Solo un tio mas (2)
... sentir el calor de mi semen inundando tus pechos hace que tu orgasmo se desencadene, lo que permite que mi lengua sienta las contracciones de tu coño ...
(Es recomendable leer la primera parte, aunque no es necesario.)
Gimes mientras tu mano se empapa de tus abundantes fluidos, que manan mientras tu largo orgasmo te eleva y luego hace que te relajes. Sigues acariciándote mientras tus contracciones se calman.
Yo disfruto del espectáculo, y grabo en mi memoria tus gestos durante el orgasmo que acabas de sentir.
Te dejo tiempo para que disfrutes hasta el último espasmo antes de acercarme a ti para liberar tus muñecas y tumbarte junto a mi en la cama ...
Cuando creo que ya te has relajado totalmente y que tu orgasmo ha pasado, me acerco a ti y te beso suavemente en los labios mientras con mis manos libero el trozo de cuerda que he empleado para unir las fijaciones de velcro de tus muñecas. Esperas que te retire las fijaciones, pero eso no pasa; no hemos acabado, aún nos queda noche ...
Coloco mis manos bajo tus suaves axilas y te ayudo a levantarte. Tus piernas están un poco entumecidas, en parte por el tiempo que llevas arrodillada, en parte por el reciente orgasmo. Te dirijo hacia la cama, y, mientras te tumbo atravesado en ella, a mi derecha, te pregunto "veo que has disfrutado, pero quiero que me aclares algo; la primera es ¿quién te ha ayudado a cumplir mis instrucciones? Sé que no has podido hacerlo sola".
Te sonrojas al instante, aunque no entiendo el motivo: te he dado por culo, me he corrido sobre ti y he visto desencajarse tu cara por un fuerte orgasmo: ¿qué hace que una simple pregunta te sonroje después de lo anterior? Te rodeo con mis brazos para hacerte sentir mejor, que no pasa nada, que puedes hablar con libertad y que no tienes porqué ruborizarte ...
"Tengo una amiga muy liberal sexualmente, la conozco desde hace muchos años, y tenemos mucha confianza; cuando empezamos a intercambiar correos y fotos y empezamos a conectar, era ella la persona a la que le confesaba mis dudas y temores.
Al concertar la cita, le conté lo que iba a pasar, el paso que iba a dar, y, cuando leí las instrucciones, supe que necesitaba ayuda, pues no quería fallarte en nuestro primer encuentro, y en vez de explicarle a otra persona todo ..."
"Cómo es" te pregunto susurándote al oído "rubia natural, prácticamente de mi misma estatura; ahora lleva el pelo corto, es de complexión delgada, con curvas, pese a que sus pechos no son excesivamente grandes; tiene unos bonitos ojos verdes".
Bien, la rubia con la que me cruce al salir del ascensor, antes de entrar en la habitación ...
"Eso es físicamente" continuo "pero ¿sexualmente?" "Es bisexual y muy liberal, tiene experiencias de intercambios, tríos y apostaría a que ha participado en alguna orgía; no tiene problemas, y creo que sólo la desagradan cosas muy extremas, como la zoofilia y a la escatología; lo respeta, pero no lo comparte" contestas.
Oír tu dulce voz describir en estos términos a la rubia empieza a excitarme, despertándome de nuevo una erección ...
Mi brazo izquierdo sale de debajo de tu cuerpo, y empiezo a deslizar mi mano derecha suavemente por tu cuello "es más sumisa o dominante?" te pregunto mientras acaricio con el dorso de mi mano ese suave valle que forman tus pechos, camino de tu entrepierna ... "no lo sé, creo que le gusta intercambiar el rol" me susurras con un hilo de voz que se entrecorta cuando mi mano se posa sobre tu depilado coño ... "vamos", te incito "estoy seguro de que te ha contado más de una vez alguno de sus encuentros sexuales" ... "se siente mejor siendo dominada" contestas.
"Aunque no es tan sumisa como yo ..." susurras entrecortadamente, mezclando las palabras con pequeños gemidos producto de las caricias con las que estoy prodigando tus labios, la entrada de tu vagina y tu clítoris "... se siente muy bien cuando sigue órdenes y cuando se la ordena lo que tiene que hacer" concluyes para dejar que tu boca se llene de un profundo gemido que sale del fondo de tu garganta en el instante en que dos de mis dedos se introducen hasta el fondo de tu vagina. Estás lubricada, razón por la que mis dedos entran suavemente, y se deslizan hasta que no puede entrar ni un milímetro más de dedo.
Me reclino sobre la cama manteniendo mis dedos dentro de tu cálida y acogedora vagina, y cuando consigo una posición estable, empiezo a meter y sacar mis dedos, haciéndote gemir suave y continuamente. Ronroneas como una gata ... y me encanta ese sonido.
Por desgracia (o tal vez no), deseo poseerte nuevamente, y necesito colocarte de mejor manera para mis fines.
