Solo íbamos a dormir juntos....

Sólo habíamos quedado para hablar y dormir juntos, pero la noche se com plicó...

SÓLO ÍBAMOS A DORMIR JUNTOS

Hola amigos de todorelatos!!! Os envío este relato, que es totalmente real, esperando que disfrutéis un ratito mientras lo leéis

Hace unas cuantas semanas él me dijo que se iba a quedar solo en casa, ya que sus padres se iban a pasar el fin de semana fuera. Últimamente lo habíamos pasado mal, por cosas que no vienen a cuento, y me invitó a ir a dormir con él, para así poder hablar. Pasó a recogerme a mi piso, y fuimos hacia su casa.

Estábamos solos y teníamos toda la noche por delante, así que nos acomodamos en el sofá. Habíamos quedado solo para dormir, por lo que yo incluso me llevé un camisón, pero según fue desarrollándose la noche me di cuenta de que no me iba a hacer falta. A mí me encanta ver fotos, y él empezó a sacar álbumes de cuando era pequeño. Era un niño monísimo, muy rubito y con unos ojos verdes preciosos, ojos de agua. Mientras veíamos las fotos, él me empezó a acariciar la espalda y la cintura, muy suavemente, con cariño, me estaba haciendo unas cosquillas sumamente agradables. Cuando acabé me recosté en el sofá, sobre él, y nos pusimos a hablar de mil cosas mientras sonaba la música.

Nos cogimos de la mano, y no pude reprimir mis ganas de besarle. Empezamos a hablar de sexo, como casi siempre, y él me dijo que tenía una película porno de un tal Rocco ( dicen que es un superdotado). Seguimos besándonos en el sofá, ahora él sobre mí, y de pronto le dije que quería que viésemos la peli. Me di cuenta de que cuando él se levantó para buscarla ya tenia un abultamiento en el pantalón, lo que me hizo ponerme bastante caliente. Metió la cinta en el vídeo, y volvió a ponerse sobre mí. Yo intentaba ver al famoso Rocco, que de verdad tenía un aparato de considerables dimensiones, pero él no paraba de besarme, bajando hacia mi cuello y mi escote.

Me estaba calentando mucho, y él estaba ya excitado, pero yo quería ver a Rocco, así que cambiamos de posición y me senté entre sus piernas, apoyando la espalda en su pecho, para poder ver mejor la televisión. Él empezó a tocarme el pecho desde detrás, metiendo las manos por la camiseta y el sujetador, mientras Rocco se lo pasaba fenomenal con dos chicas muy monas. Cuando por fin sus dedos me pellizcaron los pezones yo ya estaba totalmente húmeda. En ese momento el divino Rocco se la estaba metiendo por el culo a una de las chicas de la peli. Esto unido al roce de sus dedos hizo que los pezones se me pusiesen erectos, muy duros y rugosos. Estaba muy sensible, y él se dio cuenta enseguida. – Eso te ha excitado, ¿ verdad cariño? Se te han puesto las tetas duras cuando has visto como disfrutan.- Le metí los dedos en la boca para que se callase, y él me los chupó con gusto. Me di la vuelta y me puse encima de él. Su polla empezaba a ponerse muy dura, y eso a mí me encanta. Nos besamos en la boca y en el cuello, por donde le pasé la lengua muy lentamente, hasta llegar al lóbulo de la oreja y mordérselo despacito.

Disfruto al escuchar el gemido que se le escapa cuando hago eso, me hace sentir poderosa. Mi sujetador hacia tiempo que había desaparecido, y él me sobaba las tetas por encima de la camiseta, que ya me dolían por el roce. Nos levantamos y fuimos al piso de arriba. Habíamos decidido ducharnos juntos por primera vez. Nos empezamos a besar apasionadamente en el cuarto de baño mientras nos íbamos desnudando el uno al otro. Cuando sólo me quedaban las braguitas se apartó y me dijo: - Deja que te mire- Me sentí deseada, y una punzada eléctrica me recorrió todo el cuerpo.

Me fue bajando poco a poco la ropa que quedaba, y al incorporarse, debido a nuestra diferencia de altura, su pene totalmente erecto me chocó contra el ombligo. Eso me hizo excitarme mucho más. Estaba muy caliente y deseaba pasar a la acción cuanto antes. Nos metimos en la ducha y seguimos besándonos mientras el agua caía sobre nosotros. La sensación era deliciosa y prometía mucho más. Sus caricias se aceleraban sobre mi pecho, sobre todo mi cuerpo, cogiéndome el culo y estrechándome contra él.

