Solo un suspiro (13)

No sé ni cómo, ni cuando, ni dónde, pero si va a ser será en su momento...y será hermoso

CAPITULO 13

No te amo como si fueras rosa de sal, topacio

o flecha de claveles que propagan el fuego:

te amo como se aman ciertas cosas oscuras,

secretamente, entre la sombra y el alma.

Te amo como la planta que no florece y lleva

dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,

y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo

el apretado aroma que ascendió de la tierra.

Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,

te amo directamente sin problemas ni orgullo:

así te amo porque no sé amar de otra manera,

sino así de este modo en que no soy ni eres,

tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,

tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.

Toque con las yemas de los dedos aquellas letras, y es que así es el amor y Neruda lo sabía y para mí no había nadie más como él para describirlo.

Magnolia: Neruda!!! – me gritó desde el cuarto de baño –

Teresa: - una sonrisa se dibujó en mi rostro, y es que ella lo conocía bien – si preciosa, Neruda, y que haces tú escuchando ah?

Magnolia: soy madre, tengo el oído superdotado – me seguía gritando del cuarto de baño –

Teresa: jajaja yo también y no ando escuchando lo que susurras a mis espaldas – cerré el libro y lo puse en el estante –

Magnolia: graciosa, como no escuchar, si prácticamente gritabas mientras lo leías, siempre te ha emocionado leer a ese chilenito - y ese comentario logró una sonrisa más amplia aún en mi rostro –

Teresa: creo entonces que ya sabes que te amo no? – se lo grité y esperé su respuesta –

Magnolia: lo sé y sabes que yo a ti, pero déjame terminar de arreglar si?

Me quedé parada, y con las manos en los bolsillos me quedé mirando por la ventana, parecía mentira que mi Magnolia ya fuera madre, y con ella yo también, y que después de todo lo vivido, sigamos siendo cómplices.

Teresa: gordita!!!..¿ya?, vamos a perder el avión, que tanto te falta? – le grite desde el salón mientras me acomodaba otra vez en ese sofá tan cómodo –

Magnolia: ya voy, no puedes tener un poco de consideración – me gritaba con frustración en su voz –

Teresa: preciosa, he dejado a mis pacientes prácticamente con la palabra en la boca, dejando las curaciones para mi residente, y todo porque me alocabas por el teléfono para que llegara rápido y ahora te demoras tanto…me impaciento…y ya estamos tarde – le dije recorriéndola con la mirada mientras se acercaba – ven para acá gordita que te quiero besar

Magnolia: Tete…por favor – lo dijo mientras me reprochaba el comentario con un gesto gracioso –

Teresa: solo un besito a esa pancita hermosa si? – la miré con ternura, y se acercó hasta poder tocar su barriguita – te ves tan hermosa embarazada…pensé que más hermosa de lo que eres no te podías ver pero me equivoque

Magnolia: - le sonreí y le di un beso delicado a su grávido abdomen – tonta, si estoy hecha una vaca, no, un elefante, si, así estoy, un elefante

Teresa: - con mis labios pegados a su abdomen me sonreí – en serio hermosa, creo que este segundo embarazo te ha caído mejor, con Dieguito, no te veías tan hermosa –

Magnolia: mentirosa, con Diego fue una barriga chiquita, ahora parece que fuera a tener dos

Teresa: de verdad? – dirigí mi mirada a la barriguita y empecé a hablar – habrá dos metidos aquí adentro? – Puse mi oreja contra su abdomen – uhmm creo que me están hablando..uhmm nop, dice que es uno solo y muy tragón

Magnolia: ay Teresa, cuando vas a dejar de ser tan payasa, ni ser madre te ha enseriado, es el colmo – la miré y le sonreí mientras se alejaba –

Teresa: tienes razón ser madre me ha hecho más niña jajaja – le lancé una carcajada que la molestó más –

Magnolia: aish contigo no se puede….llama a Diana si? Que ya tenía que estar aquí hace rato

Teresa: ¿Cómo? Ella no iba a ir de frente al aeropuerto

Magnolia: pero si te dije, que no, que ella venía, la llame hace un rato y me dijo que estaba en el tráfico, llámala otra vez, y pregúntale si ya está cerca

Teresa: ok, preciosa, yo la llamo, pero primero llamare a mi hermano para ver cómo están los niños y saber si ya están yendo para el aeropuerto si?

Magnolia: si tienes razón, y Lucas?

Teresa: el Sr. Juan ya lo tiene, todo está cubierto, y mientras te terminabas de no sé qué hacer y escuchar a Neruda puse todas las maletas en el auto, sólo faltabas tu, pero ahora que me dices que Diana viene para aquí, pues también nos falta ella ahora

Magnolia: ay, ya no seas tan dramática que bien te gusta recitar a Neruda así que no digas nada, y Diana seguro no demora – me miró con molestia, pero mi sonrisa era inevitable –

Ver a Magnolia con esa panzota recorrer toda la casa, Dios sabe haciendo qué?, era demasiado gracioso, sentada desde mi sofá veía a esa mujer hermosa, el embarazo la hacía brillar era como si llevara un halo de luz alrededor suyo, era cierto que no era la primera vez que estaba embarazada, pero ahora tenía mucho tiempo para contemplarla, y de verdad era la mujer más hermosa…ella me miraba mientras mi mirada la seguía en sus atareos, y no podía evitar sonreírme, y es que pensar y recordar todo lo que pasamos, todo lo que vivimos, y es que parecía mentira que hoy estuviéramos así, tan juntas, tan unidas, parecía que todo el dolor que yo le había causado y todo el daño que provoque se hubiera borrado, porque ahora sólo cabía entre nosotras mucha alegría, mucha felicidad, todo parecía haber sido un sueño una pesadilla mejor dicho, pero esta realidad era mucho mejor que el más feliz de los sueños.

