Solo era el principio (05) Disfruto sólo...

Simplemente quiero contar una bonita historia de sexo, pasión y amor. Si os gusta lo que voy escribiendo, seguiré publicando más y más capitulos de esta larga, tórrida e increible historia. Vuestros comentarios e inquietudes a nuestro mail, por favor.

CAPITULO 05

Disfruto sólo, con su olor…

MARTES, 22 DE JULIO DE 2008 (MAÑANA)

Aunque suene raro por lo que conté al principio, este día se iniciaban nuestras vacaciones. Me había enterado la mañana de antes cuando llegué al curro. (Cosa, por otro lado, nada extraña en mi empresa. Siempre ocurre lo mismo, te enteras de algo diez minutos antes de que suceda e incluso a veces, diez minutos después. Pero bueno, ¿qué le podíamos hacer?). Por diversos motivos de trabajo que nada tienen que ver con lo que estoy contando, ¡o sí!, ¿quién sabe?, nuestro plan de vacaciones de ese año se había ido al garete. Al final las tuvimos que adelantar diez días y en vez de coger un mes completo sólo cogeríamos hasta principios de agosto. Lo bueno de todo esto es que nos iban a quedar más de quince días para Navidades.

A lo que iba. Tras el explosivo fin de semana pasado en el que vivimos cosas que jamás hubiese imaginado y tras reconocer que mi mujer me podía dejar impresionado cada vez que lo desease, por fin estábamos de vacaciones y me disponía, junto con Sandra, evidentemente, a seguir realizando sueños y cumpliendo fantasías, por lo menos durante el tiempo que durasen los días de descanso. Atrás quedaban Alex o los camareros. Atrás quedaban Gloria y Moisés. Aquellos que tan solo habían sido parte de nuestras fantasías más irreales, quedaban atrás con la sana intención de buscar personajes de carne y hueso para seguir escribiendo la historia de nuestra vida, siempre que Sandra se prestase a ello, ¡claro está!

Pero bueno, vamos a lo importante. Cómo aquel día ya estábamos de vacaciones y no teníamos mucha prisa, nos levantamos a buena hora, es decir, a las once menos algo de la mañana. El día fue bastante tranquilo ya que cómo teníamos por costumbre, los primeros días de vacaciones los dedicábamos a descansar un poco y hacer un poco de limpieza general en la casa para estar el resto del tiempo más libres.

Unos días antes le había regalado un par de entradas a Sandra para que fuese al concierto de Miguel Bosé, “Papitour” creo recordar que se llamaba el concierto. Cómo este cantante no es mi fuerte pero Sandra es su fan número uno, había quedado con una vecina amiga, que también le gusta mucho ese personaje, para primero ir de compras y luego al concierto mientras que yo me quedaba tranquilito en casa viendo la tele.

No era algo habitual en ella, rara vez salía a solas con algún conocido. Sandra me había preguntado varias veces si quería ir con ella pero yo le había dicho que no, que mejor fuesen ellas solas y lo disfrutaran mientras que yo me quedaba sufriendo su ausencia. Aquel concierto no era de mi agrado, así que prefería quedarme en casa solito y aprovechar para poner en orden mi cajón con todos mis papeles y si me apetecía, salir a tomar unas cañas al bar de siempre.

MARTES, 22 DE JULIO DE 2008 (TARDE)

Pero sin esperarlo, la tarde se me arregló de un plumazo.

  • ¡Recuerda que en mi ordenador hay algo para ti! Disfruta de la agradable sorpresa que te espera , me dijo lanzándome un pícaro beso justo antes de cerrar la puerta

¡Era verdad!, ¡se me había olvidado! Tenía que leer el texto y saber con quién se había corrido la tarde del pasado sábado. ¿Cómo cojones se me había olvidado algo así? ¿Me estaré haciendo viejo? ¿Quién sabe?

Pero había un pequeño problema. Seguro que el texto y mi destrozada imaginación me iban a calentar en demasía y Sandra se iba al concierto. Eso quería decir que, en caso que llegase a buena hora, no podría desahogarme hasta las tantas de la noche, ¡menuda putada!

¡Bueno!, a lo mejor me desahogo con unas pajillas, pensé enseguida.

Una vez que se marchó y a pesar de estar solito y no tener claro del todo si esperarla hasta las tantas o desahogarme por mí cuenta, me dispuse a leer la historia. Cogí una cerveza y encendiendo el portátil de Sandra me senté en el sofá. Estaba sentado en el sofá, el mismo sofá que ella había usado para hacerse aquella rica paja a la salud de alguien que yo no conocía, pero que en breve me iba a enterar.

Una vez que el ordenador terminó de cargar, arduo trabajo ya que fallaba más que una escopeta de caña, me fui a su Messenger y comencé a buscar las últimas conversaciones. Ella sabía de antemano que lo que iba a ver me iba a gustar. Sólo leer el Nick del “ciber amante” de Sandra de la pasada tarde, me hizo ponerme cachondo.

Era un antiguo conocido. “Hulk” era su Nick. En ese momento tuve claro cómo desahogarme, enseguida supe que la paja que me iba a cascar leyendo aquel texto iba a ser la hostia.

Ya he hablado de él, pero por si alguien de mente frágil lee esto, lo repito y aprovecho para dar algunos detalles más para los que le conocen a medias.

