Sólo era con el jefe...

Una experiencia de trabajo muy placentero, tenía que atender a uno de mis clientes...

Y Sólo era con el jefe

A veces, cuando estás en el negocio de las ventas, suele suceder que determinados proyectos que te interesan mucho, son bastante importantes como para dejarlos ir, así fue que comenzó mi historia con el Lic. Rodríguez, quien siempre había sido muy coqueto y al que yo, para no echar a perder el proyecto, nunca le negué ni rechacé sus coqueteos.

Es una persona de unos 58 años, delgado, siempre muy arreglado, piel morena clara y muy seria por lo tanto, nunca quedó claro si habría o no habría algo, sin embargo él hace un par de meses aceptó asignarme el proyecto, por lo que no dudé en comenzar a trabajar lo más pronto que pude, y logré que el proyecto se completara antes de lo planeado.

Una semana antes de la reunión anual de la empresa donde labora el Lic. Rodríguez, fui invitada a la ciudad de Sonora, donde tendría que capacitar a las personas que a partir de allí se harían cargo del proyecto, para que él pudiera anunciar la liberación oficialmente en la reunión, que se celebra en un famoso hotel de esa ciudad.

Durante toda la semana que duró el curso, nunca tuve mayor contacto con el Lic. Rodríguez, más que el primer día durante los 10 minutos inaugurales, por lo que puede enfocarme a impartir el curso, verificar que todo estuviera correctamente instalado y sin fallas, de forma que pudiera estar tranquila de que todo estaba en orden y los clientes contentos.

A pesar de no tener contacto con el Lic., no me pasé esos días sola, pues tuve oportunidad de conocer personas agradables con las que salía a comer o a pasear un poco por la ciudad, en especial hice muy buena amistad con un chico del área de sistemas que me apoyo durante todo el proceso de instalación del sistema, así como con un chofer, que era el chico al que asignaron para que pasar por mi al hotel, me llevara hacia el sitio del curso y luego me regresara al terminar las actividades.

El último día del curso, durante los minutos de la clausura, apareció el Lic. Para pronunciar algunas palabras y dar por liberado el proyecto, diciendo algún pequeño discurso y dando por concluido el curso.

Fue precisamente en ese momento que el Lic. Rodríguez pidió a todos los asistentes que no faltaran a la cena anual de su empresa, que se llevaría a cabo en el hotel donde yo me hospedaba y me pidió que no faltara, pues anunciaría a todos que el proyecto comenzaba a operar formalmente.

Ese día el Lic., de forma muy amable se ofreció a llevarme pues de cualquier modo él iba hacia el hotel para supervisar que todo estuviera listo y en orden para la celebración de la noche, así que yo acepté, subimos a su auto y tomamos rumbo hacia el sitio.

Durante el camino, la comunicación fue mucho más relajada, y ya estando un tanto lejos de la empresa, comenzaron las bromas, las risas y sus acostumbrados coqueteos que yo pensé que él ya había olvidado.

Yo lo tome de buena forma, coqueteando un poco en respuesta a sus comentarios, obviamente traté de hacer que la falda se me levantara un poquito, ese día vestí con una falda tipo sastre, café, a la rodilla, de esas que por mucho que hagas, lo más que puede alzarse es a medio muslo, además de unos zapatos cafés, altos, cerrados del frente y abiertos de atrás, así como una blusa blanca de vestir, yo diría un vestuario formal, sin dejar de ser un poco coqueto.

Un poco antes de llegar él me insistió mucho en que no faltara a la reunión de ese día y me comento de forma muy remarcada que esas fiestas a veces terminaban tarde, por lo que él se pensaba hospedar esa noche para no tener que manejar de madrugada, a lo que yo le respondí que era muy buena idea, pues así estaría un poco más tranquilo y podría divertirse, él sólo sonrío, me miró fijamente y me comentó que eso esperaba. En ese momento me pareció comprender sus intenciones, así que sólo le sonreí y le respondí que yo también esperaba que fuera una velada muy divertida (mientras decía eso, muy sutilmente movía los dedos de mi mano como acariciando mi pierna) y llevé la conversación hacia otro tema.

