Sólo tú 2
Mariela ha recibido una golpiza en la cárcel, mientras que Alejandra tiene que reponerse del balazo que recibió.
Policía: Méndez, tienes visita.
Escuchó que abre las rejillas y no puedo levantarme, el dolor en el estómago se intensifica y sólo puedo ponerme de rodillas, el oficial se compadece y es el encargado de ayudarme.
Policía: Tienes que aliarte con alguien, si no date por muerta.
No lo puedo ni mirar, en realidad tiene razón, si no tengo a nadie de mi lado seré presa fácil.
Mariela: Gracias. -Es lo único que puedo articular.
Camino lentamente para llegar a la sala de visitas, con mi mirada empiezo a buscarla, sé que es en vano pero algo me dice que al llegar la veré, aunque mi ilusión se desvanece al ver a Salvador esperándome.
Salvador: Mariela ¿qué te ha pasado? Mira ese ojo morado, te dije que te alejaras de los problemas.
Mariela: ¿Cómo está? ¿en dónde está? ¿vino contigo?
Salvador: Prometo contestarte todas y cada una las preguntas, pero por favor dime qué te pasó.
Mariela: Nadie se salva de las bienvenidas y menos cuando eres la única que ha ingresado en varios días.
Salvador: ¿abusaron de ti?
Mariela: no, sólo fueron golpes.
Salvador: te suplico que te alejes de toda situación problemática, si participas en riñas no podré bajar tu condena.
Mariela: es imposible, hasta el guardia me dice que me alíe con alguien.
Salvador: escúchame bien, he hablado con uno de mis superiores y expuse tu caso, me ha dicho que seas sincera, necesito que hables con la verdad y me digas si en realidad mataste a ese hombre, si tienes cómplices y los delatas tu condena bajará considerablemente e incluso pueden dejarte en libertad, pero necesito que cooperes.
Mariela: ¿qué insinúas? ¿qué yo lo maté?
Salvador: sólo quiero ayudarte, Marie.
Mariela: necesito hablar con Daniela ¿crees que pueda comunicarme el día de hoy con ella y con Ale?
Salvador: sí, claro, sólo que necesitas una tarjeta telefónica
Mariela: supongo tengo que esperar a que me visites de nuevo para que me la traigas.
Salvador: no, te daré dinero para que consigas una allá adentro, tal vez eso ayude a “aliarte” con alguien.
Mariela: Salvador – digo con voz insegura- ¿cuánto bajaría la condena si…- muevo mi cabeza y reacciono, no sé en qué estoy pensando al plantearme esa pregunta.
Salvador: ¿si?
Mariela: mejor dime ¿cómo está Alejandra? ¿qué tal pasó la noche? ¿en dónde está? ¿te llamó antes de que vinieras?
Salvador: está en el hospital, todo ocurrió cuando fuimos a dale la noticia a tus papás.
Mariela: ¿qué? ¿qué le pasó? ¿cómo está? –lo digo casi a gritos-
Salvador: al llegar a tu casa ella optó por quedarse en el automóvil, yo entré a casa de tus padres para informarles lo que había sucedido, después de unos minutos se empezaron a escuchar balazos, salí lo más rápido que pude y vi que le habían disparado a Ale, corrí para tratar de que no cerrara los ojos pero fue imposible impedirlo, en segundos quedó inconsciente. Aún no despierta pero el médico la reporta estable, así que no te angusties.
Mariela: maldita sea y así me dices que… me urge hablar con Daniela, dame el dinero para conseguir la tarjeta, AHORA.
Después de la noticia, hasta se me olvido el dolor. No sé a quién dirigirme para conseguir la tarjeta, a la única persona que le he dirigido la palabra es al policía pero tal vez es mala idea, supongo que todo entra de contrabando.
Policía: celda 24, no digas que yo te mandé.
Mariela: gracias, una vez más.
Acelero el paso y llego hasta el cubículo que me han indicado.
Fátima: ¿qué se te ofrece? -Me dice con cara de pocos amigos y un tanto desconcertada.
Mariela: necesito una tarjeta… telefónica.
Fátima: ¿tienes dinero?
Mariela: sí
Fátima: 200
Mariela: ¿200? Es muchísimo
Fátima: ¿la quieres o no?
Rápidamente saco el billete y se lo entrego, ahora lo que necesito es un maldito teléfono.
Fátima: por cierto, sólo tienes 15 minutos, es el restante de la tarjeta.
Mariela: púdrete, de perdido me hubieras dado una nueva.
Doy la vuelta y escucho como se burla.