Pablo, “Hulk”, cómo él se hacía llamar, era un chico que conocimos hace varios años a través del Messenger. Fue una época en la que casi todas las tardes nos buscábamos una ciber novia o un ciber novio para hacernos unas pajas o calentarnos para irnos a la cama a follar. A Sandra, desde el primer día que conocimos a Pablo, le hizo tilín. Ella no lo quería confesar, pero siempre lo supe.

La primera vez que coincidimos con él en la pantalla fue un veintiocho de febrero, día festivo para nosotros pero no para “Hulk”, ya que él vivía en un pueblo cercano a Madrid. Sandra, aprovechando la fiesta y sacando la zorra que llevaba dentro, hizo que Pablo se corriera dos veces ante la cámara y se acostase a las cuatro de la mañana. A partir de aquella tarde y a pesar de la putada, nos hicimos muy amigos los tres.

Aunque siempre lo hacíamos juntos, alguna vez que otra, cosa poco común, Sandra estuvo “charlando” con él a solas. Lo sé porque luego me lo contaba para ponerme los dientes bien largos. Aquel mamón la ponía muy caliente, su coño se humedecía con sólo verle en la pantalla del ordenador e incluso, aunque le costaba trabajo admitirlo, en la cama le pregunté más de una vez si le gustaría follárselo a lo que ella nunca me dijo que no, pero notaba que se ponía más cachonda aún pensando en cómo disfrutaría con mi polla en su coño y la de Pablo en su boca. Cabe decir que Pablo tenía un muy buen rabo, era una polla larga y finita como ella las prefiere.

A mi mujer le gustaba quedar con él por las noches después de cenar y no sé como lo hacía aquel cabrón, pero en menos de diez minutos después que empezara la conversación, Sandra ya estaba desnuda y con un par de dedos metidos en su coño. ¡Todo un logro para cualquiera en aquellos tiempos en los que Sandra aún era una mujer bastante estrecha!

Durante ese tiempo aquel mamón consiguió que hiciésemos con él prácticamente de todo a través de la cámara. Sandra se masturbó para él, chupó mi polla delante de él, se metió consoladores dentro de su coño, especialmente el negro que tenemos que hacía poner nervioso a Pablo (el mismo que usó en la bañera la pasada semana). Incluso un día, Sandra llegó a meterse en el coño un botellín de cerveza y luego dármelo a chupar a mí, logrando el consiguiente calentón de Pablo. Una de las últimas veces nos pidió que follásemos delante de él a través de la cámara y que le regalásemos una especie de polvo televisado para él cómo único espectador. No nos importó, es más, Sandra se puso tan cachonda que puedo decir que el follado aquella noche, fui yo. Pero no os lo imaginéis, os lo cuento.

Mientras yo permanecía sentado en la silla del ordenador, en la pantalla podía ver como mi mujer me trincaba el nardo y apartándose el tanga hacia un lado se clavaba mi estaca como si fuese un cuchillo caliente en la mantequilla. Mientras tanto, nuestro mirón personal se pajeaba el cipote a la par que iba diciéndole a Sandra cómo debía follarme. Recuerdo incluso que Sandra, sentada sobre mi polla mirando a la pantalla y hablando con él a través del micro, se frotaba el clítoris con los dedos a una velocidad de vértigo diciéndole que le encantaría tenerlo a él para follárselo. Hasta llegó a chuparle el rabo a través de la pantalla. Tras un rato de estupenda follada y grandes saltos sobre mi polla, no pude aguantar más y me corrí dentro de ella a la par que ella también se corría dando gemidos. Pablo al ver cómo nos lo estábamos pasando también comenzó a correrse llenándose todo el pecho y la mesa de su espesa leche mientras que Sandra chupaba, al pie de la letra, la pantalla haciendo creer a su ciber amante que chupaba la leche de este. Aquella noche puedo jurar que fue espectacular.

Luego con el tiempo nos dijo que se casaba y que iba a dejar de vernos porque a su pareja no le gustaban estas cosas y además todo esto para él era un secreto y no quería que su futura mujer se enterara de sus correrías nocturnas por el Messenger. La última vez fue ya hace más de cuatro años y en bastantes ocasiones nos hemos acordado de él e incluso alguna vez lo hemos utilizado en nuestros polvos recordando aquellas noches. Luego lo hemos intentado varias veces con otros chicos, pero nunca fue igual. ¡Quizás algún día volvamos a encontrar a otro Pablo!, ¿quién sabe? Yo creo que ella no ha perdido aún las esperanzas de volver a quedar una noche más con él.

Y ahora, el que quiera saber más, que se lea el capítulo cuatro. Así que vamos a lo que vamos, ¡a mi historia!

Mi cabeza, durante diez o quince minutos estuvo dando vueltas a gran velocidad queriendo recordarlo todo en un breve espacio de tiempo. Tras mucho pensar, a mi cabeza vino un recuerdo muy agradable, tenía a Sandra grabada en video de una de las veces que ella se lo folló a través del Messenger. En cuanto terminase de leer, si aún no me había corrido con lo que leyese, me haría una paja de campeonato con aquellas imágenes.

Cómo me gustaba tanto grabarnos en video mientras follábamos o me masturbaba, pensé que aquel podía ser un buen momento para dejar constancia gráfica de lo que iba a hacer e incluso luego poder compartirlo con Sandra, así que antes de empezar preparé la cámara de video sobre el trípode mirando al sofá dónde me disponía a leer la historia.

