Solos en casa (Cap 4: De conciertos y confesiones)
Como si una cuerda invisible les uniera y cada uno se empeñara en tirar de cada uno de los extremos, poco a poco, Mario y Marta se van acercando irremediablemente. Sorprende ver la montaña rusa de sensaciones que un acercamiento así puede provocar...
La música era atronadora al llegar a la puerta de la sala de conciertos que no dejaba de ser una enorme nave industrial acondicionada para ese uso. Un enorme portero mulato con la cabeza rapada que iba recogiendo los tickets de entrada a la vez que echaba una mirada inquisidora a cada uno de los chicos que entraban… Por supuesto, como en casi todos los sitios, era mucho más benévolo con las chicas a las que dedicaba una mueca parecida a una sonrisa.
- Oye, pues no esta esto nada mal, ¿eh?- dijo Sara que entraba justo detrás de Merchu y delante de Marta.- Hay bastante ambiente aquí dentro.
Marta sonrió correspondiendo a la mirada de Merchu; habían decidido entregar la otra entrada que tenían a Sara, porque era la mejor amiga de Marta, porque tendría distraído a Brau y porque sería una buena forma de ocultar sus intenciones. Pero, por supuesto, Sara estaba tan desacostumbrada a ese tipo de eventos de conciertos de rock y metal como Marta, pero encima no se limitaba a disimularlo. Su pantalón vaquero ceñido, donde podría encenderse una cerilla y su camisa desabotonada hasta el inicio de sus tetazas ya llamaban la atención de algunos asistentes al concierto.
Merchu, como siempre, iba vestida con ropa provocativa de color oscuro pero más acorde con lo que le rodeaba; Marta llevaba un pantalón ancho que usaba hace tiempo y la camiseta de los Broncos de Denver de su hermano, anudada sobre el ombligo para que le llegara a las rodillas.
Se acercaron a la barra mientras Sara, divertida, señalaba al escenario donde el primer grupo ya estaba tocando… Cantaba una chica, mientras un guitarra, un bajista y un batería la acompañaban. Marta miró a la chica, que cantaba bastante bien con una guitarra eléctrica colgada de su cuello. Esperaba encontrar música más bestia en ese concierto y le sorprendió que la música de esa chica le gustaba, aunque cantaba en inglés y los idiomas nunca habían sido su fuerte.
- ¡Hey, mira! Ahí está Brau…- dijo Sara señalando al amigo de Mario que pedía una bebida en la barra a escasos metros de ellas.
Sara se acercó al chico por la espalda y dio dos toques en sus hombros, haciendo que el chico se girase y se sorprendiera de ver a esa chica, que tanto decía que le gustaba, en aquel lugar. Merchu y Marta asistían desde el otro lado de la barra a la escena como si de una película muda se tratara, por el volumen de la música. Sara le indicaba a Brau que estaba con ellas y el chico miró aún más sorprendido la presencia de Marta en aquel lugar… Marta no estaba prestando demasiada atención a lo que ocurría, porque seguía la actuación de aquel grupo con interés.
- Hola chicas… No os esperaba por aquí.- dijo Brau que venía acompañado de Sara.
- Bueno, nos dijeron que había un concierto y nos acercamos… ¿Sabes quien más toca?- dijo bromeando Merchu.
- Sí, sí, tengo una ligera idea, jaja.- rió Brau mientras pedía una ronda de chupitos al camarero que parecía conocerlo muy bien.- ¿Brindamos?
Todas las chicas y Brau cogieron el chupito y levantaron en vaso a modo de brindis; Brau seguía cogido de la cintura de Sara, gesto que no parecía desagradar a la chica y que hacía entender a Marta que podía haber algo entre ellos.
- Porque Limbo gané el concurso o por lo menos que les salga bien el concierto.- dijo Brau para que todos bebieran después.
- ¡Puagh! ¿Tequila?- dijo Sara que casi escupe el contenido.
- Bueno, es la bebida fetiche del grupo.- dijo Brau.
