Solo una vez mas... II

Lo inevitable se repite, el deseo no se puede contener.

Todavía recordaba aquella noche que pasamos juntos, abrazados, en vela, mirándonos a los ojos como si nos descubriéramos el alma. Aquella mágica noche acabo en una mañana triste, como despertar de un sueño imposible pero agradable, la luz de la mañana nos recordó la realidad, la ilumino con su luz acusadora. A la luz de la luna me sentía sexy, deseada, libre. En cambio los brillos de la mañana me descubrieron como una mujer infiel que acababa de traicionar a su pobre marido, un hombre bueno y entregado. Reconoceré que me sentí sucia, me reproche lo que había hecho, como había sido capaz. Yo estaba de lado acostada en aquella cama, completamente desnuda, junto a un hombre al que mi cuerpo deseaba, mi corazón amaba pero mi cabeza me reprochaba el haberme dejado llevar por el caballo desbocado que es el deseo, la parte concupiscible de mi alma sin que mi parte racional hiciera nada por frenar su galope. Lo sentía en mi espalda, su cuerpo pegado al mío, su brazo sobre mi costado, su mano sobre mi cadera...

Aquella maldita luz acababa con mi fantasía, mi viaje al pasado, esos rayos de sol me devolvían al presente, mi presente... no pude evitar que unas lágrimas cayeran por mi rostro en parte por culpabilidad, en parte por querer quedarme allí para siempre.

Tome aire, me seque las lagrimas y me levante decidida a seguir con mi vida, a pensar en aquello como un sueño feliz, una fantasía inconfesable. Le di un beso en los labios mientras dormía, lo mire deteniéndome en cada pliegue de su cuerpo, cada recoveco, cada curva. Salí de allí, me monte en mi coche y me aleje para siempre pensando que aquello no volvería a repetirse jamás, no podia estar mas equivocada.

Pasaron los días, las semanas, los meses, durante ese tiempo me había enviado sms, me había llamado, pero jamás conteste, quería evitarlo a toda costa, evitar el pecado, la tentación que era para mí.

Después de 4 meses evitándolo finalmente dejo de insistir, he de confesar que me dio pena pero era mejor así, nadie saldría herido. Pasaron 2 mesen mas y fuimos de visita a mi pueblo, esta vez iba acompañada de mi marido, quedamos con amigos para cenar y tomar algo después, la velada se animo y después de unas copas en un pub decidimos ir a la discoteca a bailar.

La discoteca estaba llena de gente, de humo, luces psicodélicas y mala música, yo a pesar de ello bailaba y reía con mis amigos, de pronto mi espalda tropezó con alguien, cuál fue mi sorpresa cuando al girarme para pedir perdón mis ojos se clavaron en los suyos, mi corazón se aceleró y me quede sin respiración. El me miro y me saludo con dos besos y saludo a mi marido con un apretón de manos. Se alejo de allí pero mis piernas seguían temblando, al cabo de unos minutos decidí salir de allí y le dije a mi marido que iba al baño, claro que esto era falso, pensaba en salir a que me diera el aire pero quería estar sola, no quería que me acompañara, me dirigí a la puerta y Salí al gran aparcamiento que había junto a la discoteca, he de reconocer que me daba un poco de miedo porque estaba oscuro y era muy grande debido a que daba cabida a todos los vehículos de la zona de ocio donde estaba situada la discoteca. Me di un paseo tomando aire, intentando tranquilizarme, pensando. Decidí dar media vuelta y volver dentro cuando sentí unos brazos que me atrapaban por detrás y me tapaban la boca, esos brazos me lanzaron hacia un coche y con la boca aun tapada alcance a ver quién era, como habrán podido imaginar era él.

-Quito la mano si me prometes no gritar. –dijo mientras me hacia un guiño.

Asentí con la cabeza y quito su mano.

-Que susto me has dado, casi se me sale el corazón por la boca – Dije aliviada.

En ese momento hecho su cuerpo sobre el mío y me beso, sentí su pene erecto en sobre mi cuerpo y eso me excito muchísimo pero lo aparte y le dije:

-Mi marido está aquí y nos puede ver cualquiera.

-Pues entremos en mi coche. –dijo mientras me cogía de la mano y me llevaba como si de una niña se tratara.

Abrió la puerta y nos sentamos en el asiento de atrás. Su coche estaba situado mirando a una pared y los cristales traseros estaban tintados así que si alguien pasaba no nos vería, eso me tranquilizaba.

-Siento no haber respondido a tus mensajes y a tus llamadas, de veras que es muy complicado todo esto para mí…- interrunpiendo mi disculpa me dijo:

-No hablemos de eso ahora, no importa, ha merecido la pena la espera.- Se acerco a mí y mientras me acariciaba la cara me beso de manera salvaje.