Al momento de llegar al hotel, él volvió a tomar su aspecto serio y formal, y antes de que bajáramos del auto me comentó –bueno Lili, la espero más tarde, recuerde que en esta ciudad hace mucho calor, usted siempre es linda, pero le recomiendo que use ropa fresca-, y dicho eso, bajamos del auto y cada quién se dirigió a sus actividades.

Pasaba la tarde, yo entendí que debía ponerme algo lindo, sabía que pasaría la noche con el Lic., estaba un poco nerviosa y no puedo negarlo, un poco emocionada, a pesar de ser un hombre mayor no era una persona desagradable y parecía saber muy bien lo que hacía.

Para asistir a la cena, opté por utilizar un vestido de jardín, color blanco con un estampado de colores rosa y lila, que son mis colores favoritos, el vestido es corto y aunque no es pegado al cuerpo, creo que la tela resalta las partes que me agradan de mi cuerpo (entiéndase mi trasero).

Otra cosa que me gustó de ese vestido fue que estando de pie no se ve demasiado corto, y solamente se sube al estar sentada, lo cual me pareció adecuado para no llamar demasiado la atención de las personas que no estuvieran cerca de mí, sobre todo después de notar la actitud tan reservada y seria que el Lic. Rodríguez mantenía en público.

Debajo del vestido, utilicé una micro tanga plateada, que en realidad era más bien puro hilo blanco con un pequeñísimo triángulo plateado en la parte frontal, pensando un poco en compensar el uso de un vestido holgado, y en darle una sorpresa positiva a quien en ese momento, era mi cliente consentido.

El juego quedó completado con unas zapatillas blancas altas, bastante altas, de tiras, que me parecieron adecuadas para el clima del lugar (habrá lectores que no me conozcan, soy una chica morena, de cabello largo, chino, no muy alta, 1.63, soy delgada, creo que mi mayor atractivo son mis piernas y sobre todo, mis pompas).

Al llegar al salón, me llevé la sorpresa de notar que era un sitio muy bonito, con una salida directa a un jardín y que estaba repleto de personas, me di cuenta de que la empresa es muy grande y prácticamente todo el hotel estaba ocupado por ellos, había muchas chicas guapas y se percibía un buen ambiente, aunque como es de esperarse en esas reuniones, había grupos, y muchos chicos que buscaban mirar y cazar a todas las chicas que rondaban el lugar.

De pronto noté que el Lic. Rodríguez me llamaba a su mesa, estaba bien arreglado, incluso lo sentí atractivo, me acerqué con una sonrisa y saludé a las personas alrededor, él me presentó al contador y a varios asistentes de diversas áreas, yo los saludé, me senté en la mesa y comencé a disfrutar la celebración.

Todos estaban tomando, yo no suelo tomar pero ese día pedí una margarita, y cada vez fui disfrutando más del ambiente de la mesa, eran todos personas muy divertidas y con excepción de las miradas que sentía del contador, que además por cuestiones de acomodo de la mesa, él era quien mejor visión tenía de mis piernas, pareciera que todo estaba normal y no pasaba nada, incluso llegué a pensar que todo eran figuraciones mías y que no pasaría nada esa noche, incluso había tenido tiempo para platicar muy a gusto con el contador y con otro chico que estaba allí, me la estaba pasando realmente bien, sin embargo, después de la cena, la hora de los discursos, algunos premios y menciones, y de estar platicando amenamente en la mesa como otra media hora (yo había tomado ya mi límite de margaritas, nunca tomo más de 4), recibí un mensaje de texto en mi celular, que me decía “yo me retiro ya, he pasado una noche muy agradable a tu lado, me gustaría agradecerte en persona, hab. 218” y cuando lo leí, noté que el Lic. me miraba fijamente con una sonrisa y unos minutos después de eso, él se levanto, se despidió de todos los presentes y se fue a su habitación.

Yo esperé como 20 minutos, mismos que el contador y compañía habían aprovechado para rodearme, hacerme plática y hacer el tiempo muy ameno, y les comenté que tenía que ir al baño, así que salí del salón y me dirigí a la habitación 218, un tanto nerviosa, un tanto emocionada, toqué la puerta y unos segundos después abrió el Lic. Rodríguez, quien me invitó a pasar y cerró la puerta.