Magnolia: que me miras tanto?...deja de mirarme y llama a Diana quieres? – ese gesto que hacía al enojarse la hacía verse tan perfecta, tan mamá –

Teresa: ya ni puedo contemplar tu hermosura?...que rabiosa te me has convertido, me voy a quejar ahh? – Me miró con enojo así que no la quise molestar más – en éste instante llamo

Cogí el teléfono en mis manos y busque a Diana, era la única en mi directorio con ese nombre, Diana, ella siempre había sido la única, aunque muchas Dianas me encontré en la vida, ella quedaría en mi vida como la única que valía la pena…si me hubieran preguntado hace un par de años si ella sería tan buena amiga mía o si valía la pena mantenerla tan cerca, quizás la respuesta habría sido una negativa total, y es que la pena que me embargaba de haberla hecho sufrir tanto, era demasiado poderosa para perdonarme y poder acercarme, al final ella misma hizo el trabajo, no sólo me perdono sino me enseño el valor de lo que verdad importa, me enseño muchas cosas y ahora, soy yo quien la espera, quien la llama y busca, y porque no, quien la admira, en estos últimos años ha logrado tanto en su vida y encontrar tanto en la mía, que hoy día nos vamos de viaje juntas como una familia.

Teresa: Diana me escuchas? – el ruido de los carros era impresionante, entre los bocinazos y el aire por la ventana – Diana me escuchas?...te escucho apenas, donde estas?

Diana: si, si, yo si te escucho, estoy saliendo de la autopista, ya estoy llegando, ya tienen todo listo?, las maletas todo?

Teresa: si, si, Diana te escucho fatal…habla más fuerte

Diana: Tete te estoy casi gritando…como esta Magno?

Teresa: bien bien, cuanto vas a demorar?

Diana: 10 minutos máximo, estoy volando mujer, como están los niños?

Teresa: Dios…me olvide de llamar a mi hermano

Diana: mala madre…llama pregunta cómo están…ya estamos tarde

Teresa: si, hellloooo, gracias a ti más tarde

Diana: ya ya, lo siento, tenía que dejar todo listo, nos vamos en mi auto no?

Teresa: no ya metí todo en mi auto, todas las maletas ya están allí

Diana: ya estoy por la salida para la casa, llama a tu hermano nos vemos chau

Hace dos años y esta conversación hubiera sido ofensiva, ella y yo hablando como amigas, hubiera sido casi una profanidad, desde el momento que yo dude de ella y la puse en la posición de roba novias, crucé una línea muy delgada de confianza entre nosotras, y obviamente, había fallado, y es que como dice el dicho, “el ladrón cree que todos son de su condición”, y pues yo la creí de la misma calaña mía, porque no hay que ser ciegos, antes de Angela yo había sido una imagen de la deslealtad y una fiel copia de la infidelidad, para mí era más fácil pensar que ella haría lo mismo, pero por supuesto me equivoqué, cuando regresé de Chile lo primero que hice fue rogar su perdón, cosa que no vino fácil, pero los acontecimientos posteriores me pusieron en una posición de amiga herida que ayudo al final a arreglar las cosas, y ahora somos así  amigas, compañeras, y por supuesto nos queremos.

Teresa: Pablo…como están los niños? – los griteríos se escuchaban por todo lado, era un cantico de gritos infantiles casi insoportables –

Pablo: no te escucho hermana te paso con Santi

Santiago: hola tia – su voz de un hombre ya, aún me sorprendía –

Teresa: tía tu abuela, ya te he dicho que me digas Tete – lo dije con una sonrisa –

Santiago: lo siento Tete, dime tía?

Teresa: diosss…jajajaja…mejor no lucho con la tía…jajaja…hijo, dime como están todas las fieras

Santiago: aun no se han mordido, matado, espera – un grito se escucho en el fondo de dolor, felizmente no era de mi hijo – tía disculpa te paso con mamá

Alejandra: alo?

Teresa: Ale, que está pasando?

Alejandra: nada Tete, niños, siendo niños, no te preocupes todos están bien, Pablito los está poniendo a divertir y tu sabes Santi es un sol, todos quieren jugar con él y el los pone en orden, no te preocupes…ya están en el aeropuerto?

Teresa: no sigo esperando a Diana, pero el auto ya está listo con las maletas

Alejandra: Diana? Yo pensé que…

Teresa: si lo sé, último capricho de Magno, y a las embarazadas hay que engreírlas así que ni modo

Alejandra: pues sí, sino se nos pone histérica, por nosotros no te preocupes hay suficientes adultos en el auto para 4 niños, y esto que cuento a Santi como adulto, porque le he dado la función de niñero, jajajaja, adoro a mi hijo, quieres que te pase con…

Teresa: con Pablo por favor, entonces ya están por llegar?

Alejandra: claro que si nos vemos en el aeropuerto, un besito, chau

Pablo: hola hermanita, ya están en el aeropuerto?