Pero aún no estaba listo, me faltaba algo más, algo muy importante para calmar mi perversión.

Me levanté y me dirigí al cuarto de baño, abrí el bombo de la ropa sucia y busqué el tanga sucio que Sandra se había quitado aquella misma tarde. No era el rosa que llevaba el sábado, que era el que a mí me hubiese gustado, pero era uno negro de encajes precioso que dejaba ver una gran mancha blanca justo donde había estado cobijado su coño durante todo el día.

Lo cogí y lo primero que hice fue, raro en mí, llevármelo a la nariz para olerlo. Como Sandra no hacía más de una hora que se había duchado, la braga aun guardaba un fuerte olor, un olor penetrante y único. Ese olor que a mi tanto me gusta oler es una mezcla de olor dulce y amargo que me provoca una agradable excitación y unas erecciones inmensas.

Sé que me repito mucho en el tema de su olor, pero no puedo evitarlo, sólo pensar en él, me excita. ¡Lo siento! ¡Bueno, no!, ¡que cojones!, no lo siento, ¡me encanta! Su olor íntimo daría para escribir otro libro.

Preparé todo en un santiamén y una vez ya estaba listo, me volví a sentar en el sofá a empezar a leer lo que había pasado la otra tarde en ese mismo sofá mientras yo la veía a escondidas detrás de la cortina. Sólo conocía una parte, la ocular, ahora quería conocer el segundo y no menos intrigante capítulo, ¡el literal!

Y así comenzaba la ardiente conversación que aún conservo grabada en el historial de mi ordenador.

Dulce Pareja: ¡Guau!, cuánto tiempo sin saber nada de ti. Creí que te habría pasado algo.

DP: Desde que te casaste no te había vuelto a ver.

Hulk: ¡Hola, cielo!, es verdad ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez?

Hulk: He estado bastante liado con el trabajo, mi nueva casa… Ya sabes, todo lo que tiene que ver con este tema.

Hulk: Además, cómo ya te dije, mi chica no es muy aficionada a esto y aunque le comenté varias veces el probar, nunca ha querido.

DP: Con lo que te gustaba a ti pasar un buen ratito con nosotros.

Hulk: Hoy he aprovechado y me he conectado. Ella no está, va a estar durante el fin de semana con su familia en el pueblo.

Hulk: Así que aquí estoy. Solito y sin nada que hacer.

Hulk: Aunque bueno, ahora contigo mucho mejor. La compañía siempre se agradece, y si es la tuya, más todavía.

DP: Gracias por el cumplido.

DP: Siempre es un placer poder ver tu cara y lo que quieras enseñarme.

En ese momento me di cuenta de que Sandra seguía acordándose de los buenos ratos y buenas noches que Pablo le había dado.

Hulk: Muchas tardes me he consolado y alguna que otra pajilla ha caído viendo tus fotos. ¡Aún las conservo!

DP: Ahora me tienes aquí delante. Creo que soy mejor que una foto, ¿no?

Hulk: ¡Seguro! Además, muchas veces me acuerdo de ti, de tu corpiño rojo de lencería francesa y como no, de la botella de Cruzcampo.

Hulk: Cada vez que me tomo una cerveza, me acuerdo de ti.

DP: Yo también te he echado mucho de menos no creas. Desde que no nos vemos he cambiado los botellines por latas de Cruzcampo. A veces Leandro y yo hablamos sobre ti y recordamos aquellos buenos momentos.

Hulk: ¡Que miedo!, ¡latas!, je, je.

Hulk: Por cierto, ¿cómo está Leandro?

DP: Esta tarde estoy sola, Leandro ha tenido que salir a hacer unas cosas y no va a volver hasta la noche.

Hulk: Entonces, como otras veces, ¡estamos solos tú y yo!

DP: Además, hoy aún no he follado y tengo unas ganas locas de correrme.

Hulk: Sandra siempre tan lanzada. Sigues igual que siempre. ¡Me gusta!

DP: Tú ya sabes que es lo que me gusta, ¿lo harías por mí?

Hulk: Yo sé que te gustan muchas cosas. ¿Qué prefieres hoy?

DP: Hoy me gustaría volver a ver tu gran polla dura como una piedra y con el capullo llenito de leche. Quiero que me la enseñes y ver cómo te la meneas.

DP: Que sueltes toda la leche que durante todo este tiempo has tenido guardada para mí.

Hulk: ¡Gracias! La verdad, me excita cuando me dices que me masturbe, es como si me excitara obedecerte. Eres una rica ama que desea que su chico le obedezca.

Mientras seguía leyendo cogí las braguitas y lentamente las lleve a mi nariz. Aquella mezcla de deliciosos olores me hizo cerrar los ojos. ¡Qué rico era el olor de su dulce coñito!

¡Qué locura! Estaba leyendo como mi mujer lo pasaba bien con otro hombre mientras estaba totalmente excitado chupando las bragas sucias de ella ¡Que locura más rica, por dios!

DP: Me gusta cuando estás a mis órdenes. Eres muy obediente.

Hulk: Sí, pero no con todo el mundo. Sólo soy obediente con quién es capaz de hacerme ponerme cachondo y hacer lo mismo por mí.