Me sentía pequeña y femenina, erizada por el roce de esas grandes manos. Uno de sus dedos empezó a explorar entre mis piernas, y por el temblor que me recorrió todo el cuerpo supe que no iba a aguantar mucho mas tiempo de pie. Se lo hice saber, y esta vez fui yo la que fui bajando poco a poco, besando su pecho, enlazando mis dedos sobre su velludo torso rubio, lamiendo cada milímetro de piel fresca y húmeda, hasta llegar a su duro pene.

Me detuve unos segundos a observarlo, y mientras me arrodillaba frente a él comencé a saborear su piel con la punta de la lengua, desde la base hasta la punta. Él estaba muy excitado, podía sentir la sangre correr rápidamente por sus venas y llegar hasta el objeto de mi deseo. En un momento me la metí entera en la boca, mientras me agarraba fuertemente a sus nalgas. Él me echaba agua por la cabeza y se sujetaba a la pared de la ducha. Sentía como se estremecía cada vez que me metía su polla en la boca, cada vez mas dentro, cada vez succionando con mas fuerza. Estaba dispuesta a tragarme todo su semen por primera vez, quería que la noche fuese inolvidable. Empezó a gemir mas fuerte, noté como un ligero temblor le recorría las piernas, y supe que iba a llegar al orgasmo. Le chupaba cada vez mas fuerte, me estaba tragando entera aquella polla y disfrutaba como una loca. Empezó a saber salado y en ese momento se corrió en mi boca.

Un chorro de semen inundó mi garganta, y me tragué hasta la última gota. Aquello era muy excitante, y la noche no había hecho nada mas que empezar. Salimos de la ducha y nos fuimos secando entre besos. La boca me sabía a él, era una sensación maravillosa. Me tumbé en la cama boca abajo y le pedí que me pusiese crema hidratante por todo el cuerpo. Disfrutaba del roce de sus manos por la espalda, por las nalgas, abriendo ligeramente las piernas para llegar entre los muslos.

Cuando acabó de ponerme crema siguió tocándome la cara interna de los muslos muy delicadamente mientras nos besábamos. De pronto sus dedos llegaron a mi sexo, que estaba totalmente hinchado y húmedo, deseando ser acariciado. El roce era eléctrico. Yo seguía bocabajo y empecé a gemir cada vez que sus dedos me rozaban y llegaban hasta mi clítoris. Me ponía como loca y necesitaba sentirle dentro, así que cuando me penetró con dos dedos no pude reprimir un grito de placer. Estaba chorreando. Mi flujo le empapaba la mano mientras entraba y salía de mí. Yo apretaba los muslos para atraparle dentro cuando me sorprendieron las contracciones de mi primer orgasmo. Me di la vuelta, sin aliento, y le pedí que parase un momento. Él chorreaba de mis jugos y estaba sudando, pero no parecía dispuesto a dejarme tranquila. Me volvía a besar y mordisqueaba mis pezones con hambre. Cerré los ojos y me abandoné al más absoluto de los placeres. Estaba dispuesta a que hiciera conmigo lo que quisiera, no me sentía con fuerzas para negarle nada. Él avanzó hacia mis piernas, las abrió y se acomodó entre ellas, rozando apenas con la lengua mis rodillas.

Sentí como mi vulva palpitaba de deseo, quería que me comiese entera. Cuando rozó mi vello sentí de nuevo esa punzada eléctrica y arqueé la espalda. Él lamió mis labios, que querían explotar, y empezó a mover su lengua sobre mi clítoris cada vez más rápido, al tiempo que me penetraba con uno, con dos, con tres dedos. Me estaba poniendo histérica, y le empecé a gritar que me follase, que era su puta y que queria que me jodiese entera. Él me metía los dedos cada vez más rápido, con violencia, hasta que no pude mas y exploté. Necesitaba descansar, pero él no estaba dispuesto a dejarme. - ¿Quieres que te deje, o quieres que siga comiéndome el coñito? – Para, por favor, me vas a matar- Pero me lo pensé mejor. – Sigue, dame mas, quiero más. Creo que tuve un par de orgasmos seguidos, las contracciones de mi vagina le atrapaban y yo me estaba empezando a marear de placer.