Marta se sorprendió de lo que le hizo sentir esa bebida, porque sería por los recuerdos de la noche anterior con su hermano en la cocina o por el conocimiento que esa bebida provocaba en Mario, que comenzó a excitarse. Sonrió mientras veía como Merchu la miraba y sonreía también.
- ¿Queréis venir a la parte lateral? Allí están Karlos, Jesé y Lukas…- dijo Brau señalando a una puerta que parecía dar a una terraza interior
- ¿Y Mario?- preguntó Marta que se sorprendió a sí misma de llamar a su hermano por su nombre de pila.
- Ya sabes como es tu hermano: nervioso e inseguro… Está en el backstage con David. Sólo él lo aguanta…
- Además así tiene a David lejos de la barra para que no se emborrache antes de tocar.- dijo Karlos que ya estaba al lado de ellas.- ¡Muchas gracias por venir!
Los chicos estaban sentados en un escalón que había en la parte exterior de esa terraza; tenían algunas copas en la mano y fumaban… Jesé miró con pánico la llegada de Marta junto a Merchu, al no saber si la hermana de Mario había hablado algo con su amiga. Marta se dio cuenta e hizo un gesto tranquilizador con la mano mientras negaba con la cabeza.
- Bueno, ¿y como va esto del concurso?- preguntó Sara interesada.
- Pues son tres grupos hoy; por cada consumición te dan una papeleta para votar…- dijo Jesé que apuraba una copa.
- O sea que el que más beba, gana.- rió Merchu, ante la estupida norma del concurso.
- Bueno, es una forma de que la sala le saque beneficio al concurso.- dijo Brau que se había sentado al lado de sus amigos.- Después ya en la final, pues será un jurado el que elija.
- Me gusta este grupo…- dijo Marta que seguía escuchando la música de fondo aunque no se podía ver la actuación desde donde estaban.
- Será cosa de familia…- rió Lukas, provocando la risa de los demás.
Sara y Marta se miraron sorprendidas porque no sabían a que venía el comentario; Merchu, en cambio, esbozó una sonrisa lo que puso en alerta a Marta porque ahora entendía por donde iban los tiros.
- Se llama Inma y es la famosa victima del consumo de tequila de tu hermano, hace unas semanas.- dijo Brau recordando la anécdota contada en la fiesta.
- ¡Sois unos cerdos!- dijo Marta, ofendida por el trato que le daban a esa chica, aunque lo que le impulsaba a esa actitud eran los celos.- ¿Es que solo podeis hablar de las mujeres en cuestiones de sexo?
- Perdona, Martita, pero el que la estaba poniendo mirando para Cuenca a pollazos era tu hermano…- se defendió Brau, provocando la risa de todos menos de Jesé.
El concierto del grupo de esa chica acabó y Marta miró a Merchu que casi pudo leer en su mirada que era el momento de buscar a su hermano; se acercó a Jesé, que se había convertido en algo así como su confidente para que le ayudara.
- ¿Me puedes llevar a la zona de camerinos?
- Sí, ven conmigo…- dijo el chico levantándose y cogiendo de la mano a Marta en un gesto que la sorprendió hasta a ella.
Merchu y los demás miraron la escena un poco sorprendidos, provocando algunos murmullos entre ellos. Marta decidió no hacer un desplante al chico, aunque quería aclararle las cosas cuanto antes.
- Oye, Jesé, creí que el otro día me habías dicho que te gustaba Merchu y yo no…- dijo la chica cuando estaban llegando a la zona de detrás del escenario.
- ¿Por qué dices eso?- dijo el chico un poco molesto por esa actitud, para darse cuenta de su gesto de la mano, la cual soltó inmediatamente.
- No te enfades, solo quería…
- Ya sé lo que querías, Marta. Tranquila, mi intención era traerte aquí, pero te importan más las apariencias que otra cosa… Creí que eras distinta.
- No, Jesé, yo no…
- Mira, da igual. Quizás metí la pata en lo relativo a Merchu… Olvídalo; hablé con tu hermano y me contó algunas cosas. Por eso espero que no le hayas dicho nada.
