SOLO EN CASA 2,“trabajando”

En eso estábamos, cuando Fabián me dice: “Sabes que nunca había estado con otro tipo hasta ayer con tigo y que esta es la primera vez que le lamo el culo a alguien; ni a mi mujer se lo quise hacer nunca y ahora lo vengo a hacer con tigo” y continuó su labor lamatoria

SOLO EN CASA 2,“trabajando”

Al día siguiente de que iniciaran las reparaciones de la pared en la casa, llegó Fabián; hermoso el tipo este, llegó como ayer, con ropa como si fuera a ir a una cita.

Con un fuerte apretón de manos me saludo y lo invité a pasar.

Rápidamente se encontró a mi madre en el pasillo, hoy teníamos mala suerte y no habían salido a ningún lado.

Lo invité a pasar a mi habitación para que allí se cambiara su ropa y apoyado en el canto de la puerta lo admiré nuevamente como se desnudaba por completo y se colocaba su jean de trabajo y sus burritos (zapatos de trabajo).

Estos hombres bien masculinos, son una delicia a la retina del ojo.

Comenzó sus labores en el pulido de la pared, muy profesional; con todo el polvo y el ruido fue pasando la mañana y Yo detrás de él observándolo y deleitándome a cada agachón que daba y dejaba entre ver la ralla de su trasero.

Ese trasero que solo Yo había probado y sabía a ciencia cierta que estaba bien apretadito y calientito.

A media mañana mi madre me indicó que salía, que se iba a donde su hermana que vive cerca de la casa y que en el micro estaban las comidas de ambos, ella se quedaría allá para ayudarla en el ordenamiento de su habitación y luego a tomar el café por la tarde.

Uffff, que alivio el mío; podría tener un rato sabroso con Fabián.

A solo diez minutos después se marcho.

Fabián noto que ella salía y dejando todo de un lado se vino hacia mí y me dio un fuerte abrazo, sus manos bajaron de mi espalda hacia mi trasero y me lo apretó con furia.

Yo, por mi parte le tomé del cuello y le planté un suave y sabroso beso en esos labios carnosos y tiernos que se carga.

Tenía en el equipo de sonido, puesta música del recuerdo de los años 60 y 70 que Fabián me dijo le gustaba.

Su mano comenzó a entrar en mi calzoneta y luego por dentro de mi bóxer.

Pude sentir como buscaba mi rajadura y como palpaba los pelos que allí resguardan esa parte íntima y sensual como es mi pequeño ano.

Podía sentir como una corriente salía de mi trasero y subía por toda mi espalda a la altura de la columna y hacía explosión en mi cerebro.

Era una sensación riquísima la que sentía, allí mismo tiró de mi calzoneta tipo bombero hacia abajo y palpo con toda propiedad mi trasero, que no es grande; pero es sabroso al tacto y mucho más al probarlo.

Fabián se agachó y comenzó a mamarme la verga, metió su mano por debajo de mis huevos y buscó mi agujero y lo encontró con su dedo rastreador.

Luego me volteo y comenzó a comerme la cola, es sensacional.

Mi trasero era invadido completamente por su cara, su lengua hurgaba en mi orificio y mucho más adentro.

Sentí como se abría mi ano a las arremetidas de su lengua y como se cerraba al sentirse abandonado por esa lengua juguetona y libidinosa que tenía Fabián.

En eso estábamos, cuando Fabián me dice: “Sabes que nunca había estado con otro tipo hasta ayer con tigo y que esta es la primera vez que le lamo el culo a alguien; ni a mi mujer se lo quise hacer nunca y ahora lo vengo a hacer con tigo” y continuó su labor lamatoria.

Mi cabeza daba vueltas, las sensaciones eran tantas que me invadían por completo; me estaba llevando al cielo y me hacía caer de un solo, para volverme a levantar con todas las caricias que me propinaba.

Mientras me comía el trasero, su otra mano me masturbaba y luego apretaba mis huevos y los estiraba al máximo para luego soltármelos y volver a empezar.

De repente, se levanta y lanzando su pantalón hacia abajo; siento su aliento en mi nuca y la punta de su verga apuntando en mi trasero y su voz muy suavemente dice: “Te la puedo meter”.

Sí, fue toda mi respuesta.

Luego de besar mi nuca muy tiernamente, sentí como su enorme chalámpa estaba haciendo presión en mi entrada posterior y como mi ano se abría para abrazarla.

El esfínter se dilató de tal manera que se notaba el hambre de verga que Yo tenía en ese momento.

Yo suspiré y elevé un poco mi cuerpo, él me atrajo hacia él con sus manos en mi cadera y entró la mitad de un solo.

