Solo una cita
Un fin de semana sin niños, deja que una pareja cumpla una de las fantasías de ella.
La cita estaba confirmada, seria ese mismo sábado, a las seis de la tarde, en el restaurante donde siempre se citaban “La delicia”, el típico restaurante elegante donde las personas recatadas van a cenar, solo parejas y pocos niños, Damen y Lily habían dejado encargados esos dos días a los niños, y el lunes lo habían pedido en el trabajo para poder faltar, a lo cual, no les habían dicho que no.
Habían acordado llegar por lados separados, para poder reconocerse pero desearse al mismo tiempo; llegaron con unos minutos de diferencia, Damen, tan imponente como siempre, traje, un saco y pantalón negros, y una camisa azul, elegida especialmente por Lily, y ella llegó con un vestido azul, por debajo de las rodillas, tacones negros de unos diez centímetros, y un suéter negro que Damen le había regalado, entraron dándose un suave y tierno beso.
-Luce magnífica hoy, Sra. Payton.
-Usted luce más maravilloso, Sr. Payton.- Entraron y comieron algo ligero, una ensalada, nada muy exótico y un poco de vino tinto. La cena no duró demasiado, el deseo y la pasión que destilaban los ojos de ambos era gigantesca, aún más notorio en ella, cumplirían al fin su fantasía.
Salieron pronto y se fueron caminando al hotel que habían rentado esa noche, ella, moría por saber por fin que era eso de ser sometida y dominada por Damen, le excitaba la idea de lo que podían hacer con lo que llevaban en esa bolsita tan discreta y grande que ella llevaba. Entraron y les dieron la llave de la habitación y entraron, poniendo el letrero de “no molestar” fuera de la puerta. Ese día que ella había ansiado tanto llegaba por fin, de una manera donde ella no sabía como él la trataría, pero si sabía que si algo no le gustaba o le dolía mucho, él solo pararía.
Comenzaron a besarte lenta y suavemente, casi con delicadeza, Damen se deshizo del suéter de Lily y de su saco, sabía cuánto ella amaba las camisas, se desnudaron lentamente, quedando solo en ropa interior, ella, extasiada, con la ropa interior negra de encaje con ligero que Damen le había comprado especialmente para sus fantasías, resaltaba su piel morena y delicada que tenía, a pesar de los embarazos su piel seguía igual, quizá solo un poco descuidada, por el trabajo, pero igual de hermosa que hacía años, ella quería seducirlo, pero Damen iba con la intensión de disfrutar y hacerla disfrutar.
-Si no quieres algo o te lastimo, solo avísame, por favor amor.- Susurró con miedo de que le pasara algo, pero Lily confiaba en el plenamente y sabía que no la lastimaría.
-Te lo diré.- Lo beso con ardiente y creciente deseo y pasión, acariciando el torso de Damen y pegándose a él, pero Damen no quería que ella tomara el control, pues ella se metía en ese papel y era difícil sacarla. La tomó por la cintura y la empujó hacia él, llevándola a la pared, comenzó a besarla con deseo y desesperación, torciendo su brazo en su espalda, ella gemía con deseo y dolor, y la verga de Damen comenzaba a levantarse.
Se separaron y sonrieron complacientes, como niños que harán una travesura, pero la mirada estaba llena de deseo y lujuria, Damen la empujó a la cama y tiró todos los juguetes en ella. Lily, sonrojada, recogió las pastillas y las puso en la cómoda, Damen sonrió por el gesto tierno e inocente de ella pero en cuanto vio las esposas su sonrisa deseosa creció, la cama tenía barrotes, por raro que pareciera, y de ahí la ató, dejando sus manos encima de su cabeza y una excitada Lily indefensa en la cama, Damen sonrió notando lo inocente que se veía y recordó el sujetador, obviando que Lily se había puesto ese que se abrochaba del frente, sonrió y comenzó a besarla con deseo y pasión mientras acariciaba sus piernas y las rasguñaba con fuerza leve, aunque al notar un suspiro leve golpeó con la palma abierta una de sus piernas y ella soltó un suave y leve quejido, lo cual excitó a Damen a sobremanera. Le desabrochó el sujetador y tomó el pequeño látigo negro que habían comprado hacia unas semanas, y golpeó sus tetas con deseo mientras ella ahogaba cada suspiro y gemido.