Sentí como su lengua húmeda y caliente entraba en mi boca y buscaba la mía para acariciarla, mordí su labio inferior, lamí su boca. Ese beso nos excito aun mas, así que con sus manos firmes subió mi vestido y aparto el tanga hacia un lado mientras yo desabroche su pantalón y saque su excitada verga, me tomo por las caderas y me subió encima suyo, empecé a galopar de manera desesperada, sentía como su pene entraba y salía de mi cuerpo  me sentía muy mojada así que resbalaba por mi  interior dándome aun mas placer, seguíamos devorándonos con nuestras bocas, saco mis pechos desabrochando los botones delanteros de mi vestido, lamia mis senos con su lengua caliente, con sus manos me tomaba por las caderas marcando el ritmo de mi placer, y su pene me taladraba los sentidos, lo notaba en mi interior tenso, duro, poderoso, caliente,- ahhh mmm- exclamaba de placer y tapo mi boca para evitar que nos descubrieran, note como con otra mano bajaba el ritmo de los movimientos que me marcaba, entonces pare y le dije:

-¿Pasa algo? ¿Por qué te paras?

-Es que no quiero correrme, no llevo condón.- dijo serio

-No te preocupes, quiero que te corras dentro de mi- le dije mirándolo a sus bellos ojos.

No dijo ni una palabra, me tomo por las caderas y empezó a marcar nuevamente el ritmo de mi galope sobre su verga caliente, cada vez más rápido y profundo, volví a sentir que me iba –ahhh mmm, ahhh- gemía y el volvió a taparme la boca pero esta vez me introdujo su dedo índice entre mis labios, yo lo lamia y succionaba como si de un pene se tratara eso nos excito a ambos y el susurro a mi oído: -Me corro.

Sentí como su pene se hacía más grande y más duro y como su semen brotaba caliente y húmedo en mi interior, mi excitación ya no pudo ser mayor y me eche hacia atrás dejando caer mi espalda en la parte trasera del asiento delantero, tuve un orgasmo largo e intenso, sentía como mi interior convulsionaba de placer mientras mis gemidos eran ahogados por su mano.

Al acabar este momento de placer recordé que debía volver a la discoteca, vi que había pasado media hora desde que le dije a mi marido que iba al baño, pero he de decir que a diferencia de aquel primer encuentro en el que me sentí culpable, esta vez no, no sentía culpa, me sentía plena y satisfecha. Recoloque mi ropa y mi pelo como pude, mire mi maquillaje en el espejo del coche y pensé: -menos mal que nunca me pinto los labios- imaginaos después de aquellos besos salvajes y furtivos como podría quedar. Con un pañuelo de papel borre todo resto de rímel fuera de lugar y una vez recompuesta baje del coche después de que él me hiciera una señal de que nadie nos veía antes de bajarme me beso tiernamente en los labios y tomo mi mano para ayudarme a salir.

Volví a la puerta de la discoteca, no me atreví a entrar aun, al cabo de unos minutos volvió a llegar él, y se acerco a mí y me dijo:

-Espero que no vuelvas a evitarme otros 6 meses.

-No te preocupes por eso-dije yo- no volverá a pasar.

-Si quieres podemos hablar de lo ocurrido, quedamos cuando quieras y donde quieras.

-Ok -dije yo- Te llamo un día para quedar, pero dame tiempo para poner todo esto en su sitio.

-No te prometo nada – me dijo mirándome con sonrisa picara.

En ese instante apareció mi marido sonriente, cuando me vio me dijo:

-Hola cariño, me acabo de dar cuenta que no estabas y he salido a ver donde te habías metido.

-Te dije que iba al baño – conteste.

  • Si ya pero no te oía muy bien.

En ese momento, mi amante se dirigió a mi marido y le dijo:

-La culpa es mía, ella salía del baño y me la he tropezado y claro como hace tanto que no nos vemos pues la he entretenido ¿Espero que no te importe que te la robe? -Dijo con sonrisa picara mientras me miraba, en ese momento me subió un calor desde mi estomago hasta la cabeza y puedo asegurar que me puse colorada, afortunadamente mi marido no se dio cuenta por la poca luz que había.

-Quédatela si quieres, jejeje,- dijo mi marido en tono de broma.

-Ten cuidado con regalarla que mujeres como esta no las hay en todas partes, a ver si alguien va a aceptar la oferta….- Dijo mi amate.

Viendo que la conversación estaba tomando tintes de competencia entre machos decidí cortarla diciendo a mi marido:

-Oye que nuestros amigos nos esperan dentro deberíamos entrar ya.

-Es cierto -comento mi marido.

Bueno, pues entonces recuerda lo que hemos hablado-dijo mi amante.

Nos dimos dos besos para despedirnos y la mano de rigor a mi marido.

Una vez íbamos entrando me dijo mi marido: ¿Qué es lo que habéis hablado?

-Nada, que quiere invitarme a un café para hablar de trabajo y que le de mi visión de un par de temas profesionales que tiene pendientes.- dije sin emoción alguna.

-Ahhh, vale, no sé como lo haces pero siempre terminas ayudando a todo el mundo, eres una puñetera ONG.

-Que le voy a hacer soy así, además no me cuesta trabajo alguno, sabes que me encanta mi trabajo.

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