Solo un suspiro (11)

...se que nunca habrá un consuelo que me aleje de quererte si he sabido que es amarte...

CAPITULO 11

El sol ya quebraba el gris del cielo de Santiago por la mañana, los primeros rayos ya se dejaban ver claramente y yo no había pegado un ojo en toda la noche, no había podido dormir ni por un segundo, y es que todo lo vivido la noche anterior, y mi descubrimiento del final de la noche, me dejó con demasiada carga mental para poder reposar mi pensar…aquella confesión de Ricardo había sacado a mi mente de lugar causando un desajuste en mi opinión sobre Angela, y ahora mi único propósito no sólo era recuperar mi vida sino descubrir el porqué de todo y lo más importante el porqué de ella.

Me levante y frente a ese ventanal, pensé en ella, en Magnolia, no sólo Angela ocupaba mis pensamientos sino también ella, mi Magno, no sabía nada de ella, Diana no era de fiar, con el viaje ya me había dado cuenta, y es que era increíble que en tan solo 4 días ella ya haya dejado de cumplir su promesa.

Teresa: demonios Diana…esta es la millonésima vez que te llamo, tu celular siempre apagado, y hasta el trabajo te he llamado, sé que no has estado yendo a trabajar, dime que está pasando, quiero saber cómo esta Magno, prometiste llamar y hasta ahora sigo esperando, por favor cuando escuches este mensaje devuélveme la llamada…Teresa

Pablo: sigue sin contestar? – me dijo mi hermano mientras se secaba el cabello con la toalla –

Teresa: si hermano, esto está muy raro, no crees? – lo miré impaciente –

Pablo: pues si algo…quieres que llame a Paloma para que vaya a ver a tu casa?

Teresa: harías eso por mi?...por favor te lo rogaría…sólo quiero saber cómo está Magno, Paloma y Magno algo se han llevado, quizás pueda hasta hablar con ella, para saber cómo está no? – lo miré a mi hermano con duda –

Pablo: si yo creo, déjame que me vista y la llamo si?...y tú no vas a salir, no me contaste nada de lo que paso anoche, fue criminal? – me dio una sonrisa mientras lo decía –

Teresa: no Pablo, al contrario, fue estupendo, pase una noche súper agradable, como desde hace tiempo no pasaba

Pablo: entonces ahora son amigas…genial…entonces todo termino, cuando nos vamos? – se quedó parado frente a mi esperando respuesta –

Teresa: - me paré y fui hasta el ventanal – no somos nada, aún no he hablado con ella del porque estoy en Chile

Pablo: pero Tete, que esperas?...salda por Dios ya con esa mujer y terminemos con esto de una vez, no eres solo tú sabes?...sabes muy bien que yo no te dejare sola pero entiéndeme, muero por ver a Ale y a mi hijo, termina esto de una vez por favor…- me dijo mientras me tomaba del hombro con ternura – por favor hermanita

Teresa: si lo sé Pablo y hoy prometo terminarlo…hoy hablare con ella más tarde y hoy será definitivo, no me acobardaré

Pablo: gracias, deja me cambio y llamo a Paloma

Hoy sería el día, hoy sería el momento en el que tendría el chance de decirle a Angela todo lo que quedo guardado con su adiós tan conveniente, quizás aclararía ciertas decepciones, o que se yo, lo que buscaría ahora sólo sería liberar todo lo que guardé, todo lo que mantuve en mí por no dañar su recuerdo, pero ya era demasiado, debía seguir…esperé que mi hermano se cambiara y hablara con Paloma, ella aún servicial con mi hermano prometió hacer el favor, pero que sería después de recoger a los niños de la escuela, y eso era por la tarde, así que tenía la mañana sin saber que hacer…eran a penas las 10 y yo me comía las uñas de impaciencia, necesitaba preguntarle tantas cosas a Angela que hasta una lista mental hice para tratar de no olvidar nada, pero cada vez que repasaba esa lista, aparecía una pregunta más, que ya había perdido la cuenta y el rumbo de a donde quería llegar, y así provocaba a cada rato regresar al principio…reformular y hacer una lista nueva de preguntas…pero aún así en esa lucha mental de cuál sería mi pregunta, sólo pasó una hora…eran las once y yo no hallaba paz, Angela salía hasta la noche y no sabía si podría esperar hasta esa hora.

Teresa: un favor, sólo quiero preguntarle algo, me permites? – le dije en voz alta al hombre al otro lado de la puerta que se acercaba con curiosidad –

Portero: dígame señorita – me abrió la puerta y con una sonrisa pregunto –

Teresa: sólo quería saber si la Dra. Fusaro ya salió a trabajar, no sabe usted?

Portero: disculpe pero yo no puedo dar esa información – me miró desconfiado –

Teresa: entiendo, es que mire soy una amiga de la universidad y no nos vemos desde que terminamos la universidad y quería darle la sorpresa, quizás a su esposo le pueda preguntar, le doy mi nombre y seguro sabe quien soy

Portero: usted se ha equivocado, la doctora no tiene esposo, vive con una amiga y ella ya se fue para preguntarle, esto es muy extraño, es mejor que se vaya sino llamaré a la policía – me dijo con un tono fuerte que me hizo desistir de mi mentira mal puesta –

Es que no podía esperar más, la ansiedad, la angustia todo me tenía demasiado impaciente que no me dejaba ni comer, mi hermano tenía razón, debía terminar todo esto para poder seguir…me escabullí de la vista del portero y me metí al estacionamiento del edificio, esperando que la suerte me llegue por fin y ella no se haya marchado aún, caminé de un lado al otro buscando su auto y casi cuando perdía la esperanza de encontrarlo vi como ella apresurada salía para cogerlo, corrí y dándole un golpe a la maletera del auto llamé su atención –ANGELA!! Espera!! –

Angela: - volteó asustada y con una cara bastante graciosa – TETE!! Que haces aquí!!!

Teresa: disculpa, sé que esto es bastante acosador, pero no podía esperar más, tengo que hablar contigo…hola – me sonreí por lo rápido que había dicho todo y por el aire que me faltaba –

Angela: estoy a punto de irme al trabajo, estoy a las justas, si gustas sube al auto y de camino conversamos que dices? – la miré abrir la puerta del auto y sólo asentí –

Teresa: vale!!

Me subí en un segundo al auto, y mientras me ponía el cinturón me iba sonriendo, todo parecía una niñería, una locura, una sin razón…y me sentí tan yo, que no pude evitar recordar aquello que mi hermano había dicho de la otra Teresa.

Angela: y de que te sonríes tanto mujer? – me miró ella también sonriente –

Teresa: de lo acosadora que seguro he debido lucir para ti –se echó para atrás en una carcajada muy sonora –

Angela: la verdad que si, pero con lo apurada que voy, después me cuentas como sabes mi dirección vale?

Teresa: te lo prometo – la miré cómplice –

Angela: - ya iba de salida del estacionamiento cuando volteó a verme – y que es eso que tenías que decir tan importante que te convirtió en acosadora

Teresa: - mi sonrisa se esfumó y la seriedad le llegó a mi rostro – bueno, lo pensé muchas veces pero ahora no sé cómo empezar, Angela, seguro que lo primero que te has preguntado es que demonios hacía yo aquí no?

Angela: - con la mirada al frente asintió – si obvio que sí.

Teresa: pues, yo vine sólo por una cosa que sólo tú tienes, vine a recuperar algo…

Angela: Teresa – volteó por segundos y su expresión ya no era sonriente – yo estoy en una relación y si no sé pensaste que…podrías recuperar…

Teresa: no no, NO, para nada Angela, yo no quiero recuperarte, no, yo no he venido a que me quieras, ni tampoco a cantarte una canción como solía hacerlo, sólo vengo a recuperar mi corazón – su vista se fijó en el horizonte y no dijo nada – Angela, yo te lo entregué y me negué a pedírtelo o a aceptarlo si lo querías entregar….hmmm…se que suena demasiado absurdo todo esto que hablo, que nadie puede entregar un corazón a alguien porque sino moriría, pero creo que tu entiendes lo que vengo a buscar – volteó despacio la mirada y la fijó en mi muy seria –

Angela: y porque ahora…y no antes?

Teresa: porque quiero amar, necesito liberarme de ti para amar, no te deje ir cuando debí hacerlo y me encadene a ti y a aquel amor que teníamos que no deje espacio para otro, y ahora necesito y quiero que otro amor entre…y la única forma es terminar las cosas contigo…no sé si eso nos ayudará a formar una amistad o a terminar por odiarnos para nunca más querer vernos, pero al menos se cerrara el ciclo, me entiendes? – la miré esperando respuesta pero ella seguía con la vista al frente –

Angela: a Magnolia es a quien quieres amar?

Teresa: si, quiero formar una familia con ella y amarla hasta sentir que sólo hay vida si ella está conmigo – mi corazón empezó a latir al decir aquellas palabras y me sentí feliz de haberlas dicho porque eran sinceras –

Angela: tu siempre tan romántica…tan soñadora e idealista

Teresa: si, Angela, así soy yo – lo dije con algo de molestia por su comentario de tono burlón –  Magnolia lo aprecia, mi mente soñadora, mis ideales y mi romanticismo, lo defiende de mi misma cuando mi razón quiere apoderarse, y me ayuda a cultivar esas cualidades que para ella me hacen ser diferente y una mujer completa…así que dime como no querer enamorarse de una mujer como Magnolia…por eso hice este viaje tan largo, por ella, por mi obviamente que también, pero mi fuerza fue ella – mi tono subió un poco para hacerla entender y escuchar que soñar no tenía nada de malo –

El auto fue bajando su velocidad, y vi como Angela iba orillando el auto hasta dejarlo al costado de la acera, para luego apagarlo

Angela: - mi cara de sorpresa ante su maniobra me dejó sin palabras – así que viniste de tan lejos sólo para darle final a lo que yo termine por teléfono?