–        Creí que ya no llegabas

–        Preferí esperar un poco, pero ya estoy aquí

–        Muchas gracias por venir

Y mientras decía eso sus manos en mi cintura me acercaban a él, pronto ya me estaba abrazando, besando el cuello y tocando todos los sitios de mi cuerpo, que comenzaba a responder muy bien, comencé a sentirme cada vez más excitada, cada vez más mojada, cada vez más deseosa.

Lo llevé hacia la cama, y él seguía acariciando y besando mi cuerpo, me quitó el vestido, y noté que la tanga tuvo efecto, la miró y sonrió –muy linda tanga, veamos qué hay detrás…- y mientras decía eso, tomo la tanga con una mano y la hizo a un lado, dejando mi vagina expuesta, ya mojada, y comenzó a acariciarla, y a meter uno de sus dedos, cada vez más profundo, cada vez más rápido, con eso logró encenderme mucho más, por lo que yo le desabroché el pantalón, y saqué su pene, que estaba ya como a un 60% excitado, y comencé a masturbarlo, poco a poco, hasta tenerlo en mi mano totalmente duro, preparado, así que saqué un condón, se lo coloqué y me arrodillé, para hacerle un oral, comencé poco a poco, besando su glande, luego sus testículos, para posteriormente ir metiendo ese pene duro lentamente en mi boca, hasta llegar a un punto donde podía entrar y salir, primero despacio, luego más y más rápido, acompañando de pronto con la lengua, que chupaba como paleta, para regresar al punto de absorber, chupar, masturbar, y cunado estaba tomando velocidad, él me levantó, y comenzó a acariciarme como loco, noté que estaba muy excitado, estábamos los dos de pié, frente a frente, lo sentía bastante duro, y fue cuando él me giró y me puso contra la pared, mientras, sentí como acerco su cuerpo a mi espalda y su pene a mis nalgas, sus manos en mis bubis, que me recorrieron poco a poco hasta que llegaron a mis nalgas, las apretaron con fuerza y luego las abrieron (eso me excita mucho) de pronto sentí una cabeza dura en mi entrada y sentí cómo se metió toda de golpe, él comenzó a hacerlo muy fuerte, muy rápido, y eso comenzó a encantarme, yo estaba muy caliente, deseaba mucho terminar, tener un buen orgasmo, sin embargo, muy poco tiempo después, noté que él estaba a punto de terminar, y así lo hizo, terminó con calma, y posteriormente se retiró y se relajó sentándose en la cama, mientras me quedaba yo allí, parada frente a él, caliente, deseosa y mojada.

Me senté junto a él, en todo amable y cariñoso, platicando un poco mientras él descansaba un poco, y después de un par de minutos me comento que muchas gracias, que estaba muy deseoso de mi y que lo había complacido mucho, que él iba a dormir y que si prefería, podía ir a descansar a mi habitación (lo cual me molestó, pero agradecí, pues no tenía sentido quedarme allí si no iba a suceder nada más), así que me vestí, me arreglé un poco y despedí con una sonrisa, un pequeño beso y salí de la habitación.

Pude irme a dormir, pero de camino a mi habitación en uno de los pasillos, me encontré con el chico de sistemas y el chofer, que al verme no dudaron en invitarme a regresar a la fiesta, lo dudé un poco pero accedí y regresé con ellos.

Al regresar hacia el salón notamos que ya estaba un tanto vacío y los pocos asistentes que quedaban, habían salido a las bancas del jardín, donde estaban tomando y platicando en grupos más pequeños, así que nos dirigimos al jardín y al llegar, noté que en uno de esos grupos se encontraba el contador, quien al verme de inmediato levantó la mano y nos invitó a acercarnos, y así terminamos sentados en un solo grupo el contador (un hombre de unos 45 años, aproximadamente 1.70, un tanto robusto, cabello un poco canoso), el chofer (un chico alto, aprox. 180, moreno, de muy buena forma y de aprox. 30 años) y el chico de sistemas (un chico delgado, aprox. 1.65, como de 23 años, piel blanca, guapo), además de otros tres chicos desconocidos.