Ufff, pude sentir como era de gruesa y como estaba de profunda en mí.

Sentí como rozaba las paredes de mi intestino y como se movía dentro mío y como nuestros cuerpos se fueron calentando, sentía como su corazón latía en mi espalda al estar agitando toda esa sangre que llenaba su verga para darme placer y a él darle sensaciones nuevas en su nueva vida sexual.

Al fondo se escuchaba la canción: “la puerta de Alcalá”, me transportaba a esas calles de la vieja España e imaginaba que allí; en frente de todo el mundo Fabián me estaba poseyendo y muy dignamente me hacía gozar para que todo el que pasara nos viera gozar.

Su aliento fresco rebotaba en mi nuca y jalando mi cabeza con una de sus manos atrajo hacia atrás mi cabeza y el lóbulo de mi oreja entró en su boca y su aliento rebotaba y resoplaba en el causándome otra corriente deliciosa que bajaba a mi trasero y lo hacía sentir más sensible a la penetración que me estaba haciendo.

Me metía su pene de forma brusca, con fuerza y con el cuidado de hacerme sentir como rozaba todas y cada una de las paredes del intestino.

Era una sensación bien fuerte, Yo estaba de puntillas para poder bajar y ensartarme un poco más profundo en cada una de sus arremetidas.

Era sabroso estar así, después de un buen rato; podía sentir el sudor que corría por mi espalda y como desde su cuerpo caían gotas gruesas de sudor que se unía al mío.

Mi culo estaba empapado de sudor de ambos, era una sensación de que un río podía correr por mi espalda y lubricar su verga para que me penetrara más profundo aún.

Chap chap chop chap se escuchaba y su jadear en mi espalda, su frente se pegaba a mis hombros a ratos y luego sus labios me besaban allí donde su frente acababa de despegarse.

Mis manos se fueron a su trasero, quería que se fundiera en mí y sentirlo más profundo aún.

Era un polvo bien montado, me estaba penetrando de una forma que sabía no olvidaría nunca en mi vida.

Era un verdadero macho montándome, riquísimo ese ritmo de coger fuerte, lento, brusco y al mismo tiempo tierno y hermoso.

Pude sentir todo el largo de su sable y como arrastraba mis carnes hacia adentro, para después casi ser succionado por mi culo al intentar abandonarle.

En eso estábamos y le oigo decir: “meeee vengo oooo” y sentí el primer chorro caliente y fuerte rebotar contra mis paredes y como salía el glande de mis entrañas y comenzaba a disparar el resto de la corrida en mis nalgas y espalda.

Riquísimo la sensación de una fuente caliente golpeando la piel que hervía por el fuego que el mismo Fabián había alentado con tanto cogerme.

Apoyó la cabeza en mi espalda y resoplaba como toro en brama, ahora su paloma reposaba en mis nalgas y me abrazó, así me tuvo por unos instantes.

Se separó de mí y limpió su sudor con su mano y tomó mi camiseta para terminar de limpiar el sudor de todo su cuerpo, sus axilas y pelvis.

Se limpió la verga chorreante aún y luego me entregó la prenda, completamente llena de sudor y leche que limpió de mi trasero y espalda.

Era rico sentirlo cuidar de mí en esa forma.

En eso estábamos, cuando escuchamos abrirse la puerta de la calle; era mi madre que había vuelto.

Levantó su pantalón que estaba a la altura de sus tobillos y lo aseguro, Yo salí hacia mi cuarto a buscar otra camiseta y limpiarme un poco para que ella no sintiera el olor a sexo en mí.

En el baño, me moje la cara y cabeza con agua; recoloque desodorante y una camiseta nueva.

Al entrar le dije que esperaba que viniera hasta más tarde y me respondió que ya salía nuevamente, que harían una carne asada para cenar y posible se quedaba a dormir allá.

La despedí, me tomó de la camiseta y me dio un pequeño tirón de ella; me dio un beso de despedida en la mejilla y me volteó a ver un poco como curiosa.

Luego dijo un Adiós un poco fuerte para que Fabián le escuchara y este respondió igual.

Fabián, dejo lo estaba haciendo y me dijo: “estuvo cerca de que nos encontrara”.

Sip, fue todo lo que dije; me le acerque y le di un beso casto en los labios, “Un café??”.

Y la tarde fue suave y tranquila hasta que Fabián se tuvo que marchar, que rica “semana santa” he pasado pensé; mejor que haber ido a la piscina del club.

Los nombres de los involucrados han sido cambiados por razones obvias.

Los espero en la próxima lectura de estos relatos y también espero sus comentarios, tanto en el email como en TODORELATOS.

Un abrazo,

LUDAVAGI

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