Teresa: - mi rostro de duda pero a la vez certeza se dibujaron – en tus palabras pues sí, a eso vine

Angela: - tomó con las dos manos el volante y miró al frente – pues bien, Tete, ya no queda nada de mí para ti, ya no siento nada por ti, soy feliz con Dani, y aunque al principio ella se negaba a tener familia ahora lo estamos considerando así que también pronto seremos una, si necesitabas escuchar esto de mi, para cerrar ciclos, pues te lo vuelvo a repetir si es necesario, lo que vivimos fue muy bonito pero se acabo – volteó su rostro a mí y lo volvió a repetir – se acabó, solo guardo aprecio por ti

Teresa: - mi corazón empezó a latir en esa forma errática otra vez, había imaginado este momento tantas veces, pero uno nunca esta verídicamente preparado hasta cuando te lo dicen con una seriedad y frialdad total que asusta – wow, creo que no era necesario escupir mi corazón para devolverlo, pero digamos que no tienes otras formas…está bien, gracias Angela, creo que me bajo aquí, y de verdad que bueno que seas feliz, y todo – jalé con mi mano la manija para abrir la puerta –

Angela: que esperabas Teresa?, que te dijera: si toma tu corazoncito, te lo guarde para cuando decidas venir a buscarlo?, no Teresa, las cosas no son así, tu también me hiciste daño – mi cara se llenó de sangre por lo absurdo de su comentario –

Teresa: yo te hice daño? – solté la manija y volteé a verla – yo? Angela? tu me dejaste, una semana después de haber cumplido un mes más, una semana después de haber planeado unas vacaciones, una semana después de haberme dicho que era la mejor polola del mundo…yo te hice daño Angela? No me hagas reír por favor

Angela: tu que sabes, yo también sufrí yo no me reía como pensabas – me dijo mirándome fijo –

Teresa: quizás no reías, pero mientras yo te pedía la verdad del porque me dejabas, me diste la excusa más cruel, me hiciste creer que fue mi culpa, que fue mi falla, mi carácter, mis celos, mi vida lejos, cuando en realidad era porque una maraca ya te movía la cola y a ti se te voltearon los ojos…y no fuiste lo suficientemente mujer y gente para decirme que era por ella por quien me dejabas, no fuiste lo suficientemente valiente para aceptar eso, en vez de darme la excusa de que el problema fui yo, viví un mes caótico y miserable culpándome por el fallo de la relación, cuando yo no fallé, fui engañada en mis narices y ni siquiera tuve el chance de reclamar

Angela: eso no es así yo te llamé…- su rostro se enrojeció también y no quitaba la vista de mí –

Teresa: me llamaste…una semana después de que me dejaste, para qué?, para decir que estabas confundida, que no estabas segura, pero y qué?

Angela: ahí supe que tú estabas con Diana que habían vuelto, y eso me lleno de rabia de celos – sus manos apretaban el volante con fuerza –

Teresa: y qué? si hubiera estado con Diana y qué?...eso no va a justificar tu mentira, yo nunca te mentí, nunca te falle, ni siquiera me atrevía a voltear la cara para mirar a las mujeres bonitas que pasaban a mi lado y sabes porque?....porque sólo te miraba a ti, porque sólo quería verte a ti, porque no deseaba otros besos, otras caricias, otros detalles, sólo los quería de ti, tuve demasiadas tentaciones, enfermeras, asistentes, meseras, compañeros de trabajo, más de una vez se me regalaron, hasta aquella acosadora de la que te conté, se me regalo, le tuve que prestar mi delantal para que se cubriera el cuerpo desnudo que sin descaro me mostró en pleno trabajo, pero nada ni por un segundo eso y esas mujeres me hicieron dudar…porque prefería quedarme ciega a fallarte…tu nunca entendiste el significado del amor que yo sentía por ti, te lo entregué tan fácil, te llene de aquel amor puro tan fácil que no tuviste que esforzarte, sólo disfrutar, solo gozar, ahora si te confieso, ahora sé que fue mi culpa, te di demasiado, cuando no te lo habías ganado – volví a coger la manija para abrir la puerta cuando ella hablo –

Angela: si pues fui una mierda, una mala mujer, nunca te merecí, ahora ya encontraste a alguien que te merece, disfruta Teresa, y ya esto se cerró – me miró con rabia mientras yo trataba de abrir la puerta –

Teresa: - mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas y queriéndolas esconder apreté mi vista – sabes lo que dolió más, que me tuve que enterar de que estabas con ella, por otros, y no por ti, pero la verdad es que cuando me lo dijeron, yo ya lo sabía, lo supe desde el día que me dejaste, no soy tonta ni en ese entonces tampoco lo era pero te amaba tanto que me mentí – mis ojos no aguantaron más y se perdieron al llanto – me mentí tanto, te defendí tanto, cuide tanto de ti, te dejé intacta casi perfecta tal como te conocí en ese avión, así te dejé que me acompañaras, y nunca, nunca Angela – volteé y con mis ojos de lágrimas la miré fijo – nunca te desee ningún mal, sólo desee tu felicidad y paz, y a Daniela lo mismo,  y aunque tú nunca hayas pedido disculpas, yo ahora que te miro así de frente, te lo digo Angela, yo te he perdonado millones de veces, para mi tu siempre serás aquel angelito que conocí en el aire, siempre.

Abrí la puerta del auto y salí sin mirar atrás, con una mano sobre mi corazón sintiendo el latido irregular de su galope, y con mi otra mano tratando de descubrir como secar mis lágrimas, al final termino limpiando mi antebrazo ese mar de agua salada que no dejaba de salir de mis ojos; caminé sin rumbo, ni siquiera sabía dónde estaba, lo único que necesitaba era alejarme de ella, y es que por fin entendí, mientras le decía aquellas cosas a ella, entendí cual había sido mi error desde el principio, que era aquello que había hecho mal, ahora que lo había dicho todo tenía sentido, le di demasiado sin ella merecerlo, ahora sólo recuperaba lo que ella dejó sobrar y que yo de ahí esperaba construir y es que estaba claro yo ya podía sentir a mi corazón de nuevo en su lugar, sabía muy bien que estaba deshecho, y que me tomaría mucho tiempo repararlo, pero ya lo tenía en el pecho, ya era mío otra vez…y el Angelito que llegó a mi vida, tal como llego en una casualidad en un avión, ahora se tendría que esfumar de mi vida como un fantasma, como el fantasma que siempre fui en su vida.

Mis lágrimas seguían saliendo y yo ya no escuchaba nada más que los incesantes golpes de mi corazón en el pecho, estaba vivo me decía mentalmente, mi maltrecho y destrozado corazón aún latía fuerte e imponente en mi pecho, como un verdadero guerrero, mi corazón había regresado a mi pecho para darme vida otra vez, y ahora estaba dispuesta a hacerlo brillar con un nuevo amor, llegué a una esquina, y me sequé las lágrimas para poder seguir camino cuando escuche un grito –TERESA!! espera!! – reconocía la voz, pero no quería escucharla más pero el grito otra vez – TETE!! Espera por favor!! – sólo estaba esperando que el semáforo cambiara para salir huyendo de allí, pero el semáforo se confabulo y no cambió y ella llegó hasta mi…no quise voltear solo esperé que mi indiferencia bastara…su mano tocó mi hombro y con un jalón fuerte me obligó a voltear, y allí estaba ella con los ojos rojos e hinchados de llorar y sin decir nada me abrazó, un abrazo tan fuerte que en otras circunstancias hubiera causado asfixia, pero ahora sentía la fuerza pero en vez de quitarme aire su abrazo me ayudaba a respirar mejor entre mis sollozos – perdóname Tete, perdóname, fue mi culpa lo sé – su llanto se clavaba en mis oídos, y yo que no quise corresponder a su abrazo, tuve que hacerlo, porque el sufrimiento en sus lágrimas era verídico…enrosqué mis brazos a su cintura y un gran suspiro entre los sollozos se dejó escuchar al salir de esa boca que ahora estaba pegada a mi oído.