DP: Y yo te hago sentir así, ¿verdad?

Pablo te está invitando a iniciar el envío de imágenes de la cámara Web. ¿Deseas Aceptar (Alt.+C) o Rechazar (Alt.+D) la invitación?

Hulk: Por supuesto que sí. Es como si tú fueras mi maestra, que tiene muchas cosas que enseñarme y yo fuese un alumno torpe al que le tienes que repetir muchas veces la lección, ¿no sé?, me excita el hecho de que me enseñes. No sé cómo expresarlo, pero me excitas y mucho.

Has aceptado la invitación para iniciar el envío de imágenes de la cámara Web

Hulk: Vaya por fin te veo de nuevo.

Hulk: Y por lo que veo sigues igual de guapísima.

DP: Tú tampoco has cambiado mucho.

Hulk: Eres muy guapa y la ropita que llevas también, además deja poco que hacer a mí pobre imaginación.

DP: Tío, que esto es la Costa y aquí hace mucho calor. Además, como estoy solita, pues me pongo lo más fresquita posible.

Hulk: El paso del tiempo no me hace olvidar lo que hemos hecho juntos otras veces. Es más parece que la última vez fue hace un par de noches.

DP: Ya me hubiese gustado que estuvieses aquí hace un par de noches. Me quedé a dos velas con un calentón de campeonato.

Hulk: ¿Por?

DP: Porque estuvimos de bares y Leandro me propuso un juego. Me dijo que calentara a un tío para saber hasta donde sería capaz de llegar el pavo.

DP: Aunque yo creo que más bien me puso a mí a prueba.

DP: El tío me metió mano en los muslos y me llegó a tocar el coño y todo. Y justo cuando me estaba empezando a poner cachonda con la mano de aquel tío entre mis piernas, llegó Leandro y nos cortó el juego.

DP: Y yo que estaba con un calentón de primera, cuando llegamos a casa va y se me queda dormido.

Hulk: ¿Leandro dormido?, ¿con lo que le gustaba follar?

Me sentí un poco decepcionado. Yo creía que ella no se iba a acordar de esto y menos contárselo a nadie, pero…

DP: No, y le gusta muchísimo follar, pero es que yo creo que bebió más de la cuenta.

Hulk: Y tú no te desahogaste con uno de tus juguetitos.

DP: ¡Sí!, pensando en las manos de aquel tío tocándome los muslos me hice una buena paja.

Hulk: Quien pudiese haber estado allí contigo. Seguro que yo no me hubiese quedado dormido.

Hulk: Por cierto, ¿te gusto el juego que te propuso Leandro?

DP: Puede ser. El caso es que la situación me pareció bastante morbosa. Qué una mujer recatada y pura como yo calentara de aquella forma a un hombre cualquiera de la calle, pues sí, me gustó.

Yo estaba ya como una moto. La lectura, el olor de sus bragas, el imaginarme las manos de Alex tocando sus piernas el otro día, verla hablando de esta manera con Pablo, me tenían la polla a punto de reventar. Necesitaba caminar un poco por la casa para poder calmarme, así que me levanté, me quité el pantalón corto y totalmente desnudo, me puse a pasear por la casa intentando enfriarme un poco. Pero al andar, mis huevos colgantes y llenos de caliente leche se rozaban con el interior de mis muslos consiguiendo que me pusiese aún más cachondo. Con la idea clara de desahogarme cuanto antes, me acerqué al dormitorio y de entre mis juguetitos cogí un tubo de lubricante. Tras cogerlo, me pillé otra cerveza, encendí un cigarrito y con la polla molestándome para mirar, intenté seguir leyendo.

Hulk: ¡Joder, Sandra!, acabamos de empezar a hablar y ya me estoy poniendo burro. Además que ver tus piernas por la cámara está haciendo que mi polla se encuentre apretada en los bóxers.

DP: ¡Mmm…! Como me gusta saberlo.

DP: ¡Desnúdate y ponte cómodo!

Hulk: Ahora mismo. ¡Ufff…!. Sandra, me estás poniendo a cien cosa seria. Ya estoy desnudo.

DP: ¡Que pedazo de polla!, es justo cómo la recordaba.

DP: Acaríciate todo el cuerpo pero el rabo, no. Ya verás cómo te crece aún más.

DP: Ahora chúpate un dedo e imagina que estoy ahí contigo haciéndote una mamada. Quiero ver cómo te la chupo.

Hulk: ¡Vaya!, mi polla ha dado un salto al leer esto último.

DP: Mira como me toco las tetas, tengo los pezones duros. Como me gustaría que estuvieses aquí y pasaras tu lengua sobre ellos.

Hulk: ¡Como me gustaría chupártelas!

DP: ¡Pues anda que a mí ni te digo!

Hulk: Me encantaría correrme sobre tus tetas y luego con mi polla esparcir mí leche por tus pechos dejándotelas bien suavecitas. ¿Te gustaría?

DP: ¡Qué cosas más bonitas me dices, guapetón!

DP: Pues claro que me gustaría, pero ahora empieza a meneártela muy despacio. Aprieta con suavidad tus huevos y enséñamela entera. Quiero ver desde tu capullo hasta tus huevos. Déjame vértela, siempre me ha gustado el tamaño de tu polla.