Yo continué tomando algunas margaritas, sinceramente perdí la cuenta, pero es bien sabido que eso no debe hacerse cuando una esta entre tanto chico listo, sin embargo el ambiente, la noche, la diversión, estaban de lo lindo, tanto que incluso olvidé (un tanto por el mareo, un tanto por querer) de cuidar mi vestido y cuando me di cuenta, ya tenia rato dándole show a más de tres que me habían podido mirar las piernas y por supuesto, la micro tanga y todo lo que habrán querido, y entonces noté el morbo en sus miradas, y los comentarios que cada vez eran más subidos de tono, los temas de sexo, los chistes en doble sentido, incluso cínicos y que me hacían divertir de lo lindo.

No recuerdo muy bien en qué momento se fueron los otros tres, pero si recuerdo que nos movimos a unas bancas, donde estábamos platicando cómodamente, sin embargo ya sólo estaba con el contador, el chofer y el de sistemas, ya era tarde por lo que de pronto nos notificaron “muy amablemente” que el bar había cerrado y nos pidieron “de la manera más atenta” que en unos minutos desalojáramos, pues iban a limpiar y no se podía permanecer en ese sitio.

Después de un pequeño ataque de rebeldía, los chicos (contador y sistemas) salieron del hotel a una tienda de 24hrs, para comprar algunas bebidas, mientras el chofer y yo esperábamos platicando en el jardín.

Mientras esperábamos, pasamos a la habitación del chofer, pues era la que quedaba más cerca y con acceso directo desde el jardín, yo aproveché para pasar al baño, arreglarme un poco, y al salir noté que seguíamos solos, yo me acerqué a la ventana y mientras miraba hacia el jardín, sentí como el chofer se colocaba a mi espalda y me abrazaba, pegando su cuerpo al mío, mientras me acariciaba, primero la cintura pero poco a poco volviéndose más atrevido, explorando mi cuerpo, mis pechos, mis piernas, mi vagina, comenzando poco a poco a acariciar cada vez más debajo de la tanga, al tiempo que él me acariciaba yo me movía hacia atrás, para sentir más y más su cuerpo, y como cada vez iba creciendo y siendo más notorio su pene, debajo de su pantalón, entre mis pompas, en esos minutos yo estaba encantada, bastante excitada, él chico me gustaba desde los primeros días, y a juzgar por lo que sentía debajo de su pantalón, estaba bastante listo para darme placer a mi gusto, así que cerré los ojos y me dejé acariciar a gusto y con calma, en ese momento olvidé incluso a los amigos (en el fondo suponía que se habían puesto de acuerdo y que ellos no regresarían, para dejarme sola con el chofer), sin embargo, en el momento en que el chofer me giró para quedar de frente a mi y comenzó a besar mi cuello, se escuchó que tocaban la puerta, aunque no esperaron pues la puerta no tenía seguro, así que de pronto observé cómo entraban los dos chicos que habían ido a la tienda, apenas me dio tiempo de acomodarme la falda mientras ellos reían y nos hacían bromas al habernos encontrado en esa situación, hasta que poco a poco se relajaron las cosas, y todos retomamos el sentido del humor y nos acomodamos todos alrededor de una pequeña mesa para platicar un poco mientras ellos destapaban las cervezas que compraron.

El ambiente se puso muy divertido nuevamente, comenzamos a platicar, yo con mis “descuidos” creo que ahora si más involuntarios que planeados, risas, hasta que uno de ellos sacó su computadora con música y entonces comenzamos a bailar un poco, claro, el ambiente iba subiendo de tono, mientras baliábamos, los otros dos bromaban sobre que querían mirar debajo de mi falda, mientras el chico de turno con el que bailaba trataba de hacerme dar vueltas o que diera pasos con los cuales fuera más visible para ellos.

Fue en una de esas salidas a bailar, que al regresar a la mesa, el chofer me tomó por la cintura, guiándome para que me sentara en sus piernas, así que yo lo seguí y terminé sentada sobre él, mientras él primero me abrazaba, pero conforme platicábamos él iba cada vez acariciándome de formas más atrevidas, que los otros dos notaban, al menos eso podía yo notar a juzgar por sus miradas y sus caras de calentura.

