dijo la chica levantando la cabeza para besar a su hermano a pesar de tener inmovilizadas las muñecas.
Cuando la lengua de Marta tocó la de Mario, el chico no dudó en sustituir la presa de las muñecas por una continuada caricia desde el cuello hasta la cadera, pasando por todo su torso.
- Siempre me ha encantado este bikini.- dijo el chico sonriendo.
- ¿Ah si?
- Sí, no sabes las veces que he soñado con hacer esto.- dijo mientras con dos dedos tiraba de uno de los cordelitos que ataban la braguita a su cintura, dejándola desnuda.
Mario fue besando a su hermana desde los pechos, donde lamió y mordisqueó sus apetecibles pezones, hasta su ombligo donde su lengua dibujó las letras del abecedario en cada recoveco de su cuerpo. Sus dedos llegaron hasta su monte de Venus donde jugó a hacer suaves cosquillas que hicieron reír a Marta.
- Quiero comerte entera…- dijo el chico ya colocado entre sus muslos.
- Hazlo, lo estoy deseando…
- ¿Curiosidad o celos de que se lo haya hecho a otras?
- ¡Eres un idiota!- dijo la chica que se tuvo de callar al sentir la lengua de su hermano en el interior de su muslos.- Ummm…
El chico jugaba con su dedos, abriendo los labios mayores de la chica mientras soplaba débilmente causando una extraña sensación a Marta; la lengua recorrió desde abajo hacia arriba notando la humedad del sexo de la chica, que arqueó la espalda al notar por primera vez la lengua de su hermano ahí. Lamía y besaba; besaba y lamía… Era como si supiera que gesto necesitaba en cada momento para hacer eterno ese instante. Ella se notaba desfallecer y se llevó un dedo a la boca para mordérselo.
- ¡Me encanta! Quiero hacertelo a todas horas…- dijo el chico.
- Umm… Sí… Mario… Dios, que rico…- decía la chica que veía esa boca morbosa perdiéndose entre sus piernas.
Como animado por los jadeos de su hermana, Mario comenzó literalmente a devorar ese coñito que tenía ante él; Marta arqueó la espalda al notar un dedo entrar en su sexo mientras los labios de su hermano atrapaban su clítoris.
- ¡Joder, hermanito! Me vas a matar de gustooooh…- gimió la chica apretando la cabeza de Mario contra su coñito.
- Quiero que te corras en mi boca y beberte entera.- dijo el chico entre lamida y lamida.
- ¡No hace falta que lo pidas, me tienes a punto!- avisó la chica que rotaba las caderas para que la lengua del muchacho llegara a cada rincón de su intimidad.- ¡Arghhh!
El orgasmo de Marta llegó como una avalancha, notando como la piel se le erizaba y un hormigueo recorría su cuerpo desde el vientre hasta el coñito; tuvo que echarse las manos a la cara como si una tremenda sensación de vergüenza la atenazara… Mario notó como su boca se inundó de la corrida de su hermana y lamía sin parar como si fuera el néctar de los dioses. Y, justo en ese punto de hipersensibilidad de la chica, el hermano se situó entre sus piernas y comenzó a jugar con su dura polla en la entrada de aquella húmeda gruta, jugando en circulos sobre el clítoris mientras la chica se sacudía con pequeñas replicas del tremendo orgasmo como si de un terremoto se tratará.
- ¡Me vas a matar de gusto! ¡Para, me muero! Arghh…- decía la chica que al notar como su hermano la penetraba de una estocada, lo agarró en la espalda clavando sus uñas lo que hizo gruñir al chico.
Mario no fue capaz de aguantar ni siquiera cinco minutos, porque la excitación del momento y la calentura del interior de su hermana lo hicieron explotar, inundando aquel coñito con tres cañonazos tremendos de leche. Cayó derrotado al lado de su hermana que al notar la corrida del chico notaba como su sexo palpitaba y no podía articular palabra,
- ¿Estás bien, Marta?- dijo el chico mirándolo preocupado.
- S… Sí, pero no paro de correrme… Ufff, dame un minuto…- dijo Marta que se abrazó a él mientras temblaba como si tuviera frio.
Mario abrazó a su hermana que se apretó contra su pecho, podía notar su respiración agitada y sus pezones clavados en su torso; esa sensación de protección le hizo feliz, como si se diera cuenta en ese instante que estaba destinado a protegerla para siempre… Era su hermana, por encima de todas las cosas.
