Solo un juego

Una fantasiosa creación sobre un equipo de futbol que no existe. No es un "Zeks".

Importante: Este relato es ficticio, nada de lo que ocurre en este relato es real. Los personajes son ficticios, imaginarios. Cualquier parecido con la realidad es pura y absoluta casualidad. Gracias.

Solo un juego

Estaba bien claro qué el guardameta Kiker Casiyas merecía estar en ese equipo, pero él lo dudaba. Cuando se duchaban o se cambiaban todos en el vestuario se sentía fuera de lugar; Todos eran fuertes, robustos y dotados, incluso los mas jóvenes, pero él no era así. No, también estaba fuerte, tenía buenos músculos, pero no tenía esa virilidad de Fierro, Rayul, Fisgo, Zindan...

¡Casiyas! – Kiker dejó sus pensamientos para encontrarse con el cuerpo desnudo del portugués – El champú.

¿Eh?

Qué me dejes el champú

Ah, sí, claro – susurró este sin poder evitar mirarle de arriba abajo.

Una sonrisa se formó en la cara de Rayul, mientras observaba todo un poco apartado. Se acercó a Fierro y le susurró algo. Se rieron.

El portero sonrojado y un poco caliente se dio la vuelta, cara a la pared e intentó calmarse. No podía calentarse ahí en medio. Uno a uno los jugadores se fueron yendo, solo quedaban Fisgo y fierro.

El niñito me la empieza a poner dura. – Comentó como sí tal cosa el portugués.

A ti te la pone dura todo.

No, esta vez es diferente. – Fierro le miró no muy convencido mientras se secaba – me lo follaré como sea.

Fisgo se sentó en el banco y se puso los calcetines, mientras ideaba la forma de conseguirlo, cuando la puerta se abrió.

Kiker apareció jadeante en ella. Saludó a sus dos expectantes compañeros y buscó algo en su taquilla.

Creo que algún día olvidaré vestirme antes de salir. – Comentó.

Fierro sonrió mirando a su compañero, este lo entendió perfectamente. El plan había venido hasta él.

Fisgo... ¿Qué haces?

El portugués se había acercado al portero por la espalda y se había apretado a él.

Fisgo, tío, que me estas asustando deja el jueguecito.

No es un juego. – Le agarró de los brazos y le condujo hacía el centro de la sala.

Opuso resistencia, pero no era tan fuerte como para soltarse. Aunque quizás no quería...

Fierro, ¿Qué ocurre? Ayúdame.

El capitán sonrió de forma conspiradora y se apretó un bulto prominente en los pantalones. Se acercó hasta él y le dijo:

Vamos a follarte y tú suplicarás más.

Kiker miró a su alrededor asustado. Forcejeó con fuerza. Un pisotón hizo que Fisgo dejara de apretar los brazos de su víctima. Kiker apartó bruscamente a su otro compañero y aprovechó para salir corriendo por la puerta como alma que lleva el diablo. Sus compañeros le persiguieron un rato, pero decidieron volver al vestuario antes de ser vistos.

Lo contará todo.

No, no lo hará. – Respondió muy seguro Fierro.

Al día siguiente Kiker visiblemente preocupado entrenó en silencio, sin siquiera saludar. Sus Compañeros se encogieron de hombros y lo achacaron a la edad.

Pero Fierro y Fisgo sabían que ocurría.

En el comienzo de un ejercicio, Fisgo se acercó a su tembloroso compañero y este bajando la mirada se alejó, pero la persistencia del portugués hizo que el joven cediera finalmente.

No quería asustarte, Solo era un juego.

Casiyas no dijo nada.

No digas nada por favor.

No lo haré. – Susurró entre dientes.

Durante el entrenamiento y teniendo como pareja a su deseo, Fisgo comprobó que Kiker era una joya. Qué culo tenía... Se dio cuenta de que de seguir así acabaría corriéndose en los pantalones. Así que decidió dejar de lado por un tiempo al portero y se puso con Rayul.

El portugués tuvo que ponerse detrás del compañero para el siguiente ejercicio, así que Rayul no tuvo ninguna duda sobre el estado del miembro de su amigo.

