Sólo sexo. Encuentro en Madrid

Aquello que sucedió hace un tiempo, vuelve a repetirse pero en un lugar muy diferente.

No termino de creerme lo que estoy viendo. No puede ser, con la infinidad de lugares que hay para salir de fiesta, tiene que ser en la misma discoteca donde nos encontramos.

Hago como que no está, lo ignoro completamente, estoy con mis compañeras de piso, tomando la copa que acabo de comprar y bailando, pero aunque lo intento, no dejo de seguirle la pista.

De un momento a otro, dejo de verle, lo busco por todos lados con la mirada pero no lo encuentro hasta que miro hacia la puerta, lo veo salir con uno de los chicos con los que está.

Miro la hora que es y tal y como está el panorama aquí en Madrid es imposible que se vaya a otra discoteca, por lo que aprovecho para ir al baño. Cuando voy a salir no puedo, lo tengo delante de mí, Mirándome fijamente:

  • ¿Pensabas que no te había visto? – me dice tranquilamente mientras se muerde el labio inferior.

  • Claro que sé que me has visto. No me has quitado la vista en ningún momento – respondo.

Ya no puedo decirle nada más, me agarra por la cintura y comienza a besarme.

Me besa de la misma manera que aquella noche de verano en el campo. Me empuja haciéndome entrar en el baño, cerrando la puerta con su espalda.

  • No te imaginas las ganas que tenia de volver a besarte - me dice mientras sus manos tocan mi trasero.

  • Eso no me lo creo - le digo vacilándole un poco.

Vuelve a besarme suavemente. Siento que poco a poco voy mojándome sin poder evitarlo, y aun más cuando sus dedos tocan mi sexo por detrás, por encima de mis vaqueros.

Con su otra mano comienza a torturarme un pezón, mientras que su boca comienza a recorrer mi cuello y bajar por la clavícula hasta llegar al otro, el cual muerde suavemente haciéndome gemir despacio para que no me oigan.

Mis manos recorren su pecho y poco a poco van bajando basta su miembro, el cual apenas cabe en sus pantalones. Sin darme cuenta, mete su mano entre mis piernas y ahora sí, ya no puedo más, estoy más mojada que nunca.

Sus dedos tocan mi coño y se van introduciendo en mí, haciendo movimientos circulares, sin dejar de torturarme los pezones, los cuales están muy duros y erectos. Ya no puedo más y desabrocho su pantalón, bajo un poco sus boxes y libero su polla, masajeándola y moviendo mis manos de arriba hacia abajo.

Estamos demasiado cachondos y no podemos aguantar más así, sacando un condón de su cartera. Se lo coloca y tras liberar una de mis piernas de los vaqueros me penetra fuertemente y de un solo embiste, lo hace bastante fuerte porque tengo mi pierna sobre la taza del váter, lo que le permite follarme fuertemente.

Para no caerme tengo mis brazos sobre sus hombros lo que le da acceso a mis pechos, a seguir torturando mis pezones. La verdad, llega un momento en el que no puedo más, mi orgasmo está llegando como no hacía tiempo y si no llega a ser porque me tiene sujetada, habría terminado en el suelo.

A la misma vez que yo, él también se corre, pero ocurre todo lo contrario que creo que va a suceder. En lugar de irse, espera a que me ponga bien los vaqueros, me coloque la camisa mientras el a su vez tira el condón y se pone presentable para salir, volviendo a darme un beso que me queda sin aliento antes de desaparecer del baño.

Respiro profundamente y yo también terminó por salir, volviendo con las chicas pasando primero por la barra para comprar otra copa. Al igual que antes de lo sucedido en el baño, no puedo dejar de seguirle con la mirada, al igual que el a mí. Sin darme cuenta y de un momento a otro, veo a una de mis compañeras hablando con uno de los chicos con los que él esta, y yo siento una de sus manos en mi cintura, baila a mi lado y yo lo sigo, o el me sigue a mí, no estoy segura de ello.

  • ¿Cuándo vamos a repetir lo de antes? - me pregunta al oído mientras mete su mano en el bolsillo de mis vaqueros.

  • No lo sé, puede que vuelva a pasar mucho tiempo como paso la vez anterior o apenas unas horas, depende de cómo vayan surgiendo vallan las cosas - le contesto al oído poniendo mis brazos sobre sus hombros y acercándome a él notando como su miembro está volviendo a crecer.

La verdad, paso un poco de eso y continúo bailando con él, hasta que una de mis compañeras me dice que se marcha con el chico que está a su lado y a la otra hace bastante tiempo que se fue.

Sé que es una locura, pero al ver el móvil y ver la hora, decido regresar a casa y le invito a venir. No se lo piensa 2 veces y cogemos un taxi hasta casa.

Estoy comenzando a mojarme de nuevo, al ver su paquete e imaginándome lo que puede hacerme al llegar a casa, pero tengo que sujetarle las manos durante el trayecto para que el taxista no se dé cuenta.

Subimos en el ascensor, abrazados y basándonos, tras abrir la puerta entro directamente en mi cuarto, me cojo unas bragas y la camiseta del pijama y me voy a la ducha.

Apenas cierra la puerta del baño comienza a besarme y a desnudarme, me quita la camisa tortura de nuevo mis pezones. Mis manos han desabrochado sus pantalones y han bajado sus boxes.

Masajeando su duro pene por segunda vez esta noche. Nos damos un respiro y terminamos de quitarnos la ropa y entramos bajo el agua. Sus manos recorren mi espalda empujándome hacia él, apoyándose a su vez en la pared.

Coge un bote de gel y la esponja echándole un poco. Hace espuma con ella y comienza a frotarme la espalda, mientras su boca recorre mi cuello y no puedo evitar gemir cuando siento sus dedos dentro de mí.

Uno de mis brazos está sobre sus hombros y el otro comienza a masajear su dura polla suavemente, masajeo su cuero cabelludo y le tiro del pelo cada vez que quiero que levante la cabeza para besarme en la boca.

A la vez que sus dedos juegan dentro de mí, siento como su otra mano toca mi ano, sabiendo perfectamente que es lo que va a ocurrir. De un momento a otro, estoy de espaldas a él, agachada hacia delante, sujetándome en el grifo de la ducha y sintiendo la punta de su polla en la entrada de mi ano.

Con sus manos en mi cintura, comienza a empujar suavemente, entrando por completo en mí, sin ninguna complicación. Comienza a moverse suavemente aumentando poco a poco la velocidad.

No puedo controlarme por mucho tiempo y comienzo a gemir cuando siento sus dedos dentro de mí, apretando suavemente mi clítoris y aumentando la velocidad en sus embestidas. Por mucho que queramos, no podemos aguantar mucho, y terminamos corriéndonos, yo en su mano, y el en mi culo.

Manteniéndonos así, me abraza por la cintura, me besa el cuello y nos enjuagamos dejando que el agua caiga sobre nosotros. No puedo más, necesito comprar un puto vibrador para estos momentos, después de despertarme soñando con lo que hice anoche en la discoteca, en el baño de casa, necesito quitarme la ropa e introducir mis dedos en mi interior, imaginar que son los suyos, imaginar que va a follarme de nuevo y terminar corriéndome, después de haber vuelto a hacerlo en la cama donde apenas hace unas horas me dejo dormida para volver al pueblo.