Solo de paso
De una equivocación surge ...
Cuando me levante no me encontraba bien, parecía como si una manada de elefantes hubiera pasado por encima mío, y es que la noche la habia pasado fatal. Lo peor era que era miércoles que aun faltaban 3 dias para el fin de semana. ¿Podía ir peor? Pues si, nada mas llegar a la oficina uno de los compañeros me dijo que por la tarde habria una reunión con el jefe, aunque el motivo fuese preparar las proximas vacaciones de verano, lo cierto es que yo no tenia cuerpo para reuniones, pero como era por la tarde pensé que tal vez estaría mejor.
Pero las cosas aun tendrían que cambiar para peor, una hora antes de salir me llamo a su despacho el jefe.
- Jose Maria, tenemos un problema – dijo el jefe.
Solo me faltaba eso problemas.
- ¿Qué problema?
- El señor Baños quiere dar de baja su cuenta.
- ¿Por qué?
- No se le ha atendido bien.
Como se le iba a atender bien, si era un cliente directo suyo, y el estaba mas preocupado por el trasero de su secretaria.
- Bueno pues la semana que viene liberare mi agenda e iré a verlo - dije.
- Eso no puede ser, hoy mismo te vas para ya, y mañana por la mañana te reúnes con el en su oficina.
- Esta tarde hay la reunión ...
- La reunión será corta, iras en coche o en tren.
- No se, nunca he ido.
- En tren es mas barato y te deja delante del hotel que esta al lado de su oficina. Pili te sacara el billete de tren y te hace la reserva de hotel.
Sali y me fui hacia la mesa de Pili, la secretaria cañon.
- Pili... el jefe...
- Ya me lo ha dicho en media hora lo tienes todo listo.
Viendo moverse a Pili se explicaba porque el jefe estaba encoñado con ella. Pili tenia 25 años, era rubia, muy guapa, y un cuerpo envidiable, estomago plano y tetas prominentes, y un trasero... Si no fuese por lo que era, ya le habria tirado los tejos.
Me diriji a mi mesa. Encima tenia el expediente del señor Baños. Realmente era un buen cliente, lo estuve revisando. Termine por cansarme lo deje en un lado, me levante y volví a la mesa de Pili.
- Pili, me voy a casa hacer la maleta, esta tarde vendré a la reunión y desde aquí mismo me iré.
- Ok, cuando vengas te lo tendré preparado.
Sali disparado hacia mi piso, prepare la maleta de viajes cortos. Y volvi a la oficina en coche, antes me pare en un bar para comer algo. Fui el primero en llegar, espere en mi mesa a que llegara Pili, no tardo mucho, y traia con ella un sobre.
- En el sobre tienes la reserva y el billete.
- Ok.
Unos minutos después comenzaba la reunión. Debia ser corta, pero se alargo mas de la cuenta. Me fui directo a la mesa de Pili.
- Pili, que tren he de coger...
- Tienes que coger el tren que va hacia el norte, en la vía 6.
- ¿Tu has ido alguna vez?
- Bueno si un par de veces. No llega a tres horas de viaje, y si coges el ultimo es directo, solo tarda dos horas y media.
- Entonces me tengo que dar prisa.
- Tienes tiempo. Solo son la 8 y el ultimo sale sobre las 10 y media.
- Mejor ir pronto. Asi puedo cenar en la estación, antes de coger el tren.
El trayecto a la estación en coche era corto, calcule que sobre la 8 y media estaría allí, cenaria y despues cogería el tren. Pero como he dicho aquel dia lo tenia todo en contra, cerca de la estacion pille un atasco monumental. Lo que tenia que haber sido unos minutos se transformo en algo mas de dos horas, ademas tarde en encontrar sitio para aparcar, llegue justo a las 10 y media. En la via 6 habia un tren sin pensarlo lo cogi. Iba bastante rapido, supuse que era el que me habia dicho Pili, que no paraba en ninguna estación, lo que me mosqueo fue la poca gente que iba, solo una persona, pensé mejor, como muy tarde llegare al hotel a la una. Entonces recorde que no habia cenado, esperaba que hubiera algo abierto cuando llegara.