Camino 4 metros y encuentro el teléfono, así que me apresuro a marcarle a la persona que me urge escuchar.
Daniela: ¿Marie, eres tú?
Mariela: Maldita sea Daniela ¿qué ha pasado?
Daniela: No sé, estoy tan asustada como tú.
Mariela: ¿crees que hayan sido ellos?
Daniela: es lo más probable aunque no me han contactado para nada.
Mariela: Salvador ha venido para decirme que si confieso la verdad y delato a los presuntos “involucrados” puede bajar la condena o mejor aún, quedo libre.
Daniela: ¿lo has hecho? – me pregunta con nerviosismo y miedo.
Mariela: claro que no, y menos ahora que han atentado contra Ale.
Daniela: no sé qué hacer, estoy tan asustada, no dudo en que la siguiente sea yo.
Mariela: mientras me encuentre en la cárcel a ti jamás te pasará nada, ellos saben que nos desvivimos por proteger a Alejandra y que al lastimarla a ella nos dan en lo que más nos duele.
Daniela: tal vez lo mejor sea que confesemos la verdad, así la podrás proteger.
Mariela: ¡¡NO!! Si confieso la verdad jamás me perdonará y lo sabes, tanto por el hecho de mentirle y peor aún, hacerle saber que soy una asesina.
Daniela: pero lo hiciste por ella, lo hicimos por ella, por protegerla.
Mariela: jamás lo entendería. Prefiero quedarme aquí el resto de mi vida a que se lleve una desilusión de mi parte.
Daniela: y dime ¿cómo estás?
Mariela: muerta en vida, me han dado mi bienvenida pero no se compara con el hecho de saber que Ale está en el hospital.
Daniela: iré a verla, le diré que le mandas saludos.
Mariela: está a punto de acabarse mi crédito, dile que la amaré hasta que el sol deje de brillar.
Daniela: cuenta con eso.
Mariela: por favor cuídala, sé que es tu mejor amiga y no hace falta que te lo diga, pero ahora más que nunca te necesita.
Daniela: cuídate tú, aquí hay muchas personas que la protegerán.
Escuché que Mariela iba a decir algo más, pero de pronto se colgó la llamada, de seguro se había terminado el crédito. Así que me dispongo a visitar a Ale para ver cómo sigue, lo más apropiado será no llevarme el auto, supongo que si lo hago podrían rastrearme o seguirme.
Salvador: Daniela, estamos por aquí.
Daniela: Hola Salvador, cómo sigue Ale? –lo saludo con un beso en la mejilla.
Salvador: Mejor, tuvieron que operarla para sacar la bala que se incrustó en el brazo, pero fue rápida y nada riesgosa, ahora está en recuperación y todo indica que el día de hoy nos la podremos llevar a casa.
Daniela: la puedo ver?
Salvador: claro, pero será en unos minutos porque están haciendo la revisión general.
Daniela: ah, entonces esperaré.
Salvador: Mariela quería marcarte
Daniela: sí, hablé con ella hace unas horas
Salvador: le urgía… por qué?
Daniela: quería que le informara cómo estaba Ale
Salvador: segura?
Algo me decía que tenía que confesarle todo a Salvador, estaba a punto de hacerlo cuando salió la enfermera y nos indicó que podíamos pasar
Enfermera: ustedes son familiares de la paciente Núñez Aranda?
Salvador: sí
Enfermera: pueden pasar
Caminamos a la puerta y estábamos a punto de pasar cuando Alejandra ya estaba llamando a Salvador, así que deje que él pasará primero.
Salvador: qué pasa Ale?
Alejandra: ya quiero escuchar su voz
Salvador: lo harás cuando estés en casa, ya te dije que la fui a ver pero no puede marcar al hospital.
Alejandra: me niego a esperar
Salvador: es lo que hay, no puedo hacer nada
Daniela: pero ni enferma dejas el berriche
Alejandra: tonta, hasta que apareces
Daniela: hasta que aparezco? Jajaja, si fuiste tú la que huyó
Alejandra: todos conspiran contra mí cuando sólo quiero escuchar a Mariela
Daniela: me llamó hace unas horas, nadie contestaba así que supongo fui la única opción
Alejandra: cómo está? Qué te dijo?
Salvador: ya te dije que está bien y ten por seguro que te extraña
Daniela: bien? No mientas Salvador, a mí me dijo que nunca antes había estado mejor, por fin puede comer algo rico y caliente, ya ves que a ti no se te da la cocina, Ale.