Hulk: Cómo me gusta que me digas lo que debo hacer. ¿Vas a hacerlo hasta que me corra?

DP: Si es lo que deseas, para mi será un placer. Jamás me marcharía sin que antes te hayas corrido por lo menos, por lo menos, una vez.

DP: ¡O dos!, ¿quién sabe?

Hulk: Mmm… ¿Me lo prometes?

DP: ¡Te lo prometo, guapo!

Hulk: Quiero ver tu coño, quiero ver cómo te metes los dedos.

Hulk: Quítate las bragas y date media vuelta, quiero ver tu culo.

Si no recuerdo mal, en este momento fue cuando empecé a espiarla.

Ahora mi imaginación jugaba con lo que estaba leyendo uniéndolo a las imágenes que aún estaban frescas en mi cabeza. Sin poder aguantarme, cogí sus bragas y me las enrollé en la polla haciéndome un fuerte nudo que me produjo una mezcla de dolor y placer. Eso era justo lo que deseaba, ¡algo más fuerte!

DP: Primero ponte de pie y acerca tu polla a la cámara, quiero tenerla cerca. Todo esto me está mojando el coño una barbaridad.

Hulk: ¡Yo hago lo que tú me mandes, preciosa!

DP: ¿Me das un beso?

Hulk: ¿Un beso?, claro que sí, ¿dónde lo quieres?

DP: En mi carita, ¡je, je!, soy una putita muy decente.

El que ella misma se auto llamase putita me dejó sin sentido. A Sandra no le importaba, o eso creo, que se lo dijese, pero nunca se lo había llamado ella misma en ningún momento.

Hulk: ¡No! Eres una putita muy caliente que debes echarle unos polvos a Leandro que te cagas.

Hulk: Mira la pantalla, ¿ves cómo me has puesto la polla?

DP: ¡Sí!, ¡está durísima!

DP: ¿Tienes cámara de fotos a mano?

Hulk: Sí, ¿por qué?

DP: Quiero que te hagas una foto de esa tremenda polla que tienes y me la envíes ahora mismo. Si te das prisa, cuando llegue aun podré sentir el calor de tu polla en la foto.

Hulk: ¡Claro que sí, cielo!

Hulk: Dame un minuto y te la envío

DP: Date prisa que me enfrío y tú no quieres eso, ¿verdad?

Hulk: Claro que no, aunque no me sería difícil volver a calentarte.

Hulk: Ahí la tienes. Mírala, mira los efectos que tú tienes en mí. ¿Te gusta mi rabo?

Pablo envía DVC00544.JPG

Hulk: Te importa que tome fotos de la pantalla mientras te metes los dedos en tu coño y rozas el agujerito de tu culo

DP: Claro que no me importa, pero de la pantalla del ordenador saldrán fatal. Lo mejor será que te vengas y me las hagas aquí. Así te podré agradecer lo cachonda que me has puesto hoy y las otras veces.

Hulk: Hoy va a ser difícil, pero no pierdas nunca la esperanza.

Hulk: Cualquier día cambio mis viajes a países exóticos por conocer en persona a una chica tan exótica como tú.

Has recibido satisfactoriamente C:\Documents and Settings\Dulcepareja\Mis documentos\ mis archivos recibidos \DVC00544.JPG de Pablo

DP: ¡Vaya, es tremenda! Está durísima.

Como si hubiese tocado un resorte, automáticamente cerré el documento de texto y me fui a ver las imágenes recibidas. Allí estaba, la tenía guardada entre sus imágenes. Era una polla grande con el capullo rojo y duro. Pero lo que verdaderamente me puso caliente fue saber que ese tamaño de polla lo había conseguido Sandra solita usando sólo sus palabras. ¿Que sería capaz de hacer en persona con aquel chico? ¡No me lo quiero ni imaginar! ¡Bueno!, ¡a lo mejor sí!

DP: Seguro que si lo intentáramos entraría con mucha facilidad en mi coño.

DP: ¿Quieres verlo? Cuatro dedos de mi mano pueden tener el mismo grosor que tu polla ¿verdad? Me daré la vuelta para que veas como entra tu polla en mi coñito húmedo.

Hulk: ¿De verdad lo harás por mí?

Hulk: Sí, me gusta como entra, sigue no pares. Date más fuerte.

Hulk: Toca tu culo, quiero que te lo folles.

Hulk: ¡Qué culo y qué coño tienes, niña! Me la has puesto durísima. Menudo pajote me estoy haciendo viéndote.

Hulk: Imagínate que son mis dedos los que te están follando, imagínate cómo entran y salen de tu interior.

Hulk: Ahora date la vuelta, te quiero ver por delante.

Hulk: Así mi niña. Sigue tócate las tetas, pellízcatelas.

DP: Quiero que tú sigas tocándote la polla. No pares por favor.

DP: Estoy mojando el sofá. Estoy tan cachonda que mis líquidos están mojando mi culo.

Hulk: Enséñamelo, quiero ver cómo te lo acaricias. ¿Quieres que te folle también el culo con mis dedos?

Hulk: ¡Perfecto, guapa!, ese dedito está pidiendo a gritos tu saliva. Mójatelo, chúpalo con tus labios.

DP: Mira como saco el dedo de mi culo y chupo su sabor. Sabe a hembra, a mujer caliente loca por comerse una gran polla. ¡Tu polla!