Angela: me equivoqué, me dejé caer de aquella nube en la que me hacías soñar, en la que íbamos juntas, me dejé llevar por la realidad que me enseñaba Daniela, caí del cielo donde siempre me tuviste, y caí tan duramente que la realidad me pego demasiado, y ya todo lo nuestro, y todo lo que me dabas ya no tenía mucho sentido porque lo sentía de fantasía y ella era real, la distancia, los sueños todo lo vi tan irreal, y a ella tan real con sus proyectos, que me quede al lado de ella mirando y viviendo lo de ella, que ya lo tuyo, lo que ofrecías me parecía tonto, y al final me deje llevar por eso, que no me di cuenta que al dejarme llevar estaba destruyendo la bella relación que teníamos, pero cuando te perdí, cuando me di cuenta que de verdad ya no estabas en mi vida te busque, y me encontré con tu ignorar e indiferencia y con Diana y ahí me apegué más a la realidad y dejé de lado los sueños que tuve contigo, y te saque de mi vida, aunque nunca te olvide, porque como tú dices, yo sentía tu corazón latir con el mío, pero nunca me atreví a dejarlo ir, lo siento Tete, yo arruiné todo, por cobardía, por estupidez por lo que haya sido, y ahora que te veo, la mujer tan maravillosa que eres, ya no puedo regresar atrás y deshacer todo el daño que te cause, sólo me queda pedirte perdón y esperar que me perdones de corazón, y disculparme porque ha pasado tanto tiempo y nunca me había puesto a pensar que nunca me paré a meditar que debía pedir perdón, y siendo una engreída nunca lo hice – se separó de mi hombro y mirándome de frente se quedó esperando que dijera algo mientras sus lagrimas seguían brotando –

Teresa: - la miré y los rasgos de lágrimas que aún mojaban me acompañaban, con mis dos manos cogí su rostro y con mis dedos sequé sus lagrimas mientras ella cerraba los ojos – abre tus ojitos y mírame – le dije y ella obedeció – Angela, yo ya te he perdonado, sin que lo pidieras, pero escucharte ahora pedir perdón, me alegra porque tu también lo necesitas, y por eso te lo agradezco, porque sé que con esto tu también estarás bien, de verdad nunca pensé vivir para ver este momento y tu lo has logrado – acerqué mis labios a su mejilla y le di un beso sonoro y juntándome a su oído le dije – te perdono, pero no creo que te perdonen en tu trabajo por llegar tarde –

Se echó a reír y yo con ella y con esas risas nos fundimos en un abrazo en esa misma esquina, ella me besó el cuello y la mejilla y yo volví a besar su mejilla, mi corazón se regocijaba, por fin había logrado la paz y el cierre que necesitaba…entre mocos y vestigios de lágrimas nos fuimos caminando hasta el auto, que para mi sorpresa no estaba lejos, ella hizo un par de llamadas y ahí estábamos las dos, sentadas dentro del auto yo sin saber qué hacer y ella con el día libre por enfermedad.

Angela: que hacemos? – me miró sonriente mientras trataba de acomodarse la careta en el espejo retrovisor –

Teresa: - la observé complacida mientras se miraba – desayuno?, me vine sin desayunar y apuesto que de tanto llorar tu leche ya avinagró jaja…

Angela: jajajaja…tu siempre me haces reír, pero tienes razón a desayunar que tanto desgaste sentimental debe recuperarse con un buen alimento no crees?

Teresa: definitivamente – le sonreí y partimos –

Fuimos al primer lugar que encontramos serviría para saciar nuestros estómagos resentidos de hambre…todo el ambiente y todo era diferente, ya no existía esa tensión entre nosotras, ya no había nada…hablamos de todo durante ese desayuno, le conté de mis logros, y ella me habló de los suyos, de cómo Lucas ya estaba súper grande y viejo, de mis sobrinos y de la separación de mi hermano, hasta me atreví a contarle lo de Magno y su amistad tan peculiar con Diana, y obviamente le aclaré que Diana y yo nunca regresamos…ella por su parte también me contó de su vida, de que aún no se habían atrevido a contar de su relación a sus familias, pero que como llevaban la vida era bastante buena, hablaba con algo de ilusión de Daniela y eso me causo felicidad en lugar de celos, yo siempre había deseado su felicidad y al ver que así era me agradó mucho, no le conté que Magnolia me había dejado, me pareció que aquello sólo me pertenecía a mí, además yo tenía toda la intención de recuperarla, al menos eso pensaba que lo lograría.

Teresa: aló?...hermanito?...no te escucho muy bien habla más alto – casi gritaba en el teléfono, pero la interferencia era fatal –

Pablo: Tete tenemos que hablar en persona…por favor ven al hotel

Teresa: ahora estoy con Angela, estamos desayunando, pero dime por aquí que pasa?

Pablo: estas frente a ella?

Teresa: si porque?

Pablo: vete a un lugar donde puedas hablar sin que te escuche si? Hazlo por favor..

Teresa: pero que pasa?

Pablo: sólo hazlo – le hice una seña a Angela mientras me paraba de mi lugar y me alejé de la mesa –

Teresa: ya Pablo, dime que pasa ahora…

Pablo: es Magnolia…

Teresa: está bien? – mi voz aumentó de tono y se sintió la angustia –

Pablo: Paloma fue a verla, y encontró a Diana con ella…según Paloma las encontró muy sonrientes y alegres…mira Tete, Paloma es súper sensible frente a las cosas pero a veces también es muy exagerada, yo no sé que ella habrá visto pero sospecha que Diana no sé...

Teresa: habla Pablo – mi voz se engrosó y el malestar se sentía –

Pablo: sospecha que hay algo entre ellas

Teresa: algo como qué? Pablo…

Pablo: Tete no me hagas decirlo…ya tu sabes, algo más intimo por decirlo de una manera..

Teresa: crees que Diana se está tirando a Magnolia? Es eso?

Pablo: no sé, es la apreciación de Paloma, yo no lo sé…- mi mente voló de allí, Diana la mujer que yo había confiado a mi mujer ahora ella me la quitaba –

Teresa: gracias Pablo por llamar

Pablo: Tete, yo no sé qué ha pasado con Angela, yo no sé si has sentido algo por ella, pero si no es así regresa a New York y recupera a tu mujer, te dejo tengo que hacer unos pagos urgentes y piensa en lo que te acabo de decir ok?...un beso hermanita chau

El sonido de la llamada al terminar, inundó mis oídos, no podía creer que Diana estuviera haciendo algo tan bajo y semejante, aprovechar que yo no estaba para ganársela, aprovecharse de su tristeza quizás, miles de cosas pasaron por mi cabeza, hasta que recordé aquella vez en que la misma Diana se reveló…ella estaba enamorada de alguien imposible me dijo…ahora todo tenía sentido, su imposible era mi mujer, mi Magnolia.

Con la cabeza turbada regresé a la mesa, mi cara de descomposición era evidente, Angela sólo me observaba pero no decía nada, sólo se quedó mirándome un rato mientras terminaba su té, y yo seguía tratando de descifrar que hacer…tomé el teléfono y mande un par de mensajes, uno a Diana y otro a Magnolia, eran dos mensajes bastante explícitos que iban algo así: “ desde cuando son amantes” , sólo puse aquello, e ingenuamente esperé que alguna respondiera, pero no hubo respuesta…así que dejando mi celular a mi costado, me di cuenta que otra vez había sido engañada.

Angela: Tete, estas bien? – me dijo mientras agachó su mirada para encontrar la mía que se había posado en la nada –

Teresa: no, pero si, ósea no importa Angela, de verdad que no importa ya, era algo que debí haber visto venir, nada…de verdad no importa ya – acercó su mano y sostuvo la mía –

Angela: está bien si no quieres contarme, pero sólo te diré una cosa, mejor dicho preguntaré algo – me obserbó sonriente – valió la pena?

Mi mirada se concentró en ella, mi mano apretó un poco más la de ella y me deje llevar por su suavidad, vi sus ojos verdes, otra vez de ese color esmeralda que tanto recordaba mirándome con ternura y comprensión, y en ese instante llegaron a mi mente todos los momentos vividos con ella, el pasado, y esos 6 meses que fueron los más bellos, los detalles, las risas, las cosquillas, las desveladas, las caras graciosas, y hasta el llanto, recordé hasta el abrazo en aquella esquina y el perdón, el perdón que por fin pude darle, y con él mi corazón palpitante tan lleno de vida…la miré aun más fijo y lo supe, claro que había valido la pena, el viaje y todo y se lo dije – Si, Angela, valió la pena – me sonreí y acerqué su mano a mi boca, y le di un delicado beso y por un pequeño momento nos quedamos así, mirándonos con nuestras manos entrelazadas, igual como tantos desayunos ella y yo habíamos compartimos…así como si el tiempo no hubiera pasado.

Nos fuimos de ese restaurante con un par de miradas de complicidad, algo había pasado en ese momento cuando nos sostuvimos las manos, algo había cambiado, pero aún no sabía exactamente que…Angela me llevo a dar vueltas por la ciudad, me había dicho que Santiago había cambiado y yo solo quise compartir más tiempo con ella así que no me negué a nada, de rato en rato la observaba como disimuladamente miraba su celular, y me sentí contenta por eso, ella evitaba incomodarme con una llamada de su novia o con quien sea que llamara…al mirar por la ventanilla podía reconocer que Santiago de verdad había cambiado, le hice un par de comentarios graciosos y las risas no faltaron en ese auto, no dejamos de hablarnos, no faltaron las sonrisas y bromas, cuando estábamos juntas ese siempre fue mi propósito, hacerla reír y divertirse de todo.