- Tenemos que vestirnos, ya mismo vienen éstas.- dijo la chica incorporándose y besando en los labios a su hermano.
- Oye, hermanita…- dijo Mario apoyándose en sus codos para mirar como su hermana se ponía de nuevo la parte de abajo del bikini.
- ¿Qué quieres, pesado?
- ¿Vendrás conmigo al concierto de la final?
- ¡Vaya! Mi hermanito me está invitando a verlo tocar… Sería nuestra primera cita, ¿no?- bromeó la chica dándose cuenta de cómo su hermano se avergonzaba.- Oye, idiota era broma… Nunca te avergüences de pedirme las cosas, ¿de acuerdo? Nuestra relación se basa en la sinceridad y en la confianza. Para algo somos hermanos, ¿no?
- Sí, hermanita.- sonrió Mario poniéndose de pie mientras veía como los ojos de su hermana se dirigían a su polla.
- ¿Vas a comer con nosotras?
- No, voy a dar una vuelta, así os dejo charlar y Merchu no provoca más
- Como quieras…- dijo la chica acercándose y besándolo en los labios.- Te quiero.
Los labios de los dos hermanos se unieron en ese rincón escondido, mientras Inma les daba la espalda para ocultarlos de miradas indiscretas. Los chicos ya habían salido de la habitación y la gente que quedaba no parecía estar interesado en lo que pasaba allí.
- ¡Venga, nenes! Dejad algo para el postre, que el grupo ya está en el escenario.- dijo Inma mirando de reojo como las manos del chico agarraban el trasero de su hermana en ese vaquero.
- Tranquilo y toca como tú sabes… Lo vas a hacer genial y yo estaré esperándote.
- Y si no te está esperando es que he conseguido que se haga lesbiana…- bromeó Inma separándolos para que Mario fuera hacia el escenario.
- Me extraña, le gusta demasiado mi…- dijo el chico echando mano a su paquete mientras su hermana le tiraba una botella de plástico vacía por su comentario.
El chico salió por la puerta, colgándose la guitarra y dejando a las dos chicas solas en aquella habitación… Inma cogió de la mano a Marta para llevarla, como la otra vez a un sitio optimo para ver el concierto. Pero Marta agarró a la chica, deteniéndola.
- Inma, espera quiero hablar contigo…
- Sí, claro… ¿Qué pasa?
- Quiero darte las gracias por cuidar de mi hermano.
- No seas tonta, es mi amigo y…
- Me refiero a que sé que eres muy especial para él; le has ayudado a madurar un montón… Verás cuando supe que Merchu se había liado con él, sabía la clase de enseñanzas que podía darle.- rió la chica provocando una sonrisa en Inma.- Pero tengo que admitir que me puse celosa la primera vez que te ví; una chica que lo trataba como amigo, ese tipo de relación que ni yo misma había sido capaz de conseguir con él…
- Gracias, pero para mi es un placer; tengo que confesarte algo también: me acerqué a él por orgullo…- dijo Inma.- Era el único chico en los locales de ensayo que no trataba de ligar conmigo; vino a nuestro local a vernos ensayar y se quedaba allí escuchando la música y sin ni siquiera fijarse en mí.
- Típico de él…- sonrió Marta, como si estuviera viendo la escena.
- El chico especial es él y la verdad que desde el principio me dio la impresión de que valía mucho la pena.
- ¿Sabes? Tenía ganas de hablar contigo a solas…- dijo la hermana sentándose en el sofá que había en la habitación
El concierto acabó con la sala llena de gente al ser la final; Limbo era el último grupo en tocar y el más joven de los finalistas… Mario había descubierto una forma de disfrutar desde el momento en el que dejó de lado su preocupación por ser el mejor; David felicitaba al chico mientras Karlos, Lukas y Jesé llegaban a la habitación tras el concierto… Mario miraba entre el publico donde no encontraba a su hermana; se había dado cuenta que lo que necesitaba no era los halagos de sus amigos, ni siquiera el premio de un concurso que no seguramente no habrían ganado. Sólo necesitaba a Marta, a su hermana…
- Nene, has estado genial.- escuchó una voz detrás de él.
- Gracias.
- ¿Sabes? Todo esto es difícil.- dijo Merchu con una sonrisa en los labios.