Tumbados los dos en la cama intentamos controlar la respiración. Yo seguía con los ojos cerrados, extenuada, ni siquiera me acordaba de donde estaba. Él me acariciaba el pelo. – Tranquila cielo, descansa, no te preocupes. ¿ No te preocupes?? ¡ Me vas a matar! Ah, que de esta te vas a enterar!!.- Después de unos minutos hablando y acariciándonos abrazados yo ya estaba preparada para darle caña. – Date la vuelta – le dije- te voy a dar un masaje en la espalda.- Se tumbó bocabajo, como yo había hecho al principio de la noche, y me senté a horcajadas sobre él. Era tan grande que perdía el equilibrio, parecía que estuviese montando un animal salvaje.

Empecé a masajear su espalda y sus nalgas, besando y lamiendo, abrazándole para sentir su piel contra mi piel, escribiendo palabras con la lengua para que él se riese. – Cariño, si quieres sentir como mi polla crece en tu boca ahora es el momento, o si no me voy a empalmar totalmente.- No me lo tuvo que decir dos veces. Le besé y le mordisqueé la oreja mientras le daba la vuelta, y allí estaba, su pene caído y arrugadito. Fui bajando lentamente por su cuello, por su pecho, lamiendo y besando a mi paso, mordisqueando suavemente sus pezoncitos, justo como me encanta que él me haga a mí. Introduje la lengua en el ombligo y seguí bajando, dando rodeos, lamiendo suavemente sus testículos, entre sus piernas, mas arriba de su ano, mientras él gemía entrecortadamente.

De rodillas a su lado mis pechos chocaban contra sus piernas, y él me empezó a meter un dedo desde detrás, rozando mi sexo totalmente empapado. Seguí disfrutando cada milímetro de aquélla cosita mientras él me apartaba el pelo de la cara, decía que quería verme. Se me debe poner una cara de puta impresionante cuando le estoy mamando, porque a él le encanta mirarme. Seguí dibujando con la lengua sobre su pene, que empezaba a enderezarse, como saliendo de un sueño. Pero su dedo entraba y salía de mí. – Cielo, déjalo o no podré terminarte.- Ven- me dijo- ponte encima.- Así que nos acoplamos en un 69, yo sobre él, con mis labios abiertos y mi culo directamente encima de su cara, diciendo "cómeme". Y eso hizo, me comió entera. Con los dedos me abría los labios para poder recorrerlos con la lengua. Me la pasaba arriba y abajo, muy despacito, dándome un placer infinito, me rozaba el clítoris, me volvía loca.

Yo me movía sobre su cara para que me llegase mas dentro, él me tocaba con los dedos, me agarraba del culo y me llevaba hacia él. Mientras, yo me tragaba su polla hasta dentro, estaba mas excitada de lo que había estado nunca, me la metía hasta la garganta y succionaba como una desesperada, los dos gemíamos, estábamos llegando al límite.-Para, para por favor!- Él tiraba de mí para que parase, quería que yo fuese la primera en tener un orgasmo, pero como siguiese así se iba a correr de nuevo en mi boca. Pero eso era lo que yo quería. Me agarré con mas fuerza, mientras él seguía tirando de mí desesperadamente. Me detuve un segundo y dejé caer la cabeza entre sus piernas. Él seguía metiéndome la lengua, cada vez más rápido, me metía un dedo, dos dedos, yo gemía.

Pero no quería ser la primera, no estaba dispuesta a concederle esa ventaja, así que me tragué su polla entera, de una sola tacada. Estaba enorme, mas dura de lo que yo la había sentido nunca. La metía dentro y fuera, la rozaba apenas con los dientes, lamía la punta tersa y suave. – Para, para por favor!!- No estaba dispuesta, me la seguía metiendo hasta dentro, él gemía y tiraba de mí, hasta que por fin comprendió que no se iba a escapar y me dejó hacer. Yo me agarraba a sus nalgas y las empujaba hacia mí, me lo quería comer entero, quería que no se olvidase de mi boca en toda su vida. Empezó a temblar y a ponerse tenso, y supe que había llegado la hora. Con dos dedos le presioné la base del pene, como formando un anillo, en círculos arriba y abajo. Le seguía chupando, le succionaba como si me fuese la vida en ello.

