Sólo era un negocio II

Tras nuestro encuentro... el primer cliente de verdad

Tras esa fantástica primera experiencia, nos pusimos manos a la obra, mientras se nos ocurría un anuncio un poco original que llamase la atención, nos dedicamos a responder alguno de los que encontramos colgados en internet, el primer personaje con el que nos encontramos era un simple mirón.

Tras tantearle un poco quedé con él, a solas, como primera toma de contacto, pactamos el precio y el modo, y después de enseñarle unas fotos de mi “mujer”, acordamos el momento del encuentro.

Yo contrataría el motel, le daría una llave a él y tendría que llegar antes que nosotros, el acuerdo era que se colocaba en un rincón de la habitación, sin ocupar ni la cama ni el sofá, y se dedicaría a mirar sin decir nada.

Llegó el momento y, aunque nerviosos, íbamos excitadísimos al encuentro, tanto que durante el trayecto en el coche y para ambientarnos ella se subió la falda para enseñarme el tanguita que apenas cubría su sexo absolutamente depilado, con esta visión, mi erección no se hizo esperar y ya me daba igual que estuviese o no el mirón en la habitación, me iba a follar a esta hembra como nunca se lo habían hecho.

Llegamos al hotel, aparcamos en nuestro reservado y le indiqué que fuera subiendo, desde mi posición,  retrasado y dos escalones más bajo que ella mi vista de sus nalgas era espectacular, no podía esperar a tener ese culo en mis manos.

Entró en la habitación…- Ufffffff que calor hace aquí, voy a poner un poco el aire…- se puso a buscar el termostato y ya no pude aguantar más… cuando se apoyó en la pared a manejar el aparato aquel, la ataqué por detrás le subí la falda hasta la cintura, dejando sus nalgas al aire, se las separé y le aparté la tira del tanga, cuando la tuve totalmente libre de impedimentos introduje un dedo en su coño pero al notarlo tan mojado no me resistí…, me bajé precipitadamente el pantalón y sin ningún miramiento le metí la polla de una sola estocada, yo empujaba una y otra vez y ella gemía, cuando, de  repente,  escuchamos un suspiro desde atrás; nos habíamos olvidado del mirón!, por un momento nos detuvimos y le miramos, creo que eso nos excitó todavía más, yo no dejaba de empujar con mi polla en su coño y ella me acariciaba los huevos por debajo.

El se pajeaba sin parar mientras nos miraba, sudaba de la excitación, y decidí llevarle al límite, me separé de mi hembra y le di la vuelta, la coloqué de frente a nuestro mirón y desde detrás de ella le quité el vestido sacándoselo por los hombros hasta dejarla frente a él sólo con el tanga.

-Mira putita este cerdo es quien nos paga, así que haz que se divierta, siéntate y que vea bien eso que tienes entre las piernas

Ella obedeció, en su papel de esposa sumisa, se sentó en el sofá, muy insinuante, con las piernas muy abiertas y mientras con una mano se apartaba el tanga, con la otra se iba acariciando el clítoris, luego bajaba el dedo y lo introducía en su coño para después llevárselo a la boca y… vuelta a empezar.

Nuestro mirón empezaba a ponerse rojo de la excitación, y yo estaba igual de cachondo, me puse a su lado y ambos disfrutamos un rato del espectáculo. Ella no dejaba de acariciarse el coño,  los pechos, nos miraba, consciente del efecto que estaba causando en nosotros… sin pensarlo me acerqué a ella y sin pedir permiso sustituí sus dedos por mi polla en su boca, no se inmutó, y siguió con su juego, me chupaba el pene mientras se acariciaba el coño, yo estaba tan excitado que golpeaba su garganta en cada embestida, con cada empujón le daba con los huevos en su barbilla, pero ella chupaba y chupaba, me miraba con una expresión de deseo que me excitaba incluso  más que tener mi polla en su boca entrando y saliendo.

Pensé que me correría en su boca, que no sería capaz de aguantar más, así que me separé de la chica, la mandé quitarse el tanga y colocarse encima de la cama a cuatro patitas, quería tener una buena visión de su culo.

Cuando ella obedeció, me dirigí al mirón… no sabía como iban a reaccionar, ni ella ni él,  pero estaba embalado…

-A ver guarrilla, enséñale el culo al cabrón éste que ya casi babea. Ella se separó las nalgas con las manos para ofrecernos una perspectiva única de su culo.

-Mira!, no te apetecería chupar ese culito?, yo me lo voy a follar en un momento, pero si quieres, te dejo preparármelo.

Él me miró, sorprendido con el ofrecimiento, pero sin contestar se levantó de su rincón y se acercó a ella, se acercó, y casi con miedo empezó a chupar el culo, lamía y de vez en cuando introducía su lengua un poco en el ano,

-Así, déjamelo bien mojado, que no quiero demasiada resistencia, y el mirón sin dejar de chupar

Aproveché para colocarme yo al otro lado y volví a meterle la polla en la boca, ella volvió a recibirla con ansia y a chupar con verdadero deleite, cuando pensé que estaba ya todo bien húmedo y la chica lo suficientemente preparada, me coloqué por detrás echando al mirón de su posición privilegiada entre las nalgas de la mujer, probé con un dedo, luego con dos y cuando comprobé que se deslizaban con facilidad decidí, sin más miramientos, hundir mi rabo en su culo hasta golpear en sus nalgas con mis huevos.

A ella se le escapó un ligero chillido, pero fue sólo un momento, enseguida empezó a moverse rítmicamente como coreando mis embestidas.

El tío que se había quedado muy cerca de nosotros no decía nada, sólo se pajeaba con verdadero ansia, al cabo de un par de minutos estalló en una corrida que casi nos alcanza y yo ya no pude aguantar más…

Le saqué la polla del culo para correrme entre aquellas nalgas tan provocativas, cuando descargué, ella me estaba mirando, absolutamente satisfecha.

Esta fue la primera de nuestras aventuras, a partir de ahí hemos tenido clientes de todo tipo, que si os apetece podréis seguir leyendo.