Creo que el chofer hubiera seguido acariciándome frente a ellos, si no fuera porque el contador me invitó de nuevo a bailar, entonces las bromas de los otros ya eran más directas e insistían en que me quitara la falda, yo primero no hacía caso, pero de pronto sentí cómo el chofer se levantó de la mesa, se acercó hacia mi y comenzó a desabotonarme la falda –déjanos mirar, no seas mala- me dijo mientras me bajaba la falda hasta los tobillos.

Creo que al principio si sentí un poco de pena, que no me duró mucho pues de pronto ya estaba bailando con el contador tan normal como si estuviera bailando con ropa común y corriente, olvidándome que estaba expuesta en tanga, a sus miradas.

Cuando llegó el momento de regresar a la mesa, yo ya iba directa a las piernas del chofer, sin embargo el contador no me soltó la mano, llevándome hasta su silla y pidiéndome que me sentara con él un ratito, y así lo hice, unos minutos después estaba en sus piernas, ahora era él quien me acariciaba, me pasaba las manos libremente por las piernas, las caderas, las nalgas, y los pechos, era bastante excitante la situación, no sólo para mi, sino para ellos que no paraban de pedirme que bailara un poco más, claro que el contador se negaba a soltarme, así que después de un ratito al fin lo convencieron y me pidieron que bailara, esta vez yo sola frente a ellos.

Así fue que de pronto me descubrí bailando frente a los tres, quienes divertidos me iban indicando qué prendas quitarme, así como que me diera vuelta, que me agachara, que me levantara, que ahora bailara de frente, mientras yo obedecía de bastante buena gana y no puedo negar que bastante mojada ya por el momento, y por estar así, ya me había quitado todas las prendas, a excepción de la microtanga (que al parecer les encantó) y las zapatillas.

Como era de suponerse al momento de regresar a la mesa, ahora fue el chico de sistemas quien me llevó hacia sus piernas, mientras seguían la conversación ahora era él quien me manoseaba todo lo que podía, yo estaba más excitada, y creo que él pudo notarlo pues cada vez eran más contantes sus exploraciones en mi vagina (sobre la tanga) hasta que comenzó a meter la mano desde atrás, es decir, entre mis pompas, fue acomodándome hasta que pudo llegar a la altura de mi vagina, haciendo a un lado el hilo comenzó a meter un dedo, que obviamente se deslizó sin problemas, y que él movía de una forma que me pareció deliciosa, al grado que incluso de pronto yo me concentraba en el placer y cerraba los ojos, perdía el hilo de la plática y cuando los abría de nuevo notaba como me miraban los tres, muy excitados de notar lo que me estaban provocando. Yo como respuesta solo atinaba a sonreír en momentos y a pedirles que siguieran con su plática, mientras dejaba que mi mano se deslizara hacia el pene del chico de sistemas, quien se dejaba acariciar sobre el pantalón con gusto y en una erección que pude notar bastante apetecible!!

Fue cuando el chofer me pidió que bailáramos nuevamente, así que me tomo de la mano y mientras comenzábamos a bailar aprovechó para abrazarme y comenzar a acariciar todo mi cuerpo, y a besar mi cuello y bubis, realmente ya no estábamos bailando y yo sentía como crecía un bulto en él cada vez más y más, en eso estaba concentrada cuando sentí como el contador pegaba su cuerpo a mi espalda, y comenzaba a acariciarme, ¡me estaban haciendo un pequeño sándwich! Esa situación me tenía mega excitada, deseando que ya alguno se animara, y mientras estaban en esto, sentí cómo el contador ya estaba más que listo, de reojo pude ver cómo se estaba preparando, bajaba su cierre, se acomodaba, sacaba su pene grueso y al parecer muy erecto, se colocaba un condón, mientras sus manos en mis nalgas, separándolas, abriéndolas, alzándolas, acomodándome para que quedara todo listo y al final, penetrarme hasta el fondo de un solo golpe, que más que un gemido me hizo dar un grito, despertar unas y otras oleadas de placer, mientras él bombeaba a un ritmo que no era veloz, pero firme y constante, para hacerme sentir bien, completa llena, y abrazada, o colgada el cuello del chofer, que no dejaba de acariciarme, ni yo a él, de acariciar su pene, primero sobre el pantalón, después, bajándole el pantalón y liberándolo, para sentirlo grande y duro en mi mano, masturbándolo, mientras el contador mantenía su paso, constante ahora más firme en sus embestidas, me tenía realmente encendida