El cielo se oscurecía y el tour ya llegaba a su fin, Santiago había cambiado pero no tanto como para seguir dando vueltas, sin ni siquiera saber donde estábamos, yo escuchaba y ella hablaba de todo, y de todos, me conto de todo lo que pasaba en su vida especialmente en su trabajo y estudios y me agrado que fuera ella la que hablara y no yo, porque así tenía el chance de poder observar sus labios mientras lo hacía, aquellos labios que no habían cambiado nada…cuando hablamos por primera vez, la sentí tan fría pero ahora era la Angela de antes, el angelito que llego a mi vida, la mujer que me cautivo en ese avión – tu celular está sonando – me dijo sacándome de mi trance, – gracias – respondí, miré la pantalla y era una llamada de Diana, posé mi dedo sobre la pantalla para contestar, casi la toqué, pero no lo hice, alejé mi dedo y apagando el celular lo puse en el bolso.

Angela: puedes contestar si deseas – me dijo señalándome el celular –

Teresa: no es importante – la miré y sonreí –

Angela: y bueno a donde vamos?, ya tengo hambre – la miré totalmente perdida en que decir –

Teresa: no se me ocurre donde – me miró dubitativa – aunque si estamos en el centro…uhmm

Angela: dime – ansiosa esperaba mi respuesta –

Teresa: “Tales Bistro” – la miré sonriente porque sabía que era un lugar que le gustaba –

Angela: - me sonrió y le dio un golpe al volante emocionada – excelente, no he ido a ese sitio hace muchísimo, que lindo regresar a ese lugar contigo – me tomó la mano, lo que causó un escalofrío –

Teresa: - me quedé mirando su mano sobre la mía y me llene de calidez que no la quise soltar – entonces vamos, que esperas

Me miró sonriente y dejando mi mano, tomó el volante con las dos manos y partimos al lugar; la sonrisa no se le borró, y la mía tampoco, llegamos a ese lugar con dos grandes sonrisas, el restaurante quedaba en medio del tradicional barrio europeo de Santiago, una pileta delante del restaurante le daba un toque especial al lugar, de día era fresco y de noche era cálido, y la compañía de Angela lo hacía aún mucho más cálido…nos sentamos en una mesa en el balcón, desde donde se podía mirar la pileta…si el día anterior fue un día entretenido, esta cena fue algo fuera de este mundo, degustamos platos que hacía mucho no probábamos y compartimos nuestra comida dándonos de comer a la boca, me robe bocados de su plato y ella robo los adornos de mi plato, si me preguntan, aquella noche no sólo fue una cena sino fue pura magia, eran casi las 8 de la noche y note como en todo ese tiempo no se preocupo por llamar a nadie ni reportarse con nadie…y eso me gusto, aún no sabía si lo hacía por no incomodarme o sólo porque no quería que nada arruinara el momento, esa noche era nuestra, en realidad ese día fue nuestro, un día como aquellos que recordaba en los que la felicidad era extrema…en esos momentos con ella fui feliz, su compañía me hizo feliz.

La noche avanzaba aún más y la ansiedad aumentaba, no deseaba que esa cena y ese día terminara, y aunque sabía que podría recibir una negativa de ella, decidí arriesgarme a hacerla quedarse aún más tiempo a mi lado…a mi postre ya no le podía dar más vueltas así que en minutos después de repasar mi cucharilla por el mismo lugar decidimos partir…nos sentamos en el auto esperando aún no sabía qué, pero nadie hablaba.

Teresa: Angi…se que debes partir a tu casa, pero te puedo pedir unos últimos momentos? – la miré fijo, desde mi asiento –

Angela: - me sonrió y volteó su rostro hacía mi, sacando las llaves del encendido – me has dicho Angi – su rostro se ilumino – sólo por eso, si te doy esos momentos, que quieres hacer?

Teresa: genial, pues quiero ir al…parque metropolitano, quiero ir al mirador que queda por la piscina

Angela: pero ya está cerrado el parque, ya pasan de las 10 – me miró extrañada por mi proposición –

Teresa: por la piscina se puede entrar, yo sé por dónde – la miré esperando su aceptación y ella con un movimiento de cabeza y sonrisa me dijo que si, y partimos para el lugar –

Aquel mirador para mi tenía mucho significado, desde pequeña siempre había adorado los miradores, los binoculares de la ciudad yo les llamaba, para mí era un catalizador de la verdadera vida de una ciudad, de mañana el mirador te daba vista de la ciudad activa, ver los colores del sol reflejarse en los edificios y casas como espejos tratando de llamar la atención; y por la noche las luces artificiales de todo el lugar, hacían ver a la ciudad como una proyección del firmamento, la apacibilidad de la ciudad, la ciudad expectante yo le llamaba…eso para mí era único y especial, a Angela la había llevado muchas veces a otros miradores, pero ese en especial, lo guardaba para mis ratos de soledad y de ensimismamiento, que conocí por casualidad en mi breve vivencia en Santiago, era un mirador privado, sólo mío, pero ese día quería compartir aquel lugar con ella.

Llegar al lugar fue un poco más difícil de lo que recordaba, entrar a ese mirador de noche, no recordando con mucha lucidez que huecos eran los correctos para entrar y además nuestra condición de polizontes, causaron ciertos nervios en mi y en mi acompañante, pero al fin llegamos…Angela se posó frente al barandal y se quedó estática, y muda, disfrutaba de la mirada de su ciudad, como si recién la estuviera conociendo, como si aquella imagen no fuera real, como si aquellas luces y vista fuera de otro lugar.

Angela: esto es hermoso – volteó para verme donde yo estaba a unos pasos detrás de ella – porque nunca había venido aquí antes?

Teresa: te traje a otros lo sé, pero no esté pues porque este lo reservaba para mi, quería guardar algo que sea sólo mío – la miré levantando los hombros –

Angela: y porque ahora?

Teresa: no sé, solo quise hacerlo, y aquí estamos – me miró unos segundos y me llamo a que la acompañara a su lado en la baranda –

Nos apoyamos en la baranda mirando el paisaje por largos minutos, ese tiempo de silencio, me hizo también recordar, lo agradable que era estar con ella sólo así compartiendo el espacio y el silencio…hasta el silencio con ella era agradable, y comprendí que era ella simplemente, su simple presencia la que hacía todo especial y agradable…me puse de espaldas a la baranda y tiré mi cuerpo para atrás y mi cabeza también se lanzó para atrás, quedando con una vista perfecta del cielo estrellado encima de mi cabeza.

Teresa: - tomé un poco de aire y sin mirarla pregunte – la amas?

Angela: - pude sentir como su cabeza volteó para verme y también sentir su mirada sobre mi – si, la amo

Teresa: - yo sabía que ella tenía amor, pero en el fondo de mi ser esperaba que la respuesta sea otra – que bueno, y eres feliz?

Angela: - ella siguió con su mirada fija en mí y sin dudar ni esperar me dijo – si, lo soy

Teresa: - me enderecé en mi lugar y volteé todo mi cuerpo para verla – más que conmigo?

Angela: es diferente Tete, lo nuestro era más de…

Teresa: sueños? – la miré como también levantó la vista al cielo –

Angela: si, mágico, con ella es algo más maduro, no sé…

Teresa: me alegro, siempre deseé tu felicidad, siempre me dije que si tú eras feliz yo sería feliz, así que todo está bien

Me quedé mirándola fijo sin movernos, nuestras miradas se conectaron, parecía que ellas hablaran solas, que se estaban contando los secretos guardados y las cosas no habladas, me enderecé y me acerqué unos pasos más hacía ella y podía sentir el aroma de su perfuma y hasta su aliento, me fui acercando un poco más sin perder el contacto de nuestras miradas, me seguí acercando hasta que nuestros rostros quedaron muy cerca, pero una llamada colapso nuestra conexión, haciendo que se alejara de mí para contestar la llamada…era su novia lo sabía, hablaba despacio pero se podía escuchar cómo le explicaba su tardanza…yo sólo miraba de lejos su lenguaje corporal, era tierna al hablar y dulce, había pensado que la Angela de la que me había enamorado había desaparecido en su nueva novia, pero no, ella seguía allí sólo que su dulzura y ternura ya no era mía por eso no la podía reconocer, pero seguía en ella…unos minutos solo fueron los que demoro, y sin preguntar sabía que debíamos partir.

De camino a mi hotel, no hubo palabras dichas, sólo el ruido de la ciudad de noche fue lo que nos acompañó y una leve música en el radio se escucho, sabía muy bien que ésta sería la despedida, y aunque aún no nos habíamos dado el inevitable “adiós”, todo olía, sabía y ya parecía un adiós, me quedé atenta al frente del auto y una canción dedicada sonaba en la radio… ”voy a extrañarte todo el tiempo”, mis ojos se abrieron y de reojo quise ver su reacción, pero aparentemente la única que escuchaba la canción era yo, “pues se que nunca habrá un consuelo que me aleje de quererte si he sabido que es amarte” , volví a mirarla de reojo y esta vez sí vi un cambio en su expresión, la canción ahora si llamo su atención, y sin pensarlo le subí el volumen a la radio, “voy a extrañarte para siempre…porque jamás podré olvidarte”, la canción se metía en mis huesos, y aún de reojo pude ver sus ojos abrillantarse, era aquella canción que explicaba bien lo nuestro, “y voy a recordarlo todo aunque se abra mas mi herida…voy a extrañarte para siempre y aunque mi vida siga y siga, estaré un día más consciente de que jamás podré olvidarte”… mis ojos tampoco aguantaron y al ritmo de la música se fueron humedeciendo, sabiendo a conciencia que aquello que la canción cantaba era cierto.