Saco mis dedos de tu interior, y tu cara refleja el vacio que siente tu coño.
Una mirada severa te devuelve a tu sitio: estás aquí para mi satisfacción y para mi goce. Lo demás, es secundario para ti.
Te dirijo hacia tu nueva posición: tu cabeza a los pies de la cama, muy cerca del borde; me aseguro de que tus brazos extendidos lleguen a las esquinas ... me levanto, y aprovecho para besarte profundamente mientras mi mano derecha acaricia tus pechos, recreándose en los pezones que empiezan a despuntar ... me acerco a la mochila y saco un par de velas, que enciendo inmediatamente y dejo en las mesillas, y una cuerda de seda japonesa mientras tu mirada me sigue. Tu rostro es una mezcla de excitación y curiosidad; no veo preocupación ni miedo, y, considerando que es nuestro primer encuentro físico, me encanta ver que te sientes confiada.
Extiendo la cuerda de seda, la paso por las patas inferiores de la cama y dejo cuerda suficiente en cada extremo ... intuyes cómo te voy a inmovilizar, y te muerdes pícaramente el labio inferior mientras tomo tu muñeca derecha y anudo la cuerda a la fijación de velcro ... haciendo que tu brazo quede extendido y algo "tenso".
Tu pecho derecho se hace más notable, haciendo que tu erguido pezón resalte aún más ... me levanto para dirijirme a tu lado izquierdo, y, en el camino, retuerzo enérgicamente tus pezones, aunque sólo mantengo la presión máxima un instante; me arrodillo junto a ese extremo de la cama, e inmovilizo tu brazo izquierdo uniendo la cuerda al enganche de la fijación de velcro; después, tenso la cuerda hasta que tus pechos se igualan.
Me separo para recrearme con lo que veo; la visión es espectacular, mucho más de lo que había imaginado: tu cuerpo tendido sobre la cama simulando una T, con la cabeza en el borde de la cama y las manos inmovilizadas, impidiéndote cualquier tentación que pudieras tener de acariarte, ... todo tu cuerpo a mi disposición ...
Acerco mi cabeza a tu oído izquierdo y te pregunto con un susurro "¿estás cómoda? vas a estar así un rato, y no quiero que sufras ... innecesariamente", "si, amo", contestas al tiempo que me recreo en esa palabra: amo.
Me ha excitado mucho, y por ello necesito algo de calma: para conseguirla, aproximo mi verga a tu boca e inmediatamente tu lengua sale gustosa a deleitarme con sus placeres. Recorres la parte inferior de mi polla con tu lengua, desde el glande hasta la base ... varias veces, para luego continuar envolviéndola con tu lengua, hasta donde eres capaz de alcanzar. Repites las caricias hasta recubrir mi mastil con tu saliva antes de que te la introduzca en la boca, despacio, recreándome en las sensaciones que tus jugosos labios apretando mi pene me brindan. La meto hasta el fondo, hasta que mis huevos chocan en tu cara, y empiezo a retirarme, lentamente, igual que entré en ti. La saco totalmente para dejarte recuperar el aliento, algo que te cuesta más de lo normal pues tomar aire debe compaginarse con dejar salir los gemidos que se agolpan en tu profunda garganta ... cuando respiras con normalidad, vuelvo a embestirte, hasta los huevos ... "joder, si repito esto otro par de veces me correré irremisiblemente" ... pienso mientras siento cómo tu lengua juguetona se suma a las sensaciones que tus apretados labios mandan a mi cerebro desde la base de mi polla ... de modo que aglutino la fuerza de voluntad que la (pequeña) parte de mi cerebro que no está sintiendo placer me permite y retiro mi humeda y excitada verga de tu acogedora boca ... y ambos respiramos; desde donde estoy veo como los jugos de tu coño hacen que éste brille ...
Me esfuerzo por centrar mis pensamientos, dispersos por el placer que acabas de brindarme.
Me dirijo a tu lado izquierdo, y te hago doblar la pierna hasta que tu tobillo toca tu nalga. Desde aquí es mucho más evidente el brillo de tu coño y como tus flujos han abandonado el interior de tu vagina para descender hasta el pliege de tus nalgas; apuesto a que el río que mana de tu interior alcanza tu perecto ano ...
Tomo la cuerda de seda, abro tu pierna y la rodeo para que se mantenga en esa posición, asegurando la cuerda con un nudo que impide que la cuerda estrangule tu delicada pierna o dañe tu suave y sedosa piel. A continuación, voy hacia el lado derecho, y repito la operación. Tu coño queda ahora totalmente expuesto, y puedo comprobar que el río de flujo que mana de él no ha mermado ... me encanta que estés tan excitada ...
Vuelvo a contemplar la escena desde los pies de la cama; ahora tu cuerpo se asemeja más a una H, haciendo que la visión resulte más excitante aún. Mi polla gotea fruto de la excitación. Debo hacer uso de toda mi fuerza de voluntad para no follarte la boca y correrme en ella ... pero lo hago. Sé que eso te gustaría.