Fue el momento en que el contador se retiró, imagino para hacer una pequeña pausa, el chofer se estaba colocando su condón, y yo sólo me giré, para quedar ahora en los brazos del contador, y sentir esta vez las manos del chofer en mis nalgas, repitiendo la misma operación, separar, abrir, levantar, acomodar y meter, esta vez despacio, poco a poco, como para que sintiera cómo iba entrando todo aquello en mi, mientras el contador era ahora el que me manoseaba y me hablaba al odio -¿te está gustando verdad? ¿ya estabas deseando esto desde hace rato verdad? ¿te gusta mamita? ¿te llena?- yo solo asentía, con los ojos entre cerrados, abrazada del contador, pues el chofer comenzaba cada vez más a incrementar la velocidad, yo sabía que pronto me llegaría un orgasmo y me solté, mientras el chofer aumentaba la velocidad al máximo, llegándome un primer orgasmo intenso, riquísimo, que me había hecho desconectarme, y solo darme cuenta hasta el final, que me había hecho gritar de placer

Fue el primer orgasmo de la noche, muy rico, eso si, no era el único, ni el mejor, creo, pues fue entonces que me guiaron juntos hacia la cama, en la que el chofer se sentó, yo imaginé que me montaría en el o algo así, sin embargo, él me indicó que su intención era que le hiciera un oral, así que sí de pie como yo estaba, solamente me agaché y comencé a hacer lo que me pedía, poco a poco, iba buscando la forma en que le gustara más, chupando, succionando, sacándolo y metiéndolo de mi boca, metiéndolo lo más profundo posible y mientras, con mis manos trataba de acariciar sus testículos, la base de su pene, su cuerpo.

Mientras seguía yo trabajando en eso, concentrada y con la boca llena, sentí cómo se acomodaba detrás de mi, era el chico de sistemas, quien aprovechó mi posición para acariciarme las piernas y las nalgas, y obviamente, abrirlas y penetrarme, hasta esos momentos yo no había visto su pene, sin embargo se sentía fuerte, muy duro, y su cuerpo se sentía delgado, atractivo, él comenzó penetrándome despacio, pero pronto comenzó a hacerlo muy rápido y muy duro, por lo que pronto me tenía de nuevo a punto del orgasmo, me puso muy caliente sentirlo así, tan firme, tan fuerte, tan rápido, estaba gustándome tanto que en más de una ocasión dejé de lado mi labor con el chofer, que solo retomaba de cuando en cuando, cuando el chico de sistemas me daba algún respiro, fue un momento delicioso, que estuvo a punto de darme un orgasmo, si no es que fue interrumpido por el contador, quien le dijo algo de que fuera compartido o no recuerdo bien, pero el chiste es que el chico de sistemas se retiró para darle paso al contador, quién siguió haciendo la misma labor, en la misma posición, durante unos minutos.