Angela: llegamos – me dijo mientras ponía las luces de emergencia frente a la entrada del hotel –

Teresa: - me desabroché el cinturón y la miré afirmando – pues si – no sabía que más decir –

Angela: entonces…

Teresa: entonces esto es el adiós supongo – bajé mi mirada y me observe las manos en mi regazo –

Angela: - de reojo miré los ojos de Angela abrillantarse por las lágrimas que querían salir – me ha encantado volverte a ver – su mirada se posó en mi –

Teresa: - levanté mi vista y encontré la suya fija en mi – a mi también – mi voz me traicionaba y mis ojos llenos de lágrimas también –

Angela: - nos quedamos viéndonos unos segundos, y sin esperar ella se acercó rápidamente y me abrazó – vas a ser una estupenda madre – su abrazó era fuerte y estrechaba mi cuerpo como no queriendo dejarme ir, y su mano tomó la mía, depositando algo en ella que, no me dejo ver al cerrar mi mano en un puño fuerte –

Teresa: - mis ojos ya húmedos se cerraron con fuerza y se cobijaron en su hombro – me encanta que seas feliz, y sabes?...ahora sé que todo valió la pena – y sin pensar, en segundos me acerqué a su mejilla y le planté un beso y en un susurro le dije – adiós mi chilenita

Casi en un salto, me separe de su abrazo, de su aroma, de su aliento y de su calor; y como dominada por una fuerza que no me dejaba hacer lo contrario, abrí la puerta y salte fuera del auto sin mirar atrás, mi corazón bombeaba sangre en un latido irregular, mi piel estaba fría y erizada, pero mi pecho estaba aún más frío, quise voltear y pedirle que no se vaya que se quedara un poco más que la necesitaba…pero no me atrevía, estiré mi brazo para tomar la puerta giratoria de entrada al hotel y al abrir mi mano para tomarla, encontré el papel que ella me había colocado, era la servilleta que yo le había dado…la desdoblé despacio y encontré algo escrito debajo de lo que yo había escrito… no fue una casualidad sino el destino quien nos unió …mi mano apretó fuerte aquel papel y volteé de golpe buscando su auto y no lo vi.

Corrí por la avenida con la esperanza que su auto se haya detenido en alguna luz roja o el tráfico me hubiera ayudado a detenerla, y cuando casi llegaba al final de la cuadra, reconocí su auto orillado y acomodado a un costado de la avenida, con las luces de emergencia prendidas…me acerqué rápido y una bocanada de aire llenó mis pulmones dándome el impulso necesario para llegar hasta allí corriendo, fui directo a su puerta y sin tocar la abrí y me senté en el asiento, y me quedé perpleja al encontrarme a una Angela en un mar de llanto, sólo la vi y me lancé a abrazarla para protegerla y hacerla sentir bien.

Teresa: está bien preciosa, está todo bien – le decía mientras sus sollozos y lágrimas se posaban en mi hombro – tú fuiste a recogerme del bar aquella noche no?

Angela: - pude sentir claramente como su rostro se levantó un poco para dejar salir su voz – si, yo fui

Teresa: ¿Por qué lo hiciste? – seguí acariciando su cabeza reposada aún en mi hombro –

Angela: la servilleta que dejaste – se separó de mi abrazó y se puso frente a mí – tenía que ir a ese lugar, tenía que recordar, y cuando llegué estabas tú allí en aquel rincón, con las llaves de tu auto en la mano a punto de irte en un estado terrible…cuando me acerqué y te llamé por tu nombre no me reconociste, pensaste que era uno más de los que toda la noche te habían robado tragos para brindar, me ofreciste uno y lo bebimos juntas y luego ya no pudiste quedarte parada, te sostuve en mis brazos…y el chico del bar me pregunto si te conocía y que si te podía llevar y yo le dije que sí…entonces así fue, te tomé, con la ayuda de él te metí en mi auto, y te traje al hotel, sólo con el presentimiento de que sería aquel mismo hotel de cuando te quedaste aquella vez, y le acerté...

Teresa: - tomé sus manos que me sostenían de los hombros y las estreché con las mías – tu me dijiste algo en el auto, que fue?

Angela: te dije…- bajó la vista, y yo con la mano le levanté el mentón para que me viera – que nunca debí dejarte ir – una lágrima más rodo de su mejilla cuando terminó de decir eso –

Teresa: - cerré mis ojos y dos lágrimas también salieron, pero no solté sus manos, y acercándome como por instinto mis labios llegaron a sus mejillas mojadas y le susurré – te puedo dar un beso?...un último beso? – y ella asintiendo con la cabeza muy delicadamente lo afirmó –

Junté mis labios a esa piel y los mojé con sus lágrimas, sentí lo salado de sus lágrimas y subí hasta sus ojos cerrados…destrabé mis manos de sus manos y sostuve su rostro con ambas, y bajando en el roce de mis labios de esa carretera de llanto llegué hasta la comisura de sus labios y absorbiendo el leve aire que salía de su boca, me di valor para dar el siguiente paso…acomodé mejor mis manos a ambos costados de su rostro y cuello y en un pequeño movimiento, junté mis labios a los suyos, no fue un beso, sólo junte las pieles de esos labios, rocé mis labios con los de ella y recordé todo, me llegó como un golpe de sonido o una presión más fuerte que mi voluntad y responsabilidad y me descolocó todo lo que tenía adentro bien controlado y guardado y no pude más, no me atreví, mi corazón golpeaba en mi pecho pero hacia adentro como queriéndome separar de ella, yo poco a poco fui entendiendo lo que mi corazón trataba de hacer y con ese rocé me fui separando de ella sin besarla y abrí los ojos, y la miré como ella aún con los ojos cerrados esperaba mi beso.

La miré por segundos y mi corazón como golpeando hacia mi espalda me alejaba más de ella – no puedo – le dije y ella al instante abrió los ojos – no puedes que – me dijo ella, yo la miré más fijo y es que no podía besarla – antes bastó sólo un suspiro para perderme en ti, ahora sé que si te beso me perderé otra vez y no puedo…tu eres feliz – su mirada se oscureció y bajó la vista…fueron segundos interminables, momentos angustiantes, mi corazón claramente queriendo alejarme de ella y mi cuerpo claramente deseando sentir su piel otra vez, me alejé de su cuerpo, como queriendo escapar, y mi mano ya se posaba en la manija de la puerta para huir, la miraba intensamente y ya no entendía nada, cuando de pronto no supe más de mí…en un movimiento rápido ella se abalanzó sobre mí, no sólo movió su cuerpo sobre el mío sino que se montó sobre mí en mi asiento, como para asegurarse que no escaparía, podía escuchar el vibrar de su celular caído por algún lugar de ese auto, pero nada importaba, yo temblaba de miedo y ella muy segura montada en mis faldas me apretó al asiento y sin verlo venir me besó.

A penas sus labios tocaron los míos pero me quedé sin aliento, dejé de respirar, me tomó por sorpresa que ni me acordé de corresponder al beso, hasta que sentí la corriente de su aliento entrar en mi boca, y eso me hizo despertar de mi trance…la abracé por la cintura atrayéndola más a mi cuerpo y me dejé besar, sus labios se movían con una profesionalidad magistral en mis labios, la ligera abertura de su boca al besar era la necesaria para sentir su aliento y dejarme embriagar y embrujar por éste, su lengua muy segura pasó por esa abertura buscando mi boca, y yo sin reparos dejé que se adentrara para entregarme a su humedad…nos besamos como aquellas veces, como aquel entonces, en aquellos días, cuando éramos tan felices.

Sus brazos se enroscaron en mi cuello y yo perdí la noción de donde estábamos, mi boca ya se había rendido y entregado a sus besos y mis manos se entregaban a su cintura, pero mi mente aún reacia de ser vencida me mandaba flashes de cordura a ese momento – no te dejes, te volverá a romper el corazón – mi mente se repetía y repetía, y yo con el corazón que seguía golpeando para alejarme sabíamos muy bien que eso pasaría, que ella me volvería a romper el corazón sino paraba aquello…apreté los ojos fuerte y con esfuerzo la separé de mi cuerpo y de mi boca y abrí los ojos, y la miré allí totalmente desconcertada por mi actitud, por mi rechazo…pero aquello no funcionó, ella no se rindió, y sometiendo a mi fuerza y a mi rechazó encalló su boca en mi cuello muy cerca de mi oído, y en ese instante, que sus labios y su lengua tocaron ese espacio, yo perdí.

Ya no había marcha atrás, su sonrisa pegada en la comisura de mis labios, había ganado, sus dedos entrelazados con los míos me empujaban a las paredes de ese ascensor, yo sonreía y ella también y yo sabía que sufriría igual, que me moriría igual cuando ella partiera, pero ella ya me había ganado en el auto, ya mi cuerpo, ni mi mente ni nada en mi, ya me pertenecía, ella se había robado mi vida otra vez…entre besos dulces, como sólo ella sabía dar…caminamos por el pasillo hasta la habitación, abrí la puerta y sin preocuparme de mi hermano o nada, me quedé parada allí mirándola, me sonreí mientras le acomodaba ese mechón de pelo rebelde que siempre se apoderaba de su frente y ella lanzándose a darme un beso me cogió por los aires, levantándome del piso para llevarme dentro de esa habitación, dejando atrás el sonido de la puerta al cerrarse.