Imaginar a Sandra, como la vi el otro día, con un dedo dentro de su culo, me ponía, si se podía en este momento, más cachondo aún.

Aquel calentón me hizo levantar mis piernas sobre la mesa y mientras leía seguí frotando mi polla. Con la mano libre cogí el bote de lubricante y me eché una buena cantidad sobre mi cipote. Con mis dos manos inicié un fregoteo en mi nabo y sobre mis huevos. Los tenía realmente suaves, como a Sandra le gustaban que estuvieran para tocármelos.

Seguí acariciando mis huevos y a la vez fui bajando mi mano hasta tocarme el agujero del culo, volví a coger el bote y me eché un poco más de crema en mi mano, la acerqué a mi culo y metí suavemente un dedo dentro. ¡Ahí perdí el control! Me metí el dedo, pero necesitaba más. No me corte un pelo y metí un segundo dedo en mi culo mientras mi mano pajeaba mi polla.

Si seguía así no iba a terminar de leer la conversación, ¡tenía que parar! Así que dejé de tocarme la polla y seguí jugueteando con mi culo. ¡Era realmente delicioso! Me hubiese encantado que Sandra estuviese allí para que ella fuese la que me follara con sus dedos. Pero no me importó, la cámara seguía grabándolo todo, quizás luego podríamos verlo juntos.

Hulk: Mmm…

Hulk: Que rica estás

Hulk: Ábrete bien de piernas, no quiero perderme ningún detalle. Quiero ver tu cueva. Sé que en ella caben perfectamente tus cuatro dedos.

Hulk: Así me gusta un dedo en tu culo y tu mano moviendo tu clítoris.

Hulk: Tu mano es mi mano. ¿Sientes cómo te toco? ¿Cómo meto mis dedos en tu coño?

Hulk: ¡Sí, más rápido! Fóllate más rápido.

Hulk: Como yo no puedo estar ahí, seguro que te gustaría que ahora mismo estuviese Leandro a tu lado. Seguro que te iba a dar con su polla en todo tu culo.

Hulk: Quiero que cuando folles te acuerdes de mi, de mi polla, de mis dedos, de cómo te he follado.

DP: Sí, cómo me gustaría, mmm…

¡Qué cabrona!, ¡si yo estaba allí!, ¿por qué no me pidió que me la follase? Lo dicho ¡que cabrona!

DP: Soy toda tuya, haz conmigo lo que desees.

Hulk: Siente mis dedos entrar y salir. Siente cómo mi polla roza la entrada de tu coño.

DP: Sigue, como sigas me voy a correr, ¡sigue!

Hulk: ¡Sí, sigue! Tu puño ya casi está dentro, empuja más fuerte.

Hulk: Quiero que luego o mañana cuando te folles a Leandro, pienses en mí. Digas mi nombre mientras te lo follas.

Hulk: Que te creas que soy yo quien te la está metiendo en tu caliente coño.

DP: ¡Sí, lo haré! Sé que a Leandro le va a encantar.

Hulk: Tócate el coño, si sigues así me voy a correr contigo. No pares, preciosa.

Hulk: ¡Guau!, que pedazo de corrida he tenido. Menuda paja me he hecho imaginándome que me corría en tu jugoso coño. ¡Felicidades, preciosa!

DP: ¡Gracias!

Hulk: Y tú te has corrido también, ¿no? Hacía mucho tiempo que no te corrías conmigo en el ordenador.

DP: Hoy estaba bastante caliente como ya te había dicho.

DP: Además, si no lo hago más veces es porque tú no quieres, ¡que lo sepas!

No podía continuar. Necesitaba algo más fuerte, mi polla ya era un gran charco de líquidos viscosos. Me levanté y de nuevo fui hacia el dormitorio. De uno de los cajones saqué dos consoladores, uno pequeño rosa y otro negro, este último, del que ya he hablado antes, era el que realmente le gustaba a Pablo para Sandra, como ya he comentado anteriormente.

En cuanto me volví a colocar en el sofá, unté el consolador rosa de lubricante y me lo empecé a pasar por el capullo. Aquellas vibraciones hacían que mi cuerpo se estremeciera de gusto. Lo acerqué a mis huevos y poco a poco fui bajándolo hasta mi culo, lo puse en mi entrada y comencé a empujarlo hacia dentro lentamente para no dañarme. Poco a poco lo metí hasta el fondo, ¡no cabía más!

Aquella sensación me gustaba de forma exagerada cómo para correrme como un loco, pero quería seguir leyendo, así que lo dejé dentro vibrando y me incorporé un poco para continuar. Al sentarme, aquella pequeña pollita vibratoria me hizo estremecer de gusto, si seguía así me iba a correr sin tan siquiera tocar mi polla.

La cámara comenzó a pitar justo en el peor momento, la cinta se estaba acabando. Me levanté de mala leche sin sacar el consolador de mi culo, busqué una segunda cinta y lo puse de nuevo a grabar sin pensar siquiera que ya habían pasado sesenta minutos pajeándome.

DP: Hablas de mi corrida, pero tu corrida ha sido como las antiguas.

DP: Me parece que tu chica no te da toda la guerra que tú necesitas.

Hulk: ¡Bueno!, follar follo, pero tú me excitas más. Ella es más clásica, se tumba y yo me la follo, contigo juego.