Llevábamos una hora y media de trayecto, cuando por los altavoces escuche, proxima estacion fin de trayecto, cuando el tren paro, en via muerta, estaba claro que aquel no era mi destino. Pase por debajo de un tunel y sali al anden principal, y alli estaba el jefe de vía, dando paso a un tren que paso sin parar. Me acerque y le pregunte por la estación.
- Creo que se ha equivocado, no es el primero, ese tren que ha visto pasar va directo alli, el que usted ha bajado finaliza aquí.
Por un momento me quede paralizado, bueno buscaria un lugar donde pasar la noche y por la mañana seguiria. La cantina de la estación aun estaba abierta, me acerque, habia dos hombres vestidos de ferroviarios en una mesa hablando con una mujer bastante exuberante. Y tras la barra un joven.
- Lo siento vamos a cerrar – dijo la mujer nada mas entrar.
- Bien, he tenido una equivocación...
En eso se levantaron los dos hombres de la mesa.
- Hasta mañana – dijo uno marchándose por la puerta.
El otro se quedo junto a la mujer, que como había escuchado debía llamarse Maruja
- Tu marido llegara... en el primer tren de la mañana de la capital. ¿No? – dijo el otro ferroviario, que disimuladamente le tocaba el culo a la mujer.
- Creo que si – le respondido la mujer – hasta mañana.
- Hasta mañana Maruja.
Se giro la mujer hacia mi.
- Decía ...
- Que me he equivocado de tren, y me han dicho que hasta mañana no hay otro. Me podria decir donde hay un sitio para pasar la noche.
- Aquí, ninguno, esto es un apeadero y almacén de trenes, debería ir al pueblo, esta a 2 km.
- ¡Mierda! Perdon. Hay alguna forma de ir ...
- Un autobús de linea, pero hace media hora que paso el ultimo.
- ¿Un taxi?
- Si hay un taxi.
- ¡Bien!
- Pero hay un problema – dijo con una sonrisa en la boca.
- ¿Cuál?
- Que el del taxista es mi marido, y como ha escuchado esta fuera.
- ¿Que pasa? Todo me va ha salir mal. Maldita sea.
Sonrió la mujer.
- Hay una tercera posibilidad...
- ¿Cuál?
- Se espera a que cierre y le llevo al pueblo.
- Por supuesto que me espero. Le ayudo...
La mujer se dirigió a la barra contorneando sus caderas. Fijándome bien debía tener no mas de 35 años. Si algo tenia a mis 30 años era un “ojo clínico” para las edades.
- Miguelito – dijo la mujer dirigiéndose al joven de la barra – deja lo que estas haciendo y vete, ya termino de recoger yo, no quiero que tu madre....
- Gracias tía... – el chaval salió tras la barra.
Unos segundos después escuchamos una moto alejarse. La mujer cerro las persianas.
- ¿Es su sobrino?
- Mas o menos el hijo de una prima, nos hecha una mano. ¿Has cenado? – pregunto.
- La verdad es que no.
- Cenaremos juntos, luego me ayudas y nos vamos. Me llamo...
No deje que dijera el nombre.
- Maruja...
Por un momento estuve a punto de decirle que se lo había escuchado al que le toco el culo.
- Se lo escuche decir a los que se han ido, yo me llamo Jose Maria.
- Siéntate José María, preparare algo para los dos.
- Gracias – la segui.
Poco despues trajo un par de platos, que llevaban una ensalada un par de huevos fritos y unos filetes a la plancha.
- No eres al primero que le pasa, siempre ha habido muchas quejas por ese motivo.
- Me lo imagino, a mi me ha pasado porque llegue a la estación con el tiempo justo y no mire el tablón de anuncios.
- Lo lógico es que anulasen el tren en el que has venido, siempre va vacio.
Seguimos hablando de los trenes sus cualidades y sus virtudes. Al terminar le ayude a recoger. Entro en la cocina, y poco despues salio vino hacia mi.
- He pensado que hay otra posibilidad mas sencilla que llevarte al pueblo.
Que otra posibilidad podia a haber, estaba tan cerca que podía sentir su respiración.