Me sostuve de su rostro con mis dos manos, y le entregué mis ansias que sabía me llevarían a perder en ese beso, le entregué en ese beso una vez más mis ilusiones, mis sueños, mis deseos, mis recuerdos, y los deseos de saberla mía una vez más…mis labios se aplacaban entre los suyos y nuestras lenguas se desvestían en suspiros atravesados de los deseos de conocernos otra vez…mi cuerpo vibraba, podía sentir mi corazón palpitar con cada estruje de su beso y su corazón no se quedaba atrás, con cada latir cosquilleaba mi pecho..cada suspiro liberado en mi boca, era el idioma que ahora solo ella y yo compartíamos…literalmente me sentía en las nubes, me sentía aunque ridículo pueda sonar…me sentía a tres metros sobre el cielo.

Me llevó sobre la cama y despacio me colocó en el mismo centro, y yo espere…espere su calor al acercarse y con los ojos cerrados trate de tantear su cuerpo, pero la calidez ni el tacto llegó…abrí mis ojos y me encontré con ella mirándome tiernamente parada desde el filo de la cama, se sonrió y me dijo – ere demasiado hermosa Tete – su comentario me hizo algo de gracia pero también me avergonzó, logrando un poco de color en mis mejillas pálidas por el frío.

Teresa: ven – le dije mientras le estiraba la mano para que se echara sobre mí –

Angela: esto es un error….

Teresa: shhh, no digas nada…no sabemos qué va a pasar sólo échate sobre mi – y ayudándole a posarse sobre mí, su calor sobre mi cuerpo me inundó –

Angela: dios…había olvidado lo bien que se siente tu cuerpo – me dijo cerrando los ojos y poniendo su rostro en mi cuello –

Su aliento y labios en mi cuello eran embriagantes, eran besos sin ser besos, era el toque perfecto para perderme y yo casi había olvidado cómo se sentían esos toques. Sus labios recorrían sensualmente ese lugar, y aunque no era  un beso, era suficiente aquel roce de sus labios y su aliento formando las caricias, y con esos simples toques mi piel enloquecía; mis manos sujetando su espalda recorrían el camino que no era desconocido para ellas, recorría esos espacios que no se dejaron perder con el olvido del tacto, bajé hasta el filo de su blusa y jalándola metí mi mano por debajo de esa tela, y el sentir de esa piel enloqueció aun más mi sentir…su boca aún seguía ahí en ese lugar de mi cuello….ella siempre me había dicho que el sentir de mi piel en ese lugar era especial, una caricia a sus labios que no podía dejar…y ahí seguía acariciando con los labios y con besos suaves haciéndome enloquecer…hasta que al fin el beso llegó…la humedad de su boca y lengua mojaron mu cuello, derritieron mi cordura.

Teresa: - con mis ojos cerrados y mi boca entreabierta liberando gemidos, me alejé un poco de ella – aún recuerdas como besarme – le dije –

Angela: contigo no tengo que pensar, sólo sentir, y sé que te gusta sin mucha ciencia – lo dijo alejando su boca de mi cuello –

Teresa: - abrí mis ojos y la encontré allí mirándome – que miras?

Angela: - su mano camino por mi rostro, mis ojos, mis cejas, mi nariz y mis labios en un roce suave – de verdad, eres tan hermosa Tete – sus ojos revelaron un destello que me sorprendió –

Teresa: - me sonreí y moví mi mano de su espalda y arrimé ese mechón rebelde una vez más – no tan hermosa como tu – cerré los ojos esperando aquel beso suyo que nunca llegó –

Angela: - abrí mis ojos y la vi observándome detenidamente – te hice tanto daño, como puedes estar aquí conmigo, como es posible que después de todo aquello tu estés aquí, con esa mirada, con la misma mirada que me diste en la playa cuando me diste mi primer beso – la observé aún más intensamente y me acerqué para besarla, pero ella se apartó –

Se levantó de encima de mí y se apartó hasta el ventanal de la habitación.

Teresa: - la seguí con la mirada en todo su recorrido hasta el ventanal – que haces? – me levanté de la cama y me senté –

Angela: - con la vista fija en la ciudad me dijo – aquella noche…en la playa, la he repetido en mi mente miles de veces, aquel beso, nuestra primera vez, me hiciste sentir tan mujer -  me paré de la cama y la alcancé en el ventanal – nadie me ha hecho sentir así…y yo te pague con dolor, cómo es que me has perdonado? – volteó y nos miramos de frente –

Teresa: - la miré fijo, y acaricié su mejilla – porque entendí, porque acepté tu decisión, porque si no te perdonaba, no podía ser capaz de pedir tu felicidad, y que tú seas feliz es lo que más quiero en este mundo – sus ojos se abrillantaron y dos lágrimas se formaron dejándose caer por sus mejillas –

Angela: definitivamente nunca te he merecido, eres una mujer extraordinaria – mis ojos siguieron los suyos y en lágrimas también se dejaron –

Teresa: - tomé su cuello con mis dos manos y acerqué su frente a la mía, y con los ojos cerrados le dije – sólo soy yo, ni extraordinaria, ni común, sólo yo, y nadie sabe lo que merezco, sólo Dios, y si te puso en mi camino y hoy me ha reencontrado contigo es porque eres importante

Angela: eres demasiado buena, Magnolia tiene mucha suerte y yo fui una estúpida

Teresa: - la separé de mi frente e hice que enfrentara mi mirada – no fuiste estúpida, ni lo eres ahora, aquello tenía que pasar por algo, que conocieras a Daniela y me dejaras tenía que pasar por algo…el problema es que aún no sé si tanto dolor fue necesario, quizás lo necesitaba para despertar y dejar de ser tan ingenua…no lo sé…ya ha pasado tiempo pero aún no sé para qué paso todo aquello y de la forma que paso….siempre imagine que si nuestra historia terminaba nunca sería de esa manera…me imaginé otro final – besé su frente y me alejé de ella para sentarme en la cama –

Angela: - se quedó parada en ese ventanal por unos segundos para luego moverse y ponerse en frente de mí – en dos días contigo…me devolviste ese volar, aquello en lo que eres tan buena, ese soñar despierta, tantos recuerdos compartidos, que parece mentira que yo haya vivido todo eso contigo

Teresa: lo sé, a veces a mí también me parece mentira que haya sido tan feliz – la miré y ella se volteó dándome la espalda– te vas?

Angela: - sin darme la cara me dijo – es lo mejor no crees?...tu estas en una relación y yo también, no es justo para nuestras parejas que algo pase entre nosotras – volteó su rostro por encima del hombro y me miró intensamente – no es correcto

Teresa: entonces debo decirte adiós no? – volteó todo su cuerpo y me enfrentó para luego quedarse quieta –

Angela: yo también debo decirte adiós – me paré a su altura y la abracé sin pensarlo –

Teresa: adiós Angela, nunca he deseado nada más que lo mejor, y toda la felicidad, cuidate mucho – acerqué mis labios a su cuello y lo besé –

Angela: adiós Teresa, se muy feliz por favor – su voz se entrecortó y se separó de mi – lo siento, y felicitaciones por esa familia que empezaras, serás una excelente madre

Teresa: tu también serás una excelente madre – la miré tiernamente –

Angela: no seré madre nunca, Daniela no quiere y yo respeto eso

Teresa: pero yo pensé que tu…

Angela: mentí, solo seré la tía y querré a los hijos de otros…pero esta bien, no todo es como uno lo desea no?

Teresa: no – lo dije convencida –

Se volteó y se alejó de mi frente dando pasos ciegos pero sin darme la cara, y así camino hacia la puerta de la habitación. Yo me quedé ahí quieta viendo sus pasos alejarse de mi, y aunque mi corazón ya estaba en mi pecho dispuesto a volver a amar, mi alma me gritaba que sólo era a ella a quien deseaba amar…mis músculos se tensaron todos, mi cuerpo estaba duro, como ayudando a mi razón a no buscarla para no dejarla ir, pero mi voz, mi voz aún tenía valor, levanté la vista y miré su silueta acercándose a la puerta para irse – y si te quedas esta noche – la melodía salía de mis labios, pero ella no volteaba – y si me abrazas en la cama – sus pasos se detuvieron y la melodía la empezó a escuchar – y si encaramos por fin tantas ganas de ser los testigos de nuestras mañanas – su cuerpo se quedó estático y eso me dio fuerzas para seguir cantando aquella canción – yo por mi parte estoy dispuesto a desnudarte el pensamiento – todo su cuerpo fue muy despacio volteándose y con el yo me pude levantar de la cama y me paré esperándola – ser tu roca y tu bien, tu final y comienzo – sus ojos enfrentaron los míos, pero sus pasos no se acercaban a mí, y yo la veía tan distante, pero mi cuerpo aún estaba petrificado por mi razón y no se atrevía a moverse – Y si te quedas esta noche

Y si te quedas qué? – apreté fuerte mis puños y casi con la voz entrecortada seguía con esa canción mientras su mirada fija en mi me desnudaba – deja atrás tus dudas y tus remordimientos, para que pensar si somos capricho de lo que sentimos – sus pasos cortos fueron acortando la distancia, y mi cuerpo y voz temblaba – y si te quedas esta noche, y si te quedas qué?, y si te exploro qué? y si te entiendo qué? y si te siento qué?

