Solo palabras
Lo que no pude decir a la nujer que quise.
A la pequeña emperatriz.
Una vez más somos dos extraños que paradójicamente se conocen los nombres, y aun así, nos conocemos en parte. En aquel año donde solamente existe en agendas y anotaciones pasadas que hoy en día yacen sepultadas en la cripta de mi ático veo las carcomidas fotos testigos de tu innato esplendor. Entre teoremas, ecuaciones binónicas y logaritmos diferenciales debatíamos diariamente por el solo propósito de hallar la excelencia, solo las miradas se transmitían en la estancia porque de tus puertas de marfil ni una sola palabra se decía. Soy un loco incomprendido, un rebelde en busca de laureles, un ignorante más que vaga por este mundo de transiciones falsas y halagos fingidos.
Mi concepción inmadura y casi inocente de lo que en aquel entonces llamaba interés hacia alguien no ha revivido desde aquel día que en medio de una gran reunión dejamos aquel sitio lleno de rondas y arrullos para dar paso a convertirnos en lo que supuestamente debemos ser, lo que la mayoría de los mortales llamaría ser personas, una sociedad, un pueblo como sea que se llame a esta gran locura gobernada por la también loca aristocracia tapada.
Ya son las 2.00 pm y veo por la ventana a las meretrices que están saliendo con la certeza de que la noche será larga, las ven inexpresivas o con una leve sonrisa, pero dentro de ellas la tristeza se viste muy bien a diferencia de los cortos trajes que ellas engalanan. Los trazos finos y acuosos de sus lágrimas se han escondido tras el maquillaje, mismo maquillaje que la sociedad ha pintado con sus prejuicios. La difícil vida de una mujer fácil, admito en mi poca vergüenza que una vez pedí de aquel amor prestado de aquellas doncellas de la vida loca. Y aun así no fue lo mismo, nunca lo fue. No puedes reemplazar el aire con viento, ni el agua con rocío. Menudo problema en el que me hallo, he fumado mas de media cajetilla mientras pensaba en lo que fue, una vez, el mas promisorio destino junto a ella sabiendo que no seré mas que un compañero en forma literal.
Golpean a mi puerta y es mi viejo amigo Dámaso que junto a la pandilla me invitan al bar de ¨cuchilla¨ para cantar, una noche más, las tristes y bohemias vidas de los no correspondidos. Que dentro de ellos se oye el hondo grito silencioso del alma y el profundo lamento del corazón, que mas pido a esta maldita vida que me deje olfatear el perfume de tu presencia rondar otra vez sobre mi lecho; hoy romperé el cliché de los hombres duros y escasos de lagrimas, sus ojos grandes y negros me impiden que la voz se me quiebre mientas elevo canticos a lo que desde un principio no me merecía.
El aire de la medianoche se cola por los ventanales enrejados del bar acariciando mi rostro congelando mis mejillas, pido una copa doble y brindo por la que en secreto y en mi imaginación le dedicaba mis mas bellas piezas y mis mas bellas inspiraciones pero en la realidad ni una sola palabra le proferí a. a mi musa, a mi alma, a mi fuerza, a mi valentía, a mi complemento erróneo levanto mi copa.
SALUD!!!