Ese cambio me permitió regresar y prestarle de nuevo la atención debida al chofer, por lo que reanudé mi dedicación oral con ese pene, que hasta el momento me estaba encantando, y conforme lo chupaba iba creciendo el deseo, así que de pronto me levanté, me retiré del contador y estando el chofer sentado en el borde de la cama, me subí en sus piernas, de forma que quedamos frente a frente, yo montada en él, que me recibió con un abrazo y unos besos muy ricos en el cuello y en las bubis, mientras, yo iba acomodándome poco a poco, acercando mi entrada a la cabeza de su pene, y cuando por fin estuve lista, fui dejándome caer, hasta quedar al 100 penetrada nuevamente, y comenzar a moverme en pequeños círculos, muy despacio, dejando fluir la sensación por todo mi interior, hasta que se fuera convirtiendo en una sensación plena, hasta sentirme tan penetrada y tan mojada que estaba en el tope de la excitación, entonces él se recostó sobre la cama, acomodándose un poco, de forma que yo le seguí, montada sobre él, ahora agachada, y ofreciendo una vista completa de mis nalgas abiertas hacia el contador y el chico de sistemas, quienes aprovecharon primero para acariciarme todo el cuerpo mientras yo seguía en mis movimientos disfrutando al chofer, ellos me acariciaban las piernas, las bubis, la espalda, las nalgas, sentía 4 manos que corrían por todo mi cuerpo, más las del chofer, me sentía muy entregada, me tocaban por todos sitios, y una de esas manos (no sé de quién) no se separaba de mi trasero, en especial de mi anito, lo sobaba poco a poco, y cada vez iba insistiendo más en meter un dedo, primero solo un poco, pero luego más y más, hasta lograrlo meter todo, y sacarlo, y así jugar con mi anito, hasta que uno de ellos, el contador, se fue acercando y acomodando cada vez más, hasta quedar perfectamente alineado, y fue cuando entendí sus intenciones, pues acomodó su pene en mi anito, que estaba lubricado con su propia saliva y comenzó a empujar, poco a poco, no me fue fácil, sobre todo la entrada, hasta que sentí por fin su cabeza completa dentro de mi, y comencé a sentir una sensación muy intensa, llena por ambos lados, el dolor iba desapareciendo poco a poco, el chofer seguía moviéndose lento, pero delicioso, el contador después de esa pausa, iba empujando poco a poco pero sin parar, hasta que llegó el punto en que me di cuenta que lo tenía todo (o al menos gran parte) dentro, y comencé a sentirme llena con tal intensidad, me sentía adolorida, llena, entregada y caliente, muy caliente...

Creo que ellos notaron mi excitación, no sé si por mis gemidos, no sé si por mi rostro o algo más, pero el contador comenzó a moverse más y más rápido, y esos movimientos me daban una sensación de dolor placentero, una cosa tan deliciosa que me perdió de la realidad, me descubrí de pronto gritando como loca, después de tres orgasmos seguidos, pidiéndole que parara porque el dolor iba creciendo, creo que el escucharme así encantó sobre todo al contador, quien en lugar de parar aceleró todo lo que pudo, hasta que sentí cómo se detenía de golpe, tratando de llegar lo más profundo, y sentí sus contracciones, estaba terminando

Una vez que el contador se retiró, yo me separé del chofer, quien seguía erecto como en el primer momento, y me recosté en la cama boca arriba para descansar un poco, tratando de recuperar la respiración, sin embargo no me dieron mucho descanso, pues de inmediato se subió a la cama el chico de sistemas, quien hincado colocó mi pies en sus hombros, y cuando me tuvo en posición, me penetró lo más profundo que pudo, y comenzó a bombear, y conforme bombeaba, iba incrementando la fuerza y la velocidad, a la par que el chofer me acariciaba todo el cuerpo, me besaba y me observaba, imagino disfrutando verme derretida por el placer que me daba el chico de sistemas, quien ahora ya había tomado mis tobillos en cada una de sus manos, y me había abierto las piernas al máximo, llegó el momento en que sólo se escuchaba el golpe de los cuerpos, ese sonido que es el único que no calla cuando se hacen esos momentos de silencio, para después perderse entre los gemidos que van de menos a más, y que conforme crecen, excitan, hasta que se convierten en gritos, previos al orgasmo mutuo que disfrute mucho y que me permitió ahora si descansar, unos minutos con el chico de sistemas recostado sobre mi, reponiéndose.

Es realmente lo último que recuerdo antes de quedarme dormida, pues solo recuerdo en sueños como el chico de sistemas se despedía de sus compañeros y salía de la habitación.

Sé que me quedé dormida, sé que pasó algo de tiempo pues recuerdo ver como se apagaron las luces de la habitación, recuerdo que alguien me cubrió con el cobertor mientras me besaba la espalda aunque no recuerdo bien cuando por fin cerré los ojos ni cuando me quedé dormida, pero seguramente me quede profundamente dormida.