- Un momento, ¿qué te ha contado mi hermano Mario?
En ese momento, Jesé miró a un lado por donde estaba bajando Inma, la chica cantante, del escenario con su funda de la guitarra en una mano.
- ¡Hey, Inma!- saludó Jesé como queriendo usarla para cortar la conversación con Marta.- Felicidades, ha sonado de la hostia.
- Gracias Jesé… Espero que os ganemos.- rió la chica, mientras Marta la observaba sorprendida del carácter afable que tenía.
Los celos iban en aumento, porque no sólo era guapísima aunque un poco gordita sino que tenía una forma de ser muy abierta; había visto las fotos de las chicas con las que chateaba su hermano y, por supuesto, el cuerpazo que tenía Merchu y no le cuadraba que su hermano se fijara en una chica como Inma..
- ¿Has visto a Mario?- preguntó la chica a Jesé, haciendo que Marta escuchara con más interés.
- No, a eso íbamos a buscarlo… Inma, ella es Marta, la hermana de Mario.
- ¡Vaya, hola! Encantada. Mario habla mucho de ti.- dijo la chica que dio dos besos a una petrificada Marta.- ¿sabe él que estás aquí?
- No, no lo sabe… Jesé me dio las entradas, porque mi hermano ni siquiera me había dicho que tenía un grupo.
- Típico de Mario… Ven conmigo, seguro que está en la zona de camerinos con David.- dijo dándole su guitarra a Jesé y cogiendo la mano de Marta.
- Espera, loca…- dijo Jesé agarrando a Marta de la otra mano y acercándolo a él.
Cogió su cabeza por ambos lados y la besó muy suave en los labios; Marta sintió como se ruborizaba con el contacto de la boca del amigo de su hermano y no sabía como reaccionar. ¿Qué coño estaba haciendo ese tío? No le quería armar un escándalo al chaval porque, probablemente, la culpa era suya por darle señales equivocadas.
- Toma apariencias…- le susurró Jesé al oído, con una sonrisa en los labios.
No le dio tiempo a reaccionar a Marta, porque Inma ya estaba tirando de su mano para meterla por un pasillo que había tras el escenario.
- Ahora sé porqué tu hermano no quiere que vengas a sitios como éste.- dijo Inma mientras andaban en paralelo, y haciendo que Marta se extrañara.- Vas arrasando, por donde vas.
- Oye, tú y él…- dijo Marta que tenía que saber a qué atenerse.
Inma no contestó, simplemente puso los ojos en blanco a la vez que abría con el trasero una puerta que daba a una sala común, donde había muchos músicos afinando sus instrumentos y charlando. ¿Por qué se empeñaba todo el mundo en no contestar a sus preguntas?
- ¡Mario, guapo! Mira quien te está buscando.- dijo Inma mientras Mario levantaba la mirada de su guitarra, estando sentado al lado de David.
La cara del chico cambió por completo a un blanco nuclear; dejó su instrumento en manos de su amigo y se levantó para ir al encuentro de ambas chicas. La verdad que bien pensado, aparecer allí junto a Inma que todo parecía indicar que era su rollete actual, hacía la situación más provocadora por parte de Marta.
- ¿Qué haces aquí?- dijo Mario a su hermana de malos modos.
- ¡Hey! ¿Qué forma es esa de hablarle a tu hermana?- dijo Inma saliendo en defensa de Marta, a la que apenas conocía.
Mario guardó silencio y observó a su hermana de arriba abajo mientras un cosquilleo recorría su espalda; llevaba puesta su camiseta y eso le encantó. La mirada de su hermano hizo que Marta se sonrojara, sin saber porqué ahora sentía eso con las atenciones de su hermano.
- Llevas puesta mi camiseta…- sonrió el chico, que parece que la reprimenda de Inma le había hecho cambiar como de la noche al día. Ese hecho no pasó desapercibido para Marta que se molestó un poco.
- Sí, tenía que apoyar a mi hermanito, ¿no?- dijo Marta mientras se cogía del brazo de Mario.