- Atrás tenemos una habitación, la usamos a veces. Si quieres podemos quedarnos.
Acerco su boca a la mia y nos besamos.
- Te refieres a tu y yo… - dije al separse nuestras bocas.
Sonrió y volvio a besarme.
- Ven coge tu maleta.
La segui, al lado de la barra había una puerta, que daba a un pasillo. Se paro delante de una puerta, yo mire a la puerta que estaba al final..
- Esa otra da al callejón trasero – dijo mientras abría la puerta - nadie nos molestara.
Entramos dentro.
- Esta es la habitación, tiene cuarto de baño con ducha y todo.
- Que bien.
Era una habitación amplia, con una cama grande, al fondo un gran ventanal, tenia las cortinas hechadas, se acerco al ventanal bajo las persianas y volvio a cerrar las cortinas.
- Necesitas ir al baño…
- Creo que si – dije.
Mientras estaba en el baño, la escuche salir de la habitacion. Cuando salí, ella volvía a entrar.
He ido a cerrar la puerta del bar. Ponte cómodo. Mientras yo me preparo... – dijo dirigiéndose al baño.
Mire alrededor, debia ponerme cómodo. Me desnude, como hacia calor saque de la maleta el pantalón corto del pijama, dejando sobre una silla cercana toda la ropa, incluso el slip, y me lo puse el pijama. Levante la sabana de la cama y me tumbe. Poco después salió Maruja del baño ¡Que visión! Llevaba puesto un camison negro corto trasparente, que dejaba ver sus hermosos pechos, y unas bragitas minusculas.
- Te gusta – dijo Maruja acercandose a la cama.
- Mucho.
- Seguro que te gusta mas si me lo quito.
Dicho y hecho, con un movimiento rapido se quito el camison. Poco le habia durado, si acaso para exhibirse. Se sentó en el borde de la cama. Su mano viajó por mi barriga, buscando la entrada del pijama, y la encontró, me cogio la polla la acaricio, esta que ya estaba bastante rigida, alcanzando su máximo esplendor.
- Dios que es lo que tienes, eso es un pollón – dijo sacando mi polla del pijama.
Sonrei, enorgullecido de que le gustara.
- Lo dicho un pollon.
Sus pechos eran una tentación, eran grandes, como sus pezones sonrosados, los aprete con los dedos comprobando su dureza, a ella se le escapo un pequeño gemido. Baje mi mano hacia abajo pasando por debajo del las minusculas braguitas, acariciando su vello pubico, llegando a su entrepierna, tocando con los dedos su clítoris. Su cuerpo se estiro, volvio a gemir esta vez mas fuerte. Se medio incorporo, dejo de tocarme la polla, para bajarme el pantalon del pijama, y seguidamente se quito las mini bragas. Se dejo caer sobre mi. Mi polla rozo su cuerpo.
- Mi coño esta deseando recibir tu polla – dijo jadeando.
Con un pequeño movimiento ella se tumbo en la cama, a mi lado, mi polla rozando su muslo, meti mi mano nuevamente en su entrepierna, mis dedos volvieron a acariciar su clitoris, seguidamente mis dedos entraron en su vagina, los gemidos aumentaron, se agarro a la almohada.
- Mete ese pollon. Lo quiero dentro.
Segui acariciando sus pechos y su entrepierna, de pronto su cuerpo se estremeció.
- Metela, estoy llegando...
No le dio tiempo a decir mas pues alcanzo un primer orgasmo. Entonces yo me situe sobre ella. Miraba mi polla colgando como hipnotizada.
- No es que sea muy larga pero es impresionantemente gorda.
Sonrei, me meti entre sus piernas, mi polla rozaba su clítoris y la entrada de su vagina.
- Con cuidado nunca he tenido algo tan grande dentro, me puedes dañar.
- No te procupes, tienes el coño bien lubricado.
Comence a metersela poco a poco.
- Uff, la siento dentro, siento que me llena por completo.
Con movimientos cortos y rapidos, haciendo que levantara las caderas para que la penetración fuera mas profunda y directa, no tardo en alcanzar el segundo orgasmo.
Me deje caer a su lado.
- A sido increible, nunca me habia sentido tan penetrada.