A medio metro de distancia, yo con los latidos a mil por hora, con los ojos abrillantados, mis puños apretados y la respiración casi entrecortada, y con todo el temblor de mi cuerpo y  la fe que mi voz y mi canción que tantas veces con ella había ayudado, hoy deseaba que funcionara para hacerla entender, que lo que sentíamos no era casualidad, y que valía la pena explorar si aún había amor…miré su cuerpo estático, la letra de la canción se me fue en la ansiedad de ese momento, pero la verdad es que ya no podía cantar mas…vi su mirada destruirme con deseo, y no pude resistir más, mi cuerpo ya no pesaba tanto, así que di el primer paso…pensé un paso, pero en realidad fue un salto, un salto que me llevó hasta sus brazos, no lo pensé y en ese paso me estampé con su boca, y mis brazos se abrazaron a su cuerpo.

Esperé el rechazo, esperé que me alejara de su cuerpo, esperé un empujón, una palabra de rechazo; pero mis labios seguían allí, pegados a los suyos, y mi lengua no encontró rechazó en su boca, su boca se abrió a la humedad de mi lengua y a mi aliento…no hubo rechazo, ella no me separó y yo no esperé a ser rechazada…me abracé fuerte de su cintura con una mano y con la otra acerqué más su boca a mi beso jalándola del cuello, en un medio paso le di media vuelta y la coloqué encima de la cama, su chaqueta voló por los aires en una maniobra casi perfecta que hice sin pensar, su cuerpo sobre esa cama adornaba mis deseos de poseerla, adornaba mis ganas de rechazar al pensamiento y dejarnos al sentir; mis manos recorrían sus costados, y desde los costados de sus senos hasta sus muslos, recargando sus piernas abrazando mi cuerpo mientras mi muslo se iba acomodando en su entre pierna apretando con delicadeza aquel lugar, su lengua derretía mi aliento, sus labios se apoderaban de mi labio inferior que jalaba con delicadeza pero que llenaba con fiereza mis deseos por ella, sus manos recorrían mi espalda y poco a poco fueron metiéndose debajo de mi camiseta, y sus manos frías entibiaban la piel de mi espalda que ardía con cada beso.

En un movimiento rápido pase de estar encima de ella a estar debajo, a merced de su dominio, sus manos y tacto recorrían, ya no mi espalda, sino que ahora recorrían mis costados y acariciaban mis senos encima de la tela de mi camiseta, logrando despertar a mis pezones en una erección de placer, mi piel erizada deseaba su toque como la vida misma y lo que más deseaba era sentirla desnuda sobre mí, su boca rozaba mis ojos y mi nariz y su aliento calentaba aún más mi piel y me embriagaba al licor de sus caricias…me sostuve fuerte de su espalda y metiéndome debajo de su blusa desabroche su brasier….sus senos se apretaban con los míos y podía sentir sus pezones casi romper la tela que no dejaba que se escaparan de esa prisión…el deseo y las ganas de poseernos inundaban el aire de esa habitación, pero lo que en realidad yo quería era descubrir si aún había vestigios de nuestro amor.

Su blusa gracias a su ayuda y a mis manos se desabrochó casi enseguida y con ella salió su brasier, su torso desnudo lo acariciaba sin reparo ni vergüenza, su piel estaba igual, su piel suave y delicada, tibia y embriagante era reconocida como suya por mis manos, y éstas manos cómplices se encargaron de acariciar con ternura…sus manos buscaban levantar mis brazos para sacarme la camiseta y yo ayudando lo hice, no llevaba brasier y ella se sorprendió un poco al encontrar mi torso desnudo, pero el asombro no duro mucho y con una sonrisa y abriendo ligeramente su boca se apoderó de mi pequeño seno, mientras su mano estrujaba el otro…podía sentir su lengua golpear mi pezón en caricias húmedas y mi cuerpo respondía lanzando gemidos y mi cabeza hacia atrás…me apretaba a su espalda desnuda y bajando mis manos las metía dentro de su pantalón para acariciar sus nalgas, mientras con la otra mano jalaba su pierna para acariciar su muslo y toda la parte de atrás…ella seguía entretenida en mis senos y yo deliraba aún más, pero lo que necesitaba era sentirla desnuda, la necesitaba piel a piel…le di vuelta en la cama y logrando yo otra vez el dominio me fue acercando a su boca la que volví a besar mientras ella no dejaba de estrujar mis senos, la besé con toda mi naturalidad que hasta ella se sorprendió de lo bueno que ese beso estuvo que casi se queda sin aliento, por lo que tuve que separarme de su boca para que recobrara el aliento y en ese lapso yo sólo sonreía de mi hazaña, y ella respondiendo a mi sonrisa mordió mi labio para acercar mi boca otra vez a la suya para poder repetir aquel beso, que con ella salía sin pensar.

Mis manos fueron moviéndose por su abdomen hasta llegar al botón de su pantalón el  cual no podía desabrochar, bajé un poco el rostro y vi el lugar exacto y sintiendo su sonrisa desabroché ese pantalón, y otra vez encontrándome con la sonrisa de ella la volví a besar en ese beso que había sorprendido tanto y que estaba segura le encanto…poco a poco fui bajando su pantalón y metiendo mi mano en su centro, acaricié su pubis por encima de su ropa interior, y ahí me di cuenta que su humedad ya era extrema y eso me llenó aún más de deseo...mi mente no había dejado de calcular el error del momento, la equivocación de dejarme llevar como lo estaba haciendo, pero no quería pensar, y me dije a mi misma, no voy a pensar y así pude seguir.

Levante sus piernas y ella me ayudó para sacar su pantalón y poco a poco lo fui jalando por sus piernas y cuando vi su ropa interior me enloquecí, era diminuta, era perfecta, era suave y mi boca me grito “besala”, y así lo hice, me acerque hasta esa tela y primero olí el lugar y me llene de su olor para luego besarla, y luego con los dientes jalar esa prenda pequeña…ella se sonreía solamente, pero sabía que lo estaba disfrutando…sus manos recorrían mis cuello cabeza y mi espalda y sentándome en su abdomen dejé que ella desabrochara el botón de mi pantalón, y tomando su mano la llevé hasta mi seno que con una sonrisa coqueta hice que acariciara…me tenía encima de ella, mi mirada de deseo a esos ojos verdes era evidente y su sonrisa al hacerlo me volvía loca, me sentía en las nubes, la quería amar como antes y no iba a desaprovechar.

Me arrodillé en la cama y me deshice de mi pantalón y de mi ropa interior, y ahora si, las dos desnudas nos juntamos en el centro de esa cama…cuando mi pierna se posó entre sus dos piernas y mis senos se acariciaron con los pezones de ella, me perdí…me perdí en ese calor de su piel y en el sentir de su cuerpo desnudo otra vez…regresé a su boca y la bese muy despacio, jalé su labio muy delicadamente y con mis manos sostuve sus mejillas, luego pasé a su frente, que acaricie con mis labios entreabiertos, luego sentí las cosquillas con el roce de sus cejas y luego más cosquillas con el roce de sus pestañas, respire en sus ojos y luego baje por sus mejillas en besos cortos, para luego irme hasta su cuello que en un beso más apasionado logré provocar unos leves jadeos de su boca, apreté mi cuerpo aún más al de ella y seguí besando con pasión su cuello mientras mi pierna se acomodaba mejor para apretar más a su entrepierna, dejando ella abrir sus piernas para yo tener más espacio de llenarme de su humedad, mis manos no perdían tiempo y en sus senos duros como montes se disponían a mí, los estrujé y los hice míos en cada apretar…bajé mis manos por sus costados y me apoderé de sus caderas, y sosteniendo sus muslos acomodé sus piernas alrededor de mis caderas.

Toda la habitación se lleno de nuestro calor, ya no era invierno en esa ciudad, nosotras ardíamos y con nosotras hasta los ventanales sudaron nuestra excitación; mi pubis se asentaba en el de ella mi rajita ya tocaba la suya, en movimientos lentos me acariciaba y frotaba contra ella, sin dejar mi beso, sin dejar la humedad de su boca, sin que mi lengua dejara de acariciar la suya, y mis manos no dejaran esos grandes senos; mi boca bajo otra vez despacio sin dejar el vaivén de mis caderas y el frote llenándonos de humedad, mi boca despacio se posó sobre un seno y abriendo delicadamente la boca saqué mi lengua para acariciar ese pezón y con el primer toque, toda la piel alrededor se erizó, así que para no perder calor me metí todo ese monte en mi boca, lo saboreé, lo chupe, y delicadamente mordí, en un intercalar entre seno y seno para no dejar que mi mujer perdiera la excitación que en cada gemido me dejaba saber.

Mis manos inquietas iban de sus caderas hasta su pubis y acariciando esa mata de vellos, fui poco a poco adentrándome en la humedad de ese lugar que me llamaba, levanté un poco mi cuerpo para dejar el espacio necesario de acomodó, y sin pedir permiso, mis dedos entraron en ese lugar donde lo primero que sentí fue ese clítoris hinchado, el cual acaricié con las yemas de mis dedos, sabía cómo hacerlo, y en segundos me llené la mano de sus más sabrosos deseos, mi mano mojada estaba cómoda en aquel lugar…poco a poco en el ir y venir de mi mano por su rajita fui acariciando la entrada a su coñito, iba poco a poco jugando con mi dedo a entrar a ese lugar, despacio y muy delicadamente era el juego de la punta de mi dedo buscando abrir ese lugar que empapado ya estaba…tome mi mano mojada y dejando que ella viera, lamí mis dedos y ella jaló mi mano para hacer lo mismo…su boca sensualmente lamió esos dedos y yo con ese ademán la deseé aún más.