- ¿Y se puede saber de que os conocéis vosotras? ¿Tienes que ver algo con esto?- le dijo Mario a Inma.
- No, no… Yo acabó de conocerla, estaba con Jesé detrás del escenario.
- Con Jesé…- repitió Mario mirando a su hermana.
Celos. Su hermano tenía celos de Jesé; parece que como decía el amigo de su hermano, las apariencias también le importaban a ellos. Aunque la noche anterior le había dicho que no había nada entre ellos, el hecho de que hoy también los pillaran a solas podía reforzar las sospechas de que había algo entre ellos.
- ¡Mario, David! Nos toca ya…- anunció Karlos entrando en el camerino principal como una exhalación.
- Bueno, relájate… Lo harás bien, sólo tienes que evadirte y tocar, ¿ok?- le dijo Inma poniéndose bien la camiseta sobre sus hombros.
- Vale…- dijo el chico que, sin embargo, no dejaba de mirar a su hermana, que veía el gesto de ternura de esa chica con preocupación.
David entregó su guitarra a Mario que se disponía a salir de la habitación, con Karlos delante. Pero Marta le agarró del hombro y lo abrazó, dejando a todos perplejos; ese abrazo duro unos segundos que para ambos hermanos significó mucho más de lo que podían imaginar los testigos.
- Enano…- le dijo Marta al oído.- Siempre has sido el mejor en todo lo que te has propuesto. Y, aunque nunca te lo haya dicho, estoy muy orgullosa de mi hermanito. Sal ahí, y demuéstrame que eres capaz de hacerlo por mí.
Mario se quedó mirando a los ojos de su hermana, mientras todos se preparaban alrededor suya; Marta vio como su hermano se mordió el labio, en un gesto de contención que le encantó. ¿Estaba pensando lo mismo que ella? ¿Qué quería besarla? Después sonrió y asintió con seguridad:
- Lo haré…- dijo el chico mientras David ya tiraba de su hombro, hacia la parte de atrás del escenario.
- Ven conmigo…- dijo Inma cogiendo de la mano a Marta y saliendo por otra puerta.- Te llevaré al mejor sitio para escuchar el concierto.
Corrieron por un pasillo hasta llegar a la zona de las primeras filas del concierto, pero en una zona que estaba vallada y que permitía que escucharan y vieran la actuación sin agobios. Marta miraba a la chica que la acompañaba muy sorprendida por su actitud, pensando que la posible relación que tuviera con su hermano la hacía merecedora de esas atenciones… En realidad, no tenía nada que recriminarle porque parecía tratar muy bien a su hermano y eso, a pesar de todo, era lo que más le importaba a ella.
Desde su privilegiado sitio, vio a Merchu que parecía buscarla, por lo que le hizo un gesto para que se acercara a donde estaban.
- Inma, viene una amiga mía. ¿Podrá estar aquí con nosotras?
- Sí, claro… Esto no es un palco privado, jajaja. Espera que no se den cuenta los camareros de que le abrimos la verja.- dijo la chica, mientras se ponía delante, tapando a Marta.- ¡Ahora, abre!
Marta abrió la verja, señalando a Merchu que se diera prisa para entrar y volver a cerrar… La amiga de Marta entró y le dio un beso, mientras ella volvía a cerrar la valla.
- Inma, ella es Merchu.- presentó Marta, viendo como Inma hacía un gesto de sorpresa.
- Hola, yo soy Inma…- dijo dando dos besos a Merchu.
Ese gesto de sorpresa hizo a Marta pensar que Mario podía haber contado algo a esa chica sobre su relación con Merchu… Por una parte le molestó, pero por otra sintió que su hermano no ocultaba nadie a su supuesta pareja y que, por otro lado, la chica era bastante consecuente, teniendo en cuenta lo que había entre Mario y Merchu.
- Ya va a empezar…- dijo Inma prestando atención al escenario, mientras le apagaban las luces.