Teresa: que no escuchas a tu mujer?, que no Pablo y ni se te ocurra preguntar por qué?

Pablo: ok, lo siento pero apúrense que nosotros ya estamos casi llegando, y tu pequeñin está muy incomodo, pero que haces allá que no sales?

Teresa: esperando a Diana – hice un gesto de molestia y resignación –

Pablo: pero supuestamente no tenias que llevar a Magno y Diana irse de frente?

Teresa: antojos de embarazada, mejor dicho manipulaciones de embarazada, pero ya, llega Diana y salimos disparadas, igual de aquí es más cerca al aeropuerto

Pablo: lo sé pero igual no se demoren si?, que tenemos un jardín infantil aquí si?, los míos, los suyos, si?

Teresa: si hermano – los gritos otra vez, y estaba segura que esta vez era Dieguito – te cuelgo porque ya sé que es Diego, y mejor no pregunto qué paso, nos vemos allá hermano te quiero chau

Habían pasado ya casi tres años desde que había regresado de aquel desatinado viaje a Chile, y desde que había puesto pie en New York, todo había cambiado, lo considero desatinado, porque quizás debí haber hecho ciertas cosas mejor, pero al final ese viaje no tuvo nada de desatinado, me ayudo a seguir a adelante, a darme cuentas de cosas, y porque no, me abrió los ojos y le dio nueva luz a mi vida.

Me paré en la ventana para ver afuera de la casa, y el barrio había cambiado, pero Carlos nos seguía haciendo el favor de cuidarnos, su gratitud se había multiplicado por 1000, cuando le sanó completamente la mano, y se convirtió en un ángel protector, y con Dieguito en casa era necesario un apoyo…Dieguito, como llegó Dieguito, pues por una casualidad, tanto desencanto en un embarazo que sería difícil, y sin embargo en la primera inseminación, ese niño se agarró de su madre y no se soltó…y es que en ese tiempo Magnolia estaba tan relajada, ya no había más problemas y bueno, el amor y la felicidad sobraban, no digo que ahora no haya, al contrario, creo que cada día hay más, tal es el caso que ya se viene otro en camino.

Una sola acción cambia todo, y recuerdo bien que cuando mi avión llegaba de Chile, todo mi mundo parecía trastornado, literalmente no tenía nada, Angela se había esfumado, y yo jure borrarla, y Magnolia, resentida hasta la siguiente vida, y Diana ni que decir, sus buenos deseos llevaban espadas en cada letra, era como si llegara a un país enemigo, como si fuera a pisar territorio de guerra…cuando las ruedas del avión chocaron con la pista de aterrizaje, recién caí en cuenta que debí haberme ido con mi hermano, de que no podía estar sola, lástima que recién me había dado cuenta de que estaba completamente sola….y fue la sensación más horrible que pude haber sentido, sentimiento así no se lo recomiendo a nadie, fue devastador, pero cuando asumí mi soledad es que mi mente empezó a maquinar las mil maneras de cómo reconquistar a Magnolia y hasta pensé que quizás Sofía la enfermera podría ayudar, ósea, me convertí en un manojo de nervios y de pensamientos por demás absurdos.

Magnolia: que te dijo Diana? – me gritó mientras yo volteaba y la miraba ponerse el pendiente –

Teresa: que ya estaba por la salida para la casa…dijo 10 minutos – me remangué la manga para ver la hora y ya habían pasado 10 minutos – ya debe estar por llegar

Magnolia: ya estoy lista, como me veo?

Teresa: - le di una vista de abajo hacia arriba y no había duda ser madre le sentaba tan bien a esa mujer – hermosa princesa…te ves preciosa – y con una gran sonrisa me acerqué y le di un beso en la frente –

Magnolia: ay no te vas a poner conquistadora ahora – me dijo mientras se movía para coger su cartera –

Teresa: creo que ya no tengo necesidad de conquistar a nadie no?

Magnolia: eso espero – me miró incrédula y yo sólo sonreí –

Los sonidos de los bocinazos que daba Diana al llegar al frente de la casa eran demasiado escandalosos para no darnos cuenta, y con sólo asomarme por la ventana, la vi, salía como loca del auto y se apresuraba por entrar, miré a Magnolia bien atareada paradita en el salón y me volví a sonreír – estas guapa, para quién será tanto esfuerzo? – Ella sólo me respondió sacándome la lengua, y yo hice lo mismo – vamos? – le dije estirándole mi mano – me quedo voy a esperar a Diana, seguro viene a tirar sus cosas y sabes que detesto el desorden – la miré tiernamente – lo sé princesa, te espero en el auto entonces – cogí mi bolso y las llaves del auto me acomodé la blusa y me puse las gafas de sol y como entré a esa casa salí, con una gran sonrisa.