Salvador: jajaja no quería romper sus sentimientos
Alejandra: no jueguen con eso
Daniela: conste que sólo soy portadora de recados
Alejandra: ya, dime lo que te dijo
Daniela: está bien, por ella no te preocupes, aunque quería saber todo de ti, pero como no había venido no pude decirle mucho
Alejandra: cómo ha pasado sus primeros días?
Daniela: se escucha bien, y dice que se imaginaba algo peor
Alejandra: me muero por escucharla, no saben lo mucho que la extraño
Salvador: Daniela, te la encargo, iré a ver si el médico firma el pase de salida
Daniela: claro, ve sin cuidado
Alejandra: mejor deberías de checar si mi pase para ingresar al penal está listo
Salvador: en eso estoy, no te desesperes
Daniela: Ale, lo último que Marie dijo fue: dile que la amaré hasta que el sol deje de brillar
Alejandra lo único que hizo fue ladear su cabeza y ver el cielo mediante la ventana, después de unos minutos empezó a llorar y solamente la abracé, sin decir nada, simplemente haciéndole saber que no estaba sola.
Salvador: en dos horas pasa el doctor, qué bueno que estás aquí Dani, eres la encargada de vestir a Ale.
Daniela: no te preocupes, la tendré lista
Salvador: supongo la llevarás a su casa
Daniela: no traje el coche, en la mañana no quiso encender
Alejandra: no quiero ir a mi casa, crees que nos puedas llevar a casa de Dani?
Daniela: creo que no se podrá, tengo que salir por asuntos de trabajo
Salvador: y si te llevo a casa de tus padres?
Alejandra: no estoy lista para oír sermones
Salvador: por qué no quieres regresar a casa?
Alejandra: los recuerdos me van a invadir y…
Salvador: no tienes ni un peso para comer, o me equivoco?
Alejandra: sí, yo creo que ya hasta me cortaron la luz
Salvador: por eso no hay problema, si es por dinero que no quieres regresar a tu casa yo me encargo
Alejandra: no, no te preocupes, ya mucho haces con ser el abogado de Mariela y no cobrarnos absolutamente nada
Salvador: todos tienen una misión, la mía es ayudarlas
Alejandra: prometo que pronto me pondré a buscar trabajo y te pagaremos hasta el último peso
Salvador: no es necesario, lo hago con gusto
Alejandra: por cierto, serás tú el que pague la estancia en el hospital?
Salvador: no, parece que tus papás se encargaron de eso
Alejandra: lo presentía
Daniela: bueno, me tengo que retirar, así que ayudo a Ale y me marcho
Salvador: no, sólo deja que venga el médico y pasamos a dejarte
Daniela: gracias pero tengo que llegar a la oficina en 1 hora
Salvador: ni hablar, entonces espero verte pronto
Daniela ayudo a vestirme y guardar algunas cosas que estaban en la habitación, sólo dejo afuera un portarretratos con una foto en donde aparecía Mariela junto conmigo y el perro que en ese entonces vivía con nosotros.
Para ser sinceras, Mariela se veía hermosa, siempre ha sido una mujer muy atractiva, ella es alta aunque no más que yo, mide 1.68, su tono de piel es aperlado, tiene ojos medianos color café claro y una nariz respingada, sus labios son justos para los míos, ni gruesos ni delgados, simplemente perfectos, su cabello es ondulado y café claro, aunque he de confesar que lo que me cautivó fue su sonrisa y forma de ser, siempre ha sido muy atenta y solidaria, aunque no teníamos el suficiente dinero para comer de forma decente, siempre daba a los que más necesitaban y ayudaba a cuanto perro apareciera por su camino.
Yo soy más alta, mido 1.75 y mi piel es muy blanca, tengo pecas, yo las odio pero a Mariela le encantan, soy algo pelirroja y mi cabello es muy chino aunque procuro siempre tener el cabello lacio, mis ojos son color miel, mi nariz y boca son medianas. Ambas somos muy guapas, aunque Marie para mí es la mujer más hermosa.
Sigo sumergida en mis pensamientos, cuando escucho que Salvador entra junto con el doctor.
Doctor: señorita Núñez, lista para irse?