DP: Si yo te pillara te iba a descargar los huevos cada quince minutos.

DP: Tienes una polla para estar enganchada a ella todo el día. ¡Cómo me gusta tu polla, cabrito!

Hulk: Sandra, justo después de correrme me he hecho una foto, ¿quieres verla?

DP: ¡Sí, envíamela!

DP: ¿Por qué no la envías?

Hulk: Tranquila, que ya va.

Pablo envía Imagen DVC00545.jpg

Has recibido satisfactoriamente C:\Documents and Settings\Dulcepareja\Mis documentos\Mis archivos recibidos\Imagen DVC00545.jpg de Pablo.

Cómo la vez anterior, no pude esperar, cerré todo y me fui corriendo a las imágenes recibidas.  ¡Menuda polla llena de leche! ¡Cuánta leche! Cuanto le hubiese gustado a Sandra poder limpiarla con su lengua, le encanta el sabor del semen. Cuando me la chupa nunca me deja ni una sola gota en mi polla, no se la saca hasta dejarme el cipote totalmente limpio.

DP: Pues si que estabas caliente. Verlo por la pantalla es una cosa y ver esa cantidad de leche sobre tu polla es otra.

DP: Me daría para hacerme un batido y tomármelo luego cuando te vayas.

Con la mano derecha tenía agarrada mi polla haciéndome una paja y con la izquierda sujetaba el consolador.  Pero mi vicio me pedía más, así que soltando mi verga, con el tanga de Sandra me volví a hacer un nudo en la base de mi rabo apretando fuertemente mis huevos. Mi capullo en ese momento estaba rojo a punto de estallar, mis venas sobresalían del cuerpo de mi polla, podía tocarlas y notar que estaban bien llenas de sangre y la parte anterior de la polla bien llena de leche a la espera de salir de mi nabo.

DP: ¿esa corrida ha sido por mí, verdad?

Hulk: ¡Sí, preciosa!, ¡gracias a ti!

DP: ¡Gracias!

Hulk: No sabes cómo me has puesto. ¡Bueno!, la foto lo deja bien claro, ¿no?

DP: Me alegro mucho.

Hulk: Hacía tiempo que nadie me excitaba tanto. Y tú, también te has excitado, ¿no?

DP: Muchísimo. Además creo que imprimiré esta foto y me dejaré caer con ella sobre la cama y me volveré a tocar con mis dedos pensando que son tu polla.

Hulk: ¿Pensarás en mí mientras te tocas?

DP: Claro que sí. Es más, aunque no tenga la foto a mano, esa polla es difícil de olvidar, sólo con pensar en ella me entran ganas de tocarme.

Hulk: Si pudiera, cuanto me gustaría ver cómo te tocas mientras que me hago una paja y me corro sobre ti.

DP: ¡Mmm…!

Hulk: Además, con esas tetas le harás a Leandro unas cubanas impresionantes, ¿no?

DP: ¡No puedo negarlo!

Hulk: Menudas tetas tienes, Sandra. Seguro que te encanta que te coma los pezones. ¡Qué suerte tiene Leandro!

DP: Si estuvieses aquí, seguro que el mismo te las ofrecería para que te las comieses mientras que yo le chupo la polla.

Hulk: Sí, y yo le diría lo cabrón que es mientras muerdo tus pezones, ¿te gustaría?

DP: Sería un sueño.

Hulk: Pues más bien lo pasarías si de tus tetas paso a lamer tu coño para luego follarte hasta que no podamos más.

DP: Podrías hacer conmigo lo que quisieras.

Hulk: Eres el morbo hecho mujer

DP: Que piropo más bonito.

Leer que también se acordaban de mí me ponía cardíaco. Por lo menos no me dejaban a un lado mientras que los dos se lo pasaban de puta madre.

Mientras pensaba cómo Pablo le comía las tetas, me imaginaba que Sandra me estaba follando el culo con sus dedos a la par que ella, con el cipote negro, se follaba el coño a cuatro patas.

Mi imaginación, que no era moco de pavo, me obligó a subir el ritmo de la follada y mi culo comenzó a abrirse más si podía. Me saqué el vibrador y me lo volví a meter hasta el fondo, cada vez más rápido. Lo volví a sacar y me metí dos dedos, me acaricié el culo y unté más crema. Me volví a meter el consolador rosa pero mi agujero en ese momento ya era demasiado grande, necesitaba algo de mayor tamaño.

Casi sin perder la vista del ordenador y de forma instintiva, busqué sobre el sofá el vibrador negro. Para humedecerlo lo pasé por mi capullo que estaba totalmente mojado y duro. Sentir el gusto del consolador negro vibrando sobre mi polla a la vez que en mi culo seguía el otro dándome un placer inmenso era inexplicable.

Saqué el rosa y suavemente empecé a empujar la cabeza del negro hacia dentro. Este era bastante más grande y me dio un poco de miedo hacerme daño pero estaba tan caliente que no me importó, en pocos segundos estaba metido hasta el fondo y moviéndolo adentro de un lado a otro sin sacarlo, intentando que mi culo se habituara a su tamaño. ¡Qué gusto me estaba dando a la par que seguía leyendo el texto!

DP: Lo siento, pero debo irme ya, ¡guapo!, tengo que bajar al perro a pasear.