Diana entraba apresurada con mil papeles en las manos, chocó conmigo al entrar y un hola en una levantada de cabeza nos dimos – no demores – le grité y ella desde ya el interior de la casa me respondía que sólo dejaría aquello, me senté en el auto y mirando por el retrovisor, como una cápsula del tiempo recordé…casi tres años habían pasado desde mi viaje a Chile, y ahora todo era felicidad, mi vida desde ese día había dado una vuelta de 360º, aunque en realidad nadie había cambiado, los elementos si se habían mezclado tanto que nadie se hubiera imaginado que todo terminaría así, mi hermano casado con Alejandra, y a estas alturas de su vida esperando un nuevo bebé, Paloma totalmente comprometida con un francés que conoció en un grupo de ayuda “como olvidar a su ex”, y ahora no sólo habla francés, sino que hasta agradable se ha vuelto…alguien por ahí me dijo que las personas no cambiaban, sólo modificaban su actitud, y la gente evolucionaba, según este concepto, entonces yo evolucioné, pasé de doctora despechada, a doctora madre de familia, pero fue un cambio hermoso y automático, y es que la primera vez que sostuve a mi hijo en brazos, fue la sensación más hermosa, más sincera, más feliz…el amor por esa personita tan pequeña, me llenó de tal manera que no sabía que pudiera alguien llegar a sentirse así, me acuerdo muy bien que me recosté al lado de mi princesa con nuestro hijo en el medio y le dije – tiene todos los deditos, se los conté – y ella solo me sonrió y me dijo – ahora si estamos completas – y fue literalmente eso, sin esperar que otro ya vendría en camino u otra, aún no lo sabemos.

Cuantos recuerdos…pero el mejor de todo, y que cambio todo mi destino fue aquel día…ese día que lo recuerdo como si fuera ayer, yo saliendo de la ducha, con la angustia y pena clavada en el alma, deseando ser otra y rogando que mi vida terminara en ese momento, y de pronto encontrarme con ella allí, era otra oportunidad, una oportunidad que no había pedido, pero ahí estaba ella, diciéndome lo hermosa que era y ese te extraño, y aquel beso, ese beso, fue un beso de vida, recupere la vida que no sabía había perdido, la recuperé en ese beso – abre la puerta – la voz de Diana me sacó de mi ensimismamiento, miré a Diana golpear la ventanilla y yo como tonta apretando el botón para abrir.

Teresa: lo siento, Diana, me quede con el pensamiento en el aire

Diana: si me di cuenta – la miré mientras acomodaba a Magnolia en el asiento –

Teresa: voy a ser el chofer?, las dos atrás? – volteé para verlas y las dos al unisono dijeron SI!! –

Solo me sonreí, no me quedaba más que hacer…era bastante agradable verlas por el retrovisor entretenidas una con la otra, era más aún que las tres seamos amigas, compañeras y una familia…Magnolia tenía un gesto muy particular cuando reía con muchas ganas, y es que la nariz la arrugaba de una manera tan graciosa que se hacía no sólo una gracia, sino también que era un gesto tan tierno que daba ganas de besarla…así estaba ahora con esas arruguitas en la nariz, y se veía hermosa, demasiado hermosa, los años no pasaban por ella, la que acumulaba años en la piel y en las arrugas, era yo, pero me encantaba, porque la última vez que me fije en el espejo, estaba segura que esa arruga se formo cuando nació mi hijo, y la adoré.

Manejaba despacio, el viento me acariciaba, y era feliz…me parecía increíble que después de tanto sufrimiento al fin lo haya logrado, había triunfado en mi vida, y no hablaba de mi carrera que encaminada y enrumbada estaba; era la felicidad…tenía la felicidad en mis manos, la sentía en mis venas, la emanaba en cada respiración, era inmensamente feliz…y es que es increíble como la vida cambia en un instante y para mi ese instante fue en ese momento, que jamás se irá de mi mente…

– Eres demasiado hermosa desnuda – volteé y enfrenté a la mujer que estaba frente a mi

– como es que, que haces aquí?, quien te dijo que estaba aquí?, que haces aquí? – le dije, mientras la detallaba y es que era ella parada frente a mi

– yo lo sé todo, y te quiero conmigo eso es todo – me dijo mientras se movía despacio y me abrazó del cuello y yo de su cintura y me besó

– te extrañe muchísimo – le dije en un susurro

– y yo a ti mi amor, y yo a ti – me dijo sonriente y nos fundimos en un beso profundo

Un beso que me devolvió la vida, me perdí en su aliento y ese beso, me separé de sus labios – dios, pensé que nunca volvería a besar tus labios otra vez – mi boca se volvió a perder en su beso…y con mis labios abracé sus labios, apreté despacio y jalé despacio su labio inferior, y logré la abertura perfecta en su boca, y mi lengua a cuestas del instinto, fue metiéndose rozando toda la piel que había por rozar, dejándose tocar por la humedad y suavidad de su lengua, mi mano se seguía apretando a su cintura y sus brazos se cerraban más en mi cuello atrayendo mi boca más a la suya…las gotas de agua que todavía quedaban en mi cuerpo se evaporaron en un segundo, mi piel se lleno del calor y ardor que volver a sentir sus caricias, lograba, había extrañado sus caricias tanto, que mi cuerpo se vendió a su toque, había perdido el dominio y noción de mi cuerpo, era suyo, ella lo volvía a poseer, y como no ceder a semejante mujer.

Su mano en estrategia bajó muy disimuladamente de mi cuello y rozó mi hombro y brazo, para seguir por mi cintura, y cuando llego a mis caderas, no dudo en pasar hasta mi parte de atrás, y acompañando una sonrisa que sentí en los labios apretó mi nalga izquierda, y eso fue suficiente, eso me dio el poder y la dote de deseo para empujarla con mi cuerpo a los pocos pasos que faltaban para llegar a la cama, mi mano se perdía en el afán de desabrochar sus jeans, y en meter mis manos dentro de esa prenda…mis pezones ya estaban parados, y golpeaban su camiseta que me evitaba sentirla piel a piel…mis manos apretaban sus nalgas y en pocos segundos descubrí sus nalgas de toda prenda, estaba ese traserito al aire, y aún faltaba la camiseta para dejar ese cuerpo hermoso al desnudo.