Alejandra: sí, ya empiezo a fastidiarme
Doctor: pues lo bueno es que empieza, la gran mayoría de los pacientes están hartos al momentos de darlos de alta
Salvador: mejor no la rete, puede que en estos momentos se ponga de malas, es muy temperamental
Alejandra: no mientas Salvador
Doctor: jajaja creo que empieza a enojarse
Alejandra: es que siempre me saca de mis casillas
Salvador: ya, está bien, por primera vez lo siento
Doctor: bueno señorita, puede irse a la hora que desee
Alejandra: gracias por todos los cuidados
Doctor: no hay nada por agradecer, por cierto en un momento vendrá la enfermera con el informe de alta , recomendaciones y las fechas para tomar terapia
Salvador: terapia? No nos comentaron nada de eso
Doctor: al momento de quitarle los vendajes es muy probable que le duela por días, las terapias le ayudarán a disminuir toda molestia.
Alejandra: qué pasa si no asisto?
Salvador: no se preocupe doctor, haga caso omiso a esa pregunta y cuente con que asistirá a las terapias
Doctor: perfecto, entonces me retiro, cuídese y tome sus medicamentos
Alejandra: una vez más, mil gracias
El doctor salió y nosotros nos fuimos al coche de Salvador.
Alejandra: y a dónde me llevarás?
Salvador: no quieres ir a tu casa, ni con tus papás, alguna sugerencia?
Alejandra: en el parque donde me encontraste, si pase una noche que no pase otras más
Salvador: como siempre tan graciosa, si no te molesta te puedes quedar en mi casa
Alejandra: no, no quiero darte más problemas
Salvador: ay Alejandra, no acepto un no como respuesta, sólo necesito que me acompañes a la oficina, no me presenté por la mañana y tengo que recoger unos papeles
Alejandra: sí, claro… y gracias
Fuimos rumbo a su oficina y me quedé escuchando música, pensando en Mariela, la verdad es que la extrañaba como nunca y sabía que aún faltaba tiempo para verla, pero al menos quería escuchar su voz, saber cómo estaba y decirle lo mucho que la amo. Salvador demoró alrededor de media hora y al llegar me sacó de mis pensamientos.
Salvador: lloraste?
Alejandra: no- aunque mi voz me delataba
Salvador: quiero ver una sonrisa, hay una razón, hoy llega mi jefa y mañana mismo me pongo en contacto para acelerar el proceso para que te den el pase de visita
Alejandra: no me mientes?
Salvador: con eso no jugaría. Mi jefa es la casi dueña del bufet en donde trabajo, sólo que se ausentó porque tenía que arreglar un caso en Italia, es una abogada muy reconocida y todo se lo ha ganado a pulso
Alejandra: no sabes lo mucho que te agradezco todo lo que hacemos por mí, por nosotras
Salvador: sólo quiero que está mala racha pase rápido
Al llegar a casa de Salvador me indicó cuál era mi habitación, era muy espaciosa y linda, quería bañarme pero la verdad no tenía ganas y aún tenía el vendaje, así que me metí a la cama y me quedé dormida.
Salvador: Ale, ale?
Escuché que a lo lejos alguien decía mi nombre, al abrir los ojos me asusté, pues el rostro de Salvador lo tenía muy cerca
Alejandra: qué pasó? Dije un poco desconcertada y con la voz un tanto grave
Salvador: es hora de levantarte, me tienes que acompañar a la oficina, lo más probable es que hoy mismo vayamos con mi jefa para que arregle lo de tu permiso.
Al escuchar eso me levante lo más pronto que pude y me cambié muy rápido, como no sabía si podía bañarme con las vendas no lo hice, así que bajé para hacer el desayuno en lo que Salvador se bañaba, realmente no sabía cómo le haría pero era lo menos que podía hacer a cambio de que me recibiera en su casa. Cuando llegué a la cocina ya estaba todo preparado y una voz me asustó
Sirvienta: buen día, usted es la nueva novia de Chava?
Alejandra: no, para nada, soy una amiga
Sirvienta: pues debe ser muy especial, me dijo que estuviera al pendiente de todo lo que se le ofreciera
Alejandra: es una gran persona
Sirvienta: así es, bueno me tengo que ir a comprar la despensa, se queda en su casa
Alejandra: gracias
Desayuné junto con Salvador y nos dimos prisa para llegar a tiempo, ya que su jefa es muy estricta.
Salvador: hola Perla, ya llegó?
Perla: sí Salvador, te está esperando
Salvador: perfecto
Perla: quita la cara de preocupado, es buena hora jajaja ya sabes que le gusta llegar con anticipación
Salvador: espero esté de buenas
Perla: ya lo descubrirás
Pasamos a su oficina, era muy grande y hermosa, al llegar se podía oler el aroma del café recién hecho, cuadros de Salvador Dalí y algunos retratos de su familia. El mobiliario era elegante, todo de piel color negro y su escritorio de caoba.