- No sólo se la ha follado, sino que creo que hay algo serio entre ellos.- dijo Marta cerca del oído de Merchu para que la escuchara sobre los aplausos de la gente.
- ¿Por qué no se lo preguntas a Inma?- espetó Merchu con una de sus sonrisas que sacaban de quicio a Marta.
- ¿Qué me quieres preguntar?- dijo Inma, que había escuchado esa ultima frase.
- Nada, nada… Era sobre el concierto pero ya empieza…- disimuló Marta mirando con cara de enfado a Merchu que seguía sonriendo, orgullosa de poner en un aprieto a su amiga.
Una voz en off, extraída del dialogo de una película como El Club de la Lucha, sirvió de prolegómeno al inicio del concierto, con una base rítmica de fondo.
“¿Entonces qué somos?
Sólo somos consumidores.
Exacto, el producto secundario de una obsesión con el nivel de vida.
Los asesinatos, el crimen, la pobreza, me tienen sin cuidado.
Lo que me molesta son las revistas de celebridades, TV con 500 canales, calzones con el nombre de un tipo. Rogaine, Viagra, Olestra.
Al carajo con tus sofás y sus patrones de franjas Strinne.
Yo digo que nunca estés completo.
Yo digo que dejes de ser perfecto.
Yo digo que hay que evolucionar.
Pase lo que pase.”
Salieron a escena los chicos, con David que hacía las veces de cantante a la cabeza y empezó el concierto; Marta se sorprendió de la fuerza que desprendían la actuación de los chicos, mientras la mayoría de la gente saltaba al ritmo de esa música, muy bestia para el gusto de la hermana de Mario.
Como en la foto que había en su ordenador, Mario tocaba sin camiseta con los pantalones muy bajos y enseñando ese tatuaje que recientemente había descubierto su hermana….
- ¡Buenas noches, somos Limbo!- gritó David agarrado al micrófono.
Merchu agarró por los hombros a su amiga Marta que estaba superada por la situación y la movió al ritmo de la música, mientras Inma observaba la actuación con más calma. Las canciones se sucedían otra detrás de otra, con letras de corte social y protesta; el cuerpo de Mario estaba empapado en sudor y sus ojos se clavaron en los de su hermana mientras sonreía y le guiñaba un ojo. Ese simple gesto provocó que Marta se ruborizara.
Durante los cuarenta minutos que duró el corto concierto, la gente respondió genial y los chicos no acusaron para nada el nerviosismo del primer concierto.
- ¿Qué le has dicho a tu hermano?- dijo Inma al oído cuando el concierto estaba en su ultima canción.- Está tocando con más fuerza que nunca.
- Sólo que confío en él y que estoy orgullosa de él.
- Pues esto te va a gustar…- dijo Inma señalando al escenario.
En ese momento, en la última canción, era Mario quien se acercaba al micrófono con el estribillo para cantarlo junto a David.
“¿Cuántas veces me enseñaste a comprender
que en la vida lo más importante
es afrontar las dificultades con valor
y no rendirse a lo inevitable?”
- Es para ti… la única canción que ha escrito tu hermano, es para ti.- le dijo Inma, mientras prestaba atención al resto de la canción.- Y, tengo que decirte que es preciosa.
- Pa…Para mí…- repitió la chica que se quedó absorta mientras el concierto llegaba a su fin.
La gente aplaudía y se iba alejando del escenario, mientras Inma ya se dirigía al camerino para estar con Mario.
- ¿No vienes?- inquirió a Marta.
- No, no… Ve tú… Voy a pedir algo con Merchu.- dijo aún sorprendida por el concierto y, sobre todo, por la canción dedicada.- Dile que estamos aquí con Brau y Sara.
- Vale, como quieras…- dijo lanzándole un beso.
- Vamos a pedir algo de beber…- dijo Marta mirando a Merchu que se limitaba a observar la escena.
- ¿Estás bien?- preguntó su amiga mientras salían de esa zona restringida hacia la barra.
- Sí, solo necesito una copa.- dijo la chica visiblemente afectada.