-Calla linda, o tu castigo será grande.- Dijo apretando ambas mejillas con una mano, haciendo que lo viera y la besó con furia, beso que ella respondió con ganas.
Los golpes con el látigo y con sus manos eran dolorosos, dejando su piel roja y caliente. Había un refrigerador, pedido por la pareja, y Damen quería hacerla sufrir, tomo un hielito y lo untó por los tetas, haciendo que ella gimiera de dolor y ardor pero guardó silencio ante la mirada de Damen. Él comenzó a golpear su cuerpo con fuerza y deseo, con lujuria, haciendo que su sexo se humedeciera de forma considerable, creando una manchita blanquecina en su tanga.
-Abre las piernas.- Obedeció sin rechistar nada, y Damen comenzó a dar leves pero duros latigazos en las piernas de ella, quien aguantaba los leves gemidos que querían salir de su garganta, Damen pasó de largo su sexo y mordió y golpeó sus piernas, mientras ella intentaba no soltar gemido alguno. Con la verga duro y palpitante, Damen se levanto y, quitándose los bóxers, obligo a Lily a lamer su verga, sin manos, solo para ponerlo más duro de lo que estaba. Ella comenzó a lamer y chupar la verga de Damen lo más lento y suave que pudo, para que él no se corriera tan pronto, pero Damen aumento la rapidez y gimió con deseo, sin ser bueno como dominante pero amando poder tenerla a su antojo en ese plano sexual.
Se alejó de ella y la miró, tan tierna, tan putamente sensual que se veía, deseo y lujuria en la mirada, necesitaba correrse para aguantar de nuevo, y verla a ella correrse el tiempo que fuese necesario, y las veces que lo fuera también. Dudo unos segundos, pero sin quitar el tanga, dobló las rodillas de Lily y dio un sonoro golpe en el sexo de ella, que, estando húmedo, sonó aun más. Ella mordía sus labios para no decir ni una palabra aún después de sentir eso, pero cuando tomó el látigo y la golpeó de nuevo en el sexo, soltó un gemido leve y lleno de deseo, el cual sería castigado.
-Hablaste gatita… hablaste… y sabes que lo pagaras…
Y vaya que lo pagó, Damen tomó uno de los vibradores que llevaba Lily en la bolsa y lo encendió, sintió la vibración en la mano y sonrió con lujuria, se vengaría y castigaría a su amada. Metió el vibrador en la boca de ella, el cual ella comenzó a lamer y chupar apenas, por las vibraciones, lo bajo a sus tetas, que, duros y firmes pedían a gritos unos labios que los atendieran. El gemido fue ahogado por una mordida fuerte de labio que dio Lily. Damen noto que estaba siendo muy tierno con ella, y la desató.
-Ponte en cuatro.
Obedeció, estaba excitada, todo lo que él pidiera lo iba a hacer, así que se puso en cuatro, y Damen tomó sus manos atándolas a la espalda de ella, tiró de su cabello y susurró.
-Ahora veras de que soy capaz.
Le retiró el tanta con rapidez y le metió la punta de su verga lentamente, solo la punta, amando ver cómo salía mojada por los jugos de Lily, ella intentaba no gemir ni hacer ninguna expresión sin que él lo permitiera, cosa que no hacía, la volteó en la cama y volvió al pobre vibrador mojado que estaba a un lado. Sonrió con malicia, ella miraba nerviosa y excitada lo que le haría. Lo encendió y volvió a escuchar el típico sonidito que hacía. Lo puso en el clítoris hinchado y durito que tenía frente a él, la vio a los ojos, tenía un gemido en los labios y él asintió, y al fin Lily soltó un gemido fuerte y largo mientras movía su cadera sintiéndose cerca del orgasmo y Damen lo notó.
-Oh no, no te correrás ahora pequeña puta.
Tomó el látigo y la volvió a poner en cuatro, y comenzó a golpear con él, el gran culo que se presentaba ante Damen, duro, firme y morenito, lo golpeó una vez, dos, tres veces hasta que este comenzó a tener el color rojo que lo estaba excitando, sentía la verga a explotar, le quitó las esposas y dijo, tomándola del cuello.
-Mámala, sin tocarla, solo con tu boca.- Ella obediente comenzó a mamarla, con lentitud, pero Damen no quería lentitud y comenzó a moverse son rapidez en la boca de ella, tomando su cabeza con ambas manos y comenzando a moverse más rápido aún, sintió cerca el orgasmo, saco su verga de la boca de ella y se corrió en su cara y sus tetas con furia, llenándola de semen, a lo que ella sonrió.