Salvador: buen día, podemos pasar?
Jefa: claro, pasen
Salvador: Alejandra, ella es Victoria Di Salvo Castillo
Alejandra: mucho gusto señorita
Victoria: el gusto es mío
Al saludarla de mano sentí un choqué eléctrico, algo así como cuando te dan toques.
Victoria: bueno, es mejor irnos, nos están esperando en el despacho
Salimos de ahí y yo me fui con Salvador, Victoria se fue con su chofer. Es una mujer muy guapa, en realidad no sé cuánto mida pues llevaba unos tacones muy altos, es rubia y su piel es más blanca que la mía, sus ojos son café claros con tonos un tanto verdes, su cabello es rubio y tiene labios un poco delgados.
Llegamos al despacho y saludó con furor al abogado que se encargaría de ayudarnos, según lo que escuché es amigo de la familia y por eso tiene ventajas. Sólo fue necesario que firmáramos algunos papeles, y nos dijo que tardaría 5 días en llegar el permiso, mi alegría se notaba pues faltaba menos para ver a Mariela.
Nos regresamos al bufet en donde trabajaban, pues tenían asuntos que arreglar.
Victoria: Salvador, necesito que mañana veas a un cliente, eres el indicado para este caso, necesitamos ganarlo. Te lo pido no como tu jefa, sino como tu amiga.
Salvador: mañana no puedo Vic, tengo que llevar a Ale a su primera terapia y sabes que la primera cita con el cliente puede ser tardada.
Victoria: entiendo, pero no puedes cambiar de fecha?
Salvador: es la primera y muy importante. Por qué no vas tú?
Victoria: es amigo de mi papá y sabes que en situaciones como esas prefiero no intervenir, además eres el mejor elemento que tengo
Salvador: y si le dices que lo veo pasado mañana?
Victoria: No, es necesario verlo mañana.
Salvador: es que no puedo Vic.
Victoria: yo la llevo, si no hay problema por ella yo me encargo de llevarla a su terapia
Salvador: pues no le veo ningún inconveniente o si?
Alejandra: no, de hecho por mí no se preocupen, iré sola.
Victoria: nada de eso, yo paso por ti, no soy grosera
Alejandra: no no, ya mucho hizo con ayudarme
Salvador: así se pone pero no le hagas caso, entonces pasaras por ella a mi casa
Victoria: a ustedes son? – hizo unos movimientos con su mano para indicar que si estábamos juntos
Salvador: para nada, es amiga, sólo eso
Victoria: ustedes solos se delataron, yo decía que si eran amigos y vivían juntos
Alejandra: es un poco tonto, lo admito
Ellos siguieron poniéndose de acuerdo para lo de mañana y yo estaba un poco nerviosa y no sabía por qué, pero el simple hecho de saber que mañana iría con la jefa de Salvador me disgustaba un poco.
Al siguiente día me levanté muy temprano, ya que recordaba que ella siempre se anticipaba y no quería hacerla esperar.
Cuando llegó toco la puerta y ahí estaba, con una sonrisa que no le había visto el día anterior, la vi y estaba radiante, elegante, impresionante.
Victoria: qué? Me vestí muy formal para la ocasión?
Alejandra: no – dije un poco ruborizada porque notó que me le quedé viendo
Victoria: y Salvador?
Alejandra: hace tiempo que se fue
Victoria: perfecto, nos vamos?
Alejandra: claro
Salimos y estaba su chofer esperándonos.
Victoria: súbase Julián, yo abro la puerta
Me sorprendí un poco, hasta el mismo chofer lo hizo.
Ambos subimos y nos fuimos todo el camino en silencio aunque sentía una vibra extraña. Al llegar me pasaron y recibí mi primera terapia, me quitaron el vendaje y el cabestrillo, así que por fin podría bañarme y tener más movimiento.
Me dejó en casa y nos despedimos, aunque antes de cerrar la puerta intervino
Victoria: mañana paso por ti
Alejandra: mañana? Pensé que Salvador me llevaría
Victoria: no creo, estos días estará muy ocupado
Cerré la puerta con un poco de enojo, pero no sabía por qué. Salvador no me había comentado nada y pensé que sería la última vez que vería a Victoria, pero no, todo parecía indicar que no.
Mil gracias a todos los que leyeron la historia y le dan seguimiento, pero en especial GRACIAS a todos los que comentaron aquí y me mandaron correos, me sirven para mejorar y se siente bonito recibir respuesta de ustedes.
Gracias por motivarme a seguir, un saludo a todos y espero les guste este capítulo.