Imagino que ya no habría sabido nada de mi hasta el día siguiente, sin embargo, recuerdo que a mitad de la madrugada desperté, fue una muy leve sensación que conforme me iba despertando, iba creciendo, fue una cosa repentina por lo que en los primeros segundos no identifiqué claramente qué era esa sensación, sin embargo cuando reaccioné, esa sensación inundó de golpe a todo mi cuerpo, una combinación de placer y dolor me hizo apretar las sábanas con las manos y darme cuenta que estaba siendo penetrada, tenía un pene casi completo metido en mi anito, después comprobé que era el chofer, quien mientras yo dormía, estaba jugando con mi cuerpo y me había penetrado hasta despertarme.

Yo, recostada bocabajo, con el dolor que era bastante y la sensación de estar totalmente dominada, entregada, comencé a gemir, él se dio cuenta de que había despertado, pero creo que no le importó mucho, él siguió su tarea como supongo que ya tenía rato haciendo, yo mientras, trataba de relajar lo más que podía, aunque sentirme en esa situación me excitaba muchísimo, él se movía dentro de mi, despacio, en círculos, luego adentro y afuera, yo apretaba, mordía mi almohada, sentía mis piernas temblar en una sensación tan intensa que sentí volverme loca.

Imagino que hice bastante ruido con mis gemidos, o al menos el suficiente para despertar al contador, quien de pronto ya estaba junto a mi, comencé a sentir sus manos por mi cuerpo, y comencé a sentir cada vez más insistente su pene erecto en mi cara, mientras, el chofer seguía moviéndose, hasta que de pronto encontró un movimiento que era como en semicírculos, sin sacarlo, que comenzó a hacer sentir un placer muy grande, me excitó muchísimo, cuestión que benefició al contador, pues a final de cuentas levanté un poco mi cara y abrí la boca, mientras él metió, primero la cabeza, luego lo demás que pudo y yo comencé a esforzarme en chupar, succionar, sacarlo, meterlo, pasarle la lengua desde su base hasta la punta, a la vez que el chofer incrementaba el ritmo, cada vez más rápido, cada vez más rico, hasta que sentí cómo comenzaba a tener esas pequeñas contracciones, de las que van saliendo los pequeños chorritos, estaba terminando, sentí como trataba de meter lo más adentro que se pudiera, como queriendo que su semen me llegará lo más profundo posible dejándome con esa sensación, y retirándose de mi interior poco a poco, despacio, en la medida que iba disminuyendo la sensación y el dolor

Una vez que el chofer se retiró completamente, se recostó sobre la cama, descansando, y yo sentí en mi cabello la mano del contador, que seguía recostado en la cama y me estaba indicando que completara el trabajo que inicié, así que prácticamente en la misma posición, tome la base de su pene con mi mano derecha y comencé a masturbarlo, mientras, comencé a chupar nuevamente, como una paleta primero, luego más despacio, con más concentración, hasta que terminé teniendo nuevamente buena parte de él dentro de mi boca, nuevamente lista, succionando, mientras seguía con la mano, sacaba y metía ese pene de mi boca, le daba besos, lo chupaba, lo volvía a meter, hasta que sentí que él estaba muy excitado, presentí que estaba por terminar, y en una de las ocasiones que lo metí nuevamente en mi boca, él, con su mano, trato de detener mi cabeza en esa posición, por lo que comprendí, e incrementé la velocidad, hasta que pude sentir como salía su semen caliente, para quedarse en mi boca, me retiré un poco, cuidando de no derramarlo y cuando por fin me retiré totalmente, me lo pasé rápidamente, él estaba atento a esto y cuando por fin lo hice, lo que vi fue satisfacción en sus ojos, así que él se recostó para descansar igual que yo, creo que los tres nos quedamos dormidos, pues desperté nuevamente cuando ya eran aproximadamente las 7 de la mañana, ellos estaban aun dormidos junto a mi, en las posiciones en que se habían quedado, así que me levanté, fui al baño, me arreglé un poco, cuando salí, el contador se había pasado nuevamente a la otra cama de la habitación, supongo no tenían planes de levantarse temprano, (yo tampoco pero tenía que tomar un avión y no deseaba que se me hiciera tarde) así que salí de la habitación.

Ya en mi habitación solo recordaba todo lo sucedido, me daba risa, emoción, pena y un poco de la famosa “cruda moral” pero al fin estaba allí, bañada, arreglada, con mis cosas listas, ya preparada para desayunar y salir corriendo al aeropuerto, a seguir con mi vida