Hulk: Espera un minuto más. Con todo lo que me has contado me has vuelto a poner como una moto y ya me queda poco para correrme de nuevo.

Hulk: ¡Ayúdame, por favor!

DP: Claro que te ayudo, amorcito. El perro puede esperar un poco más.

DP: Prometí que no te dejaría hasta que estuvieses bien satisfecho y lo cumpliré. Sigue pajeándote cada vez más rápido y cuándo tú quieras, córrete sobre la mesa. Hazlo y dame de beber porque tengo sed.

Hulk: Si, te voy a regalar toda mi leche para ti, preciosa.

DP: No pares, sigue, ¡quiero tu leche!

DP: ¡No veas que corrida has tenido!

Hulk: ¡Cuánta leche, joder!

DP: ¿Cómo lo haces para correrte dos veces seguidas y con esa cantidad de leche, jodío?

Hulk: Pues no lo sé.

Hulk: Sólo sé que me he corrido como hacía mucho tiempo. He de reconocer que sólo tú eres capaz de sacar mi leche dos veces seguidas y en esta cantidad. ¡Eres única!

DP: ¡Mmm…!, qué rica debe saber.

Hulk: Toda para ti. Me gusta lo morbosa que eres y lo bien que has dirigido mi paja.

Hulk: Ahora sí que voy a dormir a gusto.

Hulk: Me voy a ir a la ducha, muchas gracias por la sonrisa que tengo en la cara. ¡Es por ti!

DP: ¿Nos volveremos a ver?

Hulk: ¿Quién sabe? ¡Un beso!

Así finalizó la conversación.

La conversación se había acabado y yo había aguantado todo el tiempo sin correrme, había estado casi dos horas leyendo el texto y tocando mi polla y mi culo. Fue uno de los calentones más grandes que había pasado en mi vida estando sólo.

Sin pensármelo dos veces y con mi polla más dura que una barra de hierro, apretada por las bragas de Sandra y el consolador en el culo vibrando a un ritmo desenfrenado, me levanté. Casi me caigo cuando me puse de pie, mis piernas temblaban. Me acerqué a mi ordenador y empecé a rebuscar entre mi colección privada de discos. Cómo tenía pensado desde principio, buscaba la grabación de cuando Sandra estuvo con él una noche y lo grabé todo.

El consolador no paraba de vibrar y me ponía nervioso no encontrar el disco, pero por suerte al fin lo encontré. Lo puse en el ordenador y comencé a verlo. Allí estaba ella con su precioso corsé rojo de lencería francesa. Su cara era de una chica viciosa que se disponía a comerse al chico que se le pusiese por delante. Miré el tiempo que duraba la grabación, veinte minutos. En ese momento decidí verla entera sin tocarme el rabo, sólo follándome el culo.

Me daba mucho placer oír la voz de Sandra, cómo se reía cuando él le decía algo, ver como levantaba sus piernas mientras que en su coño entraban sus dedos y siempre frente a la cámara dándole todo su placer a Pablo. Cuando hablaba conmigo, su voz era nerviosa, pero sus movimientos ante la cámara eran perfectos para darle la mejor vista a su “recién conocido amante”.

Al cabo de quince minutos de video no pude aguantar más, tuve que agarrar mi polla y empezar a moverla fuertemente, mi capullo ya no era rojo, era morado y me comenzaba a doler de gusto.

¡Por fin me corrí! Tuve una corrida inmensa, mi leche se derramaba sobre mis manos, había manchado toda mi barriga, mi ombligo se lleno de leche y el resto que corría sobre mi polla, manchaba las bragas de Sandra.

Ni me gusta ni me gustaba, pero el calentón de ese momento hizo que desatara las bragas de Sandra de mi polla, me limpiara con ellas todo el semen de mi cuerpo y me las llevara a la boca para limpiarlas. La suma del olor de Sandra aún en sus bragas, más la humedad de mí corrida hacían una mezcla irresistible. Me las metí casi enteras en la boca como si quisiera tenerla dentro de mí. ¡Aun hoy tengo aquellas negras braguitas guardadas sin lavar!, las guardo como un pequeño trofeo en mi colección privada.

Desde el principio hasta ahora habían pasado casi tres horas. Me levanté cómo buenamente pude con mis piernas temblorosas, apagué la cámara de video, recogí todos mis juguetes y me di una ducha para quitarme toda la pringue de mi corrida y del lubricante que aún seguía sobre mis huevos. Cuando salí de la ducha llamé por teléfono a Sandra para saber cuánto le quedaba. Me dijo que después de terminar el concierto se iban a quedar a cenar por allí y que llegarían un poco más tarde de lo previsto, que mejor la esperase en la cama.

Estuve toda la noche nervioso, pensando en Sandra y en todo lo que había escrito y hecho con aquel “joputa” de Pablo que tan bien la manejaba.

A eso de las once cené algo y me fui a la cama. Me costó dormirme ya que había echado mucho de menos a Sandra aquella tarde, pero no me importó, todo había quedado grabado en la cámara y podría compartirlo con ella en cualquier otro momento.

No sé a la hora que llegaría Sandra, sólo sé que cuando me levanté por la mañana ella estaba a mi lado, desnuda sobre la cama. Me acerqué a ella y le di un beso. Me preparé un café y me fui a la mesa de mi ordenador a revisar los bancos.