La acomodé despacio en la cama y termine de sacar ese pantalón, ella ya me esperaba con los brazos sobre su cabeza para sacarle la camiseta, el brasier fue un dulce, y todo al final voló por los aires…me acerqué sobre ella y con una gran sonrisa bese esa curva perfecta que hacía en ese rostro su hermosa sonrisa, me acomodé muy delicadamente sobre ella y nuestras caderas encajaron en  segundos, nuestros pechos se tocaron y acariciaron al ritmo de nuestros pezones erectos que se movían satisfechos al compás de nuestra respiración jadeante; sus brazos me rodearon y yo con mis manos iba acariciando sus costados hasta su pierna, que acomodé enroscada sobre mis caderas, justo para darme el lugar perfecto y colocar mi muslo en su centro, un lugar demasiado húmedo ya, a pesar de que recién habíamos empezado a amarnos.

Con un mordisco en mi labio inferior y en un vaivén  de su cuerpo, nuestros cuerpos se dieron vuelta en esa cama, y yo quede a la merced de sus ansias y  ganas, y se podía oler en su aliento y sentir en el calor de su piel, el ardor de sus besos que había extrañado tanto, y que necesitaba por demás…jalé mi labio despacio aún prisionero de sus dientes y lancé mi lengua a delinear el suyo, dibujé el contorno de esa piel con la saliva dulce que el deseo por ella me provocaba, caricia que ella adoraba y que enloquecía…sus manos desquiciadas, no dejaban de tocar mi cuerpo, de levantar mi pierna sobre sus caderas mientras ella se iba en el vaivén frotando su centro en mi muslo, que estratégicamente seguía bien plantado en su entrepierna…sus labios recorrían la línea de mi mandíbula, luego besaban y acariciaban y su  boca no soltaba el lóbulo de mi oreja y desde allí sus labios se dejaron bajar cómplices a mis gemidos hasta mi cuello, el cual marcaron con saliva y mucho deseo…mi clavícula otra víctima de esos tiernos elementos y mi hombro que con pasión no sólo fue besado sino también mordido en la lujuria del momento.

Mi pecho subía y mi voz, era jadeante, la de ella era un canto, con cada “te amo” que lanzaba al aire, sus manos instrumentos de erotismo sin comparación, apretaban mis senos y pellizcaban mis pezones, y luego se turnaban amasando mis nalgas y luego empapándose de mis fluidos, en el roce de mi sexo…perdida en su tacto, perdida en el deseo, perdida en su amor, me estaba amando y yo me estaba dejando, esta mujer era la mujer que yo quería en mi vida, y me di un tiempo entre tanta pasión para decírselo…la separé de uno de mis pechos que devoraba con locura, y sosteniéndola de los costados de su rostro, la miré fijo, y busque su mirada, no sus ojos sino su mirada – tu eres la mujer de mi vida, y lucharé por ti hasta la eternidad – y con un leve brillo de esos ojos y una sonrisa cómplice, la promesa había sido hecha, esta vez yo no dejaría nada al azar, yo lo quería en mi vida y así lo haría cumplir.

Un beso selló el pacto, nuestros labios a las justas se rozaron, pero luego el deseo se apoderó y nuestras lenguas se trenzaron en el dulce de nuestras salivas y el salado de nuestras lagrimas, la suavidad de sus labios se mezcló con mi maestría para jalar ese  labio inferior, y mi lengua se mezcló con la perfecta succión que sólo ella sabía dar…besos que quitaban el aliento, que hacían temblar mi equilibrio y el eje de mi vida, me rendí a sus besos y la merced de sus deseos…y otra vez vino el jadeante buscar de su boca el recorrido de mi cuello hasta mis pechos, y otra vez el jugar con mis pezones erectos y mis senos turgentes llenos de deseo, su mano se acomodaba muy discreta acariciando los escasos vellos de mi monte, como para encaprichar a mi pelvis para que se mueva sometida, pero la única sometida era mi rajita llenándose más y más de fluidos dulces para la única mujer que cabía en mi vida.

Su boca deseosa bajó de mis pechos a mi cintura y sosteniéndose de mis caderas, también beso las marcas de esos huesos que como parados apuntaban el lugar exacto donde enterrar la suavidad de sus labios…labios que no esperaron para posarse casi en un roce en aquellos lugares, y es que nadie sabía besar mi cuerpo como ella, se lo había ganado a pulso, nadie conocía el mejor tacto de mi piel como ella, era suya desde siempre, ¿como no pude verlo y lo quise negar? Aún no lo sé, sus manos en roses de sus yemas dibujó las letras de su nombre que ahora quedaría tatuado eternamente en mi piel, o es que siempre había estado pero no lo pude ver?, pero ahora estaba segura, que sólo su nombre podría estar escrito sobre mi piel.