-Límpiate, puta.-Le aventó una toalla del hotel, mojada, ella se limpió rápido pero él sonrió divertido.- ¿Crees que se acabo aquí?
Ella negó con la cabeza, Damen la empujó a la cama de nuevo atándole de nuevo las manos en ella. Encendió el vibrador y lo puso en la velocidad media, lo acercó al sexo de Lily y comenzando a acariciar sus labios vaginales con él, ella estaba en la gloria, excitada, caliente y con ganas de más, y Damen le dio más. Tomo uno de los consoladores de vidrio comprados por él como regalo, era de bolitas y con lo largo se hacían más grandes, lo metió en su sexo y comenzó a sacarlo, mientras detenía el vibrador en el clítoris de Lily, ella hacia lo que fuera por no gritar, por no gemir, pero era imposible, a Damen ya no le importaba, solo le daba placer, la hacía gemir y gritar, hasta que alcanzó el orgasmo, mojando la cama y Damen sonrió y comenzó a lamer el sexo de Lily para quitarle los jugos que había soltado, pero eran muchos, Lily sonreía, pero Damen mordió su clítoris y ella gimió de nuevo.
-Te corriste pronto amor…- Se acercó a su pantalón con su verga colgando entre sus piernas, y saco unas pinzas viéndola con deseo, Lily tenía curiosidad, pero cuando las sintió en sus pezones y sintió que estos se endurecían más, gimió con deseo. Damen tomó el látigo, golpeó a Lily en todo el cuerpo, dejándola roja, adolorida, excitada, mojada y con más ganas de mas orgasmos. Damen comenzaba a sentir la verga duro de nuevo, sonriendo con autosuficiencia, tomo un consolador pequeño y aprovecho que los jugos de Lily habían llegado a su culo para apenas introducirlo, y Lily soltó un leve quejido, su ano no era virgen, pero le dolía cada que algo entraba en él. El dolor en sus tetas era mayor, comenzó a dejarlos morados y Damen no hizo caso, le excitaba verla así de vulnerable. Metía y sacaba el consolador dilatando aquel orificio que tanto excitaba a Damen, Lily estaba en la gloria, y Damen la estaba llevando aún más arriba, mientras mordía su clítoris con deseo y pasión y metía el vibrado en su sexo, Lily llevaba un punto infinito de orgasmos, corridas y gemidos llenos de deseo.
Cuando Damen noto que estaba suficientemente dilatado aquel orificio poco explorado, sonrió mordiendo por última vez el clítoris de Lily con fuerza, subió a sus tetas y le quito las pinzas, sus tetas amoratadas volvían lentamente a la normalidad. Ya estaba exhausta, pero la verga de Damen estaba palpitante, dura y lista para la acción. Sin avisarle a Lily que solo sonreía tiernamente mientras disfrutaba del consolador en su culo, Damen entró a su sexo con lujuria y Lily ahogó un gemido fuerte, Damen comenzó a meter y sacar, como siempre, con lentitud primero pero comenzando a moverse con rapidez con los segundos, Lily y Damen gemían casi al unísono, moviéndose con rapidez y deseo, Lily muriendo por poder ocupar las manos y extasiada de ser sometida así.
Damen quitó el consolador del culo de Lily, quien gimiendo fuertemente lo veía con odio, pero estaba encantada de que sus manos fueran apretando, golpeando, pellizcando y rasguñando lo que se les pusiese en frente, Damen sacó su verga y lo metió con fuerza en el culo de Lily la cual soltó un gemido fuerte lleno de lujuria, Damen quería verla gemir más, sufrir más, excitarla y que se corriera en él. Tomó el vibrador de hacia unos minutos y lo metió dentro de su sexo con rapidez. Damen se sentía cerca, otra vez, a punto de correrse y en un gran gemido explotó dentro de Lily en un orgasmo gigante. Ella al sentirlo se movió más e hizo que el vibrador quedara en su clítoris, Damen seguía metiéndolo con fuerza y poniéndolo en su clítoris, Lily se corrió en un gran gemido y terminó mojando a Damen con su leve corrida.
Se besaron y Damen la desató, se dieron un baño rápido y así, desnudos, se metieron a la cama a dormir lo poco que quedara de la noche y gran parte de la mañana.