Me acomodé en la cama de rodillas y a ella la puse encima mío en un movimiento rápido…su rajita encajó perfecta en mi pubis y su humedad se sentía traspasar mi piel…ella como una amazona empezó con sus movimientos cabalgantes sobre mí, mientras yo me perdía en los besos y lengüetazos que le daba a sus senos, cuello y aquellos besos que no faltaban en su boca….mi boca se había vuelto una experta y ese beso que le quito el aliento ahora se repetía sin cesar una y otra y otra vez para robarle todo el aire a esa mujer, sus manos se sostenían fuerte de mi espalda hasta sentir sus uñas clavarse en mi piel, mi pelvis se levantaba y lograba sentir como ese clítoris se rozaba en esa piel…la sentía toda, su humedad, excitación y todos aquellos elementos de deseo que se erectaban….su humedad era demasiada, no recordaba que esa mujer se mojara tanto, pero aquello era un río de fluidos, sus gemidos que yo no recordaba tan sonoros eran casi gritos que cantaban en mis oídos…ella buscaba mi boca, no quería dejar de besarme y yo la complacía, la besaba con cariño, y porque no decirlo con amor, me adentré a esa piel para buscar vestigios de amor, y encontré o descubri a una mujer sexual con deseos de ser amada, encontré a Angela ya no la niña pero la mujer deseosa de sentir, y yo la quería hacer sentir.

Sus músculos empezaron a tensarse y eso me dio señales de que debía bajar el ritmo…yo sabía que era una sola noche, que sería la única noche, y no quería que terminara tan rápido…poco a poco fui bajando el ritmo de mis movimientos y sin dejar de besarla la volví a echar en la cama, despacio la acomodé entre jadeos y la respiración entrecortada – bésame – ella me pedía y yo no la desatendía….había casi olvidado cómo le gustaba a esa mujer ser besada, y yo no dejé de hacerlo en ningún momento…sin querer me fui poniendo a su nivel y acercándome a su boca dejé mis senos a su disposición…quería sentir su boca en mis pezones y su lengua acariciar esos pequeños…se apoderó de mis senos con su boca y en sus caricias mojadas me sentí en la gloria, ella sabía exactamente como besarlos, como tocarlos y como morderlos, era éxtasis puro y del más sincero, poco a poco se fue apoderando de mis nalgas y atrayéndome a su pecho me fue subiendo hasta la altura de su boca…yo me dejé llevar y en instantes ya estaba mi rajita encajada en su boca…me sostuve de la cabecera de la cama y ella bien sujeta de mis nalgas empezó con las estocadas a mi rajita, su lengua la recorría toda y en cada chupada jalaba a mi clítoris de su lugar lo que provocaba un temblor en mi cuerpo que casi me hacía perder el equilibrio y el control, yo con mis caderas ayudaba a esas estocadas…pero cuando su lengua entro en mi coño, el gemido que lance fue tal que hasta ella paró porque se asustó…pero sólo fueron momentos, ella entendió que lo que hacía lo disfrutaba demasiado.

Sus dedos también encontraron lugar, y juntos lengua y dedos hicieron de mi lugar de placer una fiesta de fluidos apasionados, me estaba mojando como no recordaba haberlo hecho antes, su lengua había adquirido maestría y lo estaba demostrando…abrí mis brazos y me agarré fuerte de esa cabecera, sentía que tanto placer era inconcebible, quería evitar el inminente orgasmo, porque quería sentirlo con ella, pero ella lo hacía también. así que apreté y tense un poco mi cuerpo para buscar control, pero eso no sucedió, cada caricia de esa lengua me perdía más…no podía soportarlo así que escapando casi de su boca, bajé por su cuerpo dándole besos, dejándola sorprendida pero agradecida por aquellos besos que adorné desde su cuello, pasando por sus senos, su abdomen, su ombligo, caderas y luego su ingle…levanté sus piernas y poniéndolas encima de mis hombros, recorrí su rajita con mi lengua mientras una mano mía se perdía en mi rajita para no dejar de acariciar mi clítoris palpitante…me encontré con su humedad, con su clítoris hinchado y a besos furtivos, y desesperados me apoderé de aquel pedacito de carne, que jale, chupe y lamí con pasión…sus piernas apretaban contra mí, dejándome saber que lo hacía bien, y sus jadeos y sus dedos que mordía me enseñaban que lo estaba haciendo demasiado bien…metí mi lengua en su coño para acariciar despacio esa entrada y ella tomó mi mano libre y me enseño lo que deseaba…así que sin demorar metí tres dedos dentro de ella, tres dedos que metía y sacaba acariciando todo el interior de ese lugar, buscando profundidad y más humedad, mientras mi lengua se divertía en los jalones y succiones a su clítoris.

Así estábamos, yo sobre ella, tocándome al compas de las caricias que mi otra mano y lengua le daban a mi mujer, ella apretando mi cabeza aún más a sus órganos de placer y los jadeos, suyos y míos, que pronosticaban los inminentes orgasmos…ella levanto las piernas atracadas en mi espalda, sus caderas se elevaron y con ellas mi cabeza para no perder el contacto y con movimientos más rápidos de mis dedos dentro de ella, y en un jalón inesperado de mi cabello, lanzó un grito al aire y mi boca se lleno de los más exquisitos jugos de placer…mi mujer había llegado a su climax y yo me había embriagado con sus jugos…me quedé lamiendo ese lugar hasta que ella me suplico que parara que no podía más, me eché sobre ella y la besé, esta vez ya no era un beso de pasión desenfrenada, era un beso calmado, ella se tomó el tiempo necesario para acariciar con delicadeza toda mi espalda hasta mis nalgas, su toque era tierno y en ese momento recordé, que nunca había dejado de bendecir tanta dulzura.

Nuestros pechos agitados se movían de arriba abajo, pero a pesar de eso no nos separábamos del beso…me separé un momento de sus labios y acariciando sus brazos, hasta alcanzar sus manos entrelace sus dedos, y apoyándome en su frente sin abrir los ojos me quedé un rato, - que pasó aquí? – me dijo ella en un susurró, - acaso no lo sentiste? – le dije con voz suave, sentí sus ojos abrirse pues sus pestañas larguísimas acariciaron las mías, así que yo también abrí mis ojos y separándome un poco de su rostro la vi fijamente – que cosa tenía que sentir? – me dijo dubitativa, me ofendió que no se hubiera dado cuenta así que me moví de encima suyo y soltando su mano me eché a su costado, nos quedamos así unos instantes, las dos mirando al techo sin saber que más decir, y cuando me disponía a pararme de la cama ella me detuvo y se echó sobre mí – es difícil para mí aceptar – me dijo mirándome a los ojos, - aceptar que – le dije queriendo zafarme de su peso para pararme de la cama pero ella no me dejaba, - que yo…- se quedó en silencio un rato y eso colmó mi paciencia, y más aún quise pararme de allí pero ella tenía más fuerza que yo y me detuvo y apretó más a ese colchón – déjame pararme por favor – le dije con molestia, sus ojos se tornaron muy verdes, y adquirieron un bello brillo – aceptar que aún te amo – sus ojos dejaron de verme y delicadamente se echó sobre mi pecho, y yo quedé allí perpleja por semejante confesión, ella sólo busco esconderse en mi abrazo y yo la acogí y le besé la frente, y tras largos minutos en silencio le dije – también aún te amo – ella levantó rápido su rostro para enfrentarme y sin decir absolutamente nada, se acercó a mis labios y me dio el beso más dulce que nunca haya sentido en mi vida, y en ese momento supe que en ese beso yo había vuelto a entregar mi vida…la abracé fuerte y sin decir nada nos quedamos allí…meditando nuestras confesiones sin poder separarnos del beso y nuestro abrazo.

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hOLa con tod@s, espero que todo bien, que sus vidas esten llenas d alegría, felicidad y buenos deseos y bendiciones, yo por aqui regreso para entregarles este nuevo capitulo, si me quieren matar, por favor que sea a besos y si me quieren felicitar tambien que sea a besos, jejeje, espero no decepcionar a nadie con este capitulo, y aunque ustedes no lo crean es clave este capitulo, como dicen por ahi hay que conocer los dos lados de la historia y aqui quise dar a conocer el otro lado de la historia, se necesitaba saber para juzgar o dejar ir..ahora que pasará pues no sé...ya veremos en el capitulo que sigue...muchas gracias por sus comentarios, deseos, y valoraciones, quien me sigue valorando terrible...mujer dime que hago mal, para mejorar al menos si?...jajaja a la niña timida que ya se que no es tan niña Kory, tu tambien me entretienes, y veras las cosas sorprendetes que puedo hacer...si como malabares y eso,jajajaja ya veremos si te enseño, y nada...muchas gracias a tod@s por seguir la historia, seguir leyendo y seguir aqui, esto es por ustedes y por mi, así que sigamos ayudándonos mutuamente un beso grande, y obeso, y un abrazo de oso panda, cuidense mucho y hasta la proxima chau chau chauuuuuuuuuuuuu