Mis caderas se levantaban para alcanzar el cielo y es que con semejantes besos en mis ingles, no hallaba alivio al deseo que ardía en mi vientre, sus besos llegaron a mi monte de Venus y con ellos sus labios se acariciaron mientras ella absorbía mi olor y se enterraba en besos mas lujuriosos en aquel lugar…de pronto se abrazo a mi pelvis y  su lengua pegada a mi monte buscó mi rajita y en armonía abrió mis labios mayores para alcanzar ese pedacito de carne palpitante lleno de sangre y deseo…mi clítoris encajó perfecto en la punta de su lengua y mis piernas cómplices se abrieron a ella como un libro sin secretos, y cada lengüetazo a ese pequeño botón era como el pasar de las páginas de la historia que contaba mis ganas, mi cuerpo se retorcía, mis manos se apoderaban de sus cabellos y sé,  que di varios jalones de él, y es que no podía resistirlo, era demasiado placer, era el placer infinito…su lengua luego dibujó la perpendicularidad de mi rajita y mi coñito recibiendo ese roce pasivo de mi lengua se abrió como un botón de rosa floreciente…mi coñito se lució y sedujo a su lengua y ella no defraudó.

Su lengua entraba en mi coño con maestría, las estocadas de su lengua dura acariciaba esa entrada con poder y el interior cálido de mi vagina le entregó todos los jugos de placer que pudo, su mano no dejó de frotar uno de mis senos mientras la otra se acomodó encima de mi clítoris que acarició y hasta apretó haciéndole el mayor y mejor de los favores al placer lujurioso que entregarme a ella significaba estar vencida a su poder sobre mi…mis caderas volaban, mis nalgas se contraían en cada alce de mi vientre, mi respiración era jadeante y mis gemidos solo llevaban el nombre de mi mujer, mis pechos eran presos de sus caricias y aunque adoloridos de tanto roce descarado, deseaba más y más que esa mujer me poseyera toda…mordiscos, besos, succiones, lengüetazos, y sus dedos dentro de mí, prendieron la fogata de mi deseo, el placer era intenso y su lengua el instrumento de paz a todo ese delirio…los movimientos eran más y más rápidos y mis latidos eran desbocados, mis manos apretaban su cabeza más a mi centro, y hasta su nariz participaba del roce erótico, todo se confabuló y mi cuerpo no resistió más y sosteniéndome de las sábanas, y apretando los labios, y gritando al cielo, mi cuerpo se tensó en un arco perfecto mientras los fluidos desbordados llenaban su rostro y boca…mi orgasmo explotó y con él, el  nombre de mi mujer entre susurros.

Mi cuerpo agotado, satisfecho y jadeante se quedó estático, la descarga de voltaje había sido como un corto circuito…Dios que mujer para espectacular….me repetía en la mente, y con mis manos busqué su rostro alojado en mi muslo y la atraje hasta mí, la coloqué frente a mi mirada y acariciando su mejillas y contemplando su mirada y los restos de mi placer en su boca, le dije – tu y yo para siempre mi amor – y en un beso volvimos a sellar nuestro trato.

– despierta!!!, ya está en verde – me gritó desde atrás Diana, - estas soñando despierta mujer y estamos tarde – yo sólo asentí y volví mi vista al frente, tenía razón, pero como no recordar ese día y a mi mujer, ese recordar me trajo la mayor de las sonrisas y con complicidad miraba por el retrovisor entre avergonzada y satisfecha a Diana y a Magnolia discutir sabe Dios de que.

El tráfico ayudó demasiado y en poco tiempo llegamos al aeropuerto, Pablo nos vio llegar y con Diana rápidamente bajaron las maletas, mientras yo ayudaba a la mujer más grávida que haya visto, pero lo tenía que volver a mencionar, era demasiado hermosa, como por ahí dicen ojos de enamorada no se equivocan y Magnolia estaba preciosa, todas las maletas se bajaron y yo quedé parada allí buscándola con la mirada, mientras trataba de ver si la hallaba a través de las paredes de vidrio, pero la había perdido de vista, así que sin más cerré la maletera, me monte en el auto y lo fui a dejar al parqueadero.

Mientras regresaba del parqueadero, en mi rostro sólo cabían sonrisas, ese día en particular había sido de recordar, y como por ahí dicen “recordar es volver a vivir” y pues yo estaba reviviendo aquellos momentos con ella, el día de mi llegada, de su inesperada aparición, de los dos días después que nadie salió de ese departamento, pero que departamento si a las justas salimos al baño, porque no abandonamos esa habitación, más que para lo vitalmente necesario, y es que los días posteriores a ese encuentro fueron como una luna de miel, y aunque no hubo matrimonio, después si lo hubo y por supuesto repetimos la luna de miel, en un viaje más planificado, pero casi con el mismo resultado, pocas veces dejamos la habitación de hotel, tanto que tuvimos que repetir el viaje a Marruecos, porque no conocimos nada, a ls justas llegamos a conocer el lobby del hotel…pero valió la pena porque estoy casi segura que nuestro hijo en ese viaje ya quiso formar parte de nuestra familia y con él obviamente regresamos a Marruecos, y es que nuestro bebé tenía que conocer el lugar donde maquiavélicamente planeamos su venida.