- Tienes que tranquilizarte… Todo esto está empezando a afectarte.- le dijo Merchu, mientras hacía la señal a un camarero para que le pusiera dos copas.
- ¡Claro que me está afectando, Merchu! No puedo seguir con este juego, yo…
- Un momento… ¿Te estás colgando de tu hermano en serio?
- No lo sé… Pero me afecta; siento celos, atracción… ¡Eso no se siente por un hermano!
- La verdad que no… Bueno, no lo sé, yo no tengo hermanos. Pero si follara como el tuyo, no te diría que no…
- Gracias por tu ayuda, ¿eh?- dijo Marta con ironía.
- ¿Por qué no hablas con él?
- ¿Con él? Sí, claro… “Hola, Mario… Soy tu hermana, ¿recuerdas? Me gustas mucho”
Merchu se echó a reír por el tono de voz que había puesto Marta que, sin saber por qué, se contagió de su carcajada.
- Esto es una locura, Merchu.
- Mira, primero hay que saber si es solo celos propios de una hermana o no… ¿A ti te molestaría que yo entrara ahí dentro y me follara a tu hermano ahora mismo?- soltó Merchu.
- Bueno, no creo que Inma te deje…
- ¿Eso es un reto?- dijo muy orgullosa Merchu.
- No, no es un reto… Y no quiero que te metas, ni yo me meteré. Parece buena chica y…
Justo en ese momento, Marta vio a su hermano que salía del camerino con David y Jesé… Algunos chicos y chicas se acercaban a saludarlos, pero Mario sólo tenía ojos para buscar a una persona: su hermana Marta. La vio a lo lejos, estaba hablando con Merchu… Se había dado cuenta que su hermana lo apoyaba; todos los nervios del concierto se le pasaron cuando vio allí a su hermana. Por él. Con él.
En los últimos días las cosas habían cambiado mucho entre Marta y él; para él siempre había sido una referencia, aunque fuera un desastre en muchas cosas. Le encantaba el optimismo con el que afrontaba la vida y con el que contagiaba a los que le rodeaban. Quería agradecerle que estuviera allí, por lo que se deshizo de sus amigos y se aproximó a donde estaba ella.
- Marta…- la llamó haciendo que la chica lo mirara.- ¿Te ha gustado?
- No has estado mal, hermanito… Aunque sabes que esta música no me gusta nada.- mintió Marta tratando de cambiar lo actitud con el chico, lo que lo entristeció.
- Bueno, gracias por venir.- dijo el chico volviendo a la seriedad de antes, mientras Merchu miraba a los dos con cara de angustia.
- ¡Anda, ve a celebrarlo con tus amigos! Luego nos vemos en casa…- dijo la chica, siguiendo con su papel de hermana mayor.
- Esta bien… Luego nos vemos.- dijo Mario con tristeza en sus ojos y dándose la vuelta.- ¿Con quien te vas a casa? ¿Cogerás un taxi?
- Hola, chicas…- dijo en ese momento Jesé que había llegado hasta donde estaban los tres.
Mario miró a su compañero, quizás entendiendo que allí sobraba él; Marta se dio cuenta de lo que su hermano estaba pensando, pero no se molestó en sacarlo de su error… No sabía porqué, pero había decidido que debía poner tierra de por medio, antes de que fuera inevitable. Mario se marchó sin decir una palabra, mientras se quedaba sorprendido por la actitud de su compañero.
- ¿Qué le pasa a éste?- dijo el chico mientras Mario ya se había alejado.
- Creo que piensa que Marta y tú…- dijo Merchu que seguía flipando con lo que Marta había hecho.
- Joder, ¿y no me ha dado una hostia?-rió el chico mirando a Merchu, que sonrió con la ocurrencia del muchacho.
- Lo siento, no tenía que haber dado pie a ninguna confusión.- dijo Marta mientras se daba la vuelta y se dirigía a la salida de la sala de conciertos.