¿Hace calor? – Dijo socarrón.

Tú sigue y cierra la boca.

Kiker miró a su derecha y vio como Fisgo le miraba con descaro mientras rozaba su entrepierna en el trasero de Rayul. Y le señaló a él, luego su entrepierna.

Kiker se sonrojó, pero no pudo evitar seguir mirando.

En cuanto el ejercicio terminó Kiker salió disparado hacia la portería sabiendo que harían unos tiros.

Vaya ánimos tiene el chaval. – Susurró alguien. Pero lo que no sabían era que Fierro le había rozado haciendo que este huiyera a la portería para evitarlo.

Todo acabó sin más sobresaltos, se fueron sudorosos a las duchas.

Kiker se desnudo tímidamente, mirando a su alrededor asustado, como de costumbre. Se colocó en una ducha y sin apartar la vista del suelo abrió el grifo.

Gutis se colocó a su lado y tarareando una canción veraniega abrió el grifo. El guardameta rezó para que alguien se pusiera a su lado entes de que... Demasiado tarde, Fisgo, persistentemente, se había puesto ahí.

Las miradas se fueron haciendo más evidentes entre ellos. Todo el equipo sonrió cuando fisgo se dio la vuelta y enseñó su monumental instrumento. Todos, menos Gutis, al que tuvieron que llevar arrastras, entendieron aquello y salieron rápidamente.

Kiker tembloroso vio como sus compañeros les dejaban a solas y aunque tenia deseos de salir corriendo con ellos, no lo hizo. Miró a Fisgo y se quedó allí, quieto, con el agua recorriendo su torso, sus muslos, su abdomen. El portugués se acercó directamente a él y puso las manos en sus caderas, enseñándole sus 22 cm de pura y dura verga. Kiker lo miró con una sensación que nunca conoció antes. No se lo pensó más.

Pero qué pasa, suéltame... – Se quejaba un desconcertado Gutis.

Carlos Roberto lo arrastró hacía el vestuario y lo sentó en el banco. Todos aguardaron expectantes y en silencio. No se oía nada, solo el sonido de las duchas. Todo el mundo parecía contener el aliento.

Unos pequeños suspiros se escucharon en las duchas. Todos suspiraron aliviados y se miraban sonrientes.

¿Qué pasa? – Preguntó Gutis - ¿Quién esta gimiendo?

Se acercó ligeramente a la puerta y asomó la cabeza.

No pudo evitar soltar un gritito de sorpresa, cuando vio entrar el pene de uno de sus compañeros en la boca del otro.

Alguien le tapo la boca y le arrastró de nuevo al vestuario. El joven estaba aun petrificado cuando fierro se agachó junto a él.

Ya ves, de vez en cuando nos calentamos y no es bueno aguantarse.

Además – Añadió Rayul abrazando por detrás al chico – Casiyas se lo estaba buscando. Ese culo pide a gritos polla.

Lastima que no sea la mía – Susurró melancólico Roñaldo.

¿Te sirve de algo mi culo? – Dijo guiñando un ojo Malkelele.

Kiker se arrodillo y tras mirar con detenimiento el enhiesto falo, lo tocó turbado. Lo acarició un poco e inició un movimiento lento subiendo y bajando con la mano.

A este movimiento se unió su lengua que inexpertamente le saboreó.

"No esta mal" – Pensó el joven.

Fisgo sonreía y dejaba que su virgen amigo explorara pacientemente.

La lengua tocó la puntita del pene, luego lo saboreó un poco y finalmente metió la cabeza en su boca mientras una mano le seguía acariciando el falo y otra la verga.

Una mano le sujetó el cabello y empujó su cabeza hacia la pelvis del experto jugador.

Fisgo suspiró, Kiker se atragantó y después de tener un par de arcadas notó como el erecto palo había entrado en su boca, pero no del todo. Podía ver el vello púbico y el tronco de aquella enorme cosa. Fisgo comenzó un vaivén placentero en el que los dos disfrutaron. Fisgo agarraba con fuerza la cabeza del chico y le poseía por la boca como si de un simple chochito se tratara.