Las puertas del ascensor se abrieron y yo busque a mi familia con los ojos pero específicamente a mi pequeño terremoto, donde estaba sabe Dios, y en ese afán de buscarlo, la vi a ella, solitaria sentada leyendo un libro en unas bancas laterales, ¿pero qué mujer para hermosa? Me dije a mis adentros, quise rehuir mi vista para seguir buscando a mi hijo pero, su belleza me hipnotizó, su pasividad, como pasaba las hojas de su libro con total delicadeza, ¿pero qué mujer?, me seguía diciendo para mis adentros…miré a los costados para ver si alguien venía y si pensarlo y con una gran sonrisa me acerqué y me senté a su costado…ya en su costado percibí su olor que era exquisito, y de reojo reconocí el libro que leía…”Cien sonetos de amor”, obviamente de Neruda, me sonreí y recordé ese libro…volteé mi cabeza y me quedé mirándola fijo – ¿qué me miras? – me dijo, yo no respondí sólo le sonreí y no dejé de mirarla – disculpa el atrevimiento, pero eres muy hermosa, no se puede evitar mirarte – ella se sonrió y sus ojos brillaron, apoyé mi brazo en la bracera de la silla donde estaba y me incliné a su oído pegando mucho mi boca a ése lugar – y parece que estas enamorada o quieres estarlo – le susurré mientras le señalaba el libro…ella se alejó un poco y volteó para verme – estoy muy enamorada – me dijo con una sonrisa cándida, y yo ya no dije nada, sólo compartí su sonrisa y levantando la ceja, la vi con la mirada más pícara que tenía, y así nos quedamos unos minutos, sólo mirándonos, hasta que me atreví otra vez a acercarme a su oído, pero esta vez más cerca aún – de mí? – pregunté despacio, ella me miro sorprendida, con un gesto delicioso en su rostro y volteando para enfrentarme, y arrugando la nariz se quedó quieta – y de quien más mi vida, si eres el amor de mi vida – y acortando distancias, en un beso nos fundimos, en un delicado roce de nuestros labios, en la tibieza de su boca, mis manos se sostuvieron de su cintura y ella dejó caer el libro para sentirme un poco más jalándome del cuello – Tete….Angela!!!, dejen de manosearse y vengan a ayudar, que su hijo va a ser ahorcado por mis manos – gritó Diana, mientras las dos nos separamos de nuestras bocas para reírnos no sólo del comentario sino también de la verdad de nuestro hijo…era un terremoto.

Teresa: - la miré tiernamente – yo voy mi amor

Angela: no amor yo voy, que a ti Rafita te domina, a mi si me hace caso – me miró con un tono de burla –

Teresa: amor tiene año y medio como me va a dominar?

Angela: amor…..- solo tuvo que decir eso, y es que era cierto, amaba a mi hijo tanto que lo dejaba hacer lo que quisiera…era cierto me dominaba y yo adoraba eso –

Teresa: ok lo acepto, entonces ve – la miré mientras se paraba y recogía su libro –

Angela: toma, me quede en el soneto XXI, se que el que viene te gusta, sigue leyendo mi amor – se acercó a mi boca y me dejó su sabor en los labios –

La miré caminar hasta donde nuestro pequeño terremoto estaba y adoré esa imagen, ella levantándolo por los aires, y ese que eran idénticos, tenían los mismos ojos verdes, y la misma mirada, mis mayores amores; como lo dije antes un instante puede cambiar tu vida entera, una decisión puede hacerte de una u otra manera y encaminar tu vida, Angela hizo eso, el día que yo partí de Chile, ese mismo día ella intento deshacerse de la revista, si esa revista, y adivinen ¿qué?, no pudo, y ahí se dio cuenta de todo, no sólo de su cobardía, de su egoísmo, de su ceguera, de el daño que ella misma se hacía, se dio cuenta de todo, y asumió su amor por mí, eso fue lo principal, dejó de pensar en lo correcto lo que debía hacer e hizo lo que de verdad quería hacer, y  mi hermano fue el cómplice, no sólo le dijo donde estaría sino que le dio hasta las llaves del departamento, y todo sucedió tan perfecto que ella llegó antes a New York que yo…un vuelo directo hace menos tiempo que mi bendito vuelo de casi 24 horas, y así pasó, mi mujer mi Ángel, siempre fue eso un ángel, se apareció tal cual en ese departamento, y desde ese día no nos hemos separado…la distancia se preguntarán…pues adivinen, tengo muchas millas acumuladas, y me convertí en un viajero frecuente, y ella en otra viajera frecuente, la distancia dejo de ser una traba, tiempo libre que teníamos, tiempo que usábamos para irnos a ver, y lo hicimos tan perfecto que doctora en Chile también soy, la distancia dejó de alejarnos, nunca más volvimos a separarnos.

Donde vivimos? En todas partes, en Chile cuando queremos, en Nueva York también cuando queremos, y en Perú, cuando el clima nos llama o Rafita quiere ir a ver a su nona….pero yo fiel al amor de mi mujer por su tierra, casi siempre paramos en Chile, entre Santiago e Iquique…y es que teníamos que tener un lugar en Iquique…ahí sucedió la magia, así que ahí casi siempre regresamos en nuestro aniversario, ya va 1 año de casadas y de juntas pues ya cinco, y es que en realidad nunca nos hemos separado, bueno físicamente si…pero nunca nuestras almas se soltaron.

– Rafael y Ángela, mi alegría más grande – lo dije en voz alta mientras seguía mirando a mi mujer con nuestro hijo, cerré el libro y me paré donde estaban todos, toda la familia junta eran un gentío, mi hermano con sus tres hijos y el cuarto en camino, Diana siempre peleándole a Magnolia, y Diego, su hijo,  otro terremoto, ¿Cómo terminaron esas dos enamoradas?, aún no lo sé, pero le doy gracias a Dios, porque mejor pareja no pueden ser, se aman sinceramente y se entienden a las mil maravillas, su familia es demasiado perfecta; me quedé ahí mirando a todos juntos conversando de todo y de nada, cuando de pronto siento ese abrazo tan delicioso, ese tacto que me hace perder el equilibrio, era Angela rodeándome con su abrazo y besándome el cuello.