Me fijo en tus pechos: tus pezones se ierguen sobre tus aureolas, firmes, sensuales, marcando su territorio y haciéndose notar ... suplicando que los pellizquen y retuerzan ... cosa que no me demoro en hacer ... presiono con índice y pulgar cada pezón, con decisión, y empiezo a retorcerlos, haciéndote gemir de puro placer ... mantengo la presión y el giro mientras tu gemido se calma para, a continuación, dar un pequeño giro más ... tu gemido ahora contiene también algo de un moderado dolor ... un dolor que eres capaz de soportar y que, como ambos sabemos, disfrutas ...
Juego con tus pezones unos minutos, haciendo que tu garganta expulse gemidos unas veces de puro placer y otras, acompañado de pequeños restos de dolor ... tus gemidos mantienen mi polla caliente y dura como si se tratara de una barra de acero al rojo vivo ...
Ahora voy hacia la mesilla de tu lado derecho ... no me ves, pues antes de liberar los pezones te produje un grito más de dolor que de placer que hizo que tus ojos se entrecerrasen ... y tomo la vela ...
Tiene una cantidad considerable de cera derretida, perfecto para mis planes: me siento en la cama, a tu lado derecho, justo en el momento en el que vuelves a abrir los ojos y entonces, ves la vela y comprendes mis propósitos ... tu cara denota angustía y la cuerda de seda se tensa "tranquila" te susurro "voy a dejar la cera caer desde bastante altura para que se enfríe en la caída; nada más lejos de mi mente que dañar esa perfecta y sedosa piel que tienes; créeme, si, como me has dicho, te depilas el coño con cera, esto no va a dolerte ... casi" ... te relajas porque confias en mi: sabes que no soy un sádico ...
Entonces mi mano izquierda eleva la vela mientras que mi mano derecha se aproxima al manantial en el que se ha convertido tu coño ... tus ojos se centran en la vela, y mi contacto hace que des un respingo antes de relajarte ... cuando mis caricias hacen que tu relación sea mayor, mi mano izquierda vierte un poco de cera sobre tu pecho derecho ... la cera cae hacia el durante lo que te parece un siglo ... e impacta ... solidificando al instante y extendiéndose sobre tu pecho ... gimes al notar como la cera se enfría, solidifica y cubre tu pezón y tu aureola ... ese gemido ha sido sólo de placer ... mis maniobras en tu coño continúan, te masturbo el clítoris con fruición, manteniendo la catarata en la que se ha convertido tu vagina ...
Vierto un poco más de cera, esta vez para que sea la sensible piel de tu pecho y no la de la aureola la que sienta ... la cera cae y un nuevo gemido emerge desde el fondo de tu garganta ... "Amo, voy a correrme" me indicas; no pides permiso, es una frase que simplemente constata un hecho, algo que va a pasar; podría decirte que si lo haces 20 tíos te follarán por el culo haciendo que no puedas sentarte en 10 días que te daría igual ... dejo de masturbarte al tiempo que dejo la vela en su mesilla ... sé que eso no detendrá tu orgasmo, pero si me dará algo de tiempo ... me levanto y coloco mis rodillas junto a tus hombros al tiempo que te doy las instrucciones que debes seguir "muy bien, esclava, voy a concederte el orgasmo, pero antes voy a liberar tu mano derecha y vas a masturbarme con ella hasta que mi semen se extienda sobre tus pechos, mezclándose con la cera, ¿entendido?" ... "si, amo" respondes con un entrecortado hilo de voz ... entonces, libero la fijación de la cuerda y tu mano se dirije rápidamente hacia mi poya ... yo me inclino sobre tus abiertas piernas y saboreo tu preciado néctar manando de su fuente antes de dedicarme lamer con mi aspera lengua tu clítoris ... siento como me masturbas con tu solitaria y suave mano ... "voy a correrme", pienso un instante antes de que un primer vertido de esperma salga disparado hacia tus pechos, impactándolos de lleno ... sentir el calor de mi semen inundando tus pechos hace que tu orgasmo se desencadene, lo que permite que mi lengua sienta las contracciones de tu coño muy de cerca, junto con una oleada de flujo vaginal ... mi segunda descarga se produce, siguiendo el curso de la primera ... gimes como si no hubieras tenido un orgasmo nunca mientras no dejas de masturbarme ... siento tus contracciones encadenarse una tras otra cuando mi tercera descarga se produce cuando el glande está recubierto por el prepucio, por lo que mi semilla se desliza por tu mano ... esa es mi última descarga, y me recupero mientras saboreo los néctares de tu placer, sintiendo en mi lengua como las contracciones de tu orgasmo se espacian en el tiempo y pierden en intensidad con el transcurso de los minutos ...
Miro tu angelical cara ... no suele gustarte que te practiquen sexo oral, pero, a juzgar por lo que veo, creo que esta vez se apunta al lado de las excepciones y no de las reglas ...