- ¿A que te refieres?
- A no poder besarte ahora mismo.
- Supongo que teníamos que haberlo pensado antes…
- Antes de que te enamorases de tu hermana.
- Merchu, yo…
- Cállate, Mario.- dijo la chica cogiéndolo del brazo.- ¿Sabes que estoy muy feliz por vosotros?
- Me dolería que no fuera así.
- No te equivoques conmigo; lo nuestro fue especial y has sido un chico muy especial conmigo y, tengo que admitir, que echaré de algunas cosas.- dijo la chica echando mano al paquete del hermano de Marta.
- Además, no quiero perderte… Te necesitaré a mi lado.
- Sí, para que os cubra más de una vez.- rió la chica poniendo los ojos en blanco.- Me gusta mi misión… Algunas situaciones son divertidas.
El chico la besó en la mejilla y la abrazó sintiendo el calor del cuerpo de esa chica que le había ayudado a ser lo que hoy era… Merchu, para él, era mucho más que una chica abierta sexualmente; le molestaba que muchos chicos la vieran como un simple objeto sexual, incluso que ella pareciera disfrutar con ese papel. Esa chica valía mucho más…
- Alguien te espera ahí fuera…- dijo la chica señalando con su pulgar el exterior de la sala de conciertos.
- Oye, sé buena con Jesé.- le dijo el chico mientras se marchaba.
- ¡Cómo se nota que sois hermanos! Los dos empeñados en que me lie con ese chico.
Dejando a Merchu atrás, Mario salió al exterior y allí estaba ella… Marta, sentada en el mismo sitio donde la encontró pensativa tras el primer concierto; miraba al cielo como si buscara algo allá arriba.
- Vaya, parece que te gusta este sitio.- dijo Mario sentándose a su lado.
- Bueno, hay sitios que cobran un significado especial por las cosas que pasan en ellos…- dijo la chica cogiendo el brazo de su hermano.- Y aquí me di cuenta de muchas cosas…
- ¿Ah sí? ¿Cómo qué?
- Qué hace tiempo que eres más que mi hermano.
- Entonces la piscina de casa también es un sitio especial…
- Eres un idiota…- dijo la chica besándolo en la mejilla.
Los dos hermanos se quedaron en silencio unos instantes mirando los dos al cielo, mientras la gente salía de la sala.
- ¿No vas a entrar a ver el resultado?- dijo la chica con la cabeza en su hombro.
- Hay cosas más importantes.- dijo el chico torciendo el gesto.- ¿Qué vamos a hacer?
- No sé, tú fuiste quien me metiste en todo esto.
- ¡Oye! Perdona, pero la que empezó el juego en Internet fuiste tú…
- Nunca te he preguntado esto; ¿por qué te pusiste Nexxxus?
- Es un actor porno.
- ¿Un actor porno?
- Sí, si… Me pareció gracioso el nombre.
- ¿Gracioso? ¡Estás loco!- rió la chica.
- Sabes que mañana ya no estaremos solos en casa y todo será más difícil.
- Sí, no es una cosa que se pueda contar.
- Jajaja… Papá, mamá, estamos enamorados…- dijo el chico como si estuviera ante sus padres.
- ¿Enamorado? ¿Estás enamorado de mí?
- Bueno, lo siento creí que lo sabías…- dijo el chico triste.
- Y lo sé, enano… Y yo también lo estoy, pero será difícil.
- Estoy dispuesto a intentarlo.
- Juntos…
- Siempre…
Los dos chicos siguieron abrazados, en silencio, mientras miraban al horizonte hasta que sus amigos salieron entre bromas para seguir con la noche de fiesta… Un sola semana que cambió sus vidas para siempre; como si un sentimiento latente hubiera necesitado esa chispa para que los astros se alinearan… Ya no estarían solos en casa, de hecho, nunca se sentirían solos.
- ¿Sabes, hermanita?
- Qué…
- Creo que me cambió el chip ese del que hablabas el otro día.
- Idiota.- dijo la chica alejándose de su hermano mientras Sara la cogía del brazo y a Mario lo agarraba Jesé por los hombros.
Habían ganado el concurso, pero el chico tenía la sensación de que ya había ganado hace unos días. Allí delante de él estaba ella riendo con sus amigas: su hermana, su novia… O, simplemente, Marta.
(FIN o principio...)