Kiker notó en su garganta unas gotas calientes. Aumentó el ritmo, todo era más rápido, más salvaje.

Fisgo gimió con fuerza y tras empujar hacia sí la cabeza de su mamador se corrió con fuerza.

Hilillos de semen bajaron por su garganta. Kiker se quedó en el suelo, aturdido por lo ocurrido.

El portugués sonreía abiertamente a su de nuevo erecta polla.

Kiker le miró estupefacto e hizo ademán de chuparla de nuevo, pero el dueño de aquella maravilla tenía otros planes.

Lo viró y lo puso cara a la pared, con las manos apoyadas y las piernas bien abiertas, como si fueran a cachearle; y eso ocurrió. Fisgo le acarició todo el cuerpo; hasta el último recoveco fue manoseado por sus expertas manos. La rajita, rosadita, le atrajo fuertemente. Abrió su culito con una mano y vio un pequeño agujerito inexplorado, era rosado y apretadito. Como disfrutaría desvirgándole.

Cogió un poco de champú y untó su verga y el lindo agujero virgen. Apoyó las manos en las caderas del joven y tras poner la cabeza en el sitio correcto empujó con suavidad. Kiker aulló de dolor, aguantó las lagrimas, pero sentía que su cuerpo era perforado, abierto en canal, partido en dos. Recordó de repente al resto del equipo y su cuerpo se tensó.

Tranquilo, relájate o te dolerá – Susurró Fisgo a su oído.

Ellos... – Vocalizó entre dolorosos suspiros.

Ellos estarán ocupados, como nosotros.

Siguió empujando hasta que sus huevos chocaron contra el lindo culo perforado haciendo un obsceno ruido.

Kiker respiró agitado cuando sintió todo el enorme falo dentro de él.

Fisgo comenzó a entrar y a salir de él primero suavemente, pero aumento el ritmo, hasta acabar en unas frenéticas envestidas que a duras penas era capaz de aguantar sin tirarse hacia delante. Notaba toda esa parte del culo enrojecida, irritada.

Fisgo bramaba como un animal en celo, Kiker jadeaba y suspiraba mientras movía sus caderas apasionadamente. Se entregaba a fondo en ese dolor y placer que estaba sintiendo. Una mano comenzó a pajearlo con fuerza. Gimió extasiado cuando notó como su verga explotaba tirando chorros de semen a los azulejos de la pared. Fisgo terminó en ese mismo momento gritando con vigor y empujando de una sola vez su verga hasta dentro del desgarrado agujero.

Kiker llevó su mano hasta su destrozado orto y un dedo capto un liquido. Lo llevó hasta sus ojos y vio unas gotas blancas mezcladas con gotitas de sangre.

Sus ojos se abrieron asustado echó otro dedo hacia su ano y comprobó que efectivamente era sangre.

Me has roto por dentro. – Dijo apesadumbrado Kiker.

Fisgo le dio la vuelta y lo atrajo hacia sí. Le besó con ternura en los labios. Fisgo limpió a conciencia el cuerpo recién desvirgado que hacia verdaderos esfuerzos para no caer al suelo agotado.

Una vez limpio, tiró de él hasta el vestuario.

El equipo estaba esparcido por la sala, unos descansaban con el cuerpo sudado y goteando semen, otros mamaban alguna verga y Fierro Envestía con fuerza a Rayul, que chupaba la enorme tranca de Roñaldo.

El guardameta sonrió mientras le echaba una mirada a la entrepierna de Fisgo.

Fisgo rió diciendo:

Ah, no, por hoy ya has tenido bastante.

Casiyas desolado puso cara de inocente y susurró:

No es justo, yo quiero más – Miró a su alrededor - ¿Y Gutis?

Fierro sonrió ladinamente y señaló a una habitación en la que solo se guardaban productos de limpieza.

No quería colaborar y hemos tenido que atarlo. Os estabamos esperando.

Casiyas sonrió malicioso. Abrió la puerta y encontró a un asustado y lloroso Gutis, atado y amordazado.

Solo es un juego, Gutis...

Continuará si os gusta, si no me olvidare de la continuación.

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