Cuando llegó al exterior, exhaló el aire de sus pulmones como si necesitara renovar su espíritu; no sabía lo que hacer, porque la cosa se le había ido de las manos… Una cosa era jugar como le había dicho Merchu y otra muy distinta que ese juego afectara a otras personas. Mario le había demostrado que podía sentirte atraído por ella, pero también que le afectaba las cosas más que antes. Sacó un cigarro de su bolso y lo encendió para darle una rápida calada… Pero una mano le arrebató el cigarro de los labios, lo que la hizo mirar furiosa.
- Déjame en paz…- dijo Marta girando al creer que podía ser alguna de sus amigas, pero se sorprendió al ver a su hermano Mario.
- Sabes que no me gusta que fumes…- dijo con una sonrisa en sus labios.
- Mario… ¿Qué haces aquí?- dijo la hermana sorprendida; no podía negar que le había gustado encontrar esa reacción de su hermano.
- Bueno, acabo de tocar un concierto aquí, ¿lo sabias?
- Sí, algo he oído.
- Aunque no te guste la música que tocó.
- Sabes que no es verdad… Lo siento.
- ¿Qué te pasa, Marta?- preguntó Mario cogiéndola del brazo y haciendo que se sentara en un bordillo con él.
A la chica le gustó escuchar su nombre de pila en los labios de su hermano menor; le daba un cierto sentido íntimo a esa extraña relación. La mirada de su hermano era como si pudiera leer sus pensamientos, porque se sentía desnuda por él. Mario sujetaba la mano, mientras con su otra mano retiró el pelo de su cara.
Supongo que he ido demasiado lejos con los juegos.- dijo la chica resignada.
¿Qué juegos?- dijo Mario, que quería escucharlo de sus labios.
Marta miró a su hermano frunciendo el ceño, porque sabía que estaba jugando al gato y al ratón con ella; pero veía sus dedos acariciando su mano y eso le daba una sensación de paz.
- No te hagas el tonto… Lo sabes muy bien, Mario… Todo lo de anoche.
- ¿Lo del tequila y nuestro juego de preguntas? ¡Por favor, hermanita! No seas tonta…
- Sí, creo que lo soy… Tengo que contarte algo y creo que te vas a enfadar…
Mario la miró con extrañeza porque no sabía lo que podía esperar de su hermana; si había hecho algo para que le afectara de esa forma, debía de ser muy grave porque no era normal que Marta, su Marta, perdiera la sonrisa por alguna de las locuras.
- Venga, dímelo… Prometo no reñirte. ¿Te has liado con Jesé?- dijo el chico jugando a ser adivino.
- No, no es eso…- dijo la chica negando con la cabeza, para mirar después fijamente a su hermano con una sonrisa.- ¡Un momento! ¿Eso te molestaría?
- No responderé a eso sin mi abogado.- sonrió el chico.- ¡Claro que me molestaría! ¿Lo has hecho?
- ¿Y por qué debería molestarte?
- ¿Lo has hecho?- insistió Mario, ignorando a su hermana.
- No… No lo he hecho…- sonrió la chica.
- Dices la verdad.
- ¿Cómo lo sabes?- preguntó Marta golpeando el hombro de su hermano.
- Cuando mientes te sale una pequeña arruga sobre la nariz y encoges ligeramente los hombros.
- ¡Vaya! ¿Ahora eres psicólogo o algo así?
- Alguien me enseñó a ver esas señales…
- Uno de tus ligues…
- No me gusta que las llames así.
- Pero es eso: un ligue.
Mario puso los ojos en blanco, rindiéndose ante la cabezonería de su hermana, a la que sabía que no seria capaz de hacer cambiar de opinión.
- Además, ¿qué problema habría en que me haya liado con Jesé o no? Tú lo hiciste con Merchu.
- Eso es distinto.- dijo Mario negando con la cabeza.
- Eso ha sonado muy machista.
- Es que es así, ¿qué quieres que te diga? Ya sabes como son las cosas: tío que folla, macho. Tía que folla, puta.
- ¿Tú piensas eso?
- Sabes que no, y menos de ti
- Bueno, pues mira, sin encoger la nariz ni nada de eso: No me he liado con Jesé ni con ninguno de tus amigos.