Se sento sobre mi, haciendo que nuevamente mi polla entrara en su vagina, en esta ocasión fue ella la que marco el ritmo, un ritmo lento. Yo con las manos en sus caderas, no dejaba que mi polla saliera, por el contrario hacia que entrara mas. Se dejo caer sobre mi.
- Estoy a punto de llegar nuevamente – me dijo al oido.
- Yo tambien – dije.
Sin dejar que se levantara, inicie unos movimientos pélvicos haciendo que se mantuviera la penetración. Estaba a punto de correrme.
- Ya, ya llego – dije.
- Sigue me queda poco tambien.
Unos segundo despues mi semen recorria el interior de su vagina y ella alcanzaba un tercer orgasmo. Durante un rato permanecimos unidos, abrazados hasta que mi polla comenzo a menguar. Entonces ella se dejo caer a mi lado, mirandome mientras yo permanecia boca arriba.
- Ha sido el mejor polvo de mi vida y te aseguro que han sido unos cuantos.
Me preguntaba no cuantas veces habia follado en aquella habitación sino con cuantos.
- Te preguntaras con cuantos.
Parecio leerme el pensamiento.
- El pueblo es pequeño, tiene pocas diversiones. A mis 33 años he salido muy pocas veces. Y si conocieras a mi marido, tengo que aprovechar las oportunidades que se me presentan. Como...
Se agacho, acercando su boca a mi polla, dándole pequeños besos y lametones, mientras seguía acariciándola.
- Yo soy una mujer muy ardiente.
Acerco un pezon a mi boca para que se lo chupase. Y yo lo hice gustosamente, con las caricias mi polla volvia ha estar lista.
- Ademas me gusta follar, y por lo que veo a tu amiga tambien.
Me deje caer sobre ella, hacindo que nuevamente se pusiera boca arriba, colocandome en su entrepierna, guiando con mi mano mi polla para que entrara nuevamente en su vagina, un empujon y estaba dentro. Cada embestida era un gemido de ella, hice que pusiera las piernas en mis hombros, lo que hizo que las penetraciones fueran mas profundas, no tardo mucho en alcanzar un nuevo orgasmo, pero no pare haciendo que el orgasmo se prolongase.
- Me vas a romper.
- Paro…
- Noooo, sigue, rompeme.
Esta vez no tarde mucho en correrme. Dejandome caer a su lado. Estaba exhausto no tarde en quedarme dormido.
Lo siguiente que escuche fueron unos golpes en la persiana y a alguien gritando...
- Maruja, despierta son las 7 y aun estas en la cama.
Maruja dio un bote de la cama.
- Mierda, mi marido, el cabron ha llegado antes de lo esperado.
Por un momento pareció preocupada, pero de pronto reacciono.
- Recoge tus cosas, sal al pasillo, vístete – me dijo.
Hice lo que me indico, me salí al pasillo y comencé a vestirme, ella fue al baño.
- Ya voy, deja que me adecente.
La vi salir del baño con un albornoz, blanco, entrecerro la puerta de la habitacion, la que daba al pasillo. Yo casi estaba vestido, escuche como habria la persiana.
- Has llegado pronto.
- Si cogi el primer tren para aca.
- Yo me he quedado dormida, ayer sin ti fue un día muy duro. Me iba a duchar.
- Ábreme la puerta del callejón.
- La llave esta en el bar, espera que vaya a por ella.
- Da lo mismo entrare por el bar.
Pensé que habría pasado de tener la llave de la puerta, nos habría pillado.
Vi como Maruja se dirigía hacia mi.
- ¿Qué hago, tu marido me vera?
- Realmente me importa poco, espera un momento – dijo Maruja escuchando como su marido se alejaba.
- Sal por esta puerta.
- ¡Tienes la llave!
- Pues si – dijo sonriendo, y guiñándome el ojo.
Cuando salí escuche como cerraba la puerta. Di la vuelta por el callejon y entre en la estación, vi como Maruja abría la persiana del bar dejando entrar al marido, fui a la taquilla y saque un billete para el primer tren que saliera para mi destino, resulto ser unos 10 minutos después.