Angela: que tanto miras mi amor? – me dijo con los labios pegados a mi cuello –

Teresa: que somos un montón de gente, sólo falta tu hermana – volteé mi rostro para encontrarme con su boca y la besé –

Angela: para el próximo viaje ella vendrá, tu sabes ella todo lo deja para el final

Teresa: y Rafa? – le dije lanzando mi cabeza hacia atrás para caer en su hombro y poder besar su cuello –

Angela: con sus primos, amorrrrrrrrr….no me provoques que te llevo al baño y te violo

Teresa: asi? No te creo capaz – le dije levantando mi cabeza y dando la vuelta al cuerpo para quedar de frente –

Angela: - me sonrió y me juntó a ella jalándome por la cintura – eres enana Tete – y las dos reímos al unísono –

Teresa: cállate!! – lo dije con un tono chillón y algo infantil –

Angela: jajaja tu me vas a violar? – y otra vez las dos nos reímos, la tomé por el rostro y la acerqué a mis labios y la besé tiernamente –

Teresa: - me separé de su cuerpo y tomé su mano y también la besé – que bien te queda ese anillo

Angela: aún no puedo creer que lo hayas guardado en la caja de Te, si me lo hubieras dado cuando me lo tenías que dar, estaríamos casadas hace tanto

Teresa: era mejor así mi amor, “no sé ni cómo, ni cuando, ni dónde, pero si va a ser será en su momento…y será hermoso”

Angela: y lo es mi amor, es hermoso, todo, nuestra vida, nuestro hijo y también esto – bajó su mano y la puso sobre mi abdomen – este renacuajito creciendo

Teresa: - la miré atenta y le sonreí – shhh mi amor, no lo digas fuerte, aún no le he dicho a nadie

Angela: amor pensé que se lo dirías a Magno – me dijo con un puchero –

Teresa: prefiero que lo hagamos juntas, contigo de la mano y decirles a todos en grupo

Angela: vaya lugar para dar la noticia de un embarazo – me miró divertida –

Teresa: pero amor, si Disneyworld es el mejor sitio para dar una noticia de un embarazo – lo dije con mi todo burlón –

Nos reímos como dos niñas otra vez, y una vez más un beso nos llamaba a sellar el momento, mientras todos nos miraban, y molestaban, el único que aplaudía y se emocionaba era Rafaelito, el estaba acostumbrado a vernos besándonos a toda hora y en todo lugar, y cuando no lo hacíamos él sabía muy bien que andábamos molestas y el era nuestro intercesor, y nos jalaba con sus manitos chiquititas para que nos juntáramos y nos besáramos…doy gracias por lo que tengo, esto es mucho  más de lo que pude haber imaginado, la felicidad no es solo completa pero perfectamente imperfecta, amo a mi mujer y a mi hijo y el caminar juntos para adelante es lo que nos espera, sé que no será fácil, que problemas, discusiones y desilusiones, pero si estamos juntos, todo será mejor.

Pablo: ya tórtolas…agarren a su engendro que ya tenemos que entrar – nos separamos de nuestro beso y nos sonreímos –

Teresa: Rafa, ven – llame a nuestro hijo y el sonriente vino corriendo, lo tomé en los brazos y lo cargué –

Angela: amor lo malcrías demasiado, tiene que caminar – la miré y asentí, y lo puse en el suelo –

Teresa: a caminar pequeño hombrecito - miré a Angela con amor y le dije – eres feliz mi amor?

Angela: - ella volteó sonriente – infinitamente feliz mi vida – se acercó y un beso me regaló, se separó de mis labios y otra vez me miró – muy feliz

Angela y yo sostuvimos a Rafa de cada bracito y detrás de todo el grupo fuimos entrando al lugar de embarque, le sonreí a mi hijo y dije – adónde vamos Rafita? – me miró con sus ojitos verdes y desde allá abajito con su voz chillona me respondió – A DISNEYWORLD TETE!! – y en dos carcajadas y sonrisas amplias nos fuimos perdiendo en el caminar hacia la puerta de embarque mientras nuestro hijo se columpiaba de nuestros brazos.

FIN

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Gracias a todos por leerme, este es final, si les gusto pues estoy agradecida, si no pues, sorry, espero en el proximo relato complacer, y pues nada, mi terapia mi escritura, sueño mucho y eso me hace volar mucho también, esta historia es para ti, si tu, ya lo sabías igual, te lo vuelvo a decir, es tuya, sin esperar nada sólo la quise escribir porque era necesario y porque tenía que ser contado de esta manera.

Muchas gracias a tod@s por seguir los capitulos, la historia, por los comentarios, se que quizás el final no a todos les guste pero para mi tiene mucho significado y se que para muchas tambien lo tendra, cuidense mucho, otra vez muchisimas gracias y espero que nos encontremos pronto para leernos y comentarnos y simplemente compartir otra vez...que esten bien, les mando muchos besos y abrazos y hasta la proxima chau chau chauuuuuuuuuuuu

Suya siempre mirespuesta.