La chica sonrió al ver a su hermano resoplar, como si hubiera encontrado lo que necesitaba para tranquilizarse.
- Hueles fatal, ¿lo sabes?- dijo Marta tapándose la nariz.
- Sí, se suda mucho ahí arriba en el escenario. ¿Sabes? Me ha encantado que vengas a verme y vestida así.- dijo señalando la camiseta de los Broncos que llevaba puesta.
- ¿Te gusta? Es mi modelo “casual concert of rock”- rió la chica poniéndose de pie y poniendo una pose burlona que hizo que Mario la mirara con deseo.
- Quédate conmigo, vamos a tomar algo.
- No, Mario en serio… Estoy cansada y tú tienes cosas que hacer ahí dentro.
- Pero, ¿y Merchu y Sara?- preguntó el chico girando la cara.
- A estas alturas, Sara se la estará chupando a tu amigo Brau en algún rincón de la sala… Y Merchu, bueno, digamos que no es mí en quien está interesado Jesé.
- Entonces, ¿te vas?- dijo Mario encogiéndose de hombros.
- Sí, cogeré un taxi…
- Llámame cuando llegues, ¿vale?- le dijo el chico acercándose para darle un cariñoso y largo beso en la mejilla.- ¡Hey, no me has dicho que es eso tan malo que me iba a enfadar!
Marta se alejó hacia la parada de taxis cercana, riendo y evitando la pregunta de su hermano, que sonrió ante la evasiva de la chica; sabía, de todas formas, que no había nada en el mundo que pudiera hacer que se enfadara con ella.
- Marta…- dijo el chico haciendo que su hermana se girara.- Me gustan tus juegos, ¿queda tequila en casa?
- Estás loco… Anda, disfruta de la noche con tus amigos y con Inma. Tú y yo tenemos toda la vida.- dijo la chica mientras habría la puerta del taxi.
El hermano sonrió al pensar en la específica mención que su hermana había hecho de Inma; ella también estaba equivocada, como él lo había estado con Jesé. Pero no merecía la pena sacarla de su error. Al fin y al cabo seguían jugando, ¿no? Vio como el taxi se alejaba y él volvió al interior de la sala, donde Merchu le esperaba.
- ¿Se ha ido tu hermana?
- Sí, gracias por avisarme. Siempre sabes lo que debo hacer en cada momento. ¿Cómo lo haces?
- Te conozco bien, guapo… Te conozco muy bien.- dijo cogiéndolo de la cintura y apoyando la cabeza en su hombro mientras entraban.- ¡Ah! Recuérdame un día que te presente a una amiga mía.
- Miedo me dan tus amigas, jaja.- dijo el chico mirando a su amante.- ¿Cómo se llama?
- Se llama Alice… Bonito, ¿verdad?
- Lo tendrá difícil, la chica que me gusta ha puesto el listón muy alto.
- ¿Inma?
- Inma, sí…- mintió el chico mientras se dejaban absorber por el ruido de la música de la sala.
Marta llegó a su casa una media hora después y mandó un mensaje a Mario para que se quedara tranquilo. Se quitó la ropa mientras subía las escaleras, dejándola por medio y se metió en la ducha. No le gustaba dormir con el olor a sudor y a sala de conciertos. Después bajó las escaleras solo con una braguitas blancas puestas y se dirigió a la cocina, donde devoró lo primero que encontró en la cocina.
Cuando acabó y se disponía a subir a su habitación, vio la botella de tequila que quedaba aún sobre la mesa donde el día anterior había empezado ese acercamiento a Mario. “Marta… Me gustan tus juegos” recordaba las palabras de Mario, esa misma noche. Agarró la botella y usó uno de los vasos para llenarlo y apurarlo de un sorbo, mientras abandonaba la cocina.
- Querido hermanito, creo que es hora de que conozcas a Alice…- dijo Marta mirando su reflejo desnudo en el espejo que había en el salón.
(CONTINUARÁ)