Quería dejarlo totalmente seco, y con la excitación pensé que íbamos a llegar juntos al orgasmo, a pesar de que él ni siquiera me estaba tocando. Seguí mamando, mas y más, estaba como loca, dentro y fuera, creo que incluso le mordí un poco, él gemía entrecortadamente y yo le daba mas, mucho más, hasta el fondo, mas y mas. Le temblaban las piernas, sentía como se estremecía entero bajo mi cuerpo, y eso me hacía seguir, mas y más, hasta que un ligero sabor salado me anunció que el orgasmo llegaba, mantuve la presión con mis labios, y él eyaculó a borbotones, me llenó la boca de su leche calentita, se revolvía debajo de mí con los últimos espasmos, hasta que me lo tragué todo, hasta la última gota, le dejé seco, y por fin descansamos.

Estábamos exhaustos. Tumbados en la cama, abrazados, hablábamos de mil cosas. Estábamos sudando por el calor y por el sexo. Él me acogía entre sus brazos, me sentía pequeña y femenina, feliz. Me acariciaba la espalda y la cintura, me pasaba los dedos por el pecho suavemente, nos besábamos despacio. Hablamos de la peli de Rocco, donde habíamos visto cómo lo hacían por detrás. Mientras me acariciaba me preguntó si quería que probase a meterme un dedo. Estaba dispuesta a probarlo todo con él, así que accedí.. Seguimos besándonos y acariciándonos, yo estaba ya muy húmeda, y empezó a bajar las manos por mi cuerpo.

Llegó a mi sexo, lo recorrió con los dedos y se empapó de mis jugos. De pronto, mientras me besaba, introdujo un dedo en mi agujerito. Me quedé sin aliento y no pude reprimir un grito. El dolor se había confundido con el placer por un momento, y deseé que siguiera penetrándome así. Le susurré al oído que lo hiciera otra vez, le mordí el lóbulo de la oreja y me preparé para disfrutar. Volvió a meter su de dedo en mí, bruscamente, de una sola vez. Esta vez gemí de placer, quería que siguiese haciéndome gritar. Entraba y salía de mí, me besaba y no podía casi ni respirar. Metió dos dedos y me empecé a poner como loca. Le sentía muy dentro, pero quería más. Cuando propuso que lo hiciésemos no me lo pensé, quería sentir su polla dentro de mi culo, quería que gozásemos los dos.

Él se levantó, totalmente excitado. Le agarré de las nalgas y me llevé su pene a la boca. Le lamí de arriba abajo, quería lubricarle bien para cuando entrase en mí.. Me puse en cuatro encima de la cama, temblando de excitación. Se colocó detrás de mí y me agarró de las caderas, llevándome hacia él. Notaba su pene erecto y me mojaba aún mas, pero no acababa de entrar. Me estaba impacientando, la quería dentro y ya, quería que me taladrase, quería gritar de placer. Volvió a meterme los dedos, bien mojados con mis propios jugos. Me estaba dilatando para lo que vendría después. Se cogió la polla con las manos, me agarró otra vez del culo y empezó a penetrarme. Le notaba entrar poco a poco, era increíble lo que estábamos haciendo. Intentaba darme la vuelta para verle la cara cuando noté como quitaba la mano, me cogía de la cintura y de un empujón me la metió hasta dentro. Grité y gemí como una loca, me movía para que entrase aún mas dentro.

Estaba disfrutando, me sentía como una puta y me gustaba, quería más. Cuando salía de mí me tumbaba en la cama, exhausta. Estábamos incluso desplazando la cama con nuestras embestidas. Me volvió a penetrar una y otra vez, yo gemía y me movía. Me dolía y me encantaba. Al cabo de un tiempo no pudimos mas, y caímos sobre la cama, destrozados. Respirábamos entrecortadamente y nos besamos. Había sido maravilloso, pero no habíamos podido acabar. Su polla me miraba erguida y desafiante, era increíble, ¡ me estaba provocando!. Me incliné sobre ella dándole besitos y acariciándola. Él me miraba mientras lo hacía y me tocaba el pelo.

Le lamí y le besé, me tragué su polla hasta el fondo mientras observaba como disfrutaba, hasta que de nuevo se corrió en mi boca. Me tragué toda su leche, que estaba calentita y salada, me reconfortaba en la garganta. Nos besamos de nuevo, con el sabor del sexo todavía en la boca, y por fin pudimos dormir, abrazados y exhaustos

Aliena

Si queréis contarme vuestras experiencias o comentarme si os ha gustado el relato, podéis escribirme a escandalosa_80@hotmail